DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA DE LA SOCIEDAD CANARIA

CONSECUENCIAS DE LA COLONIZACIÓN (I)

 

 

Cristian J. Cruz Febles2  

Omaira A. Darias Reyes3

 

Resumen

 

En la historia de la humanidad, diversas poblaciones llegaron a ocupar territorios donde otras sociedades desarrollaban un proceso sociocultural propio. Estas integraciones, en algunos casos, han llegado a derivar en desintegraciones, formando un continuo que va desde el sometimiento hasta la violencia, que nunca es estable, ni predecible, ni consistente. Lo cierto es estos procesos llegan a reformar sociedades que, en la mayoría de los casos, constituyen un conjunto de elementos definitorios que actualmente denominamos “sociedades colonizadas”. 

 

Actualmente, gracias a la conformación de una “psicología moderna” desde diversos paradigmas, podemos realizar un análisis de los miembros socializados en estas circunstancias y de su funcionamiento, considerando los procesos y manifestaciones que se observan desde de los distintos ámbitos de expresión social.

 

Desde esta perspectiva psicológica, vamos a tomar como caso particular  la sociedad de las “Islas Canarias”, territorio colonizado, desde hace seis siglos, si contamos el largo proceso de conquista desde 1402 a 1496. Aquí, a través de un sistema colonial, con formas muy diferentes y peculiares, sus habitantes han tenido que percibir y modelar su conducta, configurando una serie de características psicológicas, descrito por  diversos autores como el “síndrome del colonizado”, con peculiar historia y expresión según el lugar que lo padece. En este sentido, analizando la historia de la sociedad canaria, vamos a resaltar el término “endofobia” como factor psicológico determinante en el desarrollo de esta sociedad. El SDC es la consecuencia psicológica del estado de opresión más notable.

 

Palabras clave

Psicología del colonialismo-Síndrome del colonizado-Endofobia-Dependencia Psicológica- Aculturación-Deculturación-Identidad-Discriminación-Personalidad Grupal -Infravalorización- -Complejo de Inferioridad-Fascismo-Imperialismo Cultural-Desarraigo-Psicología Comunitaria-Prejuicio-Estereotipo.

 

Resumo

Na história da humanidade, as pessoas passaram a ocupar diferentes territórios onde outras empresas desenvolveram suas processo sócio-cultural própria. Essas integrações, em alguns casos, chegaram a levar à desintegração, formando um continuum da sujeição à violência, que nunca é estável ou previsível ou consistente. A verdade é que esses processos vêm para reformar as sociedades, na maioria dos casos, são um conjunto de elementos que definem hoje chamamos de "sociedades colonizadas". Hoje, graças à desenvolvimento de uma "psicologia moderna" a partir de diferentes paradigmas, podemos realizar uma análise dos membros socializados nessas circunstâncias e do seu papel, processos e manifestações podem ser vistas de diferentes áreas de expressão social. A partir desta perspectiva psicológica, tomaremos a sociedade como um caso especial da "Ilhas Canárias", um território colonizado por seis séculos, se você contar o longo processo de conquista de 1402-1496. Aqui, através de um sistema colonial, com muito diferente e original, as pessoas tiveram de perceber e modelo de seu comportamento, configurando um conjunto de características psicológicas, descrito por diversos autores como a "síndrome do colonizado" com a história peculiar e expressão, dependendo do lugar que tem. Neste sentido, analisando a história das ilhas "sociedade, vamos destacar o" endophobia "termo como um fator psicológico no desenvolvimento desta sociedade. O SDC é a conseqüência psicológica do estado mais notáveis de opressão.  

 

Palavras chave

psicologia da Síndrome de colonialismo colonizados Psychological endophobia-Unit Identity-Aculturação-desculturação-Group-Discriminação Personalidade-Infravalorización - Estereótipo complexo de inferioridade-Fascismo, Imperialismo, desenraizando-Cultural Psicologia Comunitária, Preconceito.

 

Abstract

In history, diverse populations from different places have come to occupy areas where other people develop their own socio-cultural process. Sometimes, these integrations have come to lead to disintegration, forming a continuum from subjection to violence, which is never stable, predictable or consistent. The truth is these processes come to reform societies, in most cases, forming a set of keys elements we now call "colonized societies."

 

Currently, due to the formation of a "modern psychology" from different paradigms, we can perform an analysis of members socialized in these circumstances, considering their role, processes and events from the different angles of social expression. From this psychological perspective, we will take as special case of colonized society: the "Canary Islands". It is a territory colonized for six centuries, if you count the long process of conquest from 1402 to 1496. Through a colonial system, using different and unique ways, people of these islands have had to perceive and model their behavior by configuring a set of psychological characteristics, described by several authors as the "syndrome of the colonized". This syndrome has peculiar history and expression depending on the place. In this sense, analyzing the history of these islands' society, we will highlight the term "endophobia" as a psychological factor in the development of this society. The SDC is the psychological consequence of the most remarkable state of oppression.

 

Key words

Psychology of colonialism - Colonized Syndrome-endophobia-Psychological dependence – acculturation – deculturation - identity-discrimination - Group personality – undervalue – inferiority – fascism - Cultural imperialism - uprooting-Community Psychology – prejudice - stereotype

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INTRODUCCIÓN4

4 Nos gustaría mostrarle nuestro agradecimiento a todas las personas que nos han apoyado y animado para hacer realidad este trabajo, así como a las personas que nos invitaron a realizar el mismo y, como no, al propio lector. De manera especial queremos agradecer su ayuda a los doctores José Tomás Betancourth, José Farrujia, Antonio Rodríguez, Jonay Acosta y al catedrático Pedro Hernández.

 

Este trabajo está realizado para que el lector se pueda informar desde varios puntos de vista sobre la temática del síndrome del colonizado y la endofobia. Trata de analizar  sus expresiones y derivaciones tanto psicológicas como sociales, además de su contenido, formación y reflexión. Para esto vamos a hacer uso de múltiples investigadores, autores, lugares de estudio, contenidos y ramas de acercamiento desde la ciencia.

 

Por ello este trabajo está subdividido de forma que el lector pueda buscar información específica y acceder a ello salteando información si desea discriminar en su búsqueda. Aunque en opinión de los autores, para poder tener una idea clara de los resultados de este trabajo, es necesario reflexionar la totalidad de este estudio. Como ya se comentó, para realizar un análisis sobre la sociedad, y poder profundizar en aspectos tan “duros” como son la endofobia y el proceso del síndrome del colonizado, SDC, el estudio tiene que nutrirse de múltiples disciplinas. La arqueología nos ofrece una oportunidad para materializar las hipótesis y visiones, siendo necesario para ello un análisis desde la perspectiva histórica, en la economía se representan las interacciones sociales en forma de recursos materiales e incluso inmateriales característicos y consecuentes, la filosofía va a ayudar a examinar y desarrollar los sistemas de valores aprendidos, entre otros. Trabajando desde la Psicología, vamos a tratar la forma en que nuestra mente, en conjunto con las mentes de la sociedad, interactúa, recoge todo el material del medio para moldear y crear actitudes, conductas, respuestas, percepciones, sentimientos, opiniones y formar la consciencia sobre el medio en que nos movemos. Vamos a analizar los formatos de pensamiento característicos del SDC, los cuales generan patrones complejos de conductas y actitudes, en este caso, forzados y automatizados desde el bloqueo del entorno social.

 

Hay elementos históricos, culturales, sociales y económicos que destacan determinados fenómenos psico-sociales y pueden facilitar en este caso la expresión y aprendizaje del síndrome del colonizado. Pero apoyándonos en esta multidisciplinariedad, la valoración con mejor aplicabilidad social en este tema va a partir desde los conocimientos de la psicología y, así, finalmente se van a explicar los mecanismos y patrones mentales que caracterizan al síndrome del colonizado y la endofobia.

 

 El Síndrome Del Colonizado (SDC) se identifica mediante elementos o factores objetivos y subjetivos, para los conjuntos de individuos que forman sociedades, cuyos patrones más destacados se dan en situaciones que han creado interacciones sociales características de contextos de conflictividad basada en relaciones significativas para situaciones de colonialismo.

 

Para comprender la importancia de las consecuencias que traen consigo los fenómenos analizados en este trabajo y llegar al núcleo comportamental del SDC y la endofobia, hay que tener presente durante toda su extensión que según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), la fobia específica se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente significativa como respuesta para la exposición a situaciones u objetos específicos temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación. Esta ansiedad se puede expresar a priori mediante el rechazo, malestar, repugnancia etc. Aquí vamos a observar otras formas de expresión y evitación de ansiedades más peculiares e incluso sistematizadas mediante el SDC, en forma del producto “endofobia”. Para la Real Academia Española (R.A.E.)  la xenofobia es una palabra compuesta por “xeno” y “fobia”, considerando “xeno” como lo externo, tildando así la xenofobia como “odio, repugnancia u hostilidad hacia lo extranjero”. En cambio cuando buscamos en el Diccionario de dicha Academia el significado del polo opuesto, la endofobia, no encontramos nada. Por ello vamos a destacar estas definiciones como conocimiento previo para acercarnos al término de endofobia y poder llegar al conglomerado que abarca el SDC. Vamos a profundizar en la definición de la endofobia analizando sus posibles orígenes, términos afines y las posibles consecuencias del mismo. 

 

Adelantando al lector lo que va a seguir a estas líneas introductorias podemos decir que uno de los factores más importantes, la primigenia que impulsa la “endofobia” y el SDC, como tal, es el colonialismo. Por ello, también se van a describir consecuencias y características del mismo que afectan principalmente a nivel psicológico en los individuos que forman las sociedades colonizadas por todo el mundo, sin perder, como es necesario las visiones a nivel histórico, socio-económico e incluso político. Así, se va a analizar, con más detenimiento, un ejemplo muy cercano que los autores perciben cotidianamente, como es el caso de las Islas Canarias.

 

Para llevar  a cabo tal análisis es de obligación hacer uso de todas las descripciones necesarias sobre los contextos en que se dan estas actitudes y  conductas, haciéndonos valer para ello de las citas, argumentaciones y ejemplos provenientes de analistas de las diferentes situaciones de colonización y/o endofobia. Referencias provenientes de ramas como la psicología, psiquiatría, ciencias de la educación, filosofía, historia, sociología e incluso agronomía nos ayudan a encontrar así el camino para explicar cómo pueden afectar tanto estos sistemas perjudiciales al ser humano que se encuentra sometido, como a sus aspectos más comunitarios o colectivos.

 

Los devastadores efectos de la II Guerra Mundial, e incluso sus aportaciones para la ciencia han sido y  seguirán siendo objeto de estudio y análisis. Ahora es de obligación explorar más hechos históricos que causaron similares conflictividades y consecuencias sociales, y que por otra parte, siguen afectando de forma sistemática a las sociedades. Por ello profundizaremos de manera amplia en las referentes situaciones de discriminación social. El silencio implicativo o el estar ligados al fascismo, han limitado el desarrollo de la psicología hacia los caminos del interés de estos sistemas y órdenes sociales, así no dejaron al estudio dicho órdenes sociales, y el papel activo y necesario de la psicología para actuar sobre estos hechos y lugares de vivencia para las sociedades.

 

Para llegar a un ejemplo global, pero direccional, seguimos a Galeano, en “Patas arriba, el mundo escrito al revés” el autor representa varias afirmaciones a destacar de diferentes personajes de autoridad para la ciencia, por ejemplo: Voltaire afirma que “los negros son inferiores a los europeos, pero superiores a los monos […]”, el que nunca puede faltar en la educación occidental, David Hume expone que  “[…] el negro puede desarrollar ciertas habilidades propias de las personas, como el loro consigue hablar algunas palabras […]”, Etinne Serres que “[…]los negros están condenados a ser primitivos, porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene […]” y Francis Galton, padre de la eugenesia, método científico para impedir la propagación de los ineptos, afirma que “[…] un cocodrilo jamás podrá ser gacela, ni un negro jamás podrá ser miembro de la clase media […]”.

 

La anterior descripción muestra los cimientos de una educación y ciencia fruto del “mundo occidental”, la referencia es hacia las personas de “piel negra”, las cuales, tras la comprensión de los análisis de este trabajo, llegamos a concluir que estas tácticas de opresión y prejuicio social se han generalizado hacia más colectivos por diferencias raciales, colectivos étnicamente considerados inferiores, e incluso a colectivos que presentan simplemente diferencias culturales o de estatus socioeconómico. 

 

La trascendencia histórica y humana del colonialismo ha sido más grave que la destacada segunda guerra mundial, tanto en repercusión y marco del camino de la historia, en pérdidas humanas, conflictos entre grupos de poder, discriminación, como en pérdidas socio-culturales y humanas. La segunda guerra mundial ha generado posteriormente grupos que defienden los principios que trasgredieron tal conflicto, pero el colonialismo ha generado un orden y una mentalidad y esquema de conocimiento casi a nivel mundial, que tanto de forma sutil como directa ha sido establecida para permitir la prolongación del colonialismo a lo largo de la historia, esto junto al mayor coste y núcleo de pérdida generado por este proceso con respecto a la indeseable segunda guerra mundial, ha generado una confusa repercusión de un evento sobre otro, lo cual ha permitido que mientras las repercusiones de la segunda guerra mundial se limiten cada vez más, las repercusiones del colonialismo se mantengan o agraven, y sobretodo no se reconozcan. Uno de los principales agravantes que mantiene el colonialismo sobre la segunda guerra mundial, es el soterramiento  de los procesos y consecuencias en lo sutil. Así en el campo que toca a la psicología se observa como necesario que se traten las repercusiones del colonialismo para que las consecuencias negativas se puedan ir paliando y sobretodo bloqueando, para que no se repitan continuamente en el devenir actual. Y los esquemas que promueven la tolerancia hacia estos tipos de discriminación y agresividad social se puedan reconocer, sensibilizar, recortar y que se estudien como un pasado en plena superación.

