EFEMERIDES CANARIAS  

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1771-1780 

CAPÍTULO I-V  

Guayre Adarguma *

 

1776. Según las descripciones de viajeros foráneos no españoles que visitaban las Islas, en concreto a P. Ledrú y sobre todo al británico G. Glas, hallamos a la Isla de Erbania (Fuerteventura) recuperada de anterior calamidad. P. Ledrú no hace alusión exclusiva a Erbania (Fuerteventura), la que a veces suele asociarse con Titoreygatra (Lanzarote), incluso mezclando los datos, o haciéndolos genéricos a ambas, cuando estos no coinciden en la realidad. El libro de G. Glas es más preciso con datos sumamente descriptivos de la Isla, aludiendo a rasgos físicos de su geografía, nombrando pueblos y otros lugares, así como la enumeración de iglesias y conventos, incluso la buena o mala posición de sus habitantes. Nos habla de la capital de la Isla, Betancuria, situada en el interior agrícola, definiendo a los pueblos de la costa como baluartes defensivos o de embarque de cereales y de otros productos que el autor enumera concienzudamente. Repite el tópico de abastecedor de otras islas con cereales sobrantes, en buenas cosechas, principalmente a Chinet (Tenerife) y Bnhuare (La Palma). Nos dice que el vino es escaso y de mala calidad, y menciona la orchilla, elemento sumamente demandado por los tintoreros de sus país (Inglaterra).

 

1776. La producción vitivinícola de Titoreygatra (Lanzarot) presenta ya un volumen superior al de una área tradicionalmente productora como la isla de Benahuare (La Palma). Estos vinos de Titoreygatra (Lanzarote), por su baja calidad, se destinaban en parte a la producción de aguardientes para el mercado de las otras colonias españolas en América, entrando en competencia con las antiguas áreas vitivinícolas del Archipiélago.

 

La reacción de los colonos hacendados frente a la crisis consistió en la reducción de los costes de producción del viñedo transformando las relaciones de producción dominantes en la hacienda. El trabajo a jornal en el viñedo tendió a sustituirse por la generalización de la medianería, en un intento por trasladar los costes en trabajo de la explotación vitícola sobre la fuerza de trabajo que podía aportar la familia del medianero. De esta manera el volumen de las cosechas, desatendidas de las labores agrícolas que resultaban precisas para mantener la producción, tendió a disminuir y la calidad media de los vinos sufrió un grave quebranto. El campesinado de las áreas vitícolas, que antes había complementado sus ingresos procedentes de la pequeña propiedad con los jornales adquiridos en el trabajo del viñedo, comienza a sufrir una vez más un paro masivo, sometido a una aguda condición de miseria.

 

La opción económica planteada por la terratenencia vitivinícola para salir de la crisis se centraba en el control del comercio de vinos por parte de los cosecheros y la restauración en la calidad de la producción.

 

