OBSERVACIONES A UNA SERIE DE ARTÍCULOS

DE DON FERNANDO BÁEZ

EN TORNO A LA RELIGIÓN DEL PUEBLO GUANCHE (I)

 

"Primero te ignoran, pronto te desprestigian, luego discuten tus ideas y más tarde se las apropian".

Miguel A. Martín González.

 

 

Chaurero n Eguerew

 

Hemos venido siguiendo con atención una serie de artículos publicados por don Fernando Báez Santana,[1] en medios digitales en torno a la religiosidad del pueblo guanche. El Sr. Báez es preclaro sacerdote de la iglesia católica apostólica romana implantada en esta colonia del reino de España en el noreste de África denominada Archipiélago Canario.

 

Conociendo el profundo amor que don Fernando profesa a nuestros antepasados guanches y a  nuestra ancestral cultura, lo que se refleja, entre otras cuestiones, en su permanente “cruzada” en defensa de nuestro patrimonio arqueológico, humano, agrícola y ganadero, lo cual le distingue aún más, si ello fuera posible, como un canario de pro.

 

Por ello nos sorprende el giro que paulatinamente ha ido dando a su serie de artículos en torno a la religión de los antiguos canarios, actitud compresible solamente si tenemos en cuenta la total fidelidad a su obispo, fidelidad de la que don Fernando hace gala públicamente, por consiguiente, es posible que haya recibido algunas consignas de sus superiores, los cuales conocedores de la estima de que goza don Fernando entre sus fieles y determinados sectores de la sociedad canaria, además de sus excelentes dotes de comunicador, le estén utilizando de manera solapada como instrumento de ataque directo e indirecto contra una determinada confesión religiosa.

 

Conociendo lo prolífero de la pluma -o teclado- de don Fernando cuando desarrolla cualquier tema, hemos dejado transcurrir un tiempo prudencial antes de exponer nuestros planteamientos y puntos de vista ante algunas inexactitudes y desafortunadas afirmaciones de don Fernando en su serie de artículos donde nos expone su personal visión de  la espiritualidad del primigenio y actual pueblo canario, no exenta de una gran carga de etnocatolicismo, como es natural en un hombre de profundas convicciones.

 

Suponemos que don Fernando ha dado por concluida, por lo menos de momento, dicha serie de artículos, por ello pasamos a exponer nuestro punto de vista sobre el contenido de algunos aspectos recogidos en los mismos, bien entendido que no nos anima deseos de polemizar y sí de compartir planteamientos que puedan enriquecernos mutuamente en el plano espiritual y cultural.

 

No es fácil valorar la situación espiritual del pueblo guanche actual sin caer en simplificaciones excesivas o malas interpretaciones. Hasta la fecha no se han realizado estudios profundos sobre la verdadera base ritual y devocional popular en las islas antes de la ocupación y  colonización española. Quizás esta situación se deba a dos razones fundamentales y ambas complementarias. En primer lugar, una dependencia absoluta de las misiones españolas, moldeadoras de una conciencia catequizadora totalmente descontextualizada; y en segundo lugar, una total falta de comprensión de  las raíces históricas y espirituales que una nación sometida recibe en la percepción de un  catecismo impuesto.

Dicho lo que antecede, vamos a entrar en materia, iremos analizando uno por uno los mencionados artículos.

 

 

(I)  IGLESIA GUANCHE

 

Don Fernando inicia este escrito aludiendo que en su día le fue sugerido por don Elio Rodríguez Figueroa insigne matriota canario, fervoroso independentista, caballero revolucionario y convencido militante marxista-leninista, profundamente ateo, y ejemplo de honestidad y calidad humanas.

 

El Sr. Báez expone en este artículo entre otras cuestiones: Los guanches, tenían su propia Iglesia (o reunión religiosa), formada por: su Dios, su clero, sus lugares de culto, sus ceremonias, sus rezos, sus mujeres consagradas, su culto a la muerte, sus ofrendas, etc., y así: Dios (Acorán): con pequeños matices diferenciadores en cuanto a pronunciación del término, en función de las traducciones, los guanches, creían en el único Dios: el sustentador del universo, coincidentes con las religiones monoteístas, y no eran idólatras; veían en el sol -como san Francisco de Asís- la manifestación del poder divino, al que no adoraban.”

 

De acuerdo con don Fernando en cuanto a que nuestros ancestros guanches tenían -y tenemos-, una Congregación espiritual perfectamente reglada etc., aunque no compartimos su afirmación de que el panteón guanche estuviera presidido por una divinidad masculina (Acorán) como explicaremos  más adelante, así como la pretensión de que la religión guanche es monoteísta, ya que, como tendremos oportunidad de ver, sus fundamentos participan del monoteísmo (Diosa Madre Universal) del politeísmo (Dioses Paredros) y de ciertos aspectos del animismo (veneración a los espíritus de los ancestros, respeto a la naturaleza).

