EFEMERIDES
CANARIAS
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO
COLONIAL, DÉCADA 1781-1790
CAPÍTULO
II-VII
1787.
El programa de reparto de
tierras de baldíos en diferentes islas y pueblos de la colonia canaria fue
definido finalmente por la Audienia colonial en
Generalmente,
los programas de reparto surgidos a partir de la Real Provisión de 1787
plantean la disociación entre la teoría y la praxis, si la alternancia política
entre las fases de restauración absolutista y los breves paréntesis liberales
del primer tercio del siglo XIX determinaron constantes modificaciones de las
normas legales que regulaban la desamortización de tierras públicas en tanto
que la demanda de tierras y los procesos de usurpación de baldíos se
mantuvieron como un factor constante durante este periodo. El derrumbe del
aparato administrativo y jurisdiccional del Antiguo Régimen en la metrópoli y
su clara inoperancia política ocasionaron que buena parte de los repartos
realizados en la colonia en los periodos de restauración absolutista
consistiesen en simples fraudes donde se distribuían tierras y montes
concejiles en favor de los poderosos de cada momento en tanto que los programas
de reparto de tierras planteados en los breves periodos liberales no pudieron
ponerse en práctica de forma generalizada. (Juan Ramón Núñez Pestano1991)
1787.
El colono criollo natural de Eguerew (La Laguna) Antonio Aniceto
Porlier y Sopranis es nombrado para la Metropolis Ministro de Gracia y Justicia
en el reinado del Borbón español Carlos IV. En
1790. Se le concede el título
de Marqués de Bajamar, que se sepa no hizo nada en beneficio de la colonia
Canaria.
1787.
Los Comandantes Generales de la metrópoli en la colonia, con la ayuda de los
comerciantes ingleses y criollos, iniciaron las obras del primer muelle
realizado en el Archipiélago Canario, el cual, en 1822, se le cataloga como
"Puerto y Depósito de Primera Categoría" y, en 1852, se le reconoce
como "Puerto de Interés General", categoría que implica que, la
construcción, conservación, recaudación, explotación y administración del
mismo, correrían a cargo del Estado de la metrópoli.
1787.
Se hace cargo de la
gobernación de la colonia canaria Vicente Cano (1787-1792), que no sólo
continuó las mejoras de su
antecesor sino que realizó otras tan necesarias, como aquéllas.
Su
primera diligencia fue dotar a la ciudad de Las Palmas del agua potable de que
carecía. Ya desde 1581 se había expedido una cédula real facultando al
ayuntamiento para conducir el agua de Las Canales, para cuyo trabajo se concedía
la suma de 3.000 ducados. El nuevo corregidor, abandonando aquel proyecto, se
decidió por llevar a la población el agua llamada de la fuente de Morales y,
como averiguase que el costo de la obra alcanzaría una suma de 16.000 pesos, no
vaciló en acometerla aunque los recursos y donativos no llegaban a cubrir esta
cantidad. Después de vencer innumerables dificultades logró que la acequia
llegase al barrio de San Roque, desde cuya altura repartió el agua entre
va-rias fuentes que hizo construir con los nombres de Espíritu Santo. Pilar
Nuevo y Triana y que empezaron a correr el 25 de agosto de 1792. Uno de los
mayores beneficios que produjo esta mejora fue la facilidad con que los buques
podían hacer aguada, llenando sus barriles en la misma caleta de San Telmo sin
tener que acudir a las aguas impuras de los pozos o de las charcas.
Hallábanse
las calles de la ciudad sin aceras, desniveladas y con piso de tierra que las
lluvias hacían impracticables. Estos defectos se fueron corrigiendo, levantándose
estadales en las calles más concurridas, abriendo acequias que canalizaran los
derrames de las fuentes y obligando a los que poseían sitios ruinosos a
fabricar casas o vender sus solares. Repobláronse de arbustos las estériles
cordilleras que dominaban por el oeste la ciudad y dispuso Cano que los caminos
vecinales se ensancharan, facilitando las comunicaciones.
Otro
de los cuidados de este corregidor fue el de reorganizar los gremios de
artesanos, creyendo de este modo dar vida y estímulo a las artes mecánicas. No
olvidó la cuestión de subsistencias que, de vez en cuando, producía grandes
conflictos en el país. En una ocasión se trasladó a la Aldea de San Nicolás
y allí compró todos los granos de aquella extensa comarca, llevándolos a Las
Palmas.
