Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas en Canarias (II)

 

Jorge Ancor Dorta

 

La debilitación de la energía social y natural trata de generar apatía, miedo, desmotivación, desmoralización, desilusión, marginación y la exclusión social del disidente, reforzar la autoculpabilidad y debilitar la autoestima, discriminando socialmente o censurando lo políticamente incorrecto.

 

En el fondo tratan de generar presión económica y psicológica para evitar la "acción". En el fondo se trata de castrar las oportunidades de desarrollo y progresión del individuo.

 

Estos mecanismos se basan en los mismos principios que el colonialismo mental, o mejor dicho, el colonialismo mental también se basa en estos principios. La ansiedad que producen es la "tensión muscular" que menciona Fanon.


El colonizado no puede hacer frente al colonizador y busca el placebo en el pleito con el vecino, en la pelea tribal o en el mundo mágico desconectándose de esta forma con una realidad hostil a la que no puede hacer frente. En el fondo es el mismo mecanismo que hemos descrito anteriormente, el individuo no puede con el entorno y desconecta de la realidad mediante el futbol o montándose una película en su cabeza. El caso colonial es un caso particular de un principio más general.


La debilitación de la energía social y natural también se produce a través de la economía. Por ejemplo, controlando los flujos de crédito y debilitando a todo aquel que pueda suponer una amenaza para el mantenimiento del status quo de la élite creando barreras artificiales a la competencia y a través de la corrupción y el intervencionismo público.

 

Para poder utilizar las armas silenciosas, el Estado ha de ser capaz de intervenir en la economía y en la vida de la sociedad. La creciente burocratización e intervencionismo público sigue avanzando al tiempo que el público se enfrasca en un debate estéril y artificial  de derechas o izquierdas, sin comprender que ese es un debate superado que sólo actúa como distracción. Derechas e izquierdas practican la misma política intervencionista y regulatoria.

 

Sólo a través del intervencionismo se puede favorecer la corrupción y, de esta forma, proteger los intereses de las grandes empresas. El debate real no es sobre izquierda o derecha sino sobre el intervencionismo que reduce y amenaza la libertad individual. El debate real es como impedir el abuso de poder del Estado y de la oligarquía.


La élite política, al igual que la económica, también usa barreras artificiales para autoprotegerse. Por ejemplo la manipulación de la ley electoral que en Canarias es un caso extremo y sangrante, o mediante el uso político del sistema judicial en flagrante violación de la ley de partidos y los derechos constitucionales básicos como en el caso del PNC.


Si no definimos correctamente el problema difícilmente vamos a encontrar la solución. De lo que se trata es de sentar las bases del poder ciudadano frente a los abusos de poder del Estado y la oligarquía. La tiranía no es más que el abuso de poder del Estado en forma de monarquía, dictadura (fascista o comunista), o la plutocracia/cleptocracia.

 

Si el caciquismo es el uso particular del poder del Estado y los recursos administrativos, si lo que hay que evitar es que el Estado avasalle los derechos de los ciudadanos, si la oligarquía usa el Estado y los aparatos de los partidos políticos para protegerse y perpetuarse usan el poder del Estado en su beneficio... ¿Para que queremos fortalecer el poder del Estado? ¿Para fortalecerlos a ellos en lugar de a los ciudadanos? ...¿No ves la contradicción?

 

* Escena de la película Syriana. El video en español aquí

Fuente: Mencey Macro.blogspot.com  

 

Artículo anterior:

Armas silenciosas para guerras tranquilas en Canarias (I)

 

Otros artículos del mismo autor