OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BÁEZ
EN
TORNO A
Engrandecerás
a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus
habitantes.
Chaurero n Eguerew
RELIGIOSIDAD GUANCHE (V-IV)
3- 5. PRECISIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS GUANCHES
La verdad no entendemos que la Biblia judeo-cristiana
contemple un dios mitad femenino y mitad masculino, cuando precisamente todas
las referencias a esta creada divinidad se esfuerzan en destacar su
masculinidad, además, siendo, según dicho libro, un dios todopoderoso
omnipotente y en extremo celoso de su imagen ¿para qué distorsionarla
con atributos femeninos? ¿Para qué precisa un dios
único y creador de una esposa?
como le atribuyen ciertos estudios teológicos como veremos en su lugar.
Sin
embargo, es cierto que en la tradición bíblica dios no aparece únicamente
bajo el lenguaje masculino, pero en todo caso no
recogen el concepto de un dios femenino, sino que estas referencias suponen
un ejemplo de afectividad. Algunos textos del Antiguo Testamento que se refieren
a esta cuestión son éstos:
“Dios
se compara a una madre que consuela a sus hijos “Como consuela la propia madre
así os consolaré yo (Is 66,13)”; al final de la historia, dios tendrá un
gesto de madre amorosa, en jugando las lágrimas de nuestros ojos cansados de
tanto llorar (Ap 5 1,4);
dios-madre
es incapaz de olvidarse del hijo de sus entrañas: “Sión decía: “me ha
abandonado dios, el Señor me ha olvidado” ¿Acaso olvida una mujer a su hijo,
y no se apiada del fruto de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te
olvidaré” (Is 49, 14-15; ver también Sal 25,6 y Sal 116,5);
La
tradición profética describe el comportamiento maternal de dios para con los
judíos: “Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo
[...] “Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos. Con cuerdas de
ternura, con lazos de amor, los atraía; fui para ellos como quien alza un niño
hasta sus mejillas y se inclina hasta él para darle de comer [...] El corazón
me da un vuelco, todas mis entrañas se estremecen” (Os 11, 1-8);
“¡Si
es mi hijo Efraín mi niño mi encanto! Cada vez que lo reprendo, me acuerdo de
ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión“
(Jer. 31,20).”
El
concepto de la personalidad del dios judeo-cristiano, aunque enseñado con
claridad en Salem en los días de Melquisedek, era vago y neblinoso al tiempo de
la salida de Egipto y evolucionó tan sólo gradualmente en la mente hebraica de
generación en generación en respuesta a las enseñanzas de los líderes
espirituales. La percepción de la personalidad de Yahvé fue mucho más
continua en su evolución progresiva que la de cualquier otro de los atributos
de la deidad. Desde Moisés hasta Malaquías hubo un crecimiento ideacional casi
ininterrumpido de la personalidad del dios en la mente hebrea.
En estos últimos
tiempos, los biblistas han estado hablando de un lado femenino de Yahvé o como
queda dicho, que Yahvé pudo haber tenido una consorte e incluso algunos llegan
a afirmar que el aspecto femenino de esta deidad es el espíritu santo. La
terminación para el femenino plural en hebreo es ot y en ugarítico es ai/ay.
Es interesante notar que la palabra hebrea shadad corresponde a la idea de
“pechos”, como aspecto femenino en función maternal. Si agregamos la
terminación femenina plural ugaritica al término hebreo schadad lo convertimos
en schad-day. Un morfema híbrido que bien podría traducirse como “dios con
pechos” o literalmente “Diosa”.
