DESCRIPCIÓN
PSICOLÓGICA DE LA SOCIEDAD CANARIA
CONSECUENCIAS
DE LA COLONIZACIÓN (IV)
Cristian
J. Cruz Febles2
Omaira A. Darias Reyes3
5.4 Visión Psicológica
Una vez realizado un pequeño
avance de las características socioeconómicas de la sociedad canaria, vamos a
conocer la autopercepción de la misma y sus características a un nivel
psicosocial. De esta manera es relevante comentar la percepción, valoración e
importancia de la juventud canaria con respecto a la etnicidad. Tras una
investigación sobre la percepción de los jóvenes en Canarias sobre el término
nación, los resultados obtenidos para este dominio de la Identidad Canaria
revelaron que para los jóvenes isleños la teoría Indígena o étnica es la que
con más fuerza sobresale. (Bethencourt, J.T. según un estudio de Torres, E.). Para conocer mejor
las características de la “psique" del Canario hacemos hincapié en las
distintas descripciones de los autores interesados en conocer estas
características. Según Pedro Hernández en su obra Natura y Cultura de las Islas
Canarias;
“La esencia del pueblo
canario es consecuencia de la esencia del pueblo guanche, de sus
características culturales y sus vicisitudes tras la conquista; de la realidad geográfica
que implica este Archipiélago del Atlántico; de la trayectoria histórica de la
economía y de las relaciones sociopolíticas; del crecimiento, desplazamiento y
otras características de la población; de las influencias culturales de distintos
países y del sistema educativo que va modelando la personalidad básica canaria”
Describe así el mismo autor diversas características de la misma sociedad como:
Concepto de sí mismo
Domina la
infravaloración. Se puede mostrar orgullo y vanidad por el paisaje y por las
cosas de las islas [recordemos la opinión de los jóvenes de Canarias sobre
la teoría de la etnicidad], pero en el fondo hay un sentimiento de
inferioridad, de considerar superior a los demás o de sentirse evaluado. Todo
ello asociado a inseguridad y tensión emotiva sin canalización adecuada.
Expresión
El canario cree en su
dificultad de expresión oral, al compararse con el peninsular. [Recordemos
la conflictividad lingüística en la colonización que vimos en el anterior
apartado]
Reacciones afectivas
Alegre pero con un fondo
melancólico. Encendido, apasionado, aunque con aparente serenidad. La expresión
es dulce y tierna. En muchos aspectos es un niño grande. [Similar a la
caracterizada como Sociedad sin padre de Manuel Alemán]
Actitudes hacia la
realidad general
Capacidad de adaptación,
de flexibilidad. Falta de iniciativa para grandes empresas, debido a la cautela
y a la dependencia. Actitud receptiva de cuanto viene de fuera. Actitud “cosmopolita”
y de marginación periférica. Alguien puede pensar que esto ocurre en todas
partes, pero más ocurre en nuestras islas.
Reacción a la
frustración
Se da en general una
postura de tolerancia, de aguante, de resignación. Se trata de arreglar las
cosas por las buenas. Domina el pacifismo. (...) Lo que sí ocurre es que,
muchas veces, más que tolerancia a la frustración, hay represión, metiéndose la
agresividad hacia dentro. Esto provoca bien intrapunición,
es decir, una agresividad dirigida hacia uno mismo, bien una agresividad
solapada que da lugar, a su vez, a frecuentes críticas, ironías, burlas y hasta
sadismo”. La agresividad almacenada con ese porte de serenidad y dulzura en
cualquier ocasión suele explotar como un volcán muy peligroso.
Mecanismo de ajuste
Frente a las
dificultades hay un gran recurso, que es el humor. Pero existen otros
mecanismos negativos, que producen sufrimiento o limitaciones, tales como
tendencia a expresar con dolores corporales los problemas psíquicos
(somatizaciones); las frecuentes quejas silenciosas; la tendencia a preocuparse
desmesuradamente de las posibles enfermedades o males físicos (hipocondriasis). También el uso de reiteraciones,
repeticiones o salidas a destiempo.
De esta manera, destaca
Pedro Hernández, “otro de los aspectos de la relación con los demás es el
recelo o “zorrería” que no es sino un
mecanismo de defensa contra su propia ingenuidad”. Siguiendo al mismo autor,
“el colonizado se defendería de la explotación que lleva padeciendo durante
siglos y este mecanismo se haría más patente ante la falta de conciencia como
pueblo” (Bethencourt, J. M.).
Estas descripciones se
complementan con las características estudiadas por Antonio Rodríguez (2000)
según el "cuadro síntesis de la personalidad del niño Canario"
encontramos que se diagnostican déficits en la autovaloración como
"autoconcepto negativo e infravaloración", en la autonomía como
"falta de iniciativa y de seguridad personal", encontramos una
"ausencia de autosuficiencia defensiva", una "desmotivación a asumir
funciones normativas" y una "agresividad volcánica" con respecto
a la relación institucional, y por último destacamos la "hostiligencia social" en la relación con los demás.
Observamos cómo se
repiten numerosas características que describíamos como definitorias en el
síndrome del colonizado, las cuáles, eran descritas por otros autores en otras
épocas y lugares distintos. Como también vamos a observar diversas
coincidencias entre los autores de otras épocas que residían o residen en el
mismo territorio, Canarias.
El catedrático de psicología
social Manuel Alemán realiza diversas descripciones sobre la “personalidad
canaria”, adentrándose en posibles factores causantes de diversos rasgos, los
cuáles, han podido aparecer desde la “conquista” o la época de neocolonialismo
e incluso desde la época pre-colonial. Según destaca
este autor “el sentimiento emocional es la exaltación frenética de lo canario,
nacida a impulsos de un arranque emocional sin la contextura de un
descubrimiento consciente de nuestra verdad canaria”. En coincidencia con los
términos de represión psicológica, intrapunición y
mecanismos de defensa que describía Pedro Hernández anteriormente, así como una
se conforma una curiosa semejanza de la percepción de los jóvenes canarios de
la teoría etnicista
con esta denominada “exaltación frenética”.
