OBSERVACIONES A UNA SERIE
DE ARTÍCULOS DE DON FERNANDO BÁEZ
EN
TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE (V-V)
“De
modo que quienquiera que no buscase a Yahvéh había de morir, fuese pequeño o
grande, hombre o mujer”.
II de Crónicas 15, 13
Chaurero n Eguerew *
RELIGIOSIDAD GUANCHE (V-IV)
3- 7. PRECISIONES SOBRE LA
RELIGIÓN DE LOS GUANCHES
Como queda dicho, los europeos
interpretaron la religión de los antiguos canarios en función de la suya, además
su monoteísmo masculino y la defensa a ultranza de un dios único, no podía
admitir la existencia de la Diosa Madre, por consiguiente, todas las deidades
del panteón guanche pasaron a ser consideradas como masculinas por los primeros
cronistas, casi todos ellos clérigos católicos los cuales fueron seguidos por
los historiadores posteriores, sin que ninguno de ellos se preocuparan de
realizar una labor de investigación o sometieran a un juicio crítico los
materiales recogidos por sus antecesores, expuestos desde una óptica totalmente
parcial prepotente y etnocentrista.
Esto
fue así hasta que algunos estudiosos europeos comenzaron a interesarse por el
devenir histórico del pueblo guanche, entre ellos podemos destacar a
Sabin Berthelot, René Verneau, Lord Bute, George Glas,
Domik Wölfel, Ilse Schwidetzky entre otros, quienes abrieron el camino a
nuevos métodos de investigación etnográfica en nuestro país, a quienes
siguieron ilustres canarios y algunos españoles, entre ellos, Manuel de Ossuna,
Juan Bethencourt Afonso, Juan Álvarez Delgado, Buenaventura Bonnet, Elías
Serra Rafols, Dr. Gregorio Chil y Naranjo, Agustín Millares Torres, Luís Diego
Cuscoy y otros muchos, quienes sentaron las bases para las modernas líneas de
investigación, sobresaliendo por el estudio de
las fuentes documentales originales los Doctores Antonio Rumeu de Armas y
Eduardo Aznar Vallejo, quienes han realizado una ingente labor de investigación
en la documentación relativa a Canarias existente en el Archivo de Simancas
(España) en su sección Registro General del Sello, así como Las Datas de
Tenerife, primera colección de documentos originales generados en el comienzo
de la colonización de Chinech (Tenerife) y dados a la luz pública por el
profesor Elías Serra Rafols.
Esta
encomiable labor de estudios y difusión documental ha sido el punto de partida
para muchos investigadores actuales que poco a poco van disipando la nebulosa en
que la historiografía tradicional venía sometiendo a
En
el plano espiritual, los modernos estudios llevados a cabo por especialistas en
diversos campos de la ciencia, van reafirmando cada vez más la supremacía de
la Diosa Madre en el panteón de la Iglesia Guanche, a pesar de los bulos e
infundíos difundidos por algunos apologistas del sistema dominante impuesto.
Vamos
a dar un ligero repaso al panteón de los primigenios awuaras (palmeros), pero
antes permitasenos una pequeña digresión en torno a la posible ascendencia de
este singular pueblo. En Egipto existe en la actualidad una región denominada
Hawara, está situada cerca del oasis de El Fayum, hacia el sur, junto al canal Bahr
Yussef que conecta el río Nilo con el lago del oasis.
La
existencia de asentamientos y necrópolis datan de la más remota antigüedad;
la ciudad, conocida desde las primeras dinastías, cobró gran importancia
durante el Imperio Medio, siendo relevante hasta la época greco-romana.
[…]
El lugar y aldea de Hawuara, se halla a unos
[…]
Tanto el topónimo como el gentilito awuara que estamos tratando nos induce a
creer no sólo en un origen norteafricano amazigh de los primeros habitantes de
la isla, aspecto este que ha sido ampliamente aceptado por el mundo científico,
sino que además nos induce a presuponer unas ancestrales relaciones entre los
primitivos awuaras y el antiguo Egipto.