“En
su estudio sobre la religión hebrea, R. Patai anotó hace unos decenios que
algunas formas de representar a Yahvé en el judaísmo tardío podrían
mostrar la absorción o fusión de aspectos femeninos de una antigua divinidad
femenina. A su juicio la Sabiduría y la Shekinah, formas de
hipostatizar la actuación y la presencia de Yahvé, serían
lejanas reminiscencias de aquella divinidad que duran en el judaísmo hasta época
tardía, sin entrar en conflicto con una tradición monoteísta centrada en Yahvé''
A su
vez, M. Stone ha señalado la presencia en los territorios conquistados por
Israel de una Diosa, atestiguada por los textos de Ugarit como Asherah y
Anat, que Stone identifica con Astarté, si bien esta identificación
ha merecido ulteriores discusiones. Esa figura, o los símbolos que le
representan, rivalizan con Yahvé en pasajes como Jue 2,13 y 3, 7; 1 Sam 7,
3-4;1 Re 11,5.33; 15,13.18.19, lugares en los que se muestra que la antigua
divinidad femenina reaparece y provoca la reacción del yahvismo aun en plena época
monárquica.
Hallazgos
arqueológicos de culturas extrabíblicas pero cercanas a Israel, como los de
Kuntilet'Ajrud y los de Khirber el Qóm, son hoy puestos en relación
con la figura de Asherah y su símbolo cultual, aserah /aserim, al
que se refieren polémicamente varios lugares bíblicos. Así aquellos en los
que los profetas Oseas y Jeremías urgen a la fidelidad al yahvismo (Os 2; Jer
7, 18; 44, 15-25). O algunos otros como 2 Re 21,7;23,4-7. Tales textos —como
aquellos en los que se apoya la tesis de una asimilación por parte del yahvismo
de dioses masculinos como El, del panteón cananeo, parecen responder a
una laboriosa fidelidad mantenida al dios de Israel que exigió la lucha contra
la presencia ambigua de una Diosa en la religiosidad popular.
Esta
lucha resulta explicable si se tienen en cuenta, tanto la historia del
asentamiento de los hebreos en la tierra, como la afirmación de la absoluta
trascendencia de Yahvé, dios único, que se distancia infinitamente de toda
otra divinidad hasta negarla. Una trascendencia que se subraya incluso a través
de la misteriosidad con que se rodea al Nombre.” (Elisa Elizondo)
Los israelitas condenan a Ashera
de un modo práctico, como
muestran una serie de textos que podrían vincularse a un “pacto de
conquista” establecido entre Yahvé y los israelitas. Yahvé les promete la
tierra de Palestina, pero ellos deben comprometerse a destruir el culto de la
Diosa:
“Derribaréis
sus altares, quebraréis sus estatuas y destruiréis sus imágenes de Ashera”
(Dt 7, 5);
“Derribaréis
sus altares, quebraréis sus estatuas, quemaréis sus imágenes de Ashera,
destruiréis las esculturas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel
lugar” (Dt 12, 3).
“No
plantarás ningún árbol para Ashera cerca del altar de Yahvé, tu Dios, que
hayas edificado” (Dt 16, 21);
“Destruiréis
sus altares, quebraréis sus estatuas, destruiréis sus imágenes de Ashera y
quemaréis sus esculturas en el fuego” (Ex 34, 5).
“Cuando
los israelitas invaden las tierras de Canaán a la
cabeza del
panteón cananeo
estaba El, llamado
“el padre
de los
años”, también
“el padre de
los hombres”, simbolizado
por un toro. A pesar de
ser el más excelso dios tutelar,
se representaba como
un viejo,
y por
lo tanto
débil. Según
un erudito
fenicio posterior,
Filón de Biblos, El
tenía tres esposas, Astarté,
Asera y Baaltis (probablemente
Anat), que eran al mismo tiempo sus hermanas. También en los textos de Ugarit
se confirma que Asera era esposa de El.
Como
patrona del mar, Asherah es llamada
comúnmente “Asherah del mar”,
pero también
“creadora de
los dioses”
y “santidad”,
tanto en
Canaán como
en Egipto.
Generalmente se
la representaba en figuras y
relieves desnuda, de pie sobre un león
y sosteniendo un
lirio en una mano y una serpiente en
la otra. Parece haber sido adorada bajo el
símbolo de un tronco de árbol, “imágenes de Asherah” (2 Reyes 17:
10).
Pronto
fue asumida por los
israelitas, quienes
parecen haber
adorado casi
continuamente símbolos del culto dedicados a El, a Asherah, hasta el período
anterior al exilio.