1776. DIGO YO abajo firmado, que en obedecimiento de las órdenes dadas por el Excmo. Sr. Marqués de Tavalosos, Governador y Comandante Pral de estas y slas Canarias. y á está principiada en la y sla de Lanzarote por el Ingeniero Dn Josef Arana acompañado del Teniente de Artilleria D. Rafael de Arze, comisionados á este fin, la hobra de fabricar en el Puerto de Naos de dicha Ysla, para su defensa, una nueba Bateria ó sea Castillo, y haver dispuesto el Excmo. Sr. Marqs de Tavalosos qe en la contrata de Cal fuese preferido pr el tanto el Coronel de dicha Ysla D. Manl de Armas Scorcio Bethencourt por razón de ser deudor de ciertas cantidades á favor de [a. Real Hacienda, dimanadas del derecho de Quintos que tubo en Arrendto y de haver ocurrido entre el dho D. Manuel de Armas y el Yngeniero Comisionado diferiencia sobre los precios del material de la cal, de cuias resultas por no encontrar Dn Josef de Arana, segun ha escrito en sus cartas, quien se obligase á dar otra Cal á menos de tres rrs .de pta. de á diez y seis quartos von por lo qual hauia pensado dho Sor Yngeniero cocerla de quenta del Rl. Herario, lo que no aprovado por dho Sor Exmo. y oyendo sobre el asunto la mejora que yó, Dn Domingo de Armas, Capitán que soy del dho Regato por mi y á nombre de mi Padre, hago de dar dha Cal á dos rrs. y medio de plata de á diez y seis quartos, cosida puesta en Polvo, cada fanega al pié de la hobra; y hauiendo oydo la proposicion el Sor Yngeniero Comandante Dn Andrés de Tortosa y consultado sobre el asunto el Sor Comandante Gral, dió la orn. de qe se extendiese en terminos legales una formal contrata, por la qual no hubiese mas disputas entre mi Padre y el Yngeniero Comisionado: Digo Yo, el Capn Dn Domingo de Armas, que efectivamte me obligo por mi y á nombre de mi Padre el Coronl Dn Manuel de Armas Scorcio de dár para esta nueba hobra que tiene S.M. aprovada, la cantidad de doce mil fanegas de Cal en Polbo, de la mejor calidad, puestas de mi Cuenta al pié de la hobra al precio de dhos dos rrs y medio de plata de á diez y seis quartos de von, principiando la entrega de todo el mes de Agosto que vendrá de este corrte año en adelante, cuios totales se me deuen abonar en Thesoreria de S.M. de estas Yslas acuenta del dévito qe á mi Padre se le ha formado; y respeao aque puede acontecer se necesite quemar algunas Caleras retiradas del Puerto, cuia conducción entonces de este material abrá de ser por Mar; deuerá entenderse que el Sor Yngeniero y su Compañero destinado á la formación de la hobra deueran embiar á coste de mi el Contratante, vn Oficial de Albañil, ú otra Persona de su satisfacción, que devengue el jornal de su travajo en qe estubiere empleado para qe la reconozca, y no haía disputas en su recivo y medida, y pa qe esta contrata en todas sus partes tenga el devido cumplimiento la firmo por duplicado para cada parte la suia, y que solo balga vna, con interbención del Sor Comandante de Yngenieros de estas Yslas, ante el presente Casno.

 

Domingo Ambrosio Josef de Armas y Betancourt de Arana

Ante mi Bernardo Uque y Freyre. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)

 

1776. Los motines populares que tienen lugar en la metrópoli (Madrid y demás reinos de las españas)  como consecuencia, entre otras razones, de la carestía de granos experimentada a raíz de la abolición de la tasa de granos el 11 de julio de 1765, obtienen como respuesta del Consejo de Castilla la creación en todos los municipios de los cargos de diputados del Común y síndico personero, elegidos a través de un proceso electoral de segundo grado. En la colonia canaria, a imagen y semejanza de la metrópoli también se crean estos cargos en los distintos núcleos de población de cada isla, dando nombre a la reforma administrativa del rey español  Carlos III.

 

El impacto y resultado de estas reformas locales no concitan unanimidad entre los autores que se han ocupado del tema. Hay quienes piensan (Mario Hernández Benítez) que no se trataba de una auténtica renovación del régimen local sino de reformas sin cambio, ya que aquélla había de pasar por la supresión de los oficios perpetuos (venales y hereditarios). Esta medida, de ponerse en práctica, hubiera acabado con el dominio oligárquico, privando a las clases privilegiadas de una de sus fuentes de poder y renta, y a la monarquía española de un instrumento eficaz para el control del territorio de la colonia. Opinión similar sostienen autores como Domínguez Ortiz y González Alonso cuando señalan que la reforma carolina no alteró el equilibrio en los ayuntamientos y fue acogida con hostilidad por las clases privilegiadas y con indiferencia por el pueblo, siendo su resultado final la asimilación de estos cargos a la misma dinámica de la oligarquía colonial que dominaba los ayuntamientos. Otros autores se decantan por una revisión de esta opinión al considerar que la reforma del rey español Carlos III alteró la estructura del poder municipal en la colonia al provocar la ruptura del monopolio ejercido en el mismo por la nobleza o los poderosos criollos, a favor de los grupos intermedios de la sociedad.