Veamos
el antiguo nombre de la isla de La Palma: Benahuare, el cual descomponemos en:
Ben-awuara y que indudablemente antes de la castellanización del topónimo era
Wen-Hawuara, teniendo en cuenta que Wen o Ben quiere decir perteneciente a…,
hijo de… así se deduce que el topónimo original Benahuare quiere decir:
“Los de Awuara” y a sus habitantes conocidos por el gentilicio awuaras o
awuaritas. (Guayre Adarguma 2006)
Por
su parte, el profesor e investigador awuara (palmero) D. Miguel A.
Martín en su extraordinario libro Abora recoge: “Benahoaritas,
auaritas, awara”, que traduce como “Los Nobles”. Otros autores
anotan: Huwara, hoara, hoare, hoara, haouara, hawwara, hawara o awara
corresponde a las diferentes variantes del etnónimo de la misma comunidad
norteafricana en diferentes momentos históricos En la actualidad, los arqueólogos
emplean los etnónimos auaritas y benahoaritas indistintamente sin ponerse de
acuerdo y sin explicar por qué lo usan.
La
aportación del ex militar y aventurero francés Charles Foucauld nos parece
bastante interesante al exponer el correspondiente etnónimo de la célebre
tribu “huara”, repartida por el centro y oeste del Atlas, antaño habitantes
del Fezzan libio. Según el autor, esta voz se vincula al vocablo Ahaggar
(tuareg noble) que da nombre al famoso macizo central sahariano, puesto que la
“u” y la “w” se presentan con frecuencia como doble “g”; de este
modo, huara se transformó en agra, sinónimo de noble.
Algunos
autores suponen que en la región de Awuara
esta situado el gran laberinto descrito por Herodoto.
“La
mayoría de los egiptólogos opinan que el laberinto[1]
fue descubierto en 1843 por el famoso arqueólogo alemán Richard Lepsius (quien
murió a la edad de 34 años). Se trataba del descubrimiento de Lepsius sobre la
pirámide sepulcral, con ruinas circundantes del faraón Amenemhet III (1844-
Después
de estos someros apuntes relativos a la posible procedencia de los awuaras,
vamos a ocuparnos de las Deidades de Benahuare, Abreu Galindo recoge:
“Eran estos
palmeros idólatras; y cada capitán tenía en su término adonde iban a adorar, cuya adoración era en
esta forma: Juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto
cuanto se pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían
situados para semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor
de aquel montón de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y
hacían los demás ejercicios de holguras que usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción. Pero no
dejaban de entender que en el cielo
había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo
llamaban Abora.
Pero el capitán o señor de Acero, que es La Caldera, no tenía estos
montones de piedra, a causa que entre el nacimiento de las dos aguas que nacen
en este término está un roque o peñasco muy delgado, y de altura de más de
cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe…
Tenían gran cuenta con los días, por las
lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol. (Abreu
Galindo, 1977:270).
Observemos
que este autor nos dice que: “Pero no dejaban de entender que en cielo había a quien se debía
reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban
Abora.”.
En esta reseña de Abreu hay tres aspectos relativos al culto de los primigenios
palmeros que debemos subrayar, en primer lugar el autor no se refiere a
En todo caso ambas interpretaciones aluden a un ente
femenino en contraposición al carácter masculino que el sistema ha venido
aplicando a la Divinidad en la Isla Benahuare.
“…donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación
al presente se llama el roque de Idafe…”: Debemos
entender que Idafe es una divinidad posiblemente paredro de Abora.
Una de las representaciones más antiguas de
La
idea de templo, edificio dedicado al culto, no es algo familiar a los guanches,
que sienten necesidad de encontrarse en armonía con el mundo. El calendario
sagrado se basa en el ritmo de las estaciones y en el curso de los astros, y muy
poco en la vida y voluntad de los humanos, a excepción de las ceremonias
referentes a la entronización y funerales de Guanartemes, Tenancas y Menceyes.
El guanche escoge templos naturales en relación con los elementos.
