LAS
DATAS DE ACENTEJO (VI)
BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LOS DATADOS
Eduardo Pedro García Rodríguez*
507-22.—Diego
Peres.
En la lista de los katuten (guerreros) de la compañía
auxiliar de Maninidra expuesta por el criollo Antonio de Viana figura un Diego
Peres integrante de la misma.
Otras datas concedidas a Diego Perez: “Diego Peris
de Turel. “Syen f., digo C f., en las cabecadas de Tacoronte”. Y digo q. si no las podieredes sembar este año q. las sembréis cuando podieredes. Q. vos
den
Figura en varios instrumentos de la escribanía de
Hernán Guerra: “10 de marzo de 1511.-Diego Pérez y Gonzalo Martín, levador,
vs., reconocen deber a Juan López Franco
52 reales y 1/2 por tanto trigo que le compraron, a pagar a final de mayo. Ts.: Fernán Esteban Cárdeno y Juan Galán.—Gonzalo, levador, y Diego Pérez de
Turel. (fol.143 r.); En 21 agosto de 1511.-Rodrigo Alonso, gallego, v°.,
arrienda a Diego Pérez una yunta de bueyes para
hacer la sementera que viene y no otra, con tanto
que tenga que sacar a la era el pan que sembrare en 10 días, por 2 cahíces de pan, trigo, puestos en las eras por
el mes de julio de 1512. Ts.: Tomás Justiniano y
Fernán Esteban.— Rodrigo Alonso. (fol.419
r.)”.
El 18 de noviembre de 1540 figura como testigo y
vecino de El Sauzal en una escritura
de poder concedida por Gonzalo Hernández de Ocampo ante el escribano publico
Juan del Castillo.
De la documentación consultada es todo cuanto hemos
podido recabar de este personaje.
656-56.—Antón de
Obtuvo
además de las de Acentejo tierras en Masca: “Antón de
[Hoja aparte; el traslado] Toda la demasía q.
hoviere en las tas. q. yo di a Diego de Cala,
vuestro suegro q. h. s. g., q. son en Taoro
bajo de la cuesta, junto de unos almacigos, linde donde tiene las colmenas de Antón de la Sierra e Pedro
Delgado de Grand Canaria e su entenado, e de
parte de arriba la cueva horadada derecho a las
cuevas q. están encima de los almacigos q. están encima de las colmenas del dho. Antón de la Sierra. ll-XII-
Como el resto de los canarii establecidos en
Bentaguayre; Bentagaire[2].
Famoso guayre
(consejero y capitán a guerra) jefe del cantón de Arguineguín en Tamarant
(Gran Canaria), le
fue impuesto por el rito católico el nombre de Antón de
El
valor, astucia y coraje de este singular guerrero fue tal que los cronistas e
historiadores nos han trasmitido algunos de sus hechos heroicos en defensa de la
libertad de la matria (patria), como ejemplo vamos a reproducir dos pasajes, uno
de Viera y Clavijo y otro de Millares Torres: …Pero quedaba todavía en Canaria un hombre que, sosteniendo solo todo el crédito de su nación,
se hacía temer de los cristianos. Este era Bentaguaya,
uno de los más famosos guaires de Telde,
que había puesto a Doramas bajo los pies en
un desafío y deseaba distinguirse de todos modos
en la defensa de la patria. Había observado que nuestros conquistadores solían ganar a sus paisanos
con el bautismo, e infiriendo que éste era como
un flanco por donde se podría abrir brecha en la plaza y sorprenderla, se vino un día al Real de
Las Palmas desarmado y diciendo quería ser cristiano
y conquistador.
Admitido con universal complacencia, se aplicó
enteramente a examinar con toda atención el orden del
gobierno interior, la disciplina de la tropa, el
estado de las murallas, el método de mudar las guardias y hacer las centinelas, etc.; y luego que se creyó bastantemente instruido, hizo fuga y se reunió con los suyos. Es
imponderable el estrago que hizo desde entonces
este hábil canario entre los nuestros, pues apenas pasaba noche sin que
insultase el Real, sorprendiendo las
centinelas y aprisionando los soldados que solían salir de la plaza a coger marisco
u orchilla. Meditó además de eso un golpe capaz
de trastornar en media hora los progresos de
toda la conquista de Canaria. Procuró reclutar todo
el paisanaje que pudo y dividiéndole en dos cuerpos, los llevó con el mayor
silencio al campo enemigo, a fin de
darle un asalto general. El cuerpo de canarios ligeros debía emprender
un falso ataque por la parte de tierra, a fin de sobresaltar la trasnochada
guarnición y obligarla a acudir allí con
toda la fuerza. Desamparada de este modo la parte del mar, debía
atacarla el grueso de la chusma y entrar en la plaza sin dar cuartel. Este
plan a la verdad no estaba mal trazado, pero
la buena suerte de los españoles o el
destino de los canarios hizo abortar un proyecto que se figuraba indefectible.
