VALLE
DE GUERRA
TOMADO
DEL LIBRO INEDITO:
EL
MENCEYATO DE TEGUESTE: APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
II
(PARA
ESTA SEPARATA)
Eduardo Pedro García Rodríguez
Hernán
Guerra
Ya hemos visto como
Lope Fernández de
En escritura de arras
otorgadas por Hernán Guerra a favor de su primera esposa Juana
Fernández, dice que casó con ella en la villa de Fuentes de León, de
donde ambos eran naturales.
Reconoce recibió al casar con ella 150.000 maravedís y le da en arras
50.000 más. Ante Antón de Vallejo, 13 de abril de 1513, reg. 606 del A.
N. T.. folio 1024,—El testamento del mismo, en el reg. de Vallejo, núm. 610,
fol. 782.
El colono Hernán
Guerra había recibido diversos repartimientos de tierras en concepto de botín
de guerra como conquistador, entre ellos los siguientes:
635-35.—Hernando Guerra, Juan Ordoñez. Digo q. por
cuanto yo hove fecho merced en nombre de sus
Altezas a vos H. G., escribano público, e a vos J. O. vs. e porque vos
el dho. F. G. fuestes a Castilla e se pensó
en esta isla q. érades muerto, yo hice repartimiento
en Lope Fernandes, v° e regidor, del Valle de Osma con
sus aguas e tas. de s. en dho. L. F. fasta tanto q. se supiese de vos, e agora
acatando q. vos el dho. F. G., escribano público, sois v°
e fuestes conquistador en esta isla vos hago merced de dho. valle con sus aguas
e tas. de s. q. le pertenecía según está dho. por el alvalá q. yo os
di primero a vos y al dho. Juan Ordoñez e por
esta mi alvalá vos fago merced de dho. valle a vos solo, no embargando cualquier renunciación q. a otra persona haya fecho,
por cuanto el dho. J. O. es ido d esta isla e no es v° d ella. 20-V-1508.
También recibió tierras en Tegueste ya que se le cita como colindante en la data: 1.207-36.—Goncalo
Martín d Alcántara, v°. 3 c. de s. q. son en Tegeste, linderos tas. de Hernando de Llarena a donde está un drago
grande lindero del dho. Fernando de Llarena y un lomo de camino
q. va a Tocorronte [sic] asomante a
las tas. de Andrés Suarres y de la
otra parte un lomo q. linda con Hernán Gera, escribano público desta isla, e
de otra parte con tas. de Catalina Hernández,
vuestra muger. Vos do 2 c. 3-XII-1515.
Además un solar en Aguere (
Figura en diversos documentos de su propia
escribanía de los que reproducimos solamente
tres de ellos en honor a la brevedad, con fecha 2 de septiembre de 1510
al fol. 199 r. Hernando de Ormán da poder especial a Pedro Isasaga para que le haga
su testamento, tome sus bienes y pague las deudas que
debiere, conforme a una memoria que deja en casa de Leonor Núñez. Da poder a Hernán Guerra juntamente con el dicho Pedro Isasaga. Ts.: Manuel de Gibraleón y Fernán Esteban Cárdeno.— Sin
firma. El 14 de octubre de de 1510 al fol. 445 r.
Pedro López, zapatero,
reconoce deber a Juan Pacho, mercader, 1.800
mrs. porque se los debía a Hernán Guerra, esc. púb., de 2 procesos, y el dicho Hernán Guerra a Juan Pacho. Los pagará en dineros de contado de hoy, día de la fecha, en 20 días primeros siguientes. Ts.: Fernán Esteban y Diego Ortiz.—Pero López. Y por último,
al fol. 446 r., de fecha de las misma fecha:
Gonzalo Muñoz y Hernán Guerra, vs., reconoce deber a Diego Fernández Amarillo, v°., 10 doblas de oro que éste dio a Francisco Baldaya a cuenta de 17.000 mrs. que le prometió por casamiento con su
hija Leonor Fernández. Se obligan a pagar estas 10 doblas de oro si no se hiciera el dicho casamiento con Francisco Baldaya, por defecto de no desatar el casamiento de la dicha Leonor Fernández
con Juan de Meló. Ts.: Fernán Esteban y Juan Galán.— Gonzalo Muñoz y Hernán
Guerra.