La
idea que
tenemos de
dios en
el contexto
cultural occidental
actual se
ha construido sobre el modelo
de Jhwh, transmitido de forma única y excluyente durante los últimos 1500 años.
Dios,
el Jhwh
de la Biblia
tuvo el mismo
proceso de
“entronización” que
todos sus
antecesores paganos de los
cuales fue heredero.
Jhwh
no apareció
en la
historia como
un dios
cósmico sino
como una
deidad tribal
de pueblos semitas nómadas;
sólo un desarrollo teológico muy posterior, dentro de la cultura hebrea previa
al exilio,
le facilitó
los atributos monoteístas
estrictos que
le llevarían
a ser
una deidad cósmica, un dios
padre creador del universo.
Antes
de todo cabe destacar que la mujer hebrea no sólo fue relegada por su sexo,
hecho consustancial con
toda sociedad
patriarcal, sino
que fue
aislada, e
incluso, perseguida por
conservar la práctica ancestral de rendirle culto a la Gran Diosa, en
este caso bajo la advocación de
Asherah.
En
la sociedad hebrea, el doble culto a Jhwh y Asherah (además del culto
rendido a Baal) se dio
con normalidad
durante siglos
hasta que
el sangriento
levantamiento (c.
825 a. e.a.) Contra el rey
israelita Joram, instigado por los profetas Elías y Eliseo instauró
oficialmente el culto exclusivo a
Jhwh.
En
tiempos de Jeremías la popularidad del culto a la Reina del Cielo estaba tan
implantada que, por boca del propio
Jhwh, el profeta se dijo a sí mismo: “Los hijos recogen la leña, los padres
prenden el fuego y las mujeres amasan la harina para hacer tortas a la Reina del
Cielo [Asherah] y libar
a los
dioses extraños
para ofenderme”
(Jer. 7,18)
y más adelante
el profeta informa
que “Entonces todos los
hombres, sabedores de que sus mujeres ofrecían incienso a los dioses ajenos
(...) respondieron a Jeremías: No te escucharemos en lo que nos dices en
nombre de Jhwh, sino que
persistiremos en hacer cuanto nos venga en boca, quemando incienso a la Reina
del Cielo y ofreciendo
libaciones, como
antes hemos
hecho e
hicieron nuestros
padres, nuestros
reyes...” (Jer. 44, 15-16).
(24-25
Por
otra parte, la teóloga Francesca Stavrakopoulou de la Universidad de Exeter
sugiere que dios tenía una esposa cuyo registro esta recogido en la Biblia. Una
inscripción hallada en un cántaro de cerámica del siglo 8 antes de Cristo
encontrada en el desierto del Sinai, en un lugar llamado Kuntillet Ajrud,
Astoret tenía una conexión con Jehová.
Basándose
en textos antiguos, amuletos y figurillas procedentes de la ciudad costera de
Canaan, llamada Ugarit hoy conocida como Siria, la teóloga dijo que los
artefactos revelan que Astoret era una diosa de la fertilidad muy poderosa.
“La
inscripción es una petición por bendición,”. “Ésta inscripción pide
bendiciones a Jehová y a SU Astoret,” lo que
evidencia de que ambos eran vistos como un par divino.
La
teóloga indicó que este no es el único caso y que ha encontrado inscripciones
similares.
Es
presumible que ante la imposibilidad de erradicar de de la mente y los corazones
de los pueblos del entorno bíblico la adoración a la Diosa Madre, el clero católico
tratara de dotar al dios masculino de ciertos aspectos femeninos, como
efectivamente fue.
