LAS DATAS DE ACENTEJO (IV)
BREVE
RESEÑA HISTÓRICA DE LOS DATADOS
Eduardo
Pedro García Rodríguez*
Este
invasor y colono, al igual que el resto de los parientes de Alonso de Lugo que
le acompañaron en la invasión, conquista y depredación de la isla, recibió
importantes datas.
Además
de las tierras de Acentejo obtuvo los repartimientos siguientes:
“Juan Benitez [sic]. 2 suertes de tas. de r. q. son en Taoro, q. fueron
dadas a Narváez e a Varera [sic], se vos dan a vos como conquistador. Vos las
do por cuanto no vinieron a residir. 7-VII-1503. [Reverso: Como a conquistador
las tas. q. di antes a N. e Varea encima del acequia y para en q. ficiesen viñas.
Q. se vos asienten con tal q. no sean de r. 6-VII-
Unos
años antes había vendido unas casas que tenía él o su mujer en Cádiz (España)
según constas en los protocolos del escribano Hernán Guerra: “1510,
diciembre 31. Carta de ratificación de Juan Benítez, alguacil mayor de
Tenerife, a Fernán Sánchez de Alcaraz, esc. Púb. de la ciudad de Cádiz,
ausente, de la venta verificada por María de las Cuevas, su esposa, de unas
casas, en Cádiz, que lindan con casas de Lucía Nisado, Diego Sánchez de
Argumedo y Francisco Catalán, situadas en el arrabal de Santiago de la ciudad
de Cádiz, según pasó ante Juan de la Mar, esc. púb. de Cádiz. Ts.: Alonso Núñez
y Cristóbal de Baena, vs.- Juan Benítez. (Pro. H. Guerra, 1510-1511. Fol. 562
r.). Posteriormente compra una casas colindantes a las suya en la Orotava:1511
marzo 11. Diego de San Martín, vº., vende a Juan Benítez, alguacil mayor y vº.,
unas casas, en La Orotava, cerca de la iglesia de San Lorenzo, con un pedacillo
de tierra calma que junto a ella tiene. Las casas lindan con casas de Juan Benítez,
que fueron de Antonio Cañamero, y con tierras del vendedor. Se las vende por
precio de de 8,000 mrs. De la moneda de Tenerife. Ts. Pedro Gallegom Tomás
Justiniano.-Diego de San Martín.”. (Pro. H. Guerra, 1510-1511. Fol. 269 r.).
Era
tío de Bartolomé Benítez de Lugo, el sobrino del adelantado Alonso Fernández
de Lugo, a cuyas órdenes luchó mereciendo extenso repartimiento de tierras y
aguas en el Valle de
Juan
Benítez había casado en Cádiz con la judía conversa María de las Cuevas,
viuda del capitán Luís de Vibaldo Spínola, de cuyo matrimonio tuvo tres
hijos; la tercera, doña Inés Benítez de las Cuevas, sucesora en la casa y
heredamientos del colono invasor.
Vida
política
En
Tenerife -y en
La
gobernación fue sobre todo un
instrumento de control de
La
élite del poder político constituida por el Cabildo colonial la formaban los
familiares y personas de confianza del gobernador, y comienza así a
constituirse una sociedad estamental al estilo castellano, que serviría de base
a una jerarquización social, apoyada en los siguientes factores; la condición
de hidalgo, a falta de nobles, era la más apreciada por los gobernadores; los
lazos de amistad y paisanaje con los que ejercían el poder; estos individuos
que a pesar de sus pretensiones de hidalguía actuaban de verdaderos sicarios
los que no necesariamente eran remunerados en metálico y mataban y /o
torturaban por orden de otros por motivos religiosos, políticos, familiares o
en la mayoría de los casos para obtener prebendas.
Después
estaban los funcionarios reales, escribanos y los clérigos, les seguían en
influencia los terratenientes, misioneros, luego los empresarios, mercaderes,
esclavistas, prestamistas, dueños de medios de explotación o de transporte; a
continuación estaban los propietarios de plantaciones o de ganado. En los
niveles más inferiores estaban los artesanos, técnicos azucareros, los
empleados y criados, los guanches libres, aventureros y vagabundos.
Estando en la península ibérica Juan Benítez es designado por el
Cabildo colonial como representante del mismo ante la corona castellana el 26 de
marzo de 1505: “E luego se puso en
platyca que se devia de enbiar un personero a la corte de sus Altezas, con poder bastante desta ysla, para dar la
obidiencia y omenaje que se deve prestar a
La gobernación de Alonso Fernández de Lugo estaba amparada por el
contrato draconiano que había obtenido de la corona castellana y cimentado su
absolutismo en la panda de aventureros sin escrúpulos que componía su Staff.
