EFEMERIDES CANARIAS
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO
COLONIAL, DÉCADA 1771-1780
CAPÍTULO I-IX
Guayre Adarguma *
1779.
Destinó S.M. al Excmo. Sr. Marqués
de la Cañada, Teniente General de los Reales Ejércitos D. Joaquín José Ibáñez
Cuevas, para el mando Político y Militar de la colonia de Canarias y al
incorporarse llevó consigo varios oficiales de Infantería, Artillería e
Ingenieros; a su llegada a Santa Cruz de Tenerife, residencia entonces de estas
Autoridades coloniales, ordenó al Ingeniero Comandante de la provincia,
Ingeniero en Segundo D. Andrés Amat de Tortosa, destinase uno de sus
subalternos a la isla de Gran Canaria a fin de que atendiese a cuanto se
ofreciese en ella para su defensa, y éste en oficio de 5 de Octubre de 1779,
ordenó al Ingeniero Hermosilla, en quien concurrían las circunstancias de
inteligencia, conducta y pericia militar, pasase a Gran Canaria dándole las
siguientes instrucciones (Archivo de Acialcázar, Manuscrito de Hermosilla):
«1º.
Inmediatamente que arribe a la expresada Isla, se presentará a su Gobernador y
Coronel, Conde de la Vega Grande, para tomar sus órdenes y proceder con su
acuerdo y auxilio en cuanto conduzca a la mejor y mas beneficiosa defensa de la
Isla, caso de presentarse el enemigo.
2°.
Sin perdida de tiempo, en unión con el Oficial del Real Cuerpo de Artillería
que pasa también en su compañía, practicará un reconocimiento de todos los
Castillos, Torres, Baterías y demás Fortificaciones de la expresada Isla,
especificando en relacion circunstanciada, el estado en que se hallan, calidad
de cada una, puntos de defensa que cubren, fines de su utilidad que conduzcan
para su conserbacion, reparo, mejora o abandono de aquellas que no esten
oportunamente situadas; las que requiera sustituir para cubrir los desembarcos
en los parajes principales mas expuestos, bajo el concepto de que no deben ser
dispendiosas, estensibas en crecido número ni mas que lo que pide la situacion
y naturaleza de las Islas, y en que combienen los mas clasicos Autores, esto es,
establecer ciertos puestos o baterias respetables que no solo defiendan las
embarcaciones del tráfico y eviten de pronto un desembarco, si que tambien
necesiten quasi de un formal sitio o ataque al modo que bá quedando Paso-Alto,
contando con la defensa de los naturales, montuoso del Pais y dificultad para la
internacion del enemigo atrincherándose oportunamente.
3°.
En la expresada relación, explicará tambien la artilleria que exista en cada
puesto, la que puede contener; Avitaciones y Almacenes que tenga, y su capacidad
con la Tropa, Viveres y Municiones que necesite para su defensa, distinguiendose
los que pertenezcan al Rey, Cabildos o Particulares, y fondos destinados segun
las noticias que se le remitirá.
4°.
Expresará asimismo los Quarteles donde exista tropa y Partidas, Pueblos en que
se hallen, capacidad y estado de cada uno, si son o no del Rey, y los alquileres
que se pagan. Que número de Atalayas, y el método establecido para dar los
avisos de Armamento o embarcaciones sospechosas, indicando los puestos y parajes
donde se hallen situadas y el número y nombres de los Puertos y Caletas capaces
de desembarco.
5°.
Respecto a que a fines del proximo pasado año y principios del actual, se
probidenciaron algunos reparos indispensables para una regular defensa en
distintos de los Castillos de la expresada Isla, él enterará de esto al
Teniente Coronel D. Pedro Makintos, Sargento Mayor Comisionado por mi para aquel
fin, y faltando los del Castillo de San Francisco del Risco, pondrá mano a lo
que se le prebendrá como forzoso bajo las formalidades de ordenanza.
6°.
Levantará el Plan de la Torre de Gando y por faltar en esta Direccion, cortando
los perfiles en cruz que corresponde, a mas de la vista para benir en perfecto
conocimiento de su consistencia, y así mismo rectificará el que se le entrega
de la Batería de San Fernando, colocandole lo que le falte con una extensa
explicación.