Es
indudable que la humanidad avanza con pasos agigantados a hacia la restauración
del reino divino de la Diosa Madre en el universo y la iglesia católica, que
nunca ha dejado de ser oportunista, a pesar de haber venido sosteniendo durante
dos milenios la condición masculina de la divinidad, últimamente ya está
tomando posiciones para cuando llegue
el momento de la implantación de la nueva era de amor y justicia social
universal emanada de la Diosa Madre, tratar de continuar con su parcela de poder
temporal, así tenemos que el Papa Juan Pablo I, manifestó que: “Dios es
Padre, pero sobre todo, es Madre”…
“Para
los guanches, Chaxiraxi, no estaba por encima de Acorán, ni competía con Él
en poderes, sino que era, la madre del Sustentador (o Dios). Por tanto, no hay
una mezcla de lo católico y lo guanche, sino un gran paralelismo, como es fácil
deducir, si no hay otras razones o motivaciones, que expliquen ese desvío. Jamás,
en los veinte siglos de catolicismo, se dio adoración a María, aún siendo la
madre de Dios, sino un culto de veneración y respeto, pero adoración, solo a
Dios (Acorán).”
Estimado
don Fernando, permítanos que aportemos nuestras observaciones a este bloque
cuando lo hagamos a su mencionado artículo “Él no es Ella”.
Los
siguientes párrafos no tienen desperdicio, en el más puro estilo de los
profetas del antiguo testamento lanza su particular anatema contra la Historia
de esta desdicha nación:
“Sabido
es por la arqueología y la Historia, los guanches llegaron aquí, con su bagaje
religioso, portadores de una cultura y religiosidad judeo cristiana que los
envolvía en el entorno de su época o contemporaneidad; ir a siglos anteriores,
es inadecuado, y no se ajusta a verdad. Por tanto, hace seis siglos, los
guanches se incorporaron sin grandes saltos -sino en perfecta continuidad- a la
nueva religión, que no era tan nueva, sino la misma que ya trajeron y tenían,
si bien con su matices.”
Posiblemente
maneja datos históricos y arqueológicos que sólo usted conoce y que hasta la
fecha han sido ignorados por la comunidad científica, de no ser así, no cabe
duda que la redacción de estos párrafos es el resultado de una mala noche -por
decírselo suavemente-, o quizás fruto de una visión divina en cuyo caso
significaría que la Divinidad está desinformada de la Historia pre y colonial
de este país, y eso no es posible. A sí sin más usted se “carga” todo el
bagaje histórico y científico acumulado durante casi seis siglos en esta
colonia.
¿A
que época se refiere? ¿A que contemporaneidad? Como queda dicho en páginas
anteriores los guanches no llegaron en una sola arribada, como usted trata de
“endosarnos”, por supuesto que los guanches trajeron con su acervo cultural
una religión astral cuyo panteón esta presidido por la Diosa Madre Chaxiraxi y
que nada tiene que ver con el cristianismo y mucho menos con el catolicismo.
Ni
siquiera la estancia en la Isla Titoreygatra (Lanzarote) en 1312 del genovés
Lancelotto Malocelli, que vivió en ella durante 20 años dejo la menor huella
de cristianismo entre los maxos. No cabe duda que en ocasiones la fe o el
fanatismo pueden anular la razón.
Le
invitamos a que presente una sola prueba documental, arqueológica o lingüística
de la existencia de vestigios del cristianos en las islas antes de 1402, con la
invasión de los piratas Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle y
sus frailes capellanes Pierre Bontier y Jean Leverrier, quienes nos
dejaron estos testimonios relativos a los contactos “fraternales”
entre aquellos católicos y los maxos: […]
Algunos
días después llegó la nave Tajamar al puerto de Cádiz, en la cual venía
Bertín con una parte de los que se habían concertado con él;… llevaba Bertín
consigo a los pobres canarios habitantes de la isla de
Lanzarote, que so color de buena fe, habían preso a traición, para
llevarlos a vender en tierras extrañas, como esclavos, en perpetuo
cautiverio… un
tal Ferrant d'Ordoñez condujo la nave
a Aragón, con todo su cargamento y los prisioneros,
y los vendió.” (Le Canarien, 1980:105)
“La intención de Gadifer es tal, que, si no encuentran otro remedio,
maten a todos los hombres de defensa del país (Lanzarote) y guarden a
las mujeres y a los niños y los hagan bautizar y que vivan como
ellos hasta que Dios les ayude de otra manera.”