Los
isleños que debían fingir el ataque tardaron en
la ejecución, y los que estaban por la parte del mar, imaginando que cierto ruido que casualmente
sobrevino en la plaza era ya efecto del combate de
tierra, se avanzaron sin tiempo a la muralla y montaron al asalto guiados del
ejemplo del atrevido Bentaguaya. Inquietóse toda la guarnición; tocóse
prontamente a rebato y, corriendo a las armas los españoles, hicieron una defensa gloriosa, con muerte
de muchos canarios y pérdida de algunos europeos.
Viéndose los bárbaros rechazados, huyeron
precipitadamente a los montes, sin que el general
Vera se hubiese aventurado a seguirlos, temiendo
alguna emboscada, en que eran tan astutos,
y aun la guarnición se mantuvo sobre las armas
muchas noches.
Tampoco se durmió Bentaguaya. No se pasaron muchos
días sin que volviese a Guiniguada, acompañado
de un solo confidente, con quien escaló la muralla
por la parte menos defendida; y, como era
ladrón doméstico, se encaminó a las caballerizas del general, con ánimo de dar la muerte a aquellos brutos que
los canarios solían temer más que a los
jinetes. Bentaguaya asesinó al palafrenero que estaba en su custodia y luego quitó la vida a dos caballos
andaluces que Pedro de Vera estimaba sobremanera.
Habiendo
ejecutado este estrago, tornó a bajar por
la muralla, aunque no con tanto
silencio que dejase de percibirlo la centinela,
la que disparó una piedra con que le hirió en la
cabeza y le derribó dentro del foso sin sentido. La centinela creyó había dado muerte a alguna persona de la plaza, de
aquellas que solían salir a la pesca; y así mantuvo en su puesto sin
tocar al arma, lo que dio lugar a que
Bentaguaya, vuelto en sí, se escapase
de la manera que pudo. [Esta era una
aventura que él mismo contaba después.] (Viera y Clavijo, 1997: 226-227)
“Se cuenta, que al oír
hablar demasiado de la gloria de un plebeyo ennoblecido llamado Doramas, quiso
conocerlo en persona. De esta manera, se presentó en el bosque de Moya y lo
esperó en un sitio que sabía a ciencia cierta que pasaría. Llegó en efecto
Doramas, con su espada de tea al cinto y su rodela de drago, acuartelada de
blanco, negro y rojo, que era su divisa, apoyada sobre el brazo. Doramas pasó
sin saludar y esto hizo enfadar a Bentaguayre, arrojándole éste un puñado de
tierra, que era entre ellos el ultraje más sangriento, diciéndole al mismo
tiempo: “Aquí estoy”, grito de guerra que lanzaban siempre en sus desafíos.
Sorprendido Doramas con tan imprevista agresión, embraza el escudo y echa mano
a la espada con intención de defenderse, pero antes que pudiera hacerlo, se
adelantó Bentaguayre y lo agarra con sus robustos brazos y lo arroja al suelo
poniéndole una rodilla en el pecho, lo oprime de tal manera que le corta la
respiración y le desarma, “Quién eres”, le pregunta casi ahogado el
vencido Doramas. “Date a conocer tu primero y luego te contestaré”, le
replica Bentaguayre. “Soy un plebeyo que ha sabido hacerse grande sirviendo
fielmente a su patria”. Al escuchar tan nobles palabras, Bentaguayre se
levanta conmovido y tendiéndole la mano le dice: “Desde hoy seré tu amigo,
cuéntame en el número de tus aliados”. Y efectivamente cumplió su palabra
peleando en la batalla de Guiniguada contra el ejército de Rejón mandando uno
de los cantones del norte junto a Tazarte y Autindana.” (A. Millares Torres)
Participo en la invasión
de Tenerife con la compañía de Maninidra, estableció su residencia en el
Realejo de Abajo donde a parte de las labores agrícolas se dedicó a la cría y
explotación de ganado menor cabruno y ovejuno, además de colmenero en Taoro y
Acentejo. Estuvo casado con la también canarii María González.
Algunos
de los descendientes de Bentaguayre en Chinech
Pedro de la Sierra, Don.
Hijo
de Antón de la Sierra y María González
Maninidra (nieta de Maninidra), el
noble canarii Antón de la Sierra (el famoso
Guaire canarii Bentaguayre), casado con Francisca de Bethencourt (o Bermúdez), la cual era hija de Juan de Bethencourt y de
María Delgado, y hermana de Catalina Rodríguez.
