UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1751-1760
CAPÍTULO -II-
Guayre
Adarguma
1754
Octubre 12.
La rígida reglamentación del comercio de la época (véase el siguiente
apartado), convierten los prolegómenos de la aventura empresarial marítima en
una lenta y tortuosa tramitación para conseguir el correspondiente permiso
real. En nuestro caso los preparativos comienzan cuando el armador del buque, en
este caso el sargento mayor don Felipe Manuel Massieu de Vandala, vecino de la
ciudad,
dueño del navío nombrado el Santísimo Sacramento, Nuestra Señora del Carmen
y San Antonio de Padua, alias «La Paloma Isleña», surto y anclado en la bahía
de este puerto, en cuyo astillero fue fabricado, otorga poderes al capitán don
Nicolás Antonio Morera, vecino del lugar y puerto de Santa Cruz de Tenerife, el
12 octubre de 1754, para que en nombre del otorgante haga oposición con el
referido navío para navegar y disfrutar del registro de la permisión que toca
a la isla de La Palma para el año siguiente, es decir, el de 1755, para el
puerto de La Guaira.
El 10 de enero de 1755 se da por
presentado el citado poder y por opuesto a don Felipe Massieu de Vandala con el
citado navío. Se emite el correspondiente despacho a don José Nicolás de Valcárcel
y Lugo, subdelegado en aquella isla (La Palma) del Juzgado y Comercio de Indias
para que ordene el arqueo del navío y que luego de ser arqueado, sea
inspeccionado por dos expertos: un carpintero de ribera y un calafate, acompañados
en ambos casos por el Capitán de Mar.
El juez superintendente interino del
Juzgado y Comercio de Indias, don Pedro Álvarez, del Consejo de Su Majestad,
emite un decreto por el que se nombran dos peritos para el arqueo
del buque -Juan de Lemos y Juan de Acosta Toledo- y otros dos para el
reconocimiento de estar «estanco y hábil»-José Gómez, maestro de carpintería
y Leonardo Calderón, maestro calafate-. Estos últimos deberán ir acompañados
de Juan de la Concepción Rocha, capitán de mar.
Dichos nombramientos son notificados a los interesados el 28 de enero del citado
año, aceptando y jurando sus respectivos cargos.
De acuerdo con la medición efectuada
por los peritos Juan Agustín de Lemos y Juan de Acosta Toledo, el navío
resulta tener una capacidad de carga de 207 toneladas, lo que declaran bajo
juramento ante el subdelegado del comercio en la isla, don José de Valcárcel,
el 29 de enero de 1755.
El 30 de enero, don Felipe Manuel
Massieu de Vandala, en atención a sus habituales quebrantos de salud que le
impiden navegar en el proyectado viaje de «La Paloma Isleña», nombra como
capitán de la misma a don Santiago Fierro y Torres, el cual, tras aceptar ante
el Señor Juez Subdelegado el cargo, continúa con los trámites necesarios para
obtener el correspondiente despacho.
El 1 de febrero del citado año, tras
ser reconocido y practicadas las demás diligencias, don Santiago Fierro y
Torres solicita la primera visita en orden a completar las diligencias
necesarias para que el barco pueda recibir la carga.
En dicho día, mes y año son citados,
el capitán don Juan Lorenzo Vélez del Hoyo como diputado, don Domingo
Vandevalle de Cervellón como caballero diputado, don Tomás Álvarez oficial
mayor de Contaduría, don Ambrosio López de Abreu guarda mayor, Melchor Cabrera
alguacil del Juzgado, Juan de la Concepción Rocha capitán de mar, Francisco
Rodríguez y Pedro González hombres de mar, para hacer la correspondiente
visita.
El día 6 de febrero, con la asistencia
del señor Juez Subdelegado, los Caballeros Diputados, el Oficial de la Contaduría,
el Guarda Mayor, el Alguacil del Juzgado, el Capitán de Mar y demás
personalidades se efectúa la vista prevenida por los reglamentos, registrándose
la bodega, entrepuentes y demás compartimentos del navío, quedando a su bordo
por guarda Clemente Toledo.
