Gestas y
gestos históricos
Rukaden
Ait Anaga
El
pasado día 25 de Julio de1797, celebran algunos la derrota de una Escuadra
inglesa en la Rada o Puerto de Añazo (Conocido por Santa Cruz de Tenerife después
del Siglo XV) en el que la potente fuerza naval y de desembarco fue derrotada.
No voy a entrar en el relato de cómo se desarrolló la Campaña, pues de esto
ya se han ocupado muchas gentes, entre los que destaca el Guaire Eduardo Pedro
García, quien con su visión y fina ironía, reclama para el Pueblo Canario la
Victoria de aquella Gesta, para el Pueblo llano y no para el ejército de
ocupación español y sus “cipayos” de la burguesía y las clases altas
formadas por criollos canarios. Es el motivo de este artículo.
No
voy a entrar en detalles del relato de los hechos que, ya digo, pueden encontrar
en GavetadeAguereblogspot.[1],
en la sección o apartado Efemérides Canarias, un exhaustivo relato de los
hechos carente del triunfalismo y la apropiación de méritos ajenos como si
fueran propios, que suele hacer el nacionalismo español; Recomiendo su lectura
a quien no lo haya hecho, porque encontrará en el relato noticias de hechos que
nunca aparecen en las “crónicas oficiales de los servidores del régimen”.
Por mi parte, se trata de un comentario sobre las consecuencias de los hechos en
sí mismos y las celebraciones que de tal evento se hacen en la actualidad.
Las
consecuencias de aquella victoria, no necesitan mucho espacio para ser
explicadas y menos comprendidas: Metimos la pata (Nuestros antepasados) Pues sí,
creo que fue una torpeza no haber dejado entrar a los ingleses para que ocuparan
las isla/ s. ¿Qué porqué? Pues porque seguramente, la Historia ha demostrado
que las Colonias inglesas, aún siendo colonias, siempre estuvieron mejor
organizadas, desarrolladas y han alcanzado (Salvo alguna excepción) su
Independencia desde hace tiempo. No es que trate de justificar el colonialismo
inglés, que la dominación colonial es dominación colonial la ejerza quien la
ejerza, sino decir que, con toda seguridad, nuestro devenir histórico no
hubiera sido seguramente tan mezquinamente sufrido como lo ha sido bajo la
dominación española.
En
cuanto a las celebraciones de aquellos acontecimientos, que como se desprende de
lo anteriormente dicho, yo considero funestos, hay que destacar un hecho de suma
importancia que, por lo demás es igual a cualquier otra celebración de su
tipo, donde los “soldaditos y los capitostes del poder burgués”, se
reparten honores y palmaditas en la espalda mutuamente, dejando de lado a los
verdaderos protagonistas de las efemérides en cuestión.
Lo
primero que he de decir, es que, vistas las actuaciones de franca cobardía o de
tener que luchar porque se veían envueltos en la refriega sin pretenderlo, de
muchos representantes del poder, a la sazón mandos militares, de santos varones
de la burguesía y la nobleza criolla y española, cuando las ominosas siluetas
de los buques ingleses aparecieron por Anaga, no sé cómo se atreven todavía a
celebrar nada sin que se les caiga la cara de vergüenza, y a hacer gala de los
honores adquiridos ilícitamente en el desarrollo de aquellos hechos.
Por
un lado están los que se apropian de aquel suceso para inflarse de gases
intestinales y exacerbar la “supuesta españolidad de las islas y el fervor
patriótico” de sus gentes, cuando la realidad es que, sabiendo desde siempre
que los que vienen de fuera vienen a robar/ saquear (Antes y ahora se llama
comerciar o negocios e incluso evangelización…) y nunca a traer, y ante las
manifiestas pruebas de cobardía y deserción de los que debían dirigirlos, al
Pueblo no le quedó más remedio que apechugar con lo que se le venía encima;
Ayudado por los soldados y mandos bajos provenientes del pueblo llano, y los
pocos mandos de superior graduación, honorables (Es decir que cumplieron con su
deber profesional) que no desertaron, en sucesivas jornadas plantaron cara a la
Escuadra Inglesa dirigida por Nelson, como todos sabemos.
Intentan
vender la imagen de que las gentes de esta isla actuaron por supuesto
patriotismo[2],
cuando la realidad es que, y ellos pueden atestiguarlo de primera mano, aquí
siempre se ha recibido de igual manera a todos los invasores, salvo en la etapa
posterior al S. XV, en que son bien recibidos por los mayores expoliadores que
ha dado la Humanidad, porque siempre ha sido y será, “que
si el Pueblo Canario no se defiende así mismo, estos héroes de opereta y
fantasía carnavalera no lo van a hacer por él”. A la Historia me remito,
ha sido siempre así desde tiempos inmemorables hasta hoy, y como ejemplo ahí
está lo sucedido con el Pueblo Hermano del Sahara Occidental, que se
“acostaron siendo españoles y se levantaron siendo “¿marroquíes?” (Según
el acuerdo entre ladrones que se alcanzó)
Es
la avidez de apropiarse de fama y honores ajenos por la incapacidad propia para
adquirirlos, la que hace que se creen discursos políticos a partir de “hechos
fabricados a medida” y vendidos como la “historia oficial”, tan absurdos y
burdos en muchos casos, que más que risa y escarnio, a veces no solo dan pena
en el fondo, sino es que son penosos en sí mismos. Podría dar ejemplos como
aquellas majaderías de Numancia, Viriato (Que por cierto, sería portugués y
no español) Guzmán el Bueno, El Cid, o aquello de que los ”aquellos
indomables Guanches tras la Conquista, se incorporaron a los gloriosos ejércitos
españoles bla, bla, bla..”, de cuando “España no era España todavía, ni
siquiera en algunos casos Hispania[3],
pero seguro que Uds. ya los conocen. Los de cierta edad los tuvieron que
memorizar y recitarlos como “buenos loritos” y el resto habrá oído hablar
algo del tema, así que para que insistir.
