VALLE
DE GUERRA
TOMADO
DEL LIBRO INEDITO:
EL
MENCEYATO DE TEGUESTE: APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
III
(PARA
ESTA SEPARATA)
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Este agua es el
socorro de los lugares y habitaciones circunvecinos. La vista sobre el mar es agradable. Hay huertas, viñas y las quebradas están pobladas
de plátanos.
A la
sazón estaba
en la
casa el medianero, que se
recomienda por su buen modo, es de Tacoronte y se llama Alejandro.
22, en el Valle.—Ayer domingo vino a
decir la misa el padre Torreblanca, y estuvo a verme a
su vuelta para La Laguna. Por la tarde fue a ver mi
sementera en las tierras de la costa. Fueron conmigo
Cristóbal Díaz y el medianero Figueroa. Bajé al barran co del Tanque y volví
por el camino del Espinal. Toda la costa es un
terreno árido y pedregoso.
La falta de correspondencia de la semilla y lo costoso de las fábricas a causa de las peñas, en que es dificultoso el manejo del arado, desalientan a los labradores, y así, aunque a falta de trigo pudieran allí tener lugar los árboles de leche, los azafraneros, algodoneros, morales o higueras de Indias, que casi producen sobre los riscos, no se hallan sino páramos sin cultivo que sólo sirven para el pasto de algunas ovejas y no presentan más que tabaibas y verodes. No se halla una choza en todo aquel término. No tienen las suertes la correspondiente demarcación; las paredes antiguas están derribadas en la mayor parte y la falta de nuevos reparos es causa de que las tierras corran al mar por barranqueras que las cruzan. A la bajada se halla, a la derecha, un cercado de ventajosa situación y bien cultivado; pertenece al
marqués de Villanueva del Prado y lo tiene atributado a Antonio García.
El teniente coronel don Alonso Fonseca
posee por aquel contorno considerable porción de tierra.
De mis cercados yo llegué primero al del Pajar
Grande, llamado así porque hubo allí dos pajares, uno mayor
que otro: es el que se halla más al poniente. Contexta por la cabeza con el
camino y allí se ve una cruz sobre algunas piedras. Se extiende hasta el mar y está dividido en tres suertes llamada una de ellas la suerte
Larga. La Marlesa es de menos extensión. La suerte de don Luís se halla más
hacia el naciente que las otras dos; es terreno llano.
En todas están el trigo y la cebada bien
nacidos y llovida la tierra.
Mayo
23, en el Valle.—Continuaron ayer
igualando el piso a la en trada de la puerta los peones Ángel
González y Manuel Pedro.
25, en el Valle.—Continuaron
ayer desentullando el paseo.
En estos días han continuado los peones Domingo
y Pedro Amaro trabajando en limpiar el sitio y se
ha echado algún entullo en la ermita para volverle
a dar el piso en que se dejó al tiempo de su fábrica.
Domingo 30, en el Valle.—El viernes 28 me manifestó el
alcalde Francisco García un decreto del regente don Antonio Alvarez y Contreras, expedido a pedimento del receptor de penas de cámara en' 8 del presente mes, para que Narciso Francisco, el medianero, que en el año próximo pasado despedí de esta hacienda (y ha hecho la viña en el presente por haber empeñado a mi tío don Lope) satisfaga cierta multa a que se le ha condenado en autos sobre cierta comunicación ilícita en que se le ha considerado comprendido.
Junio
Viernes 4 de junio, en el Valle.—Mi hermana me ha escrito ayer de haber entrado embarcación de Cádiz y que ha habido cartas de los del regimiento de América. Me dice también que había otra embarcación a la vista. En esta hacienda he continuado haciendo limpiar el sitio o huertas en contorno de la casa, y en trillar la de la ermita. El trigo que he conservado aquí de la cosecha del año próximo pasado ha padecido algún quebranto calentándose y picándolo el gorgojo, o ya por falta de aseo o por poca ventilación del granero. Hace dos días que he empezado a dar a mi caballo el verde del millo. Anoche ha llovido.
