Tenerife: agua y sostenibidad (II)
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Wladimiro Rodríguez Brito *
[…La gestión de galerías, pozos y
canales es fundamental. La Administración debe animar a la iniciativa privada,
dado su nivel de implicación y conocimiento: hemos de potenciar un tejido
social que fomente y optimice los aprovechamientos de galerías y pozos…]
El agua, hace pocos años, no era una simple mercancía: era un bien básico
para la vida. Ahora lo vemos como poco más que un servicio con valor económico:
gran parte de los herederos de los antiguos accionistas desconocen dónde están
sus galerías.
La
población de la Isla se ha duplicado en los últimos 60 años, y hemos logrado
desarrollar una alta actividad turística y agraria gracias a los alumbramientos
de agua subterráneos, que a día de hoy cubren el 80% de la demanda. Sin
embargo, de las más de 1.000 galerías, con más de 1.500 kilómetros
perforados, una gran parte está en abandono. Solo quedan en explotación algo
menos de 600, y de éstas una parte ya no alcanza las 15 pipas por hora de
caudal.
Ahora
tenemos problemas con los acuíferos: baja la calidad del agua y desciende el
nivel freático, que en varias zonas ha caído hasta 500 metros en los últimos
años. En el acuífero situado bajo Los Rodeos, que aporta agua potable a partes
de Santa Cruz, La Laguna y El Rosario, está bajando el nivel freático entre
tres y cuatro metros anuales. Las medianías de Tenerife son las más afectadas,
ya que sus acuíferos son los más degradados.
Son
precisamente las zonas medias y altas de la Isla las que demandan el
aprovechamiento de todas nuestras galerías, tanto para el riego como para el
consumo. La desalación de agua de mar nos hace más dependientes en todos los
aspectos. La elevación de agua desalada desde la costa hasta las medianías
encarece los costes al duplicar el gasto energético necesario, ello frente al
nulo gasto energético del agua de galería.
La
gestión de galerías, pozos y canales es fundamental. La Administración debe
animar a la iniciativa privada, dado su nivel de implicación y conocimiento:
hemos de potenciar un tejido social que fomente y optimice los aprovechamientos
de galerías y pozos. Muchas pequeñas galerías no cuentan con junta directiva
y, en algunos casos, se han llegado a tapiar en busca de una supuesta seguridad.
Las comunidades de aguas y las de regantes deben confluir con los intereses de
la sociedad.
Necesitamos
reactivar con urgencia las comunidades de aguas, para que mejoren canales y
limpien y mantengan las galerías. La incertidumbre jurídica creada por el
accidente de Piedra de los Cochinos aleja a muchos comuneros de la gestión de
las galerías y las canalizaciones. A ello se suma que nuestra burocracia impide
cualquier tipo de obra y mantenimiento, amparándose en la protección
ambiental.
Por
nuestro propio bien, tenemos que reencontramos con nuestra historia, con una
cultura del esfuerzo y del trabajo, con una cultura sostenible. La gestión de
las galerías y del agua no puede ser solo un recurso económico a corto plazo,
sino un objetivo social y ambiental.
No podemos maltratar ni tan siquiera un litro de agua. Busquemos un uso más racional del agua dentro de una estrategia insular de gestión del agua.
Anterior: Tenerife: agua y sostenibilidad (I)
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es