VALLE
DE GUERRA, TOMADO DEL LIBRO INEDITO:
EL
MENCEYATO DE TEGUESTE: APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
I-II
(PARA
ESTA SEPARATA)
Eduardo Pedro García Rodríguez
La fortuna
de Lope
De los repartimientos
que obtuvo Lope Fernández en premio de su intervención en la invasión y
conquista de Gran Canaria, sólo conocemos el albalá de data de una tierra para
riego en Telde, que le fue dada por
Pedro de Vera el 17 de marzo de 1489, que la describe de esta forma: “una peonía
de tierra de cinco aranadas en el logar de Telde, en el barranco del Valle
Poblado, a do dizen los Azebuches,
que se a de regar con el agua de la fuente del dicho valle, la
qual dichas tierras ve... del camino que viene del dicho logar de Telde
al Lentiscal”. Lope vendió estas tierras en el Real de las Palmas,
ante el escribano Diego de San Clemente, el 5 de septiembre de 1497, al
portugués Vasco López, en “cient arrovas de adúcar blanco, bueno de dar e de tornar”, quien a su vez las
traspasa a los nueve años, el 14
de diciembre de 1506, ante el mismo escribano, en ciento cincuenta arrobas de la misma clase de azúcar, a
Cristóbal García de Moguer, el fundador de la familia del Castillo en Gran
Canaria.”
Por el primer
testamento de Lope sabemos que tenía también en aquella isla un ingenio que
vendió en mil quinientas arrobas de azúcar,
cuyo importe trajo a Tenerife en “paños, lienzos, azúcares y
otras cosas”.
La venta de este ingenio debió
hacerla poco antes de su matrimonio con Elena Velázquez, en 1507, porque en el
testamento declara tenía al
casar el importe de su venta.
Si Lope
vendió otros bienes en aquella isla para
ayuda de la conquista de Tenerife, su fortuna debía de ser
verdaderamente cuantiosa.
Sus datas en Tenerife fueron asimismo de gran valor. Don Alonso de Lugo,
agradecido a su ayuda y quién sabe si también pensando en la posibilidad de
que lo heredase su hijo don Fernando, como se dice en
En el citado testamento, otorgado por éste en I510, dice cuáles eran sus
bienes al casarse por segunda vez. “Yo tenía en esta isla —dice— las
tierras de sequero de Tacoronte e otro pedazo de tierra de sequero en Heneto e
el asiento de tierras que ovo Alonso Galán junto a esta villa, que me dieron
por el valle de Guymar con el agua e
tierras que se pudiese aprovechar e sesenta fanegas de sequero e otro pedazo de
tierra que está tras las casas de Diego Sant Martín hazia la viña de Juan
Fernández, portogués, e treze esclavos e esclavas entre guanches e negros e
por un esclavo ove unas casas en el puerto de Santa Cruz de fray Juan el Cojo, e
asimismo tenía quinientas cabras e dozientas ovejas e cuarenta cabegas de
puercos e dos yeguas con una potranca e dos yuntas de bueyes e quatro vacas e
quatro burras”, además del producto de la venta del ingenio en Gran Canaria,
que ya mencionamos, de cuatro yeguas y un potro, que le había dado el
Adelantado en 24.000 maravedís por las casas que entonces, o sea en 1510, tenía
don Alonso en Santa Cruz, cien arrobas de azúcar y las preseas y menudencias de
casa, que calculaba en 10.000 maravedís.
Las datas de las tierras que dice tenía al casar con Elena Velázquez se
conservan en los libros correspondientes del archivo que perteneció al Cabildo
de
Lope fue un negociante, más que un labrador. Sólo parece haber
“roto” y cultivado sus tierras de Tacoronte, que luego habían de
tomar el apellido de sus herederos, para llamarse el valle de Guerra, las que,
según la data, de 20 de septiembre de 1498, tenían una cabida aproximada de
treinta cahíces; las restantes las vendía cuando se le presentaba buena ocasión
o precisaba de dinero o esclavos, como el herido de ingenio de Taoro, que
vendió al duque de Medina Sidonia, antes del 1506, en 1.600 ducados, y el de Taganana,
que obtuvo con la obligación de poner ingenio y que vendió a Diego Sardina. A
la postre, era un aventurero, y además sin hijos y con poca salud; pero ello no
le impidió labrarse una sólida posición.