La relación entre los
estímulos ambientales y la psicología es destacada para Manuel Alemán quien
afirma que “la geografía hace posible la puesta en acción del grupo humano. Y
brota así el sentimiento de pertenencia a esta tierra y no a otra porque en
ésta arraigaron motivos psicosociales y enraizaron vinculaciones psicoafectivas (…) Y brota así un lazo vivencial entre el
hombre y su espacio geográfico” (Manuel Alemán, 2006). Precisamente, este autor
coincide con A. Memmi, A. Cabral y Martín Baró al reconocer la necesidad de desarrollar una identidad
social acorde a las vivencias de la sociedad, vistas desde la misma, y libres
de estereotipos y defectos a nivel social. En este sentido, y volviendo a
coincidir con Manuel Alemán,
“la realidad indígena
debe incorporarse en la cultura de la sociedad canaria, como un dato de nuestra
identidad, no como el absoluto de nuestro ser. No se trata de provocar una
“regresión” al pasado. Se intenta su integración.(...)
Precisada así la tesis de la vuelta al indigenismo y de sus límites, no nos
vale en la comprensión de nuestro pueblo la contra-tesis: el anti-indigenismo hispanista de quienes afirma que Castilla
nos trajo luz y que evocar el indigenismo significa reclamar a noche, quienes
afirman que esta vuelta al pasado es un retroceso a la barbarie, a la
animalización de la que fuimos arrancados por e hispano (…) Tal interpretación
no nos permite así descubrir nuestro pasado y con él, la verdadera situación de
nuestro pueblo. (…) El anti-indigenismo
(desvalorización de la historia anterior a la conquista) desfigura así y
distorsiona nuestro pasado indígena al que tilda de nefasto, cargado de
incultura y caracterizado por la superstición.”
La coincidencia con
Fanon es notable, se produce el mismo sistema de “encasillamiento” al que se
somete a la sociedad colonizada, rechazando toda igualitaria salida a este
conflicto, por lo que la sociedad colonizada hace suya la única salida que el
colonizador toma como posible para una sociedad colonizada que se cree
“incapaz”, lo que nos recuerda una determinada falacia. Esta situación provoca
el rechazo hacia la cultura propia del colonizado y mantiene la decisión de
rechazo y de adopción de la extranjera. Un ejemplo es el lenguaje. La sociedad
canaria posee un lenguaje castellanizado pues, aunque ha asimilado una nueva
lengua, ha sido capaz de mantener rasgos diferenciadores tales como la
pronunciación, entonación y, algo más llamativo e importante, topónimos y
palabras e incluso frases provenientes de la lengua originaria.
Aún a pesar de lo
atractivo de poder estudiar lo que queda de esta lengua, aprender de nuestros
orígenes sin tapujos hay que recordar que aun siendo muy importante, según Alemán;
“la lengua no es siempre
un elemento diferenciador de la identidad de un pueblo. A veces es un signo del
avasallamiento de la dominación que, desplazando los canales de expresión
propios de un pueblo, los sustituye imponiéndole lo suyo. Las regiones
Sudamericanas no tienen en su lengua un factor de identidad. La lengua española
o portuguesa no son signos identificadores del continente americano. Son, eso
sí, signos delatadores de la dominación devastadora de España y Portugal. Pero
esta ausencia de lengua propia en el continente latinoamericano no significa
carencia de identidad (…) pero tampoco en Canarias el carecer de lengua propia significa carecer
de identidad. Al contrario. Podemos hacer un recurso a elementos de la lengua
como factores de identificación de la región canaria”.
Aun coincidiendo en gran
parte con lo expuesto por Alemán, no podemos dejar de decir que para nosotros
la lengua es un factor muy relevante a
la hora de formar una identidad ya que nos facilita una gran parte de la tarea
pues nos diferencia de forma clara de unas sociedades y nos une a otras o no
hace en sí diferentes. Por otro lado, coincidimos que en caso de una colonización la pérdida de lenguaje propio
nos ofrece un dato de la cantidad de represión y crueldad que se vivió en la
misma. Pero esta pérdida no significa la rendición absoluta pues como indica Alemán de nuestro uso característico de la lengua podemos
formar una pequeña parte de nuestra identidad. Así lejos de resultar malsonante
o despreciable, el vocabulario canario tiene que ser un pilar el cuál se use sin ningún tipo
de complejo.
Por otro lado, hay que
analizar el origen de nuestra colonización. Según Alemán:
“El expansionismo lanza
un proyecto de modelo único: el europeo, al que habían de constreñirse todos
los pueblos. Se implantaba la hegemonía de Occidente. (...)Las islas fueron
convertidas en “banco de ensayo”. Las técnicas y métodos que habían de desarrollarse
en el descubrimiento y colonización de América fueron previamente ensayadas en
la ocupación de las Islas Canarias. (…) podemos enumerar una larga lista de
datos coincidentes (…): el derecho feudal sobre personas, tierras y bienes, los
contratos con militares quienes, a cambio de sus conquistas, recibían
privilegios, los contratos con empresas comerciales privadas que financiaban
expediciones y el sistema de capitulaciones con el otorgamiento de títulos que
conllevan privilegios nobiliarios, poderes y derechos sobre esclavos y
tierras.”
Lo dicho por Alemán lo
podemos también encontrar en palabras de José María de Zuaznavar
en 1797, quien explicita que “las islas africanas, o adyacentes a España
llamadas Canarias son interesantes por su situación, la más a propósito para el
comercio de las cuatro partes del mundo; para arribadas; para el punto de
reunión de convoyes; para surtir de comestibles frescos, y de vinos y
aguardientes a los corsarios, y buques de guerra, y de comercio; para crucero
de naves de guerra; para disponer expediciones disimuladas y ocultas; y para
otros fines semejantes”.
De esta manera ahondamos
en el verdadero por qué de la colonización de nuestra tierra. La sociedad
canaria fue explotada y utilizada como base para la colonización de otros
países y apartados de nuestras riquezas naturales, de comida y víveres.