El 8 de abril del citado año, don
Felipe Manuel Massieu de Vandala, dueño del navío, eleva al señor Subdelegado
escrito comunicando el nombramiento de don Nicolás Antonio Morera, natural de
esta isla y vecino del puerto de Santa Cruz de Tenerife, como maestre y
administrador de «La Paloma Isleña».
El 30 de abril, don Santiago Fierro
pide se realice la segunda visita y, tras cursar las correspondientes citaciones
a don Domingo Vandeval de Cervellón y don Juan Lorenzo Vélez del Hoyo como
caballeros diputados, don Ambrosio López de Abreu como guarda mayor del
Juzgado, don Juan de la Concepción Rocha como capitán de mar y Melchor Cabrera
como ministro del Juzgado, se realiza ésta con la presencia del Juez
Subdelegado del Juzgado y Comercio de Indias y de José Santos y Domingo Fuentes
como hombres de mar, encontrando la bodega a media carga con pipas, medias pipas
y otros vasos menores, de vinos y aguardientes y sin encontrar en ella ningún
tipo de géneros prohibidos.
El 14 de junio el barco está
totalmente cargado, por lo que su capitán don Santiago Fierro y Torres pide que
se extiendan las guías y que se remitan a la contaduría, con el fin de
satisfacer los correspondientes reales derechos.
El 29 de julio de 1755, finalmente, los
caballeros diputados don Domingo Vandeval de Cervellón y don Juan Lorenzo Vélez
del Hoyo, don Tomás Álvarez oficial de la Contaduría, don Ambrosio López de
Abreu guarda mayor del Juzgado, Melchor Cabrera ministro del Juzgado y José
Arrocha y Basilio Martín como hombres de mar, son citados para girar la última
visita, que es realizada dicho día por el señor don José Nicolás de Valcárcel
y Lugo, juez subdelegado del Juzgado y Comercio de Indias, acompañado del Capitán
de Mar y demás personalidades antes citadas, los cuales declararon encontrar el
navío apto para hacer el viaje y no haber encontrado a bordo géneros
prohibidos, dándose por finalizada la visita y autorizando que «continuasen
su viaje, con el favor de Dios...» (AGI, Contratación,
2862). (Francisco Javier Martín Pérez)
1755.
La tripulación de «La Paloma Isleña»
navío palmero en su viaje a Campeche en 1755: marineros, mozos y pajes
Fuente:
AGI, Contratación, 2862
Marineros |
Mozos |
Pajes |
Salvador
Barrientos |
Jerónimo
Pineda |
José
de la Concepción |
Domingo
Hernández |
Pedro
Toledo |
Antonio
Cigala |
José
Remigio de León |
Juan
de la Torre |
Mateo
Pérez |
Isidoro
Gómez |
Manuel
Martín |
Antonio
González |
Simón
Apolinario |
José
Pérez |
José
Manuel |
Manuel
de la Concepción Bravo |
Feliciano
Sánchez |
Lucas
José de la Cruz |
Diego
Pintado |
Manuel
Mascareño |
|
Domingo
de la Cruz |
Lucas
Morales |
|
Juan
González Peinado |
Andrés
Camellón |
|
Francisco
Apolinario |
Miguel
Agustín Rodríguez |
|
Francisco
Martín Gamitos |
Meregildo
Carnero |
|
Rafael
Paciador |
Agustín
Galán |
|
|
Marcos
Pérez Goras |
|
|
Domingo
Rodríguez |
|
|
José
Díaz Barreto |
|
|
Raimundo
Ferrer |
|
|
Antonio
Rodríguez Ortega |
|
|
José
González |
|
(Francisco Javier Martín Pérez)
1755
Los
cargadores que participan en este viaje de «La Paloma Isleña» son setenta y
cuatro, que embarcan un total de setenta y nueve partidas, todas ellas
perfectamente numeradas e identificadas con las correspondientes marcas (véase
anexo III). En su inmensa mayoría se trata de vecinos de La Palma, aunque también
participan en la aventura algunos cargadores de otras islas.