El Roque
Idafe[2]
es un betilo natural, los betilos o piedras sagradas, son las imágenes anicónicas
que representaron a las divinidades antes de que los devotos las imaginaran como
personas. El betilo puede adoptar forma esférica o de columna redonda o
cuadrada. Se supone que los betilos son una herencia oriental, semita, llegada a
África con los fenicios, pero nada nos desautoriza a pensar que los naturales
no veneraran ya sus propios betilos, antes de que llegaran los fenicios. En el
caso del Roque Idafe también tiene la función sagrada de Menhir, donde se
perciben ciertas vibraciones de la naturaleza, de la tierra y del cielo, por
ello, el menhir es piedra de religión. Está situado en un lugar donde la
corriente telúrica ejerce en el hombre una acción espiritual; está situado en
un lugar donde alienta el espíritu. Porque la madre tierra no es un soporte
inerte. Por el contrario, está dotada de vida, es la matriz y el origen de la
vida de las criaturas que sustenta, incluido el hombre.
Por su
parte el filólogo Ignacio Reyes, a quien con tanto interés citamos en esta
paginas por sus importantes aportaciones lingüísticas, nos da su versión del
vocablo Idafe: “Idafe,
en La Palma, aunque el vocablo también se documenta como nombre de
lugar (Idaf
chonom) en la comarca de Anaga (Tenerife). Sin embargo, carece
de significación toponímica como valor propio: «estâ
vn roque, ô peñasco muy delgado, y de altura de mas de cien brasas donde
veneraban â Ydafe, por cuya contemplación al presente se
llama el roque de Ydafe» [Abreu (1590, III, 4) d. 1676: 79]. La relación
de las deidades benignas con las rocas o peñascos, materialización de un
principio vegetativo de la esencia celestial, menudea por toda la cultura amazighe
y habrá ocasión de volver sobre este aspecto, pero el alcance semántico de id’af
identifica, en primera instancia, sólo al ser que ‘sujeta’ o
‘guarda’.
Bien es
verdad que este sentido obliga a tomar en consideración su posible distinción
como axis mundi (o “eje del mundo”, algo así como un Atlas cósmico),
pero las pruebas disponibles no parecen suficientes para sentar un criterio
definitivo al respecto.” (Dr. Ignacio Reyes García)
Como
en las otras Isla, para Benahuare los cronistas recogen la presencia de un espíritu
maligno con forma de enorme perro lanudo al que llamaban Iruene,
parece que este ser emparienta con los Tibicenas
de Tenerife y Gran Canaria.
Otros
centros culturales guanches en Benahuare recogido por Abreu Galindo son las pirámides:
“cada
capitán tenía en su término adonde iban a adorar, cuya adoración era en esta
forma: Juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto
cuanto se pudiese tener la piedra suelta…”
Las
pirámides se encuentran presentes en el legado cultural de civilizaciones
del pasado, tan importantes, como la gran civilización egipcia y en el legado cultural
de muchas de las grandes civilizaciones que florecieron en el México
pre-colonial.
El
investigador Federico Sánchez aporta una interesante hipótesis que podría ser
una línea de trabajo en torno a los aspectos culturales de nuestros ancestros:
“En sentido religioso, surgió entre los pueblos veneradores de los
volcanes, una serie de deidades secundarias, relacionadas con los elementos, que
ocasionalmente se manifestaban durante las erupciones volcánicas. Deidades
dedicadas al fuego, humo, cenizas, etc., etc. Deidades secundarias,
jamás equiparadas a la presencia y al poderío de las propias deidades volcánicas
naturales, que son los propios volcanes o comparadas con las
imponentes replicas o representaciones deidificadas de estos, como lo son
las pirámides, que fueron edificadas en los centros urbanos o en las zonas de
dominio estratégico y cultural, de nuestros antiguos ancestros.”
En
Canarias las pirámides están presentes además de la Isla Benahuare en
Chinech, localizadas Güïmar
y en Icod, existen referencias de dos que estuvieron en Mequinez (Puerto de la
Cruz), también hay referencias de dos que estuvieron en Las Isletas en
Tamarant, estudios arqueoastronómicos recientes confirman que, además del uso
cultual de las mismas, son estaciones astronómicas, concretamente, la pirámide
mayor del conjunto de Chacona en Güimar está orientadas al Solsticio de
Verano. Además, a esto hay que añadir un hecho singular: dado el horizonte que
se vislumbra desde el lugar, justo ese día el Sol se pone y a los pocos minutos
reaparece, brevemente, entre un hueco de las montañas. A este fenómeno se
conoce como doble puesta de Sol.