Otras
mejoras realizó y otros proyectos intentó llevar a efecto durante los seis años
que duró su administración (1787-1793), sin que se cansara nunca su actividad
ni le abandonara su generosa iniciativa. Por fin, el 29 de abril de 1793, se
apartó de las playas de Gran Canaria dejando un vivo recuerdo de sus virtudes cívicas,
dignas de que nuestra historia le consagre un recuerdo. (A. Millares T. 1977).
1787.
En la colonia canaria en ocasiones se unen los diversos estamentos sociales para
protestar contra determinados abusos cometidos por los empleados de la metrópoli.
En unas ocasiones, el protagonismo es exclusivo de los jornaleros y pequeños
campesinos (conflictos relacionados con el hambre de tierras), en otras, es
compartido con el grupo dirigente de la comunidad, la burguesía agraria local o
por «los poderosos» (Agüimes en 1718, Aldea en 1777, Orotava en 1648 y 1718,
Chazna-Vilaflor en 1660-1789...). No son raros los casos en los que el
protagonismo corresponde a los artesanos (Las Palmas en 1797) o a los clérigos
(Tacoronte en 1812, Agulo en 1812), pero es frecuente verlos apaciguando los ánimos.
En los conflictos que tienen como motivo el agua es donde la mujer juega un
papel importante, aunque para ello en alguna ocasión se vistiese de hombre
(Tejeda y Artenara en 1817 y 1819). Conviene destacar también la participación
de los milicianos porque su condición de fueristas les permitía desafiar la
autoridad de los tribunales ordinarios. De ello se hace eco la Audiencia de
Canarias en su informe dirigido al Consejo de Castilla en 1787 manifestando que
de los 167.060 habitantes de las islas, 80.000 «escapan a la jurisdicción
ordinaria y de la Real Audiencia y son los más ricos, los más distinguidos y
los que tienen el agro», siendo el resto meros proletarios.
1787.
Llega a la isla Chinech (Tenerife) el colono portugués Francisco Caballero
Sarmiento instalándose en el Puerto
Mequínez (Puerto de la Orotava o de la Cruz) este comerciante, con la intención
de aprovechar lo estratégico del sitio para abrirse al codiciado mercado de las
colonias españolas de América. Este colono estaba casado con Catalina Craig
perteneciente a una destacada e influyente familia de la burguesía de la masónica
Filadelfia (donde Benjamín Franklin funda la Sociedad Filosófica Americana
formada por masones destacados en diferentes campos del saber en la segunda
mitad del XVIII). Este hizo numerosas y ostentosas muestras de símbolos masónicos
llevados por la prepotencia de saberse un ciudadano poderoso e influyente de la
cosmopolita localidad. Caballero Sarmiento nunca fue enjuiciado aunque esto no
lo libró de algún disgusto con Juan
de Llarena comisario inquisitorial. Se sabe de al menos un intento de este por
iniciar a un criollo canario el párroco del cercano pueblo de Santa Ursula, éste
asustado por la prueba iniciática en la que al abrírsele el suelo cayó de
golpe en la oscura cámara de reflexión desistió enfadado. Por otro lado, si
tenía trampillas preparadas y este tipo de infraestructuras para un uso esporádico
eran muy engorrosas, quizá las pruebas iniciáticas no eran tan esporádicas o
¿es parte de la excentricidad de este personaje?
Pero lo que hace más peculiar a nuestros ojos este masón dieciochesco es que
se convirtió en el protector de los masones que huían de la persecución a la
que eran sometidos en Madeira por el obispo José de Acosta Torres nombrado en
1786 y que tendrá su apogeo en 1792 siendo el puerto de la Orotava el canal
para la fuga a Estados Unidos de los masones más significativos y sus familias
con la colaboración de Sarmiento.
1787
Enero 31. En el sitio
llamado El Blanco, próximo al Castillo de Paso-Alto proyectó el Ingeniero D.
Fausto Cavallero el 31 de Enero de 1787 esta Batería para escuela práctica,
donde habían construido otras del 30 de al 24 de Noviembre del año anterior,
que costó 13.2.47 vellón y 16 112. mrs, reduciéndose aun espaldón con su
correspondiente explanada para los ejercicios de tiro. En el tiro al blanco, los
fuegos se dirigían a las faldas del risco de La Altura haciendo graves
inconvenientes por los perjuicios que podía ocasionar a los terrenos próximos,
por lo que se mandó demoler.
