OBSERVACIONES
A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BÁEZ
EN
TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE (VI-II)
Quien
no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no
osa pensar es un cobarde.
Sir
Francis Bacon (1561-1626).
Chaurero
n Eguerew
ELLA
NO ES EL. III
…Ese trayecto se parece bastante al que ha
padecido el insulismo mago,
adoptado en español como sinónimo de “campesino” y, menos piadosamente, de
“bruto”. Pero la torsión semántica se dilata si observamos su origen.
La
etimología primaria del término remite a la idea de “iluminar, encender
(se), alumbrar o prender (fuego, luz)”, circunstancia que desencadena la
“aparición” de todo aquello que, de otro modo, se mantendría oculto. Por
eso, en algunas hablas insulares es posible encontrar referencias al “Sol”,
caso de mag, magegh, maggWt
o maggWid, cuya morfología
expresa su participación en este concepto.” (Ignacio Reyes García, 2001)
Penetración católica en Chinech (Tenerife).
Antecedentes
Generalmente
las conquistas de unos pueblos por otros suelen ir precedidas de
penetraciones religiosas que actúan como puntas de lanza. En el caso de
Canarias, la punta de lanza estuvo en manos del catolicismo, esta confesión
religiosa puso sus miras en el archipiélago desde tiempos remotos. La santa
sede erigida en árbitro de los pueblos y secundada por las turbas fanáticas
cristianas europeas, decide esclavizar y expoliar las Islas Canarias. Para ello
comenzó regalando el país con la misma facilidad con que se concedía una
indulgencia, así el Papa Clemente VI concede la invasión y conquista del
archipiélago a Luís de
El
instaurador del “Reino de
A
partir de 1404, Benedixto XIII, por
la bula Apostolatus officium, elevó las operaciones militares de
conquista al rango de cruzada, pero esto no evitó que
las islas continuasen siendo asaltadas por los depredadores esclavistas.
La
diócesis del Rubicón se estableció en 1404, el primer convento minorista en
1414.
La
mayor parte de los maxos y bimbaches estaban supuestamente cristianizados hacía
1423 (en Lanzarote, fuerteventura y el Hierro) sometidos a la jurisdicción del
provincial de Castilla, quien debía confirmar a los vicarios después de ser
electos misioneros, El Pontífice Benedicto XIII da testimonio de ello por medio
de la bula Illius celestis agricole, 20 de noviembre de 1424.
El
más grave obstáculo con que tropezaba la catequización era la pervivencia de
la esclavitud del infiel, defendida por un grupo compacto de doctrinarios
(Egidio Romano y Enrique de Sousa a la cabeza) y combatida por una minoría de
penetrantes teólogos (Inocencio IV, Santo Tomás y Agustín de Ancona). La
curia pontificia va a adoptar en 1434 una postura intermedia que, para el
momento, supone un decidido progreso. (Rumeu
de Armas)
Chinech
Según
el Dr. Antonio Rumeu de Armas: En cuanto al núcleo misional de Tenerife,
radicado en el sur de la isla, más concretamente en Candelaria (Menceyato de Gúímar)
contó desde un principio con poderosos valedores que contribuyeron a dar al
mismo inusitado auge.
El
ministro general de la orden franciscana fray
Jaime de Zarzuela (elegido el 20 de mayo de 1458) acogió bajo su tutela
el eremitario de Tenerife, sometiéndolo a directa jurisdicción. El
principal actor de esta misión fue fray alfonso de Bolaños,
quién había conseguido catequizar buen número de guanches. Sabemos por
expresa declaración pontificia que el núcleo tinerfeño lo componían tres
misioneros, y hasta es dable identificar a otro de ellos, fray Masedo. Acaso
fuese el tercero fray Diego de Balmanua. De los tres hay constancia de que
vivieron entre los guanches y que predicaban en la lengua de éstos. (Bula
decet apostolicam sedem (1462).
Bullarium, tomo II, núm. 978, página 512).
