FEMÉRIDES
DE
UNA
HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO
COLONIAL, DÉCADA 1621-1630
CAPÍTULO
XXVII (VI)
1630. Hubo en Garachico, Chinech (Tenerife) una inundación de la ciudad,
empujada por unas olas que barrían casas y mató tres hombres. Hubo un fraile,
cuyo nombre no ha sido conservado, que escribió un libro apocalíptico,
explicando que sólo las tres víctimas han ganado el purgatorio, y los demás
se han condenado y Garachico castigos mayores. Sobre estas predicciones hubo
informe en el “Santo Oficio,” en 1646.
1630. El colono y regidor Tomás Perera de Castro compra 45 pipas de vino
al regidor Andrés de Azoca a 227; ducs. (leg. 1.542, P 42 v.). Este regidor era
rematador, a través de persona interpósita, de los parrales de S. Marcos, S. Gonzalo y La Rambla en 1615, y de S. Gonzalo
en 1617. Mateo Díaz Maroto lo fue, también
mediante persona supuesta, de los parrales de S. Antón.
1630.
Templos y prelados católicos en la
colonia de Canarias según el criollo clérigo
e historiador José de Viera y Clavijo.
Fundación del convento
de dominicas del Puerto de
Quemóse también enteramente en 1718, un año
después que había sucedido el incendio de la villa
de La Orotava, de manera que las monjas que se habían refugiado a él volvieron a experimentar
igual desventura. Acogiéronse todas al convento
de San Pedro Telmo, que les habían cedido generosamente los frailes de
su orden, donde permanecieron hasta que,
reedificado el suyo, se restituyeron,
gozosas, año de 1721.
Su
comunidad ha sido como de 40 religiosas, dotadas de virtud, talentos, primor y gracias adquiridas, más que bienes de fortuna, pues son muy pobres.” (José
de Viera y Clavijo, 1982, T. 2: 372 y ss.).
1630.
El criollo Miguel Pérez, portugués,
dona una talla de arcángel Migue. Se conserva esta talla brabanzona del Arcángel
en el Real Santuario Insular de Ntra. Sra. de Las Nieves, perteneciente al
primer cuarto del siglo XVI. Procede el Ex - Real Convento de La Inmaculada
Concepción, también de esta ciudad, y fue donado en su testamento en 1630.
Piloto mayor de La Palma; el mismo que en 1570 se comprometió a dirigir la
expedición organizada para descubrir la mítica Isla de San Borondón. Aquel
caballero instituyó también una misa cantada con sus vísperas y procesión
alrededor del claustro de dicho Monasterio en el día de su advocación. (José
Guillermo Rodríguez Escudero)
1630.
La oferta para la producción de vinos en la colonia de Canarias era muy
importante, la caña de azúcar había cedido terreno ante el incremento de
producción que experimentó en las colonias del Caribe. Entre 1580 y 1640
Canarias contaba con cuatro importantes mercados para el vino: las denominadas
Indias españolas, el imperio colonial portugués, las Barbadas (colonias británicas
en América) y el mercado europeo, principalmente Inglaterra. Hasta que en 1640,
con motivo de la recuperación de su independencia por parte del reino de
Portugal, dejó de exportarse la gran cantidad de vino que se exportaba a ese
reino y sus colonias. Por si fuera poco. El Consejo de Indias y
A pesar de ello el comercio del vino, sobre todo el malvasía, continuaba en
aumento con Inglaterra dejando importantes beneficios para los colonos
terratenientes en la colonia de Canarias, tanto que los ingleses crearon una
compañía en Londres para monopolizar su comercio. Estas luchas que se
iniciaron en 1665 culminaron en 1666 con el motín del “derrame del vino” en
Garachico que dio pie la disolución de la recién creada compañía inglesa.
1630.
Se construye una casa anexa a
1630.
Juan Villon alquila a Boulineau unas casas altas junto a las de él (Villon) por 3 años. El
licdo. Baltasar de Linares, presbítero, arrienda por
un año a Boulineau una casa en que vive Barbóla de Fleitas con otra lonja que está junto a ella, que son dos moradas de casa,
en
1630. El mercader galo Andrés Cochon estante en
1630
Mayo 28. El Cabildo Catedral de la
secta católica en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) publica
una ordenanza por la que se regulaban los autos sacramentales que debían
celebrarse con motivo del Corpus.
1630 junio 24. Templos
y prelados católicos en la colonia de Canarias según el criollo
clérigo e historiador José de Viera y Clavijo.