Las casas de Lope Fernández en
Los testamentos de Lope
Lope Fernández era tenido entre los vecinos de
Desde el 1508 se dice que Lope estaba muy enfermo de gota y sus
padecimientos se irían agravando, y en momentos en que su
fin parecía próximo no dejan los sobrinos de solazarse jugando a las cañas.
La despreocupación de éstos es conocida por Lope, que indignado hace
testamento, por el que deja por universal heredera a su mujer, y el nombre de
los sobrinos no aparece para nada en tal documento. Pero Lope mejora, y conocida
su voluntad por los Guerra, suplican su perdón, que terminan por obtener, y en
sus últimos momentos dicta nueva disposición: Hernán Guerra y Hernando
Los herederos de
Lope Fernández.
Estos parecen ser, en líneas generales, los hechos tal y como pueden
deducirse de los documentos que conocemos, pero con los años la tradición
popular fue alterándolos, y cuando fray Alonso de Espinosa hace las
informaciones para documentarse y escribir su obra, allá por el año 1590. o
sea unos ochenta anos después del fallecimiento del conquistador, aquellos
hechos le llegan deformados: al hablar del valle de Guerra dice que lo poseen
hoy los descendientes de un entenado suyo, hijo de su mujer y de otro marido,
porque un sobrino suyo, a quien él quería dexar el mayoradgo, se puso a jugar
las cañas estando el tío en lo último, éste lo desheredó a petición de su
mujer>.^* La realidad es que Diego Velázquez, el entenado de Lope, no fue su
heredero; pero es hecho cierto que hubo un momento en que su madre estuvo
instituida heredera universal.
Veamos lo que nos
dicen los documentos que conocemos.
Lope aparece asistiendo con cierta regularidad a los cabildos que se
celebran, hasta el que tuvo lugar el 17 de agosto de 1509; deja luego de
concurrir, para volver al de 8 de febrero de 1510; estos seis meses que no acude
a las reuniones del Regimiento, son en los que cabe pensar se vio atacado por la
enfermedad y al borde de la muerte y en los que los sobrinos, despreocupados de
la salud del tío, se solazan al juego de cañas.
Tiempo había de faltarle a su mujer, como creyó fray Alonso de Espinosa,
o a cualquier otro enemigo de los Guerra, para irle con la noticia a Lope. Éste
mejora de la enfermedad, decide hacer viaje a Castilla, quién sabe si para
consultar con los físicos, que escasa de ellos estaba
Marcha, en efecto a Castilla, como lo prueba el hecho de haber usado Elena
Velázquez del poder que le dio y
faltar a los cabildos, hasta el de 7 de febrero de 1511. Continúa asistiendo
con regularidad, para faltar después del celebrado el 14 de mayo de 1512. Ya su
nombre no vuelve a aparecer en las actas capitulares.
Recrudecida la enfermedad se prepara a morir, y en fecha que no puede
precisarse dicta la qué había de ser su última voluntad al franciscano fray
Gonzalo, del convento de
confidente. Para evitarse disgustos, Lope encierra su testamento en plica
con siete sellos de lacre, que firma y entrega al escribano Antón de Vallejo el
4 de agosto de 1512, para que éste lo hiciese llegar a fray Francisco, guardián
del monasterio del Seráfico Padre, a fin de que lo custodiase hasta su muerte.
Siete testigos presencian la entrega del documento.
El 12 del mismo mes de agosto Lope era ya fallecido y fray Gonzalo acude
al licenciado Cristóbal Lebrón, teniente de gobernador de
En él manda, como en el anterior, ser enterrado en San Francisco, con el
hábito de la orden; dispone los sufragios que por su alma han de hacerse, tanto
en dicha iglesia, como en la mayor de Santa María, en la de Santi Espíritus y
en la de Candelaria. Hace declaraciones sobre deudas y manda ciertos legados,
entre ellos a Benito Rodríguez, vecino de Sevilla, en Triana, marido de una
prima que hay que entender era
hermanastro, lo que induce a pensar en que
el apellido Guerra no le venía por la sangre común entre Lope y Hernán
Guerra.
