Claudio
Katz *
Neoliberales
y keynesianos
El debate económico sobre la crisis
continúa centrado en la oposición entre visiones ortodoxas y heterodoxas. Los
neoliberales atribuyen la crisis a la “irresponsabilidad fiscal” y despotrican
contra los gobiernos que despilfarraron dinero en gastos improductivos. Pero
omiten recordar que estos desembolsos sostuvieron inicialmente la expansión de
las economías industrializadas y que el descontrol posterior obedeció al
rescate de los bancos. Antes del 2007 había, por ejemplo, en Europa superávit
fiscal en la mayoría de los países.
El discurso neoliberal oculta este auxilio y atribuye el descalabro actual a
“los pueblos que vivieron por encima de sus posibilidades”, como si fuera un
pecado mejorar el nivel de vida. Tampoco explica por qué razón se exime a los
acaudalados de cualquier sacrificio. El carácter duradero de la crisis es
incluso utilizado para justificar los atropellos. Ya nadie presenta la
flexibilización laboral como un pasaporte a la prosperidad. Hay que apretarse
el cinturón como una necesidad de supervivencia. (1)
En Estados Unidos los mismos argumentos
son esgrimidos por los republicanos para exigir mayores reducciones del gasto
social, manteniendo los privilegios de los banqueros, el gasto militar y las
rebajas impositivas a los ricos. Reclaman fijar un estricto techo al
endeudamiento supervisado por los popes del establishment
y eluden mencionar que el socorro otorgado a los financistas contradice todos
los principios del libre-mercado.
Los keynesianos estiman, en cambio, que
la crisis obedece a la persistencia de la desregulación financiera y a la
contracción de la demanda. Por eso Krugman propone
gravar a los acaudalados, relanzar la inversión pública y recomponer los
ingresos. En la misma sintonía, Stiglitz convoca a condonar las hipotecas y a
penalizar a los bancos. (2)
Estos autores ilustran acertadamente
como el descontrol del riesgo, los malabarismos contables, los títulos
empaquetados y las operaciones con derivados desencadenaron el tsunami actual.
Pero omiten registrar que ese des-manejo irrumpió por la propia competencia que
impone el capitalismo en la gestión del crédito. Lo mismo ocurre con el
endeudamiento familiar y la exclusión social, que no irrumpieron sólo como
consecuencia de errores en la política económica.
Los teóricos heterodoxos olvidan que la
propia acumulación genera divorcios entre el consumo y la producción, junto a
incrementos de la productividad desgajados del poder compra. Estas
contradicciones fueron exacerbadas por la rivalidad que introdujo a escala
global la mundialización neoliberal.
Los economistas keynesianos estiman que
resulta igualmente factible atenuar estos desequilibrios, a través de un
reparto equitativo de la crisis. Proponen una distribución pareja de las
pérdidas financieras entre deudores y acreedores. Pero basta observar la
reacción que tuvieron los banqueros ante una quita de las acreencias griegas,
para notar cuán dura sería esa batalla. Ese anuncio desató una tormenta entre
las calificadoras de riesgo y precipitó el ajuste fiscal de la Unión Europea.
La misma virulencia tuvo la reacción precedente de los financistas, ante
iniciativas de suprimir los paraísos bancarios, o anular las bonificaciones de
los ejecutivos.
Neutralizar esa resistencia de los
banqueros requeriría la adopción de medidas más contundentes, como la
suspensión del pago de la deuda, la auditoría de los pasivos y la
nacionalización del sistema bancario. Lo mismo ocurre con el relanzamiento del
crecimiento y la creación de empleos. El logro de estas metas exige cerrar la
canilla de pagos a los acreedores, controlar los movimientos de capital e
introducir drásticos impuestos progresivos. (3)
En la coyuntura actual se ha estrechado
el espacio para ejecutar reformas sociales sin acciones anti-capitalistas.
Hay un clima de sálvese quien pueda, con escaso margen para políticas de
“capitalismo humanitario”. Prevalece la presión para procesar las quiebras
bancarias, depurar las empresas y desvalorizar la fuerza de trabajo.
Estas tendencias no obedecen sólo a la
ideología derechista imperante o a la influencia preeminente de los
financistas. Todas las clases dominantes sostienen el ajuste junto a los
banqueros. Esta coincidencia se refleja también en el comportamiento de los
socialdemócratas europeos. A la hora de aplicar el torniquete no se han
diferenciado de sus adversarios derechistas y aceptan la verticalidad
autoritaria que imponen Merkel y Sarkozy.
