EFEMERIDES
CANARIAS
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 17
81-1790CAPÍTULO I
I-IIGuayre Adarguma *
1782
Marzo 11. Inventario de obras del
Castillo de Paso-Alto en Santa Cruz de Tenerife.
Batería
baxa ó Plaza de Armas. Rastrillo de maderos de tea dobles con cerradura,
cerrojo, llave, picaporte, dos aldabones, dos Gollones, en donde anda dho
Rastrillo con su guarda de Gollones, todo de fierro, con más dos abrazaderas de
bronce con su dado y Chapa.
Dos
piés derechos que sostienen dho Rastrillo de cantería viva con su Cornisa,
Plinto y Bola en que remata, y su Sardinel de dha Cantería con su batiente.
Sigue
el parapeto que hace frente á la marina con diez Embrasuras y cada una de dhas
con su Compuerta de Madera de tea, quatro Visagras, Zerrojo, Cerradura y Llave
corriente y en dho Parapeto la Estacada que se compone de quatrocientos sesenta
y cinco Estacas de dha Madera de tea, y en cada una de dhas Embrasaduras su
esplanada de Cantería viva y Losas de picamento sentadas en mescla, y los
intermedios empedrados de Almedrón con once banquetas en sus respectivos
merlones, y todo el frente con su Glásis ó Esplanada.
El
parapeto hace frente á la Campaña y está coronado de Estacada más corta que
la del Parapeto de la Marina, por que no embarace el fuego del Castillo ó
Plaza, se compone de doscientas y una estacas de madera de tea: tiene su
banqueta proporcionada para el uso del fusil.
Batería
Alta del Castillo. Batería interior ó Castillo fabricada nuevamente, todo lo
que es circunferencia desde sus Cimientos con sus murallas á prueba con siete bóvedas
de rosca de Piedra viva, con su terraplén á prueba y que están destinadas
para Alojamientos, Almacén de Pólvora y Mazmorras como se dirá: la Bóveda
del centro con las dos Colaterales se hallan sus pisos empedrados de Callao
sentado en mescla, encalados á satisfacción con una puerta y dos ventanas de
cantería viva cada una con dos ojas de madera de tea y cada una con su dado
guarda Gollón y Chapa de fierro, y no tienen cerradura. Para bajar á dhas bóvedas
se hallan tres pasos de cantería viva y para comunicación de la Bóveda del
centro á las dos colaterales, hai dos puertas o entradas sin ojas de Cantería
viva y su sardinel de lo mismo y las ventanas de las dos bóvedas colaterales
tienen sus asientos de cantería de Canaria con un Escalón de piedra viva, son
capaces dhas tres bóvedas de alojar cien hombres.
La
quarta y quinta Bóveda se hallan á la derecha de dha Batería destinada la última
para mazmorra, se hallan sus pisos empedrados de Callao entado en mescla, tres
escalones de cantería viva y su Puerta de lo mismo con dos ojas de madera de
madera de tea cada una con su dado, chapa y Guarda Gollón de fierro, y desta
quarta bóveda se comunica á la quinta, el Calabozo con su puerta de Cantería
viva y su oja de madera de Barbusano con su dado, chapa y guarda Gollón de
fierro con una Aspillera que recibe la luz del patio y dha Puerta no tiene
cerradura.
La
sesta y sétima bóveda, destinadas para Almacén de Pólvora, están repartidas
en tres divisiones, la primera ó esterior; tiene su puerta de Cantería viva
con tres pasos de lo mismo con dos ojas de madera de Barbusano, dos dados, dos
chapas y dos guarda Gollones de fierro y para entrar al segundo almacén, ay una
Puerta de Cantería viva con ojas dobles cada una con su candado, Chapa y Guarda
Gollón de Bronce y de éste para entrar en otro más interior; ay otra Puerta
de Cantería viva con una oja de madera de Barbusano, con su dado, chapa y
Guarda Gollón de Bronce; y des te Almacén al esterior ó primero de la
entrada, hai una ventana de Cantería viva con ojas dobles cada una con su dado,
chapa y Guarda Gollón de Bronce; tiene dho repuesto tres respiraderos, uno en
la muralla esterior y dos en la división, los pisos de los tres Almazenes están
de terraplen y ninguna Puerta tiene cerradura.
