EFEMERIDES
CANARIAS
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO
COLONIAL, DÉCADA 1771-1780
CAPÍTULO
I-III
Guayre
Adarguma
1774.
En el Diario y Relación de los Viajes
dados por el Bachiller Isidoro
Romero y Ceballos desde Abril de I760 hasta Agosto de I772, escrito por él en
1774 se dice: «El puerto de Garachico que
daba seguridad á los bajeles, se solía llamar "pequeño Cádiz" y á
consecuencia de una de las erupciones del Teide, quedó cegado perdiendo
condiciones.
Santa
Cruz de Tenerife está defendida por una muralla baja con sus terraplenes, dos
Reductos y cuatro Castillos: el Principal está junto al Muelle y Aduana, y
tiene defendida su entrada con gruesas estacadas: tiene más de 20 cañones y
es muy espacioso y lleno de viviendas capaz para alojar mucha gente con
comodidad, su guarnición es numerosa y siempre es
Castellano alguna persona distinguida de la Isla.
Los
otros repartidos: el de Paso Alto
está abrazado contra las montañas de Paso Alto
las rinconadas al Naciente de la bahía, media milla al Norte de Sta
Cruz, otro está en el mismo lado guarneciendo el barranco que sirve de límite
á la población por el Septentrión. Los Reductos están repartidos á
razonable distancia en la muralla que defiende el pueblo por la rivera. El
nuevo, que es de una fábrica muy sólida de cantería, está á una milla en la
rivera del Sur y tiene bajo de su cañón el almacén de pólvoras; resguardaba
su entrada por un puente levadizo por la parte de tierra y una estacada, todos
están bien provistos de artillería y municiones, y son capaces de una buena
defensa. Este puerto es plaza de armas. El muelle tiene varias escaleras de
cantería, es muy cómodo; su figura en una lengua de tierra de quinientos pasos
de largo y doscientos de ancho, que remata en una punta hacia al Este. Muy cerca
de ésta hay una casilla en donde asisten por turnos varios oficiales y guardas
de Aduanas y Estanco, que vigilan para impedir los fraudes á las
Reales Haciendas».
En
el archivo de la Comandancia de Ingenieros de Canarias, existen los documentos
que con datos relacionados con las fortificaciones de Tenerife.
En
el se copia otro documento del archivo de Ingenieros (Legajo n° 1, estante 10,
tabla 4) relativo al Reconocimiento de las Reales Fortificaciones de la Isla de
Tenerife del año 1792 por Lartigué de Condé, se copia parte de la Memoria que
redactó el Jefe de la Comandancia de Ingenieros de Canarias D. Luís Muñoz
para la entrega de la Comandancia General de Ingenieros del 14° Distrito
Militar (Canarias), al Sr. Coronel Comandante General de Ingenieros D. Juan
Bautista Ponsich nombrado para este cargo
por
R.O. de 8 de Enero de ése año. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1774.
El criollo Matías Franco y Castilla
solicita al Alcaidia del Castillo de San Juan, situado en la marina de Santa
Cruz de Tenerife.
“En
una solicitud que en Noviembre de 1744 hizo D. Matías Franco y Castilla Capitán
del Regimiento principal de Infantería de Tenerife, para que se le nombrase
Castellano de San Juan, entre los méritos que señala entre sus ascendientes,
pone de manifiesto que su segundo abuelo el Sargento Mayor D. Juan Fernández
Franco, había tenido el cuidado y superintendencia de las fábricas del citado
castillo, que por orden del General Fernández de Córdoba, se había hecho,
«...en el que fue tan particular su desvelo todo el tiempo de su construccion,
que se le dieron las gracias por dho General, y este Cavildo: quien en carta
para S.M. de 25 de junio de I655 refiere así este, como otros servicios del
referido Sargento Mayor».”
1774.
En las islas denominadas de señorío era muy frecuente que los vecinos
resistiesen la presencia de los alcaldes ordinarios nombrados por el señor
feudal jurisdicional recurriendo a la expulsión o a la amenaza mediante
pasquines. Así aconteció en la isla de Esero (Hierro) con doña Luisa de
Arroyo, mujer de don José Ventura Borges, alcalde mayor de la isla, a quien
intentaron incendiar su casa y amenazaron con pasquines para que abandonase la
isla y cuyo contenido era:
“A
vos Doña Luisa de Arroyo os mandamos que, luego incontinenti en el barco que se
halla en el puerto os embarqueis, y, de no hacerlo hoy, juramos por esta cruz (
+ ) que será vuestra casa abrasada por las quatro esquinas, para que estando
vos allá (en Tenerife) esté vuestro marido tambien y nos veamos libres de
persecuciones”.
