¿QUIÉNES
SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS?
CAPITULO
VI (II)
Eduardo Pedro García Rodríguez
Generalmente las conquistas de unos pueblos por otros suelen ir
precedidas de penetraciones
religiosas que actúan como puntas de lanza. En el caso de Canarias, la punta de
lanza estuvo en manos del cristianismo, esta confección religiosa puso sus
miras en el archipiélago desde tiempos remotos. La Santa sede erigida en árbitro
de los pueblos y secundada por las turbas fanáticas cristianas europeas, decide
esclavizar y expoliar las islas Canarias. Para ello comenzó regalando el país
con la misma facilidad con que se concedía una indulgencia. A partir de ese
momento, comenzaron los males de este pueblo, los cuales preveo que van a
continuar durante largo tiempo.
Quizás los primeros rudimentos del cristianismo, introducidos en
nuestras islas, viniesen de la mano del genovés Lancelot, quien pactó con los
lanzaroteños el establecimiento de una factoría en la isla desde la cual
iniciaba sus correrías por el continente y posiblemente por las otras islas del
Archipiélago. Es más que probable que Malocelo, después de dar por sentado su
supremacía sobre los isleños, hiciera aflorar la prepotencia innata en los
europeos, lo que obligó a los isleños a expulsarlo de la isla.
Posteriormente, en 1402, otros piratas y esclavista europeos, Gadifer de
En la isla de Gran Canaria, se ensayó un proceso de penetración pacífica,
y preparatoria para la posterior invasión, llevada a cabo por frailes
predicadores mallorquines, quienes consiguieron establecerse en la isla, siendo
tolerados por los canarios durante más de treinta años en convivencia pacífica,
hasta que, como siempre, los frailes creyeron llegada la hora de tratar de
imponer su supuesta supremacía sobre los isleños, esto unido a una serie de
abusos y excesos sexuales llevados a cabo por los frailes, determinaron que éstos
fueran ejecutados por los isleños en aplicación de su estricta justicia. No
obstante, los frailes mallorquines dejaron tres ermitas situadas en diferentes
puntos de la isla, las cuales fueron reutilizadas y revitalizadas con
posterioridad por los invasores españoles, sirviéndose además, para sus fines
de conquista, de los isleños que habían sido catequizados por los frailes
mallorquines que conservaban ciertas nociones del cristianismo, sin cuyo
concurso y fidelidad al dios de los conquistadores, éstos hubiesen tenido mucho
más difícil la conquista de la isla.
El Papa Clemente VI, erige en reino a las islas Canarias, y concede los
derechos de conquista de las mismas al almirante francés Luis de
El más grave obstáculo con que tropezaba la evangelización era la
pervivencia de la esclavitud del infiel, defendida por un grupo compacto de
doctrinarios (Egidio Romano y Enrique de Sousa a la cabeza) y combatida por una
minoría de penetrantes teólogos (Inocencio IV, Santo Tomás y Agustín de
Ancona. La curia pontificia va a adoptar en 1434 una postura intermedia
que, para el momento, supone un decidido progreso.
El cambio anterior se operó gracias a los informes enviados a la corte
pontificia sobre las verdaderas circunstancias de los aborígenes atlánticos,
con el apoyo del Obispo del Rubicón, Fernando Calvetos, y por el testimonio
directo del misionero fray Juan de Baeza, minorista, y un lego indígena, Juan
Alfonso Idubaren. Eugenio IV, proclamó la libertad de los aborígenes canarios,
pero que, los “mercaderes piratas” jamás respetaron.
Las violencias cometidas por piratas cristianos con los Canarios, fueron
execradas por la bula Regimini gregis de fecha 29 de septiembre de
1434... En cuanto al núcleo misional de Tenerife, radicado en el sur de la
isla, más concretamente en Candelaria (Menceyato de Gúímar), contó desde un
principio con poderosos valedores que contribuyeron a dar al mismo inusitado
auge.
Los mallorquines intentaron una penetración por el menceyato de Adeje en
1347, posiblemente por la playa de Los Cristianos. Entrevistados con el mecey
Betzenuriga le expusieron sus pretensiones de paz y evangelización, escuchados
por el mencey y sus consejeros, fueron invitados a abandonar el país, con la
advertencia de que si volvían con las mismas pretensiones serían ejecutados.