Y veamos, por último,
qué fue de los herederos de Lope Fernández. “Elena Velázquez, vivía aún
en 1514, viuda, en la calle de Vallejo; luego casó con Diego del Castillo, con
quien no tuvo descendencia, otorgó su testamento ante Alonso Gutiérrez, el 24
de abril de 1527, y muere antes del 18 de julio siguiente, fecha en que ante el
escribano Alonso Gutiérrez, para perdonar a Juan Martín, que había dado
muerte a Lucía, su esclava negra. Ésta es, también, la última noticia del
hijastro de Lope. Hernán Guerra, su primo y heredero, conquistador que había
sido de Tenerife y luego escribano público de esta isla, recibido en cabildo de
29 de abril de 1505, continuó viviendo en la isla por algunos años. Como del
bando de Lope, figuró entre los contrarios al Adelantado y recibió poder del
licenciado Cristóbal Lebrón, para que lo defendiera en su nombre ante Sus
Altezas de las acusaciones hechas en su
residencia, de las que seguramente no
era ajeno don Alonso Fernández de Lugo, cuyas actividades estuvo encargado de
refrenar. En
Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de
Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega
450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a
su hermano Juan Guerra, al que sucederán
luego sus parientes más próximos, con la obligación de cuatro misas
semanales: la una por su tío Lope Fernández, otra por sus padres y las dos
restantes por su alma, y que la rememoración se haga en la sepultura de sus
padres en dicha iglesia.
Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana,
Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos
menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega
a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para
otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la
que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y
a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que
pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San
Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos
necesarios.
Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de
la isla con su familia, para regresar a la villa las acusaciones hechas en su
residencia, de las que seguramente no era ajeno don Alonso Fernández de Lugo,
cuyas actividades estuvo encargado de refrenar.
En
Dispone ser enterrado en San Francisco, en la sepultura de Lope y en hábito
franciscano, y además de mandas a las iglesias de la Concepción y los
Remedios, a los hospitales y monasterios de esta ciudad y para la obra de la
ermita de la Candelaria, dispone se digan misas en el monasterio de Nuestra Señora
de Guadalupe, como también en esta isla, por sus padres, Rodrigo Alonso y Juana
Fernández, y por los de su mujer, también llamada Juana Fernández, que fueron
Alonso Álvarez y Catalina García.
Funda capellanía en la iglesia de la villa de Fuentes, a cuyo fin lega
450 ducados para comprar bienes para su dotación, y nombra primer capellán a
su hermano Juan Guerra, al que sucederán uego sus parientes más próximos, con
la obligación de cuatro misas semanales: la una por su tío Lope Fernández,
otra por sus padres y las dos restantes por su alma, y que la rememoración se
haga en la sepultura de sus padres en dicha iglesia.
Instituye por sus herederos, por partes iguales, a sus hijos: Juana,
Francisca, María y Nufro y al que espera su mujer. Nombra tutores de sus hijos
menores a su mujer, a su hermano Juan y a su concuñado Nufro de Figueroa. Lega
a Hernando Esteban el ganado que tenía, salvo alguna res de la que dispone para
otras personas, entre ellas una para Beatricica, hija de Hernando Esteban, la
que luego había de ser mujer de Alonso Vázquez de Nava. Y encarga a su mujer y
a su hermano hagan un altar en la iglesia de la villa de Fuentes, en el que
pongan un retablo pintado de Nuestra Señora, San Miguel, San Nufro y San
Gregorio, y compren para el mismo un cáliz de plata y los ornamentos
necesarios.
Aunque Hernán Guerra no muere de aquella enfermedad, a poco se marcha de
la isla con su familia, para regresar a la villa de Fuentes, no sin antes vender sus derechos a las tierras de Tacoronte (la mitad del Valle de Guerra) a Juan Pacho, al que traspasa
dos tercios de las mismas, y el resto a Gaspar Jorba, derecho que
este último vende luego a Alonso Vázquez de Nava. Más tarde se entabla
pleito entre Hernán Guerra y los adquirentes de sus bienes, porque aquél
afirmaba que en la venta de las tierras no había incluido el patronato fundado
por Lope, y que no podía venderlas, por expresa disposición de su tío, a lo
que los compradores se oponen. Hernán Guerra, para seguir el pleito, hace nuevo
viaje a Tenerife, en fecha que ignoramos, pero ha de regresar a Fuentes sin
resolverlo.