Esta cúpula dispuso, por ejemplo, el desplazamiento de Papendreu
ante su atrevimiento de solicitar una consulta popular y envió un contundente
mensaje de intervención neocolonial a Grecia. (4)
La misma tendencia se verifica en la
indiferencia del gobierno estadounidense ante a las peticiones de los
liberales. Esta actitud contrasta con la permeabilidad reformista que imperaba
en los años 30 bajo el mandato de Roosvelt.
Muchos keynesianos reconocen la
adversidad de estos escenarios. Pero consideran viable generalizar a escala
internacional, las soluciones intermedias que aplicó Argentina a partir del default y los canjes de la deuda. (5)
Pero omiten registrar las causas
específicas que permitieron esa experiencia. Argentina pudo permanecer
relativamente desconectada de la financiación internacional, porque está
inserta en el comercio mundial como gran exportadora de alimentos. Ha gozado de
altos precios internacionales y se convirtió en proveedora privilegiada de las
ascendentes economías asiáticas. Utilizó, además, las enormes rentas de
exportación para reanimar la demanda interna, luego de una brutal devaluación
que depuró capitales, abarató salarios y facilitó la recomposición cíclica de
la tasa de ganancia.
Es evidente que el grueso de las
economías dependientes afectadas por la crisis no cuenta con los recursos y las
condiciones que permitieron esa recuperación. Podrían efectivamente adoptar
ciertas iniciativas de Argentina, pero sólo como punto de partida de medidas
más radicales y audaces. (6)
La intensidad de la crisis exige asumir
un horizonte anticapitalista, alejado de la atadura actual a distintas
variantes del mismo régimen social. El pensamiento dominante impone esta restricción,
obligando a optar entre el modelo anglosajón, el esquema alemán o la opción
china. (7)
Ese enfoque niega las raíces
intrínsecamente capitalistas de la crisis actual y oculta las contradicciones,
que el proceso de acumulación genera en forma periódica y extiende de manera
itinerante. Un sistema basado en la rivalidad por la apropiación de beneficios
surgidos de la explotación necesariamente produce el tipo de conmociones, que
se observa en la actualidad.
Si se reconoce que el capitalismo no es
el único, ni el mejor sistema posible resulta factible concebir otra gama de
alternativas para resolver la crisis. Esta apertura permite superar la
resignación, consolidar la voluntad de lucha e imaginar salidas provechosas
para la mayoría de la población.
Resistencias
sociales
El devenir de la crisis puede ser
abruptamente transformado por las acciones populares que cobraron impulso en
los últimos meses. Los análisis que omiten esta reacción razonan los procesos
económicos en un vacío social, que a lo sumo es ocupado por funcionarios y
financistas.
El debut de la crisis provocó
inicialmente un gran desconcierto, entre poblaciones acostumbradas a
identificar los desastres económicos con el Tercer Mundo. Ese estupor estuvo
también signado por el temor al desempleo. Pero a fin del 2010 los
levantamientos del mundo árabe introdujeron una bisagra en esta conducta.
Ilustraron como se pueden conquistar grandes victorias democráticas.
Este impulso profundizó la resistencia
en Grecia, que se ha transformado el principal bastión de la respuesta popular.
Hay un estado de sublevación entre los manifestantes que ocupan plazas y cercan
el Parlamento. Estas protestas alentaron a su vez a los indignados españoles,
que cuestionan el socorro a los banqueros y demandan “democracia de verdad”.
Este movimiento ya conquistó legitimidad, acompañamiento y presencia nacional.
Otro tipo de reacciones sociales se
verifican en Inglaterra, tanto entre los jóvenes desempleados y hostigados por
la policía, como entre los trabajadores sindicalizados. En Italia despuntan las
huelgas y en Portugal hay movilizaciones. Estas luchas comienzan a extenderse
junto al desmoronamiento de la imagen benevolente que tenía la Unión Europea.
Una victoria impuesta desde abajo permitiría actualizar el gran legado de
rebeliones que acumula el Viejo Continente
Pero el dato más llamativo del año se
registró al otro costado del Atlántico, con el surgimiento del movimiento
“Ocupar Wall Street”. Esta
organización ya tiene alcance nacional, simpatía popular, solidaridad
intelectual y sostén sindical. Por primera vez en décadas ha reintroducido las
manifestaciones masivas en el corazón del capitalismo.