Frente
dhas Bóvedas ay una Cuneta macizada de mezcla y Piedra viva que se construyó
para quitar las humedades de dhos Almazenes y alojamientos, y empedrada de
Callao sentado en mescla con su conducto que sale al Mar por recojer dha Cuneta
todas las Aguas de las Esplanadas y Habitaciones.
Un
Oratorio ó Capilla provisional enlosado su piso de losas de Cantería de
Canaria con tres ventanas, con una reja de fierro con su compuerta con quatro
Visagras, otra con Balaustres de madera y compuerta con dos visagras y la
tercera con Balaustres de Madera y su vidriera á la que falta un vidrio. En
este Oratorio no se puede celebrar por la indecencia de su cielo raso y estar
debajo del piso de una de las habitaciones, el que se ha determinado mudar.
Una
rampa que sube desde la cuneta al piso de las avitaciones empedrado de Callao.
Una
escalera descuvierta que sube del patio de dha cuneta á la Esplanada con diez y
nuebe pasos de cantería viva, Pilares y pasamanos de madera de tea.
Las
esplanadas de las Baterías se hallan enlosadas de Cantería viva sobre terraplén
á prueba, sentadas en mescla hasta veintidós piés de retirada y lo restante
de Baldosas también sentadas en mescla.
El
parapeto circular á la Marina, su espesor de once piés construido de Cantería
colorada sus revestimientos y masisado á pisón de hormigón de mescla con
nueve embrasuras, cinco rectas y cuatro oblicuas, y por la parte esterior su
filete de dicha cantería que buela tres pulgadas y por la interior sus
Lombardas de dicha Cantería.
El
parapeto recto á la campaña que se construyó sobre la obra antigua tiene seis
piés nueve pulgadas de espesor de dha cantería colorada, con tres embrasuras,
su filete esterior y Lombardas interiores y las Embrasuras son oblicuas.
Trece
banquetas con sus respectivos merlones y sus ángulos de cantería viva y los
intermedios colorada, su piso de Callao sentado en mescla.
En
el ángulo donde fenece dho Parapeto recto, un Campanario de Cantería viva y
desde este ángulo hasta el saliente donde está una Garita, sigue otro parapeto
de tres piés de espesor que sirve de entrada cuvierta, es de callao sentado en
mescla.
Una
Garita de figura exagonal en dho ángulo, su repisa, Cuerpo, Cornisa, Cúpula y
Perillón de Cantería Colorada.
Otra
Garita á la parte opuesta en donde fenece la obra nueva de figura circular con
su repisa de Cantería viva, Cuerpo, Cornisa, Cúpula y Perillón de Cantería
Colorada.
Desde
esta Garita hasta la dha exagonal sigue un cordón de cantería viva de un pié
de grueso donde siguen y arrancan los parapetos en perpendicular.
Por
la parte esterior de dhos Parapetos, hai una Canal de Cantería de Canaria
sentada en mescla que recoge las aguas de la mitad de la esplanada la que vierte
por los conductos que hay en los merlones de la Marina y Campaña.
Parapeto
interior de una vara de alto, coronada de Lambordas de Cantería Colorada con
sus conductos que vierten las aguas de la mitad de la esplanada á la cuneta y
rampa por ocho caños que buelan un pié de Canteria Canaria.
Otra
rampa que sube del piso de las Habitaciones á la esplanada empedrada de Callao
y las Lambordas sentadas en mescla con su parapeto coronado de pretiles de
Cantería viva.
Otro
Parapeto que sirve de resguardo á la entrada del Rancho que se halla sentado de
Lombardas de Cantería colorada y una escalera que baja á dho Rancho con trece
pasos de piedra viva.