Este Sanedrín gobernaba esta parte de la colonia bajo su mando con
un régimen de terror absoluto donde la vida de un hombre valía menos
que la de una cabra, son múltiples los documentos archivados en el Registro
General de Sello que registran la peticiones tanto por parte de guanches de los
bandos de paces como de colonos europeos solicitando a la corona castellana
cartas de amparo y licencias para portar armas ante el temor continuo de ser
asesinados por los sicarios del Adelantado.[3]
El
estudio de esta lacerante realidad de la invasión y conquista de esta nación
africana no ha merecido un estudio en profundidad de los historiadores oficiales
y oficialista, e incluso de los intelectuales canarios de servicio, quienes
soslayan el hechos de que el principal objetivo de los conquistadores en estas
tierras, era el saqueo la esclavitud y venta de sus primigenios habitantes,
mostrándonos estos aberrantes hechos vandálicos como una empresa altruista
llevada a cabo por unos caballeros de rutilantes armaduras que reflejaban la luz
divina de su dios, cuya figura les sirvió para
establecer su imperio despiadado, ocultándonos la realidad histórica de que
aquella horda de aventureros eran unos asesinos sin escrúpulos maestros
del latrocinio, desechos humanos de la sociedad europea de su tiempo.
Retomando
algunos de los aspectos de la vida publica del colono Juan Benítez, vemos como
en la sesión del Cabildo colonial de fecha 18 de mayo de 1507, Juan Benítez
es designado por su tío alguacil mayor de Tenerife: “…E luego el dicho señor Adelantado tomó la vara de, alguazil mayor al dicho Pedro de Vergara e la dio al dicho Juan Benytes
e dio al dicho Pedro de Vergara la
vara de alcalde mayor, segund e como de antes la tenía, e les dio e otorgó todo poder conplido para usar de los dichos
oficios segund e como de antes lo tenían, e fueron recibidos por
el dicho Cabildo a los dichos oficios.”. (fol. 114 r.)
En sesión del incipiente Cabildo colonial celebrada
el 8 de octubre de 1507 Alonso de Lugo impone como regidor a su sobrino Juan Benítez[4]
y otros parientes suyos; Andrés Suárez
Gallinato y
Francisco
Gorvalán: “E luego el dicho señor Adelantado Governador, en
nombre de su Alteza, crió por regidor
desta ysla a Juan Benítez, vezino desta ysla, que hera presente, perpetuamente
para todos los días de su vida para que use del dicho oficio de regidor e goze de las libertades franquezas
que los otros regidores desta ysla lo
usan e gozan e recibió del juramento sobre la señal de la cruz, segund forma de derecho, so cargo del qual le mandó
que use bien e fielmente deste oficio
de regidor de ques encargado, mirando el servicio de Dios nuestro señor e de su Alteza
Que
sepamos Juan Benítez actuó en dos ocasiones como personero del Cabildo ante la
corona de la metrópoli, el 26 de
marzo de 1505 y en marzo de 1518. En esta última representación obtuvo una
serie de Órdenes, Comisiones y Receptorias
expedidas el día 10 del mes julio, entre ellas las siguientes: “Segovia.
Comisión a para el gobernador o juez de residencia de Tenerife informe de los
bienes de propios, de las fuentes y ríos, de los repartimientos y sisas hechos
hasta la fecha, así como de los gastos que ocasionaría a los vecinos la
infraestructura necesaria para la conducción del agua hasta la villa de San
Cristóbal. Se da a petición de Juan Benítez, vecino y regidor de dicha isla,
quien informó de la falta de agua que padece la villa, sobre todo en los meses
de verano. Esta carencia impide su regular doblamiento ya que los nacientes se
encuentran a una legua de distancia, siendo necesarios 4.000 ducados para su
traslado a San Cristóbal.
Medina
del Campo. Receptoría al gobernador o juez de residencia de Tenerife para que
informe de los pastores guanches y gomeros que andan por las montañas de la
isla, y de los daños que causan. Se da a petición de Juan Benítez, vecino,
regidor y representante del consejo.
