¿QUIÉNES
SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS?
CAPITULO
VI (I)
Eduardo Pedro García Rodríguez
9.-LA RELIGION EN LOS PRIMITIVOS
MAZIGIOS CANARIOS
Desde que el hombre comenzó a tener conciencia como ser diferenciado de
otras especies, posiblemente, empezó a ver a sus
semejantes como a individuos
de la misma familia, y no como a posibles presas.
Conforme
fue aumentando su capacidad de comprensión, descubrió que aguzando una vara
por uno o por sus dos extremos le permitía herir a su presa desde cierta
distancia, este importante descubrimiento tecnológico le permitió abandonar el
método de acoso, y remate de las piezas con piedras. Cuando aprendió a usar el
fuego, no dejó de maravillarse de que un elemento tan poderoso, que era capaz
de ahuyentar el frió proporcionándole el benéfico calor, al mismo tiempo, era
capaz de causarle daño, con tremendos dolores si no lo manipulaba con respeto y
veneración. Al instalar sus campamentos en las orillas de los ríos y lagos, al
ser los mejores lugares para cazar, no dejo de sorprenderse de que aquellas
masas de agua que le calmaban la sed y le proporcionaba excelentes cazaderos,
cuando se desbordaban, le podían causar enormes daños e incluso muertes, el
hombre no dejo de sorprenderse ante estas y otras manifestaciones de la
naturaleza, no entendía porque después de sonar unos enormes ruidos en el
cielo caía gran cantidad de llovía, todo ello, fue conformando en las
primitivas mentes un sentimiento de temor e Incluso de terror ante lo que
para ellos eran terribles y desconocidas fuerzas devastadoras, al mismo tiempo
que creaba en sus espíritus un sentimiento de temerosa reverencia.
Quizás a partir de ese estado evolutivo surgió el culto a los
antepasados, el chamanismo, los brujos y agoreros, y con ellos los primeros
rudimentos de la religión.
Por tanto, la historia de la religión es tan antigua como la del hombre
mismo. Por lo menos, eso es lo que se desprende de los planteamientos de arqueólogos
y antropólogos. Hasta en las civilizaciones más primitivas, se encuentran
pruebas del chamanismo, la brujería y algún tipo de adoración. De hecho, la The
New Encydopoedia Britannica dice que «hasta donde ha llevado la
investigación a los eruditos, considerando todo lugar y tiempo, nunca ha
existido que no fuera de alguna manera religioso».
El antropólogo ingles Edward Tylor (1832-1917) desarrollo una teoría
denominada animismo. En ella su
autor propugna que: “experiencias sueños, visiones, alucinaciones y la
ausencia de vida en los cadáveres hicieron que la gente primitiva concluyera
que un alma (latín anima) habitaba el cuerpo”. Según esta teoría,
puesto que la gente solía soñar con sus seres queridos que habían muerto,
supuso que el espíritu seguía viviendo después de la muerte; que salía del
cuerpo y moraba en árboles, rocas, rió, y así por el estilo. Con el tiempo se
adoró como dioses a los difuntos y a los objetos en que creían que moraba el
espíritu. Y así surgió la religión.
Ahondando más en el tema, el antropólogo ingles, R.R. Marett
(1866-1943) propuso un perfeccionamiento del animismo, llamando a su
planteamiento animatismo.
Después de estudiar las creencias de los melanesios de las islas del Pacífico
y de los nativos de Áfrika y los Estados Unidos, Marett concluyó que en lugar
de tener noción de un alma personal los pueblos primitivos creían que había
una fuerza o poder sobrenatural impersonal que lo animaba todo; Aquella creencia
despertó en el hombre emociones de reverencias y temor que se convirtieron en
la base de su religión primitiva. Para Morett la religión era principalmente
la repuesta emocional a lo desconocido. Su declaración favorita era que «mas
bien que pensar (en lo religioso),
el hombre lo danzaba».