Antonio
Bocarro
De
todo lo contenido en este Imbentario como asimismo de las demás havitaciones,
Cuerpos de Guardia y de quanto constaba, por Orden del Excmo. Sr. Marqués de la
Cañada, Comandante General de esta Isla, se hizo formal entrega autorizada por
el Señor Don Joaquín de Texada, Coronel de los Rs Exércitos, Cabo subalterno
del expresado, al Teniente Coronel del Regimiento de Milicias Provinciales de La
Laguna D. Juan Franco de Castilla, como Gobernador del expresado Castillo, oy día
de la fecha, estando en él los espresados Señores y firmaron. Castillo de
Paso-Alto á once de Marzo de mil setecientos ochenta y dos Autoricé esta
entrega. Joaquín de Texeda D. Juan Franco de Castilla. (José Maria Pinto de la
Rosa. 1998)
1782
Agosto 6. Es bautizado por el rito católico
el poeta guíense (Gran Canaria) Rafael Esteban Mariano Bento y Traviso. Hombre
de exquisita sensibilidad, de exaltado genio creador y, por naturaleza, dotado
de brillantes disposiciones para la literatura. Dio una prolija y varia producción
poética y algunas comedias. Su musa le inspiraba sobre cualquier hecho de
importancia, pero sus trabajos, por las dificultades que entonces había para
imprimir, circularon especialmente en copias manuscritas, que muy pronto se hacían
populares en todo el archipiélago, pero que también, fue la causa de que
muchas desaparecieran.
Apuntes
Biográficos
“En
esta Parroquia de María Santísima de Guía, en seis de agosto de mil
setecientos ochenta y dos. Don Francisco de León, con licencia del venerable
beneficiado de esta parroquial, puse Óleo y Crisma a Rafael Esteban Maryano,
hijo legítimo de Lorenzo de Vento y de Marya Perdomo; Abuelos paternos: Melchor
de Vento, Angela Travieso; abuelos maternos: Francisco Perdomo y Josefa Flores;
nació el día dos de agosto. Fue su padrino, D. Gaspar de Montesdeoca;
todos vecinos de esta villa y fueron advertidos del parentesco de que doy fe.
Francisco
José de León y Silva.
Así
reza la partida de Bautismo del insigne guiense, según consta en la página 91
del libro 11 de Bautismos de la Parroquia de Santa María de Guía. Según
costumbre de la época y al no llevarse ningún registro civil, tomaron para el
neófito los apellidos paternos, distintivo de la pudiente familia.
Viendo
las buenas disposiciones que para los estudios tenía el niño, le enviaron
desde muy joven al Seminario Conciliar de Las Palmas, con objeto de que se
dedicase al estado eclesiástico.
En
esta época de su vida, comienza a manifestar su predisposición a las musas, si
bien era el cabecilla de las travesuras y alborotos del Seminario (que en nada
impedían fuese un brillante y adelantado estudiante) por lo que se vería
obligado a renunciar a un estado que requería más gravedad y circunspección
que las demostradas por el seminarista. Esta situación quedó resuelta con la
triste muerte de su padre, que le supuso el abandono de los estudios para
atender los negocios de la casa y consolar a su madre.
Al
sentirse libre de la imposición de un estado para el que no sentía vocación,
se entregó con énfasis al estudio de cuantos poetas castellanos encontrase en
las bibliotecas de Guía, a la par que a su afición poética.
Su
carácter, su sensibilidad, su instrucción unidas a su juventud y apostura
le arrastraron a innumeras aventuras galantes y al descuido de los intereses de
su cada vez mas escasa fortuna. Situación que se agravó con la muerte de su
madre, dejándole con seis hermanos pequeños.
Entre
los 21 y 22 años de edad, Bento se enamoró perdidamente de la joven guiense
Fermina Fernández y Martínez, quien consiguió fijarle y distraerle de las
musas por algún tiempo y finalmente que le tendiese su mano ante el altar de
María Santísima de Guía, el 3 de abril de 1804.
Un
año después entró de Cadete en el celebérrimo Regimiento Provincial de Guía,
creyendo así encontrar empleo y actividad.
En
1811 hizo viaje a la Península. Al regresar a finales del mismo, se encontró
con que Guía era, al igual que otros tantos pueblos de nuestras islas, presa de
la fiebre. Su esposa, a la que tanto amor profesaba, fue una de las últimas víctimas.
Bajo
el peso de este amargo dolor, se apartó del trato de sus amigos y resolvió
entrar de nuevo en la tonsura y abrazar el sacerdocio, por lo que solicitó y
obtuvo la licencia absoluta como militar. De nuevo, una vez amortiguado su justo
dolor y tal vez también debido a las intrigas que secretamente alimentaban en
su contra algunos individuos, renuncia a la carrera eclesiástica, para volver a
dedicarse de lleno a la poesía.