1776. Hubo de pasar medio siglo desde el viaje de Feuillée para que París volviese a enviar a otro científico, Jean Charles de Borda, quien, después de un primer intento fallido en 1771, conseguiría realizar, por fin en 1776, la primera triangulación precisa y fiable del Teide: 3.713 m de altura, triangulación, la buena, la segunda, se hizo poniendo la base en la ermita de La Paz en el Puerto de Mequínez (Puerto de la Cruz), y luego cerrando cada vez triángulos más grandes: La Montaña del Puerto (cerca del actual Taoro), el jardín de Franqui en la Orotava y, finalmente, el Pico del Teide. La medición resultó altamente fiable, tanto por los finos instrumentos con que obtuvieron los ángulos como por la medición de la base que se realizó con cadenas por dos equipos independientes.

Debemos al segundo viaje de Borda (1776) no sólo la determinación de la altura del Teide, sino también la confección del primer mapa preciso de las Islas Canarias. En realidad los dos trabajos estaban relacionados, en palabras del propio Borda: "La medición del Pico de Tenerife no era un objeto de pura curiosidad para nosotros, pues de ello dependía esencialmente nuestro trabajo náutico. Nos era indispensable conocer la elevación exacta de ese volcán, para sacar partido de las observaciones de altura aparente que habíamos hecho en varias puntas de las islas de Tenerife, Gomera y Canaria, que habían de servir para fijar las longitudes y latitudes de esas puntas..."

Veamos un ejemplo de cómo sesó la altura del Teide para la confección del mapa. Borda fue a La Gomera y desde San Sebastián observó que el Teide se veía con 4º 1', o sea que recorres 4º 1' si miras el Teide de arriba a abajo. Como además conoces la altura del Teide, por trigonometría puedes sacar la distancia de San Sebastián a la base del Teide. Es parecido al problema de encontrar a qué distancia estás del árbol si conoces su altura y el ángulo con el que lo ves. Así la altura del Teide permitió establecer la distancia de su base a varias puntas de las islas de Tenerife, Gomera y Canaria, y por tanto, confeccionar un mapa preciso.

1776. En Chinech (Tenerife) la producción vitivinícola ha caído en picado durante esta coyuntura depresiva. Si aún a comienzos de siglo la producción de vino en Chinet (Tenerife) Tenerife se podía cifrar en 30.000 pipas/año, la estadística de 1776 estimaba la cosecha anual en unas 20.000 pipas y los datos correspondientes a los años 1787-1792 dan un promedio de unas 13.200 pipas anuales. La comparación de estas cifras indica que en el periodo transcurrido entre comienzos de siglo y el año 1776 la producción disminuyó en un 33%; ahora bien, en el transcurso de la década siguiente (1776-1787) la caída fue espectacular, dándose una disminución porcentual de la producción equivalente a la que se  había sufrido en los 70 años anteriores.

 

La terratenencia vitivinícola debatió intensamente sobre los males de la agricultura vitícola en la década de 1780-90 para acabar considerando que la única salida estaba en capitalizar la explotación invirtiendo de nuevo abundantes jornales en las labores anuales del cultivo. Ahora bien, el esfuerzo inversor, aunque se contase con las fuentes de capital que permitiesen hacer frente a las demandas de dinero de los cosecheros, no tendía a efectos favorables si no se llegaba a controlar el comercio exterior de vinos, arrebatando este control a la burguesía extranjera. El aumento de la producción llevaría ala caída de los precios del vino; la parte del león siempre correspondería a los comerciantes que controlaban los mecanismos del comercio exterior y el crédito y los efectos de la capitalización del cultivo vitícola serían la acumulación de deudas insoportables sobre las haciendas. La solución a la crisis del viñedo, tal como la veía el sector más destacado de los cosecheros tinerfeños (los hacendados del valle de La Orotava) estaba de nuevo en la creación de compañías de cosecheros-exportadores y tales proyectos ya habían fracasado en sus múltiples intentos anteriores. (Juan Ramón Núñez Pestano; 1991)

1776. El gran geodesta Borda volvió a la isla y realizó nuevos cálculos. Fue entonces cuando obtuvo el resultado de 1905 toesas ( 3.712,8 m ) que constituyó la primera determinación exacta de la altitud del Pico sobre el nivel del mar.

