NAUFRAGIOS Y HUNDIMIENTOS EN CANARIAS (V)

 

Eduardo Pedro García Rodríguez

 

CORREILLO FUERTEVENTURA

 

Para cumplir las condiciones del contrato, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios ordenó la construcción de los seis buques en astilleros británicos. Los tres más grandes fueron bautizados con los nombres de Viera y Clavijo, León y Castillo  y La Palma ; los más pequeños con los de Gomera-Hierro, Lanzarote y Fuerteventura.

 

El Fuerteventura, último de la serie de los pequeños, también denominados “playeros”, fue construido por Smith's Doock Co. Ltd. de Middlesborough (Gran Bretaña) en su factoría de South Bank, siendo la construcción 501 de la mencionada factoría. Su botadura se realizó el 20 de diciembre de 1911 y en abril de 1912 fue entregado a su armador en South Shields. A continuación emprendió viaje a Las Palmas donde arribó el 24 de abril siguiente después de haber realizado escala en Dover, pasando a continuación a realizar los servicios interinsulares canarios y los de Canarias a la costa africana.

 

El 22 de enero de 1922, en unión del remolcador holandés Roodezce, arribó al puerto de Las Palmas dando remolque al mercante británico Highland Pride.

 

En 1930, Don Emilio Ley, Jefe de la Casa Elder en Canarias y Director de la compañía, y Don Juan March, siguiendo las indicaciones del Gobierno, negociaron el traspaso de la concesión de servicios marítimos a la Compañía Trasmediterránea. En el mes de junio se resolvió definitivamente la absorción de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, pasando a manos de Trasmediterránea todas las posesiones e instalaciones que tenía la Compañía en todos los puertos Canarios y en la costa africana, la flota de barcos y el personal. El vapor Fuerteventura navegó a partir de entonces con la contraseña de la Trasmediterránea.

 

En diciembre de ese mismo año, en unión del vapor La Palma , prestó ayuda y trató de poner a flote al guardacostas Uad Ras, de la Marina de Guerra española, varado en Caleta Fuste, en Fuerteventura, donde se perdió definitivamente a pesar de los intentos de reflotamiento realizados.

 

En septiembre de 1931 acudió en auxilio del vapor de su misma contraseña Tordera, que había sufrido rotura del eje de cola cuando navegaba a unas doscientas millas al norte de Tenerife y lo remolcó hasta el puerto tinerfeño. Dos años después fue el propio Fuerteventura el que sufrió un percance al averiar su codaste cuando maniobraba en el puerto de Santa Cruz de La Palma.

 

Originalmente registrado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en 1934 se cambió su registro realizándolo en el puerto de Las Palmas.

 

En noviembre de 1934, también en unión del vapor La Palma , intentó reflotar al carguero francés Kairouan, embarrancado en Cabo Juby. Un temporal impidió prestarle ayuda hasta que el tiempo amainó, logrando salvar a la tripulación aunque el barco siniestrado se partió en dos.

 

El 29 de enero de 1935 volvió a ser noticia en los medios informativos insulares al ocuparse del rescate de la tripulación del yate francés Intrepide, cuando navegaba en aguas del archipiélago.

 

Al estallar la guerra civil, el vapor Fuerteventura se encontraba navegando entre las islas y fue clasificado como transporte de guerra, situación en la que permaneció hasta 1938, en que retornó a su cometido de buque correo. A finales de ese año viajó a Cádiz y luego a Baleares, para prestar servicios entre Palma de Mallorca e Ibiza.

 

En febrero de 1939 transportó tropa desde Palma cuando se realizó la conquista de la isla de Menorca y también sirvió de buque correo entre Palma de Mallorca y Mahón y en reiteradas ocasiones de Palma a Cabrera, permaneciendo en este sector de Baleares hasta el 8 de diciembre de 1940 en que salió con destino a Málaga.

 

Volvió de nuevo a Palma de Mallorca el 11 de noviembre de 1943, procedente de Ceuta, para cubrir la línea de Cabrera, en sustitución del Ciudad de Alcudia, hasta el 18 de marzo de 1944, en que salió con destino a Algeciras.

 

Por tercera vez volvió a Palma el 14 de enero de 1945, procedente de Ceuta y prestó sus servicios en las líneas de Ciudadela y de Cabrera hasta el 7 de marzo de 1945 en que salió con destino a Ceuta.

 

En 1949 estuvo cubriendo la línea del “piojo” entre Ceuta y Melilla, con escala en los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera , y el día 12 de diciembre se desató un fuerte temporal de levante que sorprendió al Fuerteventura en Villa Sanjurjo, amarrado al muelle número 2 de Ribera, en escala para Melilla. La mar de levante destruyó casi en su totalidad el dique de abrigo, dejando sin protección al muelle de atraque, donde se encontraba el Fuerteventura, que no pudo aguantarse sobre las estachas, faltándole estas, quedando a la deriva y yendo a embarrancar, empujado por el viento y la corriente sobre un varadero en construcción. Numerosas embarcaciones pesqueras que se encontraban al abrigo del muelle de atraque fueron abordadas por el Fuerteventura, quedando al garete y yéndose a destrozar en su totalidad en el varadero. La dotación del Fuerteventura fue rescatada del buque tendiendo un andarivel a tierra. El salvamento del buque resultó muy laborioso, y no se pudo lograr su reflotamiento hasta el 4 de agosto de 1950 en una operación dirigida por don Rafael de León, director de la Unión Naval de Levante. Una vez reflotado fue remolcado hasta Valencia donde, en los astilleros de la Unión Naval de Levante, se le sometió a las reparaciones necesarias. Allí permaneció hasta el 8 de octubre de 1951 en que, una vez reparado y mejorado, volvió a retomar sus servicios en las líneas interinsulares.

 

El 20 de julio de 1961 auxilió al León y Castillo cuando varó en las cercanías de Cabo Bojador ocupándose del trasbordo de sus pasajeros.

 

En la última etapa de su vida marinera realizó varios viajes extraordinarios al puerto de La Estaca como carguero y también como transporte de ganado herreño a las dos capitales canarias.

 

El 1 de octubre de 1967 causó baja en el contrato de comunicaciones de soberanía y después de varios meses de amarre, en julio de 1968 fue vendido para desguace a la firma Aguilar y Peris, de Valencia.

 

(Juan Carlos Díaz Lorenzo)

 

---» Continuará

 

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