TEJINA
DE TEGUESTE
TOMADO
DEL LIBRO INEDITO:
EL
MENCEYATO DE TEGUESTE: APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
IV
(PARA
ESTA SEPARATA)
Eduardo Pedro García Rodríguez
Constitución
del Ayuntamiento de Tejina
La Constitución española de 1812 de obligado cumplimiento en las
colonias en su Titulo VI artículos. 309 y
310, disponía que: Para el gobierno interior de los pueblos habrá
ayuntamientos compuestos de alcalde o alcaldes, los regidores y el procurador síndico,
y presididos por el jefe político donde lo hubiere, y en su defecto por el
alcalde o el primer nombrado entre éstos, si hubiere dos.
“Se pondrá ayuntamiento en los
pueblos que no le tengan, y en que convenga le haya, no pudiendo dejar de
haberle en los que por sí o con su comarca lleguen a mil almas, y también se
les señalará término correspondiente.
En el 321 recoge: Estará a cargo de
los ayuntamientos: Primero. La policía de salubridad y comodidad. Segundo.
Auxiliar al alcalde en todo lo que pertenezca a la seguridad de las personas y
bienes de los vecinos, y a la conservación del orden público. Tercero. La
administración e inversión de los caudales de propios y arbitrios conforme a
las leyes y reglamentos, con el cargo de nombrar depositario bajo
responsabilidad de los que le nombran. Cuarto. Hacer el repartimiento y
recaudación de las contribuciones, y remitirías a la tesorería respectiva.
Quinto. Cuidar de todas las escuelas de primeras letras, y de los demás
establecimientos que se paguen de los fondos del común. Sexto. Cuidar de los
hospitales, hospicios, casas de expósitos y demás establecimientos de
beneficencia, bajo las reglas que se prescriban. Séptimo. Cuidar de la
construcción y reparación de los caminos, calzadas, puentes y cárceles, de
los montes y plantíos del común, y de todas las obras públicas de necesidad,
utilidad y ornato. Octavo. Formar las ordenanzas municipales del pueblo, y
presentarlas a las Cortes para su aprobación por medio de la diputación
provincial, que las acompañará con su informe. Noveno. Promover la
agricultura, la industria y el comercio según la localidad y circunstancias de
los pueblos, y cuanto les sea útil y beneficioso.“
A tenor de estas y otras disposiciones legales de la metrópoli, los vecinos de Tejina deciden constituirse en Ayuntamiento independiente del Cabildo colonial de La Laguna, el cual hasta entonces había tenido jurisdicción dirigía la vida política y económica de la isla excepto la de la Villa de La Orotava. Al Ayuntamiento Constitucional de Tejina pertenecía también la localidad de Bajamar, el alcalde era propuesto por el vecindario y designado por la Real Audiencia. Al parecer, los creadores de estos ayuntamientos abandonaron el lugar, los grandes propietarios se marcharon, y los vecinos que quedaban, la mayoría de ellos no sabían leer ni escribir.
Hasta
1846 fue un municipio independiente, fecha en la que fue anexionado al de
San Cristóbal de La Laguna junto con Punta del Hidalgo y Valle de Guerra, según
consta en el expediente de agregación de estos Ayuntamientos. Arch. antg. Del
Ayuntamiento de La Laguna. S - 6, doc. 15 y 19.
Tejina
en el Diccionario Madoz
Lugar
con
ayuntamiento de la isla y diócesis de Tenerife, provincia y audiencia
territorial de Canarias, partido judicial de la Laguna,
de cuya ciudad dista 1 1/2 legua. Situado
en un llano al norte de la
isla, cuyo.-,vientos son los que principalmente reinan; su clima
es sano, alegre y sano, y no se padecen otras enfermedades
que las estaciónales, fiebres y tercianas. Tiene
sobre 154 casas de las que unas 70
forman cuerpo de población y las
restantes diseminadas todas pequeñas y miserables; una fuente de excelente
calidad; iglesia parroquial servida por el párroco, sacristán, sochantre y dos
monaguillos. En la parte norte de la población
el cementerio construido en 1837, capaz y ventilado,
y tres ermitas dedicadas a San Juan, San Sebastián y San Esteban; la
primera en el pago de Bajamar de esta jurisdicción,
y las dos restantes en el término, el
cual confina Norte con Punta del Hidalgo; Este con varias montañas; Sur con Tacoronte,
y Oeste con Tegueste, el terreno aunque en general de secano, es de buena
calidad; habiendo sólo arbolado de frutales en la huertas mencionadas. Caminos;
el que se dirige a
Produce: Trigo, maíz, patatas y hortaliza, frutas de todas clases y vino,
siendo esta y la del trigo la principal cosecha; se cría ganado vacuno, pero el
más abundante es el de cerda; hay caza de conejos, perdices codornices y
palomas.
