OBSERVACIONES
A UNA SERIE DE ARTÍCULOS
EN TORNO A
Entendemos
que este planteamiento y su alusión a los indios americanos, además de absurdo
y temerario, es irrespetuoso con otras
culturas y conlleva una gran carga peyorativa, expuesta desde una óptica
prepotente y etnocentrista propia de quienes, creyéndose superiores, desprecian
las singularidades ajenas aunque estas, en los aspectos espirituales y sociales,
sean superiores a las suyas.
En
cuanto a que: “Los
guanches, no tenían una religión espiritista, ni espiritualista…”
Observamos que continúa tan desinformado en esta cuestión como en otras de
Antes
de entrar en el tema de la veneración a los espíritus por parte de nuestros
antepasados, permítanos hacerle una observaciones en cuanto a los conceptos:
“re-ligarse, si lo hace con los espíritus de sus antepasados, será una
comunicación –del todo punto imposible”…
Creemos
entender que afirma que la
comunicación con entes espirituales fuera de esta realidad no es posible, si
esto es así ¿En qué se basan las religiones monoteístas para afirmar que sus
dogmas, ritos y normas filosóficas y morales lo son por disposición de la
divinidad? Podríamos admitir que algunos de los textos considerados sagrados
por esas religiones sean “inspirados” pero
¿cómo explicar los textos “dictados” directamente por la propia divinidad?
Si no existe comunicación, ¿Cómo es que María madre de Jesús ha sido tan pródiga
dictando mensajes?
Quizás
es por ello que para solventar estas dudas las denominadas grandes religiones
monoteístas precisan de extensos y profundos estudios teológicos y filosóficos
para negar lo que es evidente y hacer creíble lo absurdo tratando de
demostrarnos que lo blanco es negro y viceversa.
Al
parecer asume la definición que para religación acuña modernamente el filósofo
católico español Javier Zubiri que reduce la religación al nexo
supuesto que creen entre el hombre y dios, “olvidando” que además existen
otras formas de religación, veamos:
1.-Religación cultural, como
relación constitutiva de los sujetos humanos respecto de realidades culturales
extrasomáticas, es decir, de entidades humanas, fabricadas por el hombre, pero
impersonales, y al margen de las cuales el sujeto no podría haber llegado a ser
humano (“el palo, el garrote, hizo al hombre”).
2.-Religación personal humana,
como relación constitutiva de los sujetos humanos con otros sujetos humanos: el
individuo humano está religado a otros sujetos sin los cuales no puede existir
como tal sujeto (“no hay yo sin tú”).
3.-Religación cósmica, como
la relación constitutiva de los sujetos humanos con entes impersonales y no
humanos, es decir, con los entes llamados “naturales”: el sujeto humano no
puede concebirse como si fuera el “hombre volante” que Avicena ideó para
subrayar la espiritualidad sustancial de los sujetos humanos.
4.-Religación religiosa,
como la relación de los sujetos humanos con otros sujetos no humanos pero
personiformes, como puedan serlo, por ejemplo, los animales numinosos. La religión
se define, dentro del campo filosófico, como la religación de cuarto género
(que no se reduce a la supuesta religación con el dios del monoteísmo).
La
“religación” es el despertar coincidente, crítico e interpretativo de la
vinculación entre los interrogantes planteados por el enigma humano y el
misterio de lo divino que responde a ellos con donación última de sentido.
El filósofo
cristiano Juan
Masiá ahonda en el tema en una ponencia presentada en el Coloquio sobre Diálogo
Interreligioso celebrado en la Universidad de Coimbra el 18 de noviembre de
2010, de la cual extraemos el siguiente resumen:
“La filosofía critica los
excesivos entusiasmos de la mística, el peligro de fanatismo en la profecía y
la hybris de autoritarismo dogmático de los sacerdocios.