Y en cuanto a la
institución de herederos universales de sus bienes, los deja a “Hernand
Guerra, mi primo, escribano público de esta isla, y a Hernando, hijo de
Bartolomé Joanes, mi primo, estante en esta isla”. Lope Fernández los había
perdonado y a ellos pasaba su cuantiosa herencia.
Pero no parece que tal
cambio significase una ruptura con su mujer, ya que, además del citado legado,
la hace albacea testamentaria, en unión de Ibone Hernández y Rafael Fonte.
He aquí, en resumen,
el contenido fundamental de su último y definitivo testamento.
La
herencia de Lope
Es de suponer las
sorpresas, satisfacciones y disgustos que al conocerse el contenido del
testamento de Lope se producirían entre sus distintos deudos. Naturalmente, las
relaciones entre sus flamantes herederos y la viuda Elena Velázquez no debieron
de ser demasiado cordiales, pero las diferencias se zanjan al siguiente año. En
24 de febrero del 1513 así lo declaran y dan poder conjunto a procuradores para
cobrar ciertas cantidades: “por quanto nosotros... bpor lo que me pertenescía
en dote, arras e mitad de multiplicados e sobre otras cosas ovimos pleito e
devate e contienda, e por bien de paz e nos escusar pleitos e devates fuimos
convenidos e igualados en cierta manera...” dice la viuda."
Y veamos, por último,
qué fue de los herederos de Lope Fernández. Elena Velázquez, vivía aún en
1514, viuda, en la calle de Vallejo; luego casó con Diego del Castillo, con
quien no tuvo descendencia, otorgó su testamento ante Alonso Gutiérrez, el 24
de abril de 1527, y muere antes del 18 de julio siguiente, fecha en que ante el
escribano Alonso Gutiérrez, para perdonar a Juan Martín, que había dado
muerte a Lucía, su esclava negra. Ésta es, también, la última noticia del
hijastro de Lope. Hernán Guerra, su primo y heredero, conquistador que había
sido de Tenerife y luego escribano público de esta isla, recibido en cabildo de
29 de abril de 1505, continuó viviendo en la isla por algunos años. Como del
bando de Lope, figuró entre los contrarios al Adelantado y recibió poder del
licenciado Cristóbal Lebrón," para que lo defendiera en su nombre ante
Sus Altezas de las acusaciones hechas en
su residencia, de las que seguramente no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo
encargado de refrenar. En
Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de
Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega
450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a
su hermano Juan Guerra, al que sucederán luego sus parientes más próximos,
con la obligación de cuatro misas semanales: la una por su tío Lope Fernández,
otra por sus padres y las dos restantes por su alma, y que la rememoración se
haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.
Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana,
Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos
menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega
a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para
otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la
que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y
a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que
pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San
Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos
necesarios.
Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de
la isla con su familia, para regresar a la villa las acusaciones hechas en su
residencia, de las que seguramente
no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo
encargado de refrenar.
En
Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de
Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega
450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a
su hermano Juan Guerra, al que sucederán luego sus parientes más próximos,
con la obligación de cuatro misas semanales: la una por su tío Lope Fernández,
otra por sus padres y las dos restantes por su alma, y que la rememoración se
haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.
Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana,
Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos
menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega
a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para
otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la
que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y
a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que
pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San
Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos
necesarios.
Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de
la isla con su familia, para regresar a la villa de Fuentes, no sin antes vender sus derechos a las tierras de Tacoronte
(la mitad del Valle de Guerra) a Juan Pacho, al que traspasa
dos tercios de las mismas, y el resto a Gaspar Jorba, derecho que
este último vende luego a Alonso Vázquez de Nava. Más tarde se entabla
pleito entre Hernán Guerra y los adquirentes de sus bienes, porque aquél
afirmaba que en la venta de las tierras no había incluido el patronato fundado
por Lope, y que no podía venderlas, por expresa disposición de su tío, a lo
que los compradores se oponen. Hernán Guerra, para seguir el pleito, hace nuevo
viaje a Te nerife, en fecha que ignoramos, pero ha de regresar a Fuentes sin
resolverlo.