Domingo 20, en el Valle.—Recibí ayer una carta de mi hermana, escrita el 17; en ella me da estas noticias acerca de la muerte del marqués de Casahermosa: “Doña María está bastante caída de la pesadumbre; deja (el marqués) todos sus bienes agregados al mayorazgo. Lo que le deben en Indias, a un hospital de allí; a cada hermano deja mil pesos, y seis mil a doña María; cuatro mil a Inés, cuatro mil a Elvira, incluso los dos mil que ya tenía,
quinientos a cada hija de doña Paula; diez pesos mensuales a las monjas, inclusos los seis que ya le daba; cien duros a cada hija de don Diego y al Lopito veinticinco pesos mensuales y quinientos pesos a cada uno de los tres criados que le asistieron. Deja dicho que, si muriera en Islas, lo enterraran en Santo Domingo y una misa impuesta para que le digan en dicho convento el día de San Francisco”. Por la tarde estuve a ver a mi medianero Ángel Figueroa, quien se halla algo enfermo. Su cuñada María de Cairos, que también estaba allí, contó de la impresión que hizo en todas las gentes de la ciudad el temblor del 18. Derramáronse en algunas partes los vasos de las salvillas. En el convento de Santo Domingo se estremecieron más fuertemente las sillas, espantáronse algunos animales y la conmoción se experimentó más sensible hacia Santa Cruz. Ayer se acabó la recolección del trigo y la cebada en las suertes del Pajar Grande,
Lunes 21, en el Valle.—Ayer por la mañana vinieron de Santa Cruz, a la hacienda que don Antonio Basilio ha comprado en este campo, algunas personas de su familia y dos oficiales de carpintería. Por la tarde vino don Antonio y se dice que emprende hacer una nueva casa en ella o que va a edificar considerablemente la que tiene. La carga que pasó por aquí el 18 a la tarde para la casa de Monteverde era de don Luís Román y otros amigos suyos, quienes han venido a divertirse en cazar. Ayer tarde em-pezé a enviar para
Julio
Jueves 8 de julio, en el Valle.—Habiendo llegado la sazón de recoger las papas veraneras que hice plantar en esta hacienda, escribí a mi hermana para que viniese a ver la recolección y me acompañase en aquellos días. En efecto, el jueves 1 la fui a buscar. En aquella tarde se hablaba en la ciudad de la desgracia recientemente ocurrida allí de una pobre mujer a quien atropello no sé en qué calle del pueblo una carreta cuya rueda le pasó por la mitad del cuerpo. No alcanzó el Santo Oleo, aunque pudo absolverla
un beneficiado de
Martes 27, en el Valle.—Mi hermana me escribió el 24 de haber ascendido a capitán del real cuerpo de Ingenieros don Agustín Marqueli, hijo del coronel comandante de dicho cuerpo don Luis Marqueli y de doña María Agustina Rusel, y que se dice también que su padre ha ascendido a brigadier. El 25, cerca del mediodía, oí algunas piezas de artillería, que creo serían disparadas en Santa Cruz, en celebración del día de Santiago y memoria de la última defensa de aquella plaza, cuya acción cumple años en dicho día. Ayer se ha empezado la trilla del trigo de mis suertes de la costa. También ayer vino Josef Melián, hijo del medianero en las tierras del Valle de Ximénez, a decirme que ha empezado a trillar, y
le di orden de poner en casa, en la ciudad, 36 fanegas. Mi hermana ha
arbitrado, para darle color al vino que envié para despachar en la venta, hacer una cocción del zumo de moras hervido con vino y mezclarlo después de frío y me dice del buen éxito de esta
idea. Me envió ayer Las veladas de la quinta, obra que ya he leído y le pedí para volverla a leer. El 25 por la mañana vino a servirme, enviada por mi hermana, una criada que salió de casa. Es natural de Adeje y se llama Francisca.
Miércoles 28, en el Valle.—Ayer se acabó de trillar mi parva
en la era de Figueroa. Yo fui allá por la tarde. En la
misma di a Cristóbal Figueroa su recibo de rentas. En el año
próximo pasado soltó éste parte de la tierra
que tenía en los charcos de Rivero, de que pagaba anualmente
siete fanegas de cebada y quince almudes de trigo. Ahora sólo
le queda la tierra correspondiente a una
fanega de trigo de renta, la restante la han tomado Manuel Cairos y Antonio García en el mismo canon del cual paga Cairos dos fanegas y media de cebada y los tres almudes de trigo sobre diez que ya pagaba por terreno que tiene de renta en el mismo paraje.
