¿QUIÉNES
SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS? (II)
CAPITULO
II. (I)
Eduardo
Pedro García Rodríguez
4.-
LAPIZLÚZULI
En la última década se han suscitado ciertas polémicas en torno a la
ascendencia mazigia del pueblo canario, por ello estimamos oportuno aportar,
mediante éstas líneas, algunos aspectos sobre el origen y posterior desarrollo
del pueblo mazigio. Con ello pretendemos que el lector canario conozca un poco más
la gran cultura de la que es portador un pueblo que nunca ha sido bien
comprendido por las culturas occidentales, y que siempre ha sido víctima de la
prepotencia de éstas últimas. El pueblo mazigio ha venido siendo tratado de
manera peyorativa con calificativos como: moros, (los españoles que aplicaron
éste término en tono despectivo, evidentemente desconocían la etimología de
esta palabra, cuya raíz es de
origen akkasica, y significa Lapízlúzuli, el color moro o índigo añil.)
beduinos, beréberes, y en las últimas décadas a los mazigios canarios nos
califican como “moros con corbata” etc., y tenido por portadores de una
cultura inferior, cuando la realidad es que mientras Europa estaba sumida en la
más oscura barbarie de la edad media, los pueblos mazighios, por el contrario,
gozaban de una cultura refinada, de la cual se nutrió posteriormente la
prepotente Europa.
Veamos como vio Estrabón a los españoles de su tiempo, según un
documento recogido por el escritor Fernando Díaz-Plaja en su Historia
Documental de España.
Todos los que en los montes habitaban, eran gente que comía poco, no bebía
sino agua, y dormía en el suelo. Llevan el cabello crecido y largo como las
mujeres, y, al combatir, se cubren con mitras la cabeza. Comen mucha carne de
cabrones, los sacrifican a Marte y también prisioneros y caballos... Gustan de
los certámenes, ejercitándose en el manejo de las armas, en montara caballo,
en el pugilato y en la carrera y en los combates de escuadrones. Los montañeses,
se alimentan en dos épocas del año de bellotas, secándolas, moliéndolas, y
haciendo pan con esta harina; las conservan largo tiempo.
Beben cerveza, porque la tierra escasea en vino, y cuando se proveen de
él al punto lo consumen en convites con los parientes. No usan aceite, sino la
grosura y la manteca de vacas. Cenan sentados, dispuestos a este fin asientos en
las paredes. La edad y la dignidad llevan los primeros lugares. Mientras
se sirve la bebida, bailan al son de la gaita y flauta...Vístense todos de
negro, con sayos de que forman cama, echándolos sobre jergón de hierbas. Beben
en vasos de cera como los celtas, las mujeres gastan ropas floridas (o de color
de rosa)
Cortando algo de una lámina o plancha de plata, se servían de ello para
sus transacciones mercantiles, como numerario. A los condenados a muerte, los
precipitan desde una roca; y a los patricidas los cubren de piedras, fuera de
sus términos, o de sus ríos. Los casamientos son al modo de los griegos. A los
enfermos los sacan al público, como los egipcios, a fin de tomar consejo de los
que hayan sanado de semejante accidente. Usaron de barcos de cuero hasta los
tiempos de Bruto para las inundaciones por las mareas (esteros) y para Las
Lagunas, pero ahora emplean Canoas. Tienen Sal purpúrea, la que molida se
convierte en blanca.
Este es el modo de vivir de aquellos montañeses que terminan al lado
septentrional de España: de los gallegos, digo, asturianos y cántabros, hasta
los vascones y Montes Pirineos, pues todos viven de un mismo modo; pero como yo
huyo de fastidiar con un género de escritura desagradable, no gusto de poner
muchos nombres, si ya no es que alguno guste de oír los Pletauros, Benduetas, y
Allotrigas y otros nombres peores y más desconocidos que éstos.
Pero la inhumanidad y fiereza de costumbres, no tanto les proviene de la
guerra, como de tener morada alejada de otros, porque los viajes hacia ellos son
largos por tierra y por mar. Con lo cual ha sucedido que no comerciando, han
perdido la sociedad y humanidad.