Borda fue uno de los más grandes geómetras franceses. Publicó tablas trigonométricas y tablas logarítmicas de gran utilidad, y redactó la relación del viaje de La Flore, en unión de Pingré y Ferdun de la Crenne.  

1776. Si bien el diluvio de San Dámaso no fue la causa del declive del puerto garachiquense, sí marcó el inicio de su decadencia, porque aún le faltaba por llegar lo peor.

 

Franceses, portugueses, genoveses y demás naciones que comerciaban con Europa y América. Con el aliciente de la comodidad y abrigo de su puerto se vio Garachico crecer prodigiosamente en celebridad, en población y en opulencia, y de aquí el hacerse cabeza de todo el Partido de Daute, comprendiendo diez pueblos en su comarca. Vio en su seno el taller de todas las artes y oficios necesarios para el fomento de la industria y del comercio. Reunió bastante prosperidad, la cual comunicó y compartió con todos los pueblos de su distrito y con los que estaban fuera de su demarcación. Y la Real hacienda, con la riqueza de su tráfico, se hacía también opulenta, como que la mayor parte de las rentas que tenía la Corona en estas Islas procedía de lo que se cargaba y descargaba en este puerto. Así permaneció hasta que en el año de 1706 vino sobre él un volcán.

 

Después del volcán –continúan los informes– cesó el trato mercantil y el comercio de los navíos xtranjeros. Los ingleses se redujeron a hacer su negociación de vinos por el puerto de La Orotava, sin embargo de ser un puerto incómodo, lleno de arrecifes, bajíos y de ningún abrigo para sus embarcaciones.

 

El puerto de Santa Cruz y Santiago, también de una rada indefensa contra los vientos, por la necesidad, se hizo el centro del comercio, absorbió todo el tráfico que se había ahuyentado de Garachico y ha llegado a ser la escala y el puerto principal de todas las Canarias. Una vez emigrados los comerciantes y las casas de comercio, ya no fue posible volver a ver en Garachico transportes de negociación, sin embargo de que aún su puerto era capaz de recibir algunas embarcaciones, ya que su mayor ancho es de ciento cuarenta varas ( 116 m .) y que cualquier embarcación puede entrar cómodamente por su boca, que tiene ochenta ( 66 m .) y mucho más en su limpio, fuera de la boca, que caben cuantas quieran dar fondo, aún más cerca de tierra que en el puerto de La Orotava. Por lo mismo, el Gobierno de la Provincia no dejó de tantear los medios de ver cómo se mejoraba este puerto para que no faltase el comercio. Se proyectó primero limpiar la bahía, descargándola de toda la lava movediza que le cayó encima. Pero como el espacio que ocupaba la materia volcánica era de más de cuatrocientas varas ( 332 m .) de ancho y de trescientas sesenta de largo ( 399 m .) y pedía esta operación un brazo poderoso que la sostuviese, no habiéndolo, se desistió de la empresa. Se hizo segunda tentativa por el Ayuntamiento de la Isla, con acuerdo del Gobierno de la nación para que, ya que no era fácil abrir todo el puerto, se desentullase a lo menos algunas varas de volcán, formando un recodo de abrigo hacia el seno de la bahía, para que, quedando más limpia y espaciosa su playa, sirviese de carenero a todas las embarcaciones de la Provincia, por estar este pueblo más cerca que cualquier otro de los montes para el corte de madera y para la brea que en ellos se saca en mucha cantidad y porque la experiencia había hecho ver que los últimos navíos que aquí se habían fabricado y carenado, después de tupido el puerto, se habían botado al agua felizmente. No obstante una proposición tan ventajosa, el plan del proyecto quedó inútil21.

