EFEMERIDES
CANARIAS
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO
COLONIAL, DÉCADA 1771-1780
CAPÍTULO
I-VI
Guayre Adarguma *
1776
Febrero 8. Numerosos y graves son los procesos, que en esta centuria se siguieron
contra personas de ambos sexos, pertenecientes al estado religioso católico.
En
la imposibilidad de reseñarlos detenidamente, por no permitirlo la naturaleza
de las causas que se les imputaba, y el cinismo de las denuncias y
testificaciones, que aparecen en algunas sumarias, vamos á extractar con
cuidado, aquello que nos permite el pudor del lenguaje, la dignidad de nuestros
lectores, y nuestra propia dignidad.
Daremos
principio por la causa contra Sor Juana de San Bernardo Matos, religiosa profesa
en el Monasterio de Santa Clara de Las Palmas, que es una de las más notables,
que pueden encontrarse en los anales de la en Inquisición española en Canaria.
Oigamos
la denuncia espontánea, que ella hace al Santo Oficio á los 43 años de su
edad. Cuenta, que a los tres años vino de Indias, con dos de sus hermanas, en
compañía de su tío, Fr. Ignacio Matos, del orden de Predicadores, quien, por
verse libre de este cuidado, las encerró enseguida en el convento de San
Idelfonso de Las Palmas. Allí creció y se educó, sin conocer del mundo más
que las paredes del claustro.
Es
de suponer, que esta infeliz poseía una imaginación ardiente y exaltada, en
oposición con las cualidades que exige la Religión Católica para vivir en un
convento consagrada á Dios; porque, desde los trece años, dice ella misma, que
desesperada al ver, que todos sus esfuerzos eran inútiles para que la sacasen
de allí, pues ni los memoriales que dirigía al Sr. Obispo, ni las cartas que
enviaba al Provisor Linzaga, ni sus peticiones verbales obtenían contestación,
invocó fervorosamente al Demonio quien, dócil a su voz, y contento de llevarse
al infierno el alma de una aprendiz de monja, le exigió, como perito en estas
materias, y temiendo algún engaño, una cédula, escrita con su sangre, y
firmada de su puño.
La
joven, comprendiendo sin duda que la desconfianza del Diablo era muy natural
especialmente, tratándose de una monja, no vaciló en darle la cédula que
deseaba, la cual aparece original en el proceso, escrita al parecer con sangre,
y de su letra, de cuyo contenido no queremos privar á nuestros lectores, porque
no es fácil que encuentren otro modelo, si algún día se les antoja entrar en
relaciones con aquel infernal personaje.
Dice,
copiada literalmente, así:
“Hago
entrega voluntaria á Lucifer y todos sus caudillos, de mi alma y de mi cuerpo,
sin que ésta mi libre y espontánea voluntad, pueda contradecirse en lo que
prometo; y de serle fiel esposa, viviendo subyugada á obedecerle en
todo; dándole adoraciones, y así en lo cuanto él me mandare; renegando de
todo lo de cristiana, del credo, artículos, y los siete sacramentos, y todo lo
que manda la Iglesia que crea, todo lo niego de todo mi corazón del carácter
con que me hicieron hija adoptiva de Dios, lo anulo y me separo dél, y con todo
mi gusto. Mas quiero ir al infierno. que no á la Gloria, que me garló con su
sangre el Crucificado; y su misma sangre que por mí derramó, me sirva de mayor
condenación, estando para toda la Eternidad en compañía de todos los Diablos,
onde le-esté maldiciendo eternamente, en fuerza desta escritura que hago y
firmo de mi mano; digo, que ni yo misma la pueda deshacer; y para que más
fuerza tenga la hecho con mi sangre, rompiendo la vena del corazón, y la
derramo toda por esta verdad, y la firmo con todas veras.-J uana de San Bernardo
Matos.”
El
Diablo, reconocido á tantas finezas, se creyó en la obligación de regalarle
como arras un anillo, que tenia una piedra, con un negrillo gravado en ella, y
cuyo maravilloso poder, dejaba muy atrás al del mágico Giges.
Después
del diabólico pacto salió del Convento, y pasó dos años en casa de una María
Almeda, donde parece que vivió en completa libertad; pero, abandonada de sus
parientes, y sin recursos para sostenerse, volvió á acordarse de la vida
comunista de los conventos, y solicitó entrar en el de Santa Clara de Las
Palmas, de acuerdo, suponemos, con su infernal protector, que seguía siempre
aconsejándole y aquí entra lo escabroso del asunto.
Ella
cuenta, que ya en el convento, é inspirada por el Demonio y el negrillo
familiar, que no sabemos como se hicieron para penetrar en aquella tierra
sagrada, se salía de noche del claustro, y paseaba las calles de la Ciudad, con
determinadas personas que nombra. Unas veces, dice, le quitaba los pasadores al
torno del locutorio, que estaba en frente de San Justo y corría los cerrojos de
la puerta claustral; otras levantaba una piedra, que estaba sobre una reja
mirando hacía se salía á la plaza de San Francisco. En uno de estos paseos
nocturnos la acompañaba su primo D. Francisco Baptista de Ma-tos, paje del
Obispo Moran, y los detuvo la ronda del Corregidor Cavada, sin conocerlos.