(Le Canarien, 1980:117)
Continuemos
con sus planteamientos:
“Nada
pues, se ha camuflado, como sucede en América, donde perduran junto con el
cristianismo, otras formas afro e indias, propias de culturas y religiones bien
distintas. De hecho, la práctica del cristianismo en Canarias (ahora
Tabaibal), no se distingue, ni tiene matices propio o diferenciadores respecto a
la Iglesia Universal o católica, ya que no hubo un dejar nada propio por algo
extraño.”
Mucho
nos tememos que la lectura que de la etapa colonial viene haciendo no está
precisamente muy ajustada a los hechos reales, por si le puede ser de algún
interés vamos a hacer algunas reflexiones sobre sus planteamientos.
Como
usted sabe -aunque le cueste admitirlo-, en la etapa pre-católica cada isla tenía
una Deidad femenina digamos protectora, como muy bien recoge usted en uno de sus
artículos. Estas Deidades eran aspectos locales de la Diosa Madre, veamos
algunos aspectos culturales y ritualísticos del pueblo canarios pre-colonial.
Como hemos dicho en páginas anteriores los cronistas
recogen para Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerte-ventura), la existencia de templos — “casas
particulares”— que denominan Fquenes, palabra que según los lingüistas ha de relacionarse con lugar de culto.
Estos se describen como «redondos y de dos paredes de piedra;
y entreparedy pared, hueco. Tenía entrada por donde se servía aquella
concavidad. Eran muy fuertes y las entradas pequeñas.
Allí ofrecían leche y manteca” (Abreu
Galindo, 1977).
El ingeniero cremonés Leonardo Torriani
alude en semejantes términos a estos templos: “adoraban
un ídolo deforma humana, pero no se sabe quien
era.” (L.
Torriani, 1959). En este caso el autor no menciona el sexo atribuible a la
imagen, pero el hallazgo de una estatuilla femenina sedente. Atribuida a
la de
Diosa Tueris descubierta y dada a
conocer por el Dr. Pablo Atoche, quien nos dice al respecto: “recientemente
ha podido precisarse que un objeto conocido
desde los años ochenta, tras las excavaciones de
Inés Dug en el yacimiento de Zonzamas, no es otra cosa que una representación de la diosa egipcia Tueris Así
lo creen M.C.: Pérez Diez (González Antón, R. et
al, 1995: 31), y Leo Dubal, quien ve en ello, cuanto menos, una obra
“egiptizante” (Dubal, L., comunicación personal). De igual modo, desde el
punto de vista estilístico, esta pieza se emparenta con
otras representaciones de diosas entronizadas (mujeres encintas o diosas en
cintas) de influencia egipcia, ampliamente repartidas por el Occidente púnico,
datables, al menos en Cartago, en el siglo VII a.e.a. Los prototipos siciliotas de
estas últimas suelen presentar varias vueltas de collar en su pecho (Fernandez,
J.H., 1992: 100; Lancel, S., 1994: 71).” (Pablo Atoche Peña).
El
boticario español, establecido en Los Realejos, Cipriano de Arribas y Sánchez,
nos proporciona un dato interesante en torno a una de las deidades de Lanzarote:
“Adoraban á Guayaxeras -dios -en sus efequenes formados de piedras en círculo
y en su interior había una piedra grande llamada Jayra. Hacían rogativas por
falta de lluvias. Al Sol le decían Ahío. Al mes, Cela… (Cipriano de Arribas
y Sánchez; 1993:278-81)
Veamos
que no dice la lingüística en relación con esta divinidad:
“Guayaxerax. m. Tf. ant. desus. Dios
(lit. ‘el espíritu que (es) sustento (o soporte) del universo’). Expr. t.
Acguayaxerax, Achguarergenan, Achguayaxiraxi, Achguoyaxiraxi, Aguarerac,
Aguayarerar, Guaia herax, Guararirari, Guaraxiraxi, Guarirari, Guaxagiraxi,
Guayageraz, Guayagiraxi, Guyaxiraxi, Yaguaia hiraji. ― wayyaɣiraɣ(i)
< *wayya-ahɣər-aɣ(i), comp. m. sing. *wayya,
n. vb. m. sing. de [Y] ‘espíritu’, lit. ‘estar en el origen de, ser la
causa de’. *āhɣur
> ahɣär
> aɣir,
n. ac. imperf. m. sing. de [(H)·Γ·R] ‘firmamento, bóveda celeste,
cielo’. *aɣ(i),
n. vb. m. sing. de [Γ] ‘coger, tomar, sostener, cargar, acoger’.”