Bento,
dotado de nobles y generosos instintos, en las épocas constitucionales de 1812
y 1823, no podía dejar de pertenecer a los liberales, dedicando sus cantos a la
libertad, al patriotismo y a la regeneración social. Puede asegurarse que no
hubo hecho notable al que no citase su pluma.
Hacia
1816 hizo nuevo viaje a la Península ibérica, llegando hasta Madrid, donde
mantuvo amistad con el célebre D. Manuel José Quintana y con el ilustre
vencedor de Bailén. Durante esta estancia escribió una oda al nacimiento de la
infanta Isabel. Oda que leída en Palacio mandaron se le buscase para premiarle.
Pero Bento creyendo haber ofendido al suspicaz Gobierno de Fernando VII, fue a
ocultarse en Barcelona, donde le acogió su amigo Casa-Cajigal, por entonces
Capitán General.
De
su estancia en Madrid nos dejó varias comedias que no llegaron a imprimirse ni
representarse pero que, a criterio de quien ha tenido la ocasión de leerlas,
son dignas de elogio.
En
1820 regresa a Canarias en compañía de una dama. Su fortuna personal, a pesar
de verse enriquecida con un nuevo legado, desapareció en sus manos con rapidez
asombrosa; así que para obtener nuevos recursos con los que hacer frente a sus
necesidades, pasó a desempeñar el cargo de Secretario del Ayuntamiento de Gáldar.
Pero
su abandono y negligencia fue tanta que hubo de intervenir el Gobierno Civil de
la Provincia.
Como
anécdota de este hecho, cuentan que el Secretario que venía al frente de la
Comisión que había de ver y paliar los fallos de Bento, era también poeta; y
una vez llegados a Gáldar, en vez de intervenir en los asuntos del
Ayuntamiento, provocó una conferencia en la que solo se habló de poesía, con
tal entusiasmo que la razón de la visita pasó al olvido, ganándose Bento a la
comisión con solo recitarles algunas de sus más espirituales composiciones.
Su
alocada, aventurera y exaltada vida minó rápidamente su salud. En 1831, el
bizarro y airoso militar, de distinguido porte y salud robusta, había
enfermado, dejando su cuerpo débil y gastado. No habiendo, entonces, médico en
Guía, ni pudiendo su familia costearle los cuidados de la ciencia, su más
querido admirador, D. Manuel de Lugo, le ofreció su casa y los auxilios médicos
que en la capital podía encontrar.
Agravándose
su enfermedad, fue trasladado a la sala de “distinguidos” del Hospital de
San Martín, bajo la atención de su amigo el doctor D. Antonio Roig, con la
compañía de sus amigos más queridos y la presencia de su solícita hermana
María del Carmen.
Sus
últimos momentos fueron de enfebrecimiento y delirios, de honda rebeldía ante
la muerte. Rebeldía ante el olvido y soledad del que hasta hacía escaso tiempo
llevó tras sí el cortejo del escándalo gallardo y tenorio.
Así,
llega el momento de su agonía, en la que no pierde su impresionante lucidez de
espíritu, cumple con todos los preceptos de buen cristiano y, lejos de su rincón
natal, al que tanto quiso, loó y defendió y al que preferentemente dedicó su
producción, se apaga su vida.
En
el libro 8 de Defunciones de la Parroquia Matriz de Las Palmas, en el folio 279,
leemos:
“En
Canaria, a veinte y seis de noviembre de mil ochocientos treinta y uno, fue
sepultado en el cementerio de esta ciudad, el cadáver de Rafael Bento, vecino
del lugar de Guía, viudo de doña Fermina Fernández.- Recibió los Santos
Sacramentos, el que falleció de cincuenta y dos años(#). Acompañóle a la
procesión fúnebre el curato y clero. Se le hizo en dicho cementerio oficio
de sepultura, como se acostumbra.
Juan
de Castro Hernández.”
(#)
Es inexacta esta referencia, pues como se aprecia en su partida de Bautismo,
nació en 1782, por lo que contaba al morir, 49 años de edad. (Joaquín
Rodríguez Ramos)
1782
Septiembre 29. Da a luz una monja del
convento de clausura de Santa Clara en Winiwuada (Las Palmas) llamada Antonia
Mujica.
