OBSERVACIONES A UNA SERIE
DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BÁEZ
EN
TORNO A
El
dinero hace hombres ricos, el conocimiento hombres sabios, la humildad hace
hombres grandes.
Chaurero n Eguerew
RELIGIOSIDAD GUANCHE (V-III)
3- 4. PRECISIONES SOBRE LA
RELIGIÓN DE LOS GUANCHES
Continuando
con nuestras observaciones a este artículo de don Fernando Báez
vamos a analizar los siguientes párrafos:
“Por
otra parte, difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha
desaparecido, cuando la experiencia religiosa es algo intransferible, y no haya
libro que la contenga, y si faltan sus trasmisores personales; si una religión
se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y culturas
antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de una nueva
secta).”
A pesar de que los frailes predicadores habían establecido un eremitario-casa de contratación en Güímar, -tema que trataremos en otro lugar-, la labor misional de estos no debió tener buena acogida entre la población guanche, pues el conocimiento que esta tenía sobre la religión católica a juzgar por la repuesta dada al mercenario invasor esclavista Alonso de Lugo por el gran caudillo de la matria canaria Kebehi Benchomo en el encuentro que mantuvieron en la actual Gracia en Aguere en mayo de 1494, en los momentos previos a los enfrentamientos armados era nulo. Veamos lo tratado en dicho encuentro según recoge el historiador Antonio Rumeu, quien sigue al dominico Alonso de Espinosa: “El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos.
Llegados frente afrente, Alonso de Lugo y
Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como intérprete de Guillén
Castellano, quien conocía el habla indígena. Lo que el capitán
gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras el régulo taorino es fácil de
adivinar. En primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión
política a este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la
primera. En segundo término, la conversión
al cristianismo.
A
cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como recompensa, que el
“rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su amparo y protección
y les haría muchas mercedes”.
La
repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y dignidad sorprendentes,
digna del gran caudillo que era. En lo relativo a la prometida amistad puntualizó
“Que ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado, la había de
rehusar”
En
punto a religión “Que ellos no sabían
que cosa era cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y
se informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.
Especial
énfasis puso el monarca guanche en replicar a la tercera demanda, que le
humillaba y hería. Rechazó de plano someterse
al rey de España, no era de ese parecer
porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido
y así pensaba morir.”[1]
(A. Rumeu de Armas, 1975)
Es
de suponer que ante tan digna repuesta el invasor optara por aplicar la formula
conminatoria por esa época al uso
en la invasión de América:
"Yo
os certifico que, Dios mediante, entraremos a la fuerza a vuestro país y os
haremos la guerra.... y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia.... y
le haremos todo el daño que podamos, como a vasallos que no obedecen y rehúsan
a recibir a su Señor y lo resisten y contradicen.”
A
pesar de la cruenta cruzada del catolicismo contra
Ello
no supone que el primigenio pueblo canario asumiese el cristianismo totalmente
entre otras muchas cuestiones por que la mayoría lo desconocían y además
porque la mayor parte de las poblaciones guanches estaban alejadas de los
centros de asentamiento europeos y continuaban con sus prácticas religiosas
ancestrales tal como recoge la documentación de la época, entre ella las actas
del Cabildo colonial de de Chinech (Tenerife).
Son
considerables los procesos abiertos por la “Santa Inquisición” española en
Canarias a guanches y canarii “porque no asistían a los oficios religiosos y
vivían como gentiles”, prueba evidente de que en los primeros tiempos del
sometimiento del país, la mayoría de quienes asumieron el cristianismo lo
hicieron de manera forzada para salvar como queda dicho la vida y una relativa
libertad, bastaba escarbar un poco en la piel del guanche para que aflorara el
adorador de la Diosa Madre, y sus ancestrales tradiciones.
