OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BÁEZ 

 

   

EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE (V-V)

 

 

“De modo que quienquiera que no buscase a Yahvéh había de morir, fuese pequeño o grande, hombre o mujer”.
II de Crónicas 15, 13

 

Chaurero n Eguerew  *

 

RELIGIOSIDAD GUANCHE (V-IV)

 

3- 7. PRECISIONES SOBRE LA RELIGIÓN DE LOS GUANCHES

 

Como queda dicho, los europeos interpretaron la religión de los antiguos canarios en función de la suya, además su monoteísmo masculino y la defensa a ultranza de un dios único, no podía admitir la existencia de la Diosa Madre, por consiguiente, todas las deidades del panteón guanche pasaron a ser consideradas como masculinas por los primeros cronistas, casi todos ellos clérigos católicos los cuales fueron seguidos por los historiadores posteriores, sin que ninguno de ellos se preocuparan de realizar una labor de investigación o sometieran a un juicio crítico los materiales recogidos por sus antecesores, expuestos desde una óptica totalmente parcial prepotente y  etnocentrista.

 

Esto fue así hasta que algunos estudiosos europeos comenzaron a interesarse por el devenir histórico del pueblo guanche, entre ellos podemos destacar a  Sabin Berthelot, René Verneau, Lord Bute, George Glas, Domik Wölfel, Ilse Schwidetzky entre otros, quienes abrieron el camino a nuevos métodos de investigación etnográfica en nuestro país, a quienes siguieron ilustres canarios y algunos españoles, entre ellos, Manuel de Ossuna, Juan Bethencourt Afonso, Juan Álvarez Delgado, Buenaventura Bonnet, Elías Serra Rafols, Dr. Gregorio Chil y Naranjo, Agustín Millares Torres, Luís Diego Cuscoy y otros muchos, quienes sentaron las bases para las modernas líneas de investigación, sobresaliendo por el estudio de  las fuentes documentales originales los Doctores Antonio Rumeu de Armas y Eduardo Aznar Vallejo, quienes han realizado una ingente labor de investigación en la documentación relativa a Canarias existente en el Archivo de Simancas (España) en su sección Registro General del Sello, así como Las Datas de Tenerife, primera colección de documentos originales generados en el comienzo de la colonización de Chinech (Tenerife) y dados a la luz pública por el profesor Elías Serra Rafols.

 

Esta encomiable labor de estudios y difusión documental ha sido el punto de partida para muchos investigadores actuales que poco a poco van disipando la nebulosa en que la historiografía tradicional venía sometiendo a la Historia colonial de nuestra matria enmarcándola más en el campo de las leyendas y en aspectos bucólicos que en la historial real. Además, en los últimos años el desarrollo de la investigación arqueológica ha ido aportando la suficiente información sobre la población pre-colonial del archipiélago como para ir desbancando a las crónicas o a los mitos como principales fuentes históricas para conocer este período.

 

En el plano espiritual, los modernos estudios llevados a cabo por especialistas en diversos campos de la ciencia, van reafirmando cada vez más la supremacía de la Diosa Madre en el panteón de la Iglesia Guanche, a pesar de los bulos e infundíos difundidos por algunos apologistas del sistema dominante impuesto.

Vamos a dar un ligero repaso al panteón de los primigenios awuaras (palmeros), pero antes permitasenos una pequeña digresión en torno a la posible ascendencia de este singular pueblo. En Egipto existe en la actualidad una región denominada Hawara, está situada cerca del oasis de El Fayum, hacia el sur, junto al canal Bahr Yussef que conecta el río Nilo con el lago del oasis.

La existencia de asentamientos y necrópolis datan de la más remota antigüedad; la ciudad, conocida desde las primeras dinastías, cobró gran importancia durante el Imperio Medio, siendo relevante hasta la época greco-romana.