La mayoría de los cargadores pertenece
a las clases dominantes: nobleza local y clero
y, en menor medida, al resto de clases acomodadas: burguesía rural y comercial.
Resulta interesante el hecho de que en casi el 23% de las partidas embarcadas,
los cargadores lo hacen por cuenta de instituciones o intereses religiosos:
cofradías, capellanías, colegios, etc.
Hay que hacer constar, asimismo, que
tres de los miembros de la tripulación son, a la vez, cargadores. Éstos son,
el capitán don Santiago Fierro, el primer piloto, don Juan Agustín de Lemos y
el contramaestre y segundo piloto Juan de Acosta Toledo.
Mercancías
autorizadas en «La Paloma Isleña» para rancho y generala
Fuente:
AGI, Contratación, 2862
20
barriles de clavazón surtida con 50 quintales |
1
saco de cominos |
60
pletinas de hierro con 16 quintales |
3
saquitas con 2 quintales de anís |
70
piezas de coleta |
1
lío con |
25
piezas de crudo |
1
frasco de azafrán |
12
piezas de bramante |
3
cajoncillos de acero |
25
piezas de lona |
1
cajoncillo de cera labrada |
20
piezas de presilla |
1
feje con 80 arcos de hierro |
40
quintales de pólvora |
2
panes de plomo con libras 200 |
1
quintal de cuerda mecha |
36
cajoncillos de urea negra |
5
barriles de hojalata |
12
dichos de urea rubia |
2
paquetes de 2 quintales de hilo de vela |
40
botijas de aceitunas |
3
balones de papel |
4
cuñeticos de manteca |
1
barril de albayalde |
52
limetones de aguardiente de anís |
6
frasqueras de aceite de linaza |
30
botijones de malvasía |
4
cajetillas con un quintal de alambre amarillo |
2'5
quintales de queso |
450
botijuelas de aceite |
24
orzas y cincuenta botijuelas de dulce de almíbar |
2
cuñetitos de pimienta de Castilla con 50 arrobas cada uno |
6
sacos de nueces y 3 de avellanas |
3
cajoncillos de vidrios para vidriera |
16
barriles de almendra |
2
cajas de vasos y tazas |
10
barriles de pasas |
1
barril de platos de peltre |
3
barriles de higos y 1 de cajetas de conserva |
30
barriles de harina |
400
frazadas ordinarias |
Entre
los que viajan a la Guaira a bordo de «La Paloma Isleña» nos encontramos con
veintisiete cargadores. Algunos actúan en su propio nombre aunque alrededor de
una cuarta parte de ellos lo hacen por cuenta de terceros. Ésa es la razón por
la cual algunos cargadores que aparecen en la matrícula de tripulantes y
cargadores, no figuran como tales cargadores en el documento correspondiente.
(Francisco Javier Martín Pérez)
1755.
Como alivio a la negativa situación de la colonia, en ocasiones los canarios
pudieron embarcar en los registros de permisión tafetanes, cordones, encajes
ordinarios, cofias, medias, calcetas, lienzos y otras menudencias. De las
colonias españolas de América se importaban cueros vacunos antillanos, palo de
Campeche, tabaco en polvo y en rama de Venezuela y Antillas, cacao.
1756. Se comienza la edificación de la Casa de la Pólvora en la plaza de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) proyectada por La Pierre y situada en el antiguo camino de Regla, muy cerca del mar. Se trataba de una nave de planta rectangular, siendo circular en los lados menores, que quedaba cerrada en su perímetro por un muro de gran espesor. La planta estaba cubierta con bóveda de medio cañón. Las obras, dirigidas por el coronel de ingenieros español Francisco Gozar se iniciaron en 1756 y finalizaron en 1758. En tiempos del comandante general de la Metrópoli en la colonia Ibáñez Cuevas (1779-1784) se levantó un espaldón en este lugar para cubrir el almacén de las vistas desde el mar y de los fuegos que pudieran hacerle La Rivière llegó tras ser solicitado por el Comandante General de la colonia Emparán (1740) para estudiar y disponer técnicamente las fortificaciones y otros puntos básicos para la defensa de la colonia. El proyecto de un muelle recogió la idea de su compañero Benito de Herrán, en 1729, cuando situó también el arranque para un sólido espigón portuario, desde la laja del castillo de San Cristóbal en Añazu.