Hernán Guerra muere en
la villa de Fuentes de León, pendiente aún el pleito, y sus hijos, Alonso Álvarez,
presbítero, Juan Guerra, Juana Fernández, que estaba viuda de Francisco Vázquez,
vecinos éstos de dicha villa, Francisca Alvarez, mujer de Pedro de Vergara, que
residían en Cala, y Nufro Guerra, que estaba ausente, transan por cien coronas
de oro de a 450 mrs., que les entregó Diego Rodríguez, criado de Juan Pacho, y
ceden sus discutidos derechos, por escritura otorgada en la citada villa extremeña,
el 19 de junio de 1546, ante el escribano de la misma Alonso López.
Y así termina la
vinculación de los descendientes de uno de los dos herederos de Lope Fernández
con sus bienes y con la isla de Tenerife.
El otro heredero,
Hernando Esteban, el hijo de Bartolomé Joanes, era menor de edad a la muerte de
Lope, lo que hace desechar la afirmación de los genealogistas y del poeta
Antonio de Viana de sus heroicidades en la conquista de Tenerife, de las que no
pudo ser protagonista. El 14 de diciembre de 1512 se presenta ante
el teniente de gobernador Lebrón y, por tener pleitos pendientes, pide
se le nombre por curador a su primo el escribano Hernán Guerra, a lo que accede
Lebrón; el nombrado acepta el cargo
y comparece luego a otorgar poderes para los pleitos pendientes y
para la transacción con Elena Velázquez, en nombre de Hernando
Esteban.
Este vivía con su primo Hernán Guerra; pero, al parecer, también vino a
Tenerife su madre, Beatriz Domínguez, e igualmente se establecieron en la isla
su hermana Marina Guerra con su marido Benito González y sus hijos.
De Hernando Esteban, que por mucho tiempo se le conoce de esta forma, si
bien más tarde se nombra Fernán Guerra, asi como de su matrimonio y
descendencia, hay sobradas noticias de antiguo conocidas. Vino a ser el fundador
de la que hasta principios del siglo XIX fue la opulenta familia de los Guerra
en La Laguna, y nuestros genealogistas se han encargado de ella con generosidad.
De Hernando Esteban podemos añadir que tuvo que ver con
Juan Primo de
Como en el resto del
menceyato La mayoría de los terratenientes vivían fuera del valle desplazándose
al mismo en épocas vacacionales o en las de recogida de las cosechas para
controlar las mismas.
Del Diario de Juan Primo de
Enero
Año 1801 el lunes 19 de enero esperaba
a Pedro Díaz para tomar algunas medidas y continuar la parte del camino en contorno de la casa, pero a la fecha de hoy todavía no ha llegado. Tiene entre manos, en
Casi todos los días que he pasado aquí he recibido carta de mi madre. En la del 16 me da noticia de haber llegado a
5 de febrero, en el Valle.—El 21 del mes pasado volví a
Domingo 1 de marzo, en el Valle de Guerra.—Ha vuelto de Tacoronte esta tarde el medianero Ángel Figueroa, lo envié a ver un caballo que vende don Sebastián Casilda. Es hijo de yegua inglesa. Me ha dado noticia de que no es malo y acaso podré tomarlo.
Jueves 5, en el Valle de Guerra.—Mi madre, en carta de ayer, me pondera los estragos de la enfermedad que se experimenta en Santa Cruz. Dice de haber venido a tierra el corregidor don Marcos Herreros, quien subió a
3 de diciembre, en el Valle de Guerra.—Me he mantenido en la ciudad hasta ayer, que vine por la mañana. El día antecedente había enviado algunos árboles que me trajeron de Icod y ayer y hoy
ha estado plantándolos Juan Melián, hijo de Josef Melián, medianero en las
tierras del Valle de Jiménez. Compónese de manzaneros,
cereceros, guinderos y algunos limoneros. Dudo que algunos peguen por el tiempo
que llevan fuera de la tierra.