También en 1890, el escocés experto en folklore antiguo, James Frazer
(1824-1941), dio a conocer su obra La rama dorada[1],
y en ella afirmó que la religión se había desarrollado en la magia. Según
Frazer, al principio el hombre trata de controlar su propia vida y su entorno
mediante imitar lo que veía que pasaba en la naturaleza. Por ejemplo, creyó
que podría atraer la lluvia si rociaba agua sobre el terreno mientras le acompañaba
con golpes de tambor que imitaban el sonido de los truenos, o que podría causar
daños a sus enemigos mediante meter alfileres en una efigie del mismo, naciendo
así la magia simpática o por alcance. Esto llevó al uso de ritos, hechizos y
objetos mágicos en muchos campos de la vida. Cuando nada surtía el efecto
esperado, entonces el hombre trataba de apaciguar a los poderes sobrenaturales o
suplicaba su ayuda, en vez de tratar de controlarlos. Los ritos y conjuros se
convirtieron en sacrificios y oraciones y así empezó la religión. En opinión
de Frazer «la religión es ganar el favor o benevolencia de poderes
superiores al hombre»
El estudio del fenómeno religioso no escapa al estudio del padre del
psicoanálisis Sigmund Freud, quien dedicó un libro al tema, Toten y Tabu[2],
en el que trata de explicar el origen de las religiones. Fiel a su profesión,
en el mencionado libro explica que en las religiones más antiguas se
desarrollaron lo que el autor llama una neurosis en cuanto a una figura
paternal. Teorizando que, como sucede entre los caballos y animales salvajes, en
la sociedad primitiva el padre dominaba al clan, Los hijos, que a la vez odiaban
y admiraban al padre, se rebelaron contra él y lo mataron.
Para adquirir el poder del padre, alega Freud, «estos salvajes caníbales
se comieron a su víctima»; Después por remordimiento, inventaron ritos y
ceremonias como expiación por lo que habían hecho. Por lo que con el
transcurso del tiempo, la figura del padre llega a ser Dios, los ritos y
ceremonias llego a ser la religión más antigua, y el que los hijos se comieran
al padre muerto se convirtió en la comunión que es práctica habitual en
muchas religiones, especialmente en la católica, donde el canibalismo
sincretizado es practicado a diario por los más devotos, los cuales mediante la
ingesta de la hostia, lo que realmente están comiendo es el cuerpo de Cristo,
mientras que el sacerdote oficiante no solo participa del cuerpo, sino que además,
es el único que mediante el vino de la consagración bebe la sangre, es decir
el fluido vital, la esencia del dios.
El tema de las prácticas religiosas de los antiguos mazigios canarios,
no fue recogido por los cronistas e historiadores de la conquista con la
amplitud y profundidad deseable. Esta actitud es comprensible si tenemos
en cuenta que estos cronistas, la mayoría de ellos frailes, estaban guiados por
un etnocentrismo exacerbado y cuyo principal interés consistía en erradicar de
las islas cualquier tipo de práctica religiosa que no fuese la católica. Por
ello, es prácticamente imposible el reconstruir la religión practicada por los
antiguos imazigen canarios. No obstante, usando de algunas veladas referencias
recogidas por los cronistas, y sobre todo guiándonos por la información que
nos ha sido trasmitida por la tamusni, trataremos de acercarnos al mundo
espiritual de nuestros antepasados, cuyos conceptos morales y éticos eran muy
superiores los impuestos por los conquistadores. Fue precisamente este
desarrollo moral superior, el que permitió la implantación con inusitada
rapidez en el pueblo guanche, de la nueva religión predicada e impuesta por los
invasores católicos.
Según Azurara, los antiguos guanches creían que había dios, Cadamosto
por su parte asegura que los primitivos tinerfeños «adoraban al Sol,
«Decían que el alma no tenía pena o gloria (...) a el alma tenían
mortal, ni hauia pena ni gloria» (A. Cedeño, en costumbres del pueblo
guanche.) Edi. Benchomo.