Cristóbal Figueroa ha satisfecho con puntualidad.
Viernes 30, en el Valle.—Según me dice mi hermana en carta de ayer, don Josef Boeri trata de volverse a España en los navios que se esperan en Santa Cruz para conducir la tropa de Ultonia, sin que se haya efectuado su casamiento con doña Elvira del Hoyo ni le
queda a esta dama esperanza de que se verifique. Su tío don Diego de Mesa (que
se firma marqués de Casahermosa) ha practicado
diligencias judiciales, pidiendo cuentas y sobre algunos particulares relativos a la herencia del difunto marqués, su hermano. Mi hermana me escribe con fecha del 28, que las pipas de vino que
había pensado comprase en Santa Cruz el ciudadano Grenoulleau, para lo que le
envié muestra, no tienen aceptación a no
llevar color tinto, como el que le ha comunicado con el zumo de las moras, del cual vino compuesto ha comprado media pipa el
comisario de Francia Broussonnet. Ayer por la mañana envié al médico don Manuel de Osuna una pipa de vino de esta bodega, en satisfacción de su asistencia. Por la tarde acabé de recoger en el granero de doña Bárbara Rodríguez la cosecha de trigo de mis suertes de la costa. Han producido treinta y ocho fanegas y tres
almudes y medio. Todavía no he trillado la cebada. Ayer entregué a Figueroa siete pesos y un real para satisfacción de costos de trilla y conducción del trigo.
Agosto
Jueves 5 de agosto, en el Valle.—En estos días han empezado a
experimentarse los fuertes calores del verano. Don Antonio Basilio continúa en este campo la composición de la casa. Se cuida de ella una tía suya llamada Josefa. Esta ha permanecido aquí desde el principio de la obra. Alguna vez me ha hablado a la vuelta de misa y el domingo me regaló una botella de alcaparras. Los viñateros se dan prisa a la alzada; mientras el fruto no está próximo a madurar, es perjudicial esta fábrica de las viñas, porque los
racimos se enferman a causa del atado o ligazón de las parras; pero es igualmente nocivo que las uvas permanezcan sin levantarse, después de maduras, por el daño que hacen en ellas las sabandijas y que las arrebata el ardor de la tierra. Aunque yo había pensado vender desde luego alguna porción de trigo de la presente cosecha, al preció corriente de 4 pesos, mientras, mi hermana me ha escrito que es de creer que más adelante suba el precio y me convendrá diferir la venta. También he encerrado aquí la
paja de las suertes de la costa. Algunos vecinos que me las han traído me han devuelto parte del importe de su conducción y de la del trigo. Estos son Juan Bello, Juan Pérez, Manuel Pedro, Cristóbal Díaz y Antonio García. Mi caballo ha acabado el verde del millo. El medianero Figueroa ha querido retener toda la hoja del terreno que ha plantado de dicho grano. Yo he hecho traer alguna, pero siendo ésta una de las producciones útiles de la hacienda, convine tenerlo presente para hacer la partición de ella.
Sábado 14, en el Valle.—Yo volví de la ciudad ayer tarde. Mi
caballo se me inquietó extraordinariamente en el camino. Llegué aquí entrada la noche, habiendo tenido que retroceder para desviarlo del encuentro con otras bestias. En los días próximos ha ido para Buenavista don Fernando del Hoyo. Su padre permanece todavía en dicho lugar y mi hermana María me ha enseñado algunas cartas de su correspondencia con dicho conde. Su principal asunto en el día es pedirle algunos documentos para defenderse del litigio de Villers y hacer algunas otras diligencias judiciales por derechos de la misma mejora vinculada en que la nombró mi padre. Con este propio objeto escribió mi hermana a Madrid a don Bartolomé Benítez (cuya contestación he visto), a fin de sacar una orden para que el instrumento de institución del vínculo se pasase por el oficio de censos. No habiéndose hecho en el
tiempo en que estaba en la ciudad dicho oficio, Benítez le ha respondido que
consultó algunos abogados y que, fundados estos
en una ley de
Lunes 16, en el Valle.—El calor ha sido excesivo en estos días,
reinando
hasta anoche un fuerte huracán que dicen ha hecho estragos
en las viñas. Mi hermana me escribe con fecha del 14 que en aquel día había estado de visita en casa un niño oficial de marina, sobrino del comandante de Ingenieros don Luis Marque-li, el cual ha venido en uno de los navios destinados a la conducción de la tropa. Ayer tarde volvieron de la fiesta de Candelaria muchos vecinos de este Valle, entre ellos el alcalde. Traían banderas hechas de pañuelos y entraron bailando y cantando corridos.