Tanto
las religiones etiquetadas convencionalmente como místicas, así como las
clasificadas con el letrero de proféticas, u otras que no encajen en dichas
tipologías, todas, sin excepción, necesitan hoy día redescubrir la
autenticidad mística (interioridad) y la genuina praxis profética (socialidad)
como tarea urgente del presente siglo, más allá del mero diálogo
interreligioso. Todas las religiones heredan tradiciones de paz, pero
todas ellas a lo largo de la historia se han desviado de sus raíces y han caído
en la violencia: violencia en el interior de la propia religión,
violencia entre las religiones y violencia entre las religiones y la sociedad.
Está por resolver el problema de si las causas de estas violencias son
meramente coyunturales o se insertan estructuralmente en la religión misma.
Habrá que continuar la tarea de dilucidar esta cuestión en el lugar
privilegiado del encuentro intercultural e intercosmobvisional de las
religiones, oportunidad para su transformación mutua en beneficio del
redescubrimiento de la ”religación”.
Tres
propuestas desde la filosofía sobre el diálogo interreligioso:
1.
El encuentro interreligioso no es suficiente. El encuentro interreligioso entre religiones con
predominio del aspecto místico y de religiones que acentúan los rasgos proféticos
no parece suficiente para superar las desviaciones fanáticas, exclusivistas o
intolerantes que se han dado en la historia de casi todas ellas.
2.
Hace falta reflexión autocrítica en el seno de cada religión.
Hay que decir que es necesario un pensamiento autocrítico y hermenéutico para
discernir en el interior de cada religión sus desviaciones y autoengaños. No
propongo que absoluticemos la crítica de la modernidad, ni tampoco que nos
quedemos en ella; solamente pretendo constatar que las religiones que no pasen
por esa etapa crítica, seguirán sin aprobar la asignatura pendiente: la
tolerancia, la apertura al pluralismo y a dejarse transformar por lo diferente,
atreviéndose a “renegociar” psicológica y sociológicamente su identidad.
3.
La filosofía ayuda a discernir las ideologías dentro de las religiones.
Convendrá para esta tarea que la filosofía discierna a las llamadas
“religiones monoteístas del libro” y a las religiones incluidas bajo el común
denominador de “espiritualidades no-teistas”.
Ambas se
pueden influir y fecundar mutuamente. La reflexión crítica de la filosofía
será un reto para ambas y, a la vez, una ayuda para explorar el futuro de las
religiones o, en su caso, el futuro de nuevas formas de espiritualidad,
religiosidad o “religación” más allá de las religiones. (Juan Masiá,
2010)
Dicho lo
que antecede, vamos a ocuparnos del tema de la veneración a los espíritus de
nuestros ancestros, tema que dividiremos en varios apartados y en una breve
introducción.
Culto
a los espíritus de loa antepasados
El
mundo religioso de la sociedad guanche, es en extremo complejo, a pesar de que
las referencias que sobre el mismo nos han llegado de manera escrita (
La
riqueza religiosa y espiritual del
pueblo guanche, está modelada por milenios de práctica en torno a los
designios de la Diosa-Madre, cuyos aspectos iremos desarrollando en páginas
sucesivas. La estricta observancia que de los postulados religiosos y morales
hacía la sociedad guanche, quedó recogida por algunos autores los cuales no
dudaron en calificarla como una etnia de
valientes y pacíficos pastores, de costumbres moderadas y puras, modelo de
honradez, lealtad, pundonor, moderación y formalidad, trabajadores compasivos,
y extremadamente respetuosos con los ancianos,
y sumamente hospitalarios. Estas virtudes son reales, no son un producto
literario, pues las mismas forman el sustrato ético y moral de la población
Canaria actual, a pesar de la avalancha de “cultura” globalizadora que en
estos últimos tiempos nos invade con una virulencia mucho más activa que,
aquella que sufrimos hace más de quinientos años, y que lamentablemente, aún
continuamos sufriendo y soportando, quizás como justo castigo y penitencia por
haber permitido el que unas hordas extranjeras nos arrebataran el sagrado culto
a nuestras divinidades ancestrales.