Las pirámides
de Palma tienen características
similares a las de Chacona en cuanto a orientación, forma y construcción, y
que, junto al resto de las tinerfeñas, ofrecen muchos paralelismos con las
continentales.
En
la actualidad, según J. Cuenca (1991), en la isla de La Palma se tiene
documentada la existencia de pirámides de piedra en El Paso, Mazo y Las Breñas
y se sabe, según refiriera P. Hernández Benítez, que en El Calvario, en Grafía,
existía una de estas pirámides hoy destruida, dato confirmado por R. Rodríguez
Martín, afirmando que los grabados rupestres de esta estación formaban parte
de dicha pirámide (M. Hernández Pérez, 1977).
El
elemento más definitorio y más potente de una espiritualidad son los símbolos
que la definen. Toda la ideología, toda la esencia de una religión, de una
espiritualidad debe quedar reflejada en el símbolo o símbolos que la definen.
Cuando nos adentramos profundamente dentro del mundo espiritual nos encontramos
con estos elementos que representan de manera invariable tanto a la propia
espiritualidad como a aquellos conceptos que representa dicha filosofía.
Un símbolo
se define como la imagen o figura con que materialmente o de palabra se
representa una idea, concepto o arte. Eso sí, todo símbolo necesita de una
interpretación, y sin ella el símbolo pierde su significado.
Un símbolo
es una representación de un concepto o idea que es perceptible por medio de al
menos uno de los sentidos. (Gaueko Bele)
La
espiral es uno de los símbolos más antiguos y se encuentra en todos los
continentes, habiendo jugado un papel fundamental en el simbolismo desde su
aparición en el arte megalítico.
Parece que en muchos lugares representa el ciclo
“nacimiento-muerte-renacimiento” así como a la Sol, que sigue ese mismo
ciclo, naciendo cada mañana, muriendo cada noche y renaciendo a la mañana
siguiente.
Para
numerosos pueblos del continente la espiral simboliza la dinámica de la vida,
el movimiento de las almas en la Creación.
La espiral como la clave de la creación y la
existencia.
Relacionada con el círculo,
constituye el símbolo antiguo de la Diosa, de la matriz, de la fertilidad, de
la fuerza femenina, del cambio continuo, y de la evolución del universo.
En
La Alta Nubia egipcia en los yacimientos de Nag Kolorodna existen unos
yacimientos de grabados rupestres ejecutados con la técnica de piqueteado que
conforman circunferencias concéntricas y espiralifirmes signados como N.K. 76,
estos grabados tienen una configuración casi igual a muchos de los localizados
en Benahuare, los cuales, al igual que los podmorfos y caballos con jinetes
citados anteriormente, están científicamente datados en 3.800 años antes de
la era occidental actual.
“Los awara, al igual que el resto de los pueblos antiguos, fueron
grandes observadores de los movimientos de los elementos del universo. En su afán
de coordinar las acciones terrestres con las celestes, dejaron constancia de sus
observaciones astronómicas, de sus ideas cósmicas, la orientación de sus
construcciones y su iconografía. La orientación se ha convertido en todo un
ritual muy antiguo para experimentar la necesidad de situarse en un mundo
organizado cósmicamente. Cuando algo se orienta, el espacio cobra sentido, el
cielo y la tierra se encuentran y se unen. Se sale de la linealidad y se entra
en la eternidad cíclica, aquella que se repite constantemente todos los años.
Basarse en esas disposiciones nos ha dado claves a muchas respuestas.
¿Qué
tiene de raro afirmar que los antiguos canarios adoraran la naturaleza, al Sol,
la Luna, las estrellas, las montañas, las fuentes, los árboles, el viento… y
que creían en un Ser Supremo? ¿Puede ser un grabado rupestre una imagen o
modelo del cosmos? Una imagen dominante y generalizada como una espiral, un círculo,
un meandro o las miles de combinaciones creadas por los awara nos conducen a
descubrir su arquetipología, la que orienta el conocimiento hacia algo
concretizado, en dirección al punto por donde sale o se pone el Sol en sus
posiciones extremas (solsticios), intermedias (equinoccios), el cenit,
referencias topográficas como Pico Bejenao, Pico La Nieve, Risco Liso, Montaña
del Azufre y lo descubierto recientemente: la estrella Canopo.” (Miguel A.