Fundación del convento de Bernardas de Icod “Gaspar Alfonso Albarnaz y Leonor Francisca, su mujer, vecinos del lugar de Icod, dejaron
sus bienes en el año de 1600, con muy diversos fines, aquél para casar
doncellas pobres, y ésta para encerrar las que
fuesen parientas suyas en una casa de
emparedamiento, o recogimiento monástico, cuyo patronato perpetuo pertenecería
al cura beneficiado más antiguo de San Marcos y al
más cercano deudo vecino del lugar. Estas fundaciones no habían hecho ningún
progreso, hasta que el obispo don Cristóbal
de la Cámara, hallándose en visita,
expidió, a 24 de junio de 1630, un despacho, en el cual decía que,
aunque su predecesor don Francisco Martínez
no había tenido por .oportuno conceder en su tiempo la licencia necesaria
para la erección de un convento con los fondos de aquellos dos
patronatos, los cuales sólo se empleaban hasta allí en casar doncellas, conociendo
los fraudes que en esto se solían cometer, pues a veces por indecentes caminos
procuraban ser llamadas las que no lo merecían, mientras las virtuosas
y legítimas parientas quedaban excluidas del favor, le parecía que
era llegada la hora conveniente en que, para
el servicio de Dios y bien del lugar,
se debía fundar un convento de religiosas.
Para esto señaló un hospitalillo que estaba allí con poca renta, pero que tenía iglesia, coro y buena situación, con cláusula de que las monjas sustentasen
siempre dos pobres, dándoles aposento, y
que se conservase en él la Confraternidad de la Misericordia. Aplaudió el pueblo el pensamiento,
dio el mismo obispo la posesión a los patronos, fabricóse la casa y
se destinó para religiosas cistercienses
con título de San Juan Bautista y San Bernardo, cuyo número fijo había de ser de treinta
y tres, entre parientas de los fundadores y las que quisiesen entrar por
dotes. Declaróse que habían de estar
sujetas al ordinario, y el referido prelado, en Canaria, a 14 de marzo de 1634,
señaló cuatro religiosas de los monasterios de San Bernardo y San
Ildefonso de aquella isla, para que pasasen a ser fundadoras del de Icod, donde
debían residir a lo menos tres años.
Estas eran doña Tomasina de Santa Catalina, superiora de San Ildefonso, doña María de San José, doña Luisa de Santa Ana y doña Josefa de San
Miguel, profesas del convento de San Bernardo.
Nombró el obispo a la primera por abadesa,
a la segunda por priora y portera, a la tercera
por subpriora y tornera y a la cuarta por vicaria
de coro y maestra de novicias. Embarcáronse el día 8 de mayo de aquel año y llegaron al puerto
de Santa Cruz al día siguiente, martes, por la mañana. Por la tarde
subieron a la ciudad de La Laguna, donde
fueron recibidas, no sólo por la clerecía
con cruz y ciriales, sino también por el gobernador, su teniente y otros
caballeros. Hospedáronse en el monasterio de Santa Catalina. El 15
partieron para la villa de La Orotava, acompañadas
del maestre de campo Salvador Gallegos, su patrono,
del beneficiado de Icod, del cura de San Juan, etc., y fueron recibidas
con la misma solemnidad, hospedándose
igualmente en las monjas de Santa
Catalina.
El
día 21 siguieron su marcha; descansaron en San Juan de la Rambla y, cuando
llegaron a Icod, se apearon en la iglesia
parroquial, donde fueron también
recibidas con cruz y cera de manos, y, conducidas
luego en procesión a su convento, se colocó
el santísimo sacramento al día siguiente con gran pompa. Don Domingo Albarnaz, hijo del primer patrono, obtuvo en Roma aprobación de
este patronato, por bula de Inocencio X,
dada en 1.° de
junio del año del jubileo de 1650 y sexto de su
pontificado. La comunidad es como de 40
religiosas.” (José de Viera y Clavijo,
1982, T. 2: 369 y ss.)
1630
octubre 20. Notas en torno al
asentamiento colonial europeo en el Valle Sagrado de Aguere (
Los hábitos de órdenes militares.
“La nobleza debe
parte de su importancia a su función guerrera, y además ejercía el monopolio de la violencia, pero hacia 1600 era ya un recuerdo esa justificación, aunque seguía
presente en el plano teórico (órdenes militares). Conceptos como el valor y
la fuerza, de origen medieval, persistían en los tiempos modernos, si
bien el principal «campo de batalla»
lagunero fue la plaza Mayor y las refriegas se redujeron a los juegos de cañas.