Estos
pasquines podían ser el anuncio de un levantamiento o una propuesta de
pacificación y así sucedió en algunas ocasiones; en cambio, en otras, no pasó
de ser un simple medio de expresión de la protesta y por esta razón no se han
incluido en la relación de conflictos que tienen lugar en la colonia desde
mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX.
1774.
La situación agraria parece mejorar en una coyuntura que presenta de nuevo una
moderación de los precios del grano y una relativa abundancia de las cosechas
de cereales.
Los
años comprendidos entre 1774 y 1778 fueron considerados por los informes de
Esta
reacción en favor de una mayor producción de subsistencias no sólo se
manifiesta en la expansión de nuevos cultivos como el millo o la papa, capaces
de generar mayores rendimientos por unidad de superficie, sino también en una
reactivación del proceso roturador. Los datos disponibles indican que desde
fines de la década 1760-1770 se ha iniciado de nuevo un proceso de expansión
del área cultivada a costa de montes y tierras baldías en Chinet (Tenerife) y
Tamaránt (Gran Canaria).
1774.
Nace en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) Manuel Díaz. Con este personaje comienza el Siglo de
Oro de Benahuare (La Palma), el siglo XIX. Sus correligionarios le tenían por
la expresión máxima del liberalismo y sus enemigos, por revolucionario. El
‘cura Díaz’ no era un clérigo católico común; aprovechaba el púlpito
para alabar los adelantos con motivo de la promulgación de la Constitución
liberal española de 1820. Establecido más tarde el absolutismo; lo destierran.
Amante de las artes, compuso música sacra, pintó retablos y tablas, esculpió
imágenes e incluso hizo, para regocijo popular, papagüevos. Trabajó en el
establecimiento de la escuela lancasteriana, con métodos progresistas de enseñanza
para esa época. Desde 1897 su esfinge es bronce se encuentra en la plaza de
España de su ciudad natal. Fallece en 1865.
1774.
La imagen de San Juan Evangelista de
los Hurtado de Mendoza, en Icod.
La
capilla que acabaron en este año en
lo que era patio del convento franciscano y que pusieron por primera pieza y
alhaja principal del mayorazgo que instituyeron por real despacho del rey Don
Carlos III, expedido en el palacio de El Pardo el 23 de febrero de 1777, la
dedicaron al Señor atado a la Columna, a la Virgen de los Dolores, su espacialísima
devota, y a San Juan Evangelista.
En el nicho estaba vestido con una túnica de color azul y Una capa blanca con
ramitos. En el libro de inventario de las alhajas de la capilla están apuntados
un vestido amarillo con punta de plata y manguitos de terciopelo encarnado
ojalados de oro, una túnica de terciopelo verde y capa de color anaranjado con
galón de oro y unos manguitos de terciopelo verde que pertenecían también a
la imagen de San Juan. El velo que servía para ocultarlo en el nicho era de
tafetán de color carmesí adornado con una bordadura de sus insignias ejecutada
con hilos de oro.
La fiesta del santo se celebraba con calendas, vísperas, maitines, laudes,
tercia y misa y acababa con la procesión del día. Estaba dotada, igual que las
de San Juan Nepomuceno y Santo Domingo de Gúzman, cuya imagen trajo Marcos Pérez
Rodríguez, bisabuelo del fundador, y por compromiso contraído por el convento
en el año 1744 se pasaba de la iglesia conventual a la capilla para hacer los
actos de estilo y cantar en su día la misa que estaba dotada por el trayente de
la imagen, con dos tributos de dos fanegas de trigo cada uno y una bota de mosto
de los cercados de viña que tenían en el Miradero.
El Miércoles Santo se colocaba la imagen del Señor en el camarín, la de la
Virgen a la derecha del altar mayor y la de San Juan a la izquierda. En la basa
del santo se sujetaban doce bujías y en su altar se ponían cuatro candelabros,
como en el del otro San Juan.