«Tenían algún conocimiento de la inmortalidad de las almas y del
castigo de los malos» (Scory, en: Buenaventura Bonnet, 1936: 54)
«Los guanches, naturales de la isla, afirman estar aquí el infierno, y
que los espíritus de sus predecesores que han sido malos están detenidos en
aquel lugar» (Scory, en Buenaventura Bonnet, 1936: 51)
«...que han sido hombres de bien y valientes, van (sus espíritus) a un
valle graciosísimo en el cual está hoy fundada la ciudad de La Laguna»
(Scory, en: Buenaventura Bonnet, Revista de Historia, 1936: 51)
Antonio Tejera Gaspar, expone que: «Durante el ceremonial en que se
entroniza al nuevo Mencey se establece comunicación con el mundo de los
antepasados a través del hueso de un antecesor del nuevo jefe, al entrar en
relación con el primer antecedente del linaje de quien depende el poder que le
ha sido conferido por el valor sagrado que poseen aquellos. Esta comunicación
con los muertos se renueva con ocasión de la muerte de un Mencey».
«En cuanto a lugares destinados al culto religioso, los había de dos
clases: pequeñas capillas, o sitios descubiertos que se distinguían por algún
objeto elevado que se colocaba en el centro, bien fuera un árbol corpulento o
una roca aislada, bien una pequeña torre de piedra construida artísticamente».
(Frannz Von Loher, 1990:84-5)
«Y tienen la costumbre de que, cuando muere un rey, le extraen las
viseras, y las colocan en una cesta hecha de hojas de palmera. Y hay, allí, en
aquel monte, un lugar peligroso que da sobre el mar cortado a pico, y aceptan
que voluntariamente uno de los naturales de la tierra lleva consigo las viseras
del rey y vaya a lo más alto que pueda de aquel lugar escarpado, se arroje al
mar, de donde no puede salir más; desde lo alto al fondo hay más bien
La figura del mensajero al más allá, queda patente en este texto y en
otro similar de Cadamosto, como tendremos oportunidad de ver. Tejera Gaspar,
deduce de la lectura de este texto que: «resulta muy explícito sobre la
comunicación con los antepasados a través de un emisario joven, por medio de
un autosacrificio. Esta información no se hace extensiva al resto de la población,
seguramente porque a través del Mencey difunto recibirían todas las noticias,
al repetir en el mundo de los muertos, igual modelo social que el de los vivos».
No entendemos que pretende decir el señor Tejera Gaspar, cuando afirma
que: “Esta información no es extensiva..., a través del Mencey difunto
recibirían todas las noticias...” . Veamos, si el Mencey difunto se
convertía en portavoz general de la comunidad ante los espíritus de los
antepasados, ¿para qué era necesario el sacrificio del mensajero? El hecho de
que el mensajero, que decidía auto sacrificarse, se convertía en portavoz en
el más allá de todo el pueblo, lo podemos contrastar con el hecho de que esta
costumbre (la de enviar mensajes al más allá mediante los difuntos, no la del
auto sacrificio) estuvo vigente en muchos lugares de nuestras islas, hasta bien
rebasada la segunda mitad del siglo XX, y que, aun hoy en día, se sigue
practicando de manera enmascarada en algunos caseríos, de nuestras islas, como
tendremos oportunidad de ver.
Veamos un testimonio recogido en la isla de Ghumara. (Gomera) En los
llamados “velorios de angelitos”, ritual que hunde sus raíces en lo más
profundo de nuestra alma mazigia afrikana.
Acostumbraban a cantarle y bailarles a los niños fallecidos, a son del
tambor y chácaras (Tajaraste), cuando los fallecidos eran menores de 9 años,
sus padrinos y parientes les daban mensajes para que los llevara a los más allá,
teniendo en cuenta que los fallecidos, por su corta edad, era probable que no
retuvieran en la memoria todos los encargos, se le colocaban en la mortaja y en
la caja cintas de colores sujetas con alfileres para que no se olvidaran de los
encargos. “Cuando se moría, se amortajaba. Quien primero lo agarraba era
la madrina, daba vueltas a la casa con el niño en brazos. La segunda vuelta el
padrino, después la gente bailaba”.