En
el archivo de la Comandancia de Ingenieros existe un oficio que dice así: «Habiéndose
concluido la reedificación de la Batería y Espaldón destinados á Escuelas Prácticas
de Artillería según estaba acordado por la Junta General antes de mi llegada
lo participo á V:E. á fin que pueda disponer se le coloquen lo cañones y un
mortero de que es capaz, con las demás providencias que V:E. tenga á bien para
el uso del citado excersisio, en ynteligencia que desde el día 26 del presente
mes, considero se haya la obra suficientemente fraguada para el efecto.- Ntro Señor
guarde á V:E. muchos años.- Santa Cruz de Tenerife 23 de Noviembre de I787.-
Excmo Señor.- Fausto Cavallero.-
Rubricado.-
Al pié.- Excmo
Sr Marqués de Branciforte». (José
María Pinto de la Rosa, 1996)
1787
Abril. La pureza del
proceso electoral en la colonia no debió ser tal y sin duda ello enfrentó a
las distintas instituciones afectadas por dicho proceso. Así parece
desprenderse del escrito remitido por el regente de la Audiencia en la colonia,
Juan A. López Altamirano, al conde de Campomanes en la metrópoli, exponiendo
que: «tienen vinculados los milicianos todos los oficios públicos de Regidores
perpetuos, de suerte que sólo hay uno que no sea oficial, y los de síndico y
diputados porque, aunque la de éstos depende de la libre elección del pueblo,
la subordinación de los pobres electores y la destreza de los escribanos hace
que recaiga el nombramiento en los fueristas, y que entiendan ser deshonor
alternar con ellos y entrar en el Ayuntamiento los hombres honrados de capa»,
Al
frente de los distintos núcleos de población que se han ido desarrollando y
consolidando en cada una de las islas aparece un alcalde real, excepción hecha
de la Villa de La Orotava que desde 1650 contaba con un alcalde mayor de la
Villa de Agüimes donde coincide con un alcalde ordinario nombrado por el obispo
y en las villas de Adeje y Santiago donde también figura un alcalde ordinario
nombrado por el señor jurisdiccional. Como ya se ha señalado, la R. O. de 13
de junio de 1752 dispuso que los alcaldes reales fuesen nombrados por la
Audiencia, a propuesta en terna de los corregidores entre los vecinos de las
parroquias o pagos respectivos que contasen con algunos bienes raíces, buen
genio y autoridad. No obstante, el lugar de Santa Cruz de Tenerife obtiene por
R. 0. de 18 de enero de 1755 la facultad de que su vecindario propusiese a la
Audiencia la terna para la designación de su alcalde.
Aunque
la Audiencia por provisión de 10 de agosto de 1752 requiere a los corregidores
el cumplimiento de la R. 0. de junio de 1752, sin duda debieron surgir
desavenencias entre ambas instituciones. Ello se desprende de la representación
que Ayerbe Aragón, corregidor de Gran Canaria, dirige al Consejo el 8 de junio
de 1769, señalando que cuando entró en el cargo el 20 de septiembre de 1767
pidió informes a los párrocos para poder elegir alcaldes y, según los méritos,
elaboró la terna pero la Audiencia siempre elegía al tercero. Para Ayerbe esto
era un gran contratiempo porque costaba trabajo encontrar persona por la
cortedad de la isla, «pues el que tiene conveniencias abunda en altivez, el que
le sobra fama carece de medios, y al que le asisten todas las circunstancias se
exime por varios fines».
1788.
Es reformado el reducto
conocido como Casa Mata. Este Torreón, final de la Muralla que protegía la
ciudad de Las Palmas, era redondo, hasta que, arruinado en 1599 por los
holandeses, lo reedificó el Capitán D. Francisco de la Rúa, siendo Gobernador
y que en memoria de la matanza que sufrieron los invasores en este paraje, le
dio el nombre del Castillo de Casa Mata. Refiriéndose a él dice Fr. José de
Sosa, que era muy fuerte, aunque pequeño y que entonces era, un torreoncillo de
dos o tres piezas, que hicieron el mayor daño a los holandeses estorbándoles
para que no entrasen por los muros de la ciudad, a los cuales por el paramento
exterior barría resguardando con sus fuegos su puerta y entrada, y que se hizo
acasamatado este Castillo por estar bajo una colina que lo domina y que si fuese
tomada por el enemigo, ofendería mucho a su plataforma, por lo que estando así
cubierto, tiene capacidad para jugar 2 ó 3 piezas libremente para guardar la
muralla, que es el motivo principal de su construcción. Hermosilla dice: «...su
figura bastante parecida á los regulares que se usan en las fortificaciones
modernas: tiene en la parte mayor la altura de I2 varas y 6 en la menor; sus
caras una de 23 varas y otra de I9 1/2, el flanco que defiende la cortina citada
tiene 16 varas y el opuesto 14 1/2, sus ángulos de la espalda y del fuego
rectos y el flanqueado de 110 grados, es capaz de cinco cañones y los que tiene
son del calibre de á 18, su fábrica es de las mejores que se descubre de buena
sillería y mampostería, tiene flanco alto y bajo en la parte de la cortina,
pero sin más que un pequeño repuesto de pólvora y el reducido Cuerpo de
Guardia sencillo de Piedra y Barro en la gola sobre el terraplén del Baluarte,
inútil, por esto y estar este Fuerte dominado desde la altura De Quesada que á
distancia del alcance del Fusil se eleba considerablemente, sin que la Artillería
de Mata pueda dirigirle tiros á su cresta, pero la de la Plataforma de San
Francisco la defiende ó se opone á la cumbre de la citada altura con tres cañones
de á 12.
