BAILES POPULARES CANARIOS

 

 

NOTAS AL DIARIO DE LAS HERMANAS CASALON

 

Eduardo Pedro García Rodríguez

 

 

(Continuación  del cap., anterior)

 

     Según las tradiciones, la danza de las cintas tenía ciertas variantes. A decir de algunos, en ocasiones los bailadores hacían sonar las chácaras a la par que danzaban; otras, cada danzante vestía el color de su cinta, con lo que el entrelazado presentaba agradables combinaciones de agradables perspectivas; hasta finales del siglo XIX, existía una modalidad que consistía en cada danzante era acompañado por una niña que cogida de una banda, muy adornadas y bailando con donaire.

 

DANZA DE LOS ARCOS

 

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     La danza de los arcos es básicamente igual que la de las cintas, excepto que las cintas son sustituidas por unos arcos de convexidad superior, adornados de ramas flores y lazos de variados matices, articulados a un espigón embutido en el extremo libre del arco; Danzaban con igual compás, dando los mismos pasos, aunque siempre entrando  en una obligada dirección y haciendo sonar las chácaras con la mano derecha.

 

DANZA DE LAS VARAS

 

      Para la danza de las varas no se emplea palo central. Los bailadores provistos cada uno de su respectiva vara en forma de arco, como de un metro de largo y vistosamente adornadas, se disponen en círculo cogiendo en alto con cada mano los extremos de la vara, para danzar como en la Isa diferentes pasos y figuras al compás del tambor, de las chácaras y flauta, los bailadores ejecutan movimientos cadenciosos, dando dos pasos cortados sobre la derecha y otros dos medios sobre la izquierda, mientras el conjunto gira alrededor, dilatándose o replegándose, pasando por debajo de la bóvedas formadas por los arcos y haciendo artísticas cadenas y deshaciendo nudos y cruzados, así como otras figuras bajo la dirección de las guías. Esta danza era habitual en los pueblos de nuestra isla, hasta las primeras décadas del siglo XX y, al presente esta y otras han sido rescatadas   por algunos grupos folklóricos.

 

DANZA PÍRRICA

 

     Respecto de la Danza pírrica de los guanches, los danzarines, al compás de la música, toman actitudes ofensivas y defensivas, chocan las armas, con gran agilidad en los golpes y quites con elegantes posturas. Esta danza captó la atención del poeta Viana quien en su única obra conocida, “Antigüedades de las Islas Afortunadas” (1605) en la página 368 nos dice:  

 

salió una danza de nivarios mozos,

que  Dácil ordenó por darle gusto

al cautivo, señor del alma suya;

fue la danza admirable, gustosísima,

de doce bailadores extremados

que con unas espadas españolas

despojos ordinarios de sus guerras,

desnudas en las manos por las puntas

y por la guarnición, en buen concierto,

tramaban una danza muy curiosa,

dando mil saltos y ligeras vueltas.

 

     Es posible que los guanches tuviesen más de una danza pírrica o la que usaban primitivamente fue transformándose paulatinamente, pues a dicho genero corresponde la danza conocida entre los pueblos chasneros como baile de los palos, que es muy semejante a otro antiquísimo de los vascos del norte de España, de donde sin embargo no fue importado, por lo menos en época colonial. Al respecto debemos hacer notar que, entre los bailes nacionales ingleses existe el llamado sword dances o danza de las espadas, baile que en el transcurso del tiempo concluyo por bailarse con varas o bastones, un proceso similar debió acontecer entre los vascos. Pero veamos en que consiste la danza. Varios danzantes de ambos sexos, provistos cada uno de un par de palos de leña blanca, se colocan formando dos filas paralelas, una de hombres y otra de mujeres, quedando de frente las respectivas parejas. Al compás de la música comienza el baile rompiendo el hombre con el píe derecho y la mujer con el izquierdo, dando dos alzas de pie alternando sin cambiar de sitio, seguido de un balaceo del hombre sobre la derecha y de la mujer sobre su izquierda con tres medios pasos, coincidiendo al quinto de este total de pasos un choque los palos de la diestra de la pareja, parando en cuarta alta de la esgrima del sable.

 

     Terminado este movimiento completo le sucede otro igual, pero en sentido contrario, chocando los palos de las manos izquierdas en cuarta alta al quinto paso; luego se repite el primer movimiento para chocar los palos en primera baja, seguido de otro para chocar en segunda. Viene seguidamente otro movimiento que termina con el choque del palo de la mujer sobre el del hombre, que le da la espalda con el palo tendido atrás y bajo, sucediendo otra figura igual, quedando de espaldas la mujer, para luego dar comienzo a un séptimo movimiento en que las parejas una vuelta completa sobre sí mismas, chocando cada cual sus dos palos al compás de música, mientras se dirigen a ocupar la fila opuesta a la que tenía al romper el baile para cambiar de pareja; finalizando con el séptimo movimiento el ciclo, chocando las nuevas parejas los cuatro palos. De tal manera que las parejas van cambiando a la terminación de cada ciclo, terminando el baile cuando vuelven a encontrase las primitivas parejas, que se despiden, saludándose con los palos como los oficiales del ejército con las espadas.