Es
por ello que debemos orientar nuestros espíritus, hacía el encuentro con los
espíritus de nuestros antepasados, para que en estrecha comunión con ellos,
hagamos aflorar el cúmulo de virtudes que nos han trasmitido, que están
latentes en nuestro ser, y que nosotros hemos mantenido en parte oculto, por el
temor que han incrustado en nuestros sentimientos, las practicas represoras de
una religión deshumanizada, absolutista y, básicamente amoral, que nos ha sido
impuesta con la fuerza de las armas.
Al
contrario que la creencia monoanimista, propugnada por otras religiones,
Mientras
que el Espíritu Vital permanece de forma indisoluble unida al organismo, el Espíritu
Libre es puramente espiritual, independiente del cuerpo, al igual que los espíritus
y los dioses.
Cuando
las funciones orgánicas se hallan desactivadas, como en el sueño, durante un
desmayo, en el delirio, etc., el espíritu puede separarse de su envoltorio físico
y pude viajar al otro mundo, a otros planos espirituales. Lo que allí ve y
experimenta lo trasmite al hombre en forma de sueños y visiones. Tras la muerte
se va al más allá, al Seno de Magek con los antepasados para reencontrarse con
los suyos. Ya que el hombre no es inmortal pero sí su Espíritu Libre. (Klaus
E. Müller et al, 2000: 481-ss.)
Los
espíritus, son “almas” libres de los antepasados, que desempeñan un papel
importante entre los poderes del más allá junto a otros espíritus y dioses
que forman
Así
pues, los antepasados desde los más antiguos fundadores del pueblo
guanche-mazigio, disfrutan ante
Los
espíritus de nuestros antepasados, están íntimamente ligados a sus
descendientes más próximos, al entorno donde ellos moraron en vida, y al grupo
donde desenvolvieron su actividad cotidiana. Se preocupan especialmente
por proteger a los suyos, siempre que estos se comporten de forma adecuada y les
rindamos correctamente los rituales, tal como hemos expuesto más arriba, así
nos veremos protegidos del peligro y de los estímulos negativos. Los hombres jóvenes
para adquirir su espíritu protector personal, deben mantener una búsqueda que
en ocasiones puede ser larga, y nada fácil debido a los impulsos propios de la
edad, pero esta búsqueda puede ser mucho más fácil si pone en ello verdadero
empeño, observando una vida honesta y haciéndose aconsejar de personas
mayores, entendidas y de buena vida.
También
debemos cuidar a los espíritus protectores de la región, ellos cuidan y
protegen a los ganados, los campos, los montes y las aguas y el aire. Estos espíritus
han pasado por diversas etapas de perfeccionamiento y la Diosa los ha investido
como dioses mediadores, por lo que generalmente no están muy próximos entre
si, y los más perfectos y puros son
los que guían a los dirigentes y, a los sacerdotes y maguadas. A estos
importantes espíritus mediadores se deben honrar de manera especial como mínimo
una vez al año, preferentemente durante la celebración del año nuevo guanche
y durante el Beñesmer.
El
mundo de los espíritus dentro de la teogonía de nuestros antepasados, es
complejo y ha sido poco estudiado. La información que nos ha llegado es poca y
confusa debido a que las creencias y ritos de la religión guanche fue
brutalmente reprimida, como hemos dicho, por el fanatismo cristiano, sí bien el
pueblo guanche se esforzó por conservar sus prácticas religiosas, el
transcurso del tiempo y los nuevos métodos de penetración empleados por la
iglesia católica, obligó a los detentadores de los ritos guanches a
sincretizar dentro de los ritos cristianos sus creencias como único medio
viable para la supervivencia de las mismas. En la actualidad, aún perduran y se
practican determinados ritos de nuestra religión ancestral, pero estos son
celosamente guardados por un número muy limitado de familias que son
depositarias de éste legado religioso, las cuales observan un total hermetismo
sobre los mismos, traspasado estos conocimientos entre miembros de una misma
familia, preferentemente de abuelos a nietos, y de tíos a sobrinos manteniendo
así, el culto primitivo, y también los aspectos hereditarios de este
sacerdocio.