Industria: La agrícola y algunos telares de lienzos caseros para el uso de sus
habitantes.
Comercio: Extracción de los frutos sobrantes a la ciudad de La Laguna; celebrándose
el día del santo patrón de este pueblo una feria cuyo exclusivo tráfico
consiste en la venta de los frutos sobrantes del país y con especialidad vino.
Población: 156 vecinos; 646 almas.
Riqueza: 97.950 reales. Contribuye por
todos los conceptos 20.019. (Diccionario
Madoz 1845-1850).
Breve
retazo histórico de la cochinilla:
En
el México precolombino era un producto entregado como tributo de los pueblos
vasallos a los mexicas.
“Al
color con que se tiñe la grana llaman nocheztli, quiere decir, sangre de
tunas, porque en cierto género de tunas se crían unos gusanos que se llaman
cochinillas, apegados a las hojas, y aquellos gusanos tienen una sangre muy
colorada, ésta es la grana fina que es conocida en esta tierra... A la
grana que ya está purificada y hecha en panecitos, llaman grana recia o fina,
véndenla en los tiánquez hecha en panes, para que la compren los pintores y
tintoreros”. (Fray Bernardino de Sahagún)
En
una economía agraria como la canaria, la recesión provocada por la pérdida
del mercado del vino, y en menor medida, la barrilla y la orchilla, tenía que
provocar una crisis coyuntural de serias dificultades económicas. En este
contexto de regresión económica y social las olas emigratorias se
intensificaron.
Ante
las nuevas perspectivas económicas que se divisaban con la posible explotación
industrial de tales plantas, La Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Tenerife gestiona la introducción de la cochinilla para ayudar a paliar la
grave crisis que se estaba viviendo en las islas.
En
Tenerife como en el resto de Canarias la cochinilla fue el cultivo de recambio
al vino en la etapa 1860-1878. Llegó a alcanzar el 90 por ciento de las
exportaciones, transformando sustancialmente la economía. La aparición de los
tintes sintéticos hizo que se convirtiera en un cultivo marginal.
Pero,
las dificultades por las que estaba pasando la agricultura pronto se remontarían
con la introducción de un nuevo producto de exportación: la cochinilla. El
desarrollo de ese nuevo mercado “hizo a Canarias tan próspera que todas las
otras actividades comerciales fueron o descuidadas o abandonadas». Mayores
proporciones alcanzarían su expansión con el establecimiento del régimen
portuario de las franquicias en 1852. De esta manera, la tunera dejaría de ser
una fuente de suministros de frutos de alimentación de las clases bajas para
convertirse en la cuna del insecto que más «riqueza” creó en tan poco
tiempo
En
Canarias las tuneras (Opuntia ficus-indica y Opuntia tormentosa) abundaban de
manera salvaje -sin necesidad de riego y en un suelo pobre- sobre los litorales
y las costas hasta una altura de
La
introducción de la cochinilla en las islas se realizó desde Méjico, vía Cádiz,
donde había llegado ocho nopales, o higueras tunas (Coccus cacti, Cactus
opuntii) en el año 1820, con dirección a la Sociedad Económica de Amigos del
País. Pero, a pesar de la crítica situación en que se encontraba el aparato
productivo de las islas, en un principio su propagación encontró oposición.
En efecto, la mayor parte de los empresarios agrícolas se opusieron al
experimento y fueron muy incrédulos a que aquello fuera un éxito. Como el
resto de los agricultores españoles, los isleños también eran extremadamente
resistentes a la innovación agraria. Un visitante extranjero en 1856, el británico
Charles Piazzi Smyth, manifestó que los pequeños agricultores destruyeron las
primeras plantaciones por la noche y tacharon a su introductor de loco porque
era una innovación no tolerada en una tierra que se resistía a romper con 300
años de historia del cultivo de la viña.