“Por
otra parte, difícil fundarse en la religión de un pueblo, cuando ha
desaparecido,”
No
es lo mismo desaparecer que subyacer,
como usted no ignora los europeos
interpretaron la religión de los antiguos canarios en función de la suya,
nombrando a un dios superior llamado Acorán en Tamaránt (Gran Canaria), Achamán
en Chinech (Tenerife), Abora en Benahuare (La Palma) o Eraoranzan en Esero (El
Hierro). Como queda dicho el estudio de estos nombres indica que los primeros
canarios designaban al Sol como femenino y a la Luna de forma masculina, como en
las culturas imazighen continental. Como demostraremos en su momento todas estas
divinidades son femeninas no masculinas como interesadamente han venido
sosteniendo los apologistas del catolicismo. Como usted no debe ignorar la
transmisión histórica y cultural en los antiguos canarios era oral mediante la
tamusni y, precisamente una de las primeras medidas tomadas por los invasores
para desarraigar al pueblo sometido fue la de cercenar de manera cruenta la
lengua matria, -los colonos aún los pocos ilustrados que hubieron, no prestaron
la menor atención a la legua guanche, pues les era más fácil imponer la
suya-, con ello, la mayoría de las primeras generaciones de canarios después
de la conquista ya ignoraban los fundamentos de su cultural y religión,[2]
quedando estos resguardados en un número muy reducido de familias, las cuales
los han venido conservando y trasmitiendo de generación en generación.
A
pesar de esta represión, en algunos pueblos del sur de Chinech (Tenerife) hasta
la primera mitad del pasado siglo XX algunas familias hablaban en guanche, de
hecho durante el periodo nacionalcatólico del franquismo, en las escuelas
rurales de la Isla los maestros castigaban severamente a los niños que se atrevían
a pronunciar algunas frases en guanche en las
clases, esto está corroborado por personas mayores.[3]
Por
otra parte, es conocida la singular maestría de la iglesia católica para
siguiendo la tradición romana, sincretizar aquellos aspectos dogmáticos,
doctrinales o rituales que le interesa de las religiones sometidas, son
abundantes los ejemplos de ello en América y en Canarias, por su parte la
Iglesia del Pueblo Guanche también se aprovechó de esta política para
mantener determinados ritos y tradiciones bajo el paraguas del catolicismo,
tales como la fiesta de la rama en Agaete, los hachitos de Icod de Los Vinos, la
romería del Socorro en Güimar, el Beñemer (15 de agosto) en Candelaria, así
como ciertas fiestas y romerías celebradas bajo la advocación de determinados
santos católicos cuyo orígenes guanches no han sido debidamente divulgados, ¡cosas
del sistema.!
En
esta línea el investigador Ignacio Reyes expone: “Las
misiones cristianas en Canarias, cuya actividad allanó considerablemente el
proceso de conquista y colonización de las Islas, aplicaron un procedimiento
similar. Las creencias isleñas no oponían conceptos o devociones indigeribles.
El fundamento astral y naturalista de su religión, que aparecía gobernada por
una potencia creadora, ofrecía incluso elementos suficientes para inducir un
sincretismo nada traumático.
La estrategia desplegada por los frailes
minoritas en el Archipiélago tomó esa dirección.
La institución de cultos marianos asociados
al pino, en Teror (Terûghe, “La Dorada o Rojiza”),[4]
o a la estrella Canopo, en Candelaria, tal y como revelan los estudios del Dr.
José Barrios García (1997), proporcionan ejemplos muy concretos. De esta
manera, a través de la apropiación de las principales referencias que componían
la cosmogonía isleña, preparan la asimilación del modelo social y cultural
vinculado a la colonización.” (Ignacio Reyes, 2001).
No
deja de ser interesante los siguientes párrafos: “cuando
la experiencia religiosa es algo intransferible,”. Si la experiencia
religiosa es intransferible ¿Cómo es
que las primitivas sectas cristianas pudieron trasmitir sus experiencias
religiosas a los paganos? ¿Cómo los primitivos cristianos asumieron las
experiencias religiosas de los paganos? ¿Cómo el cristianismo ha conseguido
trasmitir sus experiencias religiosas a otras confesiones si estas son
intransferibles? ¿Cómo transfirió el catolicismo parte de sus dogmas a los
guanches si la experiencia religiosa es intransferible?