18, en el Valle de Guerra.—El miércoles 9 fui por la tarde a
Año 1802
Enero
4, de enero en el Valle de Guerra.—He venido ayer tarde de la ciudad. Allí se dice de las nuevas elecciones o empleos de la república. Fue electo personero general de la isla don Bartolomé González de Mesa; prior del Consulado don Juan Próspero de Torres y Chirino. El día primero del año comieron en casa mis tíos don Lope y su mujer y su hermana. Mi tío recibió por uno de los últimos correos algunos libros que le envía de Madrid don Bartolomé Benítez. Entre ellos viene un librito que su mujer doña Antonia María de Nava regala a mis hermanas, cuyo título es El anatomista de las modas. Dirígese a desengañar al público
de que muchas de las que corrían con más rigor en el año 1797, que es el de su impresión, encerraban el disimulo de varios defectos naturales y a ridiculizar la frivola presunción de los que llama currutacos y son los que observan con más empeño tales modas. Otro librito moderno envía la misma doña Antonia de Nava a los niños del marqués su hermano, con el título de El ropavejero en las 'ferias de Madrid. Esta
obrita encierra una crítica o sátira más fina, no
tanto de la exterioridad de los trajes cuanto de las costumbres y educación de
las gentes de la corte; los peligros a que conduce el lujo y la disipación y
las trampas más ordinarias que se encuentran en las malas compañías
y tertulias en que reina el libertinaje. El marqués
leyó en casa este libro en algunos ratos de por la noche y después
continuó leyendo El nuevo Robinsón, que
mi tío don Lope ha recibido también recientemente.
11 de enero, en el Valle.—Ayer, a la vuelta de misa, encontré
en casa a Diego, el cochero de mi madre, con carta de mi hermana enviando a saber de mi salud. El constipado me continúa. En la mañana hice plantar algunos limoneros que me envió mi madre en días pasados. Me hizo el plantío el peón Josef Gómez. Por la tarde estuvo a verme Antonio García y su mujer María de Cairos; me regalaron huevos.
12 de enero, en el Valle.—Mi desazón me incomodó ayer bastante. Por la tarde se aheitó una fanega de trigo para amasar en casa, el primero que se prepara con este destino. Anoche dejé despachado el criado con carta a mi hermana, devolviéndole dos órdenes
de que he dejado copia, una la declaración de la paz comunicada al Consulado, otra dirigida al comandante general sobre la sentencia del Consejo de Guerra celebrado en la plaza de Santa Cruz el 21 de mayo último, para juzgar al capitán don Luis Lacy, oficial del regimiento de Ultonia. Es notable que la orden de la paz no haya sido comunicada al comandante general, ni se haya
publicado con la acostumbrada formalidad. Dícese que en Cádiz ha sucedido lo mismo de no recibirla sino el Consulado, por lo que mira al comercio. Cuéntase que entre algunos oficiales
españoles que se paseaban en la alameda de Santa Cruz se suscitó conversación acerca de la célebre doña Eufrasia Víctor (cuyas gracias y buen aspecto no han desmerecido). Uno aseguró que había tenido lugar en sus últimas caricias y que una mujer del mismo pueblo la había conducido a su cuarto en las noches antecedentes. Oía esta relación otro oficial de América, llamado Alais, que pasa por novio de doña Eufrasia. Déjase conocer con el empeño y ardor que tomaría la averiguación. Púsose en claro que la tal mujer que se dijo haber sido la conductora tenía introducción en la casa de Víctor; que le pidió a la señorita un traje de su uso, prendido y flores de la cabeza, con lo que adornó a una joven de Santa Cruz que se hizo pasar por la hija de don Josef Víctor. Tomó éste con toda seriedad la venganza del agravio y se dice que a la autora de él la han paseado en Canaria, por decreto de la Audiencia.
15, en el Valle.—Los días próximos
han sido aquí de una lluvia casi continua con algunos relámpagos
y tronadas; pero los trabajadores
sufren el agua y en los ratos de ocio se presentan a concluir la sementera, al plantío de parras y cava de las viñas, con más gusto que en el día más sereno. Hacía tiempo que afligía al campo una sequedad sin intermisión. Mis árboles recién plantados brotan en la mayor parte.