[…] El lugar y aldea de Hawuara, se halla a unos 8 kilómetros Medinet el- Fayum, la actual capital de la región de el Fayum. Faiyum (en egipcio Sh.Rsyt o Lago Meridional, luego dividido en otro distrito llamado Mr-Wr o Gran Estanque) es una gran depresión fértil de 65 km . de ancho y con el mencionado lago al norte, que está a 44 ms, por debajo del nivel del mar… Hawuara fue la necrópolis de Arsinoé, la ciudad que Ptolomeo II rebautizó con el nombre de su esposa, y que hasta entonces era conocida como Shedyt, la metrópoli principal de El-Fayum.”

 

[…] Tanto el topónimo como el gentilito awuara que estamos tratando nos induce a creer no sólo en un origen norteafricano amazigh de los primeros habitantes de la isla, aspecto este que ha sido ampliamente aceptado por el mundo científico, sino que además nos induce a presuponer unas ancestrales relaciones entre los primitivos awuaras y el antiguo Egipto.

 

Veamos el antiguo nombre de la isla de La Palma: Benahuare, el cual descomponemos en: Ben-awuara y que indudablemente antes de la castellanización del topónimo era Wen-Hawuara, teniendo en cuenta que Wen o Ben quiere decir perteneciente a…, hijo de… así se deduce que el topónimo original Benahuare quiere decir: “Los de Awuara” y a sus habitantes conocidos por el gentilicio awuaras o awuaritas. (Guayre Adarguma 2006)

 

Por su parte, el profesor e  investigador  awuara (palmero) D. Miguel A. Martín en su extraordinario libro Abora recoge: “Benahoaritas, auaritas, awara”, que traduce como “Los Nobles”. Otros autores anotan: Huwara, hoara, hoare, hoara, haouara, hawwara, hawara o awara corresponde a las diferentes variantes del etnónimo de la misma comunidad norteafricana en diferentes momentos históricos En la actualidad, los arqueólogos emplean los etnónimos auaritas y benahoaritas indistintamente sin ponerse de acuerdo y sin explicar por qué lo usan.

 

La aportación del ex militar y aventurero francés Charles Foucauld nos parece bastante interesante al exponer el correspondiente etnónimo de la célebre tribu “huara”, repartida por el centro y oeste del Atlas, antaño habitantes del Fezzan libio. Según el autor, esta voz se vincula al vocablo Ahaggar (tuareg noble) que da nombre al famoso macizo central sahariano, puesto que la “u” y la “w” se presentan con frecuencia como doble “g”; de este modo, huara se transformó en agra, sinónimo de noble.

 

Algunos autores suponen que en la región de Awuara  esta situado el gran laberinto descrito por Herodoto.

 

 “La mayoría de los egiptólogos opinan que el laberinto[1] fue descubierto en 1843 por el famoso arqueólogo alemán Richard Lepsius (quien murió a la edad de 34 años). Se trataba del descubrimiento de Lepsius sobre la pirámide sepulcral, con ruinas circundantes del faraón Amenemhet III (1844- 1797 a .e.a.), no lejos del oasis El Fayum. Lepsius escribió acerca de esto: la posición está dispuesta de tal modo que, tres grandes grupos de edificios de trescientos pies de ancho encierran un lugar rectangular de seiscientos pies de largo y quinientos pies de ancho. El cuarto lado, uno de los más pequeños, está bordeado por la pirámide que yace detrás; esta mide trescientos pies cuadrados, por lo tanto, no alcanza por completo el ala de los edificios”.

 

Después de estos someros apuntes relativos a la posible procedencia de los awuaras, vamos a ocuparnos de las Deidades de Benahuare, Abreu Galindo recoge: “Eran estos palmeros idólatras; y cada capitán tenía en su término adonde iban a adorar, cuya adoración era en esta forma: Juntaban mu­chas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejan­tes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción. Pero no dejaban de entender que en el  cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban Abora. Pero el capitán o señor de Acero, que es La Caldera, no tenía estos montones de piedra, a causa que entre el nacimiento de las dos aguas que nacen en este término está un roque o peñasco muy delgado, y de altura de más de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe…  Tenían gran cuenta con los días, por las lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol. (Abreu Galindo, 1977:270).