Este rito del mensajero ya con tintes cristianos pues amortajaba a los
difuntos según la costumbre católica, continuaba practicándose. Se entendía
que el niño “iba directamente al cielo”.
Era frecuente que el mismo traje del bautizo sirviese de mortaja, Existía
la consideración de que era “pecado” llorar ya que ello obstaculizaba el
camino recto del angelito hasta el cielo: “Llorar por dentro se llora, aunque
por fuera se canta”. “Cuando falleció en Arure María del Pino, una niña
de pelo y ojos acastañado. “Antes cuando se morían los niños cantaban (los
parientes y vecinos) anteriormente, pero del siglo pasao, no del siglo este,
porque yo nací en el pasao y no recuerdo eso. Sí recuerdo que mi madre hacía
los cuentos: que tenía, se murió una hija que le decía María del Pino y
entonces, pues, la primera que tuvo, se reunieron a cantar (en el velatorio) y
entonces... Usted sabe que pa un (que) se le muere un hijo cantar o quiera que
sea tiene que un poco... Porque ya
el particular lo hace tranquilo. Y entonces el padrino era el más embullao, es
decir, él que era un hombre que era algo inteligente, el más inteligente que
había allí y eran compadres. Y entonces (...) bueno hay que empezar a cantar,
el primero fue el padrino y ella la habían puesto (la llamaban) María del
Pino. Entonces le puso píe de romance. Dice:
Sube al cielo María del Pino
y ruega por tu padrino
Y
entonces (...) bueno pues ahora comadre le toca a Usted. Y entonces ella dice:
Al cielo subes María
y tu madre esternecía
que
no pudo cantar más, no siguió cantando. Esternecía quiere decir atacaa,
(apenada, acongojada) no poder hablar del sentimiento (...) Ya dicen que era
grandita”.
Pero el tambor, “ que viene de los antiguos”, no sólo aberrunta
alegría o tristeza. Ha sido también un medio de lucha.
En esta maravillosa vivencia recogida en Ghumara, podemos observar una de
las grandes contradicciones en que nos vemos envueltos los mazigios canarios,
pensando como pensamos en mazigio, nos vemos obligados a expresarnos en
castellano, lengua ajena a nuestros ancestros, por ello, nos es difícil
expresar a través de ella nuestros más profundos sentimientos, tanto es así,
que incluso los individuos de nuestra sociedad académicamente mejor preparados,
son incapaces de escribir correctamente un texto en castellano sin la ayuda de
un diccionario.
Cadamosto en su crónica, recoge una
versión similar a la expuesta por Diego Gomes, de la tradición del
mensajero al más allá, en esta reseña podemos apreciar que la ceremonia no se
lleva a efecto en un acantilado en el mar, sino en un valle, y a la ceremonia
asiste todo el pueblo. A pesar de que la traducción es bastante deficitaria
creemos que se entiende bastante bien el sentido de la narración.
«. y en además de aquella costumbre, hay otra que esta echa de esta
manera, que creado el señor, la señoría puesto sin otro impedimento, habrá,
algunos de sus subditos a su señoría la presenta, y a aquella para onorar la
fiesta se ofrece de si mismo matar, y pòr tal cosa ver, o sea el efecto de la
ofrenda echa todo el pueblo se reune en un cierto valle profundisimo, y aquello,
que de morir por
el señor mismo se ofrece, a altisima rupe accede, y después de algunas
semonias echas, y alguna palabra en laude de su señor dichas, subido en de
aquella rupe altisima se tira, por
aquella no queda nada más que en el
fondo del aquel Valle en pedazos combertido, donde
después del pueblo es encontrado, y el señor por tal efecto, a sus
parientes de mucho agradecido le queda.»