Fácilmente nos viene a la mente muchos ejemplos actuales como los diversos
organismos internacionales que usan las aguas y tierra para la realización de
maniobras en el nombre de la paz, como en nombre del progreso se apuestan por
estrategias de mercado que dejan sin respaldo como el monocultivo, la
agricultura es abandonada y no potenciada realmente, la ganadería no resulta
rentable según los mandatarios, en la educación no se realza la historia
canaria y si se hace es desde un punto de vista de adoración al colonizador, y
así podríamos seguir nombrando un largo etcétera. Llegados a este punto es
necesario citar a Morales González quien afirmó, bajo nuestro criterio, con
mucha razón que “adaptarse es siempre duro y difícil, pero hacerlo bajo el
signo desgarrador de la derrota es heroico, pero aun así el fardo se torna más pesado
cuando se hace con las manos vacías, sin tierra, sin ganado, sin derechos, ni
siquiera con un trato medianamente humano”.
Por este estancamiento
en la información creemos que es importante recabar información para poder
crearnos un escenario mental lo más cercano posible al original de cómo era la
vida en ese momento. Así podremos hacer uso de nuestra empatía y entender la
raíz del colonialismo así como su modo de proceder. Además podremos comprender
el actual estado de la sociedad canaria. Por ello es interesante leer lo
escrito a continuación:
“las mejores tierras y
fuentes de agua pasaron a manos de los conquistadores, así en lo económico
nacen los terratenientes, en lo social nace la nobleza u oligarquía y en lo
popular o el pueblo los magos”(...).Los magos, esa gente que fue tan bestia de
carga que ha soportado sobre sus hombros el peso de la colonización ha visto
como precio de su sufrimientos, que las gentes de las ciudades bajo el influjo
de los conquistadores les ridiculice, se ríen de su ignorancia, se burlan de su
pobreza, subestiman su generosidad y limpia nobleza; así después de haber sido
desnudados de los más elementales derechos, después de negarles un mínimo de
cultura, después de ser peón o medianero, después de soportar la despiadada
explotación a que son sometidos, también sus dolientes espaldas deben soportar
la burla de sus engañados hermanos (…). En lo político nace una lacra que se ha
perpetuado y que ha jugado un papel fundamental en el moldeamiento de lo
sicológico del hombre canario, el cacique, este personero (…) centraliza en sus
manos todo el poder, es el mismo conquistador o es investido por éste, de toda
esa autoridad, el cacique ha sido el auténtico señor feudal, este personaje ha
utilizado todo su poder para acometer todo tipo de abusos e ignominias,
actitudes que siempre han conseguido una tierra fértil y bien abonada en un
pueblo ignorante y analfabeta, para atemorizar con chantajes, amenazas,
castigos, coacciones y otras formas de terror sicológico, otras veces los engaña
con sus legajos miserables y oscuros, hablándole de leyes y normas legales que
este hombre sencillo y humilde no entiende, otras veces se aprovecha de sus
mujeres e hijas, otras lo explota haciéndole trabajar de sol a sol, por un
miserable sueldo, que en la mayoría de las veces se lo paga en especies de lo
mismo que éste produce; pero a cambio le exigen veneración, obediencia,
docilidad, servilismo.” Morales González, J. (1981)
Igualmente el anterior
autor nos relata un ritual cultural consistente en que los “medianeros que
cuando hablaban con su amos que vivía en la ciudad, por teléfono lo hacía con
el sombrero en la mano y como otros campesinos sin ser medianeros privándose de
comer frutas se las traían al cacique, lo mismo que otros bajan de la montaña y
recorren grandes distancias para llevarle flores a los “señoritos”, todo ello
con el único propósito de agradar.” Además, añade que “el cacique, ha utilizado
su poder (...) con chantajes, amenazas (...)
y otras formas de terror psicológico, esto ha sido algo que ha marcado
la siquis del canario en forma señalada, este trauma ha ido dejando su huella
en el pueblo canario a través de una serie de manifestaciones (...) de forma que primero tuvo que someterse
a las espadas y el despotismo de los conquistadores y luego al mandato abusivo
e inquisidor del cacique, cuyas formas atroces de proceder llegan a nuestros
días”. Así, recordando a Memmi, “son los ejércitos
del colonizador los que desfilan, los mismos que han aplastado al colonizado y
le tienen a raya y le aplastarían de nuevo si se hace necesario”. Esta
afirmación queda reflejada en las Islas Canarias con “la celebración de la
conquista” a nivel oficial en importantes ciudades de dicho territorio,
celebraciones escoltadas por el ejército y centradas en pilares básicos de la
colonización como fue la Iglesia Católica.
Siguiendo a Albert Memmi, “preguntemos al mismo colonizado: ¿quiénes son sus
héroes populares? ¿Sus grandes caudillos de pueblo? ¿Sus sabios? El colonizado
parece condenado a perder progresivamente la memoria. Las pocas estatuas que
decoran la ciudad celebran, con un increíble desprecio para el colonizado que
pasa cada día junto a ellas, las hazañas de la colonización. Las construcciones
adoptan las formas que el colonizador quiere, y hasta los nombres de las calles
recordarán el nombre de las lejanas provincias de donde viene”.
Con el anterior escrito
llegamos a realizar un análisis de la complejidad de los estímulos ambientales
y culturales que recibe a nivel oficial la sociedad residente en Canarias. Al
hilo de lo que comenta Memmi, en el caso de Canarias
los nuevos topónimos y figuras a nivel oficial suelen ser derivados de una
exaltación de los elementos culturales referentes tanto a los procesos y
figuras de la colonización más álgidos como a los elementos identificatorios
del grupo cultural que sostiene el movimiento colonizador. Muchos ejemplos de
ellos son los numerosos y normalizados nombramientos de calles, sociedades,
centros de ocio, Instituciones culturales y públicas, etc. con nombres y
recordatorios de la colonización utilizando para ello los elementos más
agresivos de la “conquista” en Canarias. Así utilizan nombres que conmemoren y
honren a los responsables de genocidios, invasiones, violaciones de los
derechos humanos, entre otros. Los cuales se convierten ahora en
representaciones de elementos identificativos de la sociedad Canaria, como es
el caso de monumentos donde se representan suicidios colectivos generado por
las “últimas batallas” antes del sometimiento de algunas Islas a la Corona de
Castilla.