Si ha existido un pueblo al que podemos atribuir una ciencia,  una política social y una moral “sagradas”, es sin duda el antiguo pueblo canario. No cabe duda que esta tierra bañada por la Sol y fecundada por los alisios, ha sido especialmente bendecida por la Divinidad , la  Diosa-Madre Chaxiraxi en sus varios aspectos, así como por sus paredros; Magek, Achuguayu, Chayuga, en sus diversas manifestaciones en las islas, unas Divinidades cuya presencia subyace inmanente en la Naturaleza y cuya energía ilumina todos los actos de la vida del  hombre y la mujer guanche anteriores y actuales.

Vamos por partes, veamos el análisis lingüístico de la voz: “Acorán. adj. m. GC, Tf. ant. desus. Rel. Divinidad masculina. Expr. t. Achoran, Achoron, Acoran, Alcorac, Alcoran, Alcorán. *ā-hɣur-an > aqqoran, adj. m. sing. lit. ‘el Celestial’.” (Dr. Ignacio Reyes García).

 

Como podemos ver por la traducción, la voz Acoran usada tanto en Tamarant (Gran Canaria) como en Chinech (Tenerife) no hace mención a un dios determinado, y mucho menos hace referencia a  un dios sustentador del universo.  En todo caso se refiere a un astro posiblemente la Sol o el Luna, la estrella Canopo o a cualquier espíritu celestial e incluso al rayo.

 

Recordemos que en las culturas imazighen (beréberes) y por consiguiente la insuloamazigh los astros cambian de genero siento por tanto el  Sol femenino y la Luna masculino.

 

En cuanto a su afirmación de que la religión guanche era: “coincidentes con las religiones monoteístas, y no eran idólatras; veían en el sol -como san Francisco de Asís- la manifestación del poder divino, al que no adoraban.”

 

Mucho nos tememos don Fernando que su fe o su consabida bondad le ciega, o posiblemente los árboles no le dejan ver el bosque. Tal vez en su calidad de Licenciado en Historia de la iglesia católica ha tenido acceso a fuentes documentales mas fiables que las manejadas por los cronistas e historiadores de la invasión ocupación y colonización de este Archipiélago Canario, más fidedignas incluso que las del Papa Urbano V  quien en su bula “Ad hoc Semper” afirma que los antiguos canarios adoraban al Sol y a la Luna.

 

Si le parece don Fernando, para ir entrando en materia, vamos a dar un somero repaso a las referencias documentales en torno a las prácticas de Culto a la Sol al Luna y otros astros de los canarios primigenios, a pesar de que las dificultades en el estudio de las manifestaciones religiosas del pueblo guanche son debidas a que las fuentes etnohistóricas nos han sido trasmitidas mayoritariamente por autores europeos imbuidos de una gran carga etnocéntrica, además de las profundas convicciones monoteístas de unos religiosos católicos del S. XVI.

 «... Tenerife y Palma, sus habitantes son de aquella gente que se llaman canarios, que es un gran pueblo. Adoran al Sol como a Dios» (Diogo Gomes, en B. Bonnet, 1940:98)

 

En la mencionada bula del papa Urbano V de 2 de septiembre de 1369, con ocasión de estimular la presencia de misioneros catalanes en el Archi­piélago:

«..quod in Canariae et alus eis adiacentibus insulis, quae Insulae Fortunatae nuncupatur, sunt personae utriusque sexus nullam legem tenentes nec aliquam sectam sequentes, sed dumtaxat Solem et lunam ado­rantes...-» (J. Alvarez, 1945: 12).

 

[Que en Canaria y otras islas adyacentes, llamadas Islas Afortu­nadas, son personas de uno y otro sexo que no tienen leyes ni siguen secta alguna, pero sólo adoran al Sol y la Luna ].

 

Su única práctica de devoción consistía en prosternarse ante el sol en el momento de su aparición.

 

No conocían ninguna re­ligión, y jamás misionero alguno les llevó alguna doctrina [Ibn Jaldún 1977 (1347), 169].

Cada Mosto, en 1455 refiriéndose a los primigenios habitantes de Chinech (Tenerife) entre otras cosas nos dice: “Son idólatras, y adoran al sol, la luna, las estrellas y otros diferentes objetos.“

Con carácter general, lo explica también el viajero A. Cada Mosto en dicho año, quien refiriéndose a todas las culturas in­sulares, dice que “son idólatras y adoran al sol, la luna, las estre­llas” (A. Cada Da Mosto, 1895).

Los nativos canarios adoraban unos al Sol, otros a la Luna y otros a las estrellas.

Valentín Fernández, 1505.

 

Por su parte, Abreu Galindo (1602), al referirse a las creencias de los guan­ches, introducen conceptos monoteístas con connotaciones pro­pias de la mentalidad cristiana.