No obstante, algunos aprovecharán las levas del Seiscientos y algunas campañas de los Austrias, sobre todo
con ocasión de la sublevación de Portugal y de las crisis de Flandes, para
labrarse un rápido ascenso, cuando no contribuían también económicamente a
formar esos ejércitos.
Menos arriesgado y costoso era adquirir un hábito de
orden militar, honor al alcance de los
pudientes, que además se servirán del mermado estado de la hacienda real, que con tal de enjugar su déficit no
prestaba mucha atención a las primitivas
exigencias de ingreso. El interés de los caballeros e hidalgos, pero mucho más de la burguesía mercantil —no
digamos de la que tenía una «dudosa»
ascendencia— por la obtención de un hábito, es que constituía
un auténtico seguro frente a una acusación, en cuanto el acceso suponía la limpieza de sangre del linaje.
En ese sentido, Domínguez Ortiz destaca las
enormes facilidades que dio el Conde Duque a
los mercaderes para ser admitidos en las órdenes militares. Asimismo hace hincapié en la inflación de incorporaciones registrada en unas pocas decenas de años, sobre
todo en la orden de Santiago: entre 1572 y 1625,
se pasa de
La ceremonia de la incorporación oficial del nuevo
caballero, como era propio de un cuerpo
mixto religioso-militar, tenía como escenario —y nunca mejor dicho, teniendo en cuenta el ritual solemne y
teatral de estas investiduras— un recinto eclesiástico,
en el que el aspirante velaba armas, se
celebraba misa, comulgaba, se bendecía la espada con la que el caballero padrino le daba el espaldarazo, para concluir con
el calzado de las espuelas y demás vestimenta
propia del hábito de alguna de estas
concesiones, cuya imposición representaba un auténtico acto social de afirmación
nobiliaria. Detengámonos en uno de ellos, desarrollado en el convento agustino en 1630. Allí, ante el maestre de campo Cristóbal de Salazar de Frías, caballero
de Calatrava, comparece el cap. d. Luis Jorge de
Rivera, lugarteniente para el gobierno de la guerra del capitán general, para ser armado caballero de Santiago. En teoría debía recibir el hábito de un
caballero de esa orden, pero como no lo había en las islas, accedió el monarca
a que en su defecto actuase otro
caballero, de la orden de Calatrava o Alcántara. Como tampoco había religioso de Santiago, el rey
facultaba en su lugar al prior, subprior o
rector de cualquier convento agustino, o al abad guardián, para que después
de armado le ataviase con el hábito según las reglas. En el altar mayor de la
iglesia del convento se hallaban el capitán general, el gobernador d. Diego de Alvarado Bracamonte, el teniente licdo. Francisco de Molina, el cap. d. Alonso
de Zúñiga , el entretenido del general y alguacil
mayor del Sto. Oficio d. Diego Sarmiento, padrinos del aspirante, y otros muchos caballeros y muchas personas. Le armó caballero Cristóbal de Salazar y Frías, vestido con su manto blanco con cruz de la orden de Calatrava.
No cabe duda de que la clase dominante invirtió
decenas de miles de ducados en fabricar su
nobleza, para regocijo de los últimos Austrias. Basta considerar el mercadeo organizado cuando
Además de los hábitos, los poderosos optaron a
otros títulos que conferían poder efectivo y, en
algunos casos, dinero. Dejando a un lado las regidurías perpetuas y otros
oficios municipales (alguacil mayor...), otros cargos fueron codiciados
y comprados, como las fa-miliaturas y
alguacilazgos del Santo Oficio, que además tenían la virtud de
colocarlos prácticamente por encima de toda sospecha y contribuía eficazmente a lavar pasados oscuros. Por ejemplo, en 1634
remató la vara de alguacil mayor de
Aunque nos parezca algo muy repetido, las familias de pro buscaban para sus hijos peor situados la salida religiosa
o militar. Normalmente, ésta, bien labrada
fuera de la isla, en los campos de batalla europeos al servicio de los Austrias, como se apuntó antes, podía ser un
útil mecanismo de ascenso social. Eso explica que
Francisco Sarmiento y Porras, alguacil
mayor del Sto. Oficio, se decida en 1630 por enviar a su hijo d. Pedro Sarmiento
a servir a S.M. a Italia, o donde el rey estimase más conveniente, pero añadía que el monarca le concedía a su hijo el título de capitán con potestad para levantar gente,
ofrecía 500 ducs. a
1630 octubre 20. En el convento agustino de
Relatamos algunos pormenores del acto: D. Alonso y d.