Bien que hoy ya padecen menos ese defecto por causa de la paz y por los
viajes que los romanos hacen hacía ellos. Aquellos, a quienes toca menos parte
de esto, son más intratables y más inhumanos: vicio que no es mucho que
suceda, añadiéndose a algunos la incomodidad de vivir en lugares muy
montuosos. Pero ya, como dije, todas las guerras se acabaron. Porque Cesar
Augusto sujetó a los cantabros, que son los que hoy ejercitan más los
pillajes, y también a sus vecinos; y los que antes talaban los campos de los
aliados de los romanos, ahora llevan las armas en defensa de los mismos romanos,
como los Coniacos y los que moran junto a las fuentes de donde tiene su origen
el río Ebro, exceptuando los Tuisos. Y Tiberio, que sucedió a Augusto,
habiendo puesto en aquellos lugares tres cohortes, las cuales Augusto había
destinado para eso, sólo los apaciguó, sino que a algunos de ellos los hizo
tratables...
Imitan a las fieras, no sólo por la fortaleza, sino también por su
fiereza y crueldad. En la guerra cantábrica, algunas madres mataron a sus hijos
para que no cayesen en poder de sus enemigos. Y un niño, habiendo cogido un puñal,
dio muerte por mandato de su padre, a éste, a su madre y a todos sus hermanos
prisioneros; y esto mismo ejecutó una mujer con otros cautivos y consigo misma.
Uno habiendo sido llevado a la taberna, se arrojó el mismo a la hoguera. Las
mujeres labran los campos, y, cuando paren, hacen acostar a los maridos y ellas
les sirven.
Lo expuesto más arriba, constituye el substrato cultural
que aún en plena baja edad media animaba
a las huestes de mercenarios y aventureros que como infernal plaga de
langostas cayeron sobre nuestras islas, sembrando el caos y la destrucción allí
por donde pasaban.
Cuando los canarios nos preguntamos quienes somos y de donde proceden
nuestras raíces nos quedamos inmersos en un mar de dudas, debido a la
aculturación a la que nos han sometido durante más de quinientos años, el
sistema colonial ha cuidado mucho el desenraizar al pueblo canario, para ello no
dudaron en crear falsas y peregrinas procedencias de nuestros ancestros, o
propagar la falacia de que los primitivos canarios fueron totalmente eliminados
por los conquistadores, suerte de la que ciertamente nos libramos por el más
amplio campo que para las operaciones de masacres, saqueos, razzias y expolios,
ofrecía la recién descubierta América
otra de las formulas empleadas con el propósito de anular nuestra identidad
nacional ha sido el de hacernos creer que descendemos de la mítica Atlántida,
pasando por germanos, vikingos, arios e incluso de españoles, basando ésta
suposición en el hecho de que gran parte de los canarios actuales portamos
apellidos españoles o europeos en general, pero escondiendo el hecho cierto de
que los canarios que sobrevivieron (que fueron la mayoría) a la despiadada
conquista, se vieron obligados a aceptar el bautismo y la imposición de nombres
extranjeros para poder conservar la cabeza sobre los hombros, si bien esta
condición de nuevos cristianos no liberó a la mayoría de ellos de la brutal
esclavitud a que fueron sometidos. Estas falacias han sido sostenidas durante
centurias valiéndose en muchas ocasiones de algunos autodenominados
intelectuales, de filiación canaria los cuales se han prestado a sostener estas
farsas sin el menor pudor a cambio de las prebendas recibidas de sus amos de la
metrópoli. Esta situación al estar continuamente mantenida en los ambientes
académicos y en los medios de comunicación de masas, llegó a ser aceptada
como cierta por una gran parte del pueblo canario. Pero vino a sacar
a la sociedad canaria de su largo letargo la celebración en Las Palmas
de Gran Canaria (Tafira) del primer Congreso Mundial Amazigh, llevado a
efecto los días 27, 28, y 30 de agosto de 1997, en el cual participaron 36
asociaciones culturales mazigias establecidas en diferentes países, de los que
algunos de los representados fueron: Francia, España, Estados Unidos, Suiza,
Canadá, Marruecos, Mauritania, Túnez y Argelia. La presentación del congreso
tuvo lugar el 12 de agosto en el
Hotel Taburiente de Santa Cruz de Tenerife, desarrollándose el mismo en
el instituto “Felo Monzón Grau Brassas” de Tafira. La coordinación del
congreso fue responsabilidad de la asociación Azar (Asociación Canaria para la
defensa y Promoción de
Ante este trascendental evento cultural de interés mundial, la reacción
de los poderes fácticos y de los partidos políticos españolistas
no se hicieron esperar, al no poder controlar y manipular el congreso, así
pues, como suele ser habitual en estos grupos de presión y opresión,
orquestaron toda una campaña de descrédito en torno al congreso, sus
organizadores y participantes, llegando incluso a hacer uso de la mofa como arma
de ataque, pero éstos esfuerzos llevados a cabo por los detractores, y dignos
de mejor causa, no tuvieron el fin perseguido por éstos, pues el pueblo canario
asumió la celebración del congreso con la misma ansiedad que muestra un expósito
en la búsqueda de su madre biológica.