 

Por lo tanto nuestro objetivo primordial es descubrir este mundo, hacer que se hable de la endofobia y el SDC, que el lector juzgue por sí mismo y supere prejuicios y estereotipos, que se despoje de toda autolimitación psicológica e intente comprender y asimilar este concepto. Además, otro de nuestros objetivos, es intentar demostrar que las Islas Canarias fueron colonizadas psicológica además de económica y socialmente, y que aún -en la actualidad- esta sociedad presenta profundas características que son consecuencias de ese proceso, respondiendo a un patrón específico como es el síndrome del colonizado, generando lo que podríamos llamar “endofobia canaria”. 

 

MARCO TEÓRICO

El análisis del llamado Síndrome Del Colonizado y la endofobia se tiene que centrar desde las formaciones más complejas y compuestas, por un nivel inter-social, hasta los niveles más elementales, los individuos. Por lo tanto, hay que tener en cuenta a las sociedades en su conjunto en base a sus propias características de formación, dinamismo e influencias. Al ser un tema amplio en perspectivas, es necesario basarse en un marco teórico que argumente y complete cada punto de esta temática, con ello se pretende  facilitar su entendimiento desde una interpretación Psicológica.

 

El objetivo principal de este trabajo es proporcionar una descripción y explicación desde el punto de vista psicológico, por lo que hay que desarrollar una vía de acceso al estudio del ser humano, destacando su análisis como entidad social. En este sentido recabamos apoyo en las teorías sobre el funcionamiento e intercambio entre persona y sociedad. Entre estas teorías, cobra gran relevancia la Psicología Vigotskiana, la cuál va a servirnos de hilo central para los elementos más básicos. Esta escuela Psicológica va a encauzar el objetivo de mantener una linealidad estructurada para argumentar los datos, casos, ejemplos y demás elementos para el conocimiento y la comprensión de la endofobia y el SDC. 

 

De esta escuela, es importante destacar la forma de entender la “construcción colectiva” de las funciones e interacciones del individuo. Empezamos destacando la especial atención que ofrece Vygotsky a la herencia social de las cualidades y facultades psíquicas. Así, añadimos que según el materialismo histórico y dialéctico los cambios de índole histórica que se producen en la sociedad y en la vida material conllevan, al mismo tiempo, otros cambios en la “naturaleza humana” a nivel de consciencia y conducta. La historia influye en las formaciones psicológicas de los individuos mediante las interacciones sociales, y, especialmente la dinámica cultural. De esta forma acordamos un punto de encuentro psicológico e histórico cultural: “el proceso histórico se entiende a partir del análisis de los fenómenos colectivos, y la subjetividad, al estar determinada culturalmente, puede estudiarse objetivamente” (J. Farrujia, 2003).

 

Para Vygotsky el cambio evolutivo en la vida de los individuos se sustenta en la sociedad y la cultura, así para entender la conducta es necesario conocer la historia de la conducta. De esta forma podemos enlazar el análisis histórico y social que se describe en este trabajo, llegando hasta el nivel psicológico en las sociedades afectadas. De esta manera se torna muy relevante la función del aprendizaje en los seres humanos a la par que en el conjunto de las sociedades. Los seres humanos crean, forman y reforman cultura y sociedades, además generan un bagaje de aprendizaje individual y colectivo. De esta forma, tanto los individuos forman lo colectivo, como lo colectivo forma a los individuos. Lo objetivo siempre se vuelve en contra del colonizado.

Vigotsky, en relación al aprendizaje realiza una separación entre funciones de la mente humana; las elementales y las superiores. En primer lugar, las funciones elementales se tornan como directamente relacionadas y determinadas por los estímulos procedentes del entorno. En el siguiente estadio nos encontramos a las funciones superiores (2006, Vigotsky). El rasgo principal sería la estimulación auto-generada en forma de estímulos creados en la sociedad, que se convierten así en las causas inmediatas de la conducta.

 

Asimismo este autor designa como “internalización” la “reconstrucción interna” de una operación externa al ser humano. De esta manera se explica que las funciones psíquicas superiores se gesten inicialmente dentro de la colectividad y después se conviertan en funciones psíquicas de la personalidad individual (2006, Vigotsky, p.68). Llegados a este punto hemos de destacar la herencia social de la personalidad, siendo el primer paso de formación de ésta el contacto colectivo. Es decir, que el desarrollo ontogenético de la psiquis del hombre está determinado fundamentalmente por los procesos de apropiación de las formas histórico-sociales de la cultura. De esta manera las funciones del desarrollo del niño comienzan inicialmente en forma de relación social o actividad colectiva dentro de una categoría “interpsíquica” (entre individuos) para después por medio de un proceso de interiorización, en forma de actividad individual, transformarse en una categoría “intrapsiquica” (interior al individuo). [En base a (Vigotsky, 2006)]. Vygotsky identifica como lo primero, lo colectivo, y en consecuencia, lo individual.

 

En la adquisición de la cultura al igual que cualquier otro tipo de aprendizaje, tiene un importante papel el “área de desarrollo potencial” del individuo que recibe educación, este “área” no es más que la diferencia entre la cantidad de aprendizaje que asumiría un individuo con ayuda externa y la que poseería si este aprendizaje tuviera lugar sin recibir dicho apoyo. Es la cantidad de aprendizaje que suma una ayuda. Esta teoría de aprendizaje propone así una “zona de desarrollo potencial”, la cual nos informa que el aprendizaje significativo mayor necesita de un componente externo al individuo, un factor social en el que se apoya finalmente el desarrollo.

 

La fuente del desarrollo psíquico del niño, se destaca como la experiencia social, siendo necesario hacer especial hincapié en las condiciones de vida, la educación y la mediación del adulto y la sociedad. Se trata de un material recibido por el niño con el que se construirán las cualidades psíquicas y las propiedades de su personalidad. Así, en síntesis con la maduración orgánica está la historia cultural, formándose como elementos del desarrollo. Hay que prestarle especial importancia a la historia cultural como elemento que afecta directamente al desarrollo psicológico de cada niño, la futura población adulta. Junto a ello recordamos que el ser humano está en continuo aprendizaje,  por ello, esta historia cultural, forma la “Psique” desde niños, y sigue reformando la mentalidad durante el resto de las experiencias y vivencias.

 

Primero, el desarrollo psicológico sería de forma interpsicológica, entre individuos, en sociedad y después intrapsicológica, a nivel individual. Algunos elementos psicológicos destacados por Vygotsky para este proceso son “la atención voluntaria, la memoria lógica, la formación de conceptos y el desarrollo de la volición” (1979, James, V., p76). Para ellos, hay que tener especial importancia en este trabajo, este proceso de formación para la memoria lógica y la formación de conceptos, nuestro conocimiento en forma de conceptos. Estos nos indican los significados que le damos a los elementos que percibimos con nuestra experiencia, formamos consciencia, a la natura psicológica le añadimos cultura psicológica.

 

Así, se deduce que “la naturaleza psicológica humana representa la superposición de las relaciones sociales interiorizadas que se han transformado en funciones para el individuo y en formas de la estructura individual, la dimensión social de la conciencia es primigenia en tiempo y hecho, la dimensión individual de la conciencia es derivada y secundaria” (1979, James, V., pp. 30- 75)

 

Es importante, para enlazar estas explicaciones con las descripciones sociales que se van a tratar, comprender qué; “para entender al individuo, primero tenemos que entender las relaciones sociales en que éste se desenvuelve” (...) Y, “dado que en el proceso del devenir histórico se van modificando las condiciones sociales generales en las cuales se desarrolla el niño, también cambian los contenidos y los métodos de enseñanza”(...) En este sentido, la internalización “transforma el proceso en sí mismo, cambiando su estructura y funciones, modificando así los esquemas de conocimientos y conceptos de los individuos”(1979, James, V., p75). No es una simple entrada de información, sino la creación y formación de una consciencia a la que le introducimos continuamente información. La cultura trasforma, estructura y da significados a nuestra mente, como son los contenidos y la personalidad.

 

Esta consciencia no sólo ejerce un funcionamiento de entrada de información, sino una función constructiva, e interpretativa. Así, la consciencia recibe información y moldea el mundo exterior. “El dominio de la naturaleza y la conducta están muy relacionados, ya que la alteración de la naturaleza por parte del hombre altera, a su vez, la propia naturaleza del hombre” (...) “Cambia la naturaleza con herramientas y trabajo humano, y así, se transforma también a sí mismo”. (1979, James, V.). La consciencia recibe información, la transforma, construye e interpreta, pero hace el mismo proceso como expresión, genera información, construye, moldea y transforma el agente del exterior, el medio, la sociedad. La consciencia está en continua transformación y continuamente transformando.

 

Con respecto a la temática de los lenguajes, lenguas y demás sistemas de comunicación va a ser necesario estudiar estos sistemas socializados desde la psicología y la lingüística. Vygotsky nos explica que “el desarrollo del lenguaje, por ejemplo, pasaría primero por una etapa social para posteriormente evolucionar hacia el lenguaje egocéntrico y por ultimo interiorizado”. Tras ello destacamos la carga social de los elementos lingüísticos que se van a analizar, carga que va a interiorizar el individuo a lo largo de su desarrollo y formación como parlante.

 

Sumado a lo destacado anteriormente, la carga de los elementos lingüísticos son de vital importancia para el proceso de interiorización. Van a aumentar la cantidad de información, estructurar y formar el sistema de almacenaje y comprensión de la información. Los elementos lingüísticos van a describir de forma única todos los elementos informativos que poseemos, siendo el propio lenguaje el acento y la personalización que usamos para describir nuestra información. El lenguaje sería el conducto de sentimientos y significados de nuestro trasvase de conocimientos, sería la expresión y la cualidad de nuestros pensamientos y experiencias.

 

Del mismo modo, observamos como en el estudio psicológico de lo meramente individual, el contexto social, histórico y conductual es un elemento que puede llegar a ser muy determinante en el desarrollo de las funciones psicológicas de los individuos. Las sociedades afectan a las formaciones psicológicas individuales y además, si la sociedad en la que está inmersa la persona se caracteriza por procesos agudos que son compartidos y  relativamente estabilizados como procesos represivos culturales prolongados, económico-financieros o conflictos étnicos, encontramos que este fenómeno se acentúa aún más.

 

Ahondando desde otra perspectiva, vamos a observar como describe la rama del cognitivismo al apartado cultural, aprendido mediante los procesos sociales, y su posterior formación en la personalidad de cada individuo. Así, para esta rama no tan alejada de este aspecto de las teorías del constructivismo colectivo, se destacaría, rotando en base a la formación de la personalidad, como apartado cultural la siguiente forma; “la personalidad desempeñaría una función esencial para afectar la forma en que las personas moldean sus vidas. En este sentido se piensa que los rasgos de personalidad son fuerzas que influyen en la forma en que pensamos, actuamos y sentimos” (Larsen y Buss, 2005). La característica cultural se tornaría como “la más difícil de describir, debido a que la naturaleza de la interacción persona-ambiente es compleja [...] las interacciones con situaciones incluyen percepciones, elecciones, evocaciones y manipulaciones. Las percepciones se refieren a las formas en las que vemos, o interpretamos en un ambiente [...] la característica central de la personalidad se refiere al funcionamiento adaptativo” (Larsen y Buss, 2005, p9).

 

Los mismos autores reconocen el hecho diferencial de pertenecer a un grupo u otro en la sociedad, ya que recae sobre las características de la personalidad, existiendo características comunes en un grupo que lo hacen diferentes de otros. La causa de estas diferencias son en su mayoría las culturales. Asimismo, con respecto al dominio social y cultural destacan que la personalidad afecta, y se ve afectada, por el contexto social y cultural. 

 

Llegados a este punto es importante resaltar lo que para quienes escriben estas líneas es la mejor aportación de los autores Larsen y Buss a este trabajo, y no es más que las “diferentes culturas pueden resaltar diferentes facetas de nuestras personalidades en el comportamiento manifiesto”. Larsen y Buss ponen el ejemplo de los polos de actitud pacífica vs violenta. Su expresión puede ser manifestada según lo que es aceptable y fomentado por una cultura, la sociedad moldea la personalidad al alentar o desanimar comportamientos específicos. La sociedad en su cultura, fomenta o bloquea unos tipos de conductas y unos objetivos u otros.