El
interrogatorio de 1878:
En
el “Boletín Oficial de la Provincia» de 25 de febrero de 1878 salió
publicado un interrogatorio destinado a todos los ayuntamientos de Canarias,
formulado por la Junta de Agricultura, Industria y Comercio, en el cual se les
preguntaba sobre el cultivo de la cochinilla y grana. Con un poco de suerte
hemos encontrado las contestaciones que dio el Ayuntamiento de Garachico,
y que se conservan, quizá, por haber sido multado con 37,50 pesetas, al no
efectuar las contestaciones a su debido tiempo, lo hizo en 27 de julio, cinco
meses después. Y dice así: “1. Se cultiva en la jurisdicción 13 hectáreas
de nopales. 2. Dos variedades de nopales, una conocida con el nombre de
terciopelo, cubierta toda ella de una especie de mota y la otra, cuyas hojas o
palas son mayores, rizadas de algunas púas más consistentes que la de la
anterior clase de tuneras y su cutis es liso. 3. Cada hectárea produce por término
medio 368 kilogramos de cochinilla. 4. No se conoce más que una sola clase de
cochinilla, a la que también se la da el nombre de grana. 5. Es difícil fijar
el personal necesario para atender el cultivo de una hectárea de tierra
dedicada a tunas, porque no sólo varía mucho de las que son de secano a regadío,
sino de las que las tierras estén más o menos limpias de hierba y de las
distintas cantidades de abonos que necesita el nopal para desarrollarse. Sin
embargo, puede creerse que tres hombres y dos mujeres, empleados constantemente,
pueden atender a la labranza de una hectárea. 6. Los jornales de los hombres se
paga a 5 reales de vellón y los de las mujeres a 2.50. 7. Hay mucha variedad en
el valor de los terrenos, fluctuando los de secano desde cuatro mil a doce mil
reales y los de riego desde catorce mil a treinta mil reales. Por los datos
sueltos que hemos podido encontrar, referente a los municipios de Los Silos y
Buenavista, podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que Los Silos duplicaba a
Garachico y Buenavista triplicaba a
la Villa del Roque en producción de grana o cochinilla. Hornos para secar
cochinilla se conservan actualmente en las fincas y casas solariegas de Los
Brieles, en Las Cruces, y San Juan de Taco,
en Buenavista.” José Velázquez Méndez, publicado en el dominical de “El Día”,
Santa Cruz de Tenerife, 21 de febrero de 1988.
La
perdida de este cultivo en Tejina provocó que muchos terratenientes abandonaran la zona tal
como expuso el psicologo y munícipe Juan Martines Torvizco en una alocución con motivo
de las fiestas de Tejina en el año 2007: “Lejos
de aminorar el desarrollo del pueblo, los vecinos de Tejina
fueron adquiriendo la propiedad a aquellos propietarios que habían decidido
marcharse a vivir a la ciudad de los adelantados, produciéndose una
revitalización de la economía que se consolidó en el siglo XX. La
explicación más probable del éxodo fuera la crisis de la cochinilla, dada las
extensiones de cultivos existentes en los campos de Tejina.”
Tejina
a partir del siglo XX y principios del XXI
En
los repartos de tierras en los primeros momentos de la invasión y conquista de
la isla, las tierras de los menceyatos de Tacoronte
y Tegueste fueron excluidas de la
plantaciones más importantes y rentables del momento, la caña de azúcar,
posiblemente por carecer de los importantes caudales de agua de que se desponía
en los menceyatos de Taoro y Daute,
así como otros de la banda del sur tales como Adeje,Abona
y Güímar.
Las
tierras de Tegueste y Tacoronte
fueron dedicadas especialmente al cultivo de cereales, vid, frutales y
hortalizas.
Tejina
conoce un importante desarrollo agrícola, antes en cultivo de la vid, árboles
frutales, hortalizas, especialmente tomates de mesa, pepinos y pimientos,
cereales, cochinilla, platanera, caña de azúcar o tabaco y hoy en plantas
ornamentales, cuyos invernaderos cubren el valle. Bajamar y La Punta, al borde
de una cornisa rocosa y abrupta, salpicada de cuevas y de cardones, con un
paisaje de indudable belleza, viven de cara al mar, con un desarrollo turístico
ligeramente estancado a partir de los ochenta, aunque hoy parece reconducirse.