 

Observemos que este autor nos dice que: “Pero no dejaban de entender que en cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban Abora.”. En esta reseña de Abreu hay tres aspectos relativos al culto de los primigenios palmeros que debemos subrayar, en primer lugar el autor no se refiere a la Divinidad como de género masculino. Abora generalmente traducido como “luz superior”, que habitaba en Tigot o Tigotán, el cielo. Por su parte el Doctor Ignacio Reyes nos dice: “La lectura más prudente aconseja ver en esta voz el adjetivo aburar (‘enorme, muy grande’), pero resulta imposible pasar por alto el sustantivo abora (‘sorgo de granos gruesos’), imagen perfecta de la semilla primordial que, en la antigua tradición norteafricana, engendraría todo lo creado.” (Ignacio Reyes García)

 

En todo caso ambas interpretaciones aluden a un ente femenino en contraposición al carácter masculino que el sistema ha venido aplicando a la Divinidad en la Isla Benahuare.

“…donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe…”: Debemos entender que Idafe es una divinidad posiblemente paredro de Abora. Una de las representaciones más antiguas de La Diosa Madre en las diversas culturas de la Antigüedad , son las piedras sagradas, son la representación de la divinidad vinculada a cultos astrales. La fuerza fecunda de la tierra y de las hembras se personificaba en la Diosa Madre. La diosa Madre se asocia a la estrella, es reina del cielo y madre de los otros dioses que se derivan de ella.

La idea de templo, edificio dedicado al culto, no es algo familiar a los guanches, que sienten necesidad de encontrarse en armonía con el mundo. El calendario sagrado se basa en el ritmo de las estaciones y en el curso de los astros, y muy poco en la vida y voluntad de los humanos, a excepción de las ceremonias referentes a la entronización y funerales de Guanartemes, Tenancas y Menceyes. El guanche escoge templos naturales en relación con los elementos.

El Roque Idafe[2] es un betilo natural, los betilos o piedras sagradas, son las imágenes anicónicas que representaron a las divinidades antes de que los devotos las imaginaran como personas. El betilo puede adoptar forma esférica o de columna redonda o cuadrada. Se supone que los betilos son una herencia oriental, semita, llegada a África con los fenicios, pero nada nos desautoriza a pensar que los naturales no veneraran ya sus propios betilos, antes de que llegaran los fenicios. En el caso del Roque Idafe también tiene la función sagrada de Menhir, donde se perciben ciertas vibraciones de la naturaleza, de la tierra y del cielo, por ello, el menhir es piedra de religión. Está situado en un lugar donde la corriente telúrica ejerce en el hombre una acción espiritual; está situado en un lugar donde alienta el espíritu. Porque la madre tierra no es un soporte inerte. Por el contrario, está dotada de vida, es la matriz y el origen de la vida de las criaturas que sustenta, incluido el hombre.

Por su parte el filólogo Ignacio Reyes, a quien con tanto interés citamos en esta paginas por sus importantes aportaciones lingüísticas, nos da su versión del vocablo Idafe: “Idafe, en La Palma, aunque el vocablo también se documenta como nombre de lugar (Idaf chonom) en la comarca de Anaga (Tenerife). Sin embargo, carece de significación toponímica como valor propio: «estâ vn roque, ô peñasco muy delgado, y de altura de mas de cien brasas donde veneraban â Ydafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Ydafe» [Abreu (1590, III, 4) d. 1676: 79]. La relación de las deidades benignas con las rocas o peñascos, materialización de un principio vegetativo de la esencia celestial, menudea por toda la cultura amazighe y habrá ocasión de volver sobre este aspecto, pero el alcance semántico de id’af identifica, en primera instancia, sólo al ser que ‘sujeta’ o ‘guarda’.