7°.
Se le pasa el plano en grande de la porción de la isla que comprende las
Isletas, Puerto principal y demás terrenos que hace frente a la Ciudad hasta la
Torre de S. Pedro para que se rectifique lo que tenga por conbeniente, como
asimismo el del Puerto de Gando.
8°.
Concluida la mencionada relacion, Planos y cálculos del costo á que ascienda
cada cosa, lo pasará todo á mis manos para que con mi dictamen, el Excmo. Señor
Comandante General providencia lo que sea de su agrado
Santa
Cruz de Tenerife 5 de Octubre de I779
Dn
Andres Amat de Tortosa
En
cumplimiento de la comisión conferida, redactó Hermosilla un voluminoso
informe, y en el prólogo hace constar que dedicó mucho tiempo a estudiar esta
isla, así como los distintos pareceres que sobre su fortificación expusieron
Leonardo Turriano Ingeniero Maior del Reyno de Portugal; Tiburcio Spanochi,
Comendador e Ingeniero Maior de S.M. y el Capitán de Ingenieros Próspero
Casola, «... que vino á Canarias en I587
donde se avecindó, fue regidor perpetuo y murio».
«...De
estos tres facultativos, si bien acordes en que es útil al Soverano su
conserbación, el último se explica con vehemencia, citando los exemplares que
él ha presenciado y haciendo Ber la necesidad de tener Fortificadas las
principales islas que por su situacion en la llabe de las Américas, motiba que
las codicien intensamente los extrangeros que anhelan un establecimiento en
ellas.
Prueba
de ello son las barias imbasiones que han padecido y con particularidad las dos
grandes que sufrió Gran Canaria. La una el dia 6 de Octubre del año I595, por
28 nabios Ingleses con 4.000 hombres de Desembarco al mando del Célebre
Comandante Francisco Drake, valeroso caudillo que bió frustrada su tentatiba
con bastantes pérdidas de sus tropas y excarmiento de su balor. -
La
otra en el año 1599 porque haviendose hecho poderosos por el Mar los Olandeses
y fundando su patrimonio en el Comercio, pensaron imbadir estas Islas, por haber
asestado sus Tiros á las Indias Orientales ó Occidentales, de que las beian
Llaves presentandose al frente de la Ciudad y Puerto de las Isletas de Gran
Canaria el dia 26 de junio con una f1ota de 73 embarcaciones de Guerra y
Transporte al mando del Almirante Van-der-Does con 9.000 hombres de Desembarco
quien á pesar de su numeroso Ejercito y Armada, paso por el desastre de perder
tiempo. Gente, Armas y reputacion pues no tuvieron mejor suerte que los
ingleses.- Estas desgraciadas expediciones, que se han bisto repetir; persuadirán
á Algunos que se ha desistido y olbidado tal pensamiento, pero Yo le juzgo
siempre bibo en los Yngleses, cuando me acuerdo que en la penúltima guerra con
la Gran Bretaña el año 62, bolbió á parecer en Londres reimpreso el Papel
que suscribió en 1748 el Gran Político Guillem¡o Pit ( despues Conde de
Chatan) donde animaba con fuertes razones á sus paisanos que cambiasen por una
de las Canarias, su armada é importante pocesion de Gibraltar; pintándoles lo
fructuoso que les seria tener en la escala para las quatro partes del mundo, y
en un Reino á la vista de Africa. Puertos los más cercanos á las Indias
Oxidentales, fuera de los peligros de los mares del Norte, Canales y vientos
variables, y cuia altura es el paso de todos los Navios que nabegan á ellas o
á las Costas de Guinea.
Este
inglés que conocía bien cada una de las Islas Canarias, no perdía ocasion de
inspirar á sus compatriotas deseos de adquirir alguna: Sabía que un ramo de
comercio puesto en ellas y fomentados los de Industria que se abriesen, añadirian
á la situacion un
valor
y lucro más que regular para su Nacion; lo qual igualmente
cierto y patente á las demás Naciones Comerciales contribuirá á que
no se deje en el descubierto que oy se halla esta Ysla, que si no la mayor:, de
dos regulares puertos y de la consideracion que se berá por la serie de esta
relacion...»
