Día
de la Bandera Nacional Canaria
Manifestación
unitaria en Las Palmas de G. C.
(*
Esta
manifestación es un éxito porque no han conseguido silenciarnos y porque a
través de ella le estamos mandando un mensaje al resto de la sociedad de que
las cosas no pueden seguir como están.
Porque
este acto lo hemos organizado sin ayudas de ningún tipo, ni de asociaciones, ni
de partidos políticos, ni de empresarios, sino con el trabajo personal y el
empuje y la determinación de gente como tú y como yo. Organizar un acto de
este estilo es más complicado de lo que la gente se imagina. Pero no son solo
las trabas del ayuntamiento o los permisos. Lo más complicado son las personas.
Las dos manifestaciones celebradas en Gran Canaria han sido un fracaso. Las dos.
Han sido un fracaso porque, aunque hemos dado un salto cualitativo en el
discurso y en la concienciación, hemos permitido - y ahí me incluyo yo también
- que se rompan las dinámicas que se habían venido construyendo desde hace un
año y medio. Y esas dinámicas eran la apertura y reorganización de un
movimiento a través de asociaciones, la motivación de la militancia y los
simpatizantes, la formación de cuadros, la estructuración de un aparato de
financiación y la labor pedagógica y divulgativa para la descolonización de
nuestro pensamiento.
Tenemos
que reconocer - sin ningún tipo de derrotismos y sin ningún tipo de complejos
- que en los últimos meses han conseguido bloquear las dinámicas que permitirían
la construcción de una mayoría social. Han conseguido bloquear momentáneamente
la dinámica de cambio y tenemos que admitirlo. Cuando los comportamientos
irracionales se disparan es muy difícil pararlos. Voy a contar lo que hemos
vivido durante las últimas semanas.
Fulanito
no participa en la Comisión porque está menganito, menganito no viene a la
manifestación porque no quiere encontrarse con fulanito. A y B no participan
porque Dorta está en la comisión, Dorta abandona la comisión pero A y B
siguen sin participar. La asociación X no viene a la manifestación porque
viene la asociación Y. La asociación Y no viene porque hay gente de Z. Los del
juego del palo no vienen porque también participan los del tolete, los del
garrote no vienen porque están los del juego del palo.
A
todo esto, Pepe, Jose, Aday, Yeray, Guacimara y Pedro deciden que, visto el
panorama, mejor quedarse en casa.
Posiblemente
todo esto parezca una locura, pero no lo es. En realidad son comportamientos
totalmente predecibles. Tan solo tienes que tocar unos cuantos botones
emocionales y “pufff” disparas toda una serie de procesos irracionales
ocultos que tenemos programados en nuestros cerebros. Los seres humanos somos así
de manipulables… y eso lo sabe el enemigo.
¿Hay alguien que realmente quiera cambiar las cosas? Parece que no, porque
cambiar las cosas es pasar a la acción en lugar de buscar excusas para la
inacción.
El
primer paso siempre es crear un consenso sobre la necesidad del cambio, luego
viene establecer la visión de a donde se quiere ir y como. Por último,
construir equipos para pasar a la acción. Es sabido que los procesos de cambio
se pueden bloquear de muchas formas. Por ejemplo generando dudas y desconfianza
mediante el ataque y la difamación, desviando el debate mediante cuestiones
ideológicas u operativas - discusiones interminables sobre puntos y comas u
otros detalles sin importancia - o vaciando y boicoteando los equipos formados.
Pero
los que nos hemos convocado hoy aquí sí que queremos que las cosas cambien. No
solo estamos aquí para reivindicar que se respete nuestra identidad nacional y
celebrar el día de la bandera. Estamos aquí para reclamar que las cosas
avancen, y da igual que seamos 10, 100 o 10.000. Porque lo importante es que
estamos determinados a conseguirlo. Y en lo que a mí respecta eso es lo
importante y por eso ha merecido la pena el esfuerzo.
Esta
manifestación es un éxito porque no han conseguido silenciarnos y porque a
través de ella le estamos mandando un mensaje al resto de la sociedad de que
las cosas no pueden seguir como están. Un mensaje alto y claro de exigimos un
cambio económico, social y político en Canarias.
Es
un éxito porque, los que estamos aquí, hemos decidido tomarnos la pastilla
roja que nos desconecta de ese Matrix colonial y estamos orgullosos de poder
mirar a la realidad a los ojos. Los que estamos aquí estamos orgullos de ser
canarios descolonizados en nuestro pensamiento y eso nos hace sentirnos seguros
de nosotros mismos, orgullosos de lo que somos como individuos y como colectivo.
Sabemos que tenemos que cambiar, estamos obligados a ello. Pero a algunos les
asusta el cambio y, a esos, les tendremos que ayudar y dar confianza. Con
generosidad, pero sin detenernos.
Los
que nos hemos reunido hoy aquí estamos seguros de nuestro valor y talento,
hemos vencido al miedo y somos capaces de reivindicar nuestra identidad personal
y nuestra identidad nacional. Cambiar es mucho más fácil si confiamos en
nosotros mismos. Y por eso no vamos a permitir que nos detengan ni los
medianeros del nacionalismo presupuestario ni las ilusiones irreales de
supuestos paraísos proletarios. Por eso vamos a reactivar, desde ya, las dinámicas
que nos permitirán construir una mayoría social que demande que las cosas
cambien.
Los
que sueñan con cambiar un Matrix azul por uno rojo no nos convencen. Tampoco
los medianeros de un nacionalismo presupuestario que juega a gestionar el
independentismo a cambio de mantener las prebendas y privilegios de sus
caciques. Ya no nos fiamos de ellos porque se lo han ganado a pulso. Porque nos
han dado todas y cada una de las razones para no hacerlo. No queremos más
cuentos, queremos hechos, demandamos acciones. Porque estamos determinados a
avanzar en la construcción de un país libre y el próximo 20 de Noviembre no
le vamos a dar ningún balón de oxigeno a nadie. Cuando alguien es incapaz de
cambiar -aun estando al borde del precipicio- no queda otra opción que botarlo
risco abajo.
Hoy
celebramos el 47 aniversario de la bandera nacional, una bandera que simboliza
el ansia de libertad de nuestro pueblo y su esperanza de futuro. Un futuro que
tenemos que construir entre todos con determinación, con optimismo y con
esperanza, confiando en el futuro y en nosotros mismos.
¡Viva
Canarias Libre!
*
Discurso de Jorge Ancor Dorta, leído al finalizar la manifestación.