 

Marín de Cubas recoge: “En esta isla de Thenerife unos afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó que en muriendo el cuerpo todo se acababa,- otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha,- juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro Señor que gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hirají, compuesto de guaya que significa espíritu, y hireji cíelo. Conocen haber demonio y llaman guayóte, y que él sólo tiene la pena en la tierra, y en los sitios donde hay volcanes, fuego y azufre, y en particular en el monte de Teíde. Adoraban por cosa celestial y suprema deidad á la Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban Chijoraji,-hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares que tenían á esta Señora en su tierra, muy pocos más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio de ser paganos é idólatras,- hacían largas romerías á visitar los huesos de sus sepulcros en todo semejantes á los canarios y en particular había los más frecuentes en el pico del Teide y también juraban por los huesos de sus antepasados a modo de venganza o pleito homenaje…” (Tomás Marín de Cubas, [1694] 1993:220)

 

Los textos y la Ar ­queología, no dejan dudas acerca de la veneración de los guanches a  la Sol y  al Luna, y en general a otros astros.

 

Estimado don Fernando, como podemos ver nuestros antepasados rendían culto a la Sol   en su calidad de Diosa Magek, aspecto visible de Nuestra Magné y no como usted afirma que: “veían en el sol –como san Francisco de Asís- la manifestación del poder divino, al que no adoraban.”  Por cierto y dicho sea de paso, si el bueno de Francisco de Asís el de las “florecillas”  hubiera conocidos a nuestras humildes a la par que grandiosas Tabaibas, seguro que las hubiera venerado y propugnado su conservación en lugar de pedir su erradicación de la tierra que las sustentan.

La dependencia de la vida terrestre de la Sol es absoluta, todo vive gracias a la misma fuente de energía: tierra, aire y agua, minerales, plantas, animales y el propio ser humano. La ciencia se ve infundida de poesía cuando consideramos el perfecto equilibrio de la vida sobre la Tierra , delicadamente afinado con la luz y el calor procedentes de la Sol.

Continuando con el tema de la Divinidad Solar , esperamos que usted este de acuerdo con la mayoría de los investigadores y con nosotros en el hecho incuestionable de que el bagaje cultural de los canarios primigenios hunde sus raíces espirituales y culturales en las milenarias  civilizaciones de nuestro continente africano, por ello, le rogamos que nos permita una breve digresión sobre el tema para que podamos discernir sobre el mismo.

 “La existencia de rutas transaharianas “neolíticas” abonarían las tesis de la existencia de un sustrato étnico o cultural común. Evidentemente, lo más importante de estos contactos interétnicos no es la pertenencia o no a una misma “raza”, sino el compartir unos mismos elementos culturales que, precisamente, circulaban por las rutas transaharianas o porque estaban muy arraigados en la zona. Las características socioculturales “comunes” a garamantes, numidas,  guanches, etc., esto es, a los denominados “protobereberes” que trillaron los rutas transaharianas, proceden de diversos aportes, algunos de ellos netamente africanos, más exactamente sahariano y subsahariano.

Precisamente uno de los elementos simbólico-culturales que encontramos en toda esta área geográfica es el carnero[2] con esférico en la cabeza, que está presente en la prehistoria sahariana, aunque también en Egipto. Pero lo más relevante es que el dios Amón-Ra Egipcio, de origen africano-sahariano (Castiglioni y Negro, 1986; Cervelló, 1995) aparecería como el dios Achamón (dios sol) de los guanches de Tenerife. G. Camps no estaría de acuerdo, pero la tesis a defender sería que el dios solar habría nacido en el norte de Africa/Sahara y después influye en Egipto (como han señalado distintos autores). Y el sol es un elemento fundamental en la religión y creencias preislámicas de los Amazigh, aunque también lo fue de otros pueblos del Oriente Medio, debido a lo cual distintas oraciones del Islam coinciden con la salida y la puesta del sol, precisamente para eclipsar los cultos solares preislámicos. No por casualidad, Alejandro Magno fue al actual oasis de Siwa (Egipto) para ser investido divinamente en ese oráculo líbico donde estaba la fuente del sol. Y el dios-carnero Ammon, dios Tebano y posteriormente del antiguo Egipto, procedería de Siwa (un oasis que se cita a menudo como de los pocos lugares egipcios que quedan con clara presencia amazigh).

A Ammon los griegos lo habrían asimilado como Zeus y los romanos como Júpiter. Sin negar su influencia en otras divinidades solares como Helio, o sutilmente soláricas como Apolo.” (Guillermo Alonso Meneses, 2010)

Acerca del panteón protoberéber dice Herodoto: Sólo consagran sacrificios al Sol y a la Luna. En efecto, to­dos los libios ofrecen sacrificios a esas divinidades.