En la página trece del libro de la capilla se anotaron «Dos quadros de dos
pinturas de Angeles q estan en el retablo», las cuales fueron quitadas de sus
marcos en fecha desconocida y en el espacio que ocupaban abrieron dos nichos
para colocar dentro las imágenes de San Juan Evangelista y San Juan Nepomuceno.
La primera está puesta en el que se hizo en el lado derecho del retablo, debajo
de la pechina del techo que cubre y cierra la capilla desde el arco de madera en
que estriba hasta el altar mayor, donde el autor del cuarto Evangelio está
simbolizado por el águila que trae el libro entre las garras y la pluma en el
pico. (Espinosa de los Monteros y Moas)
1574.
En la isla Benahuare (La Palma) el clero católico en su política adoctrinadora
y onbuladora de las mentes populares impone como al ídolo católico denominado
Santa Águeda como abogada y patrona de las mieses.
1774
Febrero 25. Nace en Añazu
n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) el criollo José Murphy y Meade. Era
descendiente de comerciantes irlandeses afincados en Canarias.
Su
padre Patricio Murphy y Kelly había
nacido en Dublín en 1735 y su madre Doña Juana Meade y Sall en 1747, en
Guiniwada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria). Contraen matrimonio el 24 de
enero de 1773. Tuvieron tres hijos: nuestro personaje, Patricio e Isabel. En
principio, desde joven, José Murphy se dedica, como su padre, al comercio,
aunque pronto se revela su vocación política. Se casa el 3 de enero de 1799
con su prima hermana Doña Juana Anran y Meade, también de ascendencia
irlandesa y canaria. Entre 1801 y 1802 fallecen sus padres. Por esas fechas Don
José pertenece al Real Consulado Marítimo y Terrestre de las Islas Canarias y
el Ayuntamiento de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) le ha elegido como
diputado. El mismo año de 1801, de la muerte de su padre. Fallece su joven
esposa a los 27 años de edad. En 1806 Murphy y Meade es elegido síndico
personero del Ayuntamiento de Añazu (Santa Cruz), y al año siguiente segundo Cónsul
del Real Consulado de Irlanda. Mas a consecuencia de la invasión napoleónica y
el exilio de los Reyes españoles, con la consiguiente falta de Gobierno se
constituye, en 1808,
En
1816 hace viaje a Europa; pasa dos meses en París y dos años y medio en
Londres, con motivo de su empresa comercial. En 1818 es elegido, de nuevo, síndico
personero del Ayuntamiento de Añazu (Santa Cruz), y en 1820 se le elige como
vocal de
Después,
cuando se produce la reacción absolutista Don José tiene que huir a Gibraltar,
de allí pasa de incógnito a Canarias, y sale del Puerto de Maquínez (Puerto
de la Cruz de la Orotava) con rumbo a Londres. Se le condena a muerte en la Sala
del Crimen de Sevilla (España) el 11 de mayo de 1826. Entre 1830 y 1836 tenemos
los últimos documentos relacionados con la vida de don José Murphy como son la
escritura de venta de sus bienes, el decreto sobre las empresas comerciales,
etc... Hasta que se produce la amnistía total de los ex diputados a Cortes
exiliados que se habían opuesto al absolutismo de Fernando VII. Un duro golpe
para Don José fue la muerte de su hermano Patricio el 8 de mayo de 1836, pero
se desconoce la fecha del fallecimiento de nuestro biografiado, que o debió
sobrevivir mucho a su hermano. Don José dejó descendencia de su primera mujer,
que fueron Don Patricio Murphy y Anran y Doña Isabel que murió poco después
de nacer.
1774
Mayo 31. Milicianos
canarios, marinos y voluntarios de Hipalán (San Sebastián) de La Gomera
impidieron el desembarco de una flotilla al mando de Charles Windhan, que recaló
por aguas canarias en la madrugada anterior. Conminados los isleños a la
rendición y a aportar vituallas para los corsarios, la respuesta no se hizo
esperar: disparos de baterías litorales contra las naves y combate cuerpo a
cuerpo en la rada. La batalla se saldó con el triunfo de los gomeros, que
impidieron que los británicos consumaran sus propósitos.