Sabiendo que según (Whorf, 1971:250); “Los fenómenos del lenguaje son fenómenos
de fondo de experiencia, de los que no se dan cuenta las personas que hablan
[…] Estos modelos automáticos e involuntarios del lenguaje no son los mismos
para todos los hombres, sino que son específicos de cada lengua y constituyen
la parte formalizada de la lengua”. Aplicamos en las características linguísticas en la sociedad Canaria el que el lenguaje
represente mediante el vocabulario los esquemas de conocimiento de las
culturas, éste, se acerca y representa los hábitos, costumbres, rutinas, y
elementos más “naturalizados”, arraigados o cercanos a una cultura. Dicha
observación se puede caracterizar en los análisis en términos de frecuencia del
vocabulario, tanto frecuencia por temática, frecuencia de estilos de palabras,
modificaciones en las palabras, referencias, como además la frecuencia
sintáctica en el habla. Así nuestro vocabulario no sólo caracteriza nuestra
interacción con el exterior, medio o sociedad, sino nuestro lenguaje subvocal, interior. El lenguaje, visto desde este aspecto
de la psicología, no es nuestro lenguaje, es nuestra expresión. Estos
efectos también lo encontramos para la interiorización, incorporación de los
elementos exteriores en el interior, como para la exteriorización. El lenguaje
modula de forma muy significativa las características, formas y modos de los
pensamientos, de la conducta, y a su vez del medio, dando lugar a la influencia
en la comunidad en todos sus elementos. “Las comunidades humanas se apropian
del mundo de los objetos construyendo lingüísticamente su cosmovisión.
La relación comunidad-mundo es cultural y, por lo tanto, se expresa
lingüísticamente en forma diferente en las distintas lenguas”(Valencia,
A., 2010). El lenguaje explicita las relaciones entre las personas, entre las
mismas y las sociedades, y hasta las sociedades entre sí. La caracterización
entonces, de todos estos aspectos se ve influencia por el vocabulario, sus
modos, formas, usos y evolución. Hay vocabulario más rutinario, normalizado, de
más fácil acceso (en nuestra “memoria léxica”) y mayor número de sinónimos,
debido a su alto uso, y por ende, otro de más difícil o dificultado acceso y
con menos uso y sinónimos (e incluso antónimos). Siguiendo a Alba Valencia
inclusive, “las lenguas recogen repertorios cromáticos diferentes. Esto sucede
porque la percepción es resultado de una actividad mental del individuo, cuya orientación
está determinada por la cultura de la comunidad a que pertenece” (Valencia, A.,
2010). Ejemplo de ello es el conocido caso del gran número de sustantivos que
usan los esquimales para nombrar la nieve, acordando su especial hincapié en la
diferenciación de los subtipos de la misma. Se interpreta así muchas diferencias
donde otra cultura con el esquema menos cercano o adaptado, no las encuentra.
Encontraríamos así que en el caso de individuos de una sociedad no
familiarizada con una representación como la nieve, no tendrían tan
desarrollado este esquema. Esquema que mediante el aprendizaje social se podría
ir adquiriendo. Otro caso que denota esta importancia mental para el lenguaje
es el observable en la tribu “maorí, que tiene nombres para tres mil colores (Schulte-Hebrüggen 1963:30). En el
otro extremo están el swaheli, que distingue tres”
(Valencia, A., 2010). Es importante que sepamos interpretar en base a la
interacción social que la “estructura semántica está grandemente
influenciada por factores culturales de la comunidad, aun cuando su base sea la
percepción individual” (Valencia, A.,
2010).
En el caso de la
toponimia Canaria, se puede mostrar un claro ejemplo del contraste entre
culturas y los factores que apoyaron los elementos de una y cuáles los de otra.
Observamos como a nivel institucional predominan las castellanizaciones y
acepciones referentes a la simbología de la "conquista" y
colonización. En cambio la toponimia en Canarias es en mayor grado de
ascendencia indígena, denotando así la importancia del uso de la lengua nativa
desde los primeros momentos de la aculturización en
la sociedad canaria. Un ejemplo práctico es el caso del topónimo “Acentejo”, el
cuál define dos núcleos poblacionales muy cercanos, a uno se le diferencia como
"la Matanza de Acentejo" y a otro como "la Victoria de
Acentejo". Esto es debido a que en el lugar se sucedieron dos importantes
batallas en la época de la "conquista" entre "conquistadores y
originarios". Aun siendo existiendo relatos orales y documentación
histórica que expresan el protagonismo adquirido en dichas batallas por parte
la sociedad originaria, a nivel "oficial-institucional" el lugar
denominado como "La Matanza" hace referencia a la primera batalla, en
la que la victoria fue para la sociedad originaria, mientras que "La
Victoria" hace referencia a la posterior batalla con resultado opuesto a
la anterior. Unos elementos son asimilados más rápidos por las Instituciones
que por la sociedad, lo que a su vez, solidifica con el paso del tiempo este
proceso de aculturación y desarrollo de los elementos descritos como parte del
"síndrome del colonizado".
En consonancia con la
deformación de la acomodación arqueológica, y más profundamente cultural, para
la actual sociedad Canaria, la percepción de una sociedad precolonial
con su propio lenguaje, y más con respecto a la escritura, es una percepción
opuesta a la consideración social sobre la misma, aún en contrariedad al
resultado científico y con las evidencias de la toponimia.