El ministro general de la orden franciscana fray
Jaime de Zarzuela (elegido el 20 de mayo de 1458) acogió bajo su tutela
el eremitario de Tenerife, sometiéndolo a directa jurisdicción. El
principal apóstol de esta misión fue fray Alfonso de Bolaños,
quién había conseguido catequizar buen número de infieles güimareros.
Sabemos, por expresa declaración pontificia, que el núcleo tinerfeño lo
componía tres misioneros, y hasta es dable identificar a otro de ellos, fray
Masedo. Acaso fuese el tercero fray Diego de Balmanua. De los tres hay
constancia de que vivieron entre los guanches y que predicaban en la lengua de
éstos. (Bula decet apostolicam sedem1462.) Bullarium, tomo II, núm.
978,página 512).
El segundo protector del eremitario de Tenerife fue el obispo de Rubicón,
don Diego López de Illesca, a quien de sobra conocemos. Éste patrocinio se
extendió a fray Alfonso de Bolaños, como cabeza visible del núcleo nivaríense.
Dicho prelado se erigió en defensor del misionero contra las tropelías del
vicario de Canarias fray Rodrigo de Utrera, acudiendo con sus quejas, en 1461,
ante la propia corte pontificia. Conocemos estos incidentes por la bula Decet
apostolican sedem, 1462. del Papa Pío II.
...Para que los recursos económicos no faltasen, Pío II, por la bula Pastor
bunus (7 de octube de 1462) concedió una amplia indulgencia en
beneficio de los cooperadores en las obras misionales..., y fulmina de nuevo con
la excomunión contra los piratas que salteasen y vendiesen a los naturales si
no les restituían inmediatamente la libertad.
...Una bula posterior del Papa Paulo II,
...En 1465 Diego García de Herrera, señor de las islas Canarias,
como se quejase del comportamiento de Bolaños en carta que dirigió al Papa
Paulo II..., que según Herrera, fray Alonso de Bolaños abusaba de sus
privilegios, proponiendo sustituirle a fray Diego de Balmanua, misionero que
conocía la lengua de los isleños...
A esta etapa tan intensa de la acción misional aluden con reiteración
los testigos de la famosa Información de Cabitos (1477). El propio señor
de las Canarias Diego García de Herrera confiesa, por la pluma de su
procurador, lo que sigue: «el obispo de las dichas islas ha estado en las
dichas islas e sus clérigos; e en la dicha isla de Tenerife han entrado azas
veces frayles e tienen su iglesia e hay en ella asaz gente bautizada». El
testimonio merece ser realzado por la calidad de la persona y la concreción de
los detalles.
Es posible que la iglesia a que hace referencia Diego García de Herrera
fuese la cueva de Achbibinico o de San Blas, (la que anteriormente había estado
destinada para el esquilmo del ganado) que después fue la primera parroquia
erigida en el valle de Güímar. En varios documentos del protocolo del
escribano Sancho de Urtarte, se hace mención expresa de la parroquia de San
Blas.
En el testamento otorgado por Luis Alonso, natural (guanche) de Tenerife,
dispone una manda <«a la cofradía del Stmo. Sacramento de la iglesia
parroquial de San Blas, en el pueblo de Candelaria, media dobla para aumento de
la cera,». Además dispone que, «por el vicario, frailes, y convento de
Ntra. Sra. de Candelaria, que sobre la tumba de su padre Pedro Alonso y la suya,
se le diga una misa cantada de
cuerpo presente y otra misa rezada de réquiem, ofrendado de una fanega de
trigo, un carnero y un cántaro de vino». Sábado 18 de julio de 1579.
Fol. 1.126 vº. Por esta manda
testamentaria, podemos ver como unos 83 años después de la conquista, los
mazigios tinerfeños continuaban ofrendando alimentos a sus difuntos, aunque
naturalmente de manera sincretisada. Esta practica guanche era aceptada por la
iglesia, debido a los pingües beneficios económicos que la misma le
proporcionaba.
...Al igual que Pío II, Sixto IV se apresuró a expedir una bula,
Sixto IV, haciendo caso omiso de
la soberanía portuguesa y de la jurisdicción espiritual otorgada a la orden de
cristo por su predecesor Calixto III, (dicho pontífice había concedido
jurisdicción espiritual sobre el continente africano a dicha Orden por la bula Inter
Caetera, de 13 de mayo de 1456.)
