¿QUIÉNES SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS? (II)
CAPITULO III. (II)
Eduardo Pedro García Rodríguez
Los fenicios, a pesar de ser los creadores e introductores de la
escritura en el mundo conocido de la época, no nos trasmitieron documentos
escritos o estos fueron destruidos por griegos y romanos durante la segunda
guerra púnica en las luchas finales por el control de las rutas comerciales en
el Mediterráneo y el Atlántico conocido, en las que finalmente Roma, consiguió
derrotar a Cartago, reduciéndola a cenizas y destruyendo todo vestigio de la
opulenta civilización cartaginesa, apoderándose del inmenso imperio comercial
de éstos, incluidas las islas Canarias, tal como queda de manifestado en
algunas escrituras rupestres (estelas) de la islas del Hierro y
El pueblo cartaginés encargó a Hannón una expedición con el objeto de
establecer colonias en el litoral atlántico afrikano. El conocimiento de esta
famosa expedición, se ha conservado
por la traducción griega de lo que parece fue el informe directo del propio
jefe de la flota. Se hizo a la mar con sesenta pentecónteras, en las que
viajaban sesenta mil futuros colonos con sus provisiones; su propósito debió
ser consolidar la ocupación de una
costa ya conocida por los gaditanos como hemos apuntado, puesto que Plinio
indica que la navegación se inicio en Cádiz, al igual que la de Himilcón y la
de Eudoxo. El viaje se inició en la primera mitad del siglo V a.d.n.e. y fue
llevado a cabo en dos etapas bien diferenciadas; en la primera se fundaron
diversas colonias a lo largo del litoral del actual Marruecos, o bien reforzaron
la presencia cartaginesa en establecimientos gaditanos anteriores, quienes,
antes de la fundación de Cádiz, ya habían creado establecimientos en la costa
atlántica del actual Maruecos, en Lixus, según la versión que recoge
Estrabón, de los gaditanos sobre los viajes que habían dado origen a la
fundación de la ciudad. Menciona un primer intento en Sexi y otro en Onoba,
donde había una isla dedicada al dios Melkart. A partir de entonces,
Cádiz parece controlar con sus magnificas flotas tanto la pesca como el
comercio de todo tipo de productos en el Atlántico.
Algunas de las naves empleadas por los fenicios fueron:
Así pues, Hannón aprovechó los conocimientos que tenían los gaditanos
del litoral atlántico, contratando pilotos y marinos, e intensificó la amistad
con los lixitas, pastores
nómadas de las riveras del río Lixus que puede identificarse con el
Draa, al sur de Marruecos. Aquí toman guías lixitas, quienes le acompañan
hasta Cerne, donde fundaron una colonia que les serviría de base a la
segunda etapa. Se cree que río el Kretes,
que desembocaba próximo a la colonia de Cerne es el río Senegal.
Estudiando las rutas de los periplos, tanto del organizado por el faraón Neko o
Nekao, como el del legendario Hannón, vemos que es prácticamente imposible que
las flotas no realizaran escala en las Islas Canarias, máxime si tenemos en
cuenta que la distancia entre la isla de Fuerteventura y el continente es apenas
de
Algunos autores aventuran que los expedicionarios hicieron paradas estaciónales
para proceder a la siembra, nosotros pensamos que de ser así alargarían
demasiado la duración prevista para el periplo, puesto que tendrían que estar
parados durante unos cuatro meses, tiempo mínimo para la siembra y recolección
por cada parada realizada con este fin, coincidiendo además los meses en que se
suele realizar estas labores con los más propicios para la navegación. Por
ello, creemos que fueron dejando asentamientos de pequeños grupos de colonos
como hemos expuesto más arriba. Este hecho queda refrendado no sólo por
existencia de grabados alfabetiformes y figurativos libio-púnicos localizados
en varios de los yacimientos rupestres de las islas, y por los zoomorfos de la
cañada de los ovejeros, (Tenerife) la piedra Zanata y ánforas de factura
libio-púnica encontradas en nuestras costas e interior de las islas, así como
restos de centros ceremoniales, en
-
Como dato interesante diremos que los grabados geométricos que adornan
la cueva pintada de Galdar (Gran Canaria) y otros que se encuentran
representados en una muñeca egipcia en forma de sandalia o paleta, que
actualmente se encuentra en Museo británico de Londres, tienen los dibujos y
colores en una disposición muy
similar en cuanto a formas y colores. Creemos que los vestigios de la presencia
de los fenicios en las islas, son más que evidentes, y aunque éstas no son
admitidas por los sectores más inmovilistas del estamento académico, al final
no van a tener más remedio que aceptar la realidad, aunque les cueste reconocer
su estrechez de miras o su obcecación. En la actualidad, algunos científicos
consientes están abordando una línea de investigación en este sentido, y que
indudablemente abrirá nuevas perspectivas para un mejor conocimiento de nuestra
historia pre-colonial.