Bien es verdad que este sentido obliga a tomar en consideración su posible distinción como axis mundi (o “eje del mundo”, algo así como un Atlas cósmico), pero las pruebas disponibles no parecen suficientes para sentar un criterio definitivo al respecto.” (Dr. Ignacio Reyes García)

Como en las otras Isla, para Benahuare los cronistas recogen la presencia de un espíritu maligno con forma de enorme perro lanudo al que llamaban Iruene, parece que este ser emparienta con los Tibicenas de Tenerife y Gran Canaria.

Otros centros culturales guanches en Benahuare recogido por Abreu Galindo son las pirámides: “cada capitán tenía en su término adonde iban a adorar, cuya adoración era en esta forma: Juntaban mu­chas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la piedra suelta…”

Las pirámides se encuentran presentes en el legado cultural de civilizaciones del pasado, tan importantes, como la gran civilización egipcia y en el legado cultural de muchas de las grandes civilizaciones que florecieron en el México pre-colonial. 

El investigador Federico Sánchez aporta una interesante hipótesis que podría ser una línea de trabajo en torno a los aspectos culturales de nuestros ancestros: “En sentido religioso, surgió entre los pueblos veneradores de los volcanes, una serie de deidades secundarias, relacionadas con los elementos, que ocasionalmente se manifestaban durante las erupciones volcánicas. Deidades dedicadas al fuego, humo, cenizas, etc., etc.  Deidades secundarias, jamás equiparadas a la presencia y al poderío de las propias deidades volcánicas naturales, que son los  propios volcanes o comparadas con las imponentes replicas o representaciones deidificadas de estos, como lo  son las pirámides, que fueron edificadas en los centros urbanos o en las zonas de dominio estratégico y cultural, de nuestros antiguos ancestros.” 

En Canarias las pirámides están presentes además de la Isla Benahuare en  Chinech,  localizadas Güïmar y en Icod, existen referencias de dos que estuvieron en Mequinez (Puerto de la Cruz), también hay referencias de dos que estuvieron en Las Isletas en Tamarant, estudios arqueoastronómicos recientes confirman que, además del uso cultual de las mismas, son estaciones astronómicas, concretamente, la pirámide mayor del conjunto de Chacona en Güimar está orientadas al Solsticio de Verano. Además, a esto hay que añadir un hecho singular: dado el horizonte que se vislumbra desde el lugar, justo ese día el Sol se pone y a los pocos minutos reaparece, brevemente, entre un hueco de las montañas. A este fenómeno se conoce como doble puesta de Sol.

Las pirámides de  Palma tienen características similares a las de Chacona en cuanto a orientación, forma y construcción, y que, junto al resto de las tinerfeñas, ofrecen muchos paralelismos con las continentales.

En la actualidad, según J. Cuenca (1991), en la isla de La Palma se tiene documentada la existencia de pirámides de piedra en El Paso, Mazo y Las Breñas y se sabe, según refiriera P. Hernández Benítez, que en El Calvario, en Grafía, existía una de estas pirámides hoy destruida, dato confirmado por R. Rodríguez Martín, afirmando que los grabados rupestres de esta estación formaban parte de dicha pirámide (M. Hernández Pérez, 1977).

 

El elemento más definitorio y más potente de una espiritualidad son los símbolos que la definen. Toda la ideología, toda la esencia de una religión, de una espiritualidad debe quedar reflejada en el símbolo o símbolos que la definen. Cuando nos adentramos profundamente dentro del mundo espiritual nos encontramos con estos elementos que representan de manera invariable tanto a la propia espiritualidad como a aquellos conceptos que representa dicha filosofía.

Un símbolo se define como la imagen o figura con que materialmente o de palabra se representa una idea, concepto o arte. Eso sí, todo símbolo necesita de una interpretación, y sin ella el símbolo pierde su significado.

Un símbolo es una representación de un concepto o idea que es perceptible por medio de al menos uno de los sentidos. (Gaueko Bele)

La espiral es uno de los símbolos más antiguos y se encuentra en todos los continentes, habiendo jugado un papel fundamental en el simbolismo desde su aparición en el arte megalítico.


