Armas silenciosas para
guerras tranquilas en Canarias (y VII)
Jorge Ancor Dorta
Muchos creen que vivimos en un Estado liberal, pero no es
cierto. Esta definición de liberalismo es incompatible con el marco
autoritario actual que hemos definido en estos artículos y con la
manipulación de la justicia y la erosión de los derechos civiles que se vive
actualmente.
Todas las personas deben ser iguales
ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un
mismo marco mínimo de leyes que resguarde las libertades de los
ciudadanos. Una justicia politizada y corrompida es incompatible con
ese principio y la reforma de la justicia para que desaparezcan los jueces
instructores y sean sustituidos por un fiscal elegido por el gobierno (en
lugar de por el pueblo como ocurre en USA), es un paso mas en la
desarticulación del Estado de Derecho que protege los derechos civiles de
los ciudadanos.
|
|
De la misma forma que el colonialismo
mental es un caso particular y extremo del principio más general que hemos
apuntado, el colonialismo, económica y políticamente también es un caso
particular de algo más general. Sin corrupción no puede haber abuso
de poder. Sin intervencionismo no puede haber corrupción. Sin corrupción y
abuso de poder no puede haber colonialismo ni neocolonialismo. Sin
intervencionismo no puede haber caciquismo, ni tiranía. Sin corrupción no
se puede mantener a la clase política y la oligarquía local como
medianera y socia de los intereses económicos de la metrópoli en la
colonia.
|
El peligro del liberalismo es la
acumulación de poder y la creación de monopolios y malas prácticas
oligárquicas, como ocurrió en la primera revolución industrial. La
mejor defensa contra los abusos es un pueblo educado y formado como
ciudadanos libres. Las soluciones técnicas ya se conocen: medidas
antitrust, tribunales de la competencia efectivos, etc., y la formulación
de políticas económicas sólidas para la creación de empresas canarias que
se integren en la economía globalizada.
|
|
A algunos les irrita las diferencias clasistas y
muestran un rechazo a las desigualdades sociales. Pero les da igual saber porqué
se interrumpe el tráfico en una calle, porque Hacienda vulnera los derechos
de los individuos saqueando sus cuentas bancarias sin amparo judicial, o si
se respeta la clásica división de poderes de Montesquieu. Preocupados por las
desigualdades sociales se olvidan de ejercer de ciudadanos.
Para reducir las desigualdades de clase proponen reforzar el
Estado, cayendo en un círculo vicioso en el que refuerzan el abuso de poder
de un Estado al servicio de la oligarquía. En lugar de tener una visión dinámica
y centrarse en producir un cambio social, mantienen una visión estática de
reparto puntual que suele derivar en reparto de la miseria, (lo mismo que el
colonialismo y el nacionalismo presupuestario).
Las diferencias de clase se reducen
mediante la participación de las pymes en el crédito, mediante la educación y
favoreciendo la competencia, la innovación y la movilidad social. Se reducen
garantizando los servicios básicos como Sanidad.
No estamos, por tanto, hablando de un liberalismo salvaje, sino de un
liberalismo con conciencia social. El liberalismo trata de evitar la tiranía
y el abuso de poder, por ello las leyes antitrust y de fomento de la
competencia son parte fundamental. Se trata de evitar que una gran empresa
influya en la legislación en lo que se denomina "Secuestro del
Estado", o que se produzcan fenómenos neocoloniales.
Armas
silenciosas para guerras tranquilas en Canarias (VI)
Armas
silenciosas para guerras tranquilas en Canarias (V)
Armas
silenciosas para guerras tranquilas en Canarias (III)
Armas
silenciosas para guerras tranquilas en Canarias (II)
Armas silenciosas para guerras tranquilas en Canarias
(I)
Fuente: menceymacro.blogspot.com
|