1774
Julio 6. Un nieto de don Gabriel del
Álamo y Viera, don Ángel Ginori y Viera, continuó la tradición familiar. Había
nacido en Santa Úrsula, el 6 de julio de 1744, fue bautizado el 11 del mismo
mes por su tío abuelo el doctor don José Antonio del Álamo y Viera, cura
propio del lugar, visitador general y examinador sinodal del obispado, y era
hijo de don Domingo Ginori y Andueza, alcalde real de Santa Úrsula, y de doña
Gabriela Josefa Viera de Estrada, nieto paterno de don Ángel Ginori, alguacil
mayor de los tribunales de la Inquisición y la Cruzada, y de Doña Francisca
Andueza, y materno de Gabriel del Álamo y Viera y de doña Lucía Garcia de
Orta, su primera mujer. Fue procurador de los tribunales reales y eclesiásticos
de La Orotava, hasta obtener el oficio de escribano de esta villa, por Real Título
fechado en El Pardo (Madrid-España) el 28 de marzo de 1773.
En
la solicitud que elevó al Cabildo recuerda que lo había ejercido su cuarto
abuelo Alonso Viera, del que no se conserva su expediente, aunque sí el de su
hijo y sucesor García González Viera, en cuyo favor la había renunciado su
padre el 10 de junio de 1676.
1774
Julio 7. Cuando ya
Desde
que la imprenta pudo arrojar á los cuatro puntos del horizonte el torrente de
luz, que de sus máquinas brotaba, el imperio de la libertad quedó asegurado en
la tierra.
Aquella
fue la señal de la emancipación del hombre. Seguro de elevar su alma con el
estudio y la meditación, de enriquecerla con los tesoros del pasado de
perfeccionarla conciencia el contacto de otras inteligencias, ya no fue el
juguete de groseros cuentos, ni de mañosas maquinaciones; fuerte con su propio
criterio, y orgulloso con el conocimiento de las leyes del Universo, y los
secretos arrancados á la ciencia, pudo desafiar y combatir a la ignorancia, y
mirar tranquilo el porvenir. La lectura, santa comunión de las almas, fue la
prenda segura de su triunfo A herir de muerte ese enemigo, que potente se
levantaba á destruir su poder, consagró el Santo Oficio el último tercio de
su ignominiosa vida, encerrando en el secreto de sus oscuros archivos, los obras
que no cabían en el estrecho molde de sus cerebros inquisitoriales.
Espanta
leer la lista, que mensualmente dirigían á la Suprema., de los libros
recogidos ó denunciados, en una colonia tan poco ilustrada y pequeña. Nada
escapaba á su rabioso encono, ni aun aquellos libros de mística lectura,
insustanciales en la forma y en el fondo, y sin valor histórico ni literario.
Cuando
en épocas anteriores los Gobiernos de la metrópoli expedían órdenes
apremiantes á todos los Puertos de
mar, para que las autoridades coloniales vigilasen las costas, y preparasen los
medios de ataque y defensa contra las escuadras enemigas, prontas á salir
armadas, á invadir el sagrado suelo de la patria, cumplían un deber digno de
su misión gubernativa; pues no de otro modo se obraba en el pasado siglo, a la
más leve sospecha que un librero cualquiera, enviaba una caja de libros á España.
Vergüenza
da el decirlo, pero la historia debe ser inflexible, y contar los hechos, sin
oscurecerlos ni atenuarlos; en carta 7 de Julio de 1774 se anunciaba por el
Consejo á los Inquisidores de Canaria, que de orden del Rey se le había
comunicado por la Secretaría del Despacho universal de Estado, la grave
noticia, de que uno de los impresores de Amsterdam, había remitido por mar á
España algunos fardos de libros en francés, y siendo esta materia, se decía,
una de las de mayor atención en el Santo Oficio, prevenía que, sin pérdida de
tiempo, celasen y estuviesen con toda vigilancia para retener los enunciados
fardos, dando inmediatamente aviso. Era el anuncio de la aproximación de un
buque apestado.
Los
síntomas, en verdad, eran alarmantes. La afición á la lectura cundía hasta
en estas apartadas Islas, y si no se cortaba el mal en su origen, amenazaba
invadirlo todo., y concluir con los
Sambenitos, el potro, y la cárcel perpetua, como había concluido
indirectamente con las hogueras. y ¿quién sabe? Tras los Inquisidores, tal ves
serian perseguidas las Comunidades religiosas, y sus cuantiosos bienes vendrían
á aumentar la riqueza Pública, y á cambiar la faz del Estado.