Sin embargo, habría que hacer hincapié en la hipótesis de que el dios-Sol, de origen prehistórico-sahariano, que entre los egipcios se llama Amon-Re, entre los guanches de Tenerife Achamon[3] y entre los fenicios Ba'al Hammon influyó en el Mediterráneo, al parecer procedente del interior de África. Por eso el dios Sol o dios carnero con un Sol entre los cuernos, de las estaciones rupestres del Atlas y macizos saharianos, habría acabado apareciendo en el alfabeto hebreo y fenicio: “alef”, la primera letra, no sólo se traduce por toro, también como carnero. Posteriormente, la letra "alef" significará (jefe, cabeza, principio y el valor numérico uno); “ef” es “jefe” en algunos dialectos amazigh del Atlas marroquí, y en lengua tuareg (a miles de kilómetros de distancia) cabeza se dice “eref”. De modo que la palabra castellana “jefe” podría venir del amazigh “ef” y no del francés “chef”. Además, el punto aries (carnero) marca el punto del comienzo del año solar, cuando el sol pasa del hemisferio sur al hemisferio norte. No por casualidad, el punto astrológico de aries se simboliza con una “gamma”, letra griega que deriva de la letra semítica “gimel”, cuya grafía recuerda la época en que el alfabeto era simbólico y simbolizaba la cabeza con cornamenta del carnero (R. Muñoz Jiménez, 1994). Acaso el mismo carnero-dios-Sol de las estaciones prehistóricas del Sahara.

Una de las primeras civilizaciones que establecieron un estatus sobresaliente para el Sol fue la del antiguo Egipto cuya civilización guarda determinados parámetros con la cultura guanche, a partir del tercer milenio a.e.a.  Al Sol, en su aspecto de disco solar, se le llamó Aten; pero dependiendo de si salía, llegaba a su cenit o se ponía, recibía sucesivamente los nombres de Khefri, Ra o Atón. También era Horus, el dios con cabeza de halcón que más tarde fue identificado por los griegos, como queda dicho, con su dios Sol Apolo.

Todas las deidades de las naciones fueron identificadas como la Deidad del Sol. Cuando el cristianismo llegó a Roma sobrevino una lucha entre la adoración al Sol y el propio cristianismo, debido a que por aquel tiempo la adoración al Sol había tomado posesión del panteón más antiguo de Roma. Esta lucha terminó con el paso del tiempo, cuando Constantino fusionó el cristianismo y la adoración al Sol.

Los romanos habían asumido el culto del dios solar fenicio Baal, al que se le adoraba bajo la forma de una piedra negra. Baal se hizo popular en el Imperio romano en el siglo II. En 218, cuando Heliogábalo se proclamó emperador como Sol Invictus Elegabulus, se fundó el culto al Sol como religión oficial. Aureliano (que reinó del 270 al 275) adaptó el culto solar para mejor ajustarlo a la religión romana tradicional bajo el título de Deus Sol Invictus, dios, el Sol invencible. Esto duró hasta el reinado de Constantino (siglo IV), con el arraigo del cristianismo, cuando se prohibió (a la vez que se lo asimilaba) al rival solar.

Aun antes de que Constantino fusionase estas dos religiones, al cristianismo ya se habían unido paganos, no convertidos, mientras que las sectas gnósticas, medio cristianas, estaban tomando fuerza. Las sectas gnósticas tenían una variedad de formas, eran una mezcla de cristianismo, neoplatonismo, adoración a la Sol , así como la adoración a algunos de sus antiguos símbolos. La diferencia entre ellas y el cristianismo (que por ese entonces estaba formado principalmente por gentiles), era difícil de determinar por ese tiempo. Clemente, Orígenes, Cipriano, Jerónimo, Tertuliano, Justino Mártir e Ireneo, justificaron ciertas practicas de la adoración al Sol.

Constantino llamó a la deidad del Sol, “Sol invicto, mi compañero”. Su edicto del año 321 legisló que el “Venerable Día del Sol” (domingo-sunday) fuera día de descanso. Este descanso fue ordenado en honor al Sol y no en honor al Cristo.

 “El primer día de la semana era consagrado a Mitra desde tiempos remotos, como lo afirman varios autores. Así, cívicamente fue legislado el “venerable día del Sol” para ser el día de descanso. Ahora sólo quedaba que la iglesia católica entrara en la línea con esta ley civil de Constantino, quien aun siendo adorador del Sol, había mostrado afinidad hacia los cristianos, especialmente acabando con las persecuciones.

Este cambio al domingo por la iglesia católica tuvo lugar en el año 336 (algunos historiadores dan la fecha de 364) en el concilio de Laodicea, canon 29, “Los cristianos no deben judaizar descansando en el shabbat, sino que deben de trabajar en ese día, honrando, más bien, el día del Señor (Dominus dei/Domingo) descansando, si es posible, como cristianos. Sin embargo, si alguien es encontrado judaizando, que sean cerrados para Cristo”.