Son
innumerables los actos sacrílegos y blasfemos que cuenta, cometidos por ella á
instigación del Demonio, y no acertamos á comprender, como las santas imágenes
sufrieron con paciencia tamaños ultrajes, que ni aun hoy nos atrevemos á
referir, por no ofender la piedad de nuestros lectores.
En
cuanto á acciones torpes y deshonestas, es tan numeroso el catálogo, y tan
asquerosos é imposibles los pormenores, que nos parece estar oyendo una leyenda
de Sodoma y Gomorra.
Entretenía
sus ocios esta buena. señora, en glosar los salmos, que en las horas canónicas
reza la Iglesia, traduciéndolos libremente del latín; pero en esas
traducciones, son tan enormes las blasfemias, y hay tal abundancia de frases impúdicas,
que tampoco nos atrevemos á ofrecer una muestra, como quisiéramos.
El
Sr. Canónigo D. José Massieu, respetable eclesiástico de reconocida ciencia y
virtudes, fue el encargado de copiar, de orden de la Inquisición, la traducción
de esos salmos, dictados por ella misma; y existen en el proceso cincuenta y una
fojas, de letra compacta, con el testo latino y la versión castellana, que
contienen lo que se atrevió á copiar el dicho Canónigo, hasta que, cansado de
escribir tantas torpezas, interrumpió la tarea, y soltó, como él dice, la
pluma después de muchos días de tan asqueroso trabajo.
A
los 43 años, y abandonada tal vez del Demonio, que parece no es muy aficionado
á tentar viejas, hizo espontánea delación de sus crímenes y sacrilegios,
ante el Inquisidor D. Alfonso Molina y Santaella, en 8 de Febrero de 1776.
La
causa se siguió sigilosamente, y la monja fue al fin condenada á abjurar de
sus errores, y hacer ciertas penitencias. El acto de la abjuracion, se verificó
con toda reserva el 31 de Marzo de 1776, á las dos de la tarde, en el Locutorio
principal de Santa Clara; ante el mismo D. José Massieu, confesor de la
arrepentida, que podía estar justamente orgulloso de haber vencido al Príncipe
de las tinieblas. (Agustín Millares Torres;1981)
1776 Abril 17. Ingleses y españoles,
sé enzarzan una vez más, en otra guerra, como consecuencia de la misma, los
corsarios ingleses hacen una vez más de las aguas canarias, su campo de
operaciones favorito, en la noche del 17 al 18 de Abril de 1797, dos fragatas
inglesas destacadas de la armada del almirante Sir John Jervis que mantenía el
cerco de Cádiz, se desplazaron hasta el puerto de Añazu n Chinech
(Santa Cruz de Tenerife) y, perpetraron un audaz golpe de mano, amparándose
en la nocturnidad y en la deficiente vigilancia mantenida tanto en los castillos
de la plaza como en los navíos.
Precisamente
esa noche, parte de los tripulantes de la fragata Príncipe Fernando habían
decidido pernoctar en tierra quizás con ánimo de degustar los sabrosos caldos
de malvasías y aguardientes isleños, que se expendían en las tabernas de la
plaza.
El capitán
de la fragata Terpsichore, Richard
Bowen ordenó arriar un par de botes al agua con una dotación de 80 hombres y,
bogando con sigilo, abordaron la fragata de la Real Compañía de Filipinas El
Príncipe Fernando (que en ruta de Filipinas hacía Cádiz, venía al mando
del Capitán Juan Ignacio de Doria, y del segundo José Zabala), que estaba
anclada en la rada bajo la protección del fuerte de San Cristóbal, cortaron
las amarras y, aprovechando el viento Norte, los ingleses sacaron el navío rápidamente
de la bahía, cuando tocaron a arrebato desde el fuerte, los corsarios y su
presa ya se alejaban del puerto y plaza de Añazu (Santa Cruz), y fuera del
alcance del tiro de los cañones.
1776
Mayo 2. La experiencia con
el Príncipe Fernando, debió servir
de poco a la guardia y mandos de los fuertes, pues pocos días después los
corsarios ingleses Cockburn, y Hallowell, al mando del Minerve y del The Lively
respectivamente, en la noche del 2 al 3 de Mayo dieron el golpe sobre la corbeta
francesa Le Mutine, abordándola y
matando a los tres marineros que estaban de guardia en el puente, la sacaron del
puerto sin oposición alguna a pesar de que algún autor afirma que, se
efectuaron algunos disparos de cañón desde los castillos, de la documentación
que hasta el momento hemos manejado, no se desprende que los apresores
recibiesen repuesta alguna por parte de la guarnición de la plaza, a pesar de
que el parte enviado a la corona por el general Gutiérrez que, naturalmente,
está redactado en términos exculpatorios, tratando de salvaguardar
su responsabilidad ante la pérdida de un navío propiedad del Rey.