Entre los detractores más activos destacaron -como no podía ser menos-
el partido popular ”de Canarias” (PP), por medio del coordinador
“Regional” don Ignacio González, cuya saña contra el congreso sólo fue
comparable a la que mantuvieron contra el reconocimiento de la
piedra Zanata. Los ataque dirigidos por estos partidos contra la persona
del Catedrático de estudios árabes e islámicos de la Universidad de La
Laguna, y canario de corazón, don Rafael Muñoz Jiménez, (cuya intervención
en el asunto se limitó a descifrar los signos inscritos en la piedra) fueron
tan desproporcionados e inmisericordes que le afectaron gravemente la salud,
hasta el extremo de jamás pudo recuperarse y las secuelas dejadas por la
enfermedad acabaron por enviarle a la Sol. Acostumbrados como están a pedir
cabezas (naturalmente siempre que no sean las suyas) el encono les llevó a
pedir públicamente la dimisión del entonces director general de cultura del
Gobierno Autónomo don Horacio Umpiérrez. Por
su parte, el partido socialista “canario” (PSOE) no estuvo menos agresivo
contra éste evento cultural, y su secretario de organización, don Carmelo Padrón,
se lamentaba que, «detrás de la organización estuviesen significados
independentistas».
Lamentablemente, este cúmulo de disparates está
sostenido por quienes no se cortan un ápice en afirmar públicamente que
son demócratas, (algunos dicen que de toda la vida) pero no cabe duda de que
una cosa es predicar y otra es dar trigo.
La manera de actuar de estos colectivos españolistas nos obliga ha
formularnos una pregunta sencilla ¿qué
entienden estos partidos por democracia?
Consideramos notorias algunas de las resoluciones tomadas por el plenario
del mencionado Congreso, por ello nos permitimos insertarlas en éste capitulo.
Mesa
7
a)
Condenar las intervenciones
militares contra los pueblos Tuareg, a menudo con el visto bueno de las
potencias internacionales, y el compromiso de mundo Amazigh con estos pueblos.
b)
Exigir el derecho a la libertad de
asociación y de expresión en Libia.
c)
Compromiso con la paz mundial,
pidiendo la desmilitarización de Canarias y la adhesión al Tratado de
Pelindaba.
d)
Reconocimiento y rehabilitación de
la cultura Amazigh, tendente a defender la libertad de los pueblos, amenazada
por la presión que ejercen las culturas dominantes.
e)
Demanda así mismo de medidas que
limiten el expolio físico y cultural de regiones especialmente vulnerables,
como es el caso de Canarias, Ley de Residencia, de posesión del suelo,...
f)
Apoyo a
Como hemos dicho, el desarrollo de este Congreso Amazigh, sirvió para
sacar a una considerable parte de la población canaria del ancestral letargo a
que estuvo sometida, los frutos, son más que evidente a poco más de cuatro años
de celebrado el encuentro, podemos afirmar que la sociedad canaria está tomando
plena conciencia de sus verdaderos
orígenes guanches imazighen.