Continúa
describiendo la Isla, mencionando sus montes, árboles, pesca, agricultura, y
producción; en la página 20 dice refiriéndose a la misma: «...con
fáciles playas para surgir y dos Puertos que despues de los de las islas de
Lanzarote y la Gomera, otra alguna
los tiene iguales ni tan buenos, con la proporcion de que el Arte puede hacerlos
mejores...» En la página 21 agrega que el número de habitantes de la Isla
era de 44.314.
En
las páginas 24 y siguientes se lee que desde 1768 ó 69 al 82, la guarnición
de la Isla consistió en una compañía fija de Infantería de 100 hombres con
un Capitán, un Teniente y un Subteniente.
Después
del 82 se redujo, y desde que se hizo la paz quedó un subalterno, dos
sargentos, un tambor, cinco cabos, cincuenta y un soldados de Infantería y un
artillero de sueldo para la guarnición diaria de once puestos fortalezas o
baterías distribuidas en esta forma: Castillo de la Luz con 9 cañones de a 24,
1 sargento, 1 cabo y 4 soldados; Batería de S. Fernando abierta por la espalda
y en un desamparo, tiene 6 cañones de a 24 y 2 soldados de Infantería. Al
Norte y espaldas de La Luz y de la Batería de S. Fernando, a media legua de
ellos y legua y media de la ciudad está el Fuerte o Batería del Buen-Ayre con
3 cañones de a 18 para defender el fondeadero del Confital, guarnecido con 2
soldados de Infantería. Al venir hacia la Ciudad en el lugar llamado La Caleta
cerca de una playa de más de 6.000 varas de largo está el Reducto o Castillo
de Santa Catalina con 2 soldados de Infantería
para guardar 3 cañones de a 24. Para estos cuatro puestos guarnecidos
con 18 cañones de a 24 y 3 de al 8, se disponen de 9 hombres de Infantería y 1
artillero. Torre de Gando con tres Cañones de al 2, guardado por un soldado de
Infantería y otro de Artillería. El resto de la tropa guarnece los Castillos
de San Francisco del Risco, Santa Ana y Reducto de Santa Isabel.
En
la página 40 comienza la Descripción Topográfica Política, Militar de la
Isla de Gran Canaria estando dedicado el Capítulo II a Como se adquirió el
nombre de grande, su situación, frutos, terrenos, poblaciones y número de
havitantes. El Capítulo II, que comienza en la página
con
la que termina la primera parte.
La
segunda da comienzo en la página 121 y su Capítulo V se dedica a Noticia de
las Fortificaciones de la Ysla: tiempo en que se construyeron: estado en que hoy
se hallan y como estan municionadas y guarnecidas. Tiene la ciudad el Castillo
del Rey en el Monte o Risco de San Francisco con dos plataformas que dominan a
la misma y guardan su espalda por el Oeste; al Norte la cierra una muralla que
parte de una de estas Plataformas y corre hacia el mar en la que están
colocados el Castillo de Mata al pie del risco; Reducto de San Felipe al medio
de la muralla defendiendo la puerta de Triana, y Castillo de Santa Ana en la
orilla del mar donde llamaban el Charco de los Abades; por el Sur también tiene
otra muralla, en que a su extremo en la orilla del mar está el Reducto de Santa
ysabel, terminando en el opuesto en la altura de San Juan o Monte de Santo
Domingo. Extramuros de la ciudad por el Norte y para defensa del Puerto de la
Luz que dista una legua larga, se halla el Castillo de este nombre, la Batería
de San Fernando y el Reducto de Santa Catalina, todos mirando hacia el Este, y
el reductq o batería del Confital llamado del Buen Ayre, mirando hacia el
Oeste.