Juan
de
Vecino
de Güímar, natural de la isla de Tenerife, otorga poder a Juan Marrero y a la
persona que él sustituya para que los represente ante los tribunales de
Justicia “en razón del uso e costumbres e preminencias que tenemos los
naturales de esta Isla en llevar las handas de Nuestra Señora la Virgen María
de Candelaria cuando se saca en público en procesión”. La Orotava, 21 de
Marzo de 1601, ante Roque Suárez.
Nicolás
de la Sierra, Don.
Quien
siguiendo la confusa costumbre de la época
en materia de apellidos retomó el apellido “Sierra” de su bisabuelo paterno,
el cual casó en 1673 con Ana Francisca, hija de Francisco Hernández de
Fuentes y de María Rodríguez. Fueron vecinos del entonces pago chasnero de El Malpaís del Valle del
Ahijadero, habiendo dejado varios hijos de su matrimonio de los que descienden la
mayoría de los actuales Sierra de Arona y de Vilaflor. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 329)
Juan
de la Sierra, Don.
Descendiente
del noble canarii Antón de
Pedro Rodríguez de la Sierra
Hijo
de Nicolás de la Sierra y
Ana Francisca, casados en 1673. Descendiente
del noble canarii Antón de la Sierra Pedro celebró
nupcias en la parroquia de
Vilaflor, en el año 1723, con Beatriz González, hija de Mateo Miguel González
y de Águeda González. El citado Pedro otorgó su testamento en el Valle
del Ahijadero el 10 de mayo de 1759, habiendo dejado tres hijos de
su matrimonio. (Nelson Díaz, 2002,
t.2: 330)
Domingo
de la Sierra (o Rodríguez de la Sierra), Don.
Descendiente
del noble canarii Antón de la Sierra, casado en
primeras nupcias,
en 1744, con Ignacia Delgado Bethencourt, natural del pago de Cabo
Blanco e hija de José Delgado de Mena y de María de Bethencourt Linares. La
nueva pareja se estableció en Cabo Blanco, donde el referido Domingo
de la Sierra otorgó su testamento el 30 de agosto de 1806, declarando no
haber dejado sucesión con su segunda esposa María Asunción de Mena,
hija de José de Mena y de María González Abreu. Con su primera esposa, la referida Ignacia Delgado, tuvo varios hijos. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 329)
Nicolás
Rodríguez de la Sierra, Don.
Hijo de don Pedro Rodríguez de la Sierra y descendiente
del noble canarii Antón de la Sierra. Casado en 1751 con María de Linares,
hija de Juan de Linares García y de Catalina de Morales. (Nelson Díaz, 2002, t.2: 330)
Lorenzo
Rodríguez Sierra, Don.
Descendiente del noble canarii Antón de la Sierra Casó
en 1794 con María Agustina Torres, hija de
José Torres y de María Domínguez. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 330)
Lorenzo
Sierra de Torres, Don
Descendiente
del noble canarii Antón de la Sierra.
Natural de Arona y casado en 1823 en Vilaflor con María Agustina Delgado García, dejó
larga sucesión que continuó el
apellido Sierra. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 330) natural del pago de Jama e hija
de Nicolás Delgado Llarena y de María García González. La nueva pareja se estableció en dicho caserío chasnero.
Antonio
Juan de la Sierra Delgado, Don.
Descendiente del noble canarii Antón de la Sierra,
venido al mundo en el entonces pago
chasnero de Cabo Blanco en el año 1780. Contrajo primeras nupcias en la iglesia de Arona con María Martín
Lemus, natural de La Escalona e hija de Pedro Martín Lemus y de Agustina
Rodríguez de León. De este primer matrimonio descienden los Sierra de Cabo Blanco y de
La Sabinita.
Una
vez viudo, Antonio Juan de la Sierra Delgado contrajo segundas nupcias en
Vilaflor, en el año 1850, con Candelaria Aponte Martín, natural de La Escalona e hija de Juan Antonio
Aponte Alonso y de María Martín Lemus. Se avecindaron en La Escalona donde
dejaron sucesión que continuó el apellido Sierra en dicho pago. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 329)
Lorenzo Sierra de Torres, Don.
Descendiente
del noble canarii Antón de la Sierra. Natural de Arona y casado en 1823 en Vilaflor
con María Agustina Delgado García, dejó
larga sucesión que continuó el
apellido Sierra. (Nelson
Díaz, 2002, t.2: 330) natural del pago de Jama e hija
de Nicolás Delgado Llarena y de María García González. La nueva pa reja se estableció en dicho caserío chasnero.