Martín González. En: Iruene nº 2)
La
espiral es una formación natural frecuente en el reino vegetal, evoca la
evolución de una fuerza, de un estado. Es continuidad, desarrollo, emancipación,
rotación creacional; en una palabra la espiral es fertilidad con todo lo que
connota. Es el inicio y el fin, nacimiento y finitud, transformación.
Como
si fuesen la firma de una inteligencia suprema estas formas están inscritas a
todos los niveles del espacio y el tiempo. Las hallamos en las galaxias, en el
sistema solar, en el código universal de la vida, en la religión y en el arte
de todas las culturas humanas. Pero, ¿cuál es su significado más profundo?,
¿cuál es el sentido último del mensaje que nos transmiten y qué relación
tienen con nuestra propia existencia como hijos de las mismas estrellas que
iluminan nuestro destino?
La Tierra nació a partir del movimiento en espiral de una
nube de gas y polvo cósmico. Desde entonces, las espirales forman parte de
nuestro entorno cotidiano. Podemos contemplarlas en todas las escalas posibles,
tanto en el espacio como en el tiempo. La propia naturaleza eligió dicha forma
para su crecimiento y desarrollo.
La
religión era -y es- muy importante para la vida de los awuaras todos los días.
Los símbolos de la religión se encontraban -y encuentran- en todas partes: los
árboles, aves, los montes en donde las divinidades vivían. Mención especial
eran las aguas. Las estructuras para el culto incluían: piedras, lajas, piedras
decoradas, piedras libres de pie (menhir), círculos de piedra, árboles,
montes, fuentes manantiales y riachuelos.
Vamos
a dar un breve recorrido por los yacimientos de grabados rupestres en Benahuare,
donde están representadas las formas circulares y espiralifomes, muchas de las
cuales conforman auténticos laberintos, generalmente asociado a otros tipos de
inscripciones-podomorfos, lineales y reticulados, naviformes, de ocho radios
(estrella de ocho puntas)-, etc. Esperamos que esta sencilla exposición de los
mismos no le canse en exceso, teniendo en cuenta su expresado amor por la
arqueología guanche.
Yacimientos:
Tajodeque (El Paso); El Cercado (Garafía) este panel representa un pisiforme y
un barco de posible adscripción fenicia en su interior (recordemos los
pisciformes son símbolos de
Otro
de los aspectos culturales que debemos tener en cuenta es el de la veneración a
los Árboles Sagrados (dendrolatría para el orbe católico)[3],
que igual que en las demás islas, es practicada por los awuaras.
Los
primigenios y actuales canarios tenemos una enorme preocupación y respeto por
la vegetación. Consideramos los bosques sustentadores de vida. La veneración a
los árboles estaba muy extendida. Los árboles sagrados, como queda dicho, son
el Acebiño, el Drago y el Pino y otros. Pero el Pino es
el más importante. El Pino
se consagraba a
El
Pino Santo de El Paso, situado a los pies de la subida del Reventón
de la Caldera de Taburiente. Considerado el ejemplar más alto de Canarias y
catalogado botánicamente como uno de los mejores del archipiélago, como tantos
otros de las islas fue sincretizado por la iglesia católica y puesto bajo la
advocación de una virgen. Como otros árboles santos, el clero católico tejió
alrededor del mismo una de las leyendas “piadosas” urdida por los frailes, a
las que tan aficionados eran, con objeto de derivar la veneración mostrada por
los awuaras por el pino hacia una imagen de la virgen colocada dentro de un
hueco hecho en el tronco del árbol.
Los
awuaras continúan prestando veneración al centenario Pino Santo, aunque bajo
el paraguas de Virgen del Pino, y deposita presentes y exvotos en prueba de su
veneración.
