Declaración
General de Independencia
de las
Naciones Europeas (III)
Por Helga Zepp-LaRouche
Fundamentos para
abandonar la UE con base en la Constitución de Estados Unidos
En
ningún momento se consultó a los pueblos de Europa si estaban listos para
transferir a la UE una parte cada vez mayor de su soberanía nacional. En lugar
de informar a los ciudadanos en profundidad y ampliamente sobre las
implicaciones y objetivos de la integración europea, la preparación de la Unión
Monetaria se caracterizó por ruines engaños, amenazas e incluso conducta
criminal.
Francia y los Países Bajos, las únicas
naciones a las que se les permitió votar para expresar su opinión sobre la
constitución europea en un referéndum, votaron en contra de ella. Pero esto no
influyó en los acontecimientos. Dos años después, los jefes de gobierno firmaron
el mismo texto, a cuyo contenido solo se le cambió el 5% y esta vez se le llamó
“Tratado de Lisboa''. A diferencia de una
constitución, no estipula la posibilidad del referéndum. Al público se le negó
deliberadamente cualquier debate sobre los cambios que ocasionaría este tratado
en las relaciones legales.
Muy conscientes de las profundas heridas
que habían dejado las guerras mundiales del siglo 20, quienes propugnaban la
consolidación de la integración europea vieron oportuno utilizar como su principal
argumento que era necesaria para garantizar la paz en Europa.
Sin embargo, las intenciones de los
arquitectos de la unión eran muy diferentes. Se había planificado con mucha
anticipación, y se puede probar que así fue, para eliminar la participación de
los pueblos soberanos en su gobierno y remplazarla por estructuras neofeudales, en las que se liquidarían y sacrificarían los
derechos inalienables del hombre antes mencionados, en aras de los privilegios
de una pequeña élite oligárquica. Más aún, es innegable que este engaño
destruyó inevitablemente la paz que antes prevalecía y ha creado mayor
animosidad entre los pueblos de Europa que en cualquier otro momento desde
1945.
Otro argumento principal es que en un mundo
globalizado no hay alternativa a la UE, porque solo una Europa unida es lo
suficientemente fuerte para enfrentar las tormentas que se avecinan. Pero uno
de sus destacados estrategas, Robert Cooper, escribió: “La forma de mayor alcance
de expansión imperial es la de la Unión Europea…La respuesta europea posmoderna
a las amenazas es extender cada vez más el sistema de imperio cooperativo''.
Es precisamente la expansión geopolítica
imperial de la UE hacia el Este la que pone en peligro la paz en Europa y más allá,
y produce las tormentas. Esa expansión no ha hecho más fuerte a Europa, sino
solo más militarizada, y otras grandes potencias ven cada vez más como una
amenaza su creciente entrelazamiento con la OTAN, lo que aumenta el peligro de
la guerra.
Por el bien de la “estabilidad del sistema
financiero'',
se ha forzado a los ciudadanos de Europa a hacer sacrificios cada vez mayores,
pero se ha llegado a un punto ahora en el que seguir con la subordinación a la
estructura supranacional de la UE ya no se puede tolerar más. El historial de
la política de la troika está lleno de violaciones a los derechos humanos,
destrucción de la democracia, negación de la libertad de opinión e instigación
al ataque violento, que tiene por objetivo final instalar una tiranía absoluta
sobre aquellos Estados. Pero, por encima de todo, la política de la troika
viola el Quinto Mandamiento: “No matarás'', pues conduce a una elevación
deliberada de la tasa de mortalidad. Hay una palabra para eso, que todos
nosotros en Europa conocemos muy bien: genocidio.
La UE ha abusado de sus instituciones al
ponerlas al servicio de un sistema financiero global que ha acumulado montañas
de impagables deudas virtuales, de un orden de magnitud superior a la
producción total de bienes necesarios para la existencia de la humanidad, con
el exclusivo propósito de enriquecer inmensamente a unos pocos elegidos, a
sabiendas de que un creciente número de gente pagará esto con sus vidas.
Temerariamente, estas instituciones han
promovido la total insolvencia del sistema financiero y ahora están planeando
responder al inminente colapso sistémico con la expropiación masiva de la
riqueza de las poblaciones mediante la combinación de más rescates externos
pagados por los contribuyentes, la creación hiperinflacionaria de dinero
inorgánico y la confiscación directa de las cuentas bancarias bajo el llamado
rescate interno. Si estas instituciones lograran implementar sus esquemas,
ocasionarían el caos global y la muerte de muchos millones de personas.
Se ha llegado a una
situación en la que se han cometido crímenes contra los pueblos de Europa y
existe la amenaza de que ocurran crímenes a una escala mucho mayor en el futuro
cercano, así que, por su propia seguridad, los pueblos de Europa ya no se pueden
permitir permanecer en esas instituciones.
Continuará ---»
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