El
segundo promotor del eremitario-casa de contratcion de Tenerife fue el obispo de
Rubicón Diego López de Illesca, a quien de sobra conocemos. Éste patrocinio
se extendió a fray Alfonso de Bolaños,
como cabeza visible del núcleo tinerfeño. Dicho prelado se erigió en defensor
del misionero contra las tropelías del vicario de Canarias fray Rodrigo de
Utrera, acudiendo con sus quejas, en 1461, ante la propia corte
pontificia. Conocemos estos incidentes por la bula Decet apostolican sedem,
1462, del Papa Pío II.
...Para
que los recursos económicos no faltasen, Pío II, por la bula Pastor bunus (7
de octube de 1462) concedió una amplia indulgencia en beneficio de los
cooperadores en las obras “misionales...” y fulmina de nuevo con la excomunión
contra los piratas que salteasen y vendiesen a los naturales si no les restituían
inmediatamente la libertad.
...Una
bula posterior del Papa Paulo II,
...En
1465 Diego García de Herrera, “señor” de las islas Canarias, se
quejase del comportamiento de Bolaños en carta que dirigió al Papa Paulo
II,...que según Herrera, fray Alonso de Bolaños abusaba de sus privilegios,
proponiendo sustituirle a fray Diego de Balmanua, misionero que conocía la
lengua de los isleños...
A
esta etapa tan intensa de la acción misional aluden con reiteración los
testigos de la famosa Información de Cabitos (1477). El propio “señor”
de las Canarias Digo García de Herrera confiesa, por la pluma de su procurador,
lo que sigue: “el obispo de las dichas islas ha estado en las dichas islas e
sus clérigos; e en la dicha isla de Tenerife han entrado azas veces frayles e
tienen su iglesia e hay en ella asaz gente bautizada”.
Es
posible que la iglesia a que hace referencia Diego García de Herrera fuese la
cueva de Achbibinico o de San Blas, que después fue la primera parroquia con
que contó el valle de Güímar. En varios documentos del protocolo del
escribano Sancho de Urtarte, se hace mención expresa de la parroquia de San
Blas.
En
el testamento otorgado por Luís Alonso, natural (guanche) de Tenerife, dispone
una manda “a la cofradía del Stmo. Sacramento de la iglesia parroquial de
San Blas, en el pueblo de Candelaria, media dobla para aumento de la cera,”.
Además dispone que, “por el vicario, frailes, y convento de Ntra. Sra. de
Candelaria, que sobre la tumba de su padre Pedro Alonso y la suya, se le diga
una misa cantada de cuerpo presente
y otra misa rezada de réquiem, ofrendado de una fanega de trigo, un carnero
y un cántaro de vino”. Sábado 18 de julio de 1579. Fol. 1.126 vº.
...Al
igual que Pío II, Sixto IV se apresuró a expedir la bula Pastoris aeterni,
29 de junio de 1472, fiel trasunto de las inquietudes misionales.
El
pontífice minorista se declara entusiasta y ardoroso campeón de la conversión
de los indígenas guanches y africanos, depositando toda su confianza en fray
Alfonso de Bolaños para el desempeño de tan importante misión. Con este
objeto erigía la nunciatura de Guinea, designando nuncio y comisario a
fray Alfonso de Bolaños. Quedaban bajo su inmediata dependencia espiritual la
isla de Tenerife, los territorios de África y Guinea y las islas del mar Océano.
Sixto
IV, haciendo caso omiso de la
soberanía portuguesa y de la jurisdicción espiritual de otorgada a la orden de
cristo por su predecesor Calixto III, (dicho pontífice había concedido
jurisdicción espiritual sobre el continente africano a dicha Orden por la bula Inter
Caetera, de 13 de mayo de 1456.)