 

Bajo la idea de que la personalidad es crucial en aspectos fundamentales del desarrollo y formación del ser humano; “se ha venido desarrollando un nuevo enfoque con fundamentos teóricos distintos a los establecidos por la psicología de la personalidad anglo-americana, del cual Fernando González Rey es uno de los principales exponentes en América Latina. En el mismo se logra un nivel de explicación de lo psíquico en el que se concretan un conjunto de principios esenciales que sirven de base a todo el desarrollo ulterior del estudio de la personalidad”. (Alba Nydia y cools, 1986)

 

Los principios de esta rama se reflejan en el siguiente cuadro;

 

1. El carácter esencialmente socio-histórico-cultural de la formación psíquica del pensamiento y de la personalidad.

 

2. El carácter activo del reflejo psíquico de la realidad del ser humano. 

 

3. La tendencia orientadora de la personalidad -concepto elaborado por Fernando González Rey- que expresa las direcciones principales hacia las cuales se orienta esta, refiriéndose a la expresión consciente de una serie de motivos rectores que encarnan las aspiraciones principales del ser humano. 

 

4. La capacidad de transformación del ser humano expresada en la relación dialéctica del individuo y la sociedad, dinámica mediante la cual la personalidad adquiere carácter socio-histórico y la sociedad es transformada por el ser humano. 

 

5. La autovaloración como forma superior de la autorregulación de la actividad que designa la dimensión dinámica-valorativa de la conciencia. Los contenidos de la vida psíquica adquieren carácter direccional al pasar por el proceso de autovaloración y se convierten en experiencia interna valorada con sentido positivo o negativo.

 (Alba Nydia y cools, 1986)

 

Los principales apoyos los vamos a concretar en aspectos importantes como son la formación socio-cultural del ser humano, su efecto en  el  aprendizaje, cultura, lengua y personalidad, terminando en el importante factor según González Rey de; la autovaloración y autorregulación de los contenidos de la vida psicológica según la consciencia, todo ello, mediado por la formación cultural.

 

Debido a la amplitud teórica del tema a tratar, y a pesar de su poca investigación, esta búsqueda se ha caracterizado por sorprendernos desde múltiples paradigmas, modelos o puntos de vista desde donde observar dicha dinámica cultural. Por ello, tras concluir la estructura teórica que vamos a seguir, y que acabamos de integrar en base a la formación de la personalidad cultural, social, y consecuentemente psicológica, también se van a nombrar multitud de enfoques que reflejan el SDC. Acercándonos a uno de ellos, vemos  necesario comentar las explicaciones que se acercan a este trabajo desde la perspectiva del psicoanálisis. Encontramos varias de la mano de autores como Jung y su “inconsciente colectivo heredable” generación tras generación. Pero también son de vital importancia las teorías que versan sobre los mecanismos de defensa, encargados de minimizar las consecuencias de eventos con alto contenido estresante. Para nuestro tema se usarían en un intento de minimizar la agresividad recibida mediante un abanico de diferentes actitudes y conductas producto del proceso de colonización pseudo-adaptativas para el sufrimiento, pero mayoritariamente disfuncionales. En este caso, el uso de los mecanismos de defensa se va a extrapolar a sociedades, y éstos se pueden materializar en las siguientes formas: auto-represión, mecanismos de salida como es la explotación, agudizar la manipulación social, intrapunición, autocastigo, proyección, racionalización, formación reactiva, regresión, introyección, negación, condensación, válvulas de escape de agresividad etc. No nos podemos detener a profundizar en este apartado las características de cada mecanismo de defensa en las sociedades colonizadas, por ello, va a ser más adecuado tratarlos cuando se profundice en la descripción de la interacción colectiva en las sociedades que abarcan este estudio, pero vamos a adelantar algunos autores que infirieron descripciones de la psicología canaria mediante estos tipos de teoría.

 

Diversas concepciones del Catedrático Manuel Alemán, punto de apoyo para la descripción de estos mecanismos en la sociedad Canaria, van a complementarse con este trabajo a la hora de describir los elementos forjados en la “personalidad canaria” y su “desarrollo cultural y psico-social”. 

 

Es de gran apoyo para buscar el fomento del desarrollo socio-personal de los individuos de una cultura, sociedad e incluso etnia el nutrirnos de la Psicología Humanista. Para el movimiento humanista o el denominado “movimiento de la tercera vía” el desarrollo personal es una tendencia hacia la actualización y, el ser humano sería “un ser que se esfuerza hacia el crecimiento y desarrollo más que meramente hacia el mantenimiento de la estabilidad” (Maslow, 1970) .El mismo autor defendería una jerarquía de necesidades, generadoras de motivaciones, más conocida como “la pirámide de la motivación humana de Maslow” donde las motivaciones más esenciales serían las físicas o fisiológicas como por ejemplo el alimento, el deseo sexual y el descanso. Así, el siguiente nivel lo formarían la motivación basada en la seguridad física sirviendo como ejemplos la vivienda, seguridad física y salud. El tercer nivel estaría formado por la afiliación como la amistad y el afecto. El cuarto nivel estaría determinado por el reconocimiento, aquí tendría cabida el auto-reconocimiento, la confianza y el respeto. Y en la cúspide de la pirámide, encontramos el nivel de autorrealización donde se encontraría la moralidad, creatividad, falta de prejuicios, aceptación de hechos y similares. Según este autor, una persona tendría que ascender nivel a nivel a medida que satisface cada uno para ir encontrando las motivaciones siguientes, por ejemplo, sin tener las necesidades más básicas satisfechas (físicas y seguridad) el individuo no podría pasar al siguiente nivel y pasar a deseos más elevados como es la autorrealización. 

 

Es verdad que la “no necesidad” de las necesidades básicas tiende a limitar actualmente al individuo en la capacidad y los recursos para “trabajar” el siguiente nivel de necesidades, pero en este caso se va a exponer como la cultura y las diferentes tipologías de sociedades pueden influir y condicionar los pasos y tipos de valoración entre estos niveles. Estas influencias generan nuevas relaciones entre los niveles, modifican el camino a recorrer en este tipo de clasificación normal donde el individuo tendría jerarquizadas las necesidades que ha de atender.

 

Dentro del movimiento de la tercera vía, Tageson, destaca sobre el apartado que Maslow denomina como la cúspide de las necesidades humanas,  que, “esta tendencia a la actualización es más que un concepto biológico”. Para él, la tendencia a la actualización y crecimiento tiene relación con el self como centro de intencionalidad y búsqueda de significado” (Tageson, 1982). El self se encuentra intensamente relacionado con la identidad que forma parte de la autopercepción del individuo. Esta identidad estaría formada por la comparación de los individuos, lo que no se asemeja entre sí, se opone, por ello la identidad se genera tanto en base a lo común como en forma de oposición. La afirmación de un grupo se hace para que éste se diferencie de otras personas o grupos, así; “la presencia de otro está entonces en la base del concepto de identidad” (Colombres, A, 1991, p63).

 

La existencia de la identidad psicológica se puede dividir en personal o individual. La primera de ellas, estaría compuesta por elementos, rasgos y circunstancias que diferencian a las personas, aunque no llegaría a lo más profundo de la persona, relativamente su personalidad, si identificaría al individuo. La social o colectiva sería fruto de la pertenencia al grupo. Las características de la identidad social permiten a una sociedad, grupo o comunidad que se distinga de otros y que el individuo se reconozca como miembro del mismo, así como el conocimiento y adaptación a sus rutinas y eslabones culturales.

 

La funcionalidad de la identidad; la identidad, surge tras las asimilación de las diferencias y similitudes que nos ayudan a encontrar nuestra definición, la imagen que creamos y creemos de nosotros, mantiene un aspecto funcional en el ser humano y las sociedades. La identidad nos identifica con comportamientos congruentes o incongruentes, nos guía en la evaluación de comportamientos, que tras resonar en la identidad, se evalúan como congruentes, positivos, negativos, incongruentes, ideales, o funcionales finalmente. La identidad se nos representa en forma de imagen de los aprendizajes repercutidos por el bagaje cultural, o por nuestra psicología más individual. Así, nuestra identificación, nos orienta hacia unos aspectos más determinados que otros. Además, la identidad puede ser una auto-potenciadora del apoyo social. Nuestras percepciones de pertenencia de los grupos, y las auto-valoraciones de éstos nos hacen compartir y comunalizar aspectos de la vida, que pudiendo ser positivos o negativos, ayuda a que se compartan, asemejen, y finalmente apoyen, puede ser un generador de complementariedad. 

 

Los ataques a la autoestima no surgen desde la propia identidad, en un principio, es algo que se quiere exponer desde afuera, ya después la representación con lo de afuera puede modificar la identidad hasta el punto de que se interioricen esos ataques, y la identidad se falsifique con la identidad misma protagonista de las agresiones.

El movimiento psicológico de la tercera vía se fundaría con la creencia de que la capacidad humana es única para la conciencia reflexiva y en la de que es esta capacidad, la que puede llevar a la auto-determinación y la libertad. Las formas de desarrollar esta capacidad en el funcionamiento humano pasarían por la elección y el deseo de actuar. Así el individuo llegaría a estar determinado, además de por su pasado o ambientes, por el ser un propio agente de la construcción de su mundo, es decir, por su propia percepción del mundo. Ello no impide que aparte de las diferencias que tienen todos los individuos, se desarrollen las semejanzas fruto del desarrollo colectivo y la interiorización de estos conocimientos. Así encontraríamos una consciencia individual que, descendiente de una consciencia social, tiene que ser trabajada para alcanzar unos niveles de auto-realización que dotarían al individuo de herramientas y estrategias para alcanzar su propio desarrollo.

 

Para tal desarrollo también es necesario destacar a la educación tanto desde la perspectiva psicológica como pedagógica. La educación a diferencia de la cultura es un proceso de aprendizaje donde un educador influye a un educando en un contexto determinado, mediante una metodología y metas determinadas.

 

La educación influye en la formación de la percepción cultural grupal y social, fomenta y limita su imagen, participación, formas de verla, usarla, valorarla, construir las propias identidades, e incluso “de forma asombrosa, la propia felicidad” (Hernández, P., 2006). Un ejemplo aplicado al estudio del SDC sería la mejora de aspectos auto-restringidos. Al ser la educación un imprescindible valor como medio para el alcance  del desarrollo y auto-desarrollo. La identidad y existencia “se desarrollan en el mundo de la cultura, siendo la cultura un aspecto indispensable de la educación, pero, por otra parte, la educación genera cultura (...) la educación  sería imposible sin la interacción con un medio sociocultural” (Hernández, P., 2006). De la misma forma que la educación influye en estos aspectos sobre la cultura, ésta media en la educación, no sólo en contenidos, sino en  su formación, modelado y finalmente en los resultados educativos.

 

También se van a describir aportaciones de autores sobre psicología de la educación aplicada a la temática Canaria, como es Pedro Hernández, en su descripción psicológica de la personalidad Canaria, o como Antonio Rodríguez, en su estudio sobre la psicología Canaria desde el ámbito infantil. Con el apoyo de estas teorías va a ser más comprensible y fácil de relacionar el funcionamiento psico-social en relación a los estados de hegemonía-discriminación consecuentes del proceso o estado de colonialidad. Así, las pautas de actuación, actitudes y demás elementos culturales presentes en estas sociedades, se van a poder relacionar con las formas de entender el comportamiento humano.

 

En el estudio histórico de la sociedad canaria, las descripciones se van a apoyar en una línea de autores materialistas, los cuales fueron elegidos por el arqueólogo J. Farrujia.  Es dicho investigador el que mayor coherencia va a generar en la descripción de la línea de hechos históricos que conllevan los fenómenos del síndrome del colonizado y la endofobia en el terreno canario, destacando el desarraigo cultural y etnográfico además de la desestructuración del conocimiento sobre la formación de la sociedad Canaria. El análisis arqueológico es fundamental en esta investigación, ya que analiza de forma fehaciente los fenómenos sociales relacionados con el llamado síndrome del colonizado; desvelando la creación de tópicos, deformaciones del estudio y relato histórico, generando una gama de estereotipos, pautas y forzado de patrones que interaccionan con el self identitario de la sociedad Canaria. Esto afecta de lleno a la actividad colectiva más activa como las actitudes, conductas y desarrollo y, a la pasiva como la psiquis y las percepciones.

 

 Para comprender la descripción de los rasgos características que se expresan en los formatos de SDC y endofobia, particularmente en Canarias, y de forma similar en otros lugares, hay que remontar las explicaciones desde las primeras formaciones sociales que confluyeron en sendos territorios, y hacer especial hincapié en el proceso socio-histórico que formó estas variaciones en la psicología de quienes padecieron estos procesos, como  fue la colonización y es además de ella la actual homogeneización brindada por el proceso de neocolonizaicón. Si pudiéramos tener acceso a las “mentalidades” de las sociedades precoloniales, podríamos descubrir las diferencias en las formas de asimilar el similar proceso de colonización en cada una de ellas. Por ello, las diferencias entre las actuales sociedades colonizadas se pueden deber a las diferencias anteriores al proceso en tales sociedades. Una vez comenzado el proceso de colonización y sus derivados, como es la deculturación o aculturación, se empiezan a homogeneizar las características de estas sociedades, las cuales aquí estamos ensamblando en el SDC.  En el caso de Canarias, se va a hacer especial hincapié en la relación y carga psicológica que mantiene la actual sociedad con su raíz precedente en el SDC, la sociedad pre-colonial, la indígena, ya que es la raíz que más conocimiento y relación mantiene con los autores de este trabajo. El conglomerado de efectos sobre estos intervalos históricos es básico para generar los efectos formarían el SDC en la sociedad actual de Canarias.