A este
respecto, entra mucho en juego la combinación de dos aspectos básicos para
entender la permanencia del mundo rural en Tejina,
siendo por un lado la diversidad
biológica y ecológica con la que cuenta el territorio y, por
otro, el saber
empírico de los campesinos
(lo que se podría traducir en diversidad cultural), que han trabajado la
tierra durante numerosas décadas hasta la actualidad, en base a un modelo de
aprovechamiento vernáculo, que se basa en la obtención vertical y múltiple de
todos los recursos, en donde se busca la optimización del territorio y las
mejores cosechas de distintos productos en las diferentes épocas del año.
Para
entendernos, a pesar de que dentro de las tablas estadísticas sólo aparezcan
los grandes cultivos, es preciso tener en cuenta que, por ejemplo, dentro del
grupo de las papas existen una gran variedad de tipos (bonita negra, bonita
colorada) que son el resultado de distintos sabores, colores y tamaños. Lo
mismo ocurre con el trigo, el cual puede llegar a contener hasta 14 variedades
distintas, según las características físicas y de sabor recibía diferentes
denominaciones (Arisnegro, Sevillano, Negro, Moreno, Colorado, Moruno, Morisco,
Pelón, Plaganudo etcétera).
Todo
ello pone de manifiesto la riqueza agrícola con la que cuenta Tejina, la cual no es más que una simplificación de la
biodiversidad natural, en la medida que se sustituye un número elevado de
especies animales y vegetales, por un número un poco más reducido de cultivos
y ganados. Sin embargo, esta simplificación de la que hacemos mención debido a
causas antrópicas, no resulta tan alarmante, ya que la diversidad agrícola
(mezcla de diversidad biológica y diversidad cultural) es sumamente importante.
Y este dato no se debe pasar por alto a la hora de entender la complejidad y la
riqueza del mundo
rural Tejinero. Un mundo rural que a pesar de la evolución de
los entornos urbanos, sigue manteniendo su identidad.
Principales
cultivos
Contando
con los datos del Censo Agrario de 1999 y de otras fuentes más actuales,
indicaremos los principales cultivos y cabezas de ganado que se tienen lugar en
todo el término, haciendo hincapié en las localizaciones donde se dan cada una
de ellas.
Los
diferentes cultivos. Entre todas ellas destaca la de flores
y plantas (52,8% del total), en donde la localidad de Valle
Guerra tiene mucho que decir.
El campo
de otros cultivos, en donde se encuentran los
cereales, es el segundo más importante, en donde destaca toda
el área encontrándose en segundo
lugar el plátano,
el cual tiene una relativa importancia en los entornos más costeros. A todo
esto hay que destacar el papel de los viñedos, los cuales han
aumentado en hectáreas como consecuencia del éxito que está teniendo en el
mercado local de la Isla.
Entrando
directamente en los datos del Censo Agrario de 1999 (Fuente: ISTAC) se comprueba
como de las 1.676 hectáreas cultivadas, la mayoría (456 hectáreas) eran de las grandes
extensiones de plataneras que se encuentran en las localidades
de Tejina, Bajamar, Valle de Guerra o
La Punta del Hidalgo, las cuales siguen manteniendo su estatus a día de hoy.
Por su
parte, el campo que más hectáreas registra es el de ’otros cultivos’,
entre los que se encuentran los cereales (trigo, cebada,
centeno, avena, tricale y millo (maíz), las leguminosas (judías, habas y
altramuces entre otras), los cultivos forrajeros (cereales de
invierno, alfalfa, veza para forraje, col forrajera, cardo, gramíneas, maíz
forrajero) o los frutales,
los cuales, en todo su conjunto, ocupaban nada más y nada menos que 484 hectáreas
cultivadas. En la actualidad este último dato ha variado, ya que con datos de
2007 este campo suman más de 500 hectáreas, de las cuales 180 pertenecen a los
cereales (177 en secano y 3 en regadío), 14 hectáreas a las leguminosas y 309
hectáreas a los cultivos forrajeros, entre los cuales destacan los cereales de
invierno.
Flores y plantas ornamentales
(entre las que se encuentran, por ejemplo las plantas aromáticas y medicinales,
los claveles, las rosas, los esquejes de flor o las strelitzias).