Próximo
al Castillo de Santa Catalina se halla el Reducto de San Felipe; por el Sur
atinas 2.700 varas el Reducto o Torre de San Pedro Mártir (San Cristóbal); a
cuatro leguas la Torre de Gando para defender el célebre puerto de mismo
nombre, ya seis leguas la Casa Fuerte del Romeral para resguardar la gran playa
de las salinas.
Las
fortificaciones de la isla comenzaron, como se ha dicho, en tiempo de la
conquista y pertenece a sus propios la conservación y manutención de las
Tropas de Santa Ana, Castillo de la Luz y Torre de San Pedro, por lo cual no
tienen Pechos, Alcábalas, Contribuciones, ni usan Papel sellado. (En: José María
Pinto y de la Rosa. 1996)
1779. Recaló por el puerto de Santa Cruz un navío inglés, éste venía
maltrecho y falto de víveres y agua, por el hecho de ser inglés, se le
negó el auxilio que demandaban siendo expulsado a cañonazos, siendo evidente
que, en esta ocasión se olvidaron las formulas cortesanas a que tan apegados
eran en la época. El buque arrumbó hacía Garachico donde recibieron similar
tratamiento porte parte de las autoridades de aquel puerto, ante tal situación,
y vencidos por el hambre, la sed y las enfermedades, decidieron retornar a Santa
Cruz donde se entregaron, siendo encarcelados en el castillo - prisión de Paso
Alto.
1779. El Cabildo colonial de Tenerife, decidió armar por su cuenta una
balandra guardacostas que confió al mando de José Armiaga, (este sujeto sería
nombrado Coronel del Regimiento de Infantería de Canarias en 1805), durante sus
correrías tuvo un enfrentamiento con un corsario inglés, a quien logró
derrotar y echar a pique.
Las
frecuentes guerras entre españoles, ingleses, franceses y holandeses,
por la explotación de la posesión de las colonias africanas y americanas,
causaban frecuentes desasosiego en esta colonia, pues tan pronto unos eran
enemigos de la metrópolis como en unos meses eran amigos. Esta situación que
podríamos considerar de continua incertidumbre en las islas, perjudicaba el
poco comercio de exportación que a éstas se les permitía por parte del
gobierno español, pues por una parte el principal
o quizás único cliente europeo de cierta importancia era Inglaterra por
otra, el modesto comercio que se mantenía con
América, era perturbado por los corsarios de los países contendientes.
1779.
El sistema defensivo del departamento marítimo de Guía en Tamaránt (Gran
Canaria) quedó bajo el control del
Regimiento de Guía organizado, según Hermosilla, hacia 1779, en 10 compañías
de milicias distribuidas en cada uno de los pueblos de la jurisdicción, con un
total de 870 hombres. Además se ejercía un sistema de vigilancia costero, al
que estaba obligado a participar la población en turnos, sobre todo en las
guerras con Inglaterra y Francia (1742-1743, 1761-1763, 1779-1783, 1793-1795,
1796-1800...). A tal efecto, desde la montaña de La Atalaya (Guía-Gáldar,
fig. 2) se controlaba por el naciente la costa de Lairaga hasta el Vigía de La
Isleta y por el poniente la panorámica que llegaba hasta el puesto de observación
de la Degollada de Las Conchas sobre la punta de La Aldea. Aquí el campo visual
se extendía más al Sur con sucesivas atalayillas situadas desde los
riscos de Amurgar hasta Veneguera y Mogán, alertando de cualquier incidente a
través de señales por hogueras. Otra atalaya muy estratégica, posiblemente
utilizada desde la época guanche es la situada en la degollada de Tirma, con
amplia panorámica hacia el Norte y Sur. De ello nos habla con precisión, en
1779, Miguel Hermosilla: (...) Están dispuestas y vistas unas de otras de tal
suerte que al instante de hecha la señal por cualquiera de las atalayas
inmediatas al mar toda la isla esta noticiosa de ello y se pone en armas.
1779
Julio 5. El criollo
Fernando de Llarena y Franchy, el único seglar de los doceañistas
canarios y el más joven de ellos, nació en La Laguna. Ingresó en el cuerpo de
funcionarios del Crédito Público y fue intendente honorario de la colonia. En
Cádiz fue oficial de la Contaduría General, siendo su jefe y luego amigo don
Agustín de Arguelles «el divino».