En
el Fuerte de Mata es indispensable y urgente hacer de nuevo la
escalera (que será de canteria), también la mayor parte de sus
parapetos y embrasuras, recorrer la explanada, hacer ó habilitar de nuevo el
Cuerpo de Guardia, y muy útil elevar y aspillerar los parapetos de dicho
baluarte, á fin de cubrir asi el edificio, como los fuegos del flanco que
defiende la cortina, cuyo costo el del material y la obra que es, no puede
executarse menos que con la cantidad de tres mil pesos tiene 5 cañones de
hierro del calibre de á 18 y 6 cureñas de plaza, 5 en que están montados los
cañones y una de respeto La guarnición de este Fuerte consiste en un soldado
casado que vive en él...»
Parece
podían jugar en él 9 cañones y en 1779 era la mejor fábrica de la isla,
hecho con buena mezcla de cal, sillería y mampostería. En la pared que mira a
la cortina tiene flanco alto y bajo.
Hasta
1780 no había en este baluarte más que un mal nicho. debajo del terraplén, el
piso de entrada por la gola y cubierta de madera para pólvora, así como un
reducido Cuerpo de Guardia sencillo, de piedra y barro, que estaba arrimado por
el interior sobre el terraplén a la gola. Inútil, por lo viejo, y destrozado,
y también por que estando este fuerte enteramente dominado desde la altura que
tiene a su frente y a distancia del alcance del fusil, no puede ser batido desde
él. Se reparó de nuevo en 1780 reconstruyendo los parapetos, troneras,
explanadas, banquetas, escaleras de comunicación, almacenes para pólvora,
pertrechos y Cuerpo de Guardia. Los merlones o parapetos estaban aspillerados
para fuego de Infantería, pues están elevados para quedar desenfilados de la
altura de enfrente.
En
la actualidad este Castillo con varias adiciones, sirve de alojamiento a fuerzas
de Artillería y en los planos que se acompañan puede verse la forma del mismo,
distintos detalles de él así como su actual aplicación, no dando más
detalles por ser una obra que aún (1996) se utiliza con fines militares, si
bien no como obra de fortificación que carece de valor, sino como alojamiento.
(En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
1787
Noviembre 16. Oficio
dirigido por Fausto cavallero, ingeniero militar de la metrópoli al gobernador
de la colonia Marques de Branciforte, dándole informe sobre el primer
reconocimiento realizado en 1787.