 

El puerto de Las Aguas

 

A finales de la década de los años setenta del pasado siglo XX, se había conseguido del Gobierno de la nación el proyecto de un puerto pesquero y comercial en el lugar conocido como “Las Aguas, a la entrada de Garachico, nada más bajar la cuesta del Guincho. Se allanaron las tierras que están entre el roque de Manta y la ermita de San Roque y se instaló la maquinaria para construir los prismas o bloques de hormigón que se necesitarían.

 

1776. En el puertito de Güímar, Chinech (Tenerife) el velero de cabotaje Gran Poder de Dios, alias el Bonaparte, estibó sus bodegas con vinos de la zona, consignados a don Diego Barry, propietario del barco y conocido comerciante del Puerto Mequínez (Puerto de la Cruz). Cuando se dirigía a su puerto de matrícula, un fuerte viento le separó de la costa arrumbándolo hacía la vecina costa del continente. Durante días estuvieron costeando y divisaron a varios habitantes de la zona,  no atreviéndose a desembarcar por temor a ser hechos prisioneros. En esta apurada situación fueron avistados por un barco de pesca canario, que les rescató. Embarcados a bordo del pesquero los tripulantes del Bonaparte y algunos pertrechos, el patrón, don Francisco Ojeda, ordenó prender fuego a la goleta para evitar que cayera en manos de los moradores de aquellos lugares.

1776. Según el censo del Marqués de Tabalosos la isla de La Gomera tiene 6785 habitantes.

1776-80. En el puertito de Güímar Chinet (Tenerife), el velero de cabotaje Gran Poder de Dios, alias el Bonaparte, estibó sus bodegas con vinos de la zona, consignados a don Diego Barry, propietario del barco y conocido comerciante del Puerto Mequínez (Puerto de la Cruz.) Chinet (Tenerife). Cuando se dirigía a su puerto de matrícula, un fuerte viento le separó de la costa arrumbándolo hacía la vecina costa del continente. Durante días estuvieron costeando y divisaron a varios habitantes de la zona,  no atreviéndose a desembarcar por temor a ser hechos prisioneros. En esta apurada situación fueron avistados por un barco de pesca canario, que les rescató. Embarcados a bordo del pesquero los tripulantes del Bonaparte y algunos pertrechos, el patrón, don Francisco Ojeda, ordenó prender fuego a la goleta para evitar que cayera en manos de los moradores de aquellos lugares.

1776 Enero 29. Sepan quantos Esta Carta de Venta real y perpectua Enagenacion Vieren como yo Blas de la Nues Vecino del Lug.r de Teror En el pago de los Arbexales otorgo, y conosco por la presente, que por mi Y en Nombre de mis herederos, y Susesores Vendo realm.te y con efecto desde aora, y para Siempre Jamas â Joseph de ortega Vez.no del mismo, pago; para el subsodho y los Suyos y quien su Causa hubiere, Es a sauer dos selemines de trra labradia poco mas, ô, menos En dhos Arbexales Vaxo la montaña del Gallego, que los hube de dho Comprador, por Venta que de ellos me hiso, ha tiempo de dos años poco mas ô menos, por ante Pablo de la Crus Machado ss.no pu.co del numero desta Isla, que lindan p.r la parte de arriua y Vn lado con trras de Jph Domíngues, y por la de auajo Con las de Isidro Alonso, Saluador Domíngues, y Pedro Manuel, y p.r el otro lado, con trras de Isidro de la Nues y sus Coherederos, Vaxo de cuyos linderos esta la trra desta Venta, la qual le hago, borrón y en la misma conformidad que el subsodho, me la hiso p.r libre de tributo Carga ni obligacion que sobre ella tenga persona alguna, y Emprecio y contía de ochenta rr.s En que fue apreciada, por Alonso Morales. y el capitan Juan Manuel Domingues Vecinos del referido pago de los Arbexales, Peritos nombrados de conformidad por ambas partes, cuya cantidad confieso hauerla receuido del comprad.r antes de aora En Dinero de contado, moneda borrón y corriente En estas Islas, de la qual me Doy por Entregado Satisfho y pagado a mi Voluntad, que p.r Estar realm.te en mi poder, y no parecer de presente renuncio la Execion de la non numerata pecunia Leyes de la Entrega prueua de la paga. y Demas deste caso, y por Esta te Doy reciuo, y carta de pago En forma, con lo qual Declaro que dhos ochocientos rr.s Es el Justo Valor y precio de dhos dos selemines de trra y que no Vale mas pero si mas Valiere de su Demacia y mas Valor que tenga sea En poca, ô En mucha Cantidad de la que fuere hago al Comprador, y los Suyos gracia y Donacion perfecta con todas, las Incinuaciones y Solemnidades En dro requeridas para su Validacion cerca de lo qual renuncio la Ley del ordenam.to real fha En cortes de Alcala de henares, que trata Sobre las cosas que se Compran ô Venden, por mas, ô menos de la mitad de su Justo precio y los quatro años En ella Declarados En que podia pedir recincion desta Escript.a ô Suplem.to de su mas Valor que confieso no tenerlo y desde oy Dia de la fha desta En adelante para Spre Jamas, me decisto y aparto del dro de propiedad pocecion y señorio que â dha trra hauia y tenia, y todo ello con mis dros y acciones reales, y personales Directos, y Executibos lo Cedo renuncio y traspaso, En el Comprador y los Suyos, a quienes Doy Poder y facultad para que judicial ô Extrajudicialm.te tomen, y aprehendan su pocecion que segun lo hicieren lo haure por firme aora, y En todo tiempo: y En el Interin me constituyo por Inquilino para darcela cada que me la pidan y Demanden y como real Vendedor, me obligo a la Euicion seguridad y saneam.to desta Venta En la mas Vastante forma que por94 Dro puedo y Deuo ser obligado.  