 

En el período temporal de estudio para el trabajo del Dr. José Farrujia De la Rosa, se genera un entramado de representaciones sobre la realidad en forma de ideas, siempre en relación con el condicionamiento de la sociedad construido por la guerra social que se generó a raíz la colonización del territorio Canario por parte de las sociedades con intereses en aculturizar y hegemonizar a la población canaria. (1342-1969);  “Tales ideas se dan bajo la forma de diversas representaciones del mundo y, por ende, tales ideas condicionan, a su vez, las representaciones de la propia realidad indígena canaria, la raigambre y procedencia de los primeros pobladores de las islas. Estas representaciones, por tanto, no son objetivas ni científicas, simplemente están llenas de elementos imaginarios, de forma que más que describir una realidad, expresan deseos, esperanzas, nostalgias. Las ideologías, no obstante, pueden contener elementos de conocimiento, (...) en la mayor parte de ellas predominan los elementos que tienen una función de adaptación a la realidad base, consideramos que las circunstancias y las condiciones, los procesos y los desarrollos supraindividuales se hallan en un primer plano, por delante de los acontecimientos y las personas particulares. Por ello es imprescindible prestar atención a los contextos históricos, a los márgenes de actuación, a las posibilidades de las experiencias y a las acciones humanas en la historia, es decir, a los fenómenos colectivos”. (Farrujia, A.; 2003, p31)

 

En el caso concreto del ámbito cultural, “consideramos que existe una cierta coherencia entre todos los sistemas o los niveles en los que se expresa una cultura (social, económico, material, tecnológico, lingüístico, etc.), porque la cultura está estructurada; o lo que es lo mismo, está atravesada por un orden de significación que se expresa en todos y cada uno de esos niveles” (Farrujia, A.; 2003, p31). Así la estructura va a estar afectada por el dinamismo sociocultural, y desde este estudio, el dinamismo sociocultural va tener una relación recíproca con el dinamismo individual que en su conjunto forman la sociedad. Crean una interacción que se representa desde las características de los conglomerados que forman la “personalidad”, la descripción de la adaptación de lo psicológico. Cuando el concepto de personalidad se interpreta meramente para el grupo, colectivo etc. pasa a llamarse “Sintalidad”.

 

El punto de conexión entre la psicología y la arqueología la encontramos en el individuo como “agente de cultura”, como “expresión de la estructura vigente en cada momento”; “la subjetividad de un individuo es expresión de la estructura que le da forma; no es importante la subjetividad individual, sino la colectiva o social. Y ésta se puede estudiar científicamente, objetivamente, porque no se trata de un hecho psicológico, sino de la estructura cultural”. (Texto de Farrujia, 2003  en base a Althusser, 1999 [1968]: 52; Foucault, 2001 [1969]: 16; Lévi-Strauss, 1990 [1973]: 15; White, H., 1992b: 28-29; Hernando, 2002: 43; Kocka, 2002: 73).

 

En este estudio no se va a relegar la subjetividad individual bajo la colectiva, sino que se va a destacar la colectiva como la dinámica cultural, que va a afectar a la subjetividad individual en un plano psicológico. Este nivel recibiría los dinamismos y formaciones sociales como input o entrada de información, y activaría como output la concordancia o estancamiento con esta actividad social. Pero el nivel psicológico individual es el punto final que va a mostrar el sufrimiento, logro, nivel de asimilación, alimentación y participación que va a generar el dinamismo social, padeciendo cada persona que compone esta sociedad de forma única y vivencial esta característica, la cual se mantiene en un continuo que llega al límite de la problemática. Estas características como estamos viendo, se generan desde el ente social para afectar a cada persona en su nivel más “interiorizado”. 

 

La consciencia social sería principal y colectiva, mientras que la individual derivada de ésta, y por ello, aunque no menos importante, con una relación indirecta con el constructivismo social, necesitando así un paso por la consciencia colectiva. De ésta forma, ya mantenemos un campo de apoyo para el estudio de la consciencia primigenia, ofrecido por los autores trabajados por Farrujia junto a él mismo. Así ubicamos a la arqueología e historia  en la descripción y análisis de la “consciencia social.”

 

La clasificación no la realizamos en nivel de importancia, sino, siguiendo a Vygotsky, según cual va primero. Este problema socio-cultural fue y es vivido de forma diferente por cada habitante que ha formado parte de las sociedades que lo han padecido, desde lo largo de la historia hasta la actualidad, y desde cada individuo que se socializó en estos contextos.

 

Como intermediario de la relación entre “consciencia colectiva e individual”, además de punto de encuentro y modulación como promotor de unas características específicas y la oposición de otras, e intermediación en el efecto más cercano a lo individual lo encontramos en la autovaloración y autorregulación, los aspectos destacados para Fernández Rey.

 

Y así encontramos un punto en común con Vygotsky al destacar que para entender al individuo, primero tenemos que entender las relaciones sociales en las que éste se desenvuelve. Y junto con la dialéctica Marxista destaca el que “la naturaleza psicológica humana representa la superposición de las relaciones sociales interiorizadas que se han transformado en funciones para el individuo y en formas de la estructura individual” (James, V., 1979, 1981b, p75, p164). Así, se conoce ya una línea estructural de la cultura, como formación social, y tras esta nueva aportación una línea estructural de la psicología humana, también como formación social, necesitando del proceso de interiorización. Así, vamos a enlazar el trabajo arqueológico con la formación social de la psicología humana de los individuos socializados y socializantes para la sociedad canaria, recalcando, de igual manera, la subjetividad social, con la vivencia y experiencia individual de cada individuo de la sociedad canaria. 

 

DEFINICIONES Y ACLARACIÓN DE CONCEPTOS

 

El objetivo de este apartado es que el lector se familiarice con los términos relacionados con el tema a tratar. Además aprovechamos para intentar buscar un sentido al término endofobia,  ¿Por qué y cómo apareció? ¿Qué otros términos están relacionados? ¿Qué significa? ¿Existe endofobia en mí alrededor, en mi sociedad? ¿Somos capaces de percibirla? ¿Somos conscientes del tipo de discriminación que genera? ¿Qué elementos pueden identificar la generación de endofobia? ¿Somos conscientes de las consecuencias? Ya nos adelanta el Doctor José Tomás Bethencourt Benítez el desconocimiento generalizado de este término, especialmente en las sociedades afectadas por el mismo.

 

Se van a realizar multitud de análisis desde lo global, sobre grandes organizaciones, grupos, clases o procesos histórico-políticos. Todo nos lleva a una conclusión final sobre lo individual, sobre las influencias y formación de la conducta, y la cognición-mentalidad individual, que, a su vez, mantiene un papel activo y recíproco con la sociedad y la continua reformación cultural.

 

Comenzaremos el recorrido por el término “etnia” pues, según nuestra opinión, es el término base de todo este entramado. Así según el Diccionario de la R.A.E la etnia es “una comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.”. Teniendo en cuenta que a lo largo de la historia se han librado batallas entre etnias, pueblos o civilizaciones obteniendo algunas veces como resultado la unión de los mismos

o el sometimiento de unos a otros, nos podemos preguntar cómo un determinado grupo social veía al otro y viceversa, lo que nos lleva al estereotipo. Según Walter Lippmann, un periodista que en 1922 definió el término estereotipo de la misma forma en la que lo conocemos hoy, los estereotipos son “retratos en la mente”; lo cual explicaron Smith, E.R., y Mackie, D.M., en su libro “Psicología Social”, afirmando que dichos retratos son “imágenes mentales simplificadas de cómo son vistos los grupos y qué hacen”. En relación a esto, nos encontramos con la Teoría de los Estados de Expectativas que nos informa de que “si no se conoce la capacidad de los miembros del grupo se acude a características difusas como el aspecto físico, la forma de vestir, el género o el origen étnico para hacer una predicción sobre su capacidad”. Esta afirmación la podemos aplicar hacia la autopercepción; si no se conoce la capacidad de los miembros del endogrupo se acude a características difusas como el aspecto físico, la forma de vestir, el género o el origen étnico para hacer una predicción sobre la propia capacidad”. Este límite, también puede generalizarse para otros aspectos que van más allá de la capacidad, como es la globalidad cultural misma. Estas definiciones aportan algo de luz sobre la endofobia ya que destapa su base principal; no reconocer la propia capacidad otros elementos del grupo al que culturalmente, e incluso étnicamente, se pertenece, por lo que se percibe más débil y se produce un rechazo del mismo favoreciendo otro grupo. Aquí ya encontramos uno de los efectos que mantiene el factor precipitante del autodesconocimiento. Esto ocurre por varias razones que analizaremos posteriormente.

 

Como derivado del estereotipo nos encontramos el “prejuicio”, siendo éste según Allport (1954) en “Nature of Prejuice”, “una antipatía basada en una generalización errónea e inflexible, implícita o explícita, pero dirigida hacia un grupo como un todo o hacia un individuo como miembro de ese grupo”. Por nuestra parte podemos afirmar que es un fenómeno intergrupal con orientación negativa, siendo además una actitud. Para darle buen uso a este trabajo, tenemos que ampliar la definición de prejuicio, llevándola más allá de lo intergrupal, hasta lo intragrupal e interindivivual, ya que como estamos analizando, el prejuicio hacia los individuos del mismo grupo, los estamos descubriendo en la comparación de esas autoevaluaciones con las heteroevaluaciones, además de las autoevaluaciones implícitas, en las que la creencia sobre esta evaluación es que se está dirigiendo hacia la diferencia del otro, cuando el prejuicio está agrediendo al mismo grupo. Por otro lado, teniendo en cuenta que para que existan estos conceptos en la realidad cotidiana de la sociedad actual tienen que existir un continuo de grupos: poderosos y desposeídos. Los grupos poderosos se caracterizan por tener en su haber el poder o elementos de éste mientras que los desposeídos no cuentan con el poder o tienen pocos elementos en su haber. No se trata de realizar la distinción por número de individuos pertenecientes a cada uno de ellos grupos sino del poder económico, político y social que reside en cada grupo. 

 

Un destacado ejemplo de esta cuestión, y que nos va a aplicar en el estudio del SDC, se encuentra en el año 1826, donde había unos 11.000 Europeos y 81.000 esclavos Africanos, los cuáles se redistribuían de forma estratégica para limitar la interacción mediante separaciones familiares, de aldeas etc. Incluso actualmente en Martinica el 80% de las hectáreas pertenecen a 80 grandes propietarios, esta matemática es característica de este tipo de sociedades. Otro claro ejemplo en el que además, esta situación se aplica y promueve desde la legalidad, es el caso del “aparheit”, estado que en cambio, si fue un caso floreciente en la opinión pública. Dicho fenómeno se refiere a la segregación racial en Sudáfrica encausada por los colonizadores donde se dividía los diferentes grupos raciales en pro del "desarrollo". Dirigido por la raza blanca tuvo una base legislativa, cuyos principales objetivos eran aspectos sociales donde se podía tener en cuenta la apariencia, la aceptación social e incluso la ascendencia. Para Fanon, la objetividad se vuelve en contra del colonizado. Así como los lugares que iremos nombrando, los cuáles, fuera de estereotipos, mitos o creencias falsas, sus individuos afectados, son la mayoría social. Ellos son el grupo que cuenta con más número de individuos y posiblemente todavía con más recursos culturales, siendo contrarios al grupo opuesto, el cuál suele ser menor e incluso minoritario en cuanto al número de individuos que lo componen. Pero la diferencia a favor la encuentran en el poder sobre los recursos y contratos sociales. De ésta forma encontramos la sobre oposición del poder con respecto a la cultura. La dominancia de los recursos y su uso “poderoso” sobre la dinámica de la cultura. Por ello, incoherentemente, la sociedad mayoritaria se forma de manera proporcional y absoluta como la sociedad desposeída. Este acto llega a generar una falsa creencia que consiste en crear una imagen de la sociedad oprimida como minoritaria, e incluso, en algunos casos muy extremos, la inexistencia de este. Este punto llega a ejemplificarse en la sociedad Canaria. Añadiendo, en estos casos, la población discriminada es mayoritariamente originaria o indígena de esos lugares, e incluso pueden llegar a ser originarios de territorios externos pero que no coinciden con el de las creencias impuestas por los grupos hegemónicos, como es el caso de Martinica. También se puede dar una combinación de los anteriores, como es el caso de los indígenas Bereberes y las sociedades de raza “negra” de Argelia, donde las sociedades discriminadas están formadas por población originaria y población esclavizada de otros lugares. El antiguo punto en común entre la diversidad de las sociedades que mantienen su común en espacio y tiempo en la colonización es la esclavitud.

 

Por ello es de reseñar en este punto un ejemplo de prejuicio “de color” desde la opinión de Sir Alan Burns que afirma que “el prejuicio de color no es sino un odio irracional de una raza por otra, el desprecio de los pueblos fuertes y ricos por los que consideran como inferiores a ellos y luego el amargo resentimiento de aquellos obligados a la servidumbre y a los que a menudo se injuria”. Aquí ya entran en juego las diferencias sociales y materiales con el prejuicio de color. Desde esta perspectiva nos es fácil acomodar otro concepto como es la clasificación social, siendo ésta:

 

 “El proceso de identificación de los individuos como miembros de un grupo social por compartir ciertos rasgos típicos de ese grupo. Sin embargo, la clasificación social también exagera la similitud dentro de los grupos y las diferencias entre los grupos desarrollando las bases de la estereotipia”. (Smith, E.R., y Mackie, D.M.)