Diego le calzaron un par de espuelas, y
Salazar de Frías le ciñó una espada y, ceñida, la saca de la vaina, y teniéndola en la mano desnuda preguntó a Rivera: ¿queréys ser cavallera?, a lo que
respondió Rivera: sí, quiero. Salazar terminaba proclamando: Dios os
aga buen caballero y el apóstol Santiago. La
pregunta y respuesta se repitió dos veces más. A continuación, Salazar tocó
con la espada en la cabeza y hombro de Rivera y la tornó a introducir
en la vaina que tenía en la cinta el nuevo caballero. Luego Rivera requirió a
fr. Salvador Rodríguez, superior, quien tomó a aquél de la mano y lo
entró en la sacristía, donde asimismo
acudieron el general, el gobernador, d. Alonso de Frías, d. Diego Sarmiento
y otros capitanes y caballeros. Allí hizo posar en el suelo a Rivera y le leyó
ciertas preguntas de un libro de la orden, y posteriormente, hincado de
rodillas el nuevo caballero, le vistió un
manto blanco con un hábito de Santiago, terminando el acto con bendiciones
y un beso en el carrillo que dieron a Rivera el maestre de campo, el religioso
y sus padrinos.
1630
Diciembre 20. El
governador y oidores de
y
aunque por parte de Don Luis de Rivera Baena, en aussensia del Sr. General su
padre se bino a consultar e esta isla con los asesores si se admitirían o no y
fueron del pareser que no se admitiesen y se despachó comisión al Ldo. Don
Pedro de Silva, juez de su Magestad para los contrabandos de la dha. isla para
que no los admitiese, antes los prendiese y los bienes y nabíos los embargasen
y que nenguna persona con ellos contratase y para su resistensia se le diese
todo el favor y ayuda que para ello fuere necesario y les pidiese, y antes los
unos y los otros no o abéis cunplido ni hasta agora se a querido publicar el
dho. auto por el color y paliaciones que juyendo de su cunplimiento se les a dádo,
y, lo que no es de menos importansia, que estando los dhos. enemigos admitidos
al comerssio y trato de essa isla se dará ocazión para que se pueda cometer el
delito de los polvos infissionados de que ha caussado tanta mortandad en los
Reinos de su Magestad y en que con tanto cuidado se procura la prohibissión de
todos los estranjeros en estos Reinos para que no tengan ocassión de entrar los
dhos. polbos, quanto más siendo ingleses y olandeses los que (roto el papel) y
entran en essa dha. isla; para cuyo remedio acordamos que esta Real Audiencia de
agora se passe desta isla de Canaria donde assiste a essa de Tenerife, adonde
esté y asista en el interín que estos dhos. daños se reparan y su Magestad
mande otra cosa, respeto que los demás medios, autos y provisiones que sobre
ello se a depachado y ministros a quien se a cometido no an tenido ni se les a
dado el debido cunplimiento, n, por ser tantos y tan poderosos los interesados,
parese las tendría si la dha. Real Audiencia no se mudase, assí a inpedir lo
susso dho., como a prender, prosseder y cartigar culpados: para lo que mandamos
dar y dimos esta provizión; por la cual mandamos que luego que con ella seáis
requerido, sin dilazión, estorbo ni inpedimento, que en nenguna manera pongáis,
dentro de un día como Juan García Cabeza, ressetor desta Real Audiencia u otro
cualquier escribano os la notificare hagáis llamar al cabildo. 20-12-1630.
(L.de
1630. Así continuaba desolado aquel paraje (Puerto de Arrecife-Lanzarote),
hasta que el Cap". D". Francisco
García Santellas de origen francés, que comerciaba con su nave en dicho Puerto del Arrecife, fundó aquí una
ermita o capilla dedicada a S". Ginés obispo. Santellas también fue
administrador del Estado de Lanzarote, y primer mayordomo de la misma iglesita. (J. Álvarez Rixo, 1982:49-50)
1630. El capitán
general de la colonia Canaria don Juan de Ribera Zambrana tiene varios esclavos
moriscos que, según delación hecha a
1630. El
governador y oidores de
1630. Consta que en este año el capitán general y virrey
de la colonia Rivera aún residía en Tenerife, y en enero de 1631 al menos
estaba en Gran Canaria. Rivera nombró como su teniente de capitán
general en Tenerife a su hijo d. Luís de Rivera, mayor de 21 años, poniéndole casa y muchos criados en La Laguna, con lo
que impidió el ejercicio del gobernador Alvarado, por ejemplo en la visita de
navíos, originándose así un
conflicto.
Mayo de 2013.
[Nota: Los capítulos están publicados
por orden numérico, lo que permite acceder a los anteriores con solo cambiar en
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