Veamos lo que sobre el tema que venimos tratando nos dice el investigador
español don Enrique Gozalbes Cravioto, de quien reproducimos algunos párrafos
de un interesante artículo publicado en la revista “Ere”, volumen 9
(diciembre 2000) “... La revisión que hemos hecho del texto del periplo de
Hannón tiene unas indudables implicaciones en la problemática del poblamiento
y la colonización de
a)
Se trata de un texto falsificado,
una especie de “refrito” a partir de otras fuentes antiguas de las que tomó
algunos datos y topónimos. Hemos visto más arriba como las objeciones
planteadas no sólo no son definitivas sino que son recusables. Únicamente
tiene cabida la observación del cuidado que debe ponerse en el trabajo con un
texto bastante alterado respecto al original.
b)
Se trata de un texto, alterado
sobre todo por traducción al griego, de un proceso histórico real. El mismo
supone una colonización con libio-fenicios, en el litoral
marroquí, sobre todo en su zona septentrional. Y una segunda parte que
parece congruente con la anterior, sin desentonar de ella: se trata de una
exploración con vistas a una colonización posterior. Dicha exploración, en
buena parte, se abría realizado en las islas Canarias.
En
los últimos años una interesante línea de investigación viene apuntando a la
existencia de una presencia púnica en estas islas. Nuevos hallazgos como
El
argumento contrario, la falta de móviles para un interés económico, se ha
contestado con un elemento que nos parece de una indudable importancia: la
atracción que suponía la explotación pesquera. Desde esta misma óptica se ha
planteado el problema de que no solamente se trata de unos influjos, de una
presencia, sino incluso en la participación en el poblamiento de las islas
(tema siempre muy debatido).
Pero
al respecto existe un evidente problema centrado en la cronología.
Dentro
de esta difícil precisión se ha apuntado la posibilidad de “una primera
arribada de gentes a Canarias hacía el siglo VI a. C. así como otras (en número
indeterminado) en los siglos posteriores, relacionadas directamente con la
situación política y económica que vive cada momento el Mediterráneo
occidental.
Y
finalmente, también se ha profundizado en las dificultades de un proceso de
poblamiento como el de Canarias, dados los paralelos en otras muchas partes.
Dificultades que, en opinión de los investigadores, corroborarían la
existencia de decisión política púnica, con un proceso de colonización de
las Canarias en toda regla. En otros casos también se ha apuntado la
posibilidad de que el poblamiento con indígenas africanos fuera realizado por
los cartagineses mediante la trasportación de tribus belicosas”.
Los planteamientos expuestos por Gozalve ya habían sido defendidos en el 1998 en el mismo medio por el Doctor don Rafael González Antón, en un trabajo (como todos los suyos profusamente documentado y magistralmente desarrollado) sobre los primeros poblamientos de las islas. Por la luz que aporta al periodo histórico de que venimos tratando, Creemos interesante insertar algunos párrafos del artículo en cuestión:
“...Este
planteamiento nos lleva directamente a buscar el origen y el momento del
poblamiento canario dentro del proceso colonizador fenicio-púnico que se lleva
a cabo en el Mediterráneo occidental y en el Atlántico durante el primer
milenio a.C. Esta nueva perspectiva nos permite emitir una serie de hipótesis
instrumentales que nos van a facilitar el camino hacía el entendimiento de
nuestro pasado más remoto. Frente a la visión de prehistoria plana o única
que aún se viene manteniendo y a las dificultades por vertebrar temporalmente
la secuencia prehistórica, creemos que en protohistoria del Archipiélago hemos
de distinguir cuatro periodos:
A)
Un primer periodo de frecuentación
y posterior poblamiento e intercambio cultural entre los pueblos trasplantados y
sus trasplantadores y que tiene sus orígenes a lo largo del primer milenio.
