Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas en Canarias (I)

 

Jorge Ancor Dorta *

 

Existe un documento disponible en Internet de Noam Chomsky que se denomina Las diez estrategias de manipulación mediática.[1] También existe un segundo documento que se llama Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas.[2] Al margen del debate sobre su autenticidad, ambos documentos poseen ideas interesantes sobre la manipulación social, o lo que es lo mismo, sobre la tiranía.


En realidad la manipulación de una sociedad es más simple que el mecanismo de un chupete. El principio radica en saber que cuando la realidad nos supera, cuando no podemos con el entorno, simplemente desconectamos de la realidad. Así podemos desconectar a individuos, grupos, organizaciones o sociedades enteras. La clave está en generar ansiedad y tensión continua en la sociedad.

 

Cuando no somos capaces de enfrentarnos al entorno, cuando somos incapaces de manejar una situación o cuando tenemos que enfrentarnos a un cambio y no sabemos como..., la tensión nos supera y se nos dispara la ansiedad.

Al disparársenos la ansiedad y ser incapaces de enfrentarnos el entorno nos montamos nuestra propia película. Esto lo hacemos para sustituir a un entorno al que no podemos hacer frente. Nos buscamos señuelos y placebos que sustituyan la realidad y que nos permitan liberar la tensión. El Estado simplemente nos pone esos placebos a nuestro alcance y picamos como pescados al anzuelo felices por liberar nuestra ansiedad.

Ejemplos de placebos y películas que nos montamos nosotros solos; el complejo de dependencia de que España nos protege y vendrá a salvarnos, que una recuperación alemana y mundial nos sacará de la crisis, que el relevo generacional resolverá los problemas del obsoleto modelo productivo y social canario, que papá Estado nos protegerá de los "malvados" capitalistas, que un líder mesiánico surgirá y resolverá los problemas o que un tercer Estado extranjero nos "adoptará".

Al final nos buscamos cualquier excusa para justificar nuestra inacción y evitar enfrentarnos a una realidad que negamos. En el proceso se nos disparan una serie de procesos ocultos e irracionales que la evolución ha "programado" en nosotros durante millones de años.

Para poder manipular una sociedad, primero hay que desconectarla de la realidad. La no participación o desconexión del individuo se consigue de diferentes maneras. Las armas empleadas para conseguir dicha desconexión son "armas silenciosas".


Son armas silenciosas porque no producen ruido de explosión evidente, no causan daño físico o mental aparente, ni interfieren de manera evidente con la vida cotidiana social de cada uno. Pero son armas que, en realidad, causan enormes daños físicos y mentales, e interfieren de forma importante en nuestra vida social cotidiana.


La población puede sentir instintivamente que algo no va bien, pero por la naturaleza "técnica" y sutil de dichas armas silenciosas, no puede expresar su sentimiento de manera racional, o tomar las riendas del problema con inteligencia. En consecuencia, no sabe cómo gritar para pedir ayuda, y no sabe cómo asociarse con otros para defenderse. El público general no puede comprender estas armas silenciosas, y, en consecuencia, no puede creer que, en realidad, está siendo atacado y sometido.

 

Pero estas armas silenciosas en realidad si que dejan un rastro. Un observador entrenado sabe dónde mirar y como observar. Estas armas, y la ingeniería social que posibilitan, representan a día de hoy la mayor amenaza a las sociedades abiertas y la democracia. No es casualidad que las elites se perpetúen de forma hereditaria y que la política se halla convertido en una cuestión de casta, impidiendo de esta forma la "igualdad de oportunidades" y la movilidad social de las capas medias y bajas. Se ha pasado de un capitalismo liberal a un capitalismo clientelar. El creciente peso del sector público en las sociedades tampoco es casualidad, ni el desmoronamiento de la calidad de la educación.


Estas nuevas "armas silenciosas" en poder de los gobiernos, han sido posibles gracias a las tecnologías de la información y al tremendo avance que han experimentado las ciencias cognitivas durante las últimas décadas. Estas armas disparan “escenarios” o situaciones en lugar de balas.


Cuando un arma silenciosa es aplicada gradualmente, las personas se ajustan, se adaptan a su presencia, y aprenden a tolerar su repercusión sobre sus vidas hasta que la presión (psicológica vía económica) se vuelve demasiado grande y se hunden. Esto genera un estado depresivo que inhibe la acción y sin acción no hay revolución.

 

La desconexión también puede ser aún más extrema e implica que la gente se dedica a ver futbol o a leer la prensa rosa en lugar de preocuparse por los problemas sociales. Están al margen del proceso; no cuentan, no se organizan y no actúan. Se han convertido en autómatas consumidores pasivos.


En realidad, el arma silenciosa es un tipo de arma biológica. El arma ataca la vitalidad, las opciones y la movilidad social de los individuos de una sociedad, conociendo, entendiendo, manipulando y atacando sus fuentes de energía social y natural, así como sus fuerzas y debilidades físicas, mentales y emocionales.

 

[1]Las diez estrategias de manipulación mediática

[2]Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas

 

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Fuente: menceymacro.blogspot.com