María
de la Sierra Delgado, Doña.
Descendiente
del noble canarii Antón de
176-18.—Pedro de Çamora o Çamorano. Toda la ta.
q. desmontardes sin las
Anteriormente había recibido otra data: “Pedro Zamorano. Una fuente q. es entre la del Adelantado y el agua q. se diz de Gillén, la cual vos
doy con
Este colono no figura como conquistador, por otra
parte no debió tener una presencia notable en los inicios de la sociedad
colonial pues no generó más documentación que las datas mencionadas.
712-63.—Pedro Vizcaíno. “Beso las manos de V.
M. a la cual plega
saber en como en las Matancas están unas cuevas mías q. V.
M. me mandó dar y un pedazo de ta. cabe las
cuevas”. Le sean dadas las tas. y cuevas. Alonso
de Lugo. S. f. (Quizás de 1508.).
Este canarii componente de la compañía de katuten
auxiliares comandados por Maninidra, como los otros conquistadores le fueron
concedidas varias datas de las tierras usurpadas en diferentes lugares de las
Isla Chinech, entre ellas las siguientes: “Pedro
Vizcaíno. “Beso las manos de V. M. a la cual plega saber en como en las Matancas están unas
cuevas mías q. V. M. me mandó dar y un pedazo de
ta. cabe las cuevas”. Le sean dadas las tas. y
cuevas. Alonso de Lugo. S. f.; Pedro
Viscayno, en vuestra vecindad. En Asentejo arriba de la fuente, arriba del
camino q. va para el barranco de los Guanches ... c. sembradura. Alonso de Lugo. 20-V-...; Pedro
Viscayno. Unas tas. q. están camino de Goy-mad
con la cueva horadada q. está más adelante de la cueva de Guillen, bajo de la
montañeta cabe de la dha. cueva fasta la mar. Más le doy a P. V. una cueva en Acentejo para los ganados, todo fasta la mar, la cual
cueva es en
Estuvo casado con la también canarii Constanza
Fernández. Figura como testigo en un
contrato de arrendamiento de “setenta y dos ovejas de vientre” entre el
colono, Licenciado Francisco d Alzola y el portugués Juan Yenez vecino de
Tegueste, ante el escribano publico Juan del Castillo el 22 de noviembre de
1540.
496-11.—Fernando de Torres. Unas tas. de s. q. son
en Acentejo, las cuales hoy día tenéis
sembradas q. son
Las finanzas de este colono no debieron ser muy
fluidas en un principio a juzgar por los diversos compromisos de pago contraídos
con otros colonos algunos de los cuales fueron otorgados ante el Escribano Hernán
Guerra: “5 de octubre de
1510.-Fernando de Torres reconoce deber a Jaime Joven, mercader, 6.312 mrs. por ropa que le compró. Los pagará en
dineros de contado o en tanto azúcar blanco,
puesta en esta villa de San Cristóbal, en el mes de
mayo de 1511. Ts.: Antón de los Olivos y Fernán Esteban Cárdeno.—Hernando de Torres. (fol. 433 r.); 18 de noviembre de 1510.-Fernando de Torres, v°.,
reconoce deber a Martín Sánchez, trabajador, 6.000 mrs. de la moneda de Tenerife por dos vacas de arada con sus crianzas que le compró. Los pagará en
dineros de contado, por el día de San Juan
de junio de 1511. Hipoteca las vacas y dos bueyes,
uno “Corrido” y otro “Cherripote”. Ts.: Alonso Núñez y Andrés Sánchez.—Hernando de Torres.
(fol. 544 r.); 5 de Febrero de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a
Francisco de Se-púlveda 4.000 mrs. de la moneda
de Tenerife por ropa que le compró, a pagar en
dineros de contado, por todo el mes de abril.