Terrible,
aunque lejano, se presentaba el porvenir. Ellos no creían, sin embargo, que tal
cataclismo pudiera realizarse, aunque presenciaban con creciente asombro los
conatos de emancipación de ciertas clases. (Agustín Millares Torres; 1981)
1774
Julio 15. Llegó desde Mexico la
imagen de la Virgen de los Dolores a Benahuare (La Palma). Se cuenta que los
capitanes de los diferentes navíos que la transportaron, en muestras de
agradecimiento hacia la imagen, no cobraron el porte de su flete. Desde el
puerto palmero, la Virgen, fue conducida a casa de Tomás de Aquino, en Tedote
(Santa Cruz de La Palma), siendo aquí bendecida por Cristóbal Martínez Méndez.
Más tarde, el 18 de septiembre, fue llevada a su ermita y morada definitiva en
el lugar de Lodero de Villa de Mazo, día que la iglesia celebraba los Siete
Dolores de María. Estos hechos, tenidos por milagrosos, se corrieron de boca en
boca por toda la isla y desde ese momento la imagen mejicana de la Virgen de los
Dolores sentó fe, devoción y leyenda entre los hawaras (palmeros). Las tres
campanas de la espadaña de la ermita llaman y repican a fiesta y oración: la más
alta, fundida en Caracas con un precio de 30 pesos e inventariada en 1768, fue
la primera y única campana que tuvo la primitiva ermita y fue ésta la que le
dio, con su cantarín tañir, la bienvenida a la imagen de la Virgen de los
Dolores a su definitiva y santa morada. Y el milagro o la leyenda se extendieron
entre las dos orillas del océano Atlántico. (María Victoria Hernández).
1774
Marzo 17. Era castellano de la
fortaleza de Santa Cruz D. Alonso Chirino Sandoval y Rojas, Marqués de La
Fuente de Las Palmas, presentó sus papeles de nobleza y el Título de Castilla
con fecha 16 de Octubre de 1679 en Madrid. En Cabildo de 17 de Marzo se vio una
R.O. relativa a la presentación de Castellanos que sirven los Castillos de la
dotación de la ciudad que expidió el Corregidor D. Martín de Roxas con un
oficio que con fecha 7 del dicho mes le pasó el Comandante General D. Miguel López
con inserción de dicha Orden comunicada por el Conde de Ricla en que,
contestando a una representación que parece le hizo dicho Comandante en 25 de
Noviembre de I773, dice que considerando el Rey que en la forma en que dicha
representación se enuncia que executa el Cabildo los nombramientos de
Castellanos no puede hacerse el servicio respectivo, duplicándose los empleos
que los alegarán como mérito cuando el propietario nunca desempeña su
obligación, como sucede en el caso que propuso el Comandante y que parece se
vio precisado a nombrar para el de San Cristóbal en calidad de sustituto a D.
Tomás de Fuentes, por lo que había resuelto S.M. se hiciese propuesta de tres
o más sugetos idóneos, para aprobar el que halle más a propósito en
propiedad y con perpetuo exer cicio, etc., etc. Se obedeció y suplicó de dicha
orden, informando al Cabildo lo que se ha executado en los nombramientos de
Castellanos; cómo ha nombrado sugeros idóneos y distinguidos.
Que
si ha habido excesos los ha causado el Comandante General, con otras razones que
constan del informe remitido al Conde de Ricla (Libro de Acuerdos, Of' Io, folio
94). (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1774
Julio 17. Fallece en Antequera el
criollo nacido en Eguerew Miguel
Antonio Abreu y Baldés. Fue dignidad de prior del cabildo de Canarias y, en
1765, obispo de Antequera en el valle de Oajaca, donde falleció el 17 de julio
de 1774.
Entre
las numerosas pastoral es de Miguel Anselmo Alvarez de Abréu figuran las
siguientes: I. Pastoral o los fieles del obispado de Oaxaca sobre las virtudes
heroicas del venerable obispo de La Puebla, don Juan de Palafox y Mendoza y
causa de su beatificación.- Puebla, 1766. 2. Carta Pastoral del Ilustrado Señor
don Miguel Anselmo Álvarez de Abréu y Valdés, Obispo de Antequera en el Valle
de Oaxaca.- Madrid, por Joachin Ibarra, 1768.- XXXVI pp. Trata de la expulsión
de los jesuitas.