Diosas
negras suplantadas por Vírgenes negras
Las
Vírgenes Negras podrían tener como prototipo iconológico a la Gran Diosa
Isis, y en Egipto precisamente la espina de la palmera era el emblema de Neith,
la Diosa Madre anterior a Isis que adoró Salomón en la forma de Astarté, la
Isis fenicia, como afirma el Libro de Los Reyes. Y Salomón es el autor
del esotérico Cantar de los Cantares, en la que la Reina de Saba como
Sulamita (tan alquimista ella) dice: “Morena soy, oh hijas de
Jerusalén, pero codiciable… No reparéis en que soy morena, porque me ha
robado el sol mi color”, texto recurrente para explicar el cromatismo de
las Vírgenes Negras y que estaba, por ejemplo, escrito en la cúpula de la
iglesia de la también morena Virgen de los Milagros, en Agreda. (Ángel Almazán de Gracia: 39-40)
La
primera de estas divinidades, sin duda, fue
Y el hombre adoró a
En
Efeso donde se inició como queda dicho el proceso de divinización de María
madre de Jesús la Diosa Artemisa se
adoraba también en su aspecto como Diosa negra, la Diosa Artemis protectora
de los partos y que se convirtiera, por asimilación, también en diosa tutelar
de las crías de todos los animales mamíferos y, muy especialmente, de los niños
de pecho.
El
cristianismo primitivo estaba ampliamente influenciado por el judaismo, por
tanto no construían ni adoraban imagines, por el contrario denunciaban esas
practicas de otras religiones especialmente de las romanas y griegas donde
desarrollaban su proselitismo los seguidores de Pablo de Tarso, esto fue así
durante mas de tres siglos. Una vez conseguida el reconocimiento o tolerancia
del cristianismo por parte del imperio romano a partir del
primer Concilio de Nicea,
comenzó una campaña iconoclasta destruyendo salvajemente estatuas y templos de
otras religiones, sin que
consiguieran erradicar del todo la
adoración a la divinidades ancestrales lo que indujo al clero católico a
cambiar de estrategia asumiendo la
veneración de dichas imágenes catolizandolas, medida
tomada en el segundo Concilio de Nicea (año 787).
Este Concilio fue convocado por el Papa Adriano I, afrontó la doctrina de los
iconoclastas y definió la legitimidad del culto a las imágenes sagradas.
De hecho entre los cristianos de los primeros siglos, de fuerte filiación
patriarcal judía, el culto a
Es
comúnmente asumido que la adoración a la Diosas negras comenzó en Europa en
la edad media, y que su culto fue promovido
los templarios y por los monjes benedictinos, pues, según parece, fueron
los primeros en sustituir el culto a Isis o Cibeles por un culto católico.
Efectivamente,
en cada lugar donde hubo un santuario a la Madre Tierra, se instaló una Virgen
Negra. Los autores de esta substitución fueron miembros de órdenes esotéricas,
integrados a importantes órdenes religiosas como la de San Antón, San Benito y
como se ha dicho por el Temple.
Encontramos así, bajo diversas formas, una Gran Madre o Diosa Tierra, cuyos más
antiguos antecedentes como queda dicho son las “Venus paleolíticas” de la
prehistoria.
Estas
diosas (Isis, Astarté, Cibeles o Artemisa,), fueron representadas generalmente
de color negro porque eran el símbolo de la Tierra primigenia que, una vez
fecundada por el Sol, se convertía en fuente de toda vida, pero también porque
muchas de esas imágenes substituían, en el lugar de culto a una Piedra Negra
de origen meteorítico, que había sido venerada en esos santuarios desde tiempo
inmemorial.
Tanta llegó a ser la fama que tenía el poder divino de tales rocas
meteóricas que los romanos las requisaron en los países conquistados para
venerarlas todas juntas en un templo dedicado a la Magna Mater (la Gran Madre)
que construyeron en el Palatino de Roma. Allí lograron reunir la piedra Kybele
de Frigia, la Lapis Lineus de Anatolia y El Gebel de Siria entre otras, y a
ellas acudía el pueblo en general para solicitar favores, especialmente
relacionados con la fecundidad en el plano físico, tanto como con la fertilidad
intelectual y espiritual.
Digamos de pasada que
la “Piedra negra” de la Kaaba también tiene este sentido, y lo mismo
la Piedra negra de Éfeso como imagen anicónica de la Gran Madre. Así el negro
simboliza la Sabiduría celestial, y por eso la
Diosa negra es en cierto modo la manifestación de lo no-manifestado.