Así mismo el caso de la
toponimia Canaria le da la razón al especialista sobre lingüística Luis Jean
Calvet al explicarnos que la superestructura lingüística se constituye más
lentamente que la superestructura colonial que la origina. Así como la
diferenciación del uso de las diferentes lenguas. Cuando el rito lingüístico
era en torno a relaciones verticales (amos-institución con esclavos-asimilados)
o para relaciones horizontales (en la población originaria) fuente del legado
de la actual “Toponimia Canaria”, la pervivencia de los lenguajes silbado,
mediante mojones y hogueras. Por lo que la comunicación horizontal entre la
población colonizada va a alargar su “natividad” en la comunicación, ya sea
mediante la lengua u otro tipo de lenguaje como los anteriores nombrados. El
punto álgido que afirmaría este tema son las pruebas de existencia del lenguaje
indígena Canario, durante los nombrados siglos posteriores al comienzo del
proceso de colonización, y usado entre iguales.
También la
discriminación en las denominaciones sobre toponimia las podemos encontrar en
muchos ejemplos de colonización, así como en las islas superiores de la Macarronesia, la cantidad de denominaciones como “noth point, west
point” o como los árabes llamaban al África
occidental del Sur del Sáhara como Sudán, la cual
significa negro. Otro caso ejemplar es de quién rinde honor la palabra
colonialismo, Cristóbal Colón, quién en sus diarios de navegación denominaba la
alteración de Caribal (caníbal) al Caribe,
proveniente de las Antillas, los caraibes, cuya
denominación significa “insolente”. O el actual pseudónimo que se le da a la
isla de La Gomera de Isla “Colombina”.
Otro caso de
discriminación lo encontramos en los dialectos asimilados, o lenguas dominadas
asimiladas, como es el caso del relevante en este apartado; el “dialecto”
Canario, de base castellana, pero diferenciado en múltiples aspectos. Esta
discriminación se ha llevado a cabo al considerarse a nivel oficial, educativo
y social el uso del dialecto Canario como hacer un mal uso de la lengua
castellana, o “hablar mal”, no “saber hablar”, así como el poseer un “léxico
dialectal propio que no está recogido en los diccionarios generales como el
diccionario de la lengua española de la real academia española” entre otros.
Los “canarismos designan realidades diferentes al
español (...) a pesar de estos enriquecimientos, demostrable desde el terreno
de la lingüística, hay quienes no tienen
una actitud positiva con respecto a esta forma de hablar”. Así se considera una
forma “anticuada” de hablar, se “confunde con un uso vulgar del español”.
La problemática de la
lingüística en Canarias, ha generado una agnosia topográfica social, debido a
que la pérdida de la lengua originaria difumina el esquema mental para la
representación de los diferentes lugares de las Islas Canarias. La toponimia “Tamazight” o Bereber deja así de
estar representada en los significados de los individuos. Los nombres nativos
que designan la diferente topografía en Canarias hacen referencia a
significados especialmente relacionados con el lugar al que designan. A modo de
ejemplo cuando una persona oye y pronuncia la diversidad de topónimos de
carácter “Tamazight” que describen el entorno, ya no
accede a su sentido ni codifica su significado, disminuyendo así su capacidad
de acceso conocimiento colectivo sobre los lugares nombrados.
La denominación territorial
de “Las canarias” es un “gesto” lingüístico por destacar, es una forma
con carácter vulgar para denominar a las Islas Canarias, al parecer aparecida
en sintonía con las primeras invasiones a las Islas. A pesar de la multitud de
sustantivos despectivos sobre las islas y la sociedad residente, la referencia
la realizamos sobre la denominación como “las canarias”, proveniente de la
referencia que se les hacían a las personas de sexo femenino residentes en las
Islas, posiblemente su uso se agudizó con la trata de esclavas. Tras ello su
actual uso se caracteriza por tener un carácter despectivo, sexista y de
dominación, dando referencia clara a la quincentenaria
agresión sexual recibida en la sociedad Canaria tanto desde el coloniaje (con
especial hincapié en la militarización, gobernanza,
capitalistas y demás cuerpos de seguridad) como en sus intermediarios (la
estructura caciquil). El término “Las Canarias” se emplea, aunque siempre de
forma vulgar; tanto oficialmente, por medios de comunicación de manera mediática,
como de forma popular.
El hecho de que la sociedad canaria actual autogeneralize la opción de que su precedente cultural, la
sociedad precolonial, no tuviera lenguaje, posiciona
a su percepción sobre los antepasados en lo infrahumanos, individuos que no
llegan a la “calidad del ser humano”. Según mis conocimientos, no existía
sociedad humana en el SXV que no desarrollara o usara el lenguaje como medio de
comunicación. Esta característica sobre la sociedad primigenia del territorio
canario, mantiene un alto nivel de rigidez, como un mecanismo de defensa hacia
la aceptación del ser humano para los antepasados de quienes perciben a sus
antepasados, ya que, el hecho de reconocer el legado cultural, y poderlos
valorar llegaría a generar una explosión cognitivo cultural en la sociedad,
sería un símil a los mecanismos de defensa psicoanalíticos y al poder
terapéutico del Insight. El alto nivel de rigidez de
los “esquemas infrahumanos” sobre la ascendiente sociedad Canaria, defienden a
su vez, al individuo identificado en el grupo de actual inferiorización
sobre su posición y valoración, es la forma de autojustificar la inferioridad,
el desarraigo y la destrucción y autodestrucción humana de la sociedad colonizada.
La explosión de una disonancia cognitiva con tal carga de deshumanización,
miedo, afectividad, emocionalidad, ira, impulsión,
autoridad, prejuicio, automaticidad, deseabilidad social, autoagresividad,
y valencia de represión energética; sólo puede suponer varios movimientos
sociales, pero en todos ellos, se encontraría la revolución cultural,
consecuencia de dicha revolución cognitiva y auténtico precedente del movilismo comunitario. El desconocimiento cultural,
histórico y social, en conjunto con el automatismo cognitivo generado por el
estado de colonización u opresión son elementos muy dependientes entre sí, ya
que la decadencia de uno de ellos, como puede ser el conocimiento histórico de
la lengua, interacción medioambiental, valores, creencias, desmontarían todo el esquema de la mentalidad
colonial, descubriéndose la sociedad misma como misma, para, dejar de serlo.