Parece que en muchos lugares representa el ciclo “nacimiento-muerte-renacimiento” así como a la Sol, que sigue ese mismo ciclo, naciendo cada mañana, muriendo cada noche y renaciendo a la mañana siguiente.

 

Para numerosos pueblos del continente la espiral simboliza la dinámica de la vida, el movimiento de las almas en la Creación. La espiral como la clave de la creación y la existencia.

Relacionada con el círculo, constituye el símbolo antiguo de la Diosa, de la matriz, de la fertilidad, de la fuerza femenina, del cambio continuo, y de la evolución del universo.

En La Alta Nubia egipcia en los yacimientos de Nag Kolorodna existen unos yacimientos de grabados rupestres ejecutados con la técnica de piqueteado que conforman circunferencias concéntricas y espiralifirmes signados como N.K. 76, estos grabados tienen una configuración casi igual a muchos de los localizados en Benahuare, los cuales, al igual que los podmorfos y caballos con jinetes citados anteriormente, están científicamente datados en 3.800 años antes de la era occidental actual.

 

“Los awara, al igual que el resto de los pueblos antiguos, fueron grandes observadores de los movimientos de los elementos del universo. En su afán de coordinar las acciones terrestres con las celestes, dejaron constancia de sus observaciones astronómicas, de sus ideas cósmicas, la orientación de sus construcciones y su iconografía. La orientación se ha convertido en todo un ritual muy antiguo para experimentar la necesidad de situarse en un mundo organizado cósmicamente. Cuando algo se orienta, el espacio cobra sentido, el cielo y la tierra se encuentran y se unen. Se sale de la linealidad y se entra en la eternidad cíclica, aquella que se repite constantemente todos los años. Basarse en esas disposiciones nos ha dado claves a muchas respuestas.

 

¿Qué tiene de raro afirmar que los antiguos canarios adoraran la naturaleza, al Sol, la Luna, las estrellas, las montañas, las fuentes, los árboles, el viento… y que creían en un Ser Supremo? ¿Puede ser un grabado rupestre una imagen o modelo del cosmos? Una imagen dominante y generalizada como una espiral, un círculo, un meandro o las miles de combinaciones creadas por los awara nos conducen a descubrir su arquetipología, la que orienta el conocimiento hacia algo concretizado, en dirección al punto por donde sale o se pone el Sol en sus posiciones extremas (solsticios), intermedias (equinoccios), el cenit, referencias topográficas como Pico Bejenao, Pico La Nieve, Risco Liso, Montaña del Azufre y lo descubierto recientemente: la estrella Canopo.” (Miguel A. Martín González. En: Iruene nº 2)

La espiral es una formación natural frecuente en el reino vegetal, evoca la evolución de una fuerza, de un estado. Es continuidad, desarrollo, emancipación, rotación creacional; en una palabra la espiral es fertilidad con todo lo que connota. Es el inicio y el fin, nacimiento y finitud, transformación. 

Como si fuesen la firma de una inteligencia suprema estas formas están inscritas a todos los niveles del espacio y el tiempo. Las hallamos en las galaxias, en el sistema solar, en el código universal de la vida, en la religión y en el arte de todas las culturas humanas. Pero, ¿cuál es su significado más profundo?, ¿cuál es el sentido último del mensaje que nos transmiten y qué relación tienen con nuestra propia existencia como hijos de las mismas estrellas que iluminan nuestro destino?


La Tierra nació a partir del movimiento en espiral de una nube de gas y polvo cósmico. Desde entonces, las espirales forman parte de nuestro entorno cotidiano. Podemos contemplarlas en todas las escalas posibles, tanto en el espacio como en el tiempo. La propia naturaleza eligió dicha forma para su crecimiento y desarrollo.

La religión era -y es- muy importante para la vida de los awuaras todos los días. Los símbolos de la religión se encontraban -y encuentran- en todas partes: los árboles, aves, los montes en donde las divinidades vivían. Mención especial eran las aguas. Las estructuras para el culto incluían: piedras, lajas, piedras decoradas, piedras libres de pie (menhir), círculos de piedra, árboles, montes, fuentes manantiales y riachuelos.