Y Estando presente a la otorgacion desta Escriptura, yo el dho Joseph de ortega Comprador hauiendola oydo y Entendido, otorgo que la asepto y R.uo En mi su Estipulacion, y Validacion y la dha trra Deslindada y por el precio mencionado de la qual me Doy por Entregado a mi Voluntad Sobre que renuncio la Ley de la Entrega y Demas deste caso 

Y a su Cumplim.to ambas las partes Cada Vna por lo que nos toca nos obligamos segun y como por Dro podemos, y Deuemos ser obligados con poder a las justicias, y jueses de su real Mag.d para que como V a dho nos lo manden guardar. y cumplir como por sentencia Difinitiua consentida. y no apelada y pasada En authoridad de Cosa Jusgada renunciamos las Leyes fueros y dros de nra Defensa y fauor y la gral del dro que las prohiue En forma; En testimonio de lo qual otorgamos la presente En esta ciudad de Canaria â Veinte y nuebe de henero de mill sept.s sesenta y seis años y los otorgantes, â quienes yo el ss.no Doy fee Conosco asi lo Dixeron otorgaron. y no firmaron porque Dixeron no sauer de su Ruego lo hiso Vn tgo siendolo presentes D.n Fernando de Aguilar y D.n Juan de Bictoria Vecinos de la Villa de Guia y Aug.n Jph de sossa Vecino desta Ciudad de que Doy fee.

    Por tgo.         Antte mi =  Augustin Jph       Anttonio des.ta fee de sossa      Mendoza es.no pu.co  
 (Almudena Martín Socorro y Mª Teresa Cáceres Lorenzo)

1776 Febrero 5. También el señor Servera, antes de abandonar definitivamente su iglesia en la colonia, realizó otro proyecto de gran utilidad para el país. Nos referimos a la creación de las sociedades económicas que, a imitación de la fundada en Madrid y en otras importantes capitales de la Península, promovió el ilustre prelado con fervoroso entusiasmo. En efecto, luego que se conocieron en Las Palmas los estatutos de la de Madrid, convocó el obispo en su palacio una junta de personas distinguidas, a quienes comunicó su deseo, abriendo una amplia discusión sobre los medios de establecer una sociedad análoga que fomentara los intereses agrícolas e industriales de Gran Canaria.

