Jorge
Ancor Dorta *
En el primer artículo de esta
serie explicábamos como el keynesianismo había sido la política económica
dominante después de la segunda guerra mundial. Pero que estas teorías eran
incapaces de dar una respuesta al mundo de los años 70 en la que coexistían
desempleo e inflación (*).
Los excesos del keynesianismo habían
llevado a las economías occidentales a ser completamente ineficientes. A partir
de ahí se imponen las tesis neoliberales de la escuela austriaca y la escuela
de Chicago. Con la caída del muro
de Berlín en Noviembre del 89 y el colapso económico de la Unión Soviética, llegó
lo que Fukuyama denominó en 1992 como el final de la historia, es decir un mundo final
basado en una democracia
liberal que se habría impuesto finalmente tras el fin de la Guerra Fría.
El gran debate económico del siglo XX
que habría enfrentado la organización de la sociedad en base a los mercados y
la democracia contra la organización social basada en la planificación central
y el totalitarismo de la dictadura del proletariado habría concluido.
La historia humana como lucha entre ideologías habría concluido y dado inicio un mundo basado en la política y
economía neoliberal que se habría impuesto a las utopías. Finalmente
el mundo habría alcanzado un equilibrio estable y duradero.
Esta idea de fin de la historia fue
contestada por Hungtinton en 1996 con su teoría del choque de
civilizaciones, en las que afirma que los actores políticos principales del
siglo XXI serían las civilizaciones. Los principales conflictos serían entre
civilizaciones y no entre ideologías, como habría ocurrido durante la mayor
parte del siglo XX, ni entre estados-nación.
Huntington clasifica a las
civilizaciones islámica y sínica (China) como rivales de la occidental y
etiqueta a la ortodoxa, la hindú y a Japón como civilizaciones
"oscilantes" (swing civilizations). Afirma que Rusia y la
India continuarán cooperando estrechamente en tanto que China y Pakistán
continuarán oponiéndose a la India. Huntington, además expone que una conexión
islámico-confuciana está emergiendo.
El sólido equilibrio que pregonaba el
fin de la historia se demostró mucho más precario de lo que se pensaba. China
demostró que la organización social en torno a los mercados ya no significaba
necesariamente democracia liberal. Los ataques terroristas, independientemente
de quien los haya planificado en realidad, sirvieron para recortar derechos
fundamentales de los ciudadanos.
El nuevo imperialismo de las materias primas y la guerra
económica con China, justificaron concentraciones de poder bajo la escusa de la
globalización. La primera víctima del choque de civilizaciones ha sido
precisamente la democracia liberal en post del fascismo.
Y llegamos a la crisis del 2007,
provocada en parte por los excesos en el neoliberalismo y en parte por las distorsiones
y desequilibrios a nivel macroeconómico causados por el choque de
civilizaciones, especialmente con China.
Según la teoría neoliberal austriaca de los ciclos económicos, las recesiones se producen
generalmente por un periodo prolongado de bajos tipos de interés ya que tienden
a aumentar la inversión y a crear un falso auge económico dado que los precios
relativos han sido distorsionados por el incremento excesivo de la masa de
dinero circulante en la economía.
Este
crédito barato lleva a realizar inversiones, que no se hubieran hecho de no ser
por la mencionada distorsión. Se sobreutilizan el ahorro, desviándolo a
proyectos no rentables -si hubiera imperado el tipo de interés de mercado- y
tarde o temprano producirán sobrevaloraciones en algún o algunos activos. Tales
burbujas inevitablemente acaban estallando. Esto corta abruptamente el flujo de
crédito barato y las inversiones que parecían rentables ahora dejan de serlo:
la crisis estalla y se efectúa la natural liquidación de inversiones no
rentables.
El origen del ese crédito fácil y bajos tipos de interés hay que encontrarlo en
el tipo de cambio artificialmente bajo que los chinos han
puesto a su moneda en su tipo de cambio fijo con el dólar. Esto ha sido la principal causa de
desequilibrio macroeconómico internacional.
Lo que derribó las políticas keynesianas
y neoliberales no han sido las políticas en sí, sino sus excesos. El
exceso de keynesianismo provocó un crecimiento desmesurado del sector público
que convirtió a las economías capitalistas en ineficientes. El exceso de la
desregulación neoliberal y el choque de civilizaciones con China causaron la
crisis del 2007.
La crisis en Canarias, si bien comparte ciertos síntomas como la burbuja
inmobiliaria o el crédito fácil, en realidad tiene unos orígenes muy distintos.
La crisis en Canarias ha sido causada por los excesos de las políticas
keynesianas y por los desequilibrios sociales y estructurales causados por
nuestra pertenencia al Estado español (**) como hemos visto en los anteriores
artículos de esta serie.
Para explicar algunos de esos desequilibrios causados por la pertenencia al
Estado español, en la próxima entrada de esta serie hablaremos de las teorías
del premio Nobel Robert Mundell y su modelo Mundell-Fleming
para una pequeña economía abierta, así como sobre la determinación de las zonas monetarias
óptimas y los efectos que tuvieron, por ejemplo, sobre los diferentes boom
de la construcción en Canarias.
____________________________________________________________
(*) Recordemos que para el keynesianismo desempleo e inflación eran mutuamente
excluyentes y no podían coexistir. Por tanto no era capaz de explicar ni dar
respuesta a la estanflación de los años 70.
(**) Cuyas políticas de destrucción y asimilación de Canarias al Estado ha
contado con la complicidad y la incompetencia del Gobierno Regional.
Fuente:
menceymacro.blogspot.com
Artículos
anteriores:
Cuarenta años de
políticas Keynesianas en Canarias (IV)
Cuarenta años de
políticas Keynesianas en Canarias (III)
Cuarenta años de
políticas Keynesianas en Canarias (II)
Cuarenta años de políticas Keynesianas en Canarias (I)
---» Continuará
Otros artículos del mismo autor