Este
gigante del reino vegetal fue testigo de la llegada de los invasores esclavista
europeos en 1493, y de las incalificables tropelías cometidas por estos con el
primigenio pueblo palmero.
Laurel
de Benahuare (La Palma)
El
historiador canario, D. Tomás Marín de Cubas, recoge dos hechos acaecidos en
la isla Benahuare relacionado con la aparición en el interior de dos troncos de
árboles de unas formas cruciformes, naturalmente tanto los informantes como el
propio Marín interpretaron el hallazgo desde la perspectiva etnocentrista y
cristiana totalmente dominante en la época. Por otra parte, el ojo siempre
abierto y vigilante de la “santa inquisición española” en Canarias no dormía,
además, esta benéfica institución católica era la única que no amenazaba a
los creyentes con los tormentos infinitos del infierno católico, sino que los
hacía sufrir en vivo y en directo a los crédulos fieles que osasen apartarse
un ápice de los dogmas predicados y sostenidos por la santa madre iglesia católica
apostólica y romana, no dando precisamente muchas opciones para la especulación
científica.
Así que para aquella época era mucho más
saludable narrar los acontecimientos conforme a las normas establecidas, que
tratar de indagar los mismos empleando la razón. Veamos la descripción que de
estos hechos nos ofrece el bueno de D. Tomás:
“En
la ysla de La Palma en el pueblo de San Pedro de la Breña lugar de cien
personas, distante una legua de la ciudad, de la Veracruz, se halló en el
barranco de Aguacencio frontero de una grande cueba un laurel, que cortado por el pie
dividieron sus ramas en pedazos para el fuego, i havía quedado un rolo de el
tronco, que un día festibo de aquel lugar que fue San Pedro, onde ocurió gran
parte de la ysla, no pudo su dueño partirlo con un hacha, i viendo que era en
vano el hachearlo, procuró, dividirlo en dos mitades y viose en ambas partes señaladas
dos cruces a modo de manchas pardas de cada parte las vía con tanta perfección
como si a mano se hubiessen pintado, vinieron a el barranco, las personas que
estaban en la yglesia i otras de aquellos contornos, causando a todos mucha
devoción, la novedad, es cada cruz de media vara de largo, con peana ancha
triangular en los remates de brazos y caveza (perfeccionados por estremo como de
mano de artífice) tiene remate circular, i en el de la caveza, en la una cruz
que es un poco maior que la otra, se ven quatro letras que casi divizan serlo
hebreas que inician el rótulo de la Sancta Cruz de el redemptor de el mundo, en
el medio se divisa una caveza i corona de rei señalados brazos i pies quanto
los clavos pudieron sujetarlos; Otras cruces se limpiaron en el madero en forma
de tablas, i se guardan en dos relicarios; de las astillas que salían en
cada parte se formaba otra cruz, a modo de flor con quatro ojas puntiagudas,
hubo algunos discursos sobre si es la causa de haver allí havido christianos, i
por la antigüedad de los tiempos no sávesse i aora querer el Señor a cuio
cargo está el ocultarlo o revelarlo, dar estas muestras: otros decían que
aquello casualmente tener aquel árbol ciertas manchas de perfectas cruces, pudo
succeder naturalmente criados: mas estándose en estas conjecturas pocos años
después y no ha muchos que succedió todo: cortando otro árbol, en la misma
ysla en la ciuda de la Vera cruz, o Sancta Cruz, que por esto quieren algunos
vecinos que se llame assí, se halló otra cruz mui perfecta, dividida de las
partes adiuntas, onde estaba unida que pudo con facilidad desacirse i se guardó
por gran reliquia i ynvió a Spaña, era de naranjo: este no pudo ser plantado
sino después de la conquista porque en ninguna de estas yslas hubo árbol
frutal excepto higueras en Canaria i en Tenerife, se dice que hubo de otras que
daban los higos mui pequeños i pardos por fuera.” /
En las páginas siguientes vamos a tratar de explicar estos
supuestos “milagros” a los que tan aficionados es el clero católico.