Lunes 23, en el Valle.—Mi hermana me dice en carta del
21 que don Martín de Salazar estuvo en casa en la tarde
del día antecedente y que parece que sigue a
Miércoles 25, en el Valle.—Ayer se hizo en Tejina la fiesta
de San Bartolomé. La víspera en la noche hubo palos y uno de los heridos fue el alcalde de este lugar, Francisco García, quien tomó parte en la pendencia por ir a contener a los que peleaban.
Domingo 29, en el Valle.—Mi hermana, en carta del 27, me da noticia de haber salido los barcos en que va el regimiento de Ultonia, el 25 al mediodía. El 27 recogí veintitrés cestos de millo,
mitad de la cosecha del que Figueroa plantó en esta hacienda. La semilla fueron diez almudes y medio. La cosecha de la cebada sembrada en las suertes de la costa fueron tres fanegas, siete almudes y tres cuartillos.
Septiembre
Miércoles 1 de septiembre, en el Valle.—Corre la noticia de
que a don Marcos Urtusáustegui, ayudante mayor del
regimiento de
Martes 9, en el valle.- Ángel Figueroa ha dejado
estas tierras y el monte a cargo de su primo, quedando solo de medianero en el cercado de los Morales en que lo he puesto hace tres años. El nuevo medianero está enterado de algunas condiciones bajo las cuales entra en la hacienda, las cuales he apuntado y le he leído desde luego.
Lunes 15, en el Valle.—Ayer tarde se verificó la pericia o reconocimiento de la viña de mi tío don Lope, a quien escribí por la noche, avisándole lo que les pareció a Pedro Pérez y Juan González que fueron a verla. Manuel de Cairos se excusó. Por la mañana
vi en la ermita, a la hora de la misa, al indiano Francisco de Armas, natural y vecino de este Valle. Este ha llegado de
En dicho barco, y en la misma ocasión, llegó también de
La
Saga de los Guerras en el valle
El
Tercer Vizconde de Buen Paso
A pesar de la sesión
en cenfiteusis
de la hacienda de los guerras en el valle de su nombre a la familia Carta
la cual estaba obligada a pagar un tributo anual en reconocimiento de un dominio
más o menos pleno que no se transmitía con el inmueble, algunos miembros de
esta familia continuaron teniendo durante dilatado tiempo importantes
extensiones de terrenos, y hacienda que habían sido constituidas en Mayorazgo
según el testamento de don Domingo de la Guerra redactado por su don Lope de la
Guerra y del cual Leopoldo de la Rosa publicó la siguiente cláusula: “Cláusula
del testamento de don Domingo de la Guerra, redactado por su hijo don Lope de la
Guerra en 1.° de agosto de 1769
Declaro que por muerte de mi hermano mayor, el Dr. don Fernando Josef de
El dicho conquistador Lope Hernández de
De dichas treinta doblas toca pagar quince al mayorazgo; cinco al Sr.
marqués de Villanueva del Prado, y las diez a otros que gozan haciendas en
dicho Valle. Dicho Lope Hernández expresa que si el obispo u otra persona que
tenga su poder dispusiere otra cosa, se gasten los quince mil mrs. en casar huérfanas;
pero un Sr. obispo la hizo capellanía colativa, siendo así que ni está
congrua ni fue ésta su institución. Notólo para lo que convenga. También
noto que ha años que no hay capellán por haverse fomentado un litigio y
competencia entre dos que ni son sacerdotes ni me creo que lo serán, por lo que
nombré como patrono a mi hijo Lope; pero las presentes circunstancias dictan
que no lo sea.