1756.
Nace el criollo Juan de La Cruz Belvis de Moncada, Conde de La Gomera
1756
Agosto 17. Se dio cuenta á los SS.
Guerrero y Loigorri, que entonces componían este Tribunal de “Santa Inquisición”,
que con motivo de haber blanqueado la Iglesia de la parroquia de los Remedios de
la Laguna, se quitaron los lienzos ó Sambenitos que había en ella; y los
Beneficiados de dicha parroquia se resistían á volverlos á poner, sino se
renovaban, por estar rotos é indecentes, y en este caso querían ponerlos,
donde se ocultasen con los canceles, y mandó el Tribunal que se renovasen, y
pusiesen en parte, donde los pudieran leer todos, cuya providencia es la última
que hallamos de Sambenitos puestos y renovados.
En
la Iglesia de los religiosos de Santo Domingo de Winiwuada (Las Palmas) según
exponía el relator “hubo en lo
antiguo Sambenitos, pero en el día no hay uno, y no tenemos razón porque se
quitaron, aunque creemos que seria, por haberse quemado dicha Iglesia á
principio del siglo pasado.”
También
los había en la parroquial del lugar de Telde, pero habiéndola blanqueado ocho
años hace, los quitaron los Beneficiados, y no los quisieron volver a poner,
por estar rotos, y según nos dice el secretario Sr. Retolaza, dio entonces
cuenta al Tribunal D. Antonio Padilla, ministro del Santo Oficio, pero parece se
disimulo y no se dio providencia alguna sobre el caso.
“Atendiendo
al mucho comercio que tienen en esta Isla los herejes, donde hacen la. mayor
parte los ingleses y holandeses, nos parece no convendría dejar de poner los
dichos Sambenitos cuando se ofreciera, aunque no fuera más que durante la vida
del delincuente, sus hijos y nietos.”
1756
Noviembre 1. Tuvo lugar un terremoto
en Lisboa (Portugal). Los efectos del terremoto empezaron a notarse en la islas
a las 6/3.1756. En Añazu (Santa Cruz ) se sintieron empezando de la hora 1 de
la mañana a las 11 de la tarde. Los observadores vieron las aguas del mar subir
por encima de las gradas del muelle, sin causar miedo.
La
oleada fue más importante en Guiniwuada (Las Palmas).
Tres
oleadás muy hinchadas que se miraban llegar han hecho estragos. En la ermita de
Nuestra Señora de la Luz entró el agua, y habiéndose retirado y puesta su
orilla una distancia como un tiro de pistola dentro de su antiguo límite,
descubrió el casco de un navío de cuyo naufragio no hay memoria, y dejó la
ermita llena de pescado. En Titoreygatra (Lanzarote) quedaron dañadas las
salinas.
1756
Diciembre 30. Es Alcaide de la
fortaleza de Santa Cruz el Capitán. Andrés Alsonso Gallegos y Álvarez, electo
en esta fecha por haber renunciado el Conde del Valle de Salazar que había sido
nombrado el 30 de Noviembre. En 26 de Diciembre se leyó una carta del citado
Conde diciendo no podía continuar de Castellano en el siguiente año y con ese
motivo se acordó que el día que pasase la Diputación a dar posesión de los
Castillos, se le alzase el pleito homenage y solo se diera al de S. Juan. El día
27 se acordó pasase la Diputación a dar cuenta de la renuncia al Comandante y
que se tratase según lo confe-renciado y diesen cuenta a la Sala. Y en efecto
el 28/10 executaron de que estaba dicho Comandante conforme en que el Cabildo
hiciese nueva elección.
1757.
Fueron trasladadas a la Florida 375 personas extraídas de canarias. En años
sucesivos hasta 1761 su número llegaría a 711. En 1763, como consecuencia de
la Guerra con Inglaterra, Florida pasó a manos británicas. La mayor parte de
los canarios, aunque no todos, decidieron trasladarse a Cuba, donde se
establecieron en el occidente de la isla.