Este
aspecto secreto del culto, mantenido durante generaciones ha venido hurtando a
la curiosidad del investigador y del curioso muchos de los pormenores del culto
guanche a los espíritus, así, en este estado de la cuestión, no es de extrañar
que algún investigador, haciendo uso de su profundo academicismo, diga con razón:
“Resulta difícil comprender de las fuentes escritas qué idea tuvieron los
guanches acerca del espíritu de sus muertos, a donde iban en que lugar residían
y, en general, todo lo relativo a su concepción sobre este aspecto siempre difícil
de explicación para el comunicante, así como para quien recibe la información.
En este caso, probablemente, la transmisión de estas ideas resultaría más difícil
para los informantes que serían muy reservados a la hora de manifestar sus
opiniones sobre cuestiones siempre tan difíciles de comunicar, como por el
deseo expreso de no desvelar hechos íntimos, seguramente en una cierta aureola
de misterio, así como también por la propia formación religiosa de quien la
recibe. El Padre Espinosa, recopilador de la información de los guanches,
trasmite así su idea acerca del alma “ “...más
ni conocían inmortalidad de las almas” A. Espinosa, 1980: 35). En el sentido
en que es conocida por un cristiano, con toda probabilidad no supieron qué era.
Un testimonio se recoge en la crónica de A. Sedeño”. (Antonio Tejera Gaspar,
1988: 48-9)
Los
espíritus de los ancestros en las fuentes
La
existencia de los espíritus (maxios) es, fundamentalmente, una verdad de
fe. La fe será, por consiguiente, el punto de apoyo para sondear la naturaleza
de los entes espirituales. Incluso la iglesia católica, que históricamente se
ha erigido en perseguidora de los espíritus “paganos”, admite la existencia
de éstos sincretizados como ángeles, desde el Antiguo Testamento hasta la
actualidad. Así, la iglesia católica afirma en el credo la existencia de
“seres invisibles”; en el concilio IV de Letrán (1215) y en el Vaticano I
(1870,) lo define expresamente; la liturgia católica canta la existencia de los
espíritus, en el Prefacio y los invoca en el Canon: “Te rogamos, oh Dios
todopoderoso, que mandes llevar estos dones a tu excelso altar por manos de tu
santo Ángel”.
El
anteriormente citado Doctor de la iglesia católica (Agustín de Hipona, de orígenes
mazigio y pagano, que veneraba a Tanit antes de su conversión al cristianismo)
formula una razón de conveniencia de extraordinaria hondura teológica, y
perfectiva: “Es necesario admitir la existencia de algunas criaturas incorpóreas
–dice– porque lo requiere la perfección del universo” (1 q50 al). Quien
ve con ojos limpios la obra creadora de Dios, sabe encontrar y unir los hilos
que lo tornan inteligible.”
El
análisis del teólogo se hace sutilísimo. Los entes mediadores son criaturas
totalmente espirituales, sustancias completas, superiores al hombre e
inferiores a la Diosa, con una enorme capacidad de inteligencia y de amor,
elevadas al orden sobrenatural, sometidas a una prueba que determinó la
distinción entre espíritus buenos y espíritus malos. Los espíritus buenos,
los Espíritus Libres que están en la presencia de la Diosa, los Espíritus
Vitales bienaventurados, a los que se les permite morar en el Sagrado Valle de
Eguerew, “forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres
materiales, porque la Diosa-Madre Chaxiraxi que mantiene perfecta la creación,
abre más la mano en la cantidad a medida que sus criaturas son más perfectas,
más espirituales. No hay, además, dos entes de la misma especie, sino que cada
uno tiene la suya propia.
[…] en sus cuevas a modo de templo
imploraban a sus antepasados, los Majos, Maxios, Maluos, Mahoreros o Magos que eran sus espíritus.