B)Un
segundo periodo, de tránsito hacía la autarquía, caracterizado por el
abandono de los contactos con las poblaciones foráneas.
C)
Un tercer periodo de aislamiento y,
por consiguiente, de reestructuración política y social, que
da lugar a lo que nosotros llamamos ahora propiamente Cultura Canaria.
D)
Y, por último, un cuarto periodo,
presente de forma desigual en las distintas islas y que comenzaría con la
frecuentación de los mares insulares por navegantes europeos a partir del siglo
XI”.
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6.2 LOS MAZIGIOS
CANARIOS
Como hemos expuesto anteriormente, las Islas Canarias han sido ocupadas
en diferentes épocas y por distintos grupos humanos pero que indudablemente
todos procedían de un tronco primigenio común, quienes aportaron diferentes
elementos culturales acordes con las épocas correspondientes a cada desembarco,
es notorio que cuando los europeos en la edad
media aportaron a Canarias, la sociedad guanche se encontraba en un franco
retroceso de su cultura material debido al aislamiento en que se vieron sumidas
las islas como consecuencia en una primera etapa al derrumbe sufrido por el
imperio cartaginés provocado por la derrota sufrida de mano de los romanos, y
posteriormente, por el retroceso cultural, político y comercial acaecido en
“La historia, o mejor dicho, la conciencia de la memoria colectiva nos
arroja más luz sobre lo que son los imazighen, aunque la mayoría de ellos
hayan perdido su lengua autóctona. Por ejemplo, el avance de la arqueología
prehistórica (protohistórica) en las Islas Canarias confirma rotundamente la
procedencia amazigh de los guanches, por lo que los canarios actuales,
totalmente hispanizados, toman cada vez más conciencia de ser imazighen.
Igualmente los mauros de Mauritania que hablan solamente el hasania se definen
imazighen”. Esta es la visión que
de la realidad actual de Canaria nos da el investigador en Antropología Bereber
y Presidente del Colectivo de Documentación y Estudios Amazighs
de
Los imazighens fueron fundadores de grandes dinastías, especialmente en
la edad medieval, a pesar de ello, no han sido capaces de crear y mantener un
estado amazigh con continuidad en el tiempo con una conciencia colectiva común,
ni fijar una lengua escrita única. Excepto el Reino Masil de los siglos IV al
VII a.d.n.e., y el Imperio Almohade, siglo XII. A pesar de las vicisitudes históricas
a que ha estado sometida la
comunidad imazighen desde tiempos inmemoriales por fronteras
tribales y geográficas, o por parte de potencias extranjeras tales como
los icsos, fenicios, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, turcos y europeos,
han provocado el devenir divergente que han conocido las comunidades
norteafricanas, y que se han traducido en una diversidad extraordinaria lingüística
y social. No obstante, las comunidades amazighs han conservado sorprendentemente
y, en gran medida intacta, su propia idiosincrasia cultural, su mitología
compartida y sus raíces lingüísticas comunes, ya sean éstos rifeños,
kabilios, sussis, mozabitas o tuareg.
Hoy esta extensa zona consta de cinco países: Mauritania, Maruecos,
Argelia, Túnez y Libia, conocida desde hace tiempo como “berbería”, y que
ahora usando un término árabe se conoce como “al-Magrib” (el Occidente),
en clara diferenciación de “al.Masriq, el Oriente) En estos países la lengua
oficial es la árabe, pero existen grande bolsas de verberófonos que se
resisten a ser totalmente absorbidos por la lengua árabe.