“Frecuentes
eran en aquellos tiempos las conpetencias y recursos por derecho de asilo en
iglesias. Usando de este derecho, y colocándose bajo la protección del cabildo
eclesiástico, quebrantando una monja su clausura y dio lugar en Las Palmas una
larga serie de ruidosos incidentes que refleja con exactitud la manera de ser de
aquella socieda en el último tercio del siglo XVIII. Era esta monja doña
Antonia de Mujica, nacida en Canaria en 1758, de nobles padres que, siguiendo la
tradicional costumbre de la época, la encerraron desde sus más tiernos años
en el convento de Santa Clara de aquella ciudad sin consultar su voluntad ni sus
inclinaciones. A los catorce años tomó la joven
hábito de novicia y a los dieciseis profesó.
Vivía
entonces, en una calle fronteriza al convento, un presbítero que estaba en sacrílegas
relciones con otra monja amiga de la doña Antonia y a fuese por consejos, por
mal ejemplo u obedeciendo sólo a los impulsos propios de su juventud encontró
en un fraile de la orden de San Francisco un cómplice de sus culpables deseos.
Véase
ahora los medios de que se valieron las dos amorosas parejas para conseguir una
frecuente comunicación. Colocábanse las dos monjas por la noche en la azotea
del convento y cuando veían a sus dos amigos en la de enfrente, recibían de
estos unas cuerdas que les lanzaban de una a otra acera armadas de fuertes
garfios que ellas aseguraban e los pretiles, formando de este modo un puente aéreo
flotante, sobre el cual colocaban unas tablas movibles que les servían para
atravesar la calle. De estas comunicaciones tan peligrosas como atrevidas resultó
que, al principiar el año de 1782, la doña Antonia se sintió atacada de un
mal desconocido que exigió la consulta y asistencia facultativa de los médicos
don Joaquín Bello y don Francisco Pano quienes con la discreción de expertos
profesores observaron y callaron el nombre de la enfermedad.
Pero
en la mañana del 29 de septiembre de aquel mismo año se presentaron de repente
los dolores precursores del parto, con tanta intensidad que la infeliz reclusa,
ahogando sus gritos, se refugió e la letrina esperando allí con espanto el
momento de la crisis. Al principio resistió con valor, asistida de algunas de
sus compañeras que conocían su secreto y afirmaban que había sido atacada de
un repentino cólico; mas llegó un momento en que fueron tan agudos sus
sufrimientos y tan horribles las torturas físicas y morales que padecía que
pidió a gritos confesión.
La
comunidad, reunida en aquel sitio y adivinando la causa verdadera de aquel
escandaloso suceso, permanecía silenciosa y avergonzada de lo comentarios del público
cuando descubriera la verdad. Al fin, doña Antonia, sin abandonar la letrina,
sintió que su feto caía en el foso y, recobrando entonces una parte de sus
fuerzas, tuvo el valor suficiente para retirarse a su celda y seguir ocultando
su desgracia.
Algunos
días después una moza de servicio descubrió en aquel sitio el cadáver de una
criatura del sexo femenino, dando lugar a un proceso para cuya instrucción llegó
de Tenerife el padre provincial fray Antonio de Salinas. Como primera
providencia fue encerrada sor Antonia en estrecha cárcel, incomunicada, sin luz
y con un alimento malsano e insuficiente, siguiéndose el proceso con refinada
crueldad, indigna de la caridad cristiana. Dotada la rea de un carácter enérgico
y resuelto y deseando burlar la vigilancia de sus implacables verdugos, logró
una noche abrir los cerrojos de su prisión y, atravesando en silencio los
claustros del convento, llegó al coro alto, donde, rompiendo la verja que era
de madera, se lanzó al pavimento de la iglesia y, abriendo por dentro una de
las puertas que comunicaban con la plaza de San Francisco, salió a la calle,
encontrándola el alba oculta en uno de los ángulos del atrio de la catedral,
bajo cuyas bóvedas buscó asilo tan pronto se abrieron las puertas del templo.