Medina
del Campo. Receptoría al gobernador o juez de residencia de Tenerife para que
informe de los pastores guanches y gomeros que andan por las montañas de la
isla, así como de los continuos daños que causan a los vecinos por el continuo
robo de ganado. Se da a petición del representante del consejo de Tenerife,
Juan Benítez, vecino y regidor, quien advierte que los naturales de la isla
desconocen el castellano y no son cristianos. Solicita que ellos y sus
descendientes, tanto si son libres como esclavos, residan obligatoriamente en la
villa de San Cristóbal y no se les permita tener ganado, salvo vacas y bueyes.
Medina
del Campo. Orden a don Fernando de Arce, obispo de Canarias, y a sus provisores
y oficiales para que no procedan a excomulgar a las justicias de Tenerife,
alegando que juzgan a delincuentes de “corona”. Juan Benítez, vecino y
regidor, afirma, en nombre del consejo, que tales delincuentes no han llevado
nunca hábito ni tonsura clerical, conforme a la bula papal y a la declaración
de los prelados del reino, y que sólo se puede apelar en
Sevilla, con el consiguiente perjuicio. El consejo insular solicita que
los jueces eclesiásticos se inhiban de juzgar a los citados delincuentes y que
sólo lo hagan con los clérigos que cometan delitos.
Medina
del Campo. Incitativa a don Fernando de Arce, obispo de de Canarias, y al deán
del cabildo de Gran Canaria, sobre la petición hecha en nombre del consejo de
Tenerife, por Juan Benítez, vecino, regidor y alguacil mayor de dicha isla.
Este informó que el Obispo solicitaba, en contra de una costumbre de hace más
de treinta años, el diezmo de todo el azúcar. Sin embargo, desde la conquista,
los vecinos diezmaban los azucares “en cierta manera” a causa de los gastos
que suponía su elaboración. Esta consistía en pagar la mitad del diezmo era
en azúcar blanco, quedando la otra mitad para los gastos del “molido y
purgado”, además de las “rescumas” y escumas” no pagaban diezmo. Para
evitar que se abandone la labranza del azúcar, Juan Benítez, pide que lleven
el diezmo como hasta ahora o que lo
reciban en cañas cortadas y limpias en el cañaveral, de diez fejos una.
Medina
del Campo- Orden a los receptores de de las penas y quintos pertenecientes a la
cámara real, en Tenerife y Gran Canaria, para que libren el dinero que,
procedentes de las citadas rentas, se necesite para terminar la construcción de
una torre defensiva en el puerto de Santa Cruz, Juan Benítez, vecino regidor y
alguacil mayor de Tenerife, informó que el rey don Fernando había mandado
hacer dos torres una en esta isla y otra en San Miguel de La Palma, para lo que
mandó librar 150,000 maravedis de la moneda corriente en Castilla. De esta
cantidad se gastaron en la torre de San Miguel 250 ducados, sin embargo, los
recaudadores no quieren dar el resto para la construcción de loa de Tenerife, a
pesar de ser muy necesaria por la amenaza de los corsarios franceses y
extranjeros.
Medina
del Campo. Orden al licenciado Bricianos, juez de residencia de Tenerife, para
que reciba residencia de Juan Benítez por procurador, ya que se encuentra en la
Corte resolviendo asuntos relacionados con la isla.
Medina
del Campo. Orden al gobernador o juez de residencia de Tenerife, para que remita
al Consejo información sobre la petición de Juan Benítez, regidor y alguacil
mayor de Tenerife, en nombre del consejo de dicha isla, para que no se guarden
en ella (salvo en lo tocante a la cargazón del pan para Portugal), las pragmáticas
sobre que el navío mayor tome la carga del menor y sobre que los navíos
extranjeros no puedan tomar cargas. Se alega para ello que la isla está muy
apartada de Castilla y cercana a la isla de Madera y otras partes de Portugal,
por lo que todo su trato es con los portugueses, quienes envían proveimientos
necesarios a la isla en sus propios navíos. Y que a la isla van pocos navíos
castellanos, generalmente grandes,
que sufren inconvenientes para cargar en las abras y caletas, por lo que esperan
que los pequeños tengan tomadas las cargas y se las toman por ser mayores o por
ser nacionales, lo que ha hecho cesar buena parte de los frutos de la isla.
El
día 18 del mismo mes y año: “Medina del Campo. Orden a don Fernando de Arce,
obispo de Canarias, y a sus provisores y oficiales para que designen
jueces eclesiásticos que residan en la isla de Tenerife, la mayor y mas
y más poblada. Se da a instancias del consejo insular y de su procurador Juan
Benítez, regidor y alguacil mayor ya que sus vecinos tienen que comparecer ante
la cabecera del obispado de Gran Canaria cada vez que hay un pleito.”. (E.
