Canarias,
la agricultura y la UE
(y III)
Wladimiro Rodríguez
Brito *
Desde el año 2007,
Canarias sufre la dura crisis que todos conocemos: se ha disparado la tasa de
paro, con un efecto muy duro en nuestro campo. Desde 2005, hemos bajado de
52,300 hectáreas cultivadas a 40.000, el 23% de descenso. Esta bajada se ha
traducido en más paro y en el éxodo desde nuestros pueblos, que han menguado
su población juvenil. Entretanto, la UE destina importantes recursos al sector
primario europeo; necesitamos cambiar ya nuestra percepción de nuestro campo y
nuestros campesinos. En Canarias más del 50% de la superficie cultivada no
percibe ayuda comunitaria alguna. Nuestros campesinos están huérfanos de
fondos que suponen de media a los agricultores europeos el 30% de sus ingresos.
No debemos ver a agricultores y ganaderos como meros agentes económicos
productivos, sino como cuidadores del paisaje, del medio ambiente y de nuestra
salud, y como generadores de empleo y de actividad económica en tierras baldías.
De las algo más de 4.000
hectáreas sembradas de papas en 2014, tuvieron ayudas del Posei 1.364, es
decir, el 35%. Solo 175, de las más de 1.000 hectáreas de naranjas, tuvieron
la misma suerte, el 17%. En aguacate, fueron 344, de más de 1.000; en
zanahorias, solo 78, de las 280 cultivadas. En otras hortalizas, 24, de 2.000
hectáreas, tuvieron ayuda, menos del 2%. Mejor no hablar de forrajes y
cereales, y no digamos de otros frutales, como higueras, manzanos, almendros,
tuneras, melocotoneros, etcétera. Solo la viña consiguió superar esos
valores. Un capítulo olvidado son los secanos tradicionales de rotación de
cultivos. Es el caso del cultivo a tres hojas: cereal, leguminosas, papas, manchón,
tagasastes y forrajeras, como complemento para la ganadería y para mantener la
fertilidad del suelo. Solo 750 hectáreas han tenido ayudas, con 300 euros por
hectárea.
Los factores
determinantes de esta triste situación son: un marco legal confuso y muy
burocratizado que separa naturaleza y población rural, un minifundio dominante,
el envejecimiento de la población y la división entre productores y
distribuidores. Pero tal vez el punto más crítico sea la importación desleal
e injusta, bien de excedentes de producción o de bienes sujetos al REA o
directamente carentes de aranceles desde fuera de la DE.
Hemos de mejorar las
partidas cerradas en nuestros acuerdos con la UE para flexibilizarlas y
adaptarlas a las demandas de las Islas. Por ejemplo, con las papas hemos de
aumentar la partida para que nuestros agricultores cubran costos, pero en otros
casos podemos incorporar nuevos cultivos y actividades como frutales, ganadería,
etcétera. La entrega de las ayudas no puede demorarse tanto como ahora.
Necesitamos aligerar el sistema de ayudas con medidas sencillas y claras.
Distribuyamos y gestionemos las ayudas para evitar fraudes, utilizando medios
como la fotografía aérea, registros de transporte, trabajadores declarados. El
Posei, el PDR, así como los responsables políticos, han de cambiar de actitud.
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la agricultura y la Unión Europea (II)
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*
Doctor
en Geografía por la Universidad de La Laguna
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