“…
y no haya libro que la contenga”. Estimado, no todas las religiones basan sus fundamentos, ritos y prácticas
en libros más o menos inspirados, dictados o revelados por dios, es más, casi
todas ellas surgieron como una revelación espiritual y tomaron formas de
expresiones naturales mucho antes de que se creara la escritura en las
diferentes civilizaciones, fueron los poderes políticos y militares quienes
deseando dominar a los pueblos mediante el control religioso propiciaron una Pléyade
de “ilustrados” teólogos, filósofos y sumos sacerdote mediante los cuales
reglamentar y controlar la vida espiritual y religiosa para ponerla al servicio
del Estado, así las religiones fueron dependiendo cada vez más de los poderes
políticos y militares hasta el extremo de que en muchas culturas el gobernador
de un país, era al mismo tiempo el máximo pontífice de su religión.
En
cuanto a la escritura era conocida por la sociedad guanche, de ello dejo fe el
fraile Alonso de Espinosa, además de las cortezas de árboles y las pieles fácilmente
destruibles, emplearon como soporte uno de los materiales más perennes la
piedra, siendo abundantes en nuestras Islas los yacimientos con grabados
alfabetiformes, los cuales están a la espera de nuestro particular Champollion
que nos facilite su traducción.
Para
su información sepa que
Cuando
expone: “…y si faltan sus trasmisores personales;”. ¿Quiere decir con
ello que usted asume la falacia histórica creada por el colonialismo y
sostenida durante mucho tiempo de que los guanches fuimos exterminados?
Si no hubo trasmisiones personales ¿Quiénes trasmitieron los
conocimientos que sobre la religión guanche que le fueron dados recoger a
los cronistas e historiadores aún varios siglos después de la invasión
y conquista? La pervivencia de ritos guanches actualmente arropados por el
catolicismo ¿Como se trasmitieron? ¿No esta usted informado de los modernos
estudios genéticos que demuestran científicamente la pervivencia del pueblo
guanche en la actual sociedad canaria en una mayoría abrumadora frente a la de
origen europeo? ¿Acaso su tan
pregonado amor a los guanches se refiere sólo a los guanches muertos? Nos viene
a la memoria el dicho popular: “Tirar la piedra y esconder la mano…”
Como
queda dicho la transmisión de la cultura e historia en el pueblo guanche era
mediante la tamusni (historia de transmisión oral) aspecto este corroborado
entre otros historiadores por
el medico teldense e historiador canarii Tomás Arias
Marín de Cubas, en el siglo XVII
-dos siglos luego de la conquista- nos descubre en su extraordinaria obra que la
tradición oral del pueblo canario se
mantenía firme aún en aquella época, lo
que nos confirma, sin ningún tipo de posibles dudas, que nuestros antepasados pensaban en africano pues sus referencias señalaban en todo momento a
nuestras raíces, a nuestros orígenes mazigios continentales: “barruntaban lo porvenir y eran faixages observaban algunas
moralidades, y en corridos savian de memoria las historias de sus antepassados,
que entre ellos se quedaban contaban consejas de
los montes claros de Atlante en África en metáforas
de palomas águilas...”. (Marín de
Cubas, [1694] 1993)
Imploraban a los espíritus de sus antepasados
continentales en los momentos en que, desde época
inmemorial, los mazigios celebramos nuestras
fiestas de solsticio de verano y dicha celebración nunca se ha perdido. Esta
fiesta se sigue manteniendo, con el mismo ritual
antiguo, entre los mazigios continentales. Son los momentos en que los naturales norteafricanos imploran a la
fertilidad de la tierra y del ganado, pues
creen que esta tafaska “fiesta” de la Achura[5]
celebrada con fogaleras la víspera del día mayor del año (22 de junio), posteriormente cristianizada y trasladada a la del día de San Juan (24 de junio), protegen a los
hombres contra los maleficios y a los
rebaños contra las enfermedades; en esta ocasión se
celebran también los matrimonios del clan, cuyas ceremonias duran nueve días, tanto entre nuestros antepasados
canarios como entre los imazighen
continentales.