 

Este juego va más allá, manteniéndose dentro de los propios grupos inclusive, entrando en juego el desconocimiento o los formatos de prejuicio en la percepción de los límites sociales. Pudiéndose mantener este juego sobre los rasgos para el endogrupo, creándose una confusión sobre la endo-percepción y la exo-percepción, con respecto a la pertenencia y referencia.

 

Todo lo expuesto hasta ahora explica la existencia del racismo, pues la mayoría de los autores coinciden al exponer su significado en varios aspectos:

 

         1. Doctrina antropológico-política. 

          

         2. Actitudes prejuiciosas y conductas discriminatorias hacia personas de una etnia determinada. 

 

         3. Prácticas institucionales que subordinan a las personas de una etnia determinada pudiendo ser de tipo individual, institucional o cultural. 

 

Asimismo es de destacar que el racismo sutil explica que “bajo determinadas creencias, en apariencia igualitarias, se esconden formas sutiles de racismo de las que la persona no siempre es consciente” (Dovidio y Gaertner, 1986, Petigrew y Meertens, 1995). Además el racismo ha ido evolucionando hasta convertirse en algunas sociedades en el llamado “racismo moderno” o “simbólico” el cual rechaza las ideas racistas tradicionales pero recurre a actitudes segregacionistas basándose en cuestiones políticas o sociales abstractas. Sabemos que el racismo va unido a la violencia en los casos más extremos y según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) la violencia es el “uso intencional de la fuerza o poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de provocar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.

 

La diferencia más notable entre ambos grupos que son víctimas del racismo siempre llega a ser la cultura. Así teniendo en cuenta la investigación de Kroeber y Kluckhohn (1952) sobre las definiciones del término cultura, Rodríguez, A. (2000) hace una interpretación de la misma obteniendo la conclusión de que a este término le subyacen dos patrones, “el explícito, que se refiere al conjunto de manifestaciones de conducta y artefactos visibles; y el implícito, relacionado con las actitudes y valores que condicionan la conducta de los miembros de una sociedad”. Así, para Le Vine (1977) las personas se adaptan más directamente al ambiente sociocultural que al biológico y físico. Además Pinillos (1989) relaciona cultura con mentalidad definiendo este último como “cultura y modo de pensar que caracteriza a una persona, a un pueblo, a una generación, etc.”. Añadiendo que para él, mentalidad se define como “la forma que adopta la mente humana, en función del momento histórico y de las circunstancias que han rodeado su desarrollo”.

 

Siguiendo en esta línea, nos encontramos con otro término importante como es el de “aculturación”, que según el Diccionario de la Real Academia Española es “la recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano por parte de otro”. Por su parte Alemán, M. (2006) va más allá y define el término “deculturación” siendo éste “un proceso por el cual una cultura desbanca a otra de sus dominios propios y se establece  en ellos”. Por ello, puede haber aculturación, deculturación, o finalmente una consecución de las dos por igual. Estos tres casos se pueden dar en una misma sociedad, por ejemplo, en un extremo de una sociedad puede haber un sector proclive o indefenso ante la aculturación, pero para el cuál no falta llegar al límite de la deculturación, sino que hay una aculturación auto-movida, y por otro, un sector que aun recibiendo la agresión en forma de deculturación, mantiene la cualidad cultural independiente, y en contraste a la aculturación. Estos casos van a ser ejemplares en la descripción de los procesos desculturales en la sociedad Canaria. Es este autor, Manuel Alemán, quién según nuestra visión, define con mayor claridad el desarraigo desde una perspectiva cultural afirmando que “es un fenómeno de desplazamiento que supone la pérdida de los marcos habituales de relación reemplazados por otros escenarios extraños y otros esquemas de vida, sin que la persona haya encontrado las propias coordenadas de convivencia”. De esta forma, el desarraigo mantendrá como los mayores posibles causantes a los procesos de aculturación, o la misma deculturación, aunque en una vertiente más neurótica y de menor destrucción cultural. El desarraigo por deculturación elevará el estado de conflicto y la vulnerabilidad psicológica, humana, en contraposición de la resistencia cultural.

 

Ahora, avanzando hacia un punto de vista de corte más intraindividual, más psicológico, hay que denotar que las personas dirigen su vida hacia la consecución de la felicidad. Es por ello que desde la psicología se han buscado formas de evaluar, predecir y estudiar dicha característica. Así desde los años 80 existe una corriente psicológica llamada Bienestar Subjetivo que distingue varios conceptos de los cuáles destacamos el Bienestar Subjetivo Individual (BIS) que está formado por “las construcciones mentales que se ha hecho [una persona], tales como creencias, valores y modelo de enfocar la realidad que marcan su percepción de sentirse felices”. (Hernández, P. 2006). También destacamos el Bienestar Subjetivo Comunitario (BISUCO) que es el Bienestar Subjetivo de un grupo, pueblo o país. En relación a ambos conceptos y siguiendo a Pedro Hernández (2006) se puede suponer el tipo de sociedad en base a estos parámetros, pues en sociedades excesivamente colectivistas, o incluso sectarios o totalitarios se observa una gran importancia por el BISUCO sin tener en cuenta el BIS. Mientras que en sociedades individualistas y liberales se observa un gran interés por el BIS sin contemplar el BISUCO. Lo ideal sería la existencia de una sociedad en la cual el BIS y su proyección en el BISUCO fueran igual de relevantes. Una sociedad en la cual se potenciara el bienestar intrapersonal, el interpersonal y comunitario, es decir, que pudieras conseguir tu felicidad y que parte de ésta se obtuviese por tu colaboración para hacer feliz a otras personas provocando así, un fuerte equilibrio donde “creciera” la comunidad en su conjunto a la par que las personas individualmente. Así, estas esquematizaciones también surgen de las diferencias culturales, de creencias, entre otras. De esta forma los procesos de conflicto que estamos analizando también llegan a desviar y modificar las características de las sociedades en estado. En general, hay que mencionar que el Bienestar Social según Keyet tiene cinco dimensiones: integración, aceptación, contribución, actualización y coherencia social.

 

A colación de este tema, es bien sabido que la salud tanto física como psíquica es importante para la vida de la persona y por lo tanto para su felicidad y la de su entorno. Tanto es así, que según Ibáñez (1990) “importantes problemas como son los aspectos claramente centrales para el funcionamiento psicológico del ser humano como la aculturación, identidad personal o los valores merecen una atención importante para la psicología de la salud”. “Asimismo atenta contra la salud psicológica el desagradable estado causado por la conciencia de la incoherencia o el conflicto entre creencias y actitudes llamado disonancia cognitiva”. (Festinger, L. (1957), Smith, E.R. Y Mackie, D.M. (1997)). Este estado emocional y psicológico es fácil de encontrar en sociedades víctimas del miedo, que han sufrido guerras,  maltratos, acoso, aculturación, etc. Por ello es interesante tener en cuenta los territorios dónde con mayor probabilidad podríamos encontrar este estado entre las personas.

 

Así, llegamos al término colonialismo que según el Diccionario de la Real Academia Española se define como la “tendencia a mantener un territorio en régimen de colonia”. Lo que nos lleva a su vez al significado de colonia que es un “territorio dominado y administrado por una potencia extranjera” o un “territorio fuera de la nación que lo hizo suyo, y ordinariamente regido por leyes especiales”, las cuáles se pueden encontrar bajo el nombre de Leyes Autonómicas o sobre regiones ultraperiféricas.

 

En esta situación político-social y territorial, previa causa de los elementos destructores que estamos analizando, se llegaron a reconocer “estados humanos especiales” en las sociedades afectadas por parte tanto de un polo, como de otro. Un ejemplo de otro autor sensible a estos efectos, es el psicólogo castellano Martín Baró con el cuál coincidimos en la misma línea cuando escribe que:

 

“La salud mental de los individuos puede estar influida por reacciones anormales a situaciones normales, asimismo pueden ocurrir reacciones normales frente a condiciones anormales (...) el inicio de la solución a los problemas de salud mental de los individuos en las sociedades caracterizadas por la opresión, donde la “anormalidad normal” prevalece, está en la transformación de la sociedad para trascender sus condiciones históricas relativas y superar la opresión. Los psicólogos no pueden ignorar la influencia que tienen los contextos difíciles sobre la salud mental”. (Martín Baró, 1988)

 

El mismo psicólogo da un paso más ofreciendo la opción de la psicología política, siendo su objetivo “el análisis e intervención psicológica en los procesos y comportamientos políticos que tienen lugar  en una sociedad” (Martín Baró, 1988), a lo que Delahanty considera la necesidad de desenmascarar los procesos soterrados que guían a los sujetos hacia la automatización conformista, o la obediencia servil, a la dependencia manipuladora. (Delahanty, 1987). Podemos observar el propio efecto en la ciencia e ilustración, objetivando la implicación colonial e invisibilizando la normalidad.

 

Aclarando con más precisión el término colonialismo, para Samir Amín “es una forma particular de expansión de determinadas formaciones centrales, calificadas por este hecho de potencias imperialistas, fundadas sobre la sumisión de  los países conquistados (las colonias) al poder político de las metrópolis (…) encontrándose en espacios políticos distintos, aunque las segundas dominadas por las primeras” (preámbulo de Frantz Fanon, 2009). Este autor también destaca las distintas acumulaciones de capital generadas, en sí, según Amín, el colonialismo es capitalista e inconfundible con los hechos anteriores de dominación, ejemplificándose en el negocio de esclavos. Amín destaca como la primera de las colonizaciones capitalistas la de “Las Américas” donde los países, que actualmente podemos observar como principales miembros del que fue el G-8, establecieron los sistemas de explotación característicos del colonialismo aunque, como bien es conocido, Canarias fue la antesala o laboratorio experimental de éste. Dentro del ámbito de la conflictividad social,  Calvet, L. nos acerca a la estructura de este sistema de dominación al afirmar que: “El colonialismo no es nunca el puro enfrentamiento de dos comunidades, enfrentamiento del que estaría ausente la lucha de clases” (Jean, L.1981), así el conflicto generado por el sistema que describimos incluye una lucha de clases, las cuáles suelen disfrazarse en el enfrentamiento de comunidades. Para este sistema, afirmamos que el caso aquí dado es que una clase “domina” una comunidad, así cuando hablemos de comunidades enfrentadas, va a ser más factible representar junto a la comunidad hegemónica a una clase en representación y proyección de toda la comunidad. Por lo que inferimos a una clase perteneciente a una comunidad, enfrentada completamente a otra comunidad, en principio sin clase.

 

Desde una perspectiva psicológica, la colonización lleva consigo la llamada “mentalidad colonial” que no es más que una noción cultural de inferioridad considerada a veces entre poblaciones subyugadas y colonizadas. Sería lo contrario de “imperialismo cultural” lo que se expresa como el anhelo de una sociedad por extender su cultura y por lo tanto ejercer su control político y económico. Como sistema de manipulación social y por ende como sistema para el sometimiento de una sociedad se encuentra la falacia lógica siendo ésta un  patrón de razonamiento que  conduce a un argumento incorrecto. Las falacias lógicas suelen aprovecharse de los prejuicios o sesgos cognitivos para parecer lógicas.  Así dentro del subtipo de falacia informal nos encontramos con la falacia de la empatía, la cual asume que “si algo es bueno para mí, entonces debe ser bueno para los demás”. Esta falacia justifica el colonialismo y es la justificación para las imposiciones de creencias o de culturas desde el punto de vista de la hegemonía. En su versión más radical asume que la nueva creencia es necesaria imponerla ya que los demás no son capaces de elegirla libremente. Otra falacia empleada es la llamada “Argumentum ad populum” o “dirigido a las personas” que es un argumento falaz que concluye que una proposición debe ser verdadera porque muchas personas lo creen así. Tendría similitudes con el concepto de la “normalización de la anormalidad” que describe Baró.

 

En último lugar cabe reseñar la falacia llamada “Argumentum ad baculum” o argumento dirigido al bastón. Esta falacia se produce porque se asume la premisa como verdadera debido a que la consecuencia de esta premisa es muy negativa o la idea inculcada consiste en una consecuencia negativa, para ser ignorada o rechazada. Esta consecuencia negativa justifica cualquier intervención para cambiar las consecuencias asumiendo como verdad las premisas originales. En otros términos, si a una persona le informan de que la ocurrencia de un suceso determinado trae consigo otro que necesariamente es negativo, y ello lo aprenden por herencia cultural, dicha relación, comprobada o no, se admite como verdad absoluta. Esta falacia se ha usado históricamente para justificar diversos conflictos como el colonialismo, mediante la inducción de miedos para las diferentes salidas a este tipo de realidad social. Ésta falacia genera una proclividad al encasillamiento social (término posteriormente descrito a través de Fanon).