Es indudable que el Sr. Tejera Gaspar, es un fiel seguidor de los
antiguos frailes cronistas, y como tal, imbuido de un espirito católico que le
hace ver incluso la posibilidad de un purgatorio en la religión de los mazigios
canarios. Esto se desprende del siguiente texto del mencionado Sr. Tejera:
«Quisiéramos referirnos en este apartado a la posible existencia del
viaje de los espititas, o si se quiere, al lugar definitivo en que se hallan,
puesto que si atendemos texto de
Scory, citado ut supra, las “almas” de los que han sido malos “están
detenidas en aquel lugar”, no como una situación definitiva, sino como un
paso previo antes de su ubicación final en el Sol. Para ello hemos de recurrir
a unos pocos textos muy confusos, a través de los que se pueden detectar
algunas cuestiones de la lectura que proponemos: los guanches y, con toda
probabilidad, el resto de las poblaciones insulares, creían que los espíritus
de sus antepasados iban a parar al Sol, astro que, como se estudia en otro
lugar, consideraban como Ser Superior por excelencia y era por tanto, objeto de
adoración...»
Nosotros entendemos que el hecho de que los estuviesen “retenidos” en
el Echeyde, era como consecuencia de que no había llevado una vida justa y no
debían estar con el grupo humano al que había pertenecido, pues es bien sabido
que nuestros ancestros aceptaban como cosa natural el que los espíritus de los
antepasados convivían -aunque en otro plano- con los mortales, por tanto, los
que tenían prohibida esta convivencia moraban en el Echeyde. De hecho, algunos
conseguían salir de allí, y entonces se convertían en saxos arrimados, los
cuales debían ser expulsados del cuerpo poseído mediante complicados rituales
ejercidos por los sacerdotes samaras, y obligados a retornar al Echeyde.
La astrolatría de los canarios precoloniales pervive en nuestros días
en diversas localidades de nuestras islas, especialmente en el culto a
(Chinech:
El Escobanal.)
El que el día de San Juan, antes de salir el sol, le tira tierra a la
copa de una higuera de leche, no le criará talaraña ni
se le carcome la hoja. En este día baila el sol, porque Dios
dispuso que bailara solo este día.
(Chinech:
Güimar.)
“El día tempranito” acostumbra la gente desde muy antiguo
irse a dar un baño al mar con el fin de llegar vivos hasta el siguiente año
que lo repitan. En el día de San Juan, muchos se levantan a “ver bailar el
sol” al salir por el horizonte, no bailando en los demás días.
(Chinech:
Candelaria.)
La víspera, a la noche, los vecinos que no le hagan a San Juan su
hoguera... También esta indicada noche acostumbran los jóvenes poner tantas
hojas de higuera negra, como pretendientes tengan, atravesadas con un palito,
cada una con el nombre de ellos. El día de San Juan la que amanece más
estirada es porque aquel que representa, la quiere más... Tantos higos tunos
con la flor en capullo como pretendidos tenga una chica, cada uno con sus
nombres y puestos en agua, el que amanezca florido, es el que quiere a ella y si
hay varios, el que tenga la flor mas abierta... Poner la indicada víspera tres
montones de sal, representando los meses de Diciembre, Enero y Febrero. Si el día
amanecen derretidos prueba que llueve y tanto más, cuando más derretidos estén;
y si amanecen secos, no llueve nada... Por la mañana temprano, se levantan todos
a ver bailar el sol. En este día, es costumbre ir al mar a comer, pescar
y bañarse, llevando ganados y bestias, para lavarlos.
(Chinech:
Arona.)
En la mañana de San Juan se ve la isla de San Borondón, así como los encantamientos
porque la vista se pone mas clara. La isla de San Borondón se ve por las
galletas para afuera... En la víspera aquellos que tienen dolores en las
piernas, etc. saltando la hoguera se ponen buenas. Los pájaros cantan
este día antes de salir el sol. También cantan las zarzas. Recogen el agua
antes de salir el sol para beber y regar las casas, porque esta ese día el agua
bendita. El que da fuego a una hoguera la víspera de San Juan “gana
gracia”.
Otro gran amusnau, y sin lugar a dudas el mejor conocedor de la
idiosincrasia de nuestros magos isleños, que dio el pasado siglo. Hupalupa
(Hermogenes Afonso de
El medico y poeta de Eguerew (
Estaba todo aquel umbroso valle,
cortes del Rey Bencomo de Taoro,
esclarecido assi de luminarias,...