La
realidad, es que la “dirigencia” está siempre presta (La mano extendida)
para pedir y exigir más y recibir honores y prebendas que no le corresponden,
previa exposición manipulada y exagerada de hechos y méritos, pero poco
dispuesta a mojarse de verdad; Eso no ha cambiado mucho a lo largo de miles de años,
así que vayamos al motivo de esto, los ausentes de las celebraciones. El
Pueblo; No el Pueblo como receptor y público de charlas y verborrea político-
institucional, o los “actores que representan a la soldadesca”, sino como el
autor principal de unos acontecimientos históricos.
Hora
es ya de que se relaten las cosas como realmente sucedieron, diciendo las cosas
con la crudeza y la objetiva verdad histórica, de que el Pueblo,
mayoritariamente armado con rozaderas, palos y todo lo que buenamente pudo
encontrar, no solo se aprestó a defender sus intereses (España estaba y está
muy lejos), sino que consiguió vencer a aquellos que hubieran saqueado sus
escasas pertenencias, tierras y ganados, no el de la nobleza criolla y colonial
a quienes hubieran tratado “con la cortesía propia entre ladrones”, sino
hasta sus vidas, y no los intereses coloniales de unos reinos y territorios
conquistados a punta de espada, que tardarían todavía algunos siglos en
constituir un Estado único.
Hágase
Justicia y cuéntense los hechos tal como fueron. Y de paso que se aclare de una
vez lo del brazo de Nelsón. En una embarcación que está recibiendo fuego de
cañón y fusilería de todos lados, ¿Cómo se sabe que una esquirla de
metralla procedente de un disparo del “Tigre” le dio en el brazo u hombro?
Es más, ¿Ha sido refutada ya la teoría de la bala de mosquete francés?
¿Es
que nadie se ha dado cuenta que hacer responsable al “Tigre” de la derrota
de Nelson frente a Santa Cruz, lo que en realidad hace es quitarle el
protagonismo a quienes de verdad frustraron todos los intentos de desembarco, en
inferioridad de condiciones y armas, etc.? Es un intento de arrebatarle el
protagonismo de días de heroísmo popular al Pueblo de Tenerife, para dárselo
a quienes dieron muestras de cobardía, torpeza y “poco entusiasmo”, por no
decir más. Es quitárselo al Pueblo para dárselo a las armas españolas[4].
Por
muy terrible, efectiva, devastadora o lo que sea que pueda ser un arma, deberían
saber a estas alturas del “western”, que no son nada por sí mismas, ni
buenas ni malas ni nada; Son meros objetos inanimados que necesitan que una
persona las empuñe o manipule para que puedan realizar el cometido para el que
fueron diseñadas y fabricadas. Luego son las personas que empuñan o manejan
las armas las que importan y son protagonistas de los hechos y acontecimientos
históricos.
Darle
méritos “al Tigre” como supuesto artífice de la, para nosotros funesta
victoria sobre Nelson, es quitárselo al Pueblo Canario, quien fue el que se
desangró, aguanto el miedo, la angustia y el dolor, quien tuvo que aguantar a
pie firme los embates de las acometidas inglesas, sabedor de que quienes sufrirían
de verdad serían ellos y los suyos; Sus familias, amigos y convecinos, y de
que, (En el caso de enrolados en las milicias y regimientos españoles) pagarían
con su vida y haciendas (Si la tuviesen) el menor atisbo de fatiga o vacilación.
Todo esto mientras sus jefes y mandos naturales hacían gala de “nerviosismo,
incompetencia o poca predisposición” e incluso, algunos huyeron a uña de
caballo descaradamente o no se presentaron en el frente como era su deber y pese
a ser requerida su presencia, siendo conscientes “en ese preciso momento”,
que ellos no estaban hechos para la milicia. Todo esto, repito, cuando tanto la
iglesia como el cacicato burgués, además de que se respetarían sus vidas y
las de los suyos, repondrían prontamente sus pérdidas, los unos exprimiendo el
rebaño de su feligresía y todos exprimiendo más al sufrido Pueblo y lloriqueándole
a la Corona. Aún así, solo unos pocos de los que cumplieron en aquellas
jornadas, lo hicieron “por honor y por el deber”, porque el resto hay
suficientes pruebas, indicios y sospechas, de que aguantaron el tipo lo que
pudieron, bien porque no encontraron excusas o porque no les quedó otra viéndose
en medio del fuego cruzado.
Para
concluir, cambiando un poco el refrán, al Pueblo lo que es del Pueblo, y al César
lo que es del César [5]
y [6]. (A las listas del INEM o una humilde y
anónima tumba familiar, como él prefiriera)
Desde
la antigua Fortaleza de Anaga,
3-Agosto-2014
[3]
Satos, hijos de mil tribus: España esa entelequia
[4]
El cañón español 'Tigre' y su falsedad
[5]
Breve biografía de Don Antonio Gutiérrez González
[6]
General Gutiérrez y el almirante Nelson (y III)