Creemos oportuno dar un breve repaso del posicionamiento que sobre la
ascendencia del pueblo canario y el poblamiento de las islas han venido
sosteniendo la historiografía oficial u oficialista durante centurias. Ésta
postura ha estado siempre basada en las referencias que sobre el tema nos han
trasmitido los primeros cronistas, éstas como es natural, están ampliamente
condicionadas por la situación de clérigos y fanáticos defensores del
cristianismo propios de la época, de la mayoría de quienes escribieron por una
parte, por otra, el desprecio que mostraban hacía las culturas dominadas
determinaba a estos autores a no recoger o ignorar cualquier planteamiento
cultural que no entrara dentro de sus parámetros católicos. Afortunadamente,
desde la última década del pasado siglo, un grupo minoritario pero consiente
de científicos han conseguido liberarse de las orejeras impuestas por el
sistema colonial imperante, y están desarrollando nuevas líneas de investigación
tratando de profundizar en el conocimiento de los verdaderos orígenes del
pueblo canario.
4.1
AFRIKA CUNA DE LA HUMANIDAD
La expansión de los homínidos por euroasia, comenzaría hace unos
1.650.000 años, durante el pleistoceno inferior, estos grupos atravesaron el
estrecho de Gibraltar por un istmo que unía el sur de
La penetración de los pueblos afrikanos en el continente europeo tuvo
lugar a partir del comienzo del deshielo, con la retirada de los glaciares, en
la época del Mamut, es admisible que la retirada de los glaciares de Europa
influyera en el clima de la zona y conforme iban quedando grandes espacios
libres de hielo en
Esta diferenciación, con el transcurso del tiempo dio lugar al
surgimiento de dos razas: la semítica y la aria, ambas asentadas en el
continente asiático formando núcleos de población completamente opuestos.
Los arios, se establecieron primitivamente en las llanuras del Turan,
siendo el centro
La primera distinción manifiesta, fue la de tribus orientales, indios e
iranios, y tribus occidentales, los yavannas. Más tarde, estas tribus se
subdividieron en dos grupos; que ocuparon la cuenca occidental del Oxus, y otro
compuestos de los que después fueron los romanos, griegos y galos, se
esparcieron al sur-oeste, por los valles del Artamis y del Bactrus. Estos
movimientos migratorios tuvieron lugar antes de su dispersión, en fecha muy
anterior al año
El crecimiento de las tribus, y las guerras entre ellas impulsó la búsqueda
de nuevas tierras, comenzando así una nueva gran emigración, ésta bordeó el
mar Caspio por el sur y penetró en los valles de Armenia, después de un breve
establecimiento en la zona, de nuevo se subdividen tomando unas la ruta del
Norte y siguiendo otras hacía el Occidente, hacía Asia Menor. Éstas, se
posesionaron de las regiones occidentales del Asia Menor, donde formaron tres
centros de población a saber: los frigios en el interior, entre el río
Sangarios y el Meandro; el de los Misios, cuyos pueblos más importantes fueron
los dardanios y los tsekkri (teucros), y el de los lidios en los valles del
Pactolo y del Hermes. Los dardanios y los tsekkri fueron los predominantes
ejerciendo la jefatura de una vasta confederación, en la que estaban integradas
la mayor parte de las tribus ribereñas, entre las que destacaban los leka
(licios), pelestas (pelagos), turcha (tirrenios), shardanas (sardones), mauso
(misios), y schakalaska (siculos).