Mostró serena su nocturna sombra
la quieta Tetis, y el oscuro manto
con las estrellas claro y refulgente,
y clarifican el umbroso valle
los resplandores de los grandes fuegos
y de las encendidas luminarias.
El historiador canario, Tomas Marín de Cubas, nos confirma la fecha
exacta de la fiesta solsticial de nuestros antepasados: «contaban el año
llamado Acano por las lunaciones de veinte y nueve soles desde el día que
aparecía nueva empesaban por el estío, quando el sol entra en Cancro a veinte
y uno de junio en adelante la primera conjunción, y por nueves días
continuos hazian grandes bailes y convites, y casamientos ...»
“Los amasikes del Alto Atlas y del Anti-Atlas celebran
Don Francisco Hernández
Graja, de Túnez (Arona, Chinech), que dedico gran parte de su vida a ejercer
como pastor (sobre 1890) dice: Que los ancestros guanches acostumbraban un día
del año en el mes de junio, que cree que era el mismo día de San Juan, la víspera,
hacer una hoguera y echar dentro reses degolladas con un faime (cuchillo) de
madera de sabina, hasta que el humo saliera derecho al cielo que creían en
esto como si fuera cosa de religión. Que no sabe mas, pero que esto lo oyó
muchas veces a los pastores viejos.
En este culto participa siempre una víctima, generalmente un cordero, al
cual después del sacrificio, es desprovisto de
una de las partes de su cuerpo (cabeza o rabo que sepamos) que se echa al
fuego con el objeto de que el estimado desprendido por la quema del miembro, sea
beneficioso para la purificación del ganado. En otras ocasiones se echaba al
fuego al animal entero, según se desprende de algunos Pireos encontrados por
Benthencourt Alfonso y otros investigadores, los cuales contenían huesos de
cabritos y cochinos que habían sido quemados enteros.
Hupalupa, en su continuo e incansable caminar por nuestros campos en
busca de nuestras raíces por boca de los ancianos, detentadores de la Tamusni,
tuvo la oportunidad de entrevistar en una apartada finca de Igueste de
Candelaria a un mago, don Florencio Dorta Dorta, cuyo testimonio recogido por
Hupalupa con el corazón, como solo él podía
poner en las cosas de “sus magos”, creo que encierra buena parte de la
filosofía popular de nuestras gentes.
«Don Florencio, un encantador anciano amasik de 81 años de edad,
natural del pueblo de Tejina de Guía - en el extremo suroeste de la
isla de Tenerife-, cuando yo le pregunté si Florencio Dorta
Dorta eran sus datos personales, me contestó que “el no se llamaba
así, lo llaman así. Don Florencio se pasa todo el día desde que se
levanta hacia las 4 o 5 de la mañana, haciendo cachimbas, arados y chácaras y
pega gran parte del tiempo haciendo sonar esas chácaras que toca tan bien. Eso
es lo que le gusta y le hace vivir. Su esposa y él, además están
permanentemente contándose cuentos y cosas que ocurrieron en los tiempos de su
juventud u otras que escucharon de los mas viejos; Los relatos que se decían
cuando la gente de antes pegaban a hacer la tafeña -grano tostado- y cuyas
largas charlas y envites dialécticos de tradición oral, continuaban así
mismos cuando sé molía para obtener el preciado manjar del pueblo amasik: el
gofio. En ese aspecto, nuestro mago pueblo ha sabido conservar una culta
costumbre de los amasikes desde la protohistoria africana.
Cuando hablamos del Sol, Florencio Dorta Dorta, mago tinerfeño, cuya
sabia cultura oral -la de los magos- aun
no ha sido valorada como se merece, nos hizo vibrar.
Y yo me pregunte, -¿para qué voy a hacer este libro si resulta que mi
pueblo está asumiendo de antemano muchísimas más verdades que su pobre
contenido? ¿Qué le voy a enseñar yo a un mago como don Florencio? Ellos no
son lectores porque su gran libro es el cerebro; en sus sabias y viejas páginas
se conserva la información directa y también genética que sus mayores les
trasmitieron.