Al
tener el cabildo conocimiento de este hecho se reunió inmediatamente y acordó
que su presidente accidental, el chantre don Luís Manrique, condujese a la
asilada, con la reserva propia del caso, al convento de San Ildefonso, recomendándola
al cuidado de la abadesa con expresa
prohibición de que la entregasen a ninguna autoridad, cualesquiera que fuesen
las órdenes que se quisieran utilizar. Indignado el comisario de la intrusión
en la causa de aquella corporación extraña, acudió en queja al Consejo de
Estado, pidiendo la inmediata entrega de la procesada. Entonces el presidente
del Consejo conde de Campomanes, en carta orden de 14 de agosto de 1784, mandó
que la reclusa volviese a su convento y se sujetara al fallo de sus jueces
regulares, disposición que la mayoría del cabildo se negó a obedecer por las
razones que expuso en un brillante informe el canónigo don Nicolás de Viera y
Clavijo, hermano del célebre historiador.
Ante
este atrevido acto de resistencia, el comisario dirigió al cabildo una carta
amenazadora que sólo consiguió irritar más los ánimos, de tal manera que,
temiendo aquella corporación que se apelase a la Audiencia para obtener la
orden de extradición, hizo saber a la abadesa que bajo pena de excomunión
mayor y de suspensión de empleo no permitiese quebrantar la clausura. Debe
observarse que en este asunto obraba el cabildo con autoridad episcopal, sede
vacante, y bajo tal concepto sostenía sus derechos.
El
Consejo de Estado, entretanto, pasaba el expediente al fiscal, quien evacuando
su informe en 7 de junio de 1785 decía lo siguiente: “El que informa sólo
encuentra por prueba de los atroces crímenes de la incontinencia y homicidio de
que se quiere culpar a la doña Antonia, unos testigos demasiadamente débiles y
unas declaraciones mujeriles poco consecuentes, confusas; repugnantes las más
de ellas y todas lejos de aquella verdad ingenua y sólida que se requiere y
necesita para formar un juicio seguro de la culpa o calumnia de los delitos
graves. Lo que sí resulta sin incertidumbre de dicha causa, es una multitud de
enredos, ilusiones, chismes, poca caridad hacia una religiosa en muchas de sus
hermanas, tanto, que parece que se complacen en las declaraciones, extendiéndose
algunas mas de lo que se les pregunta y olvidando su carácter.
Concluía este ilustrado y prudente funcionario pidiendo se dijese al
cabildo, como representante de la autoridad episcopal, que podría disponer de
la procesada como le pareciera conveniente, ya fuese dejándola en el convento
donde se hallaba depositada, ya trasladándola a otro, si el trato era conforme
a la piedad debida a su desgracia. Por último, respecto al fraile, solicitaba
fuese entregado a su prelado, encargándole a éste la caridad y misericordia
que es inseparable de todo acto judicial.
El
Consejo, sin embargo, a pesar de esta notable censura, en auto de 27 de
septiembre dispuso que el cabildo quedara despojado de la jurisdicción que
pretendía, resolviendo la competencia a favor del provincial y acordando al
mismo tiempo se impusiera una severa amonestación a los canónigos que habían
votado la suspensión del cumplimiento de la carta orden y desterrando por un año
a don Nicolás de Viera y Clavijo. El presbítero y el fraile, cómplices y
encubridores del delito, fueron entregados al señor obispo para ser castigados
con arreglo a las disposiciones del concilio tridentino.
La
conclusión de este ruidoso proceso fue que el
embajador en Roma, don José Nicolás de Azara, obtuviese de Su Santidad
un breve de indulto dirigido al obispo de la diócesis, para que "con su
circunspección y prudencia, por sí o por otra persona eclesiástica pueda
absolver por esta vez en ambos fueros a la suplicante de cualesquiera
sentencias, censuras y penas en que, de cualquier modo, haya incurrido... imponiéndole
a su arbitrio la conducente penitencia..." Diósele asimismo licencia a sor
Antonia para que entrase en otro convento y, si no lo encontraba de su orden,
que fuese absuelta de sus votos y secularizada, exhortándola a que en este
nuevo estado viviese dando ejemplo de virtud y recogimiento.
Véanse,
pues, las tristes consecuencias de encerrar a las jóvenes desde su niñez en un
convento y no consultar su voluntad al pronunciar votos tan solemnes. ¿Qué
actos de virtud podían esperarse de aquellas infelices víctimas, sacrificadas
al egoísmo de sus familias o al fanatismo de sus padres?” (A. Millares T.
1977).