El obispo Eusebio (270-338), quien trabajó con Constantino, admite la decisión de la iglesia católica de cambiar el shabbat por el domingo. “Todas aquellas cosas que eran obligación en shabbat, han sido trasladadas al día del Señor”. (Eusebio, commentary on the psalms [Comentario sobre los salmos], mencionado por Moses Stuart, Commentary on the Apocalypse. [Comentario sobre el Apocalipsis], Vol. II, 9.40) la iglesia sucumbió y la fusión se llevó a cabo prácticamente. El Sol invicto, la deidad del Sol, estaba probando el mérito de su nombre.

El sol invicto, que había conquistado a todas las demás religiones, había vencido finalmente a su rival principal, el cristianismo, uniéndose con él, fusionándose con él... La creencia mesiánica, al ser unida a todos aquellos cultos de adoración a la Sol , se transformaría en un fuerte cuerpo que poco a poco arrolló, asimiló y sincretizó todos los obstáculos restantes, bien por fuerza, o por “asimilación y compromiso”.

La fiesta cristiana de la navidad parece haber sido trasladada hacia el año 330, en tiempos de Constantino (306-337), al 25 de diciembre. Con ello se quería significar a Cristo como el verdadero Sol invictus. Es importante observar que, a partir del año 315, empiezan a aparecer en las monedas los primeros símbolos cristianos. Probablemente sea por estas fechas cuando tiene lugar el cambio de la fiesta de Navidad al 25 de diciembre. El mensaje recabado de la célebre visión de Constantino fue en el sentido de la prevalencia de Cristo sobre el Sol: Cristo es el verdadero Sol invicto. Sólo faltaba trasladar la fecha del nacimiento de Jesús al 25 de diciembre, día en que se festejaba el nacimiento del Sol invictus.

Pero este tema de “Cristo-el-verdadero-Sol” ya había sido prolijamente proclamado por Clemente de Alejandría (150-215) en muchos de sus escritos. Orígenes siguió los pasos de Clemente, su maestro, y proclamó a Jesús “el Sol”, “el verdadero Sol”. Cipriano llamó también a Cristo “el verdadero Sol”. Por causa de esto, el Obispo Zeno de Verona elaboró extensivamente sobre Cristo-el-Sol, como el verdadero Sol, como el Sol Eterno.

Algunos pueden decir que Helios significa también Sol como el Sol físico, pero todas las enciclopedias afirman que en religión, Helios significa la deidad del sol.

Esta asimilación de Jesús con la deidad del Sol no fue difícil, porque los paganos del imperio romano habían creído en la adoración al Sol, y se referían a su deidad, el Sol, como su “señor” (Kurios).

Al decir del historiador de las religiones, E. Roízton Pike, “los persas y los egipcios, los fenicios y los sirios, los griegos y los romanos, los mexicanos y los peruanos, los hindúes y otros pueblos; celebraban en aquel día (25 de diciembre) el parto de la Reina de los Cielos, la virgen celestial y el nacimiento de su hijo, del dios Solar. Dionisos o Baco, Mitra o Apolo, Zoroastro u Horus, etc., todos ellos anteriores al Cristo cristiano, y todos ellos llamados “El Salvador”, y nacidos de una virgen entre el 20 y el 25 de diciembre; esto es: la fecha del solsticio de invierno, también llamada “La puerta de los Dioses”. “El nacimiento de Adonis –continúa el estudioso– se celebraba ese día.

Mitra, nació durante el solsticio de invierno (22 / 25 de Diciembre en el hemisferio Norte), se le rendía culto los domingos; los líderes de este culto eran llamados Papas y su símbolo mas difundido era el de una gran llave, necesaria para abrir las puertas celestiales por las que debían pasar las almas de los difuntos. Estas mismas llaves, son hoy, “las llaves del reino”, símbolos que caracteriza a los sucesores de Pedro, casualmente conocidos como Papas.

La festividad de Sol Invictus se celebró el 25 de Diciembre, fecha adoptada por los cristianos para su propio rey invencible.

Para concluir estas breves observaciones en torno a la influencia que la veneración a la Sol ha ejercido en la ritualistica sagrada católica, especialmente en la dedicada a la figura de Cristo Sol Invicto, es curioso el proceso seguido en la elaboración de las Custodias o ostensorios, extraordinarias obras artísticas de orfebrería las cuales tienen su origen en la institución de la fiesta llamada del Corpus o Corpus Cristis a mediados del siglo XIII. Pero es muy raro encontrarlas antes del siglo XIV y no se fijan sus formas sino desde ya entrado el XV. Se emplearon para dicho objeto al principio imágenes, cruces, relicarios y ciborios acomodándolos a su nuevo destino.

Pero desde mediados del siglo XV se adoptó la forma de torrecilla o templete ojival (casi siempre de plata) erizado de pináculos y sostenido por una base artística quedando en medio una lúnula o viril de plata u oro para colocar en él visiblemente la hostia. En la época del Renacimiento se construyeron asimismo en forma de templete pero de estilo romano y desde fines del siglo XVI se empiezan a dar las que hoy están más en uso en forma de sol radiante, las cuales en el siglo XVIII llevan círculos de cabecitas de ángeles rodeando al viril central. En las Españas, se estableció a mediados del siglo XV la costumbre de llevar sobre una carroza o ricas andas y sobre un trono la custodia en las procesiones del Sacramento.