Por su parte el amusnau tinerfeño, Dr. Bethencourt Alfonso, hablando sobre tradiciones precoloniales
mantenidas hasta aquellos momentos, añade que:
“de igual manera que conservamos las
legendarias hogueras sagradas guanchinescas
de Chirche y Aripe en Guía de Isora.
En la iglesia de Chasna, en Nochebuena, durante la misa del Nacimiento del Redentor, por medio de pellizcos hacen prorrumpir en balidos a un cabrito, del mismo modo
que lo hacían los guanches para implorar al
Dios de los animales Guanana”. (B.
Afonso, 1991).
Similar tradición se
observaba en la parroquia del Salvador en La Matanza de Acentejo, donde además
se bailaba al niño en la nave del templo al ritmo del Tajaraste.
El investigador Hermógenes Afonso de
“Todavía
mi abuelo Isidro Hernández, natural de Agache y sus amigos iban el amanecer del
día 21de junio a las Piedras de Ayesa y saludaban la salida del Sol vertiendo
la leche que tenían en un gánigo y gritando tres veces el Achún Magec.
Esto
era su ritual de año nuevo” (Fernando Hernández González, comunicación
personal. En: Ignacio Reyes García).
Lo
expuesto en torno a la pervivencia de ritos y tradiciones etnográficas que en
ocasiones se mezclan y confunden debido a las sincretizaciones, está claro que
ha venido existiendo medios de trasmisiones ¿o no?
Y
continua don Fernando en su artículo: “si
una religión se inventa, y se apoya en suposiciones y deducciones de pueblos y
culturas antiguas, es algo nuevo, sin base (y hasta es muy posible se trate de
una nueva secta).”
Veamos,
mucho nos tememos que esta usted imbuido del espíritu emanado del tantas veces
citado Concilio de Nicea, en el cual
los dirigentes cristianos del momento apoyándose en culturas antiguas como la
griega y la romana entre otras, inventaron una nueva religión que por disposición
del Emperador Constantino paso a llamarse Católica Apostólica Romana, cuyo epíteto
de cristiana sólo lo ha conservado como recordatorio de sus orígenes y como señuelo
para captar a ingenuos.
Por
el contrario, La Iglesia del Pueblo Guanche, hunde sus raíces espirituales,
doctrinales y rituales en el tiempo, unos mil ochocientos años antes de la era
occidental actual, y aún así, es relativamente nueva en relación al periodo
de tiempo en que la humanidad viene
adorando a la Diosa Madre Universal, -aspectos estos que trataremos más
ampliamente cuando desarrollemos nuestras observaciones a su artículo “Él no
es Ella”-.
Por
tanto, no estamos creando nada, simplemente tratamos de recuperar y actualizar
nuestros fundamentos espirituales, filosóficos y culturales desde la óptica de
los tiempos actuales, pues al fin y al cabo somos canarios del siglo XXI.
Para
su mejor información sobre nuestra
Congregación permítanos algunas notas:
El primero de nuestros fundamentos recoge: Reverenciamos
y celebramos el Universo como la totalidad de lo que existe, pasado, presente y
futuro. Es la manifestación de La Diosa-Madre Chaxiraxi, está en perpetua
evolución, y es inagotablemente diverso. Su sobrecogedor poder y belleza y su
fundamental misterio provocan la más profunda reverencia y maravilla humana.
El último: Promovemos la
separación de la religión y el Estado, y el derecho humano universal a la
libertad de religión. Reconocemos la libertad de todos los seres humanos para
expresar y celebrar sus creencias, como individuos o en grupos, en cualquier
ritual, símbolo o vocabulario que no cause daño y que sea significativo para
ellos.