1775.
Nace Antonio C. Belvis de Moncada y Álvarez
de Toledo, Conde de La Gomera.
1775.
Nace en La Oortava, Chinet (Tenerife) el criollo Graciliano Afonso. Hijo del
también escritor Cristóbal Afonso, completa su formación en el Seminario
Conciliar de Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) y en la
Universidad de Alcalá de Henares (España), donde se doctora en Leyes. Destaca
como docente en el campo de la Filosofía, ocupando una cátedra del mismo
Seminario en distintas etapas. También imparte clases en el colegio San Agustín.
Como eclesiástico fue nombrado canónigo doctoral de la Catedral de Canarias.
Diputado a Cortes en el trienio liberal, se opone a Fernando VII, lo que tras el
retorno de este al trono, le lleva a exiliarse en Venezuela, Puerto Rico y
Trinidad entre 1825 y 1837. En 1838 vuelve a instalar su residencia en Winiwuada
n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria). Traductor de Horacio, Virgilio,
Chaucer y Milton, entre otros. Defiende la creación de una Biblioteca Canaria
para educar a la juventud canaria, idea que expresa en el semanario La Aurora.Fallece
en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) en 1861. Obras:
Las
hojas de la encina (1835), poesía. El
beso de Abibinia (1838), poesía. El juicio de Dios y la reina Ico
(1841), poesía. Zebensayas (1853), poesía.
1775.
Fasnia, Chinet (Tenerife). Los vecinos exigen la puesta en libertad de los
presos.
1775.
Los testimonios referentes a la situación de las masas forestales en la colonia
acosadas por las roturaciones, parece que la expansión de cultivos se dio también
en la isla de Benahuare (La Palma). Estas roturaciones parecen especialmente
intensas entre 1775 y 1780, momento en que se aprecia una especial preocupación de
la élite criolla ilustrada por el efecto destructivo de las rozas de montes y
por la privatización de tierras comunales. En un principio parece que la
expansión de cultivos consistió en la reutilización de terrenos ya roturados
en el pasado y que habían quedado abandonados ante la degradación del suelo,
pero el avance roturador de la segunda mitad de la centuria resultó mucho más
activo y las rozas avanzaron hacia zonas de monte arbolado que antes habían
quedado al margen del cultivo, amenazando con destruir una parte importante de
las masas forestales del Archipiélago.
El
miedo a la reproducción de las carestías y los desplazamientos de población
que se habían producido como consecuencia de las hambrunas (con su secuela de
reasentamiento de campesinos que buscaban tierras para roturar en nuevas áreas
y optaron por no volver a sus localidades de procedencia), fueron un factor
importante en la profusión de rozas clandestinas que se llevaron a cabo durante
la década de 1770 en determinadas áreas; junto a ello el empobrecimiento
provocado por la venta de las tierras familiares, para subsistir durante las
hambrunas de 1769-1773, movilizó al campesinado a buscar nuevas tierras de
cultivo a fin de recomponer su pequeña propiedad. No obstante, este proceso
roturador no estuvo protagonizado únicamente por el campesinado pobre, sin que
se vio espoleado por la terratenencia tradicional, la iglesia católica y la
burguesía agraria, que lograban hacerse con la propiedad de las tierras
roturadas gracias a su influencia sobre la comunidad rural y a la impunidad que
les conferían sus relaciones con los oficiales de justicia empleados de la metrópoli
encargados de reprimir las roturaciones clandestinas.
Es
probable que las roturaciones desencadenadas masivamente en algunas islas como
Chinet (Tenerife) y Tmarñant (Gran Canaria) lograsen equilibrar la producción,
manteniendo los precios bajos durante el periodo que medió entre las décadas
de 1770-80 y 1780-90; pero el «déficit» en la producción de subsistencia era
un factor estructural que no se alteró, sino que tendió a agravarse a largo
plazo una vez que los rendimientos decrecientes de las tierras roturadas
comenzaron a actuar de nuevo provocando la aparición de fuertes alzas
coyunturales de precios como la acaecida en 1787. (Juan Ramón Núñez Pestano;
1991)
1775.