 

En cuanto a su afirmación de que nuestros ancestros “no eran idólatras” tenemos la impresión que sigue usted en este tema  los planteamientos sugeridos por el dominico Fray Alonso de Espinosa, y desarrollado siglos más tarde por Rousseau, quien expone que el hombre ausente de la cultura etnocentrista está construido sobre la estructura del paso del estado natural al estado de sociedad, el pensamiento de Rousseau propone un regreso utópico al primer estadio sin abandonar el segundo en tanto que abandonarlo ya no es posible. Introduce así la imagen del "buen salvaje",  una suerte de inocencia natural (no existe el pecado original católico), la bondad es innata así como la igualdad absoluta.”

 

Nuestro ancestros por supuesto que disponían de un arte sacro y realizaban figuras antropomorfas y zoomorfas con las que representaban diversos aspectos de las divinidades a las que posiblemente rendían algún tipo de culto, especialmente a los lares o divinidades domesticas, este tipo de estatuaria por lo que representaba al no corresponder con los dogmas de la confesión religiosa impuesta, fue demonizada por esta, desatando desde las predicas y pulpitos una intensa campaña iconoclasta de cuyo resultado desapareció la imaginería de la Iglesia Guanche , algunos de cuyos restos o mejor dicho fragmentos han sido rescatados en los últimos tiempos, siendo objeto de sesudos estudios por parte de los herederos ideológicos de quienes en su día ordenaron su total destrucción.

La estatuaria sacra guanche estaba compuesta generalmente de figuras de pequeño tamaño que se han hallado en las Islas, especialmente en la de Gran Canaria, y que se relacionan con las concepciones de las divinidades que tenían los antiguos canarios. Algunas son las representaciones de los dioses paredros guanches, otras imágenes de seres benefactores usados a modos de talismanes. Algunos autores los vincula con las culturas prerromanas de nuestro continente africano al igual que el resto del arte rupestre guanche. Estas estatuillas suelen estar elaboradas en piedra, barro cocido o huesos de cetáceos.

Las crónicas nos confirman la existencia de una imaginería dedicada al culto de la primigenia religión guanche. Veamos algunas de estas reseñas, en este caso referida a la Isla Tamarant: “Entrando otros en las casas, notaron que estaban fabricadas de piedras cuadradas, labradas con gran artificio y cubiertas de grandes y hermosas maderas.

Encontrando las puertas cerradas y queriendo ver el interior, las rompieron con piedras, lo que irritó á los fugitivos cuyos gritos retumbaban por todo el aire. Después de haber así roto las puertas, entraron en casi todas las casas, donde encontraron higos pasados en cestos de palma, tan buenos como los de Cesena, y trigo más hermoso que el nuestro, siendo este grano más largo, más abultado y más blanco, como lo era igualmente la cebada y otros cereales de que probablemente se alimentan los habitantes. Estas casas, muy bellas y cubiertas de hermosas maderas, eran muy blancas en el interior como si hubiesen sido albeadas con yeso.

 

“Encontré igualmente un oratorio ó templo en el cual no había absolutamente ninguna pintura ni adorno, tan sólo una estatua de piedra, representando la imagen de un hombre con una bola en la mano y desnudo, con un delantal de hojas de palma, que cubría las partes naturales, según la costumbre de los habitantes; la que quitaron de allí y habiéndola embarcado, la transportaron á Lisboa.” (Alvise Cadamosto).

 

Esta es la primera noticia que tenemos de los sacrilegios, profanaciones y depredaciones llevadas a cabo por los cristianos contra la ancestral Iglesia del Pueblo Guanche, de las muchas que tendrían lugar durante el periodo de la guerra de invasión de las islas por parte de los europeos.

 

Torriani, refiriendo a la Isla Titoreygatra (Lanzarote), recoge: “Adoraban un ídolo de forma humana, pero no se sabe quién era.

 

Lo tenían en una casa como templo, donde hacían con­gregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que en­tre sí formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y allí, como en un laberinto, en­traban a sacrificar leche y manteca. Algunos otros preten­den que entre estos bárbaros hubo otras clases de idolatría, de las cuales la verdad es que no se tiene ninguna seguri­dad. (L.Torriani, 1959:41)

 

Estatuilla de la Diosa Tanit descubierta por don Sebastián Jiménez Sánchez y según su descubridor: “Es sin duda alguna la figura antropomorfa labrada en piedra, por mí descubierta en 1944 en la localidad de “Los Casarones”, término de San Nicolás de Tolentino, la que ofrece mayor importancia entre todas las que hoy conocemos relacionadas con el culto. Fue encontrada entre las ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera poblado canario de dicha localidad, actualmente casi desaparecido por el trazado de una carretera. Ella trae el recuerdo de los idolillos neolíticos en piedra y barro cocido del Mediterráneo Oriental, especialmente de los de Tesalia, Creta y otras culturas del Egeo y aún de Malta y de Almería, aunque la técnica sea inferior.