En
1787, el Ingeniero Militar Don Fausto Cavallero, dirigió al Excmo. Señor
General Marqués de Branciforte, el oficio que a continuación se transcribe,
cuyo original se encuentra en el Archivo de la Comandancia de Ingenieros de
Canarias. Dice asi:
«EXCMO
SR.- En cumplimiento de las orns y eficaces encargos de V:E. pa qe en mi 1er
reconocimito de la Plaza, le ynforme qto comprehenda conducente aldebido estado
de sus fortificacions; y teniendo presente el art. 11 trazo 10 libo 8, tomo 4°
de las R. Ordenzas Resulta de mi obligación el manifestar á V:E. desde luego
las Causas por que no se hallan ni pueden subsistir dhas fortificiones en
disposición de regular defensa, como combiene y V.E. lo decea; A menos de un
continuo Costoso gasto de entretenimiento ynsoportable al corto yngreso de sus
dotacione y perjudicial á los Reales yntereses; Segun parece lo evidencio á
continuacion.- El frente Atacable de ella se estiende á 2.100 tuesas de Plaia
accesible proporcionada para el arrimo de todo Buque menor que yntente un
Desembarco, y cómoda para apróxi- marse á solamente los mayores, asi a la
vela como á el ancla, segun mas les combenga en tiempos regulares que son quasi
generales en esta Situación.-
Para
su defensa contiene 17 Puestos, entre Castillos y Baterías, cuyos yntermedios
los une un parapeto; y á mas tiene el Almazen gral de Pólbora ymediato al Mar
con 3.200 quints existentes.- En lo ynterior de la Plaza es yndispensable el
Vivaque, Guardia del Muelle, Prevenciones y resguardo de Edificios Militares, y
reduciéndose el total de su Guarncion á solo unos 200 hombres presentes para
la fatiga Ordinaria, no es posible atender á su total custodia como lo
requiere: Luego siendo yrremediable por este tér-mino el Descubierto, lo a de
ser ygualmte el extraordinario menos cabo de las Fortificaciones expuestas a la
voluntariedad del Vecindario, Foragidos y Transeuntes de todas Naciones que
concurren á esta Plaza y Puerto, como Casa pral del Comercio de la Provincia
con Europa, América y Africa.- Si sobre la falta de Guarnon no recayese también
la de aquellas providencias governativas con que están bien ordenadas otras
Plazas, principalmente las de Orán y Ceuta que son en gran parte adaptables á
esta de Sta Cruz, pudiera suplir V:E. alguna escacés de guarnición con sus
acertadas disposiciones propias del Celo, ynteligencia y loables deseos del
mejor Servicio del Rey que á todos nos constan; Pero en la presente
Constitucion que estamos viendo entrar y salir frecuentemente toda especie de
Gentes y Naciones, Vezinos, forastéros; Españoles, estrángeros, buenos ó
malos amihos, sin que V:E. sepa quienes son ni sus destinos; Que unos se alojan
en casas particulars de la Plaza ygnorando V:E. su entrada y salida; y otros
segun su Clase se albergan ú acogan donde encuentran cabida sea ó no parte de
las fortificaciones; con otros varios perjuicios que ocasiona la falta de
Policia y Govierno propio de toda Plaza de Armas; Como es dable qe degen de
faltar los herrages y maderas de puertas y rastrillos; los tablones y lozas de
explanadas; Canteria de Angulos, Montantes, Banquetas y Crestas de Parapetos;
Estacas costosas que por justa providencia hemos recogido 421 de 2186 que se
avian colocado la próxima sxma pesada; y finalmente quantos menoscabos atrae
por varios términos la citada libertad«.
«Si
se atiende á los reparos y remplazos al paso que ocurran las faltas,
yncurriremos en el continuo ynsoportable gasto referido; y si no llegara
asceleradamente la ruina á términos qe carezca la Plaza de algunas defensas
quando pueda necesitarlas, ó le questen al Rey Crecidas sumas quando combenga
redificarlas y los Enemigos den tiempo para ello.- Estas mismas reflexiones
tiene V:E. advertidas y premeditadas desde antes de mi venida, con tantos justos
motibos como se le án proporcionado pa fundarlas durante su mando segun me
consta pr nuestras frecuentes consultas sobre el asunto, dirigidas Siempre al
debido mejor Serbicio de Ambas Magestades. De Consile solo me cabe el renovarlo
á la consideración de V:E. por si pudiese proporcionarse el medio mas oportuno
entre los Visibles extremos explicados; sin relevarme de reiterarlo con el
debido detalle en la Relacion Gral y Plan de Defensa qe presentaré á su época.-
Dios guarde á V:E. muchos años.- Sta Cruz de Tenerife I6 de Noviembre de
I787.- Excmo Sr.- Fausto Cavallero.- Al Pié.- Excmo Sr Marqués de Branciforte».
1788. Una de
las poblaciones, que más atraían la mirada escudriñadora del Tribunal, era la
Capital entonces de Chinet (Tenerife), la Ciudad de Eguerew
(La Laguna), que encerraba en su sello una sociedad criolla escogida de
ilustradas personas, compuesta de la primera nobleza de la colonia donde se leían
y comentaban las obras filosóficas é históricas, que en tanta abundancia salían
de las prensas europeas. En una de esas reuniones había dicho D. Fernando de la
Guerra, Marqués de San Andrés, que: ”La vida de Job era un poema ó parábola,”
y parece que se atrevió á traducir algunas estrofas en verso castellano. Sin
ser el Marques un Fray Luis de León, aunque más afortunado que el ilustre
sacerdote, se le denunció y fue sumariado.