(Dr. Ignacio Reyes García). En castellano Espíritu es de género femenino…
Estos estudios inducen a que la
estatua del mencionado fquen era femenina. Por otra parte, en Lanzarote está
localizada una de las representaciones más genuina de la Diosa Tanit garbada en
un bloque localizado en el pozo de San Marcial, por otra parte, las estelas del
poblado de Zonzamas relacionadas
con manifestaciones cultuales, que representan una mano abierta que representa una
oración dirigida a la Diosa Tanit, ello nos indica que la Deidad suprema
de la Isla Era
En Erbania (Fuerteventura) el mundo cultual era
similar al de Titeroygatra (Lanzarote) según han recogido los cronistas, pero
al ser una de las primeras islas sometidas al catolicismo la acción
adoctrinadora de esta confesión debió ser muy efectiva pues la imaginería
llegada hasta nosotros es ciertamente escasa a excepción de algunas figurillas
femeninas descubiertas recientemente en la
denominada Cueva de Los Ídolos, esta carencia de ejemplares posiblemente se
deba la labor iconoclasta católica.
Literalmente
interpretado, el término iconoclasta significa destructor de imágenes, uno que
toma una estatua o una pintura y la rompe. En su sentido histórico, se entiende
según la Real Academia española como “hereje del siglo VIII que negaba el
culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y perseguía a quienes las
veneraban”, es decir, le añade un sentido religioso.
Esta práctica
destructiva ha estado muy arraigada en las religiones autodenominadas
mayoritarias y muy especialmente en las cristianas.
Pero quizás sea a trabes de la arquitectura religiosa católica en
Fuerteventura de donde nos llegue el mensaje de la Diosa Tanit como señora de
la Isla, concretamente de la fachada del templo de Pajara.[2].
Los elementos decorativos han suscitado cierto interés en el mundillo científico
e incluso entre algunos aficionados a las para ciencias, siendo motivo de extrañeza
la presencia de dos cabezas en relieve iguales, ambas tocadas con penachos de
plumas lo que ha inducido a algunos estudios a asignarles un origen extra
insular, arguyendo algunos una procedencia azteca.
Los motivos decorativos de la fachada de este templo está desdoblados,
a partir de un imaginado eje vertical central los motivos se repiten de manera
idéntica a uno y otro lado.
Es conocido el hecho de que la Isla en los momentos de la invasión
estaba políticamente dividida en dos bandos o reinos, regidos por sus
respectivos jefes o reyes, un dato ignorado por muchos autores es que estos
reyes maxos usaban de diademas o coronas adornadas con vistosas plumas, de ahí
el confundirlos con “indios”. El representar dos cabezas idénticas
indudablemente hace referencia a los dos bandos de la Isla en un plano de
igualdad.
Si miramos con atención los relieves de la fachada podemos ver que casi
todos ellos-a excepción de la cruz latina-, son símbolos de la Diosa Tanit,
desde el rosetón de ocho radios-al igual que la estrella de ocho puntas-, es un
símbolo de la Diosa Madre universal, la paloma, el triangulo, los peces, los
rombos las serpientes, los rectángulos y cuadrados son todos ellos atributos de
la Diosa Tanit.
El santuario más importante de los maxos de
Fuerteventura es Montaña Tindaya. La veneración en las
montañas juega un papel central en la cosmología y religión de la
sociedad canaria tradicional, como lo demuestran numerosos estudios etnográficos,
documentos etnohistóricos y restos arqueológicos de altura.
Hubo peregrinaciones para venerar algunas montañas,
en particular, como es el caso de Tindaya, (ti-n_dday-a =La puntiaguda,
Ignacio Reyes) y a veces se les distinguió con altares o erigiendo monumentos
grabados en piedra, como en este caso podomorfos, en algunos casos asociados a
otros signos de claro significado astral o alguna ofrenda especial.