1757.
También en Santo Domingo era temida la infiltración del lado oeste por
invasores ingleses o franceses y clamaba por un similar remedio: canarios
pobladores. Las condiciones fijadas por el Reglamento impuesto por la metrópoli
en
Los
primeros canarios entraron en la Florida de la mano de la Compañía de La
Habana, en 1757, y fueron 375 personas a las que sucesivamente y en los cuatro años
siguientes se agregaron 41, 213, 73 y 5. El remedio será tardío porque Florida
pasaba a manos inglesas en 1763 obligando a desalojar a los recién aposentados
canarios. Entre 1763-64 pasaron desde Florida a Cuba 425 canarios, que quedaron
enclavados en Regla, Guantánamo, Ceiba Mocha (Guanabacoa) y San Agustín de la
Nueva Florida (34 familias).
La
isla Española o Santo Domingo fue la región más beneficiada con la sangre
canaria en la segunda mitad del siglo XVIII, calculándose que de
Basamentos
de sangre canaria ofrecen los dominicanos pueblos de Montecristi (1751,
repoblado en 1756), Samaná (1756), San Rafael de Angostura (1761), Azúa
(1761), Bani (1764), San Miguel (1768), y Las Caobas (1768).
En
dos postreros escenarios del dieciocho: Luisiana y la Mosquitia en América
Central. A Luisiana en 1778-80 fue transportado el Batallón de Infantería con
2.376 personas (444 familias de cuatro personas y 600 soldados), que sirvieron
para fundar Valenzuela (113 familias), Galvestown (112 familias), Barataria y
San Bernardo donde todavía hoy pervive la herencia canaria como ellos mismos
alegan presumiendo de su pasado cultural. En cuanto a la Mosquitia, zona
amenazada por el establecimiento de ingleses, apuntamos la presencia de 60
familias de origen canario llevadas en 1782. Debió de ser éste uno de los últimos
aportes de la centuria hechos por la colonia canaria al poblamiento de América.
1757.
Nace en Ipalam (San Sebastián) isla de la Gomera
el criollo José Ruíz de Padrón. Uno
de los personajes más famosos de la colonia de las Islas Canarias. Estudió en
el convento franciscano de la Plaza de San Francisco, en Eguerew n Chinet (La
Laguna-Tenerife).
Su
celebridad se debe sobretodo a su actividad como diputado doceañista, y
concretamente por la elaboración de unos discursos y dictámenes sobre la
abolición de la Inquisición.
Debido
al naufragio del navío que le llevaba a Cuba desde Chinet (Tenerife), llegó a
las costas de Pennsylvania (Estados Unidos). Allí entabló amistad con Benjamín
Franklin. Participará en tertulias con los revolucionarios americanos
conociendo en ellas a Geoge Washingtón, John Adams y los otros líderes de la
revolución y fundadores del nuevo estado. Lanza un famoso sermón (1788)) en la
iglesia católica de Filadelfia en contra de la Inquisición, y pedirá su
abolición. Este sermón se hizo rápidamente famoso en la ciudad de Filadelfia
y en todo el estado. A finales de 1788 la orden franciscana le exige que vaya a
La Haban, donde le reprochan el discurso contra la Inquisición y sus ideas
liberales. En Madrid le acusan de liberal, masón, jansenista y antiesclavista.
Solicita
del Papa la secularización de los franciscanos para convertirse en sacerdote;
libre de la obediencia a la órden, viaja por la Francia de la Revolución y por
Italia. Vuelve a la metrópoli para instalarse como sacerdote en el curato de
Quintanilla de Somoza (León) hasta 1808, en que fue nombrado abad de Villamartín
de Valdehorra (Galicia). En 1811 es nombrado diputado en las Cortes de Cádiz,
representando a la colonia de Canarias, siendo uno de los principales artífices
de la primera Constitución española de 1812. Gracias a él desapareció el
impuesto o voto de Santiago, y consiguió que las Cortes suprimieran el Tribunal
de la Inquisición.