Haviendo conseguido mi venerable padre el deseo de fabricar una hermita en
la hacienda de dicho Valle, dedicándola a Nuestro Padre y Patrono el Sr. San
Francisco de Paula, encarga en su testamento a los sucesores en dicho mayorazgo
cuiden de la conservación de dicha hermita y sus aseos, anunciándoles por
medio de tan gran devoción los buenos progresos en la subseción de dicho
mayorazgo; y porque aunque yo, por mis empleos y otros acaecimientos, he estado
omiso en el tiempo que le he gozado en hacer y celebrar al Sr. San Francisco la
fíesta que acostumbraron mi padre y hermano, en el día del Sr. San Miguel Arcángel,
veinte y nueve de septiembre, hago con todo encarecimiento a mi hixo y a los demás
subsesores el mismo encargo que hace mi venerable madre, anunciándole los
mismos progresos.
Testamento
otorgado por don Lope de
Tal
como recoge en su Diario el criollo Juan Primo de la Guerra, de quien el tantas veces
citado Leopoldo de la rosa Olivera en la introducción al Diario de Juan Primo nos ofrece unas coloridas pinceladas de este
personaje. En dicho Diario Juan Primo relata algunas de sus estancias en su casa
del valle con pormenores de obras de
reforma o acondicionamiento así como de las tierras de la hacienda, algunas de
las cuales reproducimos por su interés etnográfico, pero antes veamos como nos
describe el personaje el investigador Leopoldo de la Rosa:
“Juan
Primo de la Guerra y del Hoyo, tercer vizconde de Buen
Paso, nació en La Laguna, en la bella casa, que bien puede merecer el
calificativo de palacio, dentro de la arquitectura civil colonial insular, que construyó su padre en la entonces llamada calle del Agua o de las Canales del Agua, que por ella pasaban y hoy titulada de Nava-Grimón, el viernes 9 de junio de 1775; recibió el bautismo en la parroquia de los Remedios, hoy catedral de la diócesis tinerfeña, seis días después, y lo apadrinó su tío paterno, el
memorialista don Lope Antonio de la Guerra y Peña.
Su padre, don Fernando de
Aunque doña Juana del Hoyo, la madre de don Juan Primo y doña Antonia del Hoyo, su abuela paterna, pertenecieran a la misma familia, hay que remontarse a mediados del siglo xvi para hallarles un abuelo común.
Don Fernando de
La actuación en la vida pública del tercer vizconde de Buen Paso fue sumamente limitada. Cuando tenía veintidós años y Santa Cruz de Tenerife sufrió el ataque de la escuadra inglesa que mandaba el entonces vicealmirante Horacio Nelson, en la noche del 24 al 25 de julio de 1797, el comandante general don Antonio Gutiérrez encomendó a un grupo de unos cuarenta paisanos de
Don Juan Primo de
Esta actitud, obsesiva, de no querer salir de Santa Cruz, ni aun cuando esta plaza se vio invadida de la epidemia de la fiebre amarilla, le llevaría al sepulcro en el mismo año 1810, sin haber logrado sus deseos.
Don Juan Primo de
Don Juan Primo de Guerra refiere, en 1810, los alborotos ocurridos en
La última anotación de su Diario es del 4 de noviembre de
1810, y en ella da cuenta de la llegada a Santa Cruz de la
viuda de don Pedro Quiroga, su también compañero de
arresto, y hace constar lo sensible que le era la pérdida
del amigo. Seguramente inmediatamente
después cayó víctima de la terrible epidemia, para dejar de existir el 10 del mismo mes y ser enterrado en el recién inaugurado cementerio de San Rafael y San Roque. En los días inmediatos
morirían también de la fiebre amarilla, entre otros muchos, su gran amigo don Pedro Forstall, el coronel don José Verdugo, el general Armiaga y el travieso papelista Romero de Miranda.
Continará
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Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (V)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (IV)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (III)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (II)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (I)