Parece que por lo que los Maxoreros i Canarios creían,
admitían la inmortalidad del alma, que no
sabían luego explicar. Tenían los de
Lancarote y Fuerte Ventura unos lugares o cuebas a modo
de templos, onde hacían sacrificios o agüeros según Juan de Leberriel, onde haciendo humo de ciertas cosas de
comer, que eran de los diesmos, quemándolos
tomaban agüero en lo que hauían de
emprender mirando a el jurno, y dicen que llamaban a los Majos que eran
los spíritus de sus antepasados que andaban por los mares i uenían allí a
darles auiso quando los llamaban, i estos i
todos los isleños llamaban encantados, i dicen que los veían en forma de nuuecitas a las orillas de el mar, los días maiores de el año, quando hacían
grandes fiestas, aunque fuesen entre enemigos, i
veíanlos a la madrugada el día de el maior
apartamento de el sol en el signo de Cáncer, que
a nosotros corresponde el día de San Juan Bautista.
Magos, Manos, Majios y Maxios en otras versiones. Tenían los antiguos observado que en este mundo
andaban mezclados con los vivientes
ciertas sombras ocultas a la vista, o algunos de
los vivientes, o sus sitios, se ocultaban y podían ocultar a los vivos. Lo
primero entendían en los manes, o almas de los difuntos, que llamaban encantados, y de ellos tenían grandes consejas, y mayormente los canarios de esta
isla (Canaria), y todas dimanan u originan
de grandezas de príncipes hechos leones, aves,
palomas, nieblas, nombrando casi siempre los montes claros que son en África los de Atlante, de donde parece tenían su origen, y muchos ríos y
arboledas de aquellos sitios, de donde se
verifica tenían el alma por inmortales. Estos antepasados nuestros sabían perfectamente de su lugar de origen, de los montes claros de las montañas del
Atlas. (Marín de Cubas en: Hupalupa, 1987:55)
Los
guanches de Tenerife y, con toda probabilidad el resto de las poblaciones
insulares, creían que los espíritus de sus antepasados iban a parar a la Sol,
astro que, consideraban como Ser Superior por excelencia (junto con el Dios del
Cielo, que sostiene) y era, por tanto, objeto de adoración. Esta deidad solar
se sintetizaría de la siguiente manera: creían que los espíritus de sus
antepasados iban a parar a la Sol, y cada mañana a su salida por el Este aparecían
por el firmamento, realizando el itinerario diurno hasta que finalmente
desaparecían, para de nuevo regresar al día siguiente.
La
isla de Fuerteventura fue dividida al través con una Pared de más de cuatro
leguas de mar a [mar], término de dos Reyes, el de hacía Canaria llaman Ayose
y el de hacía el Norte Guise; cada uno se gobernaba por una mujer, que ambas
hablaban con el demonio,[1]
llamadas Tamonante y Tibiabin, éstas apaciguaban las discordias, maestras de
ritos y ceremonias, avisaban de casos contingentes. (Marín de Cubas,
1993:104-5)
Una aproximación al término
“Maxo”
El Dr.
José Barrios García,[2]
en un documentado trabajo
presentado en las III Jornadas de
Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, el cual por su indudable interés para
el tema que nos ocupa reproducimos en su casi totalidad, sostiene: “Como veremos a continuación, creían
los majoreros que las personas estaban
compuestas de un cuerpo material y de, al menos, un espíritu que pervivía
después de su muerte.
A este espíritu llamaban maxos, palabra que en otros textos aparece, como maxios, majos,
magos, etc. Tanto el término “majo”,
como el de “majorero”, han sido tradicionalmente utilizados por las fuentes escritas y la tradición oral como gentilicio
para designar a los naturales de
Fuerteventura y Lanzarote. Además, según ciertos autores: Maho (Abreu), Maoh (Torriani), Mahorata (Viana), era también el nombre que le daban algunos a estas dos
islas.
Desde este punto de vista, tanto
las dos islas como sus habitantes, vivos o muertos, parecen haber recibido, según algunas versiones, el mismo nombre de: maho, majo, magio, maxio, etc. Esta
palabra es relacionable lingüística y semánticamente
con el etnómino con el que se denominan a sí mismas las poblaciones comúnmente llamadas beréberes; según
Salem Chaquer et al:
“La lengua de los touaregs, que
es una forma del beréber, se divide en
varios dialectos mutuamente inteligibles con muy poco esfuerzo...