El texto
que le hizo mundialmente famoso fue su Dictamen sobre la abolición del
“Santo Oficio”, traducido al inglés y al portugués y con numerosas
ediciones en castellano (tanto en la metrópoli como en la América colonial), y
contra el que se editaron numerosos artículos y folletos. Este texto representa
en efecto una clara síntesis de sus ideas políticas y religiosas: el
catolicismo liberal. Esta doctrina se basa en una concepción regalista y
nacional de la Iglesia española, la cual debería estar bajo la égida de
pastores, párrocos y obispos. La Inquisición era un organismo que vulneraba la
jurisdicción que estos tenían sobre sus feligreses, ya que, aunque el Estado
era confesional y se prohibía la difusión de otras religiones, aquellos no podían
inmiscuirse en la libertad de conciencia de quienes las practicaban. Para Ruíz
de Padrón sólo los pastores podían corregir las creencias de los miembros de
la Iglesia, pero sólo con carácter educativo.
El
discurso de Ruiz de Padrón, que recogía las ideas y el planteamiento de su
sermón de Filadelfia, fue publicado por las Cortes con el título de "Apéndice
al dictamen del Dr. Don Antonio José Ruiz de Padrón sobre el tribunal de la
Inquisición". Pero luego volvió a España el rey Borbón Fernando VII
abriendo de nuevo el "Santo Tribunal", por lo que se destituye de su
cargo y se le abre proceso en el tribunal de la Inquisición de Valladolid y
después en el tribunal diocesano de Astorga. En 1815 lo condenan como culpable
a destierro perpetuo, para su reclusión en el convento de Cabeza de Alba. Ruiz
de Padrón recurrió logrando ganar el recurso en 1818. Participará luego en
las Cortes del año 1820. Fallece en Portela
de Valdeorres (España), 1823.
1757
Febrero. No podemos omitir
que el culmen institucional que alcanza el jefe militar de Canarias en la
centuria del setecientos, es fuente de conflictos por motivos de ceremonial y
protocolo. Lo vemos cuando el general Urbina emplea pretextos tales como fingir
una enfermedad ante el inquisidor Domingo de Hermosa, que acaba de arribar al
puerto de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife), con el objetivo, según
palabras del propio ministro «de evitar la obligación de visitarnos, con cuya
actuación ya sabe que reconoce ser suyo este deber». A pesar de que esto pueda
parecer actualmente una mera cuestión de etiqueta, en el fondo de tanto
planteamiento aparentemente superficial, latía una lucha por el poder.
Como pone
de manifiesto Bermejo «si se cedía en un punto a formalidades, honores y
precedencias se corría el riesgo de ser desplazado del centro de decisiones».
Lógicamente,
el jefe militar iba a exigir el lugar que por su empleo le correspondía que era
el mas preeminente, lo que significaba desplazar a otras instituciones como el
Santo Oficio en Canarias, cuyo poder en etapas anteriores había sido notorio.
Por tanto, en determinados eventos tales como la celebración de exequias
reales. (María Dolores Álamo, 1999)
1757
Noviembre 9. El más viejo de los
diputados doceañistas canarios, el criollo don Antonio José Ruiz de Padrón
nació en San Sebastián de la Gomera. Estudió en el convento franciscano de
San Miguel de las Victorias, de la laguna, y vistió su hábito en 1781. En
De
regreso en España, ingresó en el convento de San Francisco el Grande de
Madrid; y desde allí, al serle denegado el permiso para viajar por Francia e
Italia, solicitó y obtuvo la secularización en 1800. Desempeñó primero el
curato de Quintanilla de la Somoza 11802); y luego, en 1807, ganó por oposición
la silla abacial de San Jorge de Villamartin de Valdeorras (Orense), del mismo
obispado de Astorga. Alli le sorprendió el alzamiento español contra los
franceses de 1808, en el que desempeñó puestos relevantes, tales como vocal de
la Junta de Armamento y Defensa de aquella provincia.
Convocadas
las Cortes, fue elegido diputado por las cuatro islas llamadas menores
-lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera- en julio de 1811.