Durante la Edad Media,
los santuarios construidos para albergar imágenes de la Virgen negra fueron los
más venerados de Europa. Reyes, santos, peregrinos en general, se encaminaron a
rendirles culto a Montserrat, Mont St. Michel, Rocamadour, Chartres o Guadalupe,
entre otros. Muchos de esos lugares fueron tiempo atrás templos dedicados a
En
ocasiones, como sucedió en Guadalupe, un toro indicó misteriosamente el lugar
en el que yacía la imagen, la vinculación del toro con la efigie oscura define
de forma nítida la imagen de
En
este aspecto no deja de ser singular la “piadosa” leyenda con que el
catolicismo ha venido tratando de justificar la adoración a la Virgen negra de
la Almudena en Madrid (España): “Cuenta la tradición que en el año 38 vino
a España el apóstol Santiago a predicar el cristianismo, y al pasar por Madrid
-por aquel entonces una muy humilde aldea- dejó aquí a su discípulo San Calócero
o Calógero, y con él una imagen de
Leyendas
como esta carentes de todo fundamento histórico con el transcurso del tiempo
son asumidas por los devotos creyentes como dogmas de fe, sin que el clero católico
haga nada por disipar estos errores, todo lo contrario, los estimula y propaga.
Durante
muchos años ha sostenido la Iglesia católica ante las preguntas de sus
feligreses, aseguraba que el color negro de las estatuas se debía al humo
desprendido de los cirios que, de tan cerca que los habían colocado de la
imagen, ésta se había ennegrecido. Sería una explicación muy válida si no
fuese que existen cientos de imágenes con idénticas características,
extendidas a lo largo y ancho de Europa, ya que 500 son demasiadas tallas para
sufrir idéntico deterioro. Como hemos dicho antes, que no creemos en la
casualidad sino en la causalidad, 500 casualidades son demasiadas para ser
casuales y no causales. Muchas, aún conservan parte de la policromía que
tuvieron de origen y ésta no se ha visto afectada más que por el lógico paso
del tiempo y algún que otro acto vandálico. En Canarias en las últimas décadas
el clero católico ha emprendido una campaña
de “cambio de Lux” aclarando el tono de la tez y manos de las imágenes
de aprovechando las restauraciones y alegando precisamente que el negro
de las imágenes marianas y la de algún Cristo es debido al humo de los cirios,
posiblemente han tenido en cuenta que la mayoría de los templos católicos se
iluminan con luz eléctrica desde hace más de un siglo, e incluso hoy en día
en algunos templos la ofrendas de luminarias se hacen mediante un sistema automático
en el cual introduciendo unas monedas se encienden las lámparas durante más o
menos tiempo según el numero de monedas introducidas.
“La
mayoría de las vírgenes negras muestran unos rasgos morfológicos comunes:
semblante hierático, rasgos orientalizantes aunque nunca negroides, mirada esotérica
que cautiva a quien la contempla y actitud pasiva ante el espectador. Su
disposición suele variar en función de su época de ejecución; así, las románicas
se hallan sedentes, y la mayoría de las góticas de pie, sin que en ellas se
refleje el naturalismo propio de otras efigies coetáneas de María.
Varias
se hallan labradas en madera o piedra negra, mientras que otras han sido
pintadas de negro (en algunos casos, ello no se hacía con el Niño al
considerarse un color impropio para representar al Hijo de Dios), incluso las
hay que en su origen lucían pintura negra que luego fue eliminada para
convertirlas en vírgenes blancas. (Jacques Huynen, 1977)
El
catolicismo atribuye legendariamente a San Lucas la inmensa mayoría de las vírgenes
negras, con lo que dirige nuestras miradas hacia Asia Menor, sin embargo este
hecho sin duda tiene una interpretación simbólica. También Oriente aparece en
las menciones de que fueron los cruzados los que las introdujeron en sus países
de origen a su regreso.
Históricamente podemos situar su apogeo entre los siglos XI y XII, raramente se las puede enclavar en el XIII. Artísticamente pertenecen al románico. Las talladas durante el gótico posiblemente hagan referencia y sean nuevas representaciones de imágenes anteriores; así como las imágenes cuya leyenda apunta a épocas previas a estos siglos puede que evoquen tallas a su vez cristianizadas, cuando no la misma imagen, de cultos paganos más antiguos, a este estilo corresponden las imágenes de Diosas negras adoradas en el archipiélago. Porque, aunque las vírgenes negras a menudo fueron encontradas por vaqueros o por pastores, lo cierto es que el centro de pleitesía corresponde al enclave donde antaño se veneraba a una deidad pagana de antiquísima tradición y objeto de peregrinación secular.
