Tenerife:
agua y sostenibilidad (yIII)
«» Wladimiro Rodríguez Brito
*
[…Faltan
empresas y comunidades de regantes que gestionen nuestras galerías, pero las
administraciones públicas tampoco ayudan. Así, por ejemplo, la Agencia
Tributaria, con su ánimo recaudador, no tiene en cuenta los gastos que
ocasionan las galerías o las cuantiosas inversiones en galerías de pequeño
caudal…]
Hemos visto el gran
salto que dio la isla de Tenerife gracias al importante alumbramiento producido
por la perforación de las galerías y pozos, que multiplicaron por diez los
caudales de los manantiales naturales existentes a principios del siglo XX.
Ya en los años
setenta del pasado siglo comienza una caída significativa en los caudales que
proporcionan las galerías. En los últimos 45 años, los caudales han
descendido el 50%.
¿Cuánto de ese
descenso se debe a la naturaleza? ¿Y
cuánto a una pobre gestión de las galerías y canales?
Gran parte de las galerías no tienen gestión y, al disminuir los
caudales, se impone el criterio de rentabilidad económica. En otros casos, la pérdida
de la agricultura local y la subida de la demanda de agua en zonas urbanas del
Archipiélago han agravado un cambio generacional en el que las nuevas
generaciones miran con desdén e indiferencia nuestra cultura del agua.
A ello se añaden las dificultades introducidas por
la legislación y la burocracia, bien por la ubicación de las galerías, muchas
veces en espacios protegidos, o bien por las dificultades para gestionar
explosivos y trabajos subterráneos.
Finalmente, las
galerías se han descapitalizado; se deja de invertir en ellas cuando los
alumbramientos no cubren los costes. Actualmente, producen menos de 20 pipas por
hora más del 50% de las galerías de Tenerife, y quedan en activo menos de 400.
En toda la Isla, hay
menos de 20 cabuqueros en activo. El trabajo de limpieza de escombros dentro de
una galería es muy penoso y laborioso, por no hablar del mantenimiento de los
raíles o de los equipos de ventilación, o de canales, sifones y atarjeas.
Faltan empresas y
comunidades de regantes que gestionen nuestras galerías, pero las
administraciones públicas tampoco ayudan. Así, por ejemplo, la Agencia
Tributaria, con su ánimo recaudador, no tiene en cuenta los gastos que
ocasionan las galerías o las cuantiosas inversiones en galerías de pequeño
caudal.
Necesitamos cuidar
nuestra cultura del agua. Gran parte de los comuneros de las galerías ignoran
la situación de éstas. En Güímar, uno de los acuíferos pioneros en las
galerías, de las más de 3.000 pipas por hora de 1960, hoy no se producen ni
600.
No podemos confiar
nuestro futuro solo a la desalación. Necesitamos una estrategia de futuro en
las medianías de las Islas. Necesitamos que la Administración y los comuneros
se involucren en una gestión del agua imprescindible para las Islas, que
optimice nuestros limitados recursos.
Hagamos confluir los
intereses públicos e individuales para aprovechar cada gota de agua.
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Tenerife: agua y sostenibilidad (II)
Tenerife: agua y sostenibilidaa (I)
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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