Para designarse a ellos mismos,
estos pastores nómadas del Sahara Central, como todos los bereberes, utilizan
el término Ama-jeg/Imuhag, con variantes dialectales múltiples: Amaheg,
Amaceg, Amazig... que podemos seguir desde la antigüedad: Maxyes de Herodoto,
Mazyes de Mecateo, Mazices y Mazaces de la época latina”.
Para Prasse, la forma primitiva de este término sería
á-mahzíg, y la forma ámáhág,
variante dialectal de los touaregs del Ahaggar, es señalada por algunos estudiosos como la más cercana lingüísticamente
al “Majo” de
Lanzarote y Fuerteventura. En esta línea de apreciaciones parece claro que la palabra “majo” se correspondería precisamente
con una variante dialectal insular del término panberéber
con el que estas poblaciones se designan a sí mismas.
La adscripción por algunos
historiadores de esta palabra como nombre de las dos islas orientales, puede entonces matizarse en el sentido
de que, si lingüísticamente,
designa una etnia, podría entonces, por extensión, designar el territorio que esta etnia ocupa; es decir, no sería
éste el nombre de la isla, sino más bien el nombre del
territorio que ocupa la etnia. Por otra
parte, como nombre de las islas tenemos los más conocidos
de Erbania (Fuerteventura) y Titerogaka (Lanzarote).
Los Maxos en las fuentes
A continuación presento algunas
de las citas que se pueden encontrar en los textos historiográficos referidas
al tema de los encantados o espíritus de los antepasados. Todos los textos
claves se encuentran en alguno de los manuscritos que hoy conocemos del
historiador de las Canarias, don Tomás Marín
de Cubas (1643,1704), natural de Telde y nacido en el seno de una vieja
familia de la localidad. Parece claro que la mayoría de
estas noticias, como tantas otras, las tomó Marín de Cubas de la tradición
oral, que en esta época debía abarcar a un alto porcentaje de población
que no sabía leer ni escribir y, en buena medida, constituida por descendientes
de los antiguos canarios. La escasez de noticias estrictamente
referidas a Lanzarote y Fuerteventura, me ha motivado a recoger también
aquellas referidas a otras islas, pues, sin que quepa hacer generalizaciones
gratuitas, algunas de las propias citas y de las tradiciones conservadas
en otras islas, hacen referencia a que la cultura de los “maxos” se
hallaba extendida al resto del archipiélago con extensión y variantes a determinar.
Textos del Escudero
“Parece por lo que los maxoneros y Canarios creían,
admitían la inmortalidad del alma... Tenían los de Langarote y
Fuerte Ventura unos lugares o cuebas a modo de
templos, onde hacian sacrificios o Agüeros
según Juan de Leberriel, onde haciendo humo de ciertas cosas
de comer, que eran de los diesmos, quemándolos tomaban agüero en lo que
havian de emprender mirando a el jumo, i dicen que llamaban
los Majos que eran los spiritus de sus antepasados que andaban
por los mares y venían alli a darles aviso quando los llamaban,
i estos i todos los isleños llamaban encantados, i dicen que los veian en forma
de nuvecitas a las orillas de el mar, los dias maiores de
el año, quando hacian grandes fiestas, aunque fuesen entre enemigos, i veíanlos
a la madrugada el dia de el maior apartamento de el sol en el signo de Cáncer, que a nosotros corresponde el dia de S.
Juan bautista.”
En esta cita del Escudero,
podemos ver, por un lado, quiénes eran los encantados, por otro, la forma que tenían los vivos de contactar con
ellos, y cómo el término
“encantado” era utilizado por todos los isleños.
Marín de Cubas, para Gran Canaria, señala:
“A el alma decían que era hija
de el sol, i a los fantasmas llamaban Magios,
que significaban encantados u ocultos que tenian allá otra vida de penas y afanes congojosa de lo qual
andaban llevándoles de comer a las cepulturas.”