Un Doctor en leyes de la misma Ciudad, D. Tomás Domingo Saviñon,
tuvo la misma desgracia, por haber abusado de la Sagrada Escritura en un
pedimento.
Los nobles criollos isleños, Marqués de Villanueva del Prado, D.
Fernando Molina y, Quesada.. D. Juan de Torres Cherino, y D. Bartolomé González
de Mesa, se les procesó en 1788, "por leer las obras de Voltaire. También
se vio envuelto en un proceso inquisitorial D. Juan de Matos y Azofra, vecino de
Las Palmas, por no ayunar en días de precepto, y mezclar carne y pescado en días
de vigilia.
Pero ninguno de esos procesos llegó á alcanzar la celebridad, del
que se instruyó contra el criollo D. Cristóbal del Hoyo Solórzano, Marqués
de San Andrés y Vizconde del Buen Paso. Era este isleño un hombre notabilísimo
por su talento, sus novelescas aventuras, y sus excentricidades. Había nacido
en la Isla de la Palma, y se había educado en Europa, cuyas principales
poblaciones había recorrido diferentes veces, deteniéndose en ellas y
frecuentando su alta Sociedad, puede decirse, que era el tipo del noble de la
Regencia, valiente atrevido y enamorado sin creencias ni moralidad pero con un
talento chispeante, digno de un Quevedo.
En mal hora se le antojó volver á Tenerife, donde tenia sus
principales propiedades. Aquí se enamoró de una sobrina, y como no quisiera
casarse con ella, ó al menos, no se diera prisa á ello, el Obispo D. Lucas
Conejero, protector de aquella nueva Dido, hizo tan buena diligencia, que vino
de Madrid una orden del Rey para secuestrarle sus bienes, y encacerlarle en el
Castillo de Paso Alto, donde estuvo ocho años, ocupado en hacer versos á su
carcelero el Comandante General Marqués de Valhermoso.
Al fin, una noche se fugó, y pudo salir de Tenerife, refugiándose
en la vecina Isla de la Madera, desde la cual pasó á Lisboa. Casóse á los
pocos años en Galicia, con una joven, que podía ser su nieta, y se estableció
en Madrid, después de obtener el olvido de sus pasadas travesuras.
En la Corte de la metrópoli fue donde escribió las dos obras, que
le proporcionaron la honra de ser procesado por la Santa Inquisición. Ambas
eran una colección de cartas, de las cuales la primera, se refería á sus
aventuras personales, y llevaba por título.-“Cartas diferentes, á
diferentes asuntos y á un asunto mismo, recogidas por un religioso apasionado y
sin pasión alguna, á el aire dadas, y á la buena dicha sueltas, sin que en su
desdicha pretenda del mundo ni de sus felicidades, más felicidades que hacer
chacota del mundo.” Y la segunda, se titula- “Cartas de Fr. Gonzalo
GonzÁlez de la Gonzalera Sobre las costumbres de la corte.”
Ambas colecciones habían sido denunciadas á la Inquisición, y
recogidas en Madrid donde se calificaron; pero al hacer viaje el autor á las
Canarias, envió algunos ejemplares, lo cual sabido en Las Palmas por denuncia
de una criada, dio ocasión al ruidoso proceso que le condujo á las celdas del
convento de San Agustín, cuando ya contaba una edad muy avanzada.
De la primera obra, que no fue objeto de la causa, porque sus
ejemplares habían desaparecido, solo citarémos el párrafo siguiente: En
viaje de la Madera á Lisboa, corrió una deshecha tormenta, y al
describirla, nos dice- “Mis criados, tres mujeres que venían, dos frailes y
otros portugueses, llamaban por cuantos Santos tiene el Cielo á gritos; y esto
de gritar lo tengo por bobería, porque ninguno ya en el cielo es sordo. Nadie
á mí no oyó palabra, yo si oía á todos y notando con admiración, que
ninguno pedía perdón á Dios de sus pecados, ni se dolía de haberlos
cometido, sino contratando la vida con éste, aquel, y el otro Santo, á
promesas de aceite, y á ofrecimiento de misas, dejaban ir pasando el tiempo,
sin arrepentirse de la culpa. Puede ser que esto sea así muy bueno, pero á dos
tirones no me lo hacen creer a mi, lo tontos en el aceite interesados.” Al
leer sus cartas, se duda que hayan podido imprimirse en España, tal es la
libertad de su lenguaje, especialmente cuando trata asuntos religiosos.