Vamos a dar un breve recorrido por los yacimientos de grabados rupestres en Benahuare, donde están representadas las formas circulares y espiralifomes, muchas de las cuales conforman auténticos laberintos, generalmente asociado a otros tipos de inscripciones-podomorfos, lineales y reticulados, naviformes, de ocho radios (estrella de ocho puntas)-, etc. Esperamos que esta sencilla exposición de los mismos no le canse en exceso, teniendo en cuenta su expresado amor por la arqueología guanche.

 

Yacimientos: Tajodeque (El Paso); El Cercado (Garafía) este panel representa un pisiforme y un barco de posible adscripción fenicia en su interior (recordemos los pisciformes son símbolos de la Diosa Tanit. ); Caboco de La Zarza (Garafia); Lomo de La Fajana (El Paso); El Cementerios también el El Paso; Barranco de Tagonate (Tijarafe); Roque de Los Guerra (Mazo); Lomo Grande (El Paso); Caboco de Belmaco (Mazo); Don Pedro (Garafia); Caboco de La Zarza en Garafia; La Zarcita y Cabecera de Barranco de Izcagua ambos en Garafia; Barranco de Los Guanches (El Paso); Degollada de La Palmita (Barlovento); El Jurado; El Calvario; Caboco de Buracas; Lomo de Las Lajitas; Caldera de Agua; estos últimos también en Garafia. Pared de Roberto (El Paso), entre otros muchos. Además de estos yacimientos, existe un buen número de lugares cultuales con cazoletas y canalillos, donde se hacían las consabidas ofrendas a la Divinidad.

 

Otro de los aspectos culturales que debemos tener en cuenta es el de la veneración a los Árboles Sagrados (dendrolatría para el orbe católico)[3], que igual que en las demás islas, es practicada por los awuaras.

 

Los primigenios y actuales canarios tenemos una enorme preocupación y respeto por la vegetación. Consideramos los bosques sustentadores de vida. La veneración a los árboles estaba muy extendida. Los árboles sagrados, como queda dicho, son el Acebiño, el Drago y el Pino y otros. Pero el Pino es  el más importante.  El Pino se consagraba a la Diosa Madre como Deidad creadora femenina.

El Pino Santo de El Paso, situado a los pies de la subida del Reventón de la Caldera de Taburiente. Considerado el ejemplar más alto de Canarias y catalogado botánicamente como uno de los mejores del archipiélago, como tantos otros de las islas fue sincretizado por la iglesia católica y puesto bajo la advocación de una virgen. Como otros árboles santos, el clero católico tejió alrededor del mismo una de las leyendas “piadosas” urdida por los frailes, a las que tan aficionados eran, con objeto de derivar la veneración mostrada por los awuaras por el pino hacia una imagen de la virgen colocada dentro de un hueco hecho en el tronco del árbol.

Los awuaras continúan prestando veneración al centenario Pino Santo, aunque bajo el paraguas de Virgen del Pino, y deposita presentes y exvotos en prueba de su veneración.

 Este gigante del reino vegetal fue testigo de la llegada de los invasores esclavista europeos en 1493, y de las incalificables tropelías cometidas por estos con el primigenio pueblo palmero.

Laurel de Benahuare (La Palma)

 

El historiador canario, D. Tomás Marín de Cubas, recoge dos hechos acaecidos en la isla Benahuare relacionado con la aparición en el interior de dos troncos de árboles de unas formas cruciformes, naturalmente tanto los informantes como el propio Marín interpretaron el hallazgo desde la perspectiva etnocentrista y cristiana totalmente dominante en la época. Por otra parte, el ojo siempre abierto y vigilante de la “santa inquisición española” en Canarias no dormía, además, esta benéfica institución católica era la única que no amenazaba a los creyentes con los tormentos infinitos del infierno católico, sino que los hacía sufrir en vivo y en directo a los crédulos fieles que osasen apartarse un ápice de los dogmas predicados y sostenidos por la santa madre iglesia católica apostólica y romana, no dando precisamente muchas opciones para la especulación científica.