¿Por qué le llamaban Beréberes?. Término que nunca fue empleado por
ellos, quienes se ha denominado siempre como “imazighen”, plural de
“amazig”, cuyo significado es el de “hombre libre”. “Hombre libre”
quiere decir también en sánscrito “warwara”,
que da “barbaroi” en griego, en el sentido de “extranjero” y que
pasa al latín como “barbarus” con un matiz peyorativo, término éste que
algunos autores españoles vienen usando con el mismo sentido peyorativo. Ahora
bien, ¿es nuestro “beréber” el “barbarus” latino? Ibn Jaldun no lo
cree pues lo deriva del verbo árabe “barbara” (alborotar, vociferar,
pronunciar palabras ininteligibles). Continua explicando éste sabio y sociólogo
árabe del siglo XIV, que, Ifrikos, hijo de Qays ibn Sayfi, rey de Yemen, invadió
el Norte de Áfrika (de ahí el nombre de este Continente) y, cuando vio a este
pueblo extranjero (¿?) Y oyó su lengua empleó el verbo “barbara” para
definirla. Y añade Ibn Jaldun que, que por esta razón se llama “beréberes”
a los habitantes. Sea como sea lo ciertos es que, como hemos dicho estos pueblos
de denominan así mismo “ imazigen” es decir “hombres libres”. Los
contactos continuados de éstos “beréberes” con la cultura europea de la época,
se inician con el asentamiento fenicio y la fundación de Cartago, por Elisa o
Dido, si bien es plausible que los comerciantes fenicios ya practicaban el
comercio silencioso en las costas cartaginesas y por consiguiente tenían un
amplio conocimiento del país que eligieron para crear la colonia. Por la
importancia que posteriormente tuvo esta fundación para el pueblo mazigio,
estimo oportuno dar unas ligeras referencias sobre la fundación de Cartago:
Cuenta Justino, basado en un relato anterior de Timeo que durante el reinado de
Pigmalión de Tiro (fines del siglo IX a. C.) se produjo en la ciudad una grave
crisis; el anterior rey, Mattan, había pretendido que le sucediera
conjuntamente sus dos hijos, Pigmalión y Elisa, pero el pueblo prefirió al
primero, un niño de sólo once años, contra el que debieron intrigar su
hermana Elisa y el marido de ésta, Azerbas o Zakerbaal, que era al mismo tiempo
su tío y sumo sacerdote de Melkart. En cuanto Pigmalión obtuvo una cierta
mayoría de edad y poder, hizo asesinar a Azerbas y se apoderó de sus riquezas.
Elisa tuvo que escapar de Tiro, tras encomendarse a Melkart, la acompañaron
en la aventura el jefe de la flota tiria, Bitias, y el noble Barcas,
posiblemente antepasado de la familia de Aníbal; recalaron primeramente en
Chipre, donde se les unió un séquito de ochenta mujeres destinadas a la
prostitución sagrada y el sumo sacerdote de Astarté, (Tanit) con la condición
de que se le respetara el derecho hereditario del sacerdocio en el nuevo templo
que fueran a fundar. Luego arribaron a la costa tunecina, fueron bien acogidos
por sus paisanos de la antigua colonia de Utica, y negociaron con los indígenas
y su rey Yarba la compra de un terreno para la nueva ciudad; llegaron a un
acuerdo de ocupar una parcela que pudiera delimitarse con la piel de un buey;
Elisa recurrió al ardid de cortar la piel en finísimas tiras con las que rodeó
una colina que recibió desde entonces el nombre de Byrsa, que significa
en griego piel de buey. El rey Yarba admitió el engaño de buena gana, teniendo
en cuenta los futuros beneficios que podría reportarle el establecimiento de
los fenicios en sus dominios. Transcurrió el tiempo, y la ciudad fue tomando
forma, se construyeron los puertos
el comercial y el militar, la vida de los fenicios se desarrollaba en relativa
calma hasta que un día el rey Yarba, citó a su corte a los diez nobles más
importantes de la ciudad y le expuso su propósito de casarse con Elisa de quien
se había enamorado, advirtiéndoles que de no aceptar su oferta destruiría la
recién construida ciudad. Ante esta delicada situación, los notables trataron
de convencer a Elisa de la conveniencia de aceptar la imposición de Yarba para
así salvar a la ciudad, la astuta
princesa fingió aceptar la oferta y pidió tres meses de plazo para celebrar
las bodas, en este tiempo, mandó construir
un ara de sacrificios en las afueras de la ciudad en la que sacrificaba algunos
animales en honor del dios Melkart, cuando expiraba el plazo convocó al pueblo
para un último sacrificio, y en presencia del pueblo después de ofrendar un
cordero se dirigió a la muchedumbre diciéndoles: puesto que la salvación de
la ciudad necesita de un gran sacrificio seré yo la ofrenda, y sacando un puñal
de entre sus ropas se lo hundió en el pecho arrojándose acto seguido a la
pira. Así ella prefirió suicidarse
sobre una hoguera antes que traicionar la memoria de su marido. Así se cumplió
el ciclo fundacional, al establecerse el primer sacrificio humano del ritual que
sería el más importante de los cartagineses.