Conocida la interacción entre lengua, función,
sociedad, y psicología, resulta curioso el alto nivel de frecuencia que tienen
algunos significados para la expresión Canaria, significados, que en
coincidencia con este trabajo, fueron cruciales en la formación psicológica de
la sociedad Canaria. Éstos significados, mantienen una alta frecuencia debido
al gran número de palabras que se mantiene en el vocabulario canario para
denominarlas, así como para denominar sus antónimos. El primer significado
crucial que observamos es la referencia a los estados de “hambre”, y a sus
antónimos, en esta gama encontramos “haya, jilorio, gazuza, estar desmayao” y casualmente su opuesto también tienen un número
alto de referentes, el estado de placer después de satisfacer la necesidad
básica del alimento, mantiene un grado de vivencialidad
en la sociedad canaria, casi visionario, central, motivador, aquí empiezan a
ganar juego incluso expresiones, y como un hábito unido a estas expresiones, se
encuentran señales emotivas, como continuas sonrisas, bromas, etc. que otorgan
una importancia histórica a este estado, a esta necesidad básica, y a su falta,
el alimento. El segundo significado que
nos llama la atención, hace referencia a la profundidad y alta vivencialidad emocional, así como un punto de cercanía a la
desconfianza. Elementos transcendentales y vivenciales de la formación
histórica y modelación mental en la sociedad Canaria. Esta sensibilidad se
encuentra también en la gran cantidad de canarismos
para nombrar estos estados de emocionalidad,
encontramos sinónimos y antónimos como regocijo, acongojarse, magua, arrugarse,
amularse, malilla, e incluso expresiones de vivencialidad
y singularidad única como “tener sentimiento” etc. Esto genera una simbiosis
emocional cuando acercamos esta estructuración psicológica, las características
de la hipocondriasis de la sociedad Canaria. La hipocondriasis se vuelve así la memoria colectiva del
sufrimiento, la herencia colectiva que genera el recuerdo y aprendizaje del
sufrimiento.
Entre el conglomerado de
defectos sociales perceptivos, encontramos un falso estereotipo sobre
características como agradable, noble, entregado, acogedor, hospitalario. Este
llamativo “pozo” basa su carácter en la etnolinguística.
La cuestión es respecto a “quién” se justifica estos estereotipos. Si se le
pregunta a una persona socializada en el proceso canario, si por mucho tiempo
llegó a recibir este trato desde otros isleños, paisanos durante mucho tiempo,
o de forma generalizada. Con ello, gustaría explicar que estos aspectos
pertenecen a una gama de interesados estereotipos en positivos, calzados para
el que hacer “hacia afuera”, en beneficio de los agentes externos a la sociedad
oprimida. En la definición de noble encontramos una diversidad que puede
ser usada incluso de forma contradictoria, el significado puede ir desde “Preclaro,
ilustre, generoso” e incluso “Honroso, estimable, como contrapuesto a
deshonrado y vil”, hasta el hecho de que se haga referencia a la ventaja;
“Singular o particular en su especie, o que aventaja a los demás individuos de
ella”. Para la sociedad Canaria, el adjetivo de ser noble depende de varios
factores que pueden variar la significación; desde donde se mire, para quién se
mire, y en qué nivel de arraigo se muestra. El ser noble, se puede encontrar en
el símil a la subordinación, como es el caso de los orígenes de este adjetivo
en Canarias. Aunque este origen mantiene su vigencia colonial, hay una
adaptación de escape en este adjetivo, la cual encuentra su relación en
positivo con la ascendencia indígena. Nobleza, que adquiere un significado
transcendental, pero de negación y subordinación emocional hacia la opresión.
Así, la sociedad Canaria encuentra un doble reflejo en este adjetivo, un doble
significado, en conflicto, su ascendencia de trato noble, hasta su irreconocido
significado en la R.A.E. De subordinación y
asimilación, no es vil ni deshonrado con el proceso de opresión. El primer
significado es el reflejo de una vía de escape para su gemelo, pero la tensión
de la inconsciencia de la subordinación colectiva transgrede este punto de
inflexión transcendental.
La nobleza se encuentra
entra el cruce de dos continuos como son la empatía y la subordinación.
Suposición, característica y expresión se basan en la dependencia
contextual-social. La nobleza es un entendimiento con la interacción y
necesidad social en el individuo. La caracterización de este rasgo, como ocurre
en Canarias, puede mantener una tipificación represiva o limitadora y dañina
para la sociedad e individuo a quién se le otorga. Como se comentó, los
continuos dependen de la contextualización social, por ello, la nobleza
tipificada en el colonialismo, cuando entra en juego con respecto a la
problemática de la interacción entre el grupo de pertenencia, el oprimido, y el
superior, el opresor, la nobleza genera un interés positivo para este segundo,
y, por ello, el continuo de la subordinación es el que atrapa al concepto de
nobleza, dando un uso negativo, casi irracional, al factor de la empatía, que
ayuda a justificar, en un símil al síndrome de Estocolmo, la subordinación
ejercida por la opresión, y adaptada en la sociedad oprimida, en imagen de
empatía social, y por ende socialmente individualizada, siempre dentro del
juego de los grupos. Por ello, la nobleza llega a convertirse en un rasgo encasillador y auto-agresor para el individuo que padece en
la vivencia social la tipología colonialista, o meramente opresora. Se genera,
una justificación que asimila la bondad, a través de la empatía, cuya
autogeneración, sería la subordinación para la opresión, ya sea cultural o tangibilizada. Esta autogeneración, en cambio, no se
percibiría, como su extremo indicaría, en forma de subordinación, sino en
cambio, mediante una visión aparentemente positivante,
que no es más que el trasfondo de una evitación, represión, y autoengaño de la
imagen social que se tendría que autoregenerar, de
manera emancipatoria.
