Francisco R. González Alonso
Una de
las características que más se destaca de su condición humana es la de su gran
amor a la tierra isleña, expresado a través de sus obras literarias. En sus
cantos poéticos se oye el eco de infernales gritos en los abismales barrancos,
plasmando imágenes en lo profundo de sus sombras que hacen revivir espíritus
nobles de las gentes que tuvieron como morada y que sucumbieron vilmente engañadas.
He aquí un fragmento de lo que escribió en el Tomo II de sus "Ensayos
literarios": "El insigne Bencomo, Tinguaro, Aquiles del Teide, y
otros muchos héroes claman desde sus sepulcros contra feroces conquistadores.
Mis miradas se dirigen continuamente hacia ese hermoso pico que, blanqueado por
la nieve y coronado, a la caída de la tarde, por los rayos del Sol, se asemeja,
en medio de los otros montes, a un rey anciano en medio de sus hijos. De sus
enormes costados creo ver salir, a veces, todas las venerables sombras de los
desventurados guanches, y entonces confieso sentirme arrebatado, para poder
cantar a tantas víctimas mi desconfianza. Tal vez ellas sostengan mis fuerzas,
tal vez me inspiren..., entonces alcanzaré a interesar en su favor a mis
compatriotas, con lo que creeré suficientemente recompensado".
En los
siguientes versos, demostró su entereza como isleño y valentía como canario,
pues lo que manifiesta en ellos, en aquel tiempo, era suficiente para perder su
existencia: "Allí está San Roque. De heridas lleno / sube Tinguaro por el risco, y brama: / Lugo venció; se
obscureció la fama / del Gran Tinerfe, el de la voz
de trueno. / Fatiga al héroe el desigual terreno: / siéntese fallecer, y amor
le inflama; / y sigue, y sigue: un español le llama / vuélvese, este le
atraviesa el seno. / ¡Tinguaro pereció! Luto, agonía
/ arrastra el eco en pos de peña en peña: / llora su inmensa soledad Nivaria / y allá del Teide en
caverna umbría / se oye: ¡Murió la independencia isleña! / ¡Murió con él la
libertad canaria!".
Estas
estrofas escritas por don José Plácido Sansón Grandy
en 1842, hace ya 169 años, son fruto del despertar canario, frente a la
adversidad de sentirse subyugado al dominio avasallante de los feroces
conquistadores, de una raza noble, pacífica y aguerrida a su suelo isleño, que
defendió hasta morir. Lo expresado en sus obras dramáticas sobre la población
aborigen es más que suficiente razón para recordar y admirar a don José Plácido
Sansón Grandy, el cual será, sin duda, fuente de
inspiración nacionalista para quienes buscamos en la senda, enmarañada por
nuestros falsos nacionalistas, que no han querido ser responsables del sentir
canario en busca de su libertad plena, sino la de engañar a nuestro pueblo y
pescar en el río revuelto de la corrupción.
A
pesar de esta conducta innoble de nuestros falsos representantes políticos, sé
que algún día nuestro pueblo canario despertará de la modorra perenne que el
colonialismo salvaje le ha impuesto durante siglos y el sol brillará en el
cielo canario iluminando nuestra nación, libre y soberana. Tal vez mi edad
avanzada me impida verlo, pero desde la dimensión desconocida de un mundo más
allá de nuestra vida terrenal, estoy seguro de que contemplaré flameando en
nuestras queridas e inolvidables Islas Canarias la bandera de las siete
estrellas verdes de nuestra soberanía.
Termino
manifestando la marginalidad de nuestros valores humanos en todos los campos
del saber; han sido siempre subestimados, pues me consta que cuando estudié el
bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife me
tocó estudiar y aprender buenos e insignificantes escritores de la España
peninsular. Con tristeza confieso que el nombre de don José Plácido Sansón Grandy, de estilo romántico, no estaba incluido, como tampoco
figuraba el nombre del gran fabulista canario, nacido en el Puerto de la Cruz,
Tomás de Iriarte.
Mi
conciencia isleña, impregnada de los más grandes ideales de libertad americana,
me ha inducido a escribir sobre uno de los máximos exponentes literarios del
Romanticismo en las Islas Canarias, el valiente nacionalista de nuestro pasado
histórico don José Plácido Sansón Grandy, defensor de
los valerosos guanches que sucumbieron frente al feroz conquistador que aún hoy
pretende subyugarnos.
Despierta,
pueblo canario, y defiende tu identidad con entereza y espíritu democrático,
alza ya tu voz con todo tu aliento, exigiendo pacíficamente la soberanía de la
nación canaria. No permitas más vasallaje ni discriminación justificando así
"la razón de un sentir canario".
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