Nos
dice Ramón Corzo que: “la leyenda de Elisa es tan atractiva que
sirvió de tema a muchas
reelaboraciones literarias, como la de Virgilio en la Eneida, que la presenta
bajo el nombre de Dido y como amante de Eneas; de todas estas contaminaciones poéticas
sólo conservan verosimilitud los nombres de los reyes tirios, atestiguados por
otras fuentes, y el planteamiento de la crisis con ingredientes religiosos y
económicos, que son muy aceptables. Sin embargo, ningún otro texto, ni los
hallazgos arqueológicos, dan píe a pensar que la ciudad nueva de Cartago
iniciara una verdadera política exterior propia hasta fines del siglo VII a.
C.”.
“Los nuevos fenicios de Cartago adoptaron un modelo político propio; la institución monárquica debió extinguirse con Elisa y el régimen pasó a un sistema democrático; los propios ciudadanos formaron parte del ejercito y crearon una potente armada; la dependencia de Tiro, a la que se enviaban tributos anuales, se presentaba como un diezmo religioso al dios Melkart, no como una sumisión política; los contactos con los vecinos no tenía el carácter de mera resistencia a imperios poderosos, si no que se transformaron en una competencia entre fuerzas similares por el control del mar y las islas en las que chocaban sus intereses.
La
conclusión de un enfrentamiento tan directo obligaba a la anulación total de
uno de los contendientes, de modo que los cartagineses perdieron en la última
batalla hasta su propia identidad como pueblo, mientras que las ciudades
fenicias originarias conservaron un relativo grado de independencia económica y
cultural aún bajo el poder del imperio romano”.
6.3 ASCENDENCIA DE LOS IMAZIGEN CANARIOS
Entre el final del siglo XIX y hasta mitad del XX, hubo un reducido grupo
de intelectuales canarios y europeos que tomaron partido por la cultura guanche,
naturalmente concebido bajo el prisma que imperaba en Europa en su segunda
oleada de conquistas y colonización
del Continente Afrikano, tras la pérdida de la mayor parte de las colonias
americanas y asiáticas. En esta nueva etapa, convenía al imperialismo europeo
destacar la figura del “buen salvaje”, y a esta misión se consagraron buen
número de intelectuales,
unos de buena fe y otros movidos por intereses “nacionales” o a cambio de
prebendas, entre los que se ocuparon del “buen salvaje” guanche. Entre los
autores europeos algunos no ocultaron sus deseos de hacernos descender de los
primitivos habitantes de sus patrias respectiva, entre ellos destacó Fran Von
Loeher, quien dedicó todo un libro, Los Germanos en las Islas Canarias,
para tratar de demostrar nuestra ascendencia vándala. En general los autores
españoles y españolistas vienen haciendo ímprobos esfuerzos por situar la
ascendencia de los canarios, como provenientes de españoles, portugueses, vándalos,
flamencos, franceses etc. etc., es decir de cualquier lugar de Europa, menos de
nuestros verdaderos orígenes, que es el noroeste africano. No dudando para ello
en tevigerzar e incluso falsear algunos aspectos de la historia.
Entre los que han abordado con un mínimo de seriedad los estudios sobre
nuestra ascedencia, podemos destacar entre otros muchos, a Millares Torres, René
Verneau, S. Berthelot, Juan Bethencourt Alfonso, Juan Álvarez Delgado, Dominik
Wolfe, Elías Serra, Alejandro Ciuranescu, Antonio Rumeu etc., en cuanto a las
notas que siguen sobre el poblamiento de las islas, vamos a seguir a Bethencourt
Alfonso y Buenaventura Bonnet, éste último, autor de acusadas tendencias
germanófilas, en nuestra opinión, pero que a pesar de su vehemente
“nacionalismo” fue posiblemente,
uno de los mejores documentados en su tiempo.
El doctor don Juan Bethencourt Alfonso nos sugiere un contacto entre los
primitivos mazigios canarios y el Egipto predinástico, estos contactos
pudieron ser directo o indirectos mediante la navegación de altura que
según algunos autores, y la arqueología confirma, ya practicaban, o bien en épocas
inmediatamente posteriores a través del flujo migratorio de los Rebus
(Libios,) o de otros pueblos que mantuvieron relaciones continuadas con
los egipcios.