Aznar Vallejo, 1981)
Durante
esta estancia en la península ibérica Juan Benítez debió experimentar los
sentimientos que sienten las presas humanas cuando son acosadas por cazadores
también humanos. El verse fuera del controlable perímetro de una isla y sin la
protección de su grupo de
facinerosos y por supuesto con la conciencia (en caso de tenerla) nada
tranquila, despertaron en él los fantasmas de su inmediato pasado, atenazándoles
con el temor y la incertidumbre, por ello solicita y obtiene el 19 de septiembre
de 1518 en Segovia: “Orden a las justicias del reino para que informen y
puedan conceder licencia de armas, previa fianza, a Juan Benítez, alguacil
mayor de Tenerife. Se dirige a Andalucía para tratar diversos asuntos de la
Isla y teme le hieran o maten las personas que juzgó durante el ejercicio de su
oficio. Solicita la licencia de armas, para él y dos hombres, por espacio de un
año.”.
El
colono Juan Benítez debió fallecer antes del 30 de diciembre de 1521 fecha en
que fue sustituido en la regiduría del Cabildo colonial de Tenerife por
Hernando de Villafranca.
605-6.—Bartolomé de Porcuna.
Este Bartolomé de Porcuna no figura como
conquistador en la lista de Viana ni en la de Rumeu de Armas, posiblemente fue
uno de los 300 colonizadores exigidos por la corona castellana en las
capitulaciones con el invasor Alonso de Lugo, además de esta data en Acentejo
recibió tierras en el Menceyato de Anaga tal como está recogido en una data
concedida a Fernando Tavares[5]:
“Fernand Tavares, v°.
Este colono pasó varios contratos ante el escribano
Hernán Guerra: “12 de julio de 1510. Bartolomé de Porcuna, v°., otorga
poder general a Alonso Manuel, pr. de c. Ts.:
Lope de Carvallar y Esteban Fernández, pr.— Sin
firma.(fol. 97 r.). Y el 26
de octubre de 1510. Bartolomé de Porcuna, v°., reconoce deber a Juan Zapata, v°.,
3.450 mrs. (tachado) o 75 reales por 20 puercas que
le compró. Los pagará a
fin de mayo de 1511, en dineros de contado y no en otra cosa.
Ts.: Rodrigo Escudero y Simón Montañés.—Bartolomé de Porcuna.
(fol. 491 r.)”.
En la documentación de la época aparece un Bartolomé
Gutiérrez de Porcuna, creemos que se trata del mismo personaje quien recibió
data conjunta en Aguahuco (Punta del Hidalgo): “Savastián Norman y Bartolomé Rodrigue de Porquna.
También formalizó varios
contratos ante Hernán Guerra:
9 de septiembre de 1510. Bartolomé
Gutiérrez de Porcuna, v°., arrienda a Gonzalo Báez, v°.,
un pedazo de tierra de unas 15 fs., en el valle de Araguijo, que linda con tierras de Bastían Morín, un barranquito
chiquito y el barranco grande, por precio de
19 fs. de trigo, bueno y limpio, junto con los
rastrojos, puestos en las eras en el mes de agosto de 1511. Ts.: El bachiller Núñez y Lorenzo Domínguez,
vs. y ests.— Por no saber, el
bachiller Núñez. (fol. 318 r.);
25 de noviembre de 1510. Alonso
de Aroche y su mujer Leonor Márquez de Ribera adoptan a Ana Gutiérrez, hija de Bartolomé Gutiérrez de Porcuna y de María Rodríguez, su mujer, difunta. Si Alonso de
Aroche o su mujer se muriere, Ana Gutiérrez
heredará la parte del fallecido; pero, si el
que sobreviva se casare, le ha de dar todos los meses a Ana Gutiérrez 2.500 mrs. desde esa fecha; y, si no
tuviera el matrimonio hijos, heredará Ana Gutierrez todos los bienes como hija
legitima. Ts. Sebatian Ormán, Fernand García de las Olazuelas y Fernán
Esteban Cárdeno. Sin firma. (fol. 591 r.)
10 de febrero de
1511. Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, v°., reconoce deber a Gonzalo de Córdoba, mercader, 1.000 mrs. por paño que
le compró, a pagar en dineros de contado por
San Juan de junio. La paga ha de ser en trigo,
a como valiere de contado, en esta villa de San Cristóbal. Ts.: Fernán Esteban Cárdeno, Juan Galán.—Bartolomé Gutiérrez. (fol. 98 r.)