Escudero dice:
“En otro lugar que llaman campos
o vosques de deleite están los encantados llamados
maxios i que allí están vivos i algunos están arrepentidos de lo mal que hicieron contra sus próximos
i otros desvarios. Esto decian los mas
avisados faisanes”
Según esto, y sin excluir otras posibilidades, los
magios, para los majoreros andaban por los mares, mientras
que en Gran Canaria se encontraban en
“campos o vosques de deleite”. Para Tenerife, Scory
los sitúa en el Teide y en Agüere, pues nos dice:
“Y
los guanches, naturales de la isla, afirman estar aquí en la caldera
del Teide el infierno, y que las almas de sus predecesores que han
sido malos están detenidas en aquel lugar, pero las de los que han sido hombres de bien y valientes van a un valle graciosísimo, en el
cual esta hoy fundada la gran ciudad de La Laguna”.
Formas que adoptan
los Maxos
Según las fuentes
que estamos manejando, lo más común es que los magios se manifiesten como nubes o vapores. Ya hemos visto la cita del Escudero, Marín añade:
“Los canarios llamaban encantados
a ciertos nublados o vapores levantados de los
arroyos orillas de el mar a la parte de el sur de esta Isla de Canaria, que a la verdad duran por tres horas salido el
Sol, unos hacen forma de torres, navios, hombres a caballo, ejércitos de a
pie, y conforme corre el viento Norte o Noroeste en tiempos de Otoño que se recogen allí al sotavento de
los montes: lo mismo es como causa natural en los ríos,
y demás partes donde hay humedades y
vapores.”
No obstante, Marín señala para
Gran Canaria, otras formas que adoptaban los
encantados:
«Tenían los antiguos observado
que en este mundo andaban mezclados con los vivientes ciertas sombras
ocultas a, la vista o a algunos de los
vivientes o sus sitios se ocultaban, y podían ocultar a los vivos;
lo primero entendían en los Manes, o Almas de los difuntos, que
llamaban encantados y de ellos tenían grandes consejas; y mayormente los Canarios de esta isla [G. C.], y todas dimanan u originan
de grandezas de Príncipes hechos leones, aves, palomas, nieblas nombrando casi
siempre los montes claros que son en África, los de Atlante
de donde parece tenían su origen, y muchos ríos, y arboledas
de aquellos sitios.»
Más adelante, añade Marín:
“Afirmábanla los canarios de memoria en memoria de
que tenían hechos romances o jácaras aun de su
origen que decían haber venido encantados en
forma de Aves desde África del monte Atlante, que llamaban montes claros con grandes fábulas, y ficciones.”
Lo mismo parece señalar la tradición oral palmera
del “Vacaguaré”, cuando los restos de Acerina, formando una sombra, se
trasladan como una nube por el mar en busca
de su amado Atanausú.
Los “encantados”
y el solsticio de verano
La fecha de San Juan está
relacionada de diversas formas con los encantados y los encantamientos. Según
Marín:
“De las particularidades que los Ysleños tubieron en
algunas islas lo primero decían que el año
que aparecían los Majos, o encantados, que son ciertas nubes a la parte de el sur por los días maiores
de el año que es a fines de Junio tenian por
prognostico serles el año feliz de fructos y creían haver en ello
algo sobrenatural...”
También recoge Marín la tradición de que: “Un día [como consecuencia de la mortandad que
hicieron entre los canarios los expedicionarios
de 1393, al desembarcar en Jinámar y Arguineguín precisamente en las fiestas solsticiales] amaneció la plaia de jinamar dicen ellos llena de encantados como
en Arganeguin que después les quedó
como proverbio para acallar los niños decian"Atit
Maxos" "cata los encantados"...» (José Barrios García)
Según
Sir Edmond Scory (1613/1626) refiriéndose
a los guanches de Tenerife nos dice: “los espíritus de los hombres que fueron
buenos y valientes iban a un valle hermoso que correspondería físicamente a la
ubicación actual de la ciudad de
Como
antes hacíamos mención, Sir Edmond Scory explicaba en sus escritos el destino
que le esperaba al espíritu de todas aquellas personas que no obraron bien en
su vida.