 

Así que para aquella época era mucho más saludable narrar los acontecimientos conforme a las normas establecidas, que tratar de indagar los mismos empleando la razón. Veamos la descripción que de estos hechos nos ofrece el bueno de D. Tomás:

 

“En la ysla de La Palma en el pueblo de San Pedro de la Breña lugar de cien personas, distante una legua de la ciudad, de la Veracruz, se halló en el barranco de Aguacencio frontero de una grande cueba un laurel, que cortado por el pie dividieron sus ramas en pedazos para el fuego, i havía quedado un rolo de el tronco, que un día festibo de aquel lugar que fue San Pedro, onde ocurió gran parte de la ysla, no pudo su dueño partirlo con un hacha, i viendo que era en vano el hachearlo, procuró, dividirlo en dos mitades y viose en ambas partes señaladas dos cruces a modo de manchas pardas de cada parte las vía con tanta perfección como si a mano se hubiessen pintado, vinieron a el barranco, las personas que estaban en la yglesia i otras de aquellos contornos, causando a todos mucha devoción, la novedad, es cada cruz de media vara de largo, con peana ancha triangular en los remates de brazos y caveza (perfeccionados por estremo como de mano de artífice) tiene remate circular, i en el de la caveza, en la una cruz que es un poco maior que la otra, se ven quatro letras que casi divizan serlo hebreas que inician el rótulo de la Sancta Cruz de el redemptor de el mundo, en el medio se divisa una caveza i corona de rei señalados brazos i pies quanto los clavos pudieron sujetarlos; Otras cruces se limpiaron en el madero en forma de tablas, i  se guardan en dos relicarios; de las astillas que salían en cada parte se formaba otra cruz, a modo de flor con quatro ojas puntiagudas, hubo algunos discursos sobre si es la causa de haver allí havido christianos, i por la antigüedad de los tiempos no sávesse i aora querer el Señor a cuio cargo está el ocultarlo o revelarlo, dar estas muestras: otros decían que aquello casualmente tener aquel árbol ciertas manchas de perfectas cruces, pudo succeder naturalmente criados: mas estándose en estas conjecturas pocos años después y no ha muchos que succedió todo: cortando otro árbol, en la misma ysla en la ciuda de la Vera cruz, o Sancta Cruz, que por esto quieren algunos vecinos que se llame assí, se halló otra cruz mui perfecta, dividida de las partes adiuntas, onde estaba unida que pudo con facilidad desacirse i se guardó por gran reliquia i ynvió a Spaña, era de naranjo: este no pudo ser plantado sino después de la conquista porque en ninguna de estas yslas hubo árbol frutal excepto higueras en Canaria i en Tenerife, se dice que hubo de otras que daban los higos mui pequeños i pardos por fuera.” /

En las páginas siguientes vamos a tratar de explicar estos supuestos “milagros”  a los que tan aficionados es el clero católico. En cuanto al segundo tronco que D. Tomás presume que se trata de un naranjo es más que posible que en realidad se tratara de Naranjo salvaje de pajarito (Ilex perado lopez-Illoi) o Acebiño, árbol de unos 10 metros de altura de troncos derechos y muy ramificados con ramas horizontales o ascendentes y hojas grandes que se diferencia del naranjo salvaje "común" por el mayor pedúnculo de sus frutos así como la ausencia total de espinas en sus hojas. Árbol endémico de Canarias, muy venerado por los antiguos canarios y usado por los kankus y maguadas en los ritos y ceremonias.