Mientras se producía los asentamientos en estas tierras, otras tribus
descendiendo por los valles a las costas del Asia Menor, se dispersaban por el
archipiélago, siguiendo los pasos de los sidonios, expertos navegantes de la época
y de quienes aprendieron los palestas o pelagos el uso de la vela y el remo,
creando el tipo de barco denominado “caballo de mar” de líneas más
esbeltas que los redondeados y panzudos usados por los sidonios, guiándose en
sus navegaciones por
El centro de todo este poder marítimo de los pelagos residía
en la isla de Creta, y desde su capital Cnossos dominaron toda la isla,
ejerciendo en el siglo XIII a.d.n.e., la hegemonía sobre todas las tribus
ribereñas de estirpe pelágica, desde las aguas del Asia Menor, hasta Sicilia,
Según Thucídides, lib. I, 4, «Minos, el rey más antiguo de todos
aquellos que hemos oído, construyó una armada con la que se apoderó de la
mayor parte del mar de Grecia, señoreó las islas llamadas Cicladas y fue el
que primero las hizo habitar, fundando en ellas muchas poblaciones». Los
Pelestas o pelagos, dominaron las rutas comerciales terrestres y marítimas de
todo el sur de Europa, y parte de Áfrika, donde practicaban la piratería, tal
como nos los presenta Herodoto, lib. 4, 145. «Aquellos Pelasgos, infames
piratas, que se llevaron las mujeres atenienses del pueblo de Braunon, echaron
también violentamente de Lemnos a los descendientes de los campeones de la nave
Argos».
Como hemos visto, desde las primeras emigraciones del Homo sapiens desde
el continente afrikano, hasta su asentamiento en Europa, en su “retorno a
casa” había mediado un largo periodo histórico, durante dicho periodo, las
tribus que optaron por quedarse en la tierra madre tuvieron un desarrollo
paralelo en el tiempo aunque divergente en cuanto a la cultura material, pero no
así en la espiritual y religiosa que hasta los albores de la cultura micénica
y en los tiempos míticos de Grecia eran de raíces netamente afrikanas. La
procedencia afrikana de los primeros
pelagos y griegos entre otros pueblos está modernamente demostrada mediante los
estudios del genoma humano realizados en estas poblaciones como tendremos
oportunidad de ver.
El retorno masivo al continente afrikano se produce con toda
probabilidad, durante el reinado de los faraones Tahutmés 3º, hasta Ramsés 3º,
las arribadas se producen en el Norte desembarcando en el promontorio que más
tarde habría de llamarse Cirenaica (Tripoli) y principalmente en las
inmediaciones del lago Tritón, estos desembarcos están recogidos en la mitología
griega como la del héroe Yolao, tenido por una fracción de los libios como su
antepasado; los de Poseídon (Baal) y de Athenea (Tanit), en la edad prehistórica
adorados en los alrededores del lago Tritonis. Las tribus más numerosas que
aportaron al Norte de Áfrika las de los Lebus (libios) y las de los Maschuaahas
(Maxios) Desde el principio de la
XVIII dinastía egipcia, (año
Establecidos en Libia, avanzaron desde el lago tritón en la pequeña
Sirte, hacía el Oriente y el Occidente, impelidos de tarde en tarde por su
propio crecimiento o por otras tribus. Es precisamente en ésta época los
documentos egipcios nos hablan de las batallas navales del faraón Tahut-més 3.º
Contra los pueblos de las islas y costas del Mediterráneo, (pueblos del mar)
según los documentos descubiertos por Mariette en Karnak y traducidos por
Rouge, en los cuales se dice que los bárbaros de ojos azules y cabellos blondos
fueron completamente derrotados.
La fama y riqueza del valle del Nilo, no tardaron en despertar las
apetencias de los pelasgos, quienes ya eran dueños del mar Egeo, de Creta de
Sicilia y de las costas itálicas y la libia, en Áfrika. La primera expedición
contra Egipto tuvo lugar durante el reinado de Seti I, siendo regente del reino
su hijo, el que después sería Ramses II. Desembarcados los pelasgos en el
Delta del Nilo, se les incorporaron los libios, y ambos contingentes penetraron
por el Occidente (año
Durante el reinado del faraón Minphtah los pelasgos intentan de nuevo
invadir Egipto, en esta ocasión habían arrojado en las playas de
No obstante, los libios y pelasgos no cedían en sus propósitos de
asentarse en Egipto, y de manera subrepticia fueron ocupando amplias franjas de
terrenos al Oeste del Delta, con la tolerancia de los sucesores de Minphtah. Ya
se habían posesionado del nomo Mareótico y del Saítico, así como de las
bocas del Nilo hasta el brazo mayor del río, o sea toda la zona occidental del
Delta, desde la ciudad de Karbina, al Oeste, hasta las cercanías de Menfis, al
Sur. Una de las primeras medidas tomadas por Ramses 3º en cuanto accedió al
poder, fue precisamente la de desalojar a los libios de los terrenos que habían
usurpado, lo que se llevó a efectos sin grandes contratiempos, enterados los
pueblos del Asia Menor, de la expulsión de los libios formaron una confederación
para vengar a éstos, dividiéndose en dos grupos: unos
por mar estaban encargados de asolar las costas egipcias; otro grupo
atravesando Siria, atacarían las fortalezas del istmo, uniéndose a ellos
mediante tratados o por efecto de esclavitud los pueblos que sometían durante
el camino hacía Egipto.