Era
ahijado del marqués de Villanueva del Prado.
En
junio de 1811 resultó elegido diputado a Cortes por La Palma representación
extensiva a Tenerife. Autor de una Estadística sobre las islas canarias, a una de sus proposiciones
presentadas el 22 de noviembre de 1811 se debe el que las Cortes declarasen al
Puerto de
Terminadas
las Cortes extraordinarias. fue contador del Crédito Público en Canarias.
cargo para el que fue nombrado el 1° de octubre de 1814 por la Junta del mismo.
Casó en La Palma en 1815, con doña Manuela Massieu y Tello. En 1822 fue
acusado de conspirar para conseguir la independencia de las islas y el trastorno
del sistema constitucional; pero resultó absuelto por la Audiencia y condenado
el juez en costas daños y perjuicios a quien además se le suspendió la vara
de La Orotava. En julio de 1834 fue miembro de la Junta de dicha villa que eligió
los procuradores a Cortes del Estatuto Real.
Llarena
era, indudablemente, un liberal; pero aunque de ideas más amplias que Key no
quedó bien definido, votando unas veces con los absolutistas y otras con los
liberales.
Don
Fernando sólo sobrevivió a su esposa unos días falleciendo el 26 de febrero
de 1861 en su casa de la calle de la Carrera de La Laguna. a los ochenta y dos años
de edad. Fue pues el más longevo de los criollos doceañistas canarios. (Marcos
Guimerá Peráza en: A.Millares. 1977,
T. 4 :301)
1779
Julio 25. Es indudable que
el siglo XVIII fue pródigo en sucesos que han dejado profundas huellas en la
memoria de los canarios. En Chinecht (Tenerife), uno de los hechos que más
profundamente pervive en la memoria popular es sin duda alguna el ataque
perpetrado por una escuadra inglesa al mando del entonces vicealmirante Sir
Horacio Nelson. El tema ha sido ampliamente tratado en la historiografía local
en gran número de libros y artículos de prensa por diversos y cualificados
autores, aunque con diversa suerte en cuanto a los planteamientos y desarrollo
de los hechos acaecidos.
Es
un hecho notorio el que la historia suele escribirla los vencedores –en
Canarias tenemos muchos ejemplos de ello -, pero sí además es escrita por
participantes directos en los hechos narrados y además, los sucesos se narran
con el objeto de ensalzar los supuestos méritos de los que escriben con animo
de recabar recompensas y prebendas personales, nos encontraríamos - cuando
menos – ante una exposición interesada o tervirgesada de los mismos.
Esta situación se da en la narración que de la invasión de la plaza de Añazu
(Santa Cruz) nos han llegado escritas por algunos participantes del drama, como
son los casos del Teniente General D. Antonio Miguel Gutiérrez, el Coronel D.
José Monteverde y el teniente de Artilleros de milicias D. Francisco Grandi,
estos personajes miembros de la oligarquía dominante en Chinet (Tenerife) en
lugar de centrar sus escritos en la narración sucinta y verídica de los
hechos, degeneran en un vocerío de plañideras en demanda de las migajas que de
la mesa real puedan caer en recompensa de los servicios prestados a la corona
española. Como es usual sobreponiendo en ocasiones sus interese personales, a
los verdaderos del país, tal como se desprende del contenido de las súplicas
elevadas a la corona por estos personajes, y de testimonios posteriores.
En cuanto a la figura del Teniente General Gutiérrez, creemos que ha sido
debidamente descrita por quienes le trataron personalmente - sus contemporáneos
-, quienes tuvieron oportunidad de conocer de cerca el carácter y modo de
actuar de este sujeto, unos dejaron sus impresiones escritas, otros dieron
testimonio de los momentos vividos durante el asalto de los ingleses. No deja de
ser significativo el que dos siglos después de los hechos, algunos autores con
determinada filiación profesional, se empeñen en crear de la figura del
General Gutiérrez, un héroe “pre a porter” del ejército español, ejército
que por otra parte era prácticamente inexistente en las islas como hemos
apuntado en otro lugar. Creemos que el mencionado general se limitó a cumplir
con las obligaciones de su empleo, dentro de los límites que le imponía su
delicado estado de salud y de las limitaciones propias debidas a su avanzada
edad, apoyado como es natural en la mayor energía y juventud de sus
subalternos, como tendremos ocasión de ver durante el desarrollo de este
trabajo.