 

Aceptada con júbilo la idea y obtenido el real permiso (12 de mayo de 1776) para su inmediata realización, volvió el obispo a convocar nueva junta y, habiendo reunido sesenta y cinco personas para socios entre las que se hallaban las más ricas, influyentes e ilustradas de la isla, se procedió a su constitución que tuvo lugar el 25 de febrero de 1777, bajo las bases de la Económica de Madrid, con las siguientes adiciones: "Que para que no se impidiese mutuamente la cría de los ganados y su agricultura, celaría la sociedad sobre que no estuviesen aquéllos en los términos prevenidos por las ordenanzas municipales y no vagasen por los montes sin pastor, a cuyo fin se pasarían los correspondientes oficios. Que la contribución anual (cuota de los socios) que en Madrid era de ocho pesos, se redujese a dos. Que se señalara el lunes de cada semana para las juntas ordinarias. Que se tomase por empresa y sello de la sociedad una ciudad coronada sobre un monte en medio de dos palmas, con algunos símbolos de agricultura y artes y este lema:

 

La aplicación me corona. Que se admitiese la agregación de todas las sociedades económicas que se fundaran en nuestras islas y se suplicase a S.M. la incorporación de esta de Canaria a la real de Madrid". La definitiva aprobación de la Económica recayó en el mismo año (11 de diciembre de 1777) y su incorporación a la de la Corte, habiéndosele expresamente encargado por el gobierno el cultivo de la orchilla y el fomento de la pesca sobre la vecina costa del continente.

 

Al año siguiente se instaló en La Laguna otra sociedad de la misma índole, cuyos estatutos fueron aprobados por el Consejo de Castilla en 24 de octubre de 1778, siendo electos para sus principales cargos el marqués de Villanueva del Prado, director; el marqués de la Villa de San Andrés, censor; don Antonio José Eduardo, secretario; don Alejandro Saviñón, contador y don Antonio Monteverde y Lugo, tesorero.

 

Ambas sociedades, en unión de la que luego se fundó en Santa Cruz de La Palma, principiaron ocuparse de todo lo que pudiera contribuir al adelanto de la agricultura, mejorando los instrumentos de labranza, explotando aguas e introduciendo nuevos cultivos de reconocida utilidad. La industria recibió asimismo notable impulso con los tejidos de seda de La Palma, los de lana y lienzo de la provincia, la fabricación de sombreros, curtido de pieles, esteras de junco y palma, alfarería, pesca de ribera y de altura y otras muchas que constan de sus actas. Los montes fueron vigilados y se replantaron algunos. Dictáronse reglas para la mejor distribución de los riegos, se hicieron estudios sobre la aplicación de la orchilla y se escribieron y publicaron tratados y cartillas de propaganda sobre varios asuntos de interés público, en cuya tarea fue incansable nuestro ilustrado historiador don José de Viera y Clavijo, que residía ya en Las Palmas como arcediano titular de su cabildo.

 

A la iniciativa de las dos sociedades de Tenerife y Canaria se debió la instalación en sus respectivas capitales de dos imprentas que, aunque dotadas de malas prensas y peores tipos, sirvieron de gran estímulo para la publicación de circulares, sermones, novenas y hasta para el ensayo de un periódico semanal que redactaba el ingeniero don Andrés Amat de Tortosa.

 

Antes de trasladarse a su nueva silla, el obispo Servera colocó la primera piedra del hermoso Hospital de San Martín, situado bajo el despejado cielo del barrio de San Roque de Las Palmas, por haberse juzgado ruinoso e insuficiente el que, desde los tiempos de la conquista, existía junto a la iglesia catedral. Este notable edificio dedicado a los pobres, que fue luego aumentado por sus dignos sucesores, ha quedado como un monumento. (A. Millares T. 1977)

 

 

* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.  

eduardobenchomo@gmail.com  

 

Bibliografía

 

   dedomovil.gif (1387 bytes)  Capítulos publicados 

[Nota: Los capítulos están publicados por orden numérico, lo que permite acceder a los anteriores con solo cambiar en la barra de navegación el número del capítulo; por ejemplo: http://elcanario.net/Benchomo/efemeridescanarias358.htm; anterior: cambiar el número 358 por el 357.] Igual en sentido ascendente.

---» Continuará