 

En los últimos tiempos se ha forjado una nueva versión del colonialismo o digamos que el colonialismo se ha ido desarrollando hacia el llamado “neocolonialismo” que según Amílcar Cabral (1999) “es ante todo, la continuación de la dominación imperialista bajo una forma disfrazada, también es el reconocimiento tácito por parte de la potencia colonial de que el pueblo al que domina y explota posee su propia identidad, la cual exige, para la satisfacción de una necesidad cultural, una dirección política propia”. A la hora de leer esta afirmación, nos es imposible no asemejarlo a la definición anterior de racismo sutil, en este apartado del tablero, la homogeneización recae en el papel activo principal. Por lo tanto, de la misma forma que el racismo evoluciona hacia el racismo sutil, el colonialismo evoluciona hacia el neocolonialismo, y las sociedades en estado de conflicto por la colonización y sus procesos culturales llegan a un segundo frente simultáneo con el impulso de la neocolonización y su agente homogeneizador.

 

Estas estrategias generan una simbiosis con prejuicios y predisposiciones conductuales determinadas, las cuáles son muy frecuentes en las tomas de decisiones y en dichos ámbitos de colonialismo, como son:

 

La Defensa del Status: Se refiere a cuando el individuo se considera con determinado status. Por ello, el individuo tenderá a negar y a defenderse de cualquier comentario o acto que le contradiga incluso con autoengaño. 

 

La Teoría de la Identidad Social: Nos informa de que los individuos suelen anteponer con frecuencia la importancia de pertenencia a un grupo frente a otros argumentos sólidos, para ello se ayudan de juicios erróneos o falsos para permanecer dentro del mismo. La Identidad Social es parte del autoconcepto de las personas (Tajfel y Turner)

 

El poder corrupto: es una tendencia en la que los individuos con poder son fácilmente corrompibles si se sienten en plena libertad y sin restricción alguna. Lo que determina el abuso de poder (corrupción) no es la motivación de poder sino las metas perseguidas mediante ese poder (Bargh y Álvarez, 2001). Como decía Lord Acton: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

 

La obediencia a la autoridad: se define como la tendencia de las personas a seguir el liderazgo o la figura de autoridad de un grupo o procedente de una fuente de autoridad, independiente de los argumentos contrarios racionales que puedan tener la persona de líder. Así el individuo puede incluso admirar, temer, auto-engañarse o acatar las normas solo por el hecho de cumplir el deber.

 

El Sesgo de la responsabilidad externa: Frantz Fanon también es sensible a este sesgo el cual define como la “descarga de responsabilidades” designándolo como “la repartición racial de la culpabilidad”. Por otro lado, un ejemplo extremo de este sesgo podría ser el Síndrome de Estocolmo el cuál se caracteriza según la R.A.E por “la actitud de la persona secuestrada que termina por comprender las razones de sus captores”. 

 

Por último, y buscando clocar en situación a todos estos aspectos, así como ideando una forma de transmisión cultural, Jung localiza el “inconsciente colectivo” en la materia cerebral heredada. Pero Fanon, corrigiendo a Jung, afirma que el inconsciente colectivo no tiene nada que ver con los genes sino que es pura y simplemente la suma de los prejuicios, mitos y actitudes colectivas de un grupo dado como resultado de una producción sociocultural, distanciándolo como un “hábito” adquirido. Fanon ejemplifica el inconsciente colectivo de Martinica dispuesto por un país europeo, lo que conlleva la reproducción de los prejuicios del racismo, por lo que contradice a Jung con respecto a la herencia cerebral, exponiendo como resultado la llamada “imposición irreflexiva de la cultura” (Frantz Fanon, 2009). 

 

Por todo ello, podemos especificar el significado de la endofobia de manera clara y precisa. La endofobia trata del rechazo en sus muchas formas de expresión de lo propio, de la cultura, las actitudes, valores, creencias primigénitas (tanto las descoloniales como las posteriormente raigadas en la colonialidad), la historia y costumbres del lugar de procedencia. Incluso, si es el caso, de la lengua, acento o dialecto que se usen en el lugar así como de la tradición ancestral. Este rechazo se puede manifestar de varias formas y como estamos analizando, está causado por diferentes razones, por lo que es muy común en sociedades colonizadas. La colonización causa un lazo de dependencia, el cual es muy difícil de romper. 

 

Didácticamente podemos realizar un símil con el Trastorno por Separación (F93.0). Otros Trastornos relacionados podrían ser: Trastorno de estrés Postraumático (F43.1), Trastorno por Estrés Agudo (F43.0), Problema de identidad (F93.8), Problema de Aculturación (Z60.3), Problema religioso o espiritual (Z71.8), Problema Biográfico (Z60.0) y el Trastorno de la Personalidad por Dependencia (F60.7).

 

En ningún caso se pretende afirmar que las sociedades colonizadas padezcan por completo los trastornos antes nombrados, pero sí se da la posibilidad de que en ese continuo en el que nos encontramos todos exista cierta inclinación en gran parte de la población hacia determinados rasgos de personalidad o de trastornos como los relativos a la ansiedad, el estrés así como problemas de autoestima e identidad entre otros. Se generan unas situaciones proclives a la sociopatología, y tendientes a riesgos psicopatológicos, además de la interacción con los nombrados fenómenos también patológicos en lo referente a lo cultural. Normalizado o no, lo culturalmente patológico”.

 

Expuesto lo anterior, también es aconsejable avisar de la paradoja de que padecer o estar muy cerca de tal trastorno puede ser un mismo impedimento para su reconocimiento, aquí caería la normalización individual, la misma represión, alejamiento, o inconsciencia para el mismo.

 

4. SÍNDROME DEL COLONIZADO. 

 

Casos, trabajos y ejemplos.

 

De manera delicada pero contundente vamos a acercarnos a nuestra sociedad y, a la misma vez, ir y volver a otras sociedades que parecen lejanas pero con las que la sociedad Canaria comparte mucho más de lo que nos imaginamos y de lo que nos hacen saber. Describiendo y explicando el SDC, vamos a sacar de la oscuridad elementos muy destacados en la formación de nuestra sociedad, además de encontrar las similitudes con sociedades que muestran el paralelismo específico para esta descripción.

 

Desde un punto de vista médico y psicológico a la hora de diagnosticar una enfermedad o trastorno, hay que tener en cuenta los síntomas y signos que presentan los pacientes que en algunos casos constituyen un determinado síndrome. Los síntomas se caracterizan por ser manifestaciones subjetivas de las que informa el paciente mientras que los signos son manifestaciones objetivas las cuales observa el examinador. Aplicando lo anteriormente expuesto a la problemática social que hemos ido desentrañando a lo largo de esta lectura, podemos identificar los signos como los índices socioeconómicos  (siendo estos: los umbrales de pobreza, desigualdad social, fracaso escolar, PIB, índices de delincuencia, BIS, BISUCO, índices de corrupción, índices de impacto medioambiental, etc.) e incluso índices de contenidos más psicológicos e internos, como hecho y procesos históricos de relevancia que encuentran su similitud en la expresión también de los síntomas en los entes sindrómicos. Los síntomas los asimilamos como las identidades, percepciones, actitudes, sentimientos, patrones de conductas y valoraciones sociales. Cuando estos signos y síntomas sociales alcanzan una determinada forma característica para las sociedades colonizadas se conforma el llamado “síndrome del colonizado”. Tanto es así que el filósofo Albert Memmi (1966) realiza un retrato del colonizado:

 

“El rechazo de sí mismo y la estima por el otro son rasgos comunes a todo candidato a la asimilación. Y los dos componentes de este intento de liberación están fuertemente ligados: el amor por el colonizador está cimentado sobre un complejo de sentimientos que van desde la vergüenza hasta el odio hacia sí mismo. Para liberarse, al menos así lo cree, admite su propia destrucción”.

 

Según Fanon (1987)  la negación sistemática del otro es “una decisión furiosa de privar al otro de todo atributo de humanidad, el colonialismo empuja al pueblo dominado a plantearse constantemente la pregunta: ¿quién soy en realidad?”. Aquí es donde el papel del colonizado se advierte con mayor rapidez y donde más se acentúa ya que la respuesta está influida por el sistema colonial en el que está inmerso. Según el estereotipo adjudicado al grupo colonizado por parte del colonizador será la respuesta. También dependerá del nivel de aculturación o enajenación cultural. Siguiendo al mismo autor, “cuando se reflexiona acerca de los esfuerzos que han desplegado para realizar la enajenación cultural, tan característica de la época colonial, se comprende que nada se ha hecho al azar y que el resultado global buscado por el dominio colonial era efectivamente el convencer a los indígenas de que el colonialismo venía a arrancarlos de la noche. El resultado, conscientemente perseguido por el colonialismo, era meter en la cabeza de los indígenas que la partida del colono significaría para ellos la vuelta a la barbarie, a encanallamiento, a la animalización” Según Savielly Tartakover “la táctica consiste en saber qué hacer cuando hay algo qué hacer; la estrategia, en saber qué hacer cuando no hay nada que hacer”, por ello decimos que el colonialismo no posee estrategia como tal sino un conjunto de tácticas. Una de ellas es que:

 

“Al colonizador le importa muy poco lo que sea realmente el colonizado. Lejos de buscar la realidad del colonizado, lo que le interesa es someterle a esa indispensable transformación. El mecanismo de remodelación del colonizado es muy ilustrativo. En primer lugar consiste en una serie de negaciones. Nunca se le considera de manera positiva, y si se hace, es atribuyéndole cualidades que comportan alguna carencia psicológica o ética, así ocurre con la hospitalidad [o caen en beneficio de la táctica colonial]. (…) El fenómeno es comparable a la negrofobia de los negros o al antisemitismo de los judíos”, Albert Memmi, (1999).

 

Así, Memmi, declara de forma objetiva motivaciones del grupo colonizador además del tipo de uso de “negaciones” sobre la identidad, jugando con valores éticos, los cuáles, son negados por la sociedad en pro de la dominación, y prohibidos a la sociedad dominada. Esta situación conduce a dicha sociedad a una posición crítica en la que el rechazo de los valores propios se torna como salida a la continua confrontación en la que se encuentra. Y es que:

 

“En los países colonizados, donde la colonización por regla general, bloqueó el proceso histórico del desarrollo de los pueblos dominados, cuando no dio lugar a su eliminación radical o progresiva, el capital imperialista impuso nuevos tipos de relaciones en el seno de la sociedad autóctona, cuya estructura se volvió cada vez más compleja a medida que aquél suscitaba, fomentaba, envenenaba o resolvía en ella determinadas contradicciones y conflictos sociales”. Amílcar Cabral (1999)

 

Asimismo Fanon describe como el proceso sería solventado de forma pacífica en una situación ideal, alcanzando el paralelismo con el desencadenamiento de la guerra de la colonización en Canarias:

 

“En el régimen colonial, la gratitud, la sinceridad, el honor son palabras vacías. En los últimos años he tenido ocasión de comprobar un hecho clásico: el honor, la dignidad, el respeto a la palabra dada no pueden manifestarse, sino dentro del marco de una homogeneidad nacional e internacional”. Frantz Fanon (1987)

 

Para llegar a esa situación habría que superar las diversas desigualdades sociales generadas, algunos tipos de éstas son explicadas por Albert Memmi desde el punto de vista de la educación y del ámbito de las labores del funcionariado público que opera en el territorio. De esta manera Memmi nos informa que:

 

El colonizado no se salva del analfabetismo sino para caer en el dualismo lingüístico. (…) No dispondrán nunca más que de lengua materna, una lengua ni escrita ni leída, que sólo permite una pobre e incierta cultura oral. (…) En este caso los dos universos simbolizados y supuestos por las dos lenguas están en conflicto: son los del colonizador y los del colonizado. (…) El aplastamiento del colonizado es parte de los valores colonizadores. (…) Toda burocracia, la magistratura, los técnicos, sólo entienden y emplean la lengua del colonizador. El colonizado, armado con su lengua, es un extranjero en su propio país”. Albert Memmi (1999).

 

Con éstas y otras muchas tácticas imperialistas se logra que “igual que mucha gente evita exhibir a sus parientes pobres, el colonizado empeñado en la asimilación oculta su pasado, sus tradiciones y todas sus raíces, ahora infamantes” (Albert Memmi, 1999). Así se consigue, en el mejor de los casos, la exterminación de aspectos culturales haciendo que el colonizado haga suya las características que le adjudica el colonizador. Es la ley del miedo y la vergüenza la que va a cautivar y a envolver al colonizado, expropiando ya no sólo de sus tierras sino de su orgullo y patrimonio cultural a una raza, pueblo, nación, sociedad o simplemente a una persona. El colonialismo trae consigo la palabra “subdesarrollo”, palabra que se vuelve el adjetivo calificativo de muchos países. El colonialismo determina qué país es “subdesarrollado” y cuál es “desarrollado”. Para entender este hecho hay que saber antes lo que significa “subdesarrollado” en todos los aspectos posibles, en este sentido:

 

“Un enano de cabeza enorme y tórax henchido es “subdesarrollado” en cuanto a que sus débiles piernas o sus cortos brazos no articulan con el resto de su anatomía; es el producto de un fenómeno teratológico que ha distorsionado su desarrollo. Eso es lo que en realidad somos nosotros, los suavemente llamados “subdesarrollados”, en verdad países coloniales, semicoloniales o dependientes.” Ernesto Guevara (1999).