Los antiguos Mahos creían también que el cielo y la
tierra, la Sol y el Luna, las estrellas, el viento y la lluvia, los relámpagos
y los rayos, el fuego y otros muchos fenómenos naturales también tienen su espíritu.
La sacralización de Montaña Tindaya queda
confirmada por la existencia en la misma de numerosos yacimientos de grabados
rupestres representando podomorfos.
También
hay podomorfos en la peña del Majo, en Lanzarote,
en el Valle de San Lorenzo y en
En la Isla Esero (El Hierro), como
es sabido los Bimbaches adoraban a la Diosa Moneiba[3]
, el nombre quizás alude al cielo-universo y a su paredro Eraoranhan,[4],
posiblemente hace referencia a la Sol, no sacrificaban, sólo rogaban por los
temporales para el herbaje de sus ganados, y estos dioses no estaban
representados en materia alguno, sino que estaban en sus pensamientos. El lugar
donde se encontraban estos dioses, eran dos peñascos largos a manera de
mohones, que están en el término que llamaban Bentayca, lugar que hoy recibe
el nombre de Santillos de los antiguos, allí acudían los Bimbaches para hacer
los ruegos y las peticiones, las cuales subían al cielo. En otro lugar santo
llamado Tacuytunta, había una cueva llamada Asteheyta, en donde tenían un
cochino (cerdo) llamado Aranfaybo, que era el demonio, amigo de Eraoranha.
En momentos de sequía recurrían a la divinidad del Aranfaybo, el dador de
lluvia.
Cuando
les faltaba el agua se juntaban en Bentayca, donde estaba su santuario, y
alrededor de aquellos peñascos estaban sin comer tres días, y con el hambre
lloraban, el ganado balaba, y ellos daban voces a las divinidades para que les
mandase el agua, si con esta diligencia no llovía, uno de los naturales, el
santo, iba al término de Tacuytunta, donde estaba la cueva Asteheyta, y metiéndose
dentro e invocando a los cielos salía de dentro un animal en forma de cochino,
al que llamaban Aranfaybo, al salir lo cogía y metiéndoselo debajo del Tamarco
lo llevaba a donde estaban los demás esperando con sus ganados alrededor de
aquellos peñascos, y andaban todos dando gritos y voces en procesión a la
redonda de aquellos riscos, como vemos la ceremonia de solicitud de agua a la
Deidad idéntica a las demás Isla.
Las
deidades de la Isla de La Gomera, adoraban a un dios creador llamado Orahan[5]
y por el otro lado a Hirguan, el dios maléfico, con aspecto de hombre velludo,
aunque en este aspecto algunos autores hacen referencia a unas estatuillas a la
que llaman Machial Mayor y Machial Menor.
Los
dos centros cultuales más importantes de la Isla son La Montaña Sagrada o
Fortaleza de Chipude y el Alto del Garajonay.
La
Montaña Sagrada o Fortaleza de Chipude, este santuario de los gomeros fue
estudiado por primera vez por el amusnau Juan Bethencourt Afonso, quien señaló
que en la superficie de esta meseta: “se advierte un gran número como de
pequeños corrales hechos de piedra seca o sin argamasa, algunos de cantos
rodados transportados de los barrancos; ya de figura circular o elíptica, que,
desde luego, revelan su antigüedad, siendo notable los
pequeños círculos de piedra, que él sospechó sirvieron para recoger líquidos,
a modo de cazoletas, y que “estaban tapados como por una pequeña pirámide de
piedra”. Y por último, “monumentos que fueron verdaderos ‘pireos’”.
En el mejor conservado, destacó la presencia de “trozos de huesos de cabra y
de cabrito calcinados, cuchillos de piedra, al parecer de fonolita, con los que
sacrificaban las reses; pedazos de carbón y leña casi carbonizada que juzgamos
son de brezo o tagasaste, y una piedra del tamaño de una naranja, redondeada
por la mano del hombre y medio quemada, que ignoramos a qué uso se destinaría”.