9.2
IMPOSICIÓN DE NOMBRE GUANCHE
En determinas culturas, especialmente en las africanas, es huso común el
imponer al recién nacido un nombre que sirva para distinguirlo de los demás y
que al mismo tiempo indique la procedencia familiar, de clan o tribu.
Generalmente el nombre es escogido por los padres o parientes del neófito, en
función de los que los padres y parientes próximos esperan y desean del
“bautizado”, o lo toman de algún pariente o antecesor que se hubiese
distinguido en la comunidad, bien por determinados hechos sucedidos en su vida,
o porque se hubiera destacado de entre los suyos, como cazador, guerrero,
deportista, hombre mascota etc., en la medicina o cualquier otra actividad de
relevancia en servicio de la comunidad.
En todo caso, este primer nombre distintivo suele ser provisional,
ya que, cuando el individuo alcanza la mayoría de edad, (en la sociedad guanche
era a los 25 años) éste puede tomar el nombre que estime conveniente, el cual
generalmente está determinado por las cualidades que en su vida cotidiana haya
desarrollado el futuro portador, en el hecho de que destaque en alguna actividad
concreta, o en que posea alguna característica física o moral destacables.
Las noticias que hasta nosotros han llegado sobre la toma de nombres
propios por nuestros antepasados, son pocas y confusas, ya que, generalmente, éstas
nos han sido trasmitidas por frailes, los cuales suelen actuar imbuidos por el
fanatismo de sus creencias y, por consiguiente, guiados por un ego cristianismo
exacerbado y con un odio feroz hacía cualquier creencia o cultura por ellos
denominada “paganas”. Por tanto, trataban de resaltar en éstas las
similitudes con sus ritos Católicos, (por esas fechas, la mayoría de frailes y
clérigos eran totalmente analfabetos) en unos casos o falseándolos en otros.
En todo caso, cuando no podían erradicar de los pueblos conquistados
determinadas creencias, a pesar de los criminales métodos empleados en sus
intentos a través del brazo secular, cambiaban de táctica y se limitaban a
sincretizar estas creencias dándoles un tinte de catolicismo. Así, en Canarias
tenemos que determinados lugares de culto guanche fueron cristianizados
implantando en éstos, ermitas o cruces, y aplicando a los mismos nombres de
santos Católicos. Los árboles Santos, tales como los pinos y dragos, fueron
victimas propicias para las hachas de los conquistadores en su afán por
destruir los lugares sacros del
pueblo guanches.
En aquellos casos en que no les fue fácil la tala por encontrar una
fuerte oposición por parte del pueblo guanche, se limitaron a cristianizarlos
con supuestas apariciones de vírgenes. Tales fueron los casos del pino santo de
Terure, (Gran canaria) el cual tenía tres dragos en una de sus inmensas ramas y
dos lajas con unos grabados rupestres formados por la silueta de dos píes
(podomorfos), en su base, nacía una fuente cuyas aguas eran reputadas como
medicinales, tanto por el pueblo mazigio como por los conquistadores, los que no
dudaron en beneficiarse de ellas.
Así mismo, según referencias recogidas de los antiguos canarios por el
historiador Marín de Cubas, en 1687, en una de sus ramas existió la tumba de
un antepasado protector, cuyo nombre no se conoce con exactitud, pero que pudo
ser precisamente el de Terure, tal como lo expone el mencionado
historiador: «Lo qe piadosamente se tiene es qe aquellas piedras, i
tierra onde estaban plantados los dragos, devía estar el cuerpo de algun Varón
Sancto que en la isla muriesse».