Aunque no hayamos visto su última obra, hemos examinado las
calificaciones que firmaron en Madrid Fr. Francisco Izquierdo y Fr. Sebastián
Eranso, el 19 de Enero y 3 de Febrero de 1747 , y de ellas entresacaremos
algunos párrafos para que nuestros lectores puedan apreciar el estilo
intención y atrevimiento del festivo Voltaire de las Canarias. Copiamos
textualmente: Página 81.-Hablando del Cristo del llanto dice: «Que á su
parecer hace milagros y que los demás no entienden de esto.
palabra.»
Página 227.-Hablando de los vicios del Clero y de las reformas del
Concilio de Trento dice: “Pregunta á esos idiotas ¿con tantos años de
Concilio, y con decretos tantos, hemos remediado alguna cosa? Yo no lo sé ni
ellos tampoco.”
Página 305.-Dice que, Dios no puede dar permiso al Diablo para
hacer mal, “sino también, que ni se lo puede dar, porque Dios no puede hacer
cosa mala.”
Página 307.-Asegura que el demonio no tienta á los hombres, y añade:
“¿Para qué es la friolera de levantar al Infierno testimonio, ni al Demonio
falsedades?”
Página 342.-Hablando de Dios, y del permiso de tentar á los
hombre dado al Diablo, se expresa así: “Quien permite una cosa pudiéndola
embarazar, ciertisimamente es que la quiere.”
Página 440.-Dice del Diablo: “El primer Doctor de los
.Infiernos, antes que fuera Demonio, maldita cosa que sabia.”
Página 530.-Dice: ”Por más que los Concilios clamen en no
habiendo interés propio, tema, ó respeto con utilidad, pocos ó ningunos
Superiores se conmueven con ardor, y caso que lo emprenda con Católico celo
alguno, á la primera frailuna representación, suelta la cruz en el suelo.”
Página 552.-Concluye burlándose de cuanto los Predicadores y
Confesores dicen, referente á las astucias del Demonio, y de la persuasión en
que acerca de eso están los fieles. Omitimos las citas principales, porque no
senos tache de irreverentes.
Instruida la causa, fue llamado á Las Palmas en Septiembre de
1759, y se le dio por cárcel una celda del convento agustino. El 2l de Enero de
1760 presentó el Marqués sus descargos, en los que revela una habilidad y
erudición notabilísimas. Ayudó e con sus consejos,.su letrado defensor D.
Marcos Arbelos.
A pesar de estar el libro calificado, según antes hemos dicho,
volvió á calificarse en Canaria por Fr. Agustín Figueredo, y se remitió la
causa en consulta á la Suprema, siendo Inquisidor de estas Islas D. José de
Otero Cossio. Uno de los incidentes más curiosos del proceso, fue la petición
Fiscal, por la que solicitaba éste con empeño se le diese tormento al reo, á
fin de que confesara la verdadera interpretación de los párrafos transcritos,
y la de los que prudentemente hemos suprimido.
El reo tenía entonces 84 años. Afortunadamente el Santo Oficio,
á pesar de su sanguinario código, no era tan estúpido, como el señor
Inquisidor Fiscal, y no accedió á su irracional solicitud.
La Suprema mandó al fin, que el Marqués abjurase de levi, y se le
impusieran saludables penitencias. El anciano poeta abjuró, golpeando sin duda
el suelo como Gali1eo, y se retiró á Tenerife, sin perder su afición á las
burlas, á los versos y á la Enciclopedia.
Su fama ha llegado hasta nosotros, y será imperecedera, porque
tuvo el valor, raro en todos tiempos, de combatir los abusos y supersticiones,
seguro de que la posteridad anularía el fallo, que sobre él lanzaron sus
contemporáneos, y le había de colocar en el lugar que merece todo valiente
campeón del progreso. (Agustín Millares Torres;1981)
1787 Agosto 23. Las diligencias que se
practicaban por parte de la Inquisición española en la colonia de Canarias
para controlar la difusión de libros, quedó recogido como
tales ocasiones se practicaban, en carta de 23 de Agosto de 1787, en
esta. forma: “Luego que anclan
cualesquiera embarcaciones en el Puerto (de Las Palmas), va a su bordo la visita
do sanidad, y hecha, viene a tierra su capitán con el de mar y cónsul de la
nación. Primero van a casa del gobernador de las armas, y desde allí á las
casas del Tribunal; si es hora competente entran en él, y ante el secretario más
antiguo, se le recibe juramento al Capitán, en que declara, de que nación y
religión es, de que Puertos viene, que carga trae y pasajeros; y sino es hora
de Tribunal, se hace la misma visita en la Posada del Inquisidor mas antiguo; y
después, al tiempo de echar la carga en tierra,
pasa el secretario, y registra lo que le parece, de cuyo registro ha
resultado en muchas ocasiones el
recoger cosas, que ridiculizan N. S. Religión, sin embargo de haber declarado
los Capitanes antes, no traer cosas contra ella.”