Si
la tendencia de los vencedores es la de magnificar los hechos, y las personas
que en ellos han intervenido, en contra partida, los vencidos tienden a
minimizarlos, achacando la no- consecución de sus fines, a causas externas
tales como el mal tiempo o la buena suerte del contrario, y casi siempre como
castigo de Dios, tratando de salvar así la propia responsabilidad, por las
decisiones mal tomadas por la propia ineficacia de los individuos responsables.
Por
otra parte tienen mucho que ver con la lectura de los hechos narrados, el
tratamiento que a los mismos van dando los autores que sucesivamente se van
ocupando del tema, unos se dejan guiar por un romanticismo caduco, otros por
determinados intereses localistas, y los más, siguiendo directrices emanadas de
determinados sectores dominantes, todo ello conlleva el que, con el transcurso
del tiempo, los hechos nos lleguen viciados, y con una gran carga oculta de
determinados mensajes subliminales emitidos por el colonialismo.
En el caso que nos ocupa, la invasión de la plaza de Añazu (Santa Cruz) por la
escuadra inglesa, al mando del contralmirante Nelson se nos muestran los
factores que más arriba hemos expuesto. Determinados autores se esfuerzan en
presentarnos los hechos como la victoria de un ejército español, sobre una
escuadra inglesa, sin tener en cuenta que tal ejercito no existía, por lo menos
tal como hoy lo entendemos, y “olvidando” que las verdaderas tropas
defensoras, estaban compuestas por las milicias canarias, tropas éstas
compuestas de campesinos, marineros y pescadores, braseros, artesanos y modestos
empleados, quienes además aportaban las escasas armas de que disponían a su
costa, dándose el caso de que los contingentes más numerosos los aportaban los
rozadores, campesinos armados solamente de un palo con una rozadera fijada en
uno de sus extremos (herramienta que se emplea para cortar zarzas y otras
hierbas), con las cuales tenían que hacer frente a fusiles, pistolas, sables,
adargas e incluso a los cañones. Éstas fuerzas, apenas mencionadas por algunos
cronistas y de manera muy superficial (cuando lo hacen), pasando de puntillas
sobre el tema, sin valorar debidamente que eran el verdadero ejército que
defendía las islas de las invasiones de los enemigos de los reinos de las Españas.
1779
Septiembre 4. Ymbentario del cuerpo de
Guardia de la nueba Batería provisional nombrada Sn Antonio últimamente
construida entre los fuertes de Sta Ana y Sta Catalina en esta Y sla, a saver:
Puerta
pral: de dos ojas, con cerraduras, llabe y quicialeras de puyón y Taramela
correspondiente.
Una
ventana de una oia con su quicialera completa y pasador Tablado de firme para la
tropa con su marca y cabecera de madera Tres canes de dha. embutidos en la pared
para colocar los atacadores, lanador; etc.
Otra
puerta de una oia con tres visagras, cerradura y llave correspondiente para el
repuesto de Pólbora.
Todo
lo dho. es nuebo y tiene su cosinita pero sin Puerta.
Don
Ramón de la Rocha, Tte. de Infanea é Ingeniero Extraordinario de los Reales
Exercitos, Plazas y Fronteras.
CERTIFICO:
haver hecho entrega de este Cuerpo de Guardia al Tte de Infanea y Ayudte Maior
de esta Plaza Don Frano Aguilar que exercía ynterinamte las funcions de
Sargento Maior y para que conste firmo el presente en la Ciudad de Las Palmas de
Canaria á quatro de septiembre de mil setecientos noventa y siete. (En: José
María Pinto y de la Rosa. 1996).
1780.
Nace el guanche don Pedro Pérez Elías.