La víspera de San Juan -nos dice don Florencio- reuníamos tomillos pa
jacer la fogalera en la lomada de Herques; La fogalera era empezando a
oscurecer, pos pal día de San Juan había que levantarse temprano. Cuando la
fogalera de tomillos estaba bien ardiendo, pa jeringar a los de enfrente -los
que hacían la otra hoguera en Herques, Tejina de Guía-, pegábamos a dar
vueltas en redondo, a la derecha siempre, con muchos rejijides; Ellos
contestaban de allá igual.
Dispués, antes de acostarnos, los chicos poníamos tres jigos picos
(pencas indias) sin enflorecer dentro de agua, tras la puerta de nuestra casa, y
cada jigo era una chica; a la mañana siguiente, cuando volvíamos de ver el
baile del sol, mirábamos los jigos: Estaban enflorecidos unos más otros menos.
La jembra del más enflorecido era la que me quería.
En todo el año no hay una mañana tan bonita como la mañana de San
Juan, -continua don Florencio-. El Sol baila por la mañana tempranito. Baila
el Sol y el Sol -cuando yo era chico- hacia otras cosas que ahora mismo no
me acuerdo, pero las hacia. Que mañana tan bonita la de San Juan en Guía,
en Tejina de Guía y en todos esos pagos. El Sol bailaba de frente en redondo
y toda la gente lo miraba desde las casas pa verlo bailar. El Sol asoma allá
abajo a la altura de Herques, y de salir del horizonte a verlo bailar
demora de un cuarto a media hora; después pegaba a dar vueltas y bailaba
enredador; bailaba como una fiera. A veces llegábamos tarde cuando él
estaba afinando a bailar, y ya no lo veíamos bailar. Cuando diamos a ver bailar
el Sol, también aparecía la isla de San Borondon por el naciente del
Sol. Donde único baila el Sol en aquellos pagos. Aquí yo no he podido ver
bailar el Sol.
El culto que nuestros antepasados precoloniales rendían a Achaman, seguía
marcando una costumbre del pueblo amasik de Canarias hasta casi cinco
siglos luego de la conquista española. La transcultura colonial se vio
imposibilitada a extirpar la subconsciente información que guardaban y
conservan los magos. Don Florencio, se convertía -al menos para mí- en esencia
ancestral de nuestro pueblo:
-Mire
Vd., prosigue don Florencio, nosotros semos moros. -¿Cómo va a ser
eso?, le contesté yo.-Si, semos moros. Vd. también es moro, porque las
islas son del África y el África es de los moros. Lo que pasa es que ese
Gobierno llegó aquí nos abracó a todos y ahora tenemos otras modas. Pero
siempre semos moros. Y esto no es España, esto es África, yo vide que los
moros son igual que nosotros semos. Y me fijé también que se arrodillaban y
miraban al Sol.
-Pero
don Florencio, ¿Vd. quiere decir que adoraban al Sol igual que lo hacían Uds.
Antes?. -Si, me contesta sorprendentemente para mí, -Si yo vide que eso
era lo mismo que ver bailar el Sol, cuando éramos niños, además -me dice con
medio enfado-, no me llame don Florencio, llaméme Florencio, pos el don es
comprado con perras.
La contemporánea creencia de los canarios en el baile del Sol, es una
manifestación cultural más que nos indica nuestro indiscutible acercamiento
hacia la astrolatría de nuestros antepasados precoloniales.»
Abril de
2012.
Foto:
Ecsa.Serra-Biopunt. Archivo del Autor.
Desde que el hombre sintió la necesidad de rendir
culto a sus muertos, comenzó a practicar
la magia y el chamanismo y con estas, nacieron las religiones.
[1]frazer-james/la-rama-dorada
Anteriores:
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (X)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (IX)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (VIII)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (VII)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (VI)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (V)
¿Quiénes
somos los mazigios canarios? (IV)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (III)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (II)
¿Quiénes somos los mazigios canarios? (I)
---» Continará