 

Esta definición plasma la realidad desvelando el trasfondo del porqué el colonialismo llama a determinados países “subdesarrollados”. Además relacionado con las áreas y la construcción social, más que en base al desarrollo, la relación se encuentra en la autoimposición y autolimitación cultural en base a la imposición del crecimiento económico; “El área de ocupación colonial, y en particular de ocupación cultural, suele reducirse a las zonas costeras y a algunos sectores limitados del interior. La influencia de la cultura de la potencia colonial es casi nula más allá de los límites de la capital y otros centros urbanos. De hecho sólo se manifiesta en la vertical de la pirámide social colonial (creada por el propio colonialismo) y se ejerce especialmente sobre lo que podemos llamar “pequeña burguesía autóctona” y sobre grupos muy reducidos de trabajadores de los centros urbanos”. Amílcar Cabral, 1999.

 

Además según Martin Carnoy (1978) “tras un largo período de colonización, en que se le ataca sin cesar, todo lo que queda de la antigua cultura son sus formas más rígidas por no habérseles permitido el desarrollo de ningún tipo es del todo impropia para el presente y en extremo conservadora. Los colonizados conservan sus prácticas tradicionales, que son el resultado de la colonización, y la burguesía nacional adopta la cultura de la metrópoli. En estas condiciones, el “desarrollo” sólo se produce con las trabas impuestas por la cultura metropolitana”.  

 

Así la mayoría de los autores coinciden al denunciar que: “las burguesías locales se enriquecen de las situaciones coloniales” (Jean, L. 1981). La desigualdad sería un homónimo económico de situación colonial. Las burguesías, van a mantener un papel como nexo entre las sociedades, que va a desempeñar un trampolín de facilidades en el padecimiento del SDC. Ésto lo encontramos en Fanon, Jean, Memi y los autores relevantes para Canarias como Alemán, Bethencourt e incluso Pedro Hernández cuando trata sobre el sector de la intelectualidad.

 

Se demuestra fácilmente la idea de que las personas obedecen a lo que consideran experto, y tienen un gran sentido del deber obedecer delegando por tanto las grandes decisiones ya que ofrecen una gran resistencia al cambio. La idea de inestabilidad asusta, crea recelo, intimidación e incertidumbre, por lo que se cree que cuanto antes se acabe la situación, antes se sentirán bien, olvidando la calidad de la decisión y la importancia de la misma. Así los colonizadores deben elegir como persona mediadora a alguien respetado y admirado por el pueblo a colonizar, alguien que tenga “madera de líder” o se le considera en un estatus superior o como experto. En lugar de convencer a una sociedad completa, sólo debe entusiasmar a un número mucho más bajo de personas. Aquí también juegan un papel importante, e incluso crucial, los enfrentamientos o las redecillas que puedan existir entre los diversos grupos de los nativos. Así en cualquier sociedad o grupo social que se precie podemos encontrar que incluso perteneciendo al mismo existen varios subgrupos. Para llegar a un acuerdo hay que conciliar a las distintas partes a través de sus líderes o personas de confianza. Cuando el líder nativo une a las dos sociedades comienza el proceso de sometimiento y la aculturación de los colonizados. 

 

Teniendo esto en cuenta, huelga decir que se trata de un proceso causante de stress. El stress según Lazarus y Folkman (1984) se define como “un conjunto de relaciones particulares entre la persona y la situación, siendo ésta valorada por la persona como algo que grava o excede sus propios recursos y que pone en peligro su propio bienestar personal”. Además “los estresores, tienen que ver generalmente con eventos o circunstancias excepcionales, generadoras de cambios, que el sujeto se ve obligado a abordar con los mismos recursos con los que contaba hasta el momento, pero que a menudo pueden resultar ineficaces o insuficientes para los nuevos parámetros de la situación” (Martín Torralba, L. y Muñoz López, M.) 

 

El efecto estereotípico del síndrome del colonizado a nivel tanto externo, como de forma subliminal o nivel interno, es creado y propiciado por el colectivo influyente. Por ello, destacamos lo aportado por Frantz Fanon el cual explica que “la sociedad crea el complejo de inferioridad, su consistencia, colocando al colonizado en una situación neurótica. (…) El racista crea al inferiorizado. La inferiorización es el correlativo indígena de la superiorización europea”. También nos informa de que el rechazo a un sistema en el que  si se intente igualar una cultura a la otra, es lo que genera la conducta dependiente del colonizado lo que se deriva en el complejo de inferioridad. Otro autor que defiende el mismo punto de vista es Jean Paul Sartre el cual refuerza esta opción desde sus reflexiones de la cuestión judía afirmando que “se han dejado envenenar por una determinada representación que los otros tienen de ellos y viven en el temor de que sus actos no se conformen a ella, así podríamos decir que sus condiciones están perpetuamente sobredeterminadas desde el interior”.

 

Cuando le preguntamos a la filosofía sobre su opinión acerca del origen de este retrato, encontramos de la mano de Albert Memmi una clara respuesta. Este autor afirma que el “retrato mítico y degradante forjado y difundido por el colonizador, acaba en cierta medida por ser aceptado y vivido por el colonizado. Alcanza así una cierta realidad y contribuye al retrato real del colonizado”. Memmi nos hace constar que nos encontramos ante una influencia bidireccional entre la visión del colonizador y la del colonizado ofreciendo ésta a su vez una retroalimentación positiva a la visión del primero sobre el segundo. El colonizado devuelve la alimentación de su “retrato”. Ello hace que ésta visión inventada pase a ser parte de la realidad. Para nosotros Memmi, da un segundo paso cuando demuestra el interés claro que se esconde en “hacer realidad” el síndrome del colonizado:

 

Es sabido que la ideología de una clase dirigente acaba por ser admitida en una gran medida por las clases dirigidas (...) las clases  dominadas confirman de alguna manera la función que les ha sido asignada. Eso explica entre otros factores, la relativa estabilidad de las sociedades: la opresión es tolerada, de mejor o peor grado (...) Para que el colonizador sea el señor totalmente no basta con que lo sea objetivamente, sino que tiene que creer en su legitimidad. Y para que esta legitimidad sea completa no basta con que el colonizado sea objetivamente esclavo, sino que es necesario que se acepte como tal (...), el colonizador tiene que conseguir el reconocimiento del colonizado(...)Igual que el colonizador siente la tentación de aceptarse como colonizador, el colonizado se ve obligado para vivir a aceptarse como colonizado [o creerse colonizador]. Así como el burgués propone una imagen (mítica) del proletario, la existencia del colonizador requiere que se genere una imagen del colonizado (...). (Albert Memmi)

 

Una vez que empezamos a conocer este síndrome de una forma más profunda, logramos comenzar a cambiar la percepción del mismo así como logramos su identificación. Podemos afirmar que más que un “efecto social” se trata de un defecto, defecto en la percepción social de la sociedad colonizadora que a su vez contagia dicho defecto a la percepción de la sociedad colonizada y, por ende a su autoconcepto.  

   

Para dar a conocer un curioso ejemplo práctico y muy habitual sobre los factores que pueden influenciar en las percepciones sociales, nos apoyamos en el estudio “Intervención en los medios de comunicación” (E. Torres y cools), quienes destacan como ejemplo de discriminación inducido en la “percepción social de los grupos”. Se ejemplifica en un estado de conflicto colonial a través de los medios de comunicación como es; la percepción de los grupos “indios” resistentes de Norteamérica por medio de los grupos colonizadores, e incluso también se generaliza hacia las sociedades que no participan en la colonización. La influencia de estos medios de comunicación llegaron a crear una percepción de la sociedad colonizada distorsionada de la realidad, representando a los indios con una inexplicable “maldad”, la cual según los autores “para justificar, posiblemente, las matanzas y masacres contra este grupo social”. 

 

Una vez entendido este sistema de percepciones y referencias sociales, buscamos la forma de dinamizar esta “rigidez psicológica”. Para ello, buscamos las salidas a este tipo de discriminación social, pero al buscar alguna coincidencia con el psiquiatra Fanon, observamos cómo se levanta un muro ficticio, un bloqueo a nivel psicológico, y una confusión  valorativa de las posibles salidas. El mismo, explicita que “para asegurar su salvación, para escapar a la supremacía de la cultura blanca el colonizado siente la necesidad de volver hacia las raíces ignoradas, de perderse, suceda lo que suceda, en ese pueblo bárbaro”. Además condena cualquier tipo de salida a este tipo de discriminación, ya que el colonizado la negará de la realidad y la oprimirá dando como única salida un tipo de sociedad con unas creencias, actitudes y valores que contradicen al sistema sociocultural que ha sido impuesto. Por lo que se gesta una gran contradicción en la que se tomará en la mayoría de los casos la decisión de acatar el sistema nuevo. Esto ocurre porque se ha inculcado esa falsa creencia de que la cultura indígena es atrasada para los nuevos tiempos y por lo tanto se encuentra en desventaja. El mismo autor nos ofrece el resultado de este sistema, visionado sin salida:

 

 “el intelectual colonizado ha invertido su agresividad en su voluntad apenas velada de asimilarse al mundo colonial. Ha puesto su agresividad al servicio de sus propios intereses, de sus intereses de individuo. Así surge fácilmente una especie de esclavos manumisos: lo que reclama el intelectual es la posibilidad de multiplicar los manumisos, la posibilidad de organizar una auténtica clase de manumisos. Las masas, por el contrario, no pretenden el aumento de las oportunidades de éxito de los individuos. Lo que exigen no es el status del colono, sino el lugar del colono. Los colonizados, en su inmensa mayoría, quieren la finca del colono. No se trata de entrar en competencia con él. Quieren su lugar

 

Y así comprendemos y reconocemos, como reconocería todo lector, que significa en última instancia la pérdida de libertad individual y colectiva mediante el proceso histórico de colonización. 

 

La Lengua, tiene su papel como mediador de la creación de la consciencia, mediador entre el exterior y la “interiorización” de la experiencia, en la formación de la consciencia “social”. De esta forma, los contenidos, estilos, modos y características del lenguaje transportan estos elementos a la formación de la consciencia del individuo, y por ende, a su sumatorio, la consciencia comunitaria. Como influencia en las características de la lengua, es muy importante destacar que la discriminación hegemónica es vista desde la dominación de una forma sutilmente contraria a la expuesta, aunque con un alto nivel de discriminación en las mismas formas de denominación: “El salvajismo de quienes hablan dialectos y no lenguas se define de forma negativa como la privación de todo lo que constituye la cultura occidental.”(Jean, L.1981)

 

Por lo que cabe reseñar algo que dijo Albert Memmi y es que “otro sistema de despersonalización del colonizado es el rasgo del plural. Las condiciones de vida creadas para el colonizado no tienen en cuenta ni suponen la libertad. Se negó este derecho.” Así, y recordando la argumentación de Almílcar Cabral de que existe un complejo de inferioridad por los motivos antes expuestos, afirmamos que siendo en gran medida la sociedad colonizadora la principal creadora de esa interacción contribuyente a la realidad del retrato del colonizado existen otras salidas para la creación de una identidad por parte de la sociedad colonizada haciendo caso omiso de la colonizadora. Por desgracia, tenemos que afirmar que parece que en la mayoría de los casos, estas soluciones potenciales han sido borradas de la “consciencia colectiva” del colonizado. Siguiendo a Memmi, hay que hacer ver que “tenemos el derecho de imaginar ideas que nos dibujen dignos. Bienvenida sea la ideología de nuestra liberación”.

 

Por otro lado en todas las sociedades colonizadas existe un estereotipo muy generalizado y destructor a nivel socio-cultural que no es otro que el de perezoso, poco trabajador, falto de conocimientos de economía, víctima de la explotación y poco arriesgado en la emprendeduría. Este caso se da teniendo todavía el colonizado el puesto “adjudicado” para las posiciones más bajas a nivel social, siendo así empleado para los trabajos más duros. Estos elementos presentan una contradicción, por lo cual queda convertida esta estereotipia en una falacia. Los autores coinciden en la existencia de esta falacia, mostrándonos una percepción más cualitativa los autores que la padecieron a nivel individual, revelándonos así los indicios de daño y disonancia cognitiva a nivel social que puede generar. En esta línea, para Jean Paul Sartre, “el resultado, ni hombre ni bestia, es el indígena. Golpeado, subalimentado, enfermo, temeroso, pero sólo hasta cierto punto, tiene siempre, ya sea amarillo, negro o blanco, los mismos rasgos de carácter: es perezoso, taimado y ladrón, vive de cualquier cosa y sólo conoce la fuerza”.

 

Igualmente Albert Memmi afirma que “nada justifica mejor los privilegios del colonizador que su supuesta laboriosidad”. Todos los colonizadores desde los distintos puntos del mundo están de acuerdo con el rasgo de pereza. El retrato mítico del colonizado incluiría pues, una gran dosis de esta condición. “Al mismo tiempo, el colonizador insinúa que emplear al colonizado es poco rentable, lo que le autoriza a pagar salarios inverosímiles. Proviene de la irresponsabilidad y prodigalidad de los colonizados, que no tienen ningún sentido de la previsión ni de la economía...” (Albert Memmi)

 

Con respecto a la lengua o dialectos también hay una conflictividad social generada tanto por el avasallamiento de una sobre otra, como por la opresión e infravaloración de la lengua subyugada, motivo por el que encontramos que la lengua del colonizador “desplazando los canales propios de un pueblo, los sustituye imponiendo los suyos” (Manuel Alemán). Además de negando las vías y oportunidades de formación y adquisición de la nueva “cultura”, bloqueando la posibilidad de la “nueva educación”, obligándose al sometimiento del nuevo lenguaje, que se va a llegar a convertir, desde el mismo bilinguismo en el nuevo lenguaje de la mente, el lenguaje de la formación de la mentalidad el estado colonial, y por ende, su efecto sobre la expresión, ¿Cambia la expresión junto con el lenguaje. Además, de imponer dicho lenguaje, se bloquea la capacidad de desarrollo, el gran analfabetismo de la “nueva educación” conlleva un analfabetismo de la mente, analfabetismo de la nueva cultura, la única que no se “repugnaría”. Se bloquea el acceso a una cultura, y se limita y exogestiona el acceso a la otra.