Además,
es preciso destacar el papel de las papas y otros tubérculos (batatas,
boniatos, ñames), los cuales en el censo agrario de 1999 ocupan un total de 161
hectáreas, localizadas en buena medida en el agrosistema
como El Batán, Las Carboneras
o Chinamada. Según datos de 2007,
las hectáreas dedicadas a los tubérculos (tanto de regadío como de secano)
habían descendido a las 113 hectáreas, como consecuencia tanto del éxodo
rural como de la primacía de los viñedos en el mercado.
Finalmente,
sin contar las tierras en barbecho, las cuales han aumentado, es preciso señalar
que los
tomates y otras hortalizas (puerros, lechugas, zanahorias,
coles, bubangos, pimientos, acelgas, coliflores, entre otros).
”El
tabaco, el sector tabaquero en Canarias llegó a ser uno de los grandes motores
de la economía de nuestras Islas, no sólo en el siglo XIX, que quizás nos
toca muy lejos, ni hasta mediados del pasado siglo XX, sino que también lo fue
en la década de los setenta, los ochenta y los noventa, donde comenzó el gran
declive de las empresas tabaqueras en Canarias. Fue tal su importancia que del
mundo de la hoja de tabaco nacieron hasta cadenas hoteleras dentro y fuera de
nuestra tierra. En los sesenta, setenta y ochenta se movían miles de puestos de
trabajo en nuestras dos provincias en derredor de este sector. No deben
olvidarse dos de las grandes empresas, CITA, que hoy ha pasado a ser JT
International Canarias, o la gran fábrica de puros, con su central en La
Laguna, "Don Álvaro". Sólo estas dos empresas dieron, repito, miles
de empleos.
Y
por citar algún dato, que hoy se podría considerar hasta como anécdota, en
Tenerife,
La
Caña de azúcar
El siglo XVI estuvo dominado por la caña de azúcar en casi toda la
isla, excepto en los menceyatos de de Tegueste
y Tacoronte, y su crisis, motivada
por la competencia del Caribe, fue seguida por el auge económico del vino, que
adquirió gran fama en los mercados europeos y americanos, hasta el siglo XVIII,
cuando una nueva crisis, redujo la importancia de la viña a cifras
testimoniales y provocó importantes dificultades económicas a la isla.
La caña
de azúcar arraigó con gran rapidez en nuestro suelo y dio lugar al
extraordinario desarrollo de la industria azucarera en nuestras islas.
En la
primera década del siglo XVI este cultivo se había desarrollado por toda Gran
Canaria, llegando pronto a extenderse a Tenerife y La Palma, alcanzando su máxima
extensión en la primera mitad de este siglo, siendo notable por la buena
calidad de su producto.
La
caña de azúcar se conoce desde épocas remotas en la India. A partir del siglo
III los indios aprendieron a cristalizar el azúcar y su difusión se hizo más
fácil por esta circunstancia y porque la expansión de los árabes la dio a
conocer en los países por donde pasaron.
Como
reminiscencias del cultivo de la caña en la isla quedarían ciertas zonas
aunque en pequeñas dimensiones. Hasta principio del siglo XX estuvieron en
activo algunas fábricas como eran la de Daute,
en los Silos, y la de Punta del Hidalgo. La primera funcionó durante algunos años
pero pronto quedaría cerrada porque los propietarios de las plantaciones
sustituyeron la caña por el plátano. La otra (Punta del Hidalgo) sobrevivió
hasta 1916 aproximadamente; fue montada con base suficiente para ampliarla y
perfeccionarla al compás de las necesidades de producción, llevándose a cabo
plantaciones de este cultivo en zonas de Tejina
y Bajamar. Sin embargo, dicha empresa no se vio coronada por el éxito y
ante esta circunstancia la fábrica fue cerrada y los terrenos fueron
sustituidos por otros cultivos.
“Después
de muchos años, de centurias, las Islas del Azúcar volvieron a sentir el silbo
del viento entre las afiladas hojas, que cortan como cuchillas de barbero. Ya se
había olvidado el lujo y el esfuerzo de otro tiempo, cuando aguas y tierras
despertaron codicias para asentar a genoveses, flamencos o gentes del reino que
las hizo suyas. Fueron años que desataron la aventura oceánica y que traería
mano de obra de Madeira o del Golfo de Guinea. De ese tiempo quedó la huella,
hija del empeño por crear ingenios y moler en trapiches los dulces y esponjosos
tallos, con los que producir azúcares y confituras.