Hernán Guerra muere en
la villa de Fuentes de León, pendiente aún el pleito, y sus hijos, Alonso Álvarez,
presbítero, Juan Guerra, Juana Fernández, que estaba viuda de Francisco Vázquez,
vecinos éstos de dicha villa, Francisca Alvarez, mujer de Pedro de Vergara, que
residían en Cala, y Nufro Guerra, que estaba ausente, transan por cien coronas
de oro de a 450 mrs., que les entregó Diego Rodríguez, criado de Juan Pacho, y
ceden sus discutidos derechos, por escritura otorgada en la citada villa extremeña,
el 19 de junio de 1546, ante el escribano de la misma Alonso López.
Y así termina la
vinculación de los descendientes de uno de los dos herederos de Lope Fernández
con sus bienes y con la isla de Tenerife.
El otro heredero,
Hernando Esteban, el hijo de Bartolomé Joanes, era menor de edad a la muerte de
Lope, lo que hace desechar la afirmación de los genealogistas y del poeta
Antonio de Viana de sus heroicidades en la conquista de Tenerife, de las que no
pudo ser protagfonista. El 14 de diciembre de 1512 se presenta ante
el teniente de gobernador Lebrón y, por tener pleitos pendientes, pide
se le nombre por curador a su primo el escribano Hernán Guerra, a lo que accede
Lebrón; el nombrado acepta el cargo
y comparece luego a otorgar poderes para los pleitos pendientes y
para la transacción con Elena Velázquez, en nombre de Hernando
Esteban.
Este vivía con su primo Hernán Guerra; pero, al parecer, también vino a
Tenerife su madre, Beatriz Domínguez, e igualmente se establecieron en la isla
su hermana Marina Guerra con su marido Benito González y sus hijos.
De Hernando Esteban, que por mucho tiempo se le conoce de esta forma, si
bien más tarde se nombra Fernán Guerra, asi como de su matrimonio y
descendencia, hay sobradas noticias deantiguo conocidas. Vino a ser el fundador
de la que hasta principios del siglo XIX fue la opulenta familia de los Guerra
en
De Hernando Esteban podemos añadir que tuvo que ver con
Apéndice
documental
Testamento de Lope
Fernández, otorgado en 28 de junio de 1510
Sepan quantos esta carta vieren como yo, Lope Fernández, vezino e regidor
que soy de la isla de Tenerife, otorgo e conosco que fago e ordeno este mi
testamento a servicio de Dios N. S. e de su gloriosa Madre N. S.
Primeramente mando mi ánima a Dios mi Señor, que la crió e la redimió
por su preciosa sangre, e el cuerpo a la tierra, de que fue formado.
Mando que, des que de mí acaesciere finamiento, que mi cuerpo sea
sepultado en la iglesia e monesterio del señor San Francisco desta villa de San
Cristóval, donde los flaires del dicho monesterio ordenasen que sea sepultado.
Mando con mi cuerpo a la iglesia diez mrs. e a mi confesor de penitencia
otros diez mrs., por que tenga a cargo de rogar a Dios por mi ánima.
Mando a
Mando quel día de mi enterramiento todos los clérigos e flaires destos
monasterios desta villa que ai se hallaren de misa, diga cada uno una misa de
requien, siendo mi cuerpo presente, e que cada uno salpa sobre mi cuerpo e diga
un responso, e que asimismo me digan todos los dichos sacerdotes una misa de
requien cantada; e mando que me digan mis nueve días conplidos e que en fin
dellos todos los clérigos e flaires desta isla me digan mis honras
conplidamente, e cada uno dellos una misa, e que salpa sobre mi sepultura con su
responso, e que les paguen por lo dicho su dinero acostunbrado.
Mando que me ofrenden un año de pan e vino e cera e que me ofrenden quien
mis albaceas quisieren e que a fin de año me digan un cabo de año, según
costumbre desta isla, e que los flaires del monesterio me digan el cabo de año,
e que les den de limosna medio cahiz de trigo e dos jarras de vino e un par de
carneros.
Mando que digan por mi ánima dos treintanarios cerrados e que los digan
los flaires del dicho monesterio del señor San Francisco e que les den de
limosna lo ques costunbre.
Mando que den a los flaires del dicho monesterio mili mrs. en limosna,
para que hagan bien por el ánima de Diego de Castro, que le soy en cargo de los
dichos mrs., e asimismo mando que den al dho. monesterio cinco mili mrs. para
que hagan bien por el ánima de Juan Herrero, mi criado, que se los devo.