El clero no tuvo muchos remilgos a la hora de implantar imágenes
cristianas o cristianizadas, en el caso de
Entre los árboles venerados por el pueblo y sincretisados por el clero,
podemos citar el Pino Santo de la isla de
En cuanto a los lugares culturales situados en lugares elevados y
preeminentes, de atormentada orografía y difícil acceso para el clero y sus acólitos,
la estrategia empleada fue diferente. Comenzaron a tejer burdas leyendas en
torno a horribles aquelarres protagonizados por supuestas brujas y brujos con
asistencia del propio Satanás. El amilanamiento de los neófitos se conseguía
lanzando sobre éstos terribles amenazas y anatemas, sobre el cada ves más crédulo
y alienado por la religión católica pueblo guanches. Así dieron nacimiento a
la denominación de bailaderos de las brujas, a los lugares donde nuestros
antepasados se reunían -y en algunos de los cuales se reúnen sus descendientes
en nuestros días- para practicar los ritos ancestrales de nuestros mayores. En
la actualidad, son innumerables los lugares que en las montañas, bosques y
Llanuras, de toda nuestra geografía ostentan el topónimo Bailadero, ello nos
da una idea de la pervivencia de algunas de las prácticas rituales guanches,
después de la conquista hasta nuestros días, a pesar de la brutal represión
de la iglesia y de su brazo secular, pues aún hoy en pleno siglo XXI,
determinados sectores de la población canaria continúan practicando los
rituales de nuestros antepasados.
En las bandas del Sur, aún el presente se escucha de boca de los
ancianos algunas plegarias, en la lengua de
nuestros antepasados, veamos unas
recogidas por los compañeros Sita, en Güímar, y Fernando Hernández González
en Chío, Guía de Isora, y traducida al castellano por el Dr. Ignacio
Reyes García:
ORACION GUANCHE A ¡¡Uh!! Magné Mastáy
Achen tumba Manéy. ¡Uh! Ma gdnná, Mastay
ase-n tunwa, Maney. Tanemir uhana gek magék
Enehana benijime barba Enaguapa acha abezan. Tansmmirt uyan ajeq Mayeq n eyenna benn
iyimme Hansa n wafa ass abezzan. |
TRADUCCION AL CASTELLANO ¡¡Oh!! Madre del cielo Madre de la
tierra. ¡Oh! Madre del cielo, Madre del
crecimiento de la hermandad, Madre de lo nuevo. Gracias poderosa Sol por salir un día más para
alumbrar la noche. Gracias, joya que eres fulgor, Sol del
comienzo del alba, que tiñe siempre de luz toda la oscuridad (o maldad). |
«Acostumbraban (...) cuando alguna criatura nacía, llamar a una mujer
que lo tenía por oficio, y ésta echaba agua sobre la cabeza de la criatura: y
aquella tal mujer, contraía parentesco con los padres de la criatura, de suerte
que no era lícito casarse con ella, ni tratar deshonestamente. De donde les
hubiese quedado esta costumbre, o ceremonia no saben dar razón más de que así
se hacía. No que fuese sacramento, pues ni lo hacían por tal, ni les era ley
evangélica predicada, más era una ceremonia de un lavatorio, que también
otras naciones usaron. Pude ser haberles quedado esta costumbre y ceremonia
desde el tiempo que Blandano y Maclovio predicaron en estas islas (como atrás
queda dicho) o antes, y como ellos murieron o se fueron de ellas, no les quedó
más que la ceremonia, olvidando el fin para que se hacía, y el nombre por
quien.»
Así es como el dominico fray Alonso de Espinosa, nos describe la
imposición de nombres a los neófitos guanches, de tal manera que
aparentemente, la ceremonia de la imposición de nombres guarda cierta similitud
con el bautismo cristiano. Es el acto de lavar de la cabeza a los pies al
bautizado y el hecho de que la oficiante, contraiga parentesco espiritual
con los padres, lo que da pies al dominico para dar a entender tal posibilidad.
Aunque el historiador es parco en detalles, no deja de consignar que «también
otras naciones usaron». Ignoramos los detalles sobre la ceremonia, aunque
sabemos que esta se llevaba a cabo indistintamente en el mar y en los
charcos de los barrancos o en las proximidades de determinadas fuentes de
agua.