Nació
en Agache, "Pago de San José"
(El Escobonal) del Lugar de Güímar en 1780, siendo bautizado por el rito católico
en la iglesia de San Pedro Apóstol. En 1806 contrajo matrimonio en la iglesia
de San Joaquín de Fasnia con doña Antonia Gregoria González Jorge, hija de
don Antonio Jorge González y de doña María Estévez, naturales y vecinos de
este lugar en el "Pago de la Sarza"; celebró la ceremonia el Rdo.
Padre Fray Roberto González, de la Orden de Predicadores y "conventual del
Lugar de Guimar", a quien confirió licencia e.l cura interino don Juan de
Castro y Baute; y actuaron como testigos don José Antonio González, doña Ana
María Díaz y don Luís Díaz Marrero, todos guanches y vecinos de dicho lugar.
La pareja se estableció en La Zarza, donde transcurrió el resto de la vida de
don Pedro y donde nacieron sus cinco hijos: don Juan, don Esteban, doña María,
doña Ana María y don Fernándo Pérez González. Desde entonces nuestro
biografiado desempeñó varios cargos de responsabilidad en el Ayuntamiento de
Fasnia. Fue regidor en 1811 y 1813; alcalde en 1815, 1818, 1824-1825 y 1838;
elector de la capital en 1817 y elector parroquial en 1820; procurador síndico
en 1823 y 1836; y escrutador en elecciones en 1838. En 1836 fue nombrado
mayordomo de fábrica de la parroquia de San Joaquín, pero su nombramiento fue
anulado en.1837, al reconocerse que "no tuvo efecto ni validación".
También figuró frecuentemente como testigo en la otorgación de testamentos en
la parroquia de San Joaquín. Falleció en su domicilio de la "Aldea de la
Sarza", su pueblo adoptivo, en
1780.
Arucas, Tamaránt (G. Canaria). Se ignora el motivo que dio lugar al
amotinamiento. Posiblemente un asunto de tierras o aguas.
1780.
Gáldar, Tamaránt (G. Canaria). Los campesinos se niegan a pagar los censos
impuestos sobre el agua de barranco Hondo.
1780
Abril. Presupuesto para la restauración
del Reducto o Fuerte de San Felipe en Las Palmas de Gran Canaria.
Reducto
ó Fuerte de Sn Felipe, situado en la punta de la colina de Sta catalina que
domina la legua de arena en el paso desde el Puerto á esta plaza y Ciudad de
las Palmas, a saver:
En
este reduto solo existe la pared qe forma la magistral y es señalada en linea
de carmin en el Plano, y la qe se halla rasa con el piso de su terraplen en
siendo su construccion de buena piedra y barro, rajonadas y ripiadas todas sus
juntas de buena mezcla de cal, pero oy pr el transcurso del tiempo, han
desmoronado sus ángulos b y las porciones de murallas y para edificazn de lo
qual en la forma qe se señala en el adjunto plano y dejada conforme lo antiguo
con la diferencia de efectuar los ámgulos con mezcla de cal y mampostería, el
gasto, lo siguiente:
Para
reedificar esquinas y la porción de pared gruesa
en su pié de
Para
la construzn de parapetos en la forma y porción qe ocupa el Plano y qe oy está
la maior parte rasa, hay qe construir 408 brazas de muralla qe en la mesma forma
y precio ymportarán 6.72.0
Para
la construzn del Quartel y AlmazS deverán construirse 740 brazas de muralla de
Para
cerrar el reducto pr la espalda como se señala en el plano y evitar esté
descubierto de la altura qe á la distancia del alcance del fusil se halla, y de
donde sin ella se regis- trará todo el Plan de la Bata se hace forzoso la
construzn de 250 brazas de muralla de 4 112. varas de alto 314 de grueso qe
aspillerada y construida como las antecedentes y sentada á razón de 75 rrs de
vn ymportarán 3.