Quisiéramos
referirnos en este apartado a la existencia del viaje de los Espíritus Vitales,
o si se quiere, al lugar definitivo en que se hallan, puesto que si atendemos al
texto de Scory, las “almas” de los que han sido malos “están detenidas en
aquel lugar”, (el Echeyde) no como una situación definitiva, sino como un
paso previo antes de su ubicación final en el seno de la Sol, donde después de
un tiempo indeterminado pasa a integrarse en la esencia universal de la
Diosa-Madre Chaxiraxi. (En: Guayre Adargua, 2008). Según recoge Tejera Gaspar:
“Esta tradición solar se sintetizaría de la siguiente manera: creían
que los espíritus de sus antepasados iban a parar al Sol, y cada mañana a su
salida por el Este aparecían en el firmamento, realizando el itinerario diurno
hasta que finalmente desaparecían, para de nuevo regresar al día siguiente. En
muchas culturas este viaje de las almas en su morada solar se ha simbolizado con
un carro; en Tenerife, este medio ha sido sustituido por pájaros y, en islas
como El Hierro, se asimiló a una casa.” (Tejera Gaspar)
El
científico y escéptico en temas religiosos Dr. Ignacio Reyes García,[3]
en un interesante trabajo en torno a la espiritualidad del pueblo guanche
expone:
“Algunos
indicios permiten conjeturar que los antiguos isleños concebían el espíritu
humano como una emanación de la poderosa luz solar, pero compuesto a su vez por
dos almas, una sutil y otra vegetativa, igual que ocurría en las tierras del
Nilo.”
Más
adelante continúa: “Para la milenaria
cultura amazighe, la realidad se concibe como un ámbito más complejo que el
entorno puramente físico o terrestre, donde, por cierto, todo vive y posee
voluntad propia. Otros planos sobrenaturales, donde habitan almas, espíritus y
deidades, también interactúan con nuestro escenario material. Así las cosas,
la muerte se entiende sólo como un tránsito a otra situación o estado. El ser
humano no desaparecería con la extinción de su envoltura más densa o mortal,
acontecimiento que, sin embargo, liberaría no una sino dos almas del difunto.
En
líneas generales, la formulación que describe la naturaleza del ser y sus
propiedades trascendentales (ontología) desde el antiguo Egipto hasta Canarias
se resume en un característico principio dualista: un alma vegetativa, que
permanece por más o menos tiempo cerca del cuerpo y hábitos terrestres del
fallecido, mientras el alma sutil vuelve al espacio de luz o energía que, por
demás, constituye su esencia. Con todo, la terminología conservada a este
respecto en las Islas no acredita de manera categórica ese dualismo del alma,
aunque no sólo las voces correspondientes sugieren esa representación.”
(Ignacio Reyes García, 2009)
En
una próxima entrega continuaremos analizando su artículo Precisiones
sobre la religión de los guanches,
naturalmente sin acritud, solo nos anima el deseo de un enriquecimiento mutuo en
el orden espiritual y cultural, y, en lo posible, evitar que nuestra sociedad
continúe siendo víctima del síndrome de Estocolmo y comulgando con piedras de
molino.
Marzo
de 2011.
Anteriores:
En
torno a la religión del pueblo guanche (II)
En
torno a la religión del pueblo guanche (I)
Continuará…
[1] Los católicos de la época (como de la actual) tendían a demonizar aquellos aspectos de otras culturas que no comprendían o que no estuviesen de acuerdo con los dogmas cristianos.
[2]
José
Barrios García es Doctor en Ciencias Históricas (Antropología);
Licenciado en Ciencias Matemáticas; Profesor Titular de Análisis Matemático,
Universidad de
[3]
Ignacio Reyes
García nació en Santa Cruz
Tenerife en 1962. Es Doctor en
Filología y Licenciado en Historia por