Los años duros de la
posguerra exigían redimir tierras. Había que doblegar el malpaís y ocupar
brazos ociosos. El aislamiento, como así dieron en llamar, despertó patrióticas
ansias de cubrir todas las necesidades con lo propio, y se abrazó con
entusiasmo la utópica autarquía. Con ese convencimiento se plantó henequén y
algodón, se le dio un cierto respiro a la ya decadente apuesta del cereal, se
puso en marcha un plan tabaquero, se hicieron ensayos con los que se quería
producir café…, y en esa maraña volvió a desplegar raíces la veterana caña
de azúcar.” (Zenaido
Hernández).
El
cultivo descrito por el inglés Thomas Nichols:
[...]
Echan la planta a lo largo y en un surco razonablemente hondo, de modo que las
raíces, siendo cubiertas de tierra, pueden ser regadas de la lluvia o del agua
de regadío.
Cada
raíz produce muchas cañas. Esta planta está dos años sin dar provecho a su
dueño.
Cortan
estas cañas por el pie y hacen fejes della, después de limpias y deshojadas,
llevándolas a el molino do se muelen. Lo que dellas destilan cae en un gran
vaso, hecho para eso, y lo hacen hervir hasta que tome cuerpo, y después lo
ponen en vasos de barro, y llevan a otro lugar en que lo limpian y purifican con
un género de tierra gruesa que extienden encima. De lo que queda en el caldero
hacen otro género de azúcar que llaman espuma; y de lo que sale del blanco
hacen una tercera especie de azúcar, y de lo que resta procede la panela.
Finalmente el deshecho de todos estos cocimientos y refinos se llama remiel, de
que hacen un género de azúcar que llaman refinado. Cuando este fruto primero,
llamado planta, ha sido cogido del modo ya expuesto, queman el lugar en que nació
con paja de caña, hasta el tronco de las propias cañas, y las riegan después
y cultivan con cuidado hasta que al cabo de dos años echan otra, que viene a
ser el segundo fruto, al cual llaman soca. Y así de dos en dos años
consecutivos, hasta que, siendo la planta demasiado vieja, sea conveniente
replantar el cañaveral. (Thomas Nichols)
El cultivo del plátano
en Tejina
Recordemos que ya en el
siglo XVII se cultivaba plátanos en Tejina, como queda dicho una de las cláusulas
del testamento sacramental de Juan Hernánde de Perera y Béthcncourt, otorgado
en 12 de junio de 1667 dice: “Un
huertesillo de arboles plantanales higueras y parras que lo ube y herede de mi
padre...” Archivo parroquial de Tejina, Leg. I de testamentos.
Las plataneras siguen
siendo el principal cultivo en el
conjunto de Tejina, Bajamar, Valle
Guerra, y Punta del Hidalgo, ocupando
un total de 268,79 hectáreas.
En Tejina
la platanera, ocupa 105,5, lo que equivale al 37% de la superficie total
cultivada. A finales de los años 70, el plátano de la comarca vivió su mejor
etapa, logrando las mayores producciones de la historia en la zona. La
comercialización de esta fruta comenzó a complicarse a partir de los 80, y ya
nada ha vuelto a ser lo mismo.
El
plátano tiene su origen probablemente en la región indomalaya donde han sido
cultivados desde hace miles de años. Desde Indonesia se propagó hacia el sur y
el oeste, alcanzando Hawaii y la Polinesia. Los comerciantes europeos llevaron
noticias del árbol a Europa alrededor del siglo III a. C., aunque no
fue introducido hasta el siglo X. De las plantaciones de África Occidental los
colonizadores portugueses lo llevarían a Sudamérica en el siglo XVI,
concretamente a Santo Domingo.
El
fruto es una baya
oblonga. Durante el desarrollo del fruto éstos se doblan geotrópicamente, según
el peso de este, determinando esta reacción la forma del racimo. Los plátanos
son polimórficos, pudiendo contener de 5-20 manos, cada una con 2-20 frutos,
siendo su color amarillo verdoso, amarillo, amarillo-rojizo o rojo. Los plátanos
comestibles son de partenocarpia vegetativa, o sea, desarrollan una masa de
pulpa comestible sin ser necesaria la polinización. Los óvulos se atrofian
pronto, pero pueden reconocerse en la pulpa comestible. La partenocarpia y la
esterilidad son mecanismos diferentes, debido a cambios genéticos, que cuando
menos son parcialmente independientes. La mayoría de los frutos de la familia
de las Musáceas comestibles son estériles, debido a un complejo de
causas, entre otras, a genes específicos de esterilidad femenina, triploidía y
cambios estructurales cromosómicos, en distintos grados.
