40 años de políticas keynesianas en Canarias (III)

 

Jorge Ancor Dorta *

 

Decíamos en la entrada anterior que, aparte del vergonzoso e insolidario disparate fiscal en el que se está instalando Canarias, la principal política llevada a cabo para generar actividad ha sido el incremento keynesiano de la obra pública y el incremento del Gasto Público con una administración ineficiente y burocratizada.

 

El control ejercido en la concesión de dicha obra pública a través de concursos y subcontratas (incumpliendo la ley de contratos del Estado) es un arma de control social y económico y uno de los círculos viciosos de la corrupción.

Decíamos también que el modelo ha llevado a una duplicidad de las infraestructuras en muchos casos. Un ejemplo son las plantas vacías del hospital Negrín en Gran Canaria, la red de autopistas y carreteras en las islas capitalinas, o el disparate del proyectado tren de alta velocidad que duplica el transporte de viajeros por carreteras pero se olvida del de mercancías. La duplicidad de puertos; De la Luz y de Las Palmas-Arinaga en Gran Canaria, Sta. Cruz-Granadilla en Tenerife, o incluso La Luz y Sta Cruz- ¿para que necesitamos dos puertos de aguas profundas en 100 kilómetros? (o 4 en 200 si contamos Granadilla y Arinaga.

 

Toda esta política de duplicidad de infraestructuras ignora la Ley de Rendimientos Decrecientes de Ricardo que dice que cada vez se obtendrá menos producción adicional a medida que se añadan cantidades adicionales de un input manteniendo el resto de factores constantes. Pero no pasa nada, podremos elegir ir al sur en coche, guagua o tren de alta velocidad.

 

Por otro lado, infraestructuras necesarias como la modernización de la Red Eléctrica, Cables de Telecomunicaciones o las infraestructuras de distribución de agua no se han implementado o modernizado porque no le interesaba a las empresas españolas que tenían el monopolio.

 

Las políticas keynesianas han creado un monstruo burocrático y están llevando a Canarias a una situación de disparate como espacio económico y como sociedad. Son las culpables de los profundos desequilibrios ecológicos y sociales. En un efecto terriblemente perverso han provocado un aumento abismal de la desigualdad y el paro, al tiempo que la paulatina y sistemática pérdida de competitividad de la economía canaria. El exceso de keynesianismo ha terminado convirtiendo a la economía y la empresa canaria en ineficientes, tal y como les paso a las economías europeas en los años 60 y 70.


Han aumentado determinadas infraestructuras, pero ¿cual ha sido el modelo de negocio? El mismo de siempre, yo pongo sol y playa pero que los turistas los traigan los alemanes, yo pongo posición logística pero que las empresas las pongan otros. Es decir, un modelo económico colonial y al margen de los beneficios de la globalización y la integración de Canarias en la economía mundial.

 

Seria muy largo hacer un análisis de la competitividad de la economía canaria, así que vamos a resumir y simplificar. Algunos dirán que es por la lejanía e insularidad, pero en la era de la globalización y la tecnología eso suena más a escusa que a otra cosa. Canarias tiene un problema de competitividad que viene determinado por tres factores. El primero son unas AAPP ineficientes, corruptas y burocráticas cuyo impacto en la competitividad explicamos de forma gráfica. A mayor corrupción (menor control de la corrupción) menor competitividad.

 

El segundo problema de falta de competitividad viene dado por la falta de preparación y de capacidad de gestión del empresariado. También lo explicamos de forma gráfica.

 

En Canarias, ¿se compite en innovación?, ¿se compite en calidad?, ¿se compite en productividad? ¿Se compite en eficacia y eficiencia? Si la respuesta es no, es que no se han implementado las tesis neoliberales que postulan precisamente eso. Si la respuesta es "no", entonces se compite en clientelismo político. Si la respuesta es "no", es que en Canarias nunca ha habido neoliberalismo.

Pero si que ha habido un mercado en el que se han  aplicado políticas neoliberales, UNO SOLO, y ese ha sido el mercado de trabajo. Es decir, neoliberalismo para el trabajador y keynesianismo para el empresario.

La consecuencia lógica, el trabajador canario carga con los costes del neoliberalismo, en forma de más precariedad en el empleo, pero no participa de los beneficios del neoliberalismo en forma de una mayor remuneración por mayor productividad y menos paro. Igualmente carga con los costes del keynesianismo, en forma de mayor tasa de desempleo y menor remuneración, pero no participa de los beneficios del keynesianismo en forma de una mayor protección social. Le han dejado con lo peor de dos mundos.

Si ha esto le unimos el disparate de un sistema fiscal totalmente insolidario y contraproducente, vemos que el paro y la miseria en Canarias no es algo espontáneo sino algo prefabricado.

Por último, el tercer factor que condiciona nuestra competitividad es el marco jurídico de relación con España y con Europa. Repetir que el REF y el Estatuto de autonomía no son instrumentos para el desarrollo socioeconómico de Canarias sino instrumentos de colonización y control de la movilidad social. Pero lo que ha permitido esa refinada estrategia colonial del Estado en Canarias han sido las políticas keynesianas de reducir los impuestos y aumentar el gasto público que han creado una economía ineficiente y caciquil. 

Pero, ¿Quien ha pagado la factura de esta estrategia? Los consumidores canarios, los contribuyentes canarios y la clase trabajadora canaria como no podía ser de otra manera. Los consumidores, porque se toleran abusos de precios fruto de la cautividad de los mercados protegidos por enormes barreras burocráticas y tramites administrativos (ejemplo licencias del REA). Los contribuyentes porque han sufrido no solo una mala gestión de sus impuestos, sino que han hecho una transferencia de riqueza del que menos tiene, el ciudadano de a pie, a los que mas tienen, es decir los empresarios y las multinacionales españolas. Algo absolutamente insolidario y vergonzoso.


El Estado ha diseñado una refinada estrategia de asimilación de la clase empresarial y política canaria, al tiempo que le permitía ir destruyendo nuestro tejido productivo y la competitividad de la economía canaria.

Una estrategia que al Estado le sale gratis y cuya factura pagan los que menos tienen, los trabajadores canarios.

 

 

Fuente: menceymacro.blogspot.com

 

Artículos anteriores:

Cuarenta años de políticas Keynesianas en Canarias (II)

Cuarenta años de políticas Keynesianas en Canarias (I)

 

---» Continuará

 

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