Nuestros
esfuerzos van dirigidos a conseguir que
Nuestra
fe y creencias han sido practicadas por nuestros ancestros como
mínimo 1.800 años antes de que se creara el cristianismo. Hace solamente
poco más de quinientos años que nuestra religión primigenia fue erradicada
-aunque de manera aparente- por la fuerza de las armas, esa erradicación a
pesar de su virulencia fue solamente superficial, pues en lo más profundo del
ser canario ha venido perviviendo aunque de manera sincretizada como hemos
dicho, lo esencial de nuestra fe, en la mayoría de los casos nos hemos limitado
a aceptar el cambio de nombre de nuestras ancestrales deidades por los impuestos
por otra confesión extranjera, ello explica la peculiar manera en que un amplio
sector de los canarios han venido viviendo el catolicismo. De hecho, las
divinidades del catolicismo no han arraigado plenamente en la mayoría del
pueblo canario, este orienta sus devociones y ritos hacia la Diosa en sus
aspectos catolizados como vírgenes, y hacia los santos tras los cuales se
ocultan nuestras ancestrales deidades paredros[1].
Han
transcurrido más de quinientos años antes de que se diesen las circunstancias
favorables que permitiesen a la Iglesia del Pueblo Guanche salir del anonimato y
poder practicar abierta y públicamente nuestros Ritos,
Ceremonias y Credos sin ser perseguidos abiertamente por parte de la
religión imperante y su brazo secular, no obstante, somos conscientes de que no
dejarán de hacerlo encubiertamente. Tampoco será fácil que una buena parte de
nuestro pueblo se desprenda fácilmente de la carga de inercia y castración
mental que han supuesto más de quinientos años de imposición del
etnocatolicismo, pero confiamos plenamente en nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi, en
la guía de los Espíritus de nuestros ancestros y en el profundo amor que le
profesamos los canarios desde lo más profundo de nuestros genes, para rendirle
culto públicamente con el honor, dignidad y decencia con que lo hicieron
nuestros antepasados.
Todo
ello en nuestra común unión con todos los seres humanos que desde los primeros
tiempos del hombre hemos venido recibiendo la protección y amparo de la Gran
Diosa-Madre Chaxiraxi bajo cualquiera de sus múltiples advocaciones.
Nuestros
y cultos y ritos son públicos y notorios, a ellos pueden asistir todo el que lo
desee sin más requisito que el respeto mutuo, no practicamos el proselitismo,
quienes se acercan a nosotros generalmente lo hacen por curiosidad, otros porque
esperan ver en nuestras ceremonias y ritos algo exótico. En todo caso de
quienes así vienen a nosotros, unos siguen de largo una vez satisfecha su
curiosidad, otros valoran solamente los aspectos etnográficos de los ritos,
pero la mayoría perciben el mensaje de amor de nuestra magné y deciden abrazar
la fe de sus ancestros. En la última ceremonia colectiva de purificación
celebrada el 20 de marzo de 2011,[2]
tuvimos la satisfacción de que 32 nuevos hermanas y hermanos
ingresaran en el seno de nuestra Iglesia, por lo cual damos gracia a
nuestra magné Chaxiraxi.
No
cobramos por la dispensación de los ritos o consuelos espirituales, nuestro
clero ejerce su ministerio por vocación y se sustenta de su trabajo,
contribuyendo además con su peculio personal al sostenimiento de nuestras
ceremonias.
Por
otra parte, igual que fuimos desposeídos de nuestra
tierra, nuestra libertad y nuestros medios de producción, fuimos desposeídos
de nuestra espiritualidad, e igual que nos asiste el derecho universal para
reclamar en justicia nuestra libertad y nuestra tierra, nos asiste el mismo
derecho para reclamar nuestra espiritualidad secuestrada por una religión
extranjera impuesta por avatares históricos sobradamente conocidos.