(Bethencourt Afonso, 1991).
En
la cima del Alto de Garajonay, situada a
Éstas
se celebraban en un círculo de piedras que, según la tradición oral, ha sido
utilizado hasta hace muy pocos años. Cerca se alza un monolito que aún
conserva las señales de su uso ritual.
La
tradición refiere también la existencia en este paraje, hasta hace unas décadas,
de diversos amontonamientos de piedras distribuidos en todo el claro del bosque.
Túmulos que, según la hipótesis del arqueólogo Antonio Tejera Gaspar, fueron
realizados por los antiguos gomeros con las piedras que cada caminante dejaba en
el lugar al pasar por él.
Una
costumbre que entre los imazighen continentales tiene un carácter ritual, pues
cada piedra representa al espíritu de un antepasado. En conjunto, las piedras
forman altares denominados kerkús, costumbre que continua vigente en nuestras
Islas, es frecuente en las carreteras y caminos así como en otros lugares donde
se haya producido una muerte violenta, ver montones de pequeñas piedras
depositadas por los caminantes al lado o encima de las cruces que señalan el
lugar del suceso.
En
una próxima entrega continuaremos tratado este tema con relación a las
denominadas “Islas realengas”
El
antiguo pueblo canario como el actual dotado de extraordinaria sabiduría, hemos
practicado nuestra religión en escenarios naturales donde imponen su señorío
el cielo, la tierra, el viento, la planta, el ingenio animal. El guanche se
funde con la naturaleza todo puesto en armonía, todo tendiendo a esa armonía
natural tan admirada por Pitágoras y que más modernamente haría decir a Víctor
Hugo: “Hombres, no temáis,
Abril
de 2011
Continuará…
Abril
de 2011
Anteriores:
En
torno a la religión del pueblo guanche (V-I)
En
torno a la religión del pueblo guanche (V-)
En
torno a la religión del pueblo guanche (IV)
En
torno a la religión del pueblo guanche (III)
En
torno a la religión del pueblo guanche (II)
En torno a la religión del pueblo guanche (I)
[1] Le recomendamos consulte el artículo de Eduardo P. García Rodríguez Arquitectura Canaria Pre-colonial, Diosa Tanit Versus Diosa Chaxiraxi (XXI-VI), publicado en www.elguanche.net.
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*b-aɣar,
n. vb. m. sing. de [B·Γ·R] ‘ventura, fortuna, suerte’. N. B.
Aunque en las hablas nigerianas y malíes la raíz posee ya un aspecto trilítero,
la constancia del mismo concepto en el Marruecos central bajo la forma [Ɛ·R]
aεr(i), permite observar en el radical [B] el morfema
expresivo de intensidad b-, lo cual lleva la traducción del vocablo
isleño hasta la 'gran o fuerte ventura' que ha quedado como denominación
insular. (Dr. Ignacio Reyes García)
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moneibba < *munəy-ibba, comp. f. sing. lit. ‘resplandor
humeante’.
*e-mnəymənəy
(ə), n. vb. m. sing. de [M·N·Y] ‘brillo’.
*i-bba, n. vb. concr. m. col. de
[B·B] ‘humo’. (Dr. Ignacio Reyes García)
― eraoraghan < *era-uraɣan,
comp. m. sing. lit. ‘quien es o está en lo ardiente’.
*ere,
pron. apoyo sgvo. indef. de [R] ‘el que, cualquiera, quienquiera que,
alguien o alguno que’.
*u-raɣ-an,
p. ac. m. sing. de [(W)·R·Γ] ‘ardiente’, ‘brillante’,
‘dorado’, ‘flamante’. (Dr. Ignacio Reyes García)
― *uraɣ-an, adj. m. sing. lit. ‘brillante’.
*uraɣ,
n. m. sing. de [R·Γ] ‘hecho de arder’, ‘brillar’.
*-ăn,
suf. adj. calificativo de [N]. (Dr. Ignacio Reyes García). Esta definición
encaja perfectamente con