17, en el Valle.—El tiempo sigue todavía de agua. Se piensa que las sementeras retardadas no sean menos útiles que las que se
hicieron al principio del invierno. Yo había hecho juicio de dar este año de medias algunas suertes hacia la costa. Tres con especialidad, llamadas
27, en el Valle.—Ayer salí de casa después de las cuatro. El tiempo estaba fresco y corría niebla que cubría los horizontes. Las aguas de los días antecedentes, con especialidad la del 24, pusie ron difícil el tránsito de los caminos. Cerca de la ciudad encon tré al teniente coronel don Josef de Mesa, quien llegaría a ella antes de la noche. Lleváronme ayer de Santa Cruz a La Laguna dos fanegas de cebada para sembrar aquí en las tierras de la costa; su precio, a 3 pesos corrientes. También dejé encargado al maestro Juan de comprarme cinco fanegas de papas de semillas para poner en esta hacienda en las huertas cerca del monte. Traje el pagamento de la sementera del trigo que importa cincuenta y un pesos y cinco reales de plata.
27, en el Valle.—Ayer tarde
satisfice a Antonia Cairos, mujer del medianero Figueroa,
el importe de la sementera en la costa.
27, en el Valle.—Ayer por la mañana
estuvo en casa el alcalde de este lugar, Francisco García, mayordomo de don
Juan Dapelo. Díjome que Figueroa le ha dado cuenta de los
vecinos de Guamasa que entran, a robar leña en el monte, que
ha castigado algunos sacándoles las multas, pero que para la
enmienda se requiere despacho del corregidor.
Febrero
7, en el Valle.—Ayer por la mañana llevó el pedrero Antonio; Agustín cuatro pesos correspondientes a los dos días de trabajo que el dicho, su compañero y el peón han empleado en la última composición de la casa. Se
halla bien nacida la sementera trigo hecha en mis suertes. El tiempo de agua no
ha permitido que se siembre la cebada.
7, en el Valle.—Ayer (domingo) estuvo
el tiempo lluvioso, el capellán de
este pueblo no vino a decir la misa. Por la mañana acabó
de techar el pajar que he hecho para el caballo.
11, en el Valle.—Ayer por la mañana
escribí el pésame al con- de del Palmar. Escribí también
el recibo para don Antonio Angles, arreglándome a la cantidad que él dice,
habiendo visto algún papel le que infiero ser la que pagaba don José Carta
antes del embargo de sus bienes. La hacienda
de Carta (a quien antes daba un solo recibo)
paga en el día tres tributos con separación:
el primero le 5 por 100 por el
terreno vinculado; otro de 150 por la suerte de Pedro de Villarroel (que llaman
el Rosario), que entra a dis frutar
Basilio, y el tercero de 385 por la hacienda del Boquerón, que
actualmente gozan por mitad don Diego Reguera y don Luis Fonspertuis.
11, en el Valle.—Figueroa me dio ayer
la cuenta de la semen- era de la cebada. Se han sembrado en la suerte del Pajar
Grande una fanega, nueve almudes y medio, empleándose en
esto siete yuntas y dos peones. Por la mañana envié a mi
hermana la carta para el conde del Palmar y el recibo para don
Josef Carta. Me respondió en el día. Me da noticia de haber
estado gravemente malo el comandante general, de un ataque de la gota que le tiró
al pecho, donde se le aplicó un vejigatorio, que se
le han dado dos sangrías y que se halla bueno. Me dice
también de haberse hecho en las monjas catalinas de
la ciudad un oficio fúnebre al que concurrieron las
comunidades religiosas, corriendo con los costos
el prior de Santo Domingo, y que se ha guardado secreto acerca del objeto de esta función o quién la ha ordenado. Mi her mana me dice no estaba enteramente recobrada de su indisposición,
que el frío la desazona y que se alegrará pasar algunos días en el Puerto de
11, en el Valle.—Ayer no he tenido
noticia de la ciudad. Yo he pasado estos días leyendo en La Araucana.