En
cuanto a su presunción,…(y hasta es muy
posible se trate de una nueva secta). No deja de ser paradójico este
planteamiento por su parte. Veamos, el concepto de secta en su aspecto
peyorativo suele ser empleado especialmente por aquellas religiones que cuentan
con el apoyo institucional y, por consiguiente, se consideran la “religión
oficial” “la verdadera”, este fue el caso del “paganismo romano” y del
judaísmo, religiones oficiales del Imperio romano y de su colonia de Judea
respectivamente en los momentos históricos de las predicas de Jesús de
Nazaret, cuyo movimiento espiritual y libertario fue inmediatamente tachado como
secta, tanto por los judíos como por los romanos.
Veamos
el concepto de secta en los tiempos actuales, según determinados estamentos católicos.
“En
el lenguaje religioso, que es el más adecuado para tratar el problema, una
secta es un grupo que se ha separado de las grandes iglesias, de las iglesias
populares. A menudo las sectas conservan algunos valores, ideas religiosas o
formas de vida de las comunidades eclesiales fundamentales, pero los
absolutizan, aíslan y realizan en una vida comunitaria rígidamente separada de
la unidad originaria y orientada a la conservación y la protección de sí
misma. He aquí algunos signos distintivos, vinculados con estos datos
fundamentales: ideas religiosas desequilibradas (por ejemplo, la inminencia del
fin del mundo); el rechazo de toda comunicación espiritual con personas que
piensen de otra manera; un entusiasmo exagerado al presentar y realizar la
propia visión; un fuerte proselitismo y un convencimiento exagerado de su misión
con respecto a un mundo al que se desprecia; un absolutismo de la salvación que
limita la posibilidad de alcanzarla a un número determinado de personas que
pertenecen a dicho grupo.”
Como
puede constatar, el calificativo de secta con que pretende calificarnos nada
tiene que ver con nosotros y si posiblemente con algunos movimientos en el seno
del catolicismo.
De
hecho en la actualidad entre las múltiples sectas
cristianas no rehúsan aplicarse mutuamente el apelativo de secta,
concretamente la denominada “Cristianos
libres por el Cristo del Sermón de la Montaña” con relación a la iglesia
católica romana dice:
“En
un punto sobrepasa sin embargo, a todas las demás que tanto le gusta
apostrofarlas como “sectas”: Según el juicio de peritos históricos no existe otra organización mundial, que en “la
antigüedad, edad media y tiempos modernos, inclusive y en especial en el siglo
20, se ha cargado tan abominablemente con crímenes, como la iglesia cristiana,
y en especial la iglesia católica-romana”,
Karlheinz Deschner. Y el ex jesuita Conde Hoensbroch constata:
Durante siglos los papas han estado a la cabeza de un sistema de asesinato y
sangre, que en nombre de Dios y en nombre de Jesús ha asesinado más personas,
a culturas y ha causado más desolación que cualquier guerra, y alguna
peste.”
Para
concluir este apartado en torno a las modernas sectas en el orbe católico y
como simple ejercicio de memoria reciente nos permitimos reproducir parte de un
documento presentado por el sociólogo y ex numerario del Opus Dei, Alberto
Moncada, al XII Congreso Mundial de Sociología celebrado en Julio de
1990:
Sectarismo católico. El Opus Dei.
“Ni la
Iglesia española ni la sede romana han abordado el sectarismo intraeclesial.
Hay una cierta literatura teológica, cercana a la sociológica, que contempla
la fenomenología grupal intraeclesial, a partir de la conocida tesis weberiana
que contrapone iglesia a secta. Recientemente, el canadiense Turcotte ha tratado
de profundizar en el análisis de Ernst Troeltsch sobre la dinámica grupal
eclesiástica (Paul André Turcotte, C. S. V, L'Eglise, la secte, la mystique et
l'ordre religieux, en Eglise et Théologie, 20, 1989).