Encontrando la relación
con respecto al estereotipo de “perezoso”, para el cuál en este trabajo se
citan a diversos investigadores que lo destacan como un estereotipo normalizado
en las sociedades colonizadas. Este estereotipo es uno de los principales, ya que
una de las únicas imágenes de interés del colonizado en el colonizador está
motivada por ser dueño de su mano de obra. El primer esquema que se representa
en la clase hegemónica es el uso que le puede dar a la sociedad dominada…Con
respecto al estereotipo canario de “aplatanado” o “perezoso” podemos decir que
el lado negativo está en el momento de hacer referencia con esta palabra a la
poca eficacia o cantidad de resultados prácticos. Según Pedro Hernández, este
término iría relacionado a “esta sencillez, que va unida a cierta ingenuidad,
al señalado complejo de inferioridad y a la natural calma. Sin embargo, los no canarios, extranjeros o
peninsulares, añaden la falta de iniciativa, de motivación de logro, de
aspiración hacia los puestos directivos, de precisión en el quehacer; así como
cierta suspicacia (...). El propio complejo histórico de inferioridad de los
canarios supone consecuencias muy negativas respecto a la consecución de
trabajo o al rendimiento, en general. Lo que sí es cierto es que la falta de
canalización emocional, de motivación de logro y habilidades sociales, no le
ayudan a tener toda la seguridad y eficacia que los canarios pudieran mostrar”.
Este caso de conflicto social ha llegado a niveles de discriminación
étnico-racial desde hace 500 años hasta la actualidad (Díaz, P. en Genocidio
Canario, 1995). Conglomerando según Manuel Alemán; "La infravaloración del
canario: es una actitud inculcada por los sistemas con perfiles feudales y
esclavistas implantados en las islas: la desvalorización del esclavo y la
exaltación mítica del amo".
A modo de pequeño
resumen de las consecuencias de estas desviaciones sociales podemos encontrar
una explicación relevante de la mano de Manuel Alemán. Este autor canario
expone que:
“La configuración
psicológica del niño canario, la emigración y el turismo tiene en su base la
ruptura del principio de seguridad que configura una sociedad sin padre, con
características que le son peculiares: desarraigo, frustración y
desestabilización psicológica. (...)La ansiedad del conquistado le provoca los
mecanismos inhibitorios propios del desvalido: la sumisión. (...)Además de
arraigarle su situación de inferioridad sociológica, le agudiza su sentimiento
de inferioridad psicológica, provocándole a su vez sentimientos de admiración
hacia el hombre de la clase culta” (Manuel Alemán, 2006.
Tras la experiencia
clínica de una de las autoras, y fundamentándose en los conocimientos
adquiridos tras la realización de este trabajo, se perciben factores en según
las descripciones que aquí se están destacando. Estos factores se caracterizan
por mantener una influencia y generalización significativa en la vida y
comunidad de las personas. Una de las características que más podemos observar
en los pacientes clínicos en relación con el tema es la forma de tratar y de
ser de los mismos. En este sentido nos llamó la atención los primogénitos,
sobre todo, en el caso de las mujeres a partir de la cuarta década, pues han
adquirido un importante papel en la familia llevando a cabo tareas de mucha
responsabilidad a temprana edad, lo que además se acompaña de una gran
emotividad, emocionalidad, empatía, y a la vez,
posesión de altos niveles de culpabilidad, rigidez mental, imperatividad
e incluso autoritarismo. Para clarificar este punto podríamos realizar un
pequeño perfil o esbozo de personalidad, donde factores como éstos encuentran
un lugar significativo.
Entonces, podríamos suponer que los
primogénitos de determinadas generaciones en Canarias, se podrían describir de
la siguiente manera: personas que acogen un papel principal en la
sostenibilidad familiar en la vida cotidiana así como en los cuidados de los
hermanos y hermanas y del hogar. Suelen ser personas que se vieron obligadas a
desempeñar estas funciones percibidas de forma incondicional, no muestran
arrepentimiento de ello pero suelen sentir tristeza porque no llegaron a
“disfrutar de la infancia” (según la información de los propios pacientes). En
la mayoría de los casos, provienen de familias con un estatus socio-económico
medio bajo, además suelen ser familias numerosas y esta persona con su rol
principal podría cuidar según estas características tanto de personas más
jóvenes como de personas más mayores que ella. El nivel de estudios reglados
suele ser bajo, es decir, tuvieron que dejar los estudios o no tuvieron la
posibilidad de acceso para los mismos por la gran necesidad y urgencia asignada
a las tareas antes relatadas. Esta herida siempre se miran con sentimiento,
pena, hundimiento, inferioridad, imantación, impotencia soterrada, se suele
tildar con un continuo “si yo pudiera” muy atribuido a la suerte, se
individualiza mucho la vivencia de este problema, que realmente es estructural.
Este camino se ve como un sacrificio que hizo la persona para favorecer a las
otras generaciones más jóvenes. Asimismo, hay una gran coincidencia en que en
esos sacrificados momentos solían residir en los pueblos o en las afueras de
las ciudades trabajando para caciques o roles similar. Estos puestos se
comprenden mucho entre jornaleros y medianeros, repartidores de leche,
pescadores, marineros, etc. Dichos trabajos durante esa época se consideraban
y, en la mayoría de los casos se siguen
considerando, incluso por las mismas personas que lo desempeñaban, “de
bajo estatus” y no eran bien remunerados.
Como consecuencia de todo ello, y teniendo en
cuenta que habría que analizar con más profundidad, medios y rigor el estudio
de este perfil, suele aparecer de forma muy característica en este tipo de
personas sintomatología depresiva como la anhedonia
(factor muy generalizado que se refiere a la desmotivación y falta de interés y
expresión de sentimientos y emociones), síntomas de ansiedad, trastornos del
sueño como insomnio o hipersomnia, rasgos de
personalidad neuroticistas como por ejemplo el orden
y limpieza, preocupación excesiva, control y la exigencia hacia los demás y
hacia sí mismo. Además cuando creaban el rol de padres o madres estas personas
estaban muy polarizadas en un continuo de permisividad versus autoritarismo.