En cuanto al segundo tronco que D. Tomás presume que se trata de un naranjo es
más que posible que en realidad se tratara de Naranjo salvaje de pajarito
(Ilex perado lopez-Illoi) o Acebiño, árbol de unos
Es sobradamente conocida la veneración dispensada por nuestros
ancestros a la naturaleza y especialmente por determinados árboles, entre los
que destacan los pinos, dragos, acebiños y palmeras. Muchos de estos árboles
constituían por sí mismo santuarios los cuales fueron inmediatamente
sincretizados por el judeo-cristianismo (Pino de Teror, Pino de La Victoria,
Pino de El Paso etc.), cuando la presión popular en algunos casos pudo evitar
que los mismos fueran víctimas del hacha de los colonos.
Está sobradamente documentada la costumbre de nuestros ancestros,
tanto insulares como continentales, de colocar determinadas imágenes o símbolos
sacros en los huecos de los troncos de los árboles sagrados, por tanto, no es
de extrañar que estas estatuillas o placas, confeccionadas posiblemente en
barro cocido o madera, se fuesen integrando en el tronco del árbol conforme
este se iba desarrollando, quedando totalmente integradas en el tronco.
Naturalmente, al partir el tronco más o menos por la mitad queda
al descubierto el molde formado por el objeto original. En el caso del laurel de
Benahuare pienso que la forma rescatada se asemeja mucho más a una figura
estilizada de la Diosa Tanit, denominada por algunos autores poco informados
como de “Botella” o “Cruz con peana”. En todo caso vamos a repasar un
poco estos conceptos relacionados con la primigenia cultura espiritual canaria y
con el ámbito cultural y espiritual de nuestro entorno y también con
Europa.
Se ignora por completo, que la cruz no es
un símbolo de patrimonio del cristianismo. Es mas, los cristianos de los
primeros cuatro siglos no usaron cruces, ni siquiera como emblemas
representativos del cristianismo.
En las excavaciones arqueológicas desarrolladas en África, Asia,
América y Europa, se han encontrado numerosos restos de cruces, algunas de las
cuales datan de más de siete mil años de antigüedad. De hecho, la cruz,
ha sido un símbolo religioso desde su origen hasta nuestros días.
Esperamos y deseamos, que estudiando determinados aspectos de las
religiones con objetividad razonada, alejada de visiones bucólicas o ingenuas,
podamos ayudar a que este pueblo no continúe comulgando con piedras de molino.
Abril de 2011.
Anteriores:
En
torno a la religión del pueblo guanche (V-III)
En
torno a la religión del pueblo guanche (V-II)
En
torno a la religión del pueblo guanche (V-I)
En
torno a la religión del pueblo guanche (V)
En
torno a la religión del pueblo guanche (IV)
En
torno a la religión del pueblo guanche (III)
En
torno a la religión del pueblo guanche (II)
En torno a la religión del pueblo guanche (I)
Continuará…
[1]
En Febrero de este año 2011 se realizo una
expedición en Hawara, Egipto para escanear con un geo-radar la zona donde
supuestamente se encuentra el Laberinto. Este es el mayor descubrimiento
arqueológico de la historia.
[2]
J. Álvarez Delgado,
en “Revista de Historia”, VIII
(1942),
pág. 130, considera Idafe como una
composición ida-fe ”agrado pico”.
Haouarythes,
es la forma recogida por Buenaventura Bonnet para esta isla. “Venahoare»
[Abreu (ca. 1590, III, 1) 1787: 62v]. “Questa Isola anco dagli antichi
Palmesi si chiamò Benahorare cioè patria» [Torriani (1590, LXVI: 90)
1940: 196]. ”Benajoare» [Marín 1694, II, 15: 79v]. ”Benahoare» [Glas
1764: 137; Viera 1772, I: 196]. ”Benehoare» [Glas 1764: 177]. Manuel Suárez
Rosales (comunicación personal) propone: Tahawwara
(=La Palma) como topónimo y Ahawwar
(pl. Ihawwaren)
–Tahawwart (pl. Tihawwarin),
como gentilicio.
[3]
El culto a los árboles
o dendrolatría es un aspecto muy común en diferentes culturas. Se los
puede considerar árboles de la vida o árboles sostenedores del mundo.
También en lo referido a la pareja de humanos encargados de poblar el
planeta existen ejemplos en otras religiones.