Pero una
cosa es la especulación y otra el gobierno. El centralismo vaticano no permite
disidencias grupales, los fundamentalismos y grupos radicales de derecha son
tolerados si son fieles a Roma, y los movimientos contestatarios, como el
reciente de Lefebvre, más fundamentalista que sectario, o son reconducidos o
apartados de la comunión apostólica. En ello juegan también razones de política
eclesiástica que, hoy, por ejemplo, tiende a proteger a instituciones que, como
el Opus Dei, presentan, en su evolución histórica, un carácter crecientemente
sectario. Cuando obispos católicos, como el de Londres, testigos y críticos
del sectarismo opusdeista, han tratado de influir en Roma para controlarlo, no
han encontrado interlocutores propicios más que en privado.
Hay que
reconocer, además, que sociedades como la española, donde el propio Opus Dei
nació y se ha desarrollado principalmente, no parecen muy dispuestas a
encararse con esos fenómenos castizos de la misma manera que lo hacen con las
sectas de importación. Los propios analistas españoles del fenómeno muestran
esa especie de timidez inducida por las circunstancias. De los dos últimos
libros aparecidos en el mercado (Pilar Salarrullana. Las sectas. Un testimonio
vivo sobre los mesías del terror en España, Ediciones Temas de Hoy, 1990, y
Pep Rodríguez. El poder de las sectas, Ediciones B. Zeta, 1989) sólo el
segundo caracteriza, muy de pasada, actividades de la Obra como sectarias.
Pero lo
cierto es que, con cualquiera de los criterios científicos en uso, e incluso
con la propia definición de la Iglesia española (“Grupos sin voluntad de diálogo,
que hacen proselitismo sin escrúpulos y se resguardan en la ambigüedad y el
misterio”), el Opus Dei es perfectamente incorporable a esa lista de sectas
peligrosas que figura en los libros publicados y que, en algunos países, sirve
de referencia para la actuación del poder civil en ayuda de sus victimas.
Bien es
verdad que el carácter sectario de la institución, que estaba de forma
germinal en el diseño fundacional, se ha ido acentuando con el tiempo,
especialmente en el proselitismo infantil.” (Alberto Moncada. Historia del
Opus Dei, Plaza & Janés, 1986)
“En el
Opus de la primera hora, años treinta y cuarenta, la oferta de Escrivá,
ejemplificada doctrinalmente en el libro del fundador, “Camino”, y traducida
a táctica apostólica, consistía en invitar a jóvenes universitarios a
recristianizar la ciencia y la cultura españolas, castigadas, a su juicio, por
el europeismo y la modernidad intelectual que se convirtieron en objetivo
fundamental de ataque del bando vencedor en la guerra civil. En ese sentido, los
prosélitos de Escrivá eran principalmente varones jóvenes con estudios
universitarios completados o iniciados, que se dedicaban, mayoritariamente, a la
actividad académica y que competían, a veces ásperamente, por las cátedras y
las plazas de investigación de la enseñanza superior española.
El
modelo de numerario era un intelectual de buenos modales. Para subrayarlo, y de
acuerdo a las primeras Constituciones, hacía falta tener título universitario
para incorporarse a la Obra. Las mujeres, destinadas a la intendencia doméstica,
sólo debían poseer esa suma de virtudes burguesas, que Escrivá resumía en:
“Basta que sean discretas”.
A
mediados de los años cincuenta aquello cambió por razones conocidas. Escrivá
necesitaba poder y dinero, tanto para alimentar su expansión apostólica, como
para responder con fuerza a los grupos antagónicos y, sobre todo, para luchar,
desde una plataforma más contundente, por la aprobación vaticana. A tal fin,
los superiores organizaron la promoción de gentes de confianza, numerarios
solteros y, también, supernumerarios casados, a zonas de la economía y de la
política española y, más adelante, italiana, portuguesa, francesa,
latinoamericana.