1776
Abril 18. Francisco
Aguilar y Leal nace en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) y se educó
en Londres. En 1810 pasó a Montevideo y se fijó en Maldonado. Por sus
especiales conocimientos agrícolas, adelantó rápidamente su hacienda. Fue
senador y diputado en aquella república y muy apreciado de todos. Falleció en
Montevideo el 22 de julio de 1840.
1776
Junio 17. Cuando los criollos D. Luís
Manrique y D. Agustín Madan pretendieron la plaza vacante de fiscal de la
Inquisición, dirigieron los Inquisidores una censura. al Consejo, en carta de
cuya dureza é incalificables expresiones, nos dan la medida de su odio.
Imposible parece que pudiera salir de sus manos un libelo más infamatorio.
Pero,
lo que viene á comprobar con mayor evidencia la repulsión que á todas las
clases inspiraba el Santo Oficio, es la oposición tenaz, que encontraba en los
Curas de las parroquias, cuando, al blanquear periódicamente las paredes de las
Iglesias, se trataba de volver á colocar en su sitio anterior los Sambenitos.
Esta
oposición, que presumimos fuera ya general en España, dio lugar á un informe,
pedido por la Suprema, en carta-orden de 7 de Mayo de 1788, del cual tomamos 1os
párrafos siguientes:
“Para
cumplir el mandato de V. A. hemos recorrido con el mayor cuidado, los papeles de
este archivo, y en él no hallamos alguno, que nos instruya del verdadero origen
de los Sambenitos, ni sobre esto hay más, que un legajo que se titula:
«Sambenitos
de relajados y reconciliados por esta Inquisición.»-Y todo su contenido
se" reduce á listas de los que se habían puesto en las Iglesias de este
distrito en varios tiempos, entre las cuales hay una que dice así:
“Sambenitos
que por mandato de los SS. del Consejo Supremo de S. M., .de la Santa General
Inquisición, se han puesto en este año de 1660 en la Iglesia Catedral, y en
otras del Distrito de la Inquisición de Canaria.”. Y en ella se refieren los
nombres de los sujetos y delitos porque se los pusieron.
«En
los libros de cartas de V.A., la primera que hallamos sobre este particular, es
una de 22 de Junio de 1572; en que manda V. A., que en poner los Sambenitos se
guarde la instrucción, y se renueven los que babia en la Catedral y Santo
Domingo.
Otra
hay de 30 de Septiembre de 1619, en que V. A. preguntó, que cantidad de
sambenitos fa1taban que poner en las Iglesias, y que tiempo hacia no se habían
puesto los que faltaban; porque razón no se había hecho, estando ordenado por
instrucciones y por tantas acordadas, y .en que años se mandó poner cada uno
de los que faltaban; y que los Sambenitos de moriscos que faltaban, no se
pusiesen en lienzos, sino en una tabla blanca, escribiendo en ella, los nombres
de los tales moriscos. y por bajo desta carta hay una nota que dice-“ Pusiéronse
los Sambenitos que faltaban en la Catedral de esta Ciudad, dos de relajado en
persona, y uno reconciliado.”
“En
otra carta de 1625 mandó V. A., que en los Sambenitos se pusiese razón de
adonde eran originarios los reos, porque nuestros lugares de Castilla se
quejaron, de que se ponían en e1los Sambenitos de algunos descendientes de
Portugal, que solo por casualidad nacieron allí.
En
otra de 29 de Diciembre de 1654, previno V. A.., se pusiesen los Sambenitos de
los reos, que en este Tribunal hubiesen sido reconciliados, y remitiesen a esa
Corte las partidas de los que allí tocasen, para colocarlos en sus lugares. »
«En
otra de 27 de Febrero de 1675, mandó V. A.. que con arreglo al capítulo 81 de
las Instrucciones de Toledo, se formase lista de los condenados ó
reconciliados, y conforme á ella se hiciesen los Sambenitos, y se pusiesen en
las Iglesias, y renovasen los que estuviesen maltratados.»
«Por
otra carta de 17 de Enero de 1661 mandó que a los reos presos en cárceles de
penitencia, que se les dispensa algún tiempo, no se les quitase el Sambenito,
sin dar primero cuenta a V. A..
Últimamente
en carta de 22 de Noviembre, de 1691 mandó V. A. se le informase que tiempo hacía
no se habían puesto los Sambenitos en las Iglesias, y se enviase razón de los
que se habían fijado, sus naturalezas y vecindades; que se reconociesen los
antiguos, y si faltaban algunos, que no se podían leer; cuyo mandato dio motivo
á que se renovasen y publicasen en las Iglesias de estas Islas y formase un
cuaderno que existe de las diligencias que entonces se hicieron.»
«N
o hallamos otras razones en este archivo sobre Sambenitos y solo podemos decir,
que en este Tribunal se ha observado el poner Sambenitos á cuantos reos lo han
merecido, auque hace muchos años no los ha habido de clase. (Agustín Millares
Torres; 1981)
*
Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
---»
Continuará