Para
668 baras quadradas de explanadas y de losas de cana de una cuarta de grueso,
sentadas con mezcla y en solo las necesarias en cada cañón, en la forma x del
plan, pagando la bara quadrada de losas desvastadas, conducción y sentada á
razón de 73 rrs de von, ymportarán 8.684
En
reparar con malpais y cal entre vigueta del techo y cobertizo del Cuerpo de
Guardia y almacén, pa no emplear tablas y pontonage, según se practica en el
Pais, se considera na cal y conducción del malpais, a cantidad de 850
Para
la puerta principal del reduto qe será de
Para
tres puertas ordinarias y cinco ventanas pa el Cuerpo de Guardia y Almacén sin
otros herrages qe las cerraduras y todas de madera de tea, regúlase su costo en
7.050
Para
la tarima con su cavezal en la forma qe se vé en el Plano como también el
aforro del piso y paredes asta la altura de
costo
siendo la madera qe se emplea de tea en 7.723
Por
724 jubrones de tea de 7 varas de largo y de 6 á
Para
dejar arreglado el piso interior con los desagües correspondientes se regulan
bastantes 700 32.362. Ciudad de Las Palmas de Canaria Abril de 1780
Miguel
Hermosilla.- Rubricado. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996).
1780
Junio 1. Se manifiesta otra epidemia
importante, esta vez de viruela, que afectó a Chinet (Tenerife) y que llega en
agosto a Winiwuada (Las Palmas). Causó estragos en la población de la colonia
y fue particularmente grave en los párvulos. Se repite este brote de viruelas
en 1799.
Por
lo que respecta a la mortalidad de la infancia es en todos los momentos bastante
ele vada, como corresponde a este modelo demográfico precapitalista. Se sabe
que la mortalidad de los párvulos supone más del 50% del total de óbitos, lo
cual puede corresponder a una tasa de mortalidad infantil por encima de 200 por
mil. La esperanza de vida al nacimiento no podía alcanzar los 30 años.
1780
Junio 8. En el archivo de Acialcázar,
existe un manuscrito firmado con las iniciales M.H.V: (Miguel Hermosilla
Vizcarrondo) de 116 carillas titulado Plan de defensa de la Ysla de Canaria por
D. Miguel Hermosilla que por lo visto es una primera idea del trabajo más
completo que hemos citado antes.
1771
diciembre. El pleito de los Regidores
perpetuos es un hecho histórico ocurrido en la isla de La Palma,
Canarias, entre febrero de 1768 y diciembre de 1771, por el cual el gobierno
municipal de su capital, Santa Cruz de La Palma, fue el primer ayuntamiento en
ser elegido por sufragio popular (1773)1
frente al sistema oligárquico de los regidores perpetuos que habían gobernado
hasta ese momento.
El origen del pleito
fue el real auto promulgado en 1766 por el rey Carlos III en la metrópoli, por
el cual los vecinos de los ayuntamientos que superasen los dos mil vecinos podían
desempeñar temporalmente dos cargos, conocidos por Diputados del Común y Síndico
Personero del Común. Estos cargos, sin derecho a voto, tenían como función la
defensa de los vecinos y la vigilancia de la buena administración.
La causa fue promovida
por el comerciante Dionisio O´Daly,
elegido síndico personero en 1767 y revocado, por el Consejo Capitular de los
citados Regidores, al ser extranjero de nacimiento, y por el abogado de la misma
isla, Anselmo Pérez de Brito,
que llevó adelante el proceso, al presentarlo en el Consejo de Castilla (1768)
donde acusaban a los regidores de malversación de caudales públicos y otros
desmanes. El 3 de diciembre 1771, el Real Consejo acordó que se "aboliera
el gobierno de los Regidores perpetuos, destituyéndolos, y disponer que en lo
sucesivo fuera elegidos con carácter bienal, por sufragio".
Fue el 2 de enero de
1773 cuando los regidores cesaron de sus cargos. "El día anterior, se
reunieron los vecinos para designar los 24 electores que habían de elegir a los
regidores bienales" (un propietario, un administrador de Aduanas, un médico,
un abogado y un comerciante para Síndico Personero). "Los depuestos
regidores vitalicios y sus descendientes siguieron luchando por el apego de sus
anteriores cargos pero ninguno pudo volver a obtener título alguno de regidor
perpetuo".
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Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
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Continuará