4 de agosto de 1511.
Ante Gonzalo Muñoz,
teniente de gobernador, y en presencia de Hernán Guerra, esc. púb. y ts., Alonso Manuel, pr. de c. y padre de los huérfanos, dice que unos cuatro o cinco
años atrás María Rodríguez, mujer que fue
de Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, presente, tuvo
a Bartolomé y a Ana, hijos legítimos de María Rodríguez y Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, que son menores de 25 años y mayores de 12 años; como
Bartolomé y Ana están en poder de su padre
después del fallecimiento de su madre, les
conviene que se les nombre un tutor para administrar sus personas y bienes; por tanto, pide que sea nombrado tutor Bartolomé, su padre, y le sea concedida la tutela y
administración de sus bienes. Se acepta
tal petición a favor de Bartolomé Gutiérrez,
marido de María Rodríguez, y padre de los herederos de
ésta, y nombra como fiador a Diego Fernández Amarillo quien aceptó.
(450 r.)
11 de septiembre de 1511. Ruy
García, zapatero, reconoce deber a los menores de Bartolomé Gutiérrez de
Porcuna 17 fs. de trigo por la renta de unas tierras de los dichos menores, que están en esta isla y por esta sementera. Les pagará las fs. de trigo, puestas en
las eras, a final del mes de julio de 1512. Ts.:
Alonso López y Fernán Esteban.— Sin
firma.(fol. 483 r.)
24 de septiembre de 1511. Juan de
Espino y Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, vs., reconocen
deber a Juan Perdomo, v0., 280 castrados: 250 de un año y los 30 restantes de un año y 8 meses, por todo el
ganado de puerco que tienen él, su yerno y
Guillen Betancor. Se obligan a pagar 72 por año
nuevo de 1512 en un año, y en adelante 42 cada año,
hasta un plazo de 6 años. Ts.: Lope de Buisán y Fernán Esteban.—Bartolomé Gutiérrez. (fol. 517 r.)
No sabemos más de este colono.
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--» Continuará…
* De la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo.
Febrero
de 2011.
[1]
El Pino Santo, en el actual municipio de
[2]
El Duque recibió a cuenta de los beneficios
de su inversión por parte del
esclavista y futuro adelantado, más 300 esclavos guanches
que este tenía escondidos y trabajando en sus tierras de Andalucía.,
una nave sobre valorada, un ingenio azucarero con sus tierras
correspondientes en Taoro, y un
“heredamiento” inscrito en el “Libro del Repartimiento”
de la isla., de tal importancia, que Juan de Guzmán encabezó la lista de
seglares propietarios. Confirmada la posesión por los Reyes Católicos,
estando en Burgos, a 5 de noviembre de 1496, el duque mando apoderado, con
encargo de hacer rentable la propiedad, poniéndola en explotación.
Dicho
heredamiento estaba en el Reino de Abona, comprendiendo los ríos Abona y
Abades, desde el "nacimiento" hasta el mar, con la tierra del
entorno, siendo las poblaciones más próximas Granadilla. Villaflor y
Adexe. El medidor del Cabildo colonial, de la isla, buen conocedor de
Tenerife, describe la propiedad, en 1577 como una de las mejores haciendas
de la isla. De la cabida o extensión de la heredad, tenemos información
parcial y contradictoria. El medidor profesional, midió 1.500 fanegas, a la
parte de Montaña Gorda, 600 hacía la mar y 300 en las Vegas de Juan
Alonso, que traída el agua se podrían poner de caña de azúcar
o viña, a más de 300 “a la parte de arriba" del sitio, señalado
para el ingenio, de secano y para pan, por estar demasiado altas para que
llegase el riego. Con orden de medir el monte, “que no da fruto”,
pero abundante en madera y pastos.
A pesar
de estas grandes propiedades adjudicadas al Duque por Alonso de Lugo, aún
le quedo debiendo más de cuatro cuentos (cuatro millones) de maravedis que
[3]
Un ejemplo: “Marzo 28 de 1518.
Valladolid.-Orden a las justicias del reino, especialmente a las de
Tenerife,
[4]
La regiduría le sería confirmada por la
metrópoli el 29 de septiembre de 1519 septiembre: “Barcelona. Confirmación
de una regiduría en
[6]
Es el actual Valle Colinos en las laderas norte de Sejeita (San Roque)