Hipoteca una yunta de bueyes, «Dorado» y «Berraco», que son del hierro o marca de Pero López de
Villera. Ts.: Diego Fernández y Juan
Galán.—Fernando de Torres. (fol. 47 r.); 5 de abril de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Juan Méndez
6.000 mrs. de la moneda de Tenerife por
una yegua que le compró, a pagar en dineros de
contado, en el mes de agosto. Ts.: Pero Rodríguez, Juan Galán y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernando de Torres. (fol. 192 r.); 25 de agosto de 1511.-Hernando de
Torres, v°., vende a Pero Fernández, v°., unas casas, en esta villa de San Cristóbal, que lindan con casas de Juan Ruiz de Requena y Nicolás de Baena. Se las vende por
precio de 5.000 mrs. de la moneda de
Tenerife, que recibe. Ts.: Alonso Manuel y Fernán Esteban Cárdeno, vs. y ests.—Hernando de Torres. (381
r.); 26 de agosto de 1511.-Fernando de Torres, v°.,
reconoce deber a Mateo Viña, v°., 25
fs. de trigo y por un buey, «Candelero», que
le arrienda por un año, desde el día de la
fecha; pagará las 25 fs. de trigo, puestas en su casa, en un plazo de un año. Si el buey se cansare no estará obligado a darle otro, teniendo que
devolverlo bueno y sano como se lo
entrega. Ts.: Alonso Manuel y Fernán Esteban.— Fernando
de Torres. (fol. 365 v.); 3 de septiembre de 1511.-Hernando de Torres, v°.,
reconoce deber a Antón Ruiz, mercader, 12.300
mrs. de la moneda de Tenerife por trigo y vino que le compró; pagará los 12.300 mrs. en dineros de contado, a mediado del mes de junio de 1512. Hipoteca dos yuntas de
bueyes mansos, «Cortidos», «Berraco»,
«Hermoso» y «Dorado»; dos vacas, «Clavellina»
y «Cabrita», con sus crianzas; y un caballo castaño del hierro
de Ordaz. Ts.: Alonso Manuel, Fernán Esteban y Diego Fernández
Amarillo.—Hernando de Torres. (fol. 467 r.);
19 de septiembre de 1511.-Hernando de Torres, v°., otorga poder general a
Lope de Arceo, pr. de c. Ts.: Lorenzo
Hordán y Fernán Esteban Cárdeno.— Hernando
de Torres. (fol.572 v.); 20 de octubre
de 1511.-Fernando de Torres, v°., reconoce deber a Juan Yanes, clérigo, v°.,
5.400 mrs. por trigo que le compró; le pagará en dineros de
contado y no en otra cosa, el día de San Juan de junio de 1512. Ts.:
Hernán Esteban Cárdeno y Juan Galán.—Hernando de Torres. (fol. 599 r.)”.
Es probable que una rama de este
apellido se afincara en las bandas del sur de
Pedro de Torres. Testó en Tijoco el 28 de abril de
1699. Orde na ser enterrado “en la
parroquial de Ntra. Sra. de
Casó con Paula Casañas García,
con la que tuvo por hijos a don Gaspar de Torres; a doña Susana de Torres Casañas, mujer de don Nicolás Casañas
Alayón, y a Pedro, que murió de 5 años. Declara
que su hijo don Gaspar de Torres vive en
Deja a su criado Antonio Ángel una oveja o una cab: cuatro cofradías de Adeje (Santísimo Sacramento,
Virgen del Francisco y Las Ánimas) dos reales a las tres
primeras, y d vellón a la última. (Nelson
Díaz Frías, 1999:358)
Pedro de Torres Martel. Otorgó
su testamento el 10 de mayo de 1764. Casó con
María de Acevedo y tuvieron por hijos a Pedro; María, casada con Pedro García del Castillo; José; Pablo;
Juana, casada con Alejo Bello, y Antonio. Tiene media fanega de tierra en Los
Lomitos en Taucho; también tiene
tierras en Taucho donde dicen Los Rafeles, en
Marzo
de 2011.
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--»
Continuará…
*
De la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo.
[1]
Los cordobeses eran varios hermanos canarii que formaron en la compañía de
Maninidra, actualmente en la zona de
[2]
Bentagoia.
m. GC. ant. desus. Antr. Nombre de
uno de los dos hijos de Artemi, al que
correspondió la soberanía sobre el bando de Telde. Expr. t.
Abentagoyhe, Bentagai, Bentagaiche, Bentagasi, Bentagay, Bentagaya,
Bentaghoyhe, Bentago, Bentagoche, Bentagoihe, Bentagoje, Bentagoya,
Bentagoyhe, Bentaguaya, Bentaguayre, Ventagahe, Ventagaihe-semidan,
Ventagay, Ventagorhe, Ventagoy, Ventagoya, Ventagoyhe. Var.: Bentejuí.
―
bentagoyya
<
*we-n-taguyyăt,
comp. m. ‘el que grita o alerta’.*wa-n,
we-n, pl. wi-n, m.; ta-n, pl. ti-n, f. loc. det. de [W/T+N]
‘el/la de’.
*ta-guyyă-t,
tă-ɣuyyi-t,
n. vb. f. sing. de [G·Y > Γ·Y·(T)] ‘grito’, ‘llamada,
invocación’, ‘lamento’, ‘alerta’. (Dr. Ignacio Reyes García,
2004)