Los egipcio, guarnecieron de tropas la boca del Nilo y las plazas fuertes
del Delta, y Ramses 3.º dispuso a esperar a los invasores. El encuentro de los
dos ejércitos y de ambas escuadras se efectuó bajo las murallas del castillo
llamado Torre de Ramses 3.º, la
acción terminó con una completa derrota para los invasores. Alejado el peligro
por ese lado, surgió de nuevo por el Occidente. Los libios ya rehechos del
descalabro, volvieron a la carga, recibiendo tan sonada derrota que no volvieron
a batirse con los egipcios. Esta batalla tuvo lugar el
Es digno de resaltar que en la sociedad guanche, el mayor castigo que se
aplicaba a los guerreros hechos prisioneros en las batallas, consistía en
destinarlos a los oficios de carniceros o embalsamadores.
Sobre el año
4.2
LOS MAZIGIOS CANARIOS
SEGÚN ALGUNOS CRONISTAS
El origen ancestral de los pueblos mazighios se pierde en la noche de los
tiempos, pero los cronistas europeos jamás tuvieron interés en profundizar en
la historia remota de nuestros antepasados, quizás por desconocimiento del tema
o por las razones que hemos apuntado anteriormente. No obstante algunos de ellos
nos dejaron algunas sucintas referencias tardías en cuanto a la procedencia de
los canarios que habitaban las islas en los momentos en que estos pasaron por
ellas en sus viajes de depredación, y posteriormente, los cronistas que acompañaron
a los piratas-conquistadores, a partir de finales del siglo XIV. El viajero
italiano Benedetto Bordone, que pasó por las islas Canarias en la primera mitad
del siglo XIV, nos dejó una breve descripción de sus habitantes y costumbres
en los siguientes términos: «...que la menor de ellas es de circunferencia
de
De cebo de pico y de zumo de hierbas hacen de ello una composición con
la cual se untan para hacer su piel gruesa. Habitan en las cuevas de las montañas,
y sus víveres es el pan de cebada, carne y leche de cabra. Tienen vino y
higos abundantemente y las cosechas es de marzo
y de abril. Viven sin alguna religión que el sol, y que la luna y que
otra cosa como ellos más es disgusto, adoran.
Y entre ellos las mujeres no son comunes, pero cada uno tantas coge,
cuantas a él gusta, haría alguno “por vil que sea” que alguna de aquella
fue mujer a casa condujera si con el señor suyo no fuese virgen, eso que a
grandísima vergüenza con tal cosa se tendría, esto dormir que hace la mujer
con el señor a grandísimo honor se tiene.
Y además de aquella costumbre, hay otra que está hecha de esta manera:
que creado el señor, y en la señoría puesto sin otro impedimento, habrá
algunos de sus súbditos a su señoría se presenta, y aquella para honrar la
fiesta se ofrece de sí mismo matar, y por tal cosa ver, o sea el efecto de la
ofrenda hecha todo el pueblo se reúne en un cierto valle profundísimo, y
aquello, que de morir por el señor mismo se ofrece, a altísima rupe (¿cima?)
accede, y después de algunas ceremonias echas, y algunas palabras en laude de
su señor dichas, subido en de aquella rupe altísima se tira, por aquella, no
queda más que en el fondo de aquel valle en pedazos combertido, donde después
del pueblo es encontrado, y el señor por tal efecto, a sus parientes de mucho
agradecido le queda.