Así mismo, el autor “olvida”
mencionar que las tales mujeres eran las Arimaguadas, sacerdotisas
guanches, algunas de las cuales tenían su convento y hospital en el barranco de
Chacorche (Candelaria) y, que entre otras funciones, tenían la de
dar nombre a los achikukas. (niños/as) detalle que seguramente
debió conocer, pues su fuente de información para estos temas las tomó de
ancianos guanches, de Candelaria, tal como afirma mas adelante: «...son tan
cortos y encogidos los guanches viejos que, si las saben no las quieren decir,
pensando que divulgarlas (a extranjeros) es menoscabo de su nación. »
9.5
BAUSTISTERIOS
La toponimia nos ha legado algunos de los lugares donde nuestros
antepasados acostumbraban a realizar la ceremonia de la imposición de nombres,
algunos de los que aún se conservan son los siguientes:
BAUTISTERIO DEL BOXO o CHARCO DEL BAUTISTERIO, localizado en el barranco
del Boxo de Arico, a mediados del siglo XIX, en unas cuevas de este barranco se
descubrieron cinco tallas de barro, conteniendo cada una un esqueleto de niño.
CHARCO DEL BAUSTISTERIO, situado a orillas del mar, en el municipio de
FUENTE DE JEÑICA o de LOS JUNCOS. En el Municipio del Rosario, sobre la
carretera de Güímar.
LAVATORIO DE LOS GUANCHES o FUENTITA DE CERRO GORDO.
BARRANCO DE CHAMARTA (CHAMATTU), en Eguerew, (
Es indudable que el número de eres y charcos consagrados como
bautisterios tanto en las playas como en barrancos y en las proximidades de las
fuentes debió ser numeroso en todos los menceyatos.
(Dibujo:
Mari José Chico)
9.
6 PRIMERA IMPOSICIÓN DE UN NOMBRE GUANCHE DESPUES DE
El pueblo canario viene tomado conciencia de sus orígenes, conciencia
que día a día nos impulsa a
recuperar nuestra secuestrada identidad. Por ello, sentimos la necesidad de usar
los nombres propios de nuestros ancestros, con la misma ansiedad con que un hijo
adoptado busca incansablemente a su madre biológica. Así, multitud de personas
nos hacemos llamar por nombres guanches en contraposición a los nombres de
origen europeos que nos han venido imponiendo a partir de la conquista y
posterior cristianización de nuestras islas.
En el año 1996,
El primer bautizo por el rito guanche de los tiempos actuales, fue
llevado a efecto en las playas de Chimisay
(playa del Socorro) en el menceyato
de Güímar, isla de Chinech,
el 14 de Octubre de 1997 en la persona del Achikuka
Bencomo, hijo del Amesnau Ulidaren
(Alias, Emiliano Bethencourt Expósito), y de Peregrina María Gómez Díaz.
Ofició de Arimaguada, Acerina
(Alias, María Espinosa Díaz), y
como Kanku, Guaire Adarguma Anez’ Ram n Yghasen (Alias, Eduardo Pedro García
Rodríguez.) La asamblea estuvo compuesta de unos treinta asistentes, entre
ellos, como extranjeros invitados de honor asistió el investigador, escritor y
arqueólogo sueco, y -según él- ciudadano del mundo, doctor Thor Heyerdahl,
acompañado de su esposa.
La asamblea llegó a la playa de Chimisay
sobre las doce horas y, auque la mañana estaba bastante desapacible y fría,
La asamblea se trasladó al municipio de Arafo, (antiguo
feudo de los sacerdotes kankus, encargados de mantener el culto al divino Sol,)
donde habría de celebrarse
El hecho de que el Kanku tome al niño solamente después de que éste
haya sido lavado (purificado), está relacionado con el tabú de la sangre, que
el pueblo guanche respetaba al máximo.
Mostrando al recién nacido desnudo ante la asamblea, el Kanku demuestra
al pueblo que el niño está perfectamente constituido, y que no posee ningún
defecto físico, extremo éste muy importante en la sociedad de nuestros
antepasados, cuya actividad económica principal era el pastoreo y, por
consiguiente, debían llevar una vida al aire libre y por terrenos abruptos,
además de estar debidamente capacitados para la guerra, razones por las cuales
una buena constitución física era fundamental.
En
la fotografía podemos apreciar a un grupo de asistentes al acto de imposición
de nombre por el rito guanche a Bencomo hijo de Ul-Idaren.(Emiliano Bethencourt
y Peregrina María Gómez) La ceremonia tuvo lugar en la playa de Chimisay (El
Socorro), en el Municipio de Güímar (Chinech).
Anteriores:
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (X)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (IX)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (VIII)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (VII)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (VI)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (V)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (IV)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (III)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (II)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (I)
---» Continará