Es sobradamente conocida la veneración dispensada por nuestros ancestros a la naturaleza y especialmente por determinados árboles, entre los que destacan los pinos, dragos, acebiños y palmeras. Muchos de estos árboles constituían por sí mismo santuarios los cuales fueron inmediatamente sincretizados por el judeo-cristianismo (Pino de Teror, Pino de La Victoria, Pino de El Paso etc.), cuando la presión popular en algunos casos pudo evitar que los mismos fueran víctimas del hacha de los colonos.

Está sobradamente documentada la costumbre de nuestros ancestros, tanto insulares como continentales, de colocar determinadas imágenes o símbolos sacros en los huecos de los troncos de los árboles sagrados, por tanto, no es de extrañar que estas estatuillas o placas, confeccionadas posiblemente en barro cocido o madera, se fuesen integrando en el tronco del árbol conforme este se iba desarrollando, quedando totalmente integradas en el tronco.

Naturalmente, al partir el tronco más o menos por la mitad queda al descubierto el molde formado por el objeto original. En el caso del laurel de Benahuare pienso que la forma rescatada se asemeja mucho más a una figura estilizada de la Diosa Tanit, denominada por algunos autores poco informados como de “Botella” o “Cruz con peana”. En todo caso vamos a repasar un poco estos conceptos relacionados con la primigenia cultura espiritual canaria y con el ámbito cultural y espiritual de nuestro entorno y también con  Europa.

Se ignora por completo, que la cruz no es un símbolo de patrimonio del cristianismo. Es mas, los cristianos de los primeros cuatro siglos no usaron cruces, ni siquiera como emblemas representativos del cristianismo.

En las excavaciones arqueológicas desarrolladas en África, Asia, América y Europa, se han encontrado numerosos restos de cruces, algunas de las cuales datan de más de siete mil años de antigüedad. De hecho, la cruz,  ha sido un símbolo religioso desde su origen hasta nuestros días.

Esperamos y deseamos, que estudiando determinados aspectos de las religiones con objetividad razonada, alejada de visiones bucólicas o ingenuas, podamos ayudar a que este pueblo no continúe comulgando con piedras de molino.  

 

Abril de 2011.

 

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En torno a la religión del pueblo guanche (V-III)

En torno a la religión del pueblo guanche (V-II)

En torno a la religión del pueblo guanche (V-I)

En torno a la religión del pueblo guanche (V)

En torno a la religión del pueblo guanche (IV)

En torno a la religión del pueblo guanche (III)

En torno a la religión del pueblo guanche (II)

En torno a la religión del pueblo guanche (I)

 

Continuará…

 

 



[1] En Febrero de este año 2011 se realizo una expedición en Hawara, Egipto para escanear con un geo-radar la zona donde supuestamente se encuentra el Laberinto. Este es el mayor descubrimiento arqueológico de la historia. La UNESCO ya lo declaró “herencia de la humanidad”. Lo que hay adentro del Laberinto puede cambiar la historia de la humanidad para siempre. Muchas de nuestras creencias van a hacerse añicos.

[2] J. Álvarez Delgado, en “Revista de Historia”, VIII (1942), pág. 130, considera Idafe como una composición ida-fe ”agrado pico”.  Haouarythes, es la forma recogida por Buenaventura Bonnet para esta isla. “Venahoare» [Abreu (ca. 1590, III, 1) 1787: 62v]. “Questa Isola anco dagli antichi Palmesi si chiamò Benahorare cioè patria» [Torriani (1590, LXVI: 90) 1940: 196]. ”Benajoare» [Marín 1694, II, 15: 79v]. ”Benahoare» [Glas 1764: 137; Viera 1772, I: 196]. ”Benehoare» [Glas 1764: 177]. Manuel Suárez Rosales (comunicación personal) propone: Tahawwara (=La  Palma) como topónimo y Ahawwar (pl. Ihawwaren) –Tahawwart (pl. Tihawwarin), como gentilicio.

[3] El culto a los árboles o dendrolatría es un aspecto muy común en diferentes culturas. Se los puede considerar árboles de la vida o árboles sostenedores del mundo. También en lo referido a la pareja de humanos encargados de poblar el planeta existen ejemplos en otras religiones.