Graciliano Afonso. Orotava de
Tenerife, 1775; Las Palmas, 1861. Dos lugares y dos fechas límites. 86 años
llenos de vida apasionada, dramática. De su padre, Cristóbal,
pintor-restaurador y comediógrafo de la escuela calderoniana -como Alayón,
agustino de La Orotava a quien se deben autos sacramentales -, recibe
Graciliano, de niño, las inquietudes artísticas. Un abogado orotavense, amigo
de la familia, le recomienda al obispo Tavira y le permite obtener beca para
estudios en el Seminario Conciliar. En 1790, seminarista en Las Palmas; luego,
en calidad de profesor de filosofía, permanecerá vinculado a aquella institución
hasta 1806.
El
Seminario, siguiendo las pautas dictadas por los obispos Tavira y Verdugo,
participa de las Ilustraciones; su profesorado se caracterizaría por su
enciclopedismo y "novedad". Allí dirige y patrocina conclusiones
filosóficas y facilita "libros prohibidos" a sus alumnos. El área de
su influencia y magisterio es el "foco de opiniones arriesgadas",
convertido en verdadero centro cultural del Archipiélago desde su fundación
por el obispo Herrera hasta Verdugo, donde galicanismo, jansenismo e
Ilustraciones generan expedientes inquisitoriales por lecturas, por defender
doctrinas arriesgadas, por discutir temas peligrosos para la fe. Los sacerdotes
Hernández Rosado, Albertos, Lucas Ramirez, Casañas, Antonio Ruiz y Rafael
Bento, entre los "tocados por las nuevas ideas", llegarian a ser
ilustres en el foro, en el púlpito, en la poesía o en la política.
De
La
guerra de la metrópoli con el Reino Unido convierte sus viajes entre Canarias y
España en pintorescas aventuras, como la que viviera en Mogador, vestido de
moro y urdiendo fantasías.
Licenciado
por la Universidad de Osuna, en 1806, aspira a la canongia doctoral del cabildo
catedralicio de Canarias. Las Decretales de San Gregorio son algunos temas de su
exitosa oposición, y como doctoral, pasa a intervenir en numerosos problemas
que van a ser no sólo capitulares, sino políticos. A raíz de los sucesos de
la plaza de Santa Ana en 1808, cuando el Cabildo permanente se hace cargo del
gobierno de la isla, la junta lagunera comisiona al teniente coronel Creagh para
que destituya a las autoridades nombradas en Las Palmas. En semejante coyuntura,
Afonso empieza a jugar a la conspiración y es acusado de connivencia con los
detenidos por el gobernador Creagh. Con él, Pablo Romero, Isidoro Romero, José
Quintana y otros tantos amigos que se reunian a comentar los sucesos y noticias
que desde Cádiz llegaban.
Es
la época en que redacta diversos informes: sobre la fiesta del Pino de Teror en
1808; sobre el pleito con los administradores de Jandía; sobre como celebrar la
proclamación del código constitucional de 1812; sobre las medidas a tomar en
la peste del año anterior; sobre los primeros intentos de división episcopal
de la diócesis; sobre la administración del legado de Verdugo; sobre la
organización del Seminario, del cual es nombrado rector. El edicto pastoral que
por encargo del cabildo catedralicio redacta, nos permite leer entre líneas a
Locke, a Helvecio, autores manejados por el canonista Afonso, el primitivista
Afonso. Un edicto, pues, cargado de política y espíritu revolucionario, en
donde se defiende la vuelta a los ritos y a la "Iglesia primitiva".
Con
el trienio constitucional, cambia su silla de coro por el escaño de diputado. A
las Cortes le llevaron sus amigos políticos, y el 24 de abril de 1821 se halla
residiendo en la calle Mayor de Madrid. Actúa en la comisión de Instrucción Pública
y lucha por la unidad episcopal del Archipiélago. Se pronuncia, además, por la
tesis de la independencia entre la Iglesia y el Estado, de acuerdo con
formulaciones que ya asumió durante su etapa de profesor del Seminario y de
doctoral. En la cuestión de la "capitalidad alternativa en Santa Cruz de
Tenerife", estableció un pacto
secreto con el diputado tinerfeño Murphy, para que se quedasen en cada isla
determinados organismos. Siguiendo al gobierno ya las Cortes, ante el acoso de
la reacción absolutista y la ingerencia extranjera, pasa a Sevilla en 1823 y
ligado al grupo de los más radicales,
vota
la incapacidad del rey Fernando y combate la política de Bencomo, el adalid de
la división de la diócesis. De Sevilla a Cádiz -donde escribe dramáticas
cartas al Cabildo Catedral -, de Cádiz a Las Palmas, del Puerto de La Luz a Gáldar
y desde allí a Santa Cruz para marchar, camino del exilio, a Venezuela.