 

EL TAJARASTE

 

     Sin duda alguna el baile más popular que se ha mantenido en su pureza hasta nuestros días es el tajaraste. Este baile que, como todas las danzas guanches, se ejecutan al compás de la música de la pandereta o tajaraste y el tambor, a los que a veces acompaña la flauta y las chácaras (y hoy en día los instrumentos de cuerda). De ordinario lo bailan dos parejas colocándose invertidos hombres y mujeres, es decir, quedando los de igual sexo en el diagonal del cuadrado que forman, pueden sin embargo bailar a la vez varias parejas guardando el orden indicado

 

     Consiste el baile en tres medios pasos vivos, alternando dos de un píe y uno del otro, haciendo cada movimiento de estos tres medios pasos una ligera suspensión el píe contrario al que da comienzo, una vez sobre el derecho y otra sobre el izquierdo; girando a la par de cada suspensión una vez con vuelta sencilla para bailar con la pareja más “inmediata” y otra con doble vuelta para hacerlo con la más “alejada” en el orden que se mueven; pues todos siguen una curva cerrada, siempre la mujer por dentro sobre la derecha y el hombre por fuera sobre la izquierda: de modo que cada pareja que rompe el baile (comienza el baile) se vuelve a encontrar al dar la vuelta entera círculo.

 

     Todo hombre tiene derecho a relevar después de dos cantares y todos los presentes a cantar cuanto quieren.

 

     En el año 1998 tuve la oportunidad de asistir a un tajaraste en Teno Alto, la experiencia para mi será inolvidable, la noche era extremadamente fría pero este inconveniente quedó rápidamente compensado por la innata amabilidad de los habitantes del lugar. A eso de la diez de la noche comenzó el baile bajo la dirección del maestro de ceremonia sin cuyo beneplácito no se iniciaba ninguna danza, la orquesta estaba compuesta por cuatro tocadores, guitarras, bandurria y timple, a la cual se permitió unirse algún visitante con su timple, el baile transcurrió con las habituales Isas, Folias, Malagueñas etc. A las doce en punto, todos los asistentes estaban preparados para iniciar la danza del tajaraste, la cual comenzó a una indicación del maestro de ceremonias, prolongándose hasta el amanecer. Varios detalles me llamaron la atención durante la velada, uno de ellos el hecho de que no se interpretara el tajaraste antes de la media noche, y que a partir de esta  hora se bailase solamente el tajaraste, gentes que durante los bailes, digamos de precalentamiento, estaban “fijados” a la barra de la cantina o andaban como despistados, e incluso el encargado del bar que se mostraba en extremo diligente en su cometido, en cuanto comenzó el tajaraste se unieron a la danza, sin dejar de bailar hasta que se dio por concluida la misma, el mencionado encargado del bar, a pesar de que era cojo de uno de sus píes, (creo recordar que del derecho) no por eso dejo de mostrar menos bríos durante el baile que el resto de los Danzantes.

 

EL TANGO TINERFEÑO

 

     Entre los bailes populares guanches cabe destacar el llamado después de la invasión y conquista de la isla “tango tinerfeño”; como denominaron también a unos bailes indígenas del Hierro y la Gomera , tango herreño y tango gomero. El tango tinerfeño casi ha desaparecido, pues ya solo suele encontrarse en algunos caseríos de Icod y sus alrededores. Lo bailan dos parejas colocadas en situación de seguidillas, pero sus cambios no son tan rápidos. A cada compás adelantan un píe dando dos medios pasos alternando con otros dos medios del otro píe, imprimiendo a la par a la cintura un cimbreo lateral de elegantísimo efecto.

 

LA GUARACHA

 

     Con todo, la danza guanche más conocida es la guaracha, como hemos apuntado más arriba. Tuvo el privilegio de recorrer el mundo entero perdiendo en esa larga emigración su primitivo titulo hasta en su país nativo, pues apenas si lo conserva en alguna isla, y algunas regiones de América; y no solo perdió su apelativo, sino que fue más conocido por baile canario o el canario, saltero, y en Italia como saltarello etc., sino que dejando por el camino su aire, tono y cadencia para dar lugar a numerosos hijos bastardos que en nada recuerdan a quien le dio ser (caso de la segunda partitura de la cuarta sonata de Bach). 

 

     Entre nosotros sigue viviendo con su antigua fisonomía, especialmente por Arona, Adeje y pueblos del sur, y formando parte del repertorio de grupos folklóricos bajo la denominación de tanganillo y saltonas.

 

     Por lo expuesto queda claro que, el componente básico del folklóre canarios es de origen guanche, si bien al ir recibiendo sucesivas aportaciones de influencia andaluza, extremeña, portuguesa y muy especialmente, en los últimos tiempos, americana, más la incorporación de instrumentos de cuerda, han hecho del folklóre canario uno de los más ricos y variados del mundo.

 

 

Septiembre de 2011.  

 

Ilustraciones:  

La danza de los arcos es de indudable origen guanche. En uno de los yacimientos de grabados rupestres del barranco de Balos, en Gran Canaria, se pueden observar éstas figuras danzantes con los arcos.

Foto: Archivo del Autor.

 

Las colas en los Dispensarios eran prácticamente interminables.

Foto: Archivo del Autor.

 

Jóvenes de La Laguna elaborando la alfombra del Teatro Leal, año 1959

Foto: Archivo del autor.

 

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Bailes populares canarios (I)