1782
Noviembre 21. Fallece en
Su biografía está cogida con pinzas por lo escaso de sus datos y por obtenerse
sueltos de aquí y de allí hemos tenido que consultar diferentes fuentes y en
algunos casos presenciando la corrección de ellas como la que decía que era
ciudadano de Winiwuada (las Palmas). Sabido ya de que vio la luz en
Encontramos una copia del testamento de D. Patricio y supimos que se casó de
segundas nupcias con Isabel García de Abreu quien le sobrevivió tras ella
enviudar de D. Joseph de Brito del cual tuvo una hija y a su vez tenia tres
hijos legítimos de D. Patricio: Agustín (clérigo), Domingo y Narcisa García.
Otras obras suyas que se conocen son posteriores a la concepción de la Orotava
como la Iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar en Tamaránt (Gran
Canaria) como colaborador del arquitecto Don Antonio Eduardo. En esta obra Don
Patricio vuelve a hacer gala de su dominio de la profesión.
1783. En el Puerto de Mequínez
(Puerto de
1783.
Un grupo de 300 gomeros funda el segundo poblamiento de Luisiana, (Norte América)
dándole por algún tiempo el nombre de Benchijigua.
1783
Junio 8. Partida de bautismo por el
rito de la secta católica del criollo Manuel Massieu Tello, uno de los últimos
corsarios nacido en la isla Benahuare (La Palma).
“En
la Ygla. Parroql. del Salvador de esta Ciudad de Sta. Cruz de la Palma en ocho
de Junio de mil septs. ochenta y tres años Yo Dn. Christoval Martines Benefdo.
Rector de dha. Ygla., examinadr. signodal de este obispado y Comisario del Sto.
oficio de la Ynquisicion; baptize puse oleo y chrisma a un niño que nacio a
sinco de dho. Mes hijo lexmo. de Dn. Juan Franco. Massieu Fierro Cavallero del
Orden de S(a)nthiago y Mayor de la Plaza de esta Ysla y de Da Anna Tello Massieu
y Eslava vezs. de esta Ciudad; Abues. Paters. Dn. Felipe Massieu y Vandala
Coronel del Regimto. de Milicias de esta Ysla y Govemadr. Militar de ella por su
Magesd. y Da Maria Anna Fierro y Es- pinosa Naturales de esta Ciudad; Matemos
Dn. Alonzo Tello de Eslava Zespedes Gentil hombre de boca de su Magestd. y
Cavallero Maestrante de la Real Maestranza de Sevilla y Da Manuela Massieu y
Torres Natul. de dha. Ciudad a el qual niño puse por nombre Manuel Antonio
JosefMaria Juan Nepomuseno Ramon Bonifacio fue su Pa drino Dn. Manuel Fierro
Ayudante Mayor de esta Y sla a quien hise el exorto del Ritual y lo firme.
Christoval
Manuel Martínez y Mendes (rubricado).”
(Archivo
de la Parroquia de El Salvador de Santa Cruz de La Palma.
Libro
IXV de Bautismos, fol. 82 r. Mss). (En: Manuel A, de Paz Sanchez et al. 1983)
1783
Octubre 9. Según
el cronista oficial de
1784
Febrero. Se procede a la reparación
de la puerta de Triana, abierta en la muralla que desde la Torre de Santa Ana,
sirviendo como de baluarte, parte una muralla o cortina de piedra y barro de 737
varas de longitud hasta el pie del risco de San Francisco, con alto de
Dice
Hermosilla, «...á este muro o cerca se
le vé repellado por dentro y fuera, fué hecha cuando la Torre y se le
advierten varios desplomes, barrigas é indicios de su ninguna fortaleza...»
A
154 varas de la Torre de Santa Ana, existía una puerta que por corresponder al
barrio de Triana, tomó este nombre. Por el exterior estaba cubierta con un
tambor, que se reducía a una muralla de una vara de altura y sobre ella varias
estacas. Tenía un ras-trillo sobre la derecha que daba paso a la campaña. En
Febrero de 1784 se reparó esta puerta, que se había derribado a consecuencia
de estar estropeada la cantería. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
*
Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
http://elcanario.net/Benchomo/efemeridescanarias358.htm;
anterior:
cambiar
el número 358
por el 357.]
---»
Continuará