“Hasta fechas recientes
siempre que nos hemos referido al plátano lo hemos hecho como cultivo social,
ello se ve determinado con claridad por las más de veinte mil familias que
sostiene esta actividad, tanto de forma directa como indirecta. Asimismo, el plátano
constituye un garante de las economías rurales, fija población en los espacios
alejados de los grandes polos demográficos y zonas turísticas, mantiene el
paisaje agrario y singular del Archipiélago y frena los procesos erosivos. Todo
lo referido justifica de sobra el calificativo de «cultivo social», en otras
palabras, que trasciende por encima de la mera estadística económica del PIB y
repercute en diferentes planos de la vida del Archipiélago, empezando por lo más
básico, la cesta de la compra, influenciada por los costes de los fletes de los
barcos que, una vez transportadas más de 350.000 Tm. de plátanos, retornan de
la Península Ibérica.
Los más de 7.000 millones de Ptas. pagados por la exportación de este
cultivo disminuyen de forma sustancial el precio de las mercancías que estos
mismos barcos transportan en su viaje de retorno a las Islas. Además, los plátanos
continúan siendo un cultivo social en lugares tan importantes para Canarias
como Buenavista, Tejina, Valle Guerra, Las Galletas, Hermigua, Los
Sauces, Tijarafe, Barlovento y un largo etcétera. Estos territorios
viven de su cultivo, baste con citar los numerosos casos en los que la renta
familiar depende de una fanegada (5.248 m) de plátanos o incluso de unos pocos
celemines. Por otro lado, en La Palma más de 1.500 personas trabajan sólo en
los empaquetados, a los que debemos sumar los que desarrollan su actividad en
los medios de transporte, los puertos, el estibaje, la comercialización,
etc.” (Vladimiro Rodríguez Brito).
Plantas
ornamentales
Tejina
ha sido, desde la década de los años 70 del pasado siglo, una de las
principales localidades productoras de flor cortada y plantas ornamentales de
Canarias. Su clima suave, la fertilidad de sus tierras y la disponibilidad de
agua para el regadío forjaron la primera industria de este tipo en el Archipiélago.
La
costa tejinera se llenó entonces de explotaciones y del color de los pétalos
de un sinfín de variedades. Decenas de familias se incorporaron a un trabajo
sacrificado que, sin embargo, nunca había vivido una crisis como la que
atraviesa en la actualidad.
“Este
sector agrícola está literalmente "asfixiado" por todos sus
problemas, según explicó el director de producción de
No
paran de surgir inconvenientes. El jardín de Canarias se marchita por la sequía
y por el ataque de las plagas. Las ayudas para la innovación en un tipo de
producto muy condicionado por la moda y la manipulación genética están, además,
paralizadas. Hay pocas esperanzas para las flores laguneras, pero los
agricultores siguen adelante intentando aprovechar mejor las oportunidades que
le ofrece el mercado interior.
Hay
que especializarse en el público local. La conocida flor de la strelitzia es la
única variedad que permite que Tejina
mantenga el tipo con el que antaño brilló en el mercado internacional.
Holanda, Alemania y Austria siguen demandando esta flor, conocida como ave del
paraíso.
Los
productores tejineros se encuentran con serias dificultades para mantener el
ritmo de las nuevas tendencias florales. Los floricultores intentan diversificar
su oferta e incorporar nuevas especies en sus terrenos pero no hay ayudas para
la modernización. "Cambiar de variedad de rosas es una inversión altísima
y todavía estamos pendientes de las subvenciones que debieron abonarse en
2010", asegura el director de producción.
Además,
y por si fuera poco, por cada nueva creación en el mundo de las flores hay que
pagar derechos de autor, como si de una creación musical se tratara.”
(Almudena Cruz).
Capítulos anteriores:
Menceyato de Tegueste - Tejina (III)
Menceyato de Tegueste - Tejina (II)
Menceyato de Tegueste - Tejina (I)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (y IX)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (VIII)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (VII)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (V)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (IV)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (III)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (II)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (I)
Continará
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