En
la república sudamericana otro período de su vida. entre 1823 y 1837. Nace el
poeta prerromántico de versos valdesianos que canta la nueva libertad
venezolana y mezcla la lírica amorosa y el canto pindárico. En la isla de
Trinidad oficiando como párroco de
Su
primer libro de versos. El beso de Abibina, con veintidós odas suyas, sesenta y
cuatro traducciones de Anacreonte y el poema de leandro y Hero de Museo. Se
publica en San Juan de Puerto Rico en 1837, con prólogo inédito e importante
que supone el primer resumen de la poesía anacreóntica española. Sensibilidad
y erotismo llenan esas páginas tras el modelo de Juan Segundo autor flamenco
del XVI al que había traducido y de Meléndez el poeta de Salamanca. Abibina
pastora de Tacoronte, parece escapada de una égloga valdesiana y la égloga le
sirve al isleño de vehiculo para volver sus expatriados ojos a la isla natal.
Te acuerdas Abibina un primer verso que posiblemente tomó de El Lago de
lamartine es remembranza y es vivencia. Con palpitación humana.
Decretada
por la reina Isabel la amnistía en 1838. Afonso regresa a Canarias. En Santa
Cruz de Tenerife, mientras el barco se somete a la obligada cuarentena escribe
La Oda al Teide, poema personal, autobiográfico evocador e histórico; de un
historicísmo que aprendió del Duque de Rivas, su compañero en las Cortes:
como aprendió también de Quintana la grandilocuencia.
Buena
parte de la poesía regionalista romántica insular arrancaría de esa Oda y de
otros de sus poemas dedicados a temas históricos regionales -Icod. Dácil.
Doramas.
El
doctoral Afonso se reincorpora a su cabildo y se entrega a una gran actividad
capitular. Reanuda sus informes: sobre la creación de un Instituto, en 1846,
que nacería en la laguna al año siguiente; sobre el cólera de 1851. En vísperas
del Concordato, se ubica entre los adscritos al regalismo. Cartas y traducciones
salen luego de su pluma dirigidas algunas de las primeras a los arrendatarios
del Cabildo de Fuerteventura, lanzarote y Tenerife, así como en relación con
las ediciones de sus primeros libros en las Palmas. Traduce La
Eneida de Virgilio. El Paraíso
Perdido de Milton. El Rizo Robado
de Pope y años más tarde la Antígona de Sófocles. En el Colegio de San Agustín a partir de
1850, se hace cargo de la cátedra de Retórica y Poética y prosigue
transmitiendo ciencia a la juventud. Por sus aulas pasan Juan Evangelista
Doreste, león y Joven. Agustín del Castillo, los hermanos Martínez de Escobar
-Emiliano. Teófilo y Amaranto, sucesivamente alumnos discípulos y amigos de
tertulia en su vejez de la casa de Reyes Católicos -.y otros muchos le
conocieron o pudieron percibir la estela de su paso aquellos jóvenes que se
llamaron Benito Pérez Galdós y Fernando león y Castillo.
Digamos
por último, que no abandona su labor poética, y en 1851 nace la Oda
a Codina, obispo que tanto significó para una ciudad llena de muertos la
epidemia de cólera le sirve para cantar su amor al desvalido el amor y el
horror ante los enfermos abandonados por sus familias, las carretas llenas de
cadáveres y los improvisados cementerios. Octogenario, en 1861, acaba sus días
en las Palmas el doctoral, el liberal perseguido el tardío prerromántico. Y el
hombre, apasionado, vital, rico en dadivosa generosidad. (Alfonso Armas Ayala
en: A.Millares. 1977, T. 4 :301)
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Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
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Continuará