Vinculadas a un entorno de cuevas, montañas,
árboles, pozos y cursos de agua y, en el caso de Francia donde se ha comprobado
este hecho, a dólmenes y otros monumentos megalíticos, se integran con la
Naturaleza y parecen reinar dentro de ella.
Y es eso lo que
simboliza a fin de cuentas el icono de la Virgen Negra. El color oscuro, ya lo
hemos dicho, es la imagen de lo que no se ha manifestado, de lo que permanece
oculto, y en este ámbito corresponde a Prakriti, la Sustancia universal, con la
que se identifica también a María madre de Jesús y este color negro se aplica
también a fortiori al grado supremo, que es el más oculto. El negro de la
materia prima, que es la indistinción potencial, es el reflejo, en este plano
inferior, de la no-distinción principial de lo Infinito, de
Tú eres la imagen
de Todo... la madre de Todo... Antes del comienzo de las cosas, existías en
forma de una oscuridad que está más allá de la palabra y del pensamiento; y
por el deseo creador de ese supremo Brahma, de ti nació el universo entero... Tú
eres Kali, la forma primera de todas las cosas... Recobrando tras la disolución
(maha-pralaya) tu forma tenebrosa y sin forma, sigues siendo la única, la
inefable, la inconcebible (Maha Nirvana tantra).
Y para concluir esta aportación digamos con Roland Berman: ”Las
leyendas hablan de las Vírgenes Negras como “Vírgenes encontradas” (tronco
de un árbol, mata de espinos, subsuelo...). Estas “Vírgenes encontradas”
lo son siempre en un lugar natural donde están escondidas desde tiempos
desconocidos. Podemos ver a través de las leyendas como ellas no aceptan ser
desplazadas, volviendo siempre al lugar de origen.
Este lugar constituye
de alguna manera un centro. Es este lugar central el que es ese punto tan
particular donde deben tradicionalmente anclarse las cosas, los seres y los
acontecimientos. Un lugar tal no podría ser único. Si, para el pensamiento
tradicional, existe un centro primordial, de este centro emanan centros
secundarios que tienen vocación de permitir una transmisión. Estos centros
tradicionales son de orden espiritual pero se figuran, se anclan, en los lugares
materiales. Desde siempre esa fue una de las funciones reconocidas de la cripta.
Es una imagen de la naturaleza y está enterrada en la tierra madre. Su
enterramiento en el seno de la tierra fecunda hace de ella un lugar privilegiado
de renacimiento. En la oscuridad de la cripta nos situamos en la frontera del
mundo de los vivos y del mundo de los muertos, en la frontera de lo conocido y
de lo desconocido. ¿Quién no ha percibido la atmósfera particular que reina
en una cripta, y por poco que se haya dejado llevar, deteniendo todo pensamiento
parásito, quién no ha sentido la paz que emana de este lugar? ¿Por qué en
los monasterios como el de San Benoît sur Loire, por no citar más que uno, las
vísperas y las misas de los monjes se desarrollan en la cripta? No es necesario
considerar esto como una supervivencia o una transposición de los misterios
antiguos, sino como una necesidad ontológica.” (Roland
Berman)
Como queda dicho el
culto a la virgen María comenzó en la iglesia católica ortodoxa oriental
después del Concilio de Éfeso (431 e.a.) que proclamó a María como “Madre
de Dios”. Aunque algunos años antes, el doblemente converso e
introductor de la filosofía de Platón en la iglesia católica Agustín, obispo
de Hipona, ya había colocado en su oratorio la imagen de una
virgen negra que según una tradición, fue inspirada en la
“regla” o reglamento de su comunidad de monjes.
Imágenes:
Diosa Madre Chaxiraxi,
fotografía de Lorenzo Santana Rodríguez
Diosa
negra Artemis, tomada de Ana María Vázquez Hoys
Virgen
de Monserrat
Representación
moderna de Virgen con niño, de etnia africana, imagen de archivo.
Mayo
de 2011.
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En
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