Unos se tornaban muy permisivos con sus descendientes o lo contrario, estaba
quienes copiaban los patrones de conductas que recibieron y adoptaban un estilo similar a la hora de
adquirir el papel como padres, refiriéndonos aquí al polo autoritario. El
primero adoptado por el miedo a que su descendencia tuviera que padecer lo
mismo que ellos en su infancia y adolescencia y los segundos por pensar que
gracias a la responsabilidad han conseguido ser como son.
Otras características neuroticistas observadas casi como normalidades culturales
o grupales son algunas obsesiones específicas, e incluso problemas de la
alimentación como atracones, normalizan el comer muchos dulces porque se
deprimen, aquí entran en juego factores impulsores característicos en la
sociedad que estamos analizando, este punto se encuentra entre lo goloso y
miedo al hambre.
La exigencia externa la internalizaron
y la convirtieron en autoexigencia a la par que exigen a los demás. Todo ello
se ve acompañado de una baja autoestima y un bajo autoconcepto lo cual agudiza
el miedo al cambio y al fracaso que en niveles tan altos mantienen. Es vital profundizar en el miedo,
pues es muy importante en estos análisis de la sociedad Canaria ya que podría explicar
y la existencia del SDC en Canarias. El miedo es una emoción innata pero cuando
añadimos temas más elaborados cognitivamente como el fracaso o los cambios
podríamos decir que en esta sociedad hay un componente hereditario de estos dos
tipos de miedos. Ello retroalimenta el perfil psicológico comunitario del
colonizado en Canarias así como la endofobia. La endofobia en general es para este caso muy importante,
tanto o más que el SDC, pues lo que crea este perfil es la endofobia.
Ésta se encuentra generalizada y es hacia la cultura propia. Estos perfiles se
encuentran muy enlazados con una endofobia muy
grande, siempre hacia la cultura, es una característica muy fuerte y
generalizada en la humanidad Canaria. Ello, nos hace recordar que la vergüenza
es un elemento muy autodestructivo. En cambio en estas personas suele haber un
gran componente de complejidad, humildad, “no tienen las cosas claras, se
les buscan siempre muchos sentidos”, poseen problemas muy enquistados,
acuden a consulta como último remedio, y “porque no les quedaba otra”,
muy resistentes a la mejora y muy baja autoestima. Se solía mostrar mucha
impotencia, trasmiten escrupulosidad, siempre con una alta autoexigencia y
control mostrándose complacientes con los demás, generosos, amables y con un
saber estar en cada momento y lugar. Parecen poseer un gran sentido del deber
ser y estar, o, ¿es miedo a que se piense lo contrario?
El autocontrol alimenta en estos casos mucho
la negatividad, “cuando caían emocionalmente, la caída era exagerada”,
cuando se entraba en confianza, se encontraban límites emocionales extremos y
un ínfimo materialismo, “aquí se encuentra el punto de sinceridad libertaria
y personal para este patrón”. Una vez la persona se encontrara confiada con
el ambiente entonces era cuando mostraba algún lado frágil pero por partes, no
te mostraban la fragilidad en la primera oportunidad que tienen ni depositan
toda el contenido de la misma. Más bien, lo contrario por temor a que se le haga daño o a que se
use en contra de ellos. Una vez se confiaba en el medio y en las personas que
le intentan ayudar, se dejan llevar por estas personas, se empiezan a mostrar
las emociones e incluso en algunos momentos eran bastante lábiles.
Como el punto de desconfianza y el miedo a que se les haga daño es tan
elevado, es díficil
bajar esos niveles y hacerles sentir que pueden confiar incluso en sí mismos
para elevar la autoestima. Las frases más características de estas personas son
el “sí, pero...”, “yo no sé”, y “yo no puedo”. Suelen tener pánico a que los
demás le vean la parte frágil que tienen, los problemas, pues ellos no pueden
tener ningún tipo de problema o si lo tienen lo tienen que resolver ellos
solos. Ellos están para ayudar a los demás, deben estar ahí, pero no se creen
merecedores de que se les ayude lo cual aparte de ser síntoma de baja
autoestima, también contribuye a la desmotivación, relacionándose con la anhedonia y síntomas depresivos entre otros. De forma
generalizada en los casos, hay una tendencia muy negativista
del futuro. En la mayoría de “las generalizaciones”, esta tendencia, se
caracteriza no sólo por la existencia de sí misma, cosa muy regular en
pacientes, sino por su normalización cultural, y en los contextos cercanos de
las personas.
Otro factor neuroticista es el gran nivel de somatizaciones, trasladan
o interpretan toda esa angustia, según dolores de cabeza, extremidades, espalda
etc. Incluso se usan como “minúsculas y dolidas vías de escape”
problemas de tensión, azucar, desmayos, síntomas de
ansiedad etc. Un análisis del discurso, nos hace ver la cantidad de doble
sentido que mantiene la expresión en la comunicación social, existe un grado
enorme de ironía, no sencillez en las proposiciones, profundidad etc... La ironía en el humor, siempre “esconde algo mucho
mayor que lo que expresa”. Todos estos factores se destacan no solo por la
causalidad significativa de su apariencia y expresión, sino la diferenciación
en apariencia y expresión entre las personas naturales, y las que no se
encontraron en un contexto de opresión. Estos perfiles llegan a caracterizar el
bagaje comunitario.
No queremos causar
indefensión al lector, sino demostrarle que existe una vía de remiendo a esta
situación y lo vivido a lo largo de la historia real de las Islas Canarias. Por
ello, queremos acabar este punto con una cita esperanzadora de Alemán y es que
“el tercer momento cultural es el actual. El hecho diferencial canario ha
comenzado a emerger en el pueblo. Reacciones a veces incontroladas,
emocionales, contestatarias o a niveles de búsqueda responsables, crítica,
reivindicativa, son síntomas que intentan expresar la autoconciencia de sí
mismo que el pueblo de Canarias vive en sus zonas profundas”.
Anteriores:
Descripción
psicológica de la sociedad canaria, consecuencia de la colonización (III)
Descripción psicológica de la sociedad canaria,
consecuencia de la colonización (II)
Descripción psicológica de la sociedad canaria,
consecuencia de la colonización (I)
---»
Continuará: 6
Conclusiones.