15,
en el Valle.—Yo hice sembrar nueve almudes de cebada en noviembre, hacia un costado de la viña, inmediato al callejón del
servicio de la hacienda, y contaba sobre esto para darle verde al
caballo en el presente mes. Pero el terreno elegido no es apro-pósito. Se añade que los animales la maltrataron y en el día me
precisa tomar otro arbitrio, dejando el alcacel corto y desmedrado
para recoger a su tiempo la cosecha que produjere. Mi hermana
me dice de tener compradas las cinco fanegas de papas de
semilla, dos y media de las comunes a tres pesos y medio y las
otras de semilla holandesa, que me dice son papas mayores y salen a dieciocho reales de plata la fanega. Ya el 11 me había dicho
de tener en casa dos fanegas y media de papas, mitad de las
que ha cogido Santiago Padrón en la huerta de la casa del mayorazgo de Guillen del Castillo. En orden a la venta de vinos, escribí
también a mi hermana proponiéndole dirigirme a don Archibaldo.
Me contesta recomendándome que los haga trasegar.
18, en el Valle.—Ayer se plantaron las
dos fanegas de papas que me habían traído el 15. Yo
subí luego que me levanté a las huertas donde se pusieron. Vine antes del
mediodía y volví por a tarde. Mi ajuste con Figueroa es de sacar yo a la
cosecha las cinco fanegas de papas de semilla que ahora
suplo. Corren por su cuenta los demás costos y partir el
producto.
Marzo
5, Marzo en el Valle.—Ayer no he tenido
noticia de la ciudad. Figueroa ha estado con algunas yuntas,
labrando las tierras para plantar el millo en las inmediaciones al monte.
5, en él Valle.—He determinado ayer
dar en verde a mi caballo la cebada que había sembrado
con este destino y que a beneficio de las últimas aguas se
ha renovado y está en buena sazón. Desde por la tarde se empezó a segar.
Figueroa ha continuado el plantío del millo. Recibí dos
cartas de mi hermana Teresa, me dice que corría
en la ciudad que el marqués de las Palmas piensa en pasar a la Corte con su mujer, en pretensión de un gobierno para la América.
7, en el Valle.—Nada he podido
averiguar del paradero de Ana Fajardo. Algunos de aquí han dicho que a su
salida la vieron tomar el camino de Tacoronte. Acaso se haya vuelto a Icod.
7, en el Valle.—En estos días ha
llovido abundantemente; los labradores miran estas aguas
como muy provechosas. Algunos me han dicho del buen
progreso de mis sementeras de trigo y cebada en
las suertes de la costa.
10, en el Valle.—Ayer recibí carta de
mi hermana, en que me da noticia de haber entrado en
Santa Cruz dos embarcaciones, una francesa, la otra dicen ser
procedente del Senegal. Me dice también de haber muerto
en la ciudad don Rafael de Castilla.
Lorenzo de Neda me trajo ayer la media fanega
de papas de se milla que faltaba para completar las cinco
fanegas.
10, en el Valle.—Ayer plantó Figueroa
la última media fanega de papas.
10, en el Valle.—El tiempo ha
continuado fuerte, ayer granizó. Me dijo Figueroa que, por
lo que oyó a su padre, tiene noticia de que
antiguamente se hacía plantío de papas en las mismas huer tas que este año he destinado a ellas.
10, en el Valle.—Juan González,
medianero de doña Bárbara Rodríguez, me ha enviado ayer
tarde diez limones pequeños.
Abril
20, en el Valle.—Ayer, día de San Josef, a la salida de misa dio el alcalde García una reprimenda al vecindario por haber hallado tiznado el cartel de una cédula real que había mandado fijar en la puerta de la ermita. Esta cédula (que vi ayer tarde) es cometida al comandante general y contiene el arbitrio de media anualidad sobre todas las rentas dimanadas de donativos de la Corona, con destino a la extinción de vales reales. Recibí con Juan Melián carta
de mi hermana. Me da noticia de haber entrado correo el 17 y de que se ha esparcido la noticia de que hay cambio matrimonial entre los príncipes de España y Ñapóles. Me dice también de haber malparido, en La Orotava, doña Margarita Ascanio, mujer de don Lorenzo Machado. Juan Melián me dio cuenta de haber empezado a
recoger la cosecha de papas inverneras en el Valle de
Ximénez, de la que ha traído a La Laguna cuatro fanegas y media.
Septiembre
de 2013.
Continará
---»
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anteriores:
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (IV)
Menceyato de Tegueste - Valle de Guerra (III)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (II)
Menceyato
de Tegueste - Valle de Guerra (I)