Esta atractiva posibilidad nos la expone el mencionado autor en los
siguientes términos: “ La existencia en épocas remotas de un Atlántico o
íbero-libio, ocupando todo el N. De África, España y otras partes de Europa
como refiere la tradición, aunque no es un hecho demostrado ofrece sin embargo
visos de certeza, pues sí bien tan basto territorio hallábase habitado por
varias razas, no es dudoso que sobresalieran por su ponderación o extensión
civilizadora la egipcia, la bereber, o libia y la íbera o vasca, cuyas
afinidades comprobadas entre otros medios por el estudio comparativo de sus
lenguas, revelan un pasado de estrechas relaciones.” (Bethencourt Alfonso)
Dividido dicho imperio por las columnas de Hércules destacaban al N. de
África Egipto, de tal antigüedad y
lejano progreso que su historia positiva alcanza a más de cuatro mil años
antes de Cristo, fecha en que ya conocía según el P. Fidel Fita el arte de la
navegación y la escritura sobre papiro. La generalidad de las tribus y demás
naciones del extremo septentrional del continente
situadas a su Oeste, a pesar de tener sus desinencias peculiares, por lo que
aparece en las inscripciones hay fundado motivo para creer que los egipcios
les daba el nombre genérico de Rebu;
pero como en su idioma y escritura no existía la l, por lo cual
los extranjeros podían leer la r como l pronunciando Lebu,
de aquí el término de Libio que aplicaron los griegos a los moradores
de Cirene por ser los primeros que conocieron. Por esto dice el Dr. Meyer en su
interesante “ Historia del antiguo Egipto”
“...todas estas tribus, a las cuales pertenecen también los habitantes
de los Oasis, son estrechamente afines entre sí y forman con los habitantes del
Noroeste de África, los númidas y los moros, un gran grupo de
pueblos que conocemos con los nombres de libios o moros, o con el
más moderno de berberiscos”.
A parte de la recíproca influencia orgánica de los egipcios y demás
pueblos del N. de Áfrika, como se deduce del excelente trabajo de Schmidt, “Del
cráneo del antiguo y del moderno egipcio”, hay testimonios históricos
demostrativos de las relaciones y de la compenetración de dichas razas, entre sí
y con otras de la orilla opuesta del Mediterráneo.
En las inscripciones de las tumbas tebanas del tiempo de Tutmosis
III y sus sucesores, aparece que a Egipto pagaban tributos
El rey Seti I, figura realizando una expedición guerrera hacía el
Oeste, contra las tribus libias de los tehenus, que probablemente se les
rebelaron. Pasa por el primer soberano que introdujo la costumbre de reforzar el
ejército egipcio con mercenarios. Ya bajo el solio de Ramasces II (Ransés)
existían fuerzas permanentes de libios, de negros de “hombres vigorosos
procedentes de muy lejos por mar”; pero fueron los libios los que llegaron a
constituir casi el ejército
nacional. Durante siglos a ellos de debió principalmente la defensa del reino,
no ya contra las distintas invasiones que sufrió de las regiones costeras de
Europa, de las islas del Mediterráneo o del Asia, sino de las gentes de su
propia raza que más de una vez cayeron sobre Egipto. Ramesces III logró
rechazar con dichos contingentes una de las tantas irrupciones libias, que se
había apoderado de las poblaciones de los territorios occidentales del Nilo,
ocupando durantes años el distrito de Kanopos. Más como siguieron aumentando
de día en día los mercenarios libios, concluyeron por hacerse dueños del
reino el año 939 antes de nuestra era”.
Otro de los autores interesados
por el origen de los libios fue don Rafael Muñoz Jiménez, quien nos expone su
visión de la ascendencia de los pueblos libios en los siguientes términos: “...A
través de la iconografía egipcia tenemos algún conocimiento sobre la historia
de los antepasados de los libios: son los temehu, que viven durante el
Nuevo Imperio y aparecen representados con una coleta que nace en la parte
posterior de la cabeza, pero colocada delante de los hombros; además van
tatuados. Son dos grupos: los libu, que visten un taparrabo, mientras que los meswes
llevan una funda fálica. Los temehu parecen ser los antepasados de los libios.