Menor difusión internacional han logrado
los movimientos de lucha que conmueven a China. El año pasado se registraron
180.000 protestas, en su mayoría inspiradas en demandas contra la explotación
fabril. Una nueva generación de obreros –ya emancipada de la migración rural-
recuperó confianza y obtiene conquistas en enfrentamientos directos con los
patrones. (8)
En todos los continentes se verifica el
mismo protagonismo juvenil, en movimientos que utilizan las redes sociales para
informarse y organizarse. El primer embrión de un empalme internacional se
produjo el 15 de octubre pasado, en la marcha global que congregó multitudes en
950 ciudades de 80 países. Una acción coordinada de esta magnitud no se
registraba desde las movilizaciones contra la guerra en Irak (2003).
Si la convergencia regional e
internacional de estas resistencias se afianza, podría gestarse una respuesta
al intento burgués de enfrentar a los trabajadores de distintas nacionalidades.
Los dominadores de Alemania encabezan esa estrategia, divulgando la creencia
que los obreros germanos “ya hicieron su sacrificio” y no deben pagar la cuenta
de los ociosos del sur. Este mensaje busca oponer a un asalariado contra otro,
ocultando los beneficios que obtienen los capitalistas de esa división. El
mismo propósito persiguen las campañas de la derecha contra los inmigrantes.
(9)
Una salida progresista de la crisis
exige contrarrestar esta fractura entre hermanos de clase. Las tensiones entre
asalariados alemanes y griegos, estadounidense y chinos o españoles y
marroquíes conducen a descargar todas las consecuencias del desastre actual
sobre los pueblos. Las respuestas internacionalistas neutralizarían esa amenaza
y permitirían un reencuentro de la juventud con los sectores de la clase
obrera, que no se han recompuesto de la andanada neoliberal. El año 2012 ofrece
la oportunidad de cambiar el escenario de la crisis a favor de los
trabajadores.
Claudio Katz es economista,
investigador, profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).
Notas:
1) Estas visiones en: Gros Daniel, Eco “En
defensa de la austeridad para Europa”, Clarín, 4-12-11, Pagni
Carlos, “La crisis del estatismo”, La Nación, 19-7-10, Schauble
Wolfang y MacFadden Daniel, Página 12, 28-8-2011.
2) Krugman Paul, Clarín, (11-7-10, 13-7-10, 22.5-10, 10-8-10,
6-11-2010, 28-8-2010, 14-8-10). Stigliz Joseph, “Qué
puede salvar el Euro”, El País, 8-12-11, “El mercado hipotecario”, Clarín,
6-11-201, “La austeridad es camino suicida”, Página 12, 7-12-11, “Un contagio
de malas ideas”, Sin Permiso, 14-8-11. También, Skidlesky
Robert, “El mundo para volver a leer a Keynes”, Página 12, 2-8-11, Mitchell. William,
“Entrevista”, Página 12,
10-10-11.
3) Wolff Rick “Krugman frustrado”, Monthly
Review 10-3-10. Onaran Ozlem, “An internationalist transitional
program towards an anti-capitalist
4) Esta reacción fue coronada con la
instalación de un gobierno directo de los banqueros (Papademos).
La misma sustitución se impuso en Italia (Berlusconi por Monti)
con tecnócratas que postulan una ideología derechista para sortear al
parlamento, impugnando a los políticos y menospreciando a los partidos. Stathis Kuvelakis, “Golpe de
Estado europeo frente al levantamiento popular”, www.vientosur
11-11-1. John Brown, “El capital financiero castiga a sus devotos partidarios”,
www.rebelion 23-11-11.
5) Stiglitz Joseph, “Europa no aprendió
la lección de Argentina” Página 12. 10-12-11.
6) Nuestra visión en: Claudio Katz,
“Lecciones de Argentina para Grecia” www.cadtm.org, 25-10-2011.
7) Es la visión de Rogoff Kenneth, “El
capitalismo está lejos de encontrar su sucesor”, La Nación, 11-12-11.
8) Li Minqi,
“El ascenso de la clase obrera y el futuro de la revolución en China”, www.rebelión, 14-7-11. Bello Waldem,
“O capital e um amante caprichoso”
www.outroladodanoticia.com.br, 22-7-11
9) Vicens
Navarro, “Habermas y la sabiduría”, www.sinpermiso,
13-6-10.
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El ajedrez global de la
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El ajedrez
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* Fuente: argenpress.info/2011/12