 

Louis Jean Calvet, va más allá argumentando que el control sobre la lengua dominada puede limitar o adquirir los medios para criticar la visión que de ella les da la ideología dominante, los autores que hemos citados, pueden poner en común con respecto a la problemática de la lengua, la influencia cultural y social que genera el uso de una lengua misma sobre la percepción de la realidad, y por ende de la problemática social por la que se ven afectados.

 

El proceso que se ha llevado y se sigue llevando al dominio de unas lenguas sobre otras, es denominado por Louis Jean Calvet como proceso de glotofagia. En este sentido, es preciso recordar que;

 

Todos los homicidios legales 

empiezan robando a un hombre su lenguaje 

en nombre del mismo lenguaje (Roland Barthes).

 

El proceso de imposición lingüístico, es un proceso social y activo, no es un método de selección natural, “es muy raro que logre imponerse una lengua o una reforma que toda una población rechaza (...) lo que está en juego no es la lengua, sino el valor que sus hablantes le atribuyen” (Calvet Jean, 2000). Por lo que la en la psicología, e incluso en la psicolinguística se encuentra los valores, creencias, y razonamientos socio-linguísticos, que juegan el papel activo y activador de la funcionalidad de lenguaje. Por ello, el poder de la lengua es un poder psicológico, es un poder transformador y encauzado en base a la acción humana, en base a la interacción social; “un idioma no sólo desaparece porque otro lo domina, sino también y quizás sobre todo porque los ciudadanos aceptan o deciden abandonarlo, no transmitirlo a sus hijos. La «guerra de las lenguas» es una metáfora cómoda, pero las lenguas por sí mismas no se hacen la guerra. Son los seres humanos los que luchan, se oponen o contemporizan. Y es posible seguir sus relaciones conflictivas a través de las relaciones entre sus idiomas” (Calvet Jean, 2000).

 

Al mismo tiempo para Fanon el “habla no es un hecho neutral en el mundo occidental colonial”, se produce una jerarquización unilateral, donde existirían lenguas homogeneizadas consideradas como superiores, y por ello aniquiladoras de sus opuestas. Aquí es donde los colonizadores, e incluso parte de los colonizados por culpa de esa alienación, afirman que no existe oposición o utilizan algún argumento falaz. Pero aunque se niegue una oposición no significa que esta no exista. Y yendo más allá, si usas un argumento falaz, se está impidiendo dos derechos básicos de toda persona, como son su libertad de expresión y de elección. Esta conflictividad se agrava cuando conocemos y somos conscientes de que una lengua es más que un uso determinado de fonemas y grafemas, “hablar significa usar un lenguaje que es equivalente a asumir una cultura y el peso de una civilización (…) cada dialecto [hasta lengua] es una manera de pensar”. “Además la lengua materna del colonizado, aquella que se alimenta de sus sensaciones, sueños y pasiones, en la que se expresa su ternura y se establece su asombro; aquella que canaliza la mayor carga afectiva, es precisamente la menos valorada” (Albert Memmi). Es precisamente a la que se le bloquea el desarrollo cultural.

 

Ahondando sobre la temática lingüística, Louis Jean Calvet “expresa” el fallo en la percepción del estudio de las lenguas colonizadas en forma de drama; se asimilan como si los mismos “barboteos de los bárbaros” se encontraran donde tienen que estar “en el circo” y no en el pueblo, esto muestra una contaminación a priori de la imagen que se implanta de las lenguas indígenas y sus usos.

 

La discriminación, el fallo en la percepción o forma de ver, describir o analizar al otro “grupo” por parte del grupo hegemónico, se establece casi desde el primer contacto;”De forma más general, los invasores, los explotadores o los comerciantes nombran caprichosamente a los que tienen enfrente suyo y que consideran, por razones ideológicas varias, inferiores a ellos” (Jean L., 1981). Los griegos llamaban bárbaros a quienes hablaban otro idioma,  los eslavos llamaban memits a los alemanes (mudo) y el pueblo “bobo” también significa mudo para los bambara.

 

Sobre la relación de un pueblo oprimido con su lengua Louis Jean Calvet nos relata que  la tendencia del colonizador era  la de suprimir las lenguas locales, a despreciarlas de palabra y de obra, fundamentando todo lo más posible ese desprecio con argumentos pseudocientíficos pero cargados ideológica y colonialmente, también pasa al despreciar, pues, de rebote, a los que hablan esas lenguas locales. Así, en coincidencia con la opinión del Doctor José Tomás Bethancourt y Albert Memmi, esta situación igualmente incómoda para el autóctono, que se siente así extranjero en su propio país, su lengua no es la oficial, menospreciada en su uso lingüístico, e incapaz de comprender la lengua de la administración, la justicia.

 

La lengua dominante ve favorecida su expansión por la pluralidad de lenguas, como es el caso del inglés de las Indias, para el cuál se inventó la noción de indianidad del inglés o indian english mediante una contextualización colonial. Una vez que la colonización Francesa aplastara sistemáticamente las lenguas locales del norte de África, sigue siendo negado, justificado hoy en día, incluso exaltado como solución y beneficio regional, incluso se torna como proceso de alfabetización. Por ejemplo, para Auguste Viatte, la lengua Francesa es la salvación para África, sin la cuál no tendría otro futuro el continente.

 

También es de importancia recordar en base a los estudios de Jean, el “exotismo” que se liga a las lenguas sometidas, de circo,  por lo que se toma una lengua “con un sentido cercano al folklórico, desconcertante”. “el discurso colonial sobre la lengua no es sólo racista, o despreciativo: esas solo son manifestaciones superficiales. Es ante todo y más profundamente funcional, absolutamente desplegado hacia un objetivo: la justificación de la glotofagia y la política que la engloba. Pues la ablación de las culturas locales, de las lenguas locales, que es lo que presupone el discurso colonial, presupone una cultura y una lengua de reemplazo”.

Como solución a este conflicto tendríamos dos opciones, convertir la lengua asimilada en elemento identitario aún diferenciado como defiende Manuel Alemán, o, por el contrario, considerar que “el bilingüismo es necesario en el contexto colonial. Es la condición de toda comunicación, de toda cultura y de todo progreso. En este caso los dos universos simbolizados y supuestos por las dos lenguas están en conflicto: son los del colonizador y los del colonizado.” (Albert Memmi)

 

Así, para la mayoría de los autores la lengua se convierte en un acto de resistencia, “pues esa lengua es tan impermeable para la mayoría de los colonizadores como el sistema social colonial lo es para la mayoría de los colonizados” (Jean L., 1981).

 

En un sentido histórico-cultural, en las sociedades colonizadas se genera un “shock social”, provocando un gran vacío y desvío histórico, y por ende un cambio de valores así como en los elementos históricos-culturales que influyen en la memoria social para, posteriormente, al igual que el resto de elementos sociales, ser acoplados o desechados y sustituidos por los de la cultura asimilada. También en las culturas bloqueadas hay elementos potencialmente re-emergentes, por lo que para buscar el bloqueo total de una cultura, según Jean Paul Sartre, se aplica una deshumanización de toda ideología o valor de la cultura discriminada, en este sentido “la violencia colonial no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres sometidos, trata de deshumanizarlos”. “La condición del indígena es una neurosis introducida y mantenida por el colono entre los colonizados, con su consentimiento (…) reclamar y negar, a la vez, la condición humana: la contradicción es explosiva”¿FANON?. Por lo tanto, la única opción que le queda a la sociedad nativa es “construir su identidad en un contexto de violencia generalizada, donde la alternativa es asumir agresivamente una identidad socialmente estigmatizada o aceptar el cierre de opciones y someterse a una identidad impuesta, preñada de elementos deshumanizantes, ya sea desde la vertiente opresora o, más comúnmente, desde la vertiente oprimida” (Martín-Baró, 1988b:244).

 

El analista sobre “lingüística y colonialismo” Louis-Jean Calvet también reseña una desestructuración a nivel social de la sociedad originaria, aumentando la desigualdad social: “como fenómeno económico-político, tiende a reproducir ahí donde se manifiesta la división de clases mantenida [de] allí de donde proviene” (Jean L., 1981)  

 

Para el autor, la ideología en sí, está para la defensa de un grupo, ya sea el dominante o el dominado y tiene ahí una función social y cognitiva, así como la función de la ciencia es el conocimiento. Para el autor “la lingüística está, por relación a esta dicotomía, en una posición falsa: su función social a menudo aventaja a su función cognitiva. Por eso hemos de abandonar  esas denominaciones de lengua y dialecto, cuyo uso es con frecuencia discutible y cuyas definiciones contradictorias no pueden compensar los desvíos”, serían más adecuados las denominaciones de lengua dominante y lengua dominada. En paralelo existe el símil de la expresión, por lo tanto encontraríamos una expresión dominante y una expresión dominada. Para nosotros, esto deriva en una mentalidad dominante y una mentalidad dominada. Posteriormente, a éstas, se les añade una lengua y mentalidad “dominante de los dominados”, aquí se encontrarían los grupos que reciben la hiper-aculturación, sin perder de vista el analfabetismo mental intrínseco para esta derivación.

 

Encontramos una drástica diferenciación en la denominación de las sociedades colonizadoras y colonizadas, mientras las últimas se les califica como civilizadas, con lengua y denominadas como pueblo o nación, a las colonizadas se les califica de salvajes, su habla denominada como dialecto o jerga, y por ende se les denomina como tribu, pseudopueblo, región, y más distracciones conceptuales, esto nos lo clarifica en el ejemplo de: “Los hausas, que son por lo menos quince  millones, serían una tribu, mientras que los 120.000 islandeses, un pueblo y una nación”(Jean,L.1981), además la anterior lista, se torna infinita, y peor aún, -irreconocible-.

 

Asimismo es muy interesante la opinión de Amílcar Cabral sobre esto, ya que; “en la medida en que el dominio imperialista es la negación del proceso histórico de la sociedad dominada, también ha de ser por fuerza la negación de su proceso cultural”. Habla de la amargura o complejo de frustración y de una necesidad paralela  de la que se cobra conciencia poco a poco para impugnar su marginalidad y descubrir su identidad, “una extraña e inquietante impulsividad parece regir al colonizado”.

 

Un factor relacionado con este tema, el cuál fue propuesto y estudiado por M. Alemán, es la hipocondriasis en la sociedad con rasgos colonizados. Este elemento se encuentra generalizado en las sociedades que han sufrido el fenómeno de la colonización y viene acompañada de sentimientos como inseguridad, dependencia, temores, exaltaciones, autoengaños. Ya Fanon, a la hora de proceder a la revisión de casos del psiquiátrico del que era Director, donde se estudiaban pacientes con psicopatologías generadas por causa directa o semi-directa de la situación de colonización, y realizando una clasificación de las psicopatologías más frecuentes según la clase social perteneciente, tanto de la sociedad colonizadora como de la sociedad colonizada, se encontraba casos de diversa índole, tales como; trastornos psicosomáticos, depresiones, insensibilidades motrices, “kinestopatías” (tras períodos de tortura), apatía, abulia, psicosis, trastornos del desarrollo, neuroticismo, fobias específicas, estereotipias, inhibición emocional, “percepciones opacadas”, etc. Este hecho es un ejemplo más de las múltiples semejanzas entre diversos autores que coinciden en situaciones de colonización de diferentes lugares y momentos. Es la muestra más cercana entre sociopatología y psicopatología. Volviendo a Alemán, y en relación, encontramos que; “Las emigraciones (forzadas) han obligado a la sociedad canaria a desarrollar mecanismos neuróticos de adaptación”. Así, “existe una dosis de hipocondríasis, ese temor desmedido a que ocurra un percance, producto de una sobreprotección, de un desmedido caudal de afecto, que nace en el seno de una sociedad mal tratada, acogotada por el abuso y la injusticia, donde no existe la debida protección”. 

 

Una sociedad que ha sufrido procesos de colonización previsiblemente tendrá más posibilidades de acercarse hacia un “psique” colectivo del tipo “síndrome del colonizado”. En este procesos van a haber elementos que afectarían a la fuerza con que este síndrome se presentaría, por ejemplo es la forma en que se desarrolla dicho proceso, para ello tenemos que tener en cuenta la agresividad, represión social, tipos de discriminaciones culturales, sociales, e individuales, grado de desigualdad, elementos y grupos que han promovido la colonización y adaptación, e incluso el tipo de medio en que se ha desarrollado.

 

Esto nos lleva al comienzo del estudio de las Islas Canarias como sociedad colonizada.

 

---» Continuará: EL CASO DE LAS ISLAS CANARIAS