Los libios eran designados por los antiguos egipcios como tehennu, de la
raíz hnn, “brillar”: debido al frecuente paso de h a s
es fácil deducir la analogía de este cambio con el que ocurre en beréber...
Herodoto señala los mismos rasgos respeto de los libios de Sirte:
Los
garamntes viven junto a los masamones, mientras que, por la costa y en
dirección hacía occidente, está ocupado por los mákai. Se cortan el
pelo, dejando crecerlo como penacho en el centro de la cabeza, afeitándose a
ras de piel los lados. (Tal como está documentado usaban los canarios y
maxoreros)
Schrader se fija en esta peculiar manera de cortarse el pelo, no
solamente los mákai, sino también los maclies y los maxyes.
Tiene razón porque los maxyes: se dejan crecer el pelo en la parte
derecha de la cabeza y, en cambio, se lo afeita en la parte izquierda; además
se embadurnan el cuerpo con minio.
En la época de la dominación romana aparecen los maziges: son nómadas
camelleros que plantean conflictos en las colonias del imperio, para cuyo
remedio los romanos fortifican el lime, a lo largo de una frontera
sinuosa que vigila inteligentemente la irregularidad de los territorios no
ocupados”.
En cuanto a la costumbre de tatuarse el cuerpo, está ampliamente
recogida para los antiguos mazigios canarios por destacados cronistas e
historiadores: “...De cebo de pico y con zumo de hierbas hacen de ello una
composición, con la cual se untan para hacer su piel gruesa...Suas carnes con
zumos de hierbas pintan, estas sus pinturas son de diferentes colores, o sea
verde, amarillo, y bermellon, con muchos bellos animalitos, y demás follaje, y
otras cosas.” (Benedetto Bordone)
“Se dejaban crecer el cabello por lo alto de la cabeza y barba en punta
hasta el pecho cortado por sobre la boca, y el cabello por el pescuezo y sobre
las orejas...y labraban con fuego (tatuaban) los brazos, enrubiaban el cabello
con lejias.” (Marín de Cubas)
El espacio que estos pueblos protomazigios ocuparon en la época de la
expedición de Suetonio Paulinus, se encuentra al otro lado del Atlas. Después
se habrían instalado en las pendientes meridionales del Alto Atlas marroquí.
Hay una denominación que parece común para los que habitan esa franja
del continente africano. Los makai, los maclies, y los maxyes
y después los maziges parecen ser grupos de un mismo pueblo: el protoberéber.
Inclusive se puede llegar a decir que esos vocablos registran pronunciaciones
locales de una misma palabra, cuyo sonido k se permuta con j, z y h,
con arreglo al fenómeno estudiado por Prasse. Según esta ley la
palabra temehu sería una variante de las anteriores, a la que se le añade
el prefijo beréber t. La palabra maxyes daría lugar
a la palabra canaria prehispánica magos, mahos, a la beréber
amazig, amahak y a la árabe mayis y mayus. (Rafael
Muñóz, 1994)
Los protoberéberes eran animistas: veneraban ciertos lugares reputados
como moradas de un poder sobre natural. Ciertas rocas han sido siempre lugares
de veneración, como ocurre actualmente. Plinio habla de una roca situada en
Es
sobradamente conocido el paralelismo de estas prácticas religiosas
continentales, con las practicadas por nuestros ancestros, los cuales tenían
sus lugares de culto en determinadas rocas situadas en lugares preeminentes y
elevados de nuestra geografía, así como el culto a los árboles especialmente
a los Pinos (Pinos Santos de Terure,
El “pico” representa el penacho o trenza, a pocos metros de donde está situado el panel existe otro grupo de grabados que representan una serie de podomorfos.
Estos
conjuntos de signos corresponden al yacimiento de Khor Zurqan, (Alta Nubia
egipcia) estando catalogados como pertenecientes a un periodo comprendido entre
3.200 y 3.500 antes de nuestra era.
Fig.
1 y 2: Cueva pintada de Galdar,
comparece la disposición de los
dibujos y colores con los de la
“Muñeca” egipcia, expuesta en el Museo Británico de
Londres.
Canarias, Febrero 2012
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¿Quiénes somos los mazigios canarios? III (I)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? II (II)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? I (I)
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