El socio
paradigmático, entonces, ya no es el intelectual académico sino el ejecutivo
mercantil, el gestor. La transformación coincide con el relativo fracaso de la
operación intelectual, al acentuarse las censuras doctrinales al pensamiento de
los socios y carecer éstos, también por las urgencias de la labor apostólica,
de un ambiente propicio a la investigación creadora.
El
cambio de arquetipo rompe, también, el esquema de observancia diseñado por
Escrivá para los solteros. El numerario del Opus está obligado a observar unos
preceptos, unas prácticas, calcadas de la vida de perfección de instituciones
religiosas, como la Compañía de Jesús. No en balde Escrivá se había
dirigido espiritualmente con los jesuitas. El numerario del Opus Dei tenía,
tiene, que llevar una extensa e intensa vida de rezos y otras observancias, con
votos muy estrictos de pobreza -entrega de ingresos y control de gastos-,
castidad y obediencia- intelectual, en la aceptación de la indoctrinación
ideológica, y práctica, en la manera de organizar su vida, su profesión.
Aquello
no era muy difícil de conseguir cuando se trataba de estudiantes o profesores,
pero comenzó a serlo con comerciantes y políticos.
Ahí
empezaron las dificultades internas, de solución de conflictos de observancia y
contabilidad, y externas, de atribución a los superiores de los compromisos políticos
y comerciales de los socios. Esa es la sustancia de la crítica generalizada
contra la Obra, en los años sesenta, que, acusada de complicidad con el
franquismo político y de solidaridad con el capitalismo de la época, ve en
peligro su status canónico y su imagen social.
Por
ello, y también por razones de oportunidad, en los años setenta, el Opus
abandona la actividad comercial directa -las llamadas obras comunes o sociedades
auxiliares- trata de reconducir su régimen externo, y se concentra en dos
nuevas actividades: la educación de los menores, que era nueva en el sentido de
que Escrivá no la contemplaba en su fundación, aunque terminó estimulándola,
y la apología del catolicismo tradicional.
La
asunción de estas nuevas metas coincide con una cierta retirada de
congregaciones, como los propios jesuitas, de la educación de las clases
acomodadas, donde el Opus los reemplaza, y con la llegada a la sede romana, ya
muerto Escrivá, de un Papa favorable, que concede el deseado status de autonomía
eclesiástica y utiliza el Opus, junto al novísimo movimiento populista, Comunión
y Liberación, como puntas de lanza de su neoconservadurismo doctrinal.” (Alberto
Moncada, 1992)
Reconocemos que nos hemos extendido un poco -quizás
innecesariamente-, en la cita de este último documento, pero sabemos que gusta
de estar informado, posiblemente el estudio de este y otros documentos similares
nos ayude a entender el porque un importante sector de nuestra sociedad continua
comulgando con piedras de molino.
Continuará…
Abril
de 2011
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En
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En
torno a la religión del pueblo guanche (III)
En
torno a la religión del pueblo guanche (II)
En torno a la religión del pueblo guanche (I)
[2]Bautizo colectivo por el rito guanche
[1] Los resaltes en negrita son nuestros.
[2] Creemos interesante recordar que antiguas culturas técnicamente más avanzadas que la guanche, tales como la egipcia, la maya azteca etc., dentro de los primeros cien años de su colonización habían perdido toda noción de sus escrituras, ritos y tradiciones, por el contrario, el pueblo guanche en este aspecto ha sabido resistir mejor el empuje colonial conservando un número considerable de sus ancestrales tradiciones.
[3] Comunicación personal de D. Domingo Delgado Morales, de 82 años de edad.
[4]
Recordemos que el color rojo ocre es el color sagrado de
[5]
Achún Magec. loc. det. Tf. p. us. Cron.
Expresión pronunciada en el amanecer del solsticio de verano para celebrar
la entrada del año nuevo.
― *ăswĭh
n maɣəɣ, prop. nom. lit. ‘triunfo
del Sol’.
(Dr.
Ignacio Reyes)