Mando que digan los flaires del dicho monesterio un treintenario por el ánima
de Alonso Ruiz, hijo de Catalina Rodríguez, mi primera mujer, e que les den en
limosna su dinero acostunbrado.
Digo que a mí me fue adjudicado por la justicia de la isla de Grand [sic]
una esclava de Francisco de Segovia, que Dios aya, la qual vendí por onze
mili e quinientos mrs.: mando estos dho». onze mili e quinientos mrs. para la
obra del dicho monesterio de señor San Francisco, por descarjfo de mi
conciencia, que g^e loi den de mis bienes, e por que Dios N. S. perdone el ánima
del dicho Francisco de Segovia: que dig;o que mando los ocho mili mrs. para la
obra del dicho monesterio e loi tres mili e quinientos a los flaires del dicho
monesterio para que dig-an misas por el ánima del dicho Francisco de Sejfovia.
Digo que por quanto Fernando Mirón, vezino de la isla de
Mando que den a los herederos de Juan Méndez, mercader que fue en Grand
Canaria, seis fanegas de trigo.
Digo que mando que den al concejo desta isla mili mrs. para el reparo del
agua de la bica.
Mando que todas las personas que juraren que les debo mrs. algunos hasta
en monta de dozientos mrs. que ge los paguen de mis bienes.
Mando que todas las debdas que en buena verdad vinieren averiguadas que yo
devo que lo paguen de mis bienes e lo que me devieren que lo recabden mis
herederos.
Digo que porque después de mi fallecimiento no haya diferencias entre mil
herederos e Elena Velazques, mi segunda mujer, sobre los bienes que yo tenía al
tienpo que conmigo casó e los que ella (raxo, digo que yo tenía en esta isla
las tierras de sequero de Tacoronte e otro pedufo de tierra de sequero en Heneto
e el asiento de tierras que ovo Alonso Galán junto a esta villa, que me dieron
por ell el Valle de Guymar con el agua e tierras que se pudiese aprovechar e
sesenta fanegas de tierra de sequero e otro pedazo de tierra que está tras las
casas de Diego Sant Martin hazia la viña de Juan Fernández, portogués, e
treze esclavos y esclavas entre guanches e negros, e por el un esclavo ove unas
casas en el puerto de Santa Cruz de fray Juan el coxo, e asimismo tenía
quinientas cabras e dozientas ovejas e quarenta caberas de puercos e dos yeguas
con una potranca e dos yuntas de bueyes e quatro vacas e quatro burras, e tenia
mili e quinientas arrobas de aúcar en la isla de Grand Canaria, que me dieron
por mi ingenio que tenía en la dicha isla de Grand Canaria, las quales traxe de
la dicha isla en ésta en paños, liensos, açúcares e otras cosas, con Io qual
he hecho e multiplicado hazienda.
E asimismo tenía quatro yeguas e un potro que me dio el Adelantado en
veinte e quatro mili mrs. por las casas quel dicho Sr. Adelantado tiene agora en
Santa Cruz, que heran mías.
Asi asimismo tenía cient arrovas de afúcar que me dio Gerónimo de Ore
«n Grand Canaria. mili mrs.
Digo que al tienpo que la dicha Elena Velazques, mi
mujer, vino a mi poder, venia vestida de paño e no traxo otros bienes algunos;
digo que por quanto por la honra de la dicha Elena Velazques, mi mujer, al
tienpo que conmigo casó, confesé avía traído a mi poder cinquenta mili mrs.,
no enbargante que no traxo más de lo que dho. tengo, e porque mi voluntad es de
le dar estos cinquenta mili mrs. a la dha. mi muger entre.de mas e allende de
las ropas de su persona cotidianas, otras ropas festivales e joyas que valen más
de cient mili mrs., mando que aya los dhos. cinquenta mili mrs. e todas las
ropas festivales e joyas que tiene e que, aun más valgan, no le sea pedido ni
demandado cosa alguna, salvo que todo le sea dado en el dicho precio en que yo
lo mando.