Estos isleños son buenísimos saltadores, y una piedra con mano
trayendo, donde le gusta la ponen. Sua carnes con zumos de hierbas pintan, estas
sus pinturas son de diferentes colores echas, o sea verde, amarillo, y bermellón,
con muchos bellos animalitos, y además de follaje, y otras cosas.»
Este texto de Benedetto Bordone aunque un poco confuso en algunos de sus
pasajes, podemos entender el fondo del mismo. En él, nos aporta tres datos del
máximo interés, el primero nos habla de la existencia de la vid en Canarias
en tiempos anteriores a la colonización normando española, así mismo nos
dice de las higueras de leche, frutal cuya introducción en las islas
especialmente en la de Gran Canaria el sistema ha venido atribuyendo a los
mallorquines, extremo éste que la arqueología se ha encargado de desmentir, y
la existencia en la antigua sociedad mazigia guanche de la figura del mensajero,
practica que sincretisada ha perdurado hasta nuestros días, como tendremos
oportunidad de ver.
La investigadora canaria, María C. del Arco Aguilar,
en un estudio paleocarpológico realizado en el yacimiento arqueológico
de la cueva de don Gaspar, en Icod,
Chinech, (Tenerife) encontró que en la zona se cultivaba
la vid enmarcado en el comienzo de la era cristiana, la vitis
vinifera. Este gran descubrimiento arqueológico, como otros
muchos de vital importancia para un mejor conocimiento de nuestro pasado
ancestral, no ha sido debidamente divulgado, quedando el conocimiento del mismo
en un reducido grupo de especialistas, a pesar de que como su propia
descubridora apunta: «Esta es una aportación fundamental pues se trata de
un cultivo para el que toda la historiografía
señala su introducción tras la conquista. Aunque los restos
identificados son escasos, no se trata de un hallazgo aislado pues determinamos
varias unidades en diferentes niveles pertenecientes todos ellos a la
secuencia de ocupación indígena…, el tipo de simientes y productos agrícolas
con que se planifica la colonización de la isla, y éste es un cultivo
plenamente introducido en el Occidente Mediterráneo N de África para las
fechas del primer milenio a.C. que barajamos.» ( Mª del C. del Arco
Aguiliar, et al. 2000: 67-129)
Por otra parte, en la cueva de Las Palomas los estudios
antracológicos han permitido identificar carbón de ficus carica datado
por el método del carbono 14 en el siglo III a.d.n.e., el hallazgo está
refrendado por otros similares en la cueva
de los cabezazos, Tegueste, (Chinet.) Esta
higuera ha pervivido hasta nuestros días en las medianías de toda la isla y es
conocida popularmente como higuera Vicariña, y da unos frutos de piel
gruesa y áspera de color verde blancuzco y la parte interna del fruto es rojo,
muy similares a otros que se cultivaban en el antiguo Egipto, son muy azucarados
y sabrosos, ideales para pasar. (secar) La toponimia recogida desde el mismo
momento de la conquista también nos da referencias sobre las higueras, así
tenemos el Valle de Abicor o Abicore, (abikur, abikure) (el
de las higueras) como se conocía al actual Valle de San Andrés, en Añaza
(Santa Cruz), otros topónimos que hacen referencia son icor e icore (ikur,
ikure), todos en Chinet.
Fray Alonso de Espinosa escribió su Historia de Nuestra Señora de
Candelaria unos ochenta años después de la conquista de la isla de
Chinech, si bien tuvo acceso a determinados fondos documentales, la verdad es
que la mayoría de las referencias recogidas sobre el pueblo guanche las obtuvo
de la Tamusni (historia oral que nuestros antepasados trasmitían de
abuelos a nietos) si bien esta debió ser rica, el fraile fue lerdo en
transcribirlas por temor a la inquisición, pues a pesar de lo poco que escribió
sobre el tema le costo el ser expedientado por esta, no obstante, de que
había procurado curarse en salud diciendo: «Esto es lo que de las
costumbres de los naturales he podido con mucha dificultad y trabajo, acaudalar
y entender, porque son tan cortos y encogidos los guanches viejos, que si las
saben, no las quieren decir (a los extranjeros), pensando que divulgarlas es
menoscabo de su nación...,»
Canarias, Enero 2012
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