Tuvo
Ruiz de Padrón numerosas e importantes intervenciones, unas de ámbito local.
como sus pretensiones en favor de la creación de una Audiencia en Santa Cruz de
Tenerife (23 de marzo del 12), o de la erección de la Universidad de San
Fernando en la laguna (23 de octubre siguiente), o la creación del obispado de
Tenerife (8 de septiembre de 1813), o su postura en favor de la capitalidad de
Canarias para Santa Cruz (15 de diciembre de 1812); y otras, más trascendentes,
como el relevante papel que jugó en la supresión del Voto de Santiago
(discurso leído el12 de octubre de112) y en la abolición de la Inquisición
con su famosa intervención del 18 de enero de 1813, que ha quedado perpetuada
en una lápida existente en la fachada lateral de la iglesia de San Felipe Neri,
de Cádiz, sede que fue de aquellas Cortes. De aquí le vinieron a nuestro
diputado las acusaciones de heterodoxo, jansenista y hasta masón con que ha
sido obse- quiado. Constitucionalista y liberal, Ruiz de Padrón fue un
reformador, in innovador; pero no fue ni regalista, ni gallcanista. ni
partidario de una iglesia nacional. ni rebelde a Roma, ni masón. Una tacha típicamente
jansenista sí hay que hacerle: su aborrecimiento a la Compañía de Jesús,
enemiga desgraciadamente compartida por todos los liberales de la época; pero
ni tan siquiera cayó en el radicalismo jacobino de tantos de sus compañeros de
Cádiz, que formaron aquella "parcialidad comúnmente llamada jansenística".
Ruiz
de Padrón fue víctima de la reacción absolutista de mayo de 1814, siendo
sometido a proceso eclesiástico el 12 de julio. Condenado a reclusión perpétua
en 1815, apeló y al fin fue absuelto y reintegrado a su abadía en 1818.
En
el segundo período constitucional fue elegido diputado por Canarias y Galicia,
eligiendo esta última representación. Achaques de salud le impidieron tomar
parte activa en esas primeras Cortes del trienio; pero así y todo trabajó para
sostener el obispado de Tenerife; volvió a luchar en favor de Santa Cruz en la
comisión de división de partidos; presentó un dictamen sobre diezmos en 23 de
agosto de 1820 que no llegó a leerse, en el que defendió su permanencia; y
abogó por mantener los cuatro conventos franciscanos de Tenerife, en 1821.
Nombrado
maestrescuela de la catedral de Málaga en el verano de 1820, apenas disfrutó
de su prebenda.
Desde
fines de 1822 se trasladó de Madrid a Orense, donde le cogió la invasión del
duque de Angulema en abril de 1823. Y en Villamartín de Valdeorras falleció el
8 de septiembre, a sus sesenta y seis años de edad; con lo que se ahorró el
temporal que habrían de correr sus hermanos los liberales del trienio. (Marcos
Guimerá Peraza en: A.Millares. 1977,
T. 4 :300)
1758.
Testó en Güímar doña
Anastasia Díaz (o de Oliva, o Hernández Díaz)
Doña
Anastasia testó, dejando como albaceas a su único hijo y al beneficiado don
Cristóbal Alonso Núñez, su sobrino. Su hijo, don José Delgado Trinidad, fue
capitán de Milicias, alcalde de Güímar y fundador de las ermitas de San José
en El Escobonal y de Ntra. Sra. de Belén en Chacaica:; y casó con doña
Antonia María de la Rosa. Éste tuvo ilustre sucesión, entre la que destacaron
cuatro de sus hijos: el capitán don Juan Delgado Trinidad, el capitán, alcalde
y apoderado de Güímar don Francisco Delgado Trinidad, el subteniente de
Cazadores y alcalde don José Delgado Trinidad y el clérigo tonsurado y
subteniente de Milicias don Cristóbal Delgado Trinidad; así como dos nietos:
el capitán, alcalde y diputado provincial don José Domingo Delgado Trinidad, y
el brigadier de Ejércitos y diputado a Cortes don Juan Moriarty y Delgado; y su
bisnieto don Fabio Hernández y Delgado, coronel de la Guardia Civil.
* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.
---»
Continuará