 

Es figura labrada en piedra traquítica. Presenta una estructura poroso-alveolar debido a su mucha antigüedad y desgaste. Es pieza que constituye un caso único en la investigación historia antigua de canaria. Tiene un alto de 54 centímetros , un ancho en su base de 39 centímetros y una longitud de axila a axila, de 25 centímetros . Es figura de las llamadas de pedestal y de brazos toscos y mutilados. La cabeza es rudimentaria y extraña. La cara es oblonga y aparece muy desgastada; en ella se advierte aún ojos, nariz y boca. En la parte posterior de la cabeza queremos ver en su suave declive una cierta esculturización del cabello.”

 

La estatuilla  denominada  Tara, la más significativa y famosa confirmada como un icono de identidad de todos los canarios. Una pequeña terracota identificada con el culto a la fertilidad de los antiguos canarii. Fue donada al Museo Canario por don Gregorio Chil y Naranjo. Esta pieza por su notoriedad fue expuesta en  la Exposición Universal de París en el año 1900.

 

Últimamente se han suscitado algunas controversias en torno al lugar de origen de esta estatuilla, ya que se venía asumiendo que la misma había sido encontrada en Telde, por el contrario otros, entre los que se encuentra don Fernando Báez, sostienen que dicha figura  procede de: “la ciudad de Gáldar, capital del Reino Guanche.”

Estatuilla dado a conocer por el Dr. Pablo Atoche, a la que se le atribuye la representación  de la Diosa egipcia Tueris, localizada en Zonzamas, Isla de Lanzarote, y denominada “Ídolo de Zonzamas.” Ciertamente esta escultura es una pieza de un altísimo grado de depuración estética.

Representa a una figura sentada sobre sus talones con las rodillas dobladas, los brazos sobre éstas, y la cabeza rematada por un tocado o corona rehundida, y guarda similitudes estilísticas con ciertas esculturas fenicias y púnicas, por lo que es probable que fuese un aporte de navegantes fenicios.

 

Una gran escultura de bulto redondo que representa un carnero o un cerdo (Balbín et al. 1987: 31) que, aunque esquemática y deteriorada, se podría relacionar con las bichas béticas, y una gran piedra rectangular con una gran espiral grabada, o mejor una estela solar, de 1,50 m de altura, ambos en Zonzamas, relacionados con el culto al paredro divino Baal Hammón / Tanit (Balbín et al. 1995). Escaraboides egiptizantes elaborados en calcedonia hallados en Lanzarote y Fuerteventura (Atoche et al. 1999).

Ídolo” de Arucas (Gran Canaria): que sigue el modelo de Tara aunque con un mayor esquematismo y menor grosor.

En todas las islas se han encontrado gran cantidad de estatuillas guanches, además de las descritas, como por ejemplo El Guatimac figurilla pectoral que usaban los kankus,(sacerdotes de la Sol)  encontrado en 1885 en el Barranco de Herque (Tenerife), actualmente está expuesto en el Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz.

Los “Ángeles” son dos figuras de factura guanche labradas en toba roja existentes en una cueva de El Sauzal, también en la Isla de Tenerife. Estas estatuillas han sido objeto de peregrinaje y veneración popular durante siglos, hasta que una familia alemana compró la finca donde está ubicada la cueva cerrando el paso a los naturales. Además, a principios del pasado siglo, alguien tuvo la “piadosa” idea de recubrir las estatuas con una capa de cemento para darles un aspecto más “cristiano”.

Asimismo en Tenerife se encontró una figurilla en la montaña de Los Riscos en San Isidro, Granadilla de Abona, por un montañero, confeccionado en basalto poroso o piedra molinera y que actualmente, según explicó su descubridor, hay más estatuillas encontradas por cabreros de la zona. Esta escultura fue dada a conocer en su día por don Raúl Melo Dait.

También se han encontrado figuras similares en la Cueva de Los Ídolos en Erbania (Fuerteventura) también en Titeroygatra (Lanzarote.)

Es singular la Cabeza de Tacande, en la Isla Benahuare (La Palma), tallada en piedra porosa y con una serie de signos grabados.

Tenemos noticias del hallazgo de una escultura similar en la Isla de Tenerife.

Así mismo, en La Gomera están documentados dos figurillas conocidas como Machia Mayor y Machia Menor.

Creemos que con este sucinto repaso a la imaginería guanche queda demostrada la “idolatria” es decir, la veneración a determinadas deidades domesticas.