Frecuentes eran las sumarias instruidas por leer libros prohibidos,
apareciendo como reos las personas más ilustradas y poderosas del Archipiélago,
únicas que entonces podían entender el francés ó el inglés, idiomas en que
el pensamiento vaciaban con preferencia el molde de la futura revolución.
En los secretos informes del Santo Oficio se ve aparecer con
frecuencia el odiado nombre de Voltaire, cuyas obras parece que eran leídas por
todos los isleños cultos, y corrían sigilosamente de mano en mano, sustrayéndose
como duendes, á las redes tendidas por los vigilantes Comisarios.
También el revolucionario Rousseau, aunque menos comprendido que
el burlón filósofo, era objeto de las atenciones de alguno espíritus
superiores, que entreveían , en medio; de aquellos sueños, inaplicables en
teoría, los relámpagos de una tempestad próxima, seduciéndoles el encanto de
aquella prosa inimitable y de aquella irresistible lógica.
Muchas veces, y éste era uno de los mayores tormentos de los
Inquisidores, las autoridades coloniales principales, como eran el Comandante
General y el Regente, daban el ejemplo de estas horribles lecturas, y aunque los
enviaban con gran placer, no se
atrevían, como en tiempos más felices, á proceder abiertamente contra ellos,
sin consultar á la Suprema, que muchos meses después, contestaba
invariablemente, “sobresean por ahora”. ¿Qué podía esperarse de un.
gobierno en la metrópoli en que habían logrado escalar los primeros puestos
del Estado, hombres tan peligrosos, como Jovellanos, Floridablanca, y
Campomanes?
Rabia llegado el desenfreno á tal extremo, que el Marqués de
Branciforte, Comandante General de la Provincia, y Presiden te de su Real
Audiencia, se atrevió á. decir un día, en que se trataba de dictar una
providencia, que él suponía excesivamente injusta.-«Señores, ¿estamos en
Turquía, ó en el Tribunal de la Inquisición?
Por esto decían, refiriéndose al mismo General, denunciado
segunda vez por leer obras que estaban en el Índice.- “El Tribunal está
perjudicado, que hay necesidad de que V. A. tome una providencia seria, en orden
á libros prohibidos, y más, contra los que usan
las obras de Voltaire y Rosseau.”
“El mal ejemplo de los jefes se difunde por todos, sin que
nosotros lo podamos remediar aunque
lo vemos y tocamos con bastante dolor. Por una parte, el Comandante General, y
por otra el Regente de la Real Audiencia, cuya causa remitimos á V. A. con
carta de 26 de Abril, son dos que pervierten todo el pueblo, con su modo de
hablar, y desprecio del estado eclesiástico y Tribunal de la Inquisición. De
aquí nace que es bastante común en estas Islas el burlarse de las censuras, y
usar libros prohibidos.”
¡Qué angustiosa situación! Sin embargo la guerra continuaba; y
los Inquisidores perseguían cada día, con mayor encarnizamiento, todo libro
que venia del extranjero.
Habiamos, pues, llegado á una época en que la, luz iluminaba la
cima de la montaña, quedando su ancha base en completa oscuridad. Las clases
elevadas eran Libre pensadoras; el pueblo creía en brujas, hoy, por un extraño
cambio, la base está bañada en luz, y la cima se cubre á veces de oscuras
nubes, El pueblo ya no cree en brujas, y en las altas clases hay todavía
algunos, que verían con gusto instalarse la Inquisición. ¿Será porque creen,
que entonces el Santo Tribunal buscaría sus reos en el terreno político, y no
en el religioso? ¿Será que ciertas instituciones, se las juzga fatalmente
ligadas á ciertos principios ya imposibles? Lo que nos consuela es que, la
solidez de toda pirámide no está en su cima, sino en su base. (Agustín
Millares Torres;1981)
*
Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
http://elcanario.net/Benchomo/efemeridescanarias358.htm;
anterior:
cambiar
el número 358
por el 357.]
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Continuará