Digo que por quanto Francisco mi esclavo me a servido más tienpo de
veinteaños de muchos e buenos e leales servicios, en remuneración del servicio
que me ha hecho, que lo ahorro e libero de todo cabtiverio e servidunbre,e
porque es viejo mando le den una yunta de bueyes de los que yo tengo para que
trabaje e se mantenga.
Digo que asimismo porque Alonso mi esclavo me ha servido bien e lealmente,
que lo ahorro de cabtiverio e servidunbre, e asimismo mando que por rasón que
Inés mi esclava asimismo me ha servido, que dando la dha. Inés diez mili mrs.
a mis herederos que la dha Inés e sus hijos sean horros e libres de todo
cabtiverio e servidunbre, e mando que se case el dho. Alonso con la dha. Inés,
pues son horros e libres, pagando la dha. Inés los dichos diez mili mrs. según
dicho es.
Digo que por quanto Francisca mi esclava me ha servido e sirve en mis
enfermedades mucho e porque yo di a la dha. mi muger a Elvira mi esclava e le
fize donación della, que en conpensación de aquello, dando la dha. Francisca
por sí cinco mili mrs. a mis herederos, mando que la dha. Francisca sea horra
de todo cautiverio e servidunbre.
Asimismo digo que es mi voluntad que Gaspar mi esclavo sirva al monasterio
de señor San Francisco desta villa de San Cristóval tres años de muy bueno e
leal servicio, e siendo muy obediente a los padres del dicho monesterio mando
que en fin de los dichos tres años que al dicho monesterio oviere servido quel
dicho Gaspar sea libre e horro de todo cabtiverio e servidunbre, e si el dicho
Gaspar no finiere buen servicio al dicho monesterio o se les fuere o absentare,
mando que sea cabtivo como oy día lo es e que lo ayan e hereden mis herederos.
Digo que por quanto yo tengo mandado para que se haga la iglesia del
monasterio de señor San Francisco de esta villa cient mili mrs., de los quales
se han ya dado diez e nueve mili mrs., mando que los mrs. restando que los
paguen de mis bienes, para hacer la dha. iglesia.
Digo que por quanto la muger del Comendador Gallegos me debe ocho mili
mrs., por los quales me dio unas tierras de sequero que montaron más, mando
estos dhos. mrs. e tierras a Diego d'Arze, mi criado, por cargo que le tengo.
Mando que de mis bienes se haga una capilla en la iglesia de Santa Cruz,
ques en el puerto real de esta isla, e se gasten en ella hasta quarenta mili
mrs., e que den sus hornamentos para decir misa.
Mando que de mis bienes se den quinze mili mrs. de renta agora e siempre
para un capellán que resida en la dha. capilla e todos los dias diga una misa
por mi ánima, e que sea patrono de esta capilla Bartolomé Herrero, vezino de
Santa Cruz, e sus hijos e descendientes, para poner el capellán a la dha.
capilla e hazer las otras cosas que de derecho se requieren hacer, a los quales
se tenga el acatamiento que de derecho debido.
E mando que todo esto conplido e pagado segund que de suso se contiene,
que todo lo restante de mi hazienda que lo aya e herede Elena Velazques, mi legítima
muger, a la qual establesco por mi heredera, y establesco por mis albaceas para
cunplir e pagar este mi testamento e las mandas en él contenidas a Pedro
Isasaga e al vicario que oy es o fuere de señor San Francisco de esta villa, a
los quales doy e otorgo todo poder conplido; e reboco todos los otros
testamentos, poderes, codicillos, albalaes, firmados de mi nonbre que yo aya
otorgado antes de éste, que no quiero que valan ni fagan fe, salvo este que
agora fago, ques mi postrimera e última voluntad, que fue fecho e otorgado en
la villa de San Cristóval, ques en la isla de Tenerife, dentro de las casas de
la morada de Sebastián Páez, escribano, a veinte e ocho días de junio de mili
e quinientos e diez años. Testigos que fueron presentes, Alonso Gutiérrez, e
Diego de Lepe, criados del dicho Sebastián Páez, e Antón Sillero, estantes en
la dha. isla, e firmólo de su nombre, en el registro del escribano.—Lope Fernández,
rubricado—Alonso Gutiérrez, rubricado—Diego de Lepe, rubricado.
Agosto
de 2013.
Capítulo anterior:
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (I)