Ahora bien, demos somero repaso al concepto de idolatría según los dogmas judeo-cristianos:

La idolatría es la costumbre de fabricar estatuas, o hacer imágenes con el fin de adorarlos o tenerlos por dioses, o confiar en ellos. El segundo mandamiento de la Ley del dios de Israel dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en los cielos, en la tierra, ni debajo de la tierra. No te inclinarás delante de ellas ni la honrarás, porque yo Jehová, soy un Dios celoso. Éxodo 20: 4.“

La idolatría no se refiere sólo a los cultos del denominado paganismo. Es una tentación constante de la fe. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de la Divinidad.

Las escrituras judeo-cristianas, hablando de las imágenes dice: “Los ídolos de las naciones son plata y oro, hecha de manos de hombres. Tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, orejas tienen y no oyen; tienen narices y no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies y no andan. No hablan con su garganta. Semejante a ellos son los que lo hacen, y cualquiera que confía en ellos. Derecho están como palmera y no andan. Son llevados porque no pueden andar. No tengas temor de ellos porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. Salmo 115: 3-8 Jeremías 10: 4,5.” La iglesia cristiana cayó también en este pecado de idolatría. Cuando Constantino “se convirtió al cristianismo”, decretó como religión oficial del imperio romano, el cristianismo; las gentes que tenían sus dioses representados por imágenes, les quitó el nombre de ellos y los cambió por el nombre de santos. Esta iglesia cristiana idólatra, se conoce actualmente como la Iglesia Católica Romana.

También, en un par de textos más, Pablo de Tarso relaciona explícitamente a la idolatría con el dinero. Dice que: “los explotadores, que sirven al dios dinero, no tendrán parte en el Reino de Cristo y de Dios” (Ef 5,5). Y en otra carta exhorta a apartarse de: “la codicia, con la que uno se hace esclavo de ídolos” (Col 3,5).

Cuando en el versículo: los explotadores, que sirven al dios dinero, no tendrán parte en el Reino de Cristo y de Dios” (Ef 5,5). Y en otra carta exhorta a apartarse de: “la codicia, con la que uno se hace esclavo de ídolos” (Col 3,5), es muy claro que quienes se hacen codiciosos con el dinero y se exacerban con las ganas del poder que él mismo da, esta haciendo uso de una de las mas peligrosas idolatrías: La codicia. Es bueno dar una mirada a la vida de algunos clérigos católicos famosos, y como sus fortunas  han ido en aumento a medida que aumentan los creyentes.

 Según el catolicismo “existe una diferencia esencial entre la idolatría y la veneración de imágenes practicada en la Iglesia Católica , que mientras el idólatra atribuye divinidad o poderes divinos a la imagen que reverencia, el católico sabe “ que en las imágenes no hay divinidad ni virtud debido a la cual deban ser adoradas, que no se puede dirigir peticiones a ellas, y que no debe depositarse confianza en ellas. . ., que el honor que se les brinda a ellos está referido a los objetos (prototypa) que representan, de modo tal que a través de las imágenes que besamos, y delante de las cuales nos descubrimos las cabezas y arrodillamos, adoramos a Cristo y veneramos a los santos cuya similitud representan” (Conc. find., Sess. XXV, "de invocatione Sanctorum"). (The Catholic Encyclopedia, Volume I. J. Wilhelm. Transcripto por  Douglas J. Potter. Traducido por Luís Alberto Álvarez Bianchi)

Ahora bien, ¿cómo se conjuga este planteamiento con la adoración mostrada por los católicos hacia las vírgenes, los santos patronos; en las rogativas etc. etc., donde se invoca a los santos sin mencionar a la Divinidad ?

Y quitó a los camoreos, que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol, y a la luna, y a los signos, y a todo el ejército del cielo.” (Sagradas Escrituras, 1569).

Es cuando menos lamentable el pretender que en pleno siglo XXI los pueblos continúen comulgando con piedras de molino.

Estimado don Fernando, en cuanto a que: “La Virgen (Chaxiraxi): es la advocación mariana en su lengua y religión de la Madre de Dios, a la que llaman: “la Madre del sustentador”, sin ser diosa, sino como en nuestro cristianismo.” Es un tema que, si a usted le perece bien, trataremos cuando analicemos su artículo “El, no es Ella, donde veremos fehacientemente que, al contrario de lo que usted expone, el panteón de la Iglesia guanche, está presidido por  Ella y no por Él.

 

Imagen: Estatuilla de la Diosa Tanit descubierta por don Sebastián Jiménez Sánchez en 1944 en la localidad de “Los Casarones” Tamarant.,

Marzo de 2011.

 

Continuará…



[1] Don Fernando Báez Santana es párroco de Lomo Magullo (Gran Canaria) que, a su vez, incluye las parroquias de Cazadores y Las Breñas, lugares donde  ejerce su ministerio.

[2] Es interesante recordar que en el rebaño sagrado dedicado a la Diosa Chaxiraxi (versus virgen de Candelaria) que tenía su zona de pastoreo exclusivo en Igueste de Candelaria, existía en dicho rebaño la figura del Carnero Sagrado.

[3] Achaman (Ashaman). adj. m. Tenerife. El centelleante, el celeste.