El
corsario tinerfeño Amaro Pargo
Guayre Adargum
Amaro Parga fue muy perseguido pero siempre
se escapó de la justicia. En cierta ocasión fue detenido Amaro Rodríguez por
parte de los oficiales de la Casa de Contratación de Cádiz, al impedir que
revisaran su navío “El Blandon”.
El expediente alude en primer lugar a la consulta del 29 de marzo de 1719. El
consejo de Indias puso en conocimiento del rey el haber dado cuenta que, el
gobernador de Caracas, con un oficial real del puerto de La Guaira, fue a
realizar la visita obligada antes de zarpar, según disponían las leyes. El
capitán Amaro Rodríguez Felipe no quiso que se efectuara la inspección y se
puso más de legua y media fuera de la artillería. Se dio orden el 18 de abril
del mismo año de
En
otro orden de cosas, señalo que había venido de Veracruz como capitán de “El
Blandon”, fabricado en Campeche. Un navío con el que, según añadió,
salio en abril de 1718 de La Guaira con rumbo a Veracruz, transportando cacao.
El
corsario informo que el gobernador deseaba actuar en contra de el, es despique
del antiguo rencor y odio que le tenia, pues estaba receloso de que Amaro Pargo
pudiera informar del abuso de su autoridad, la poca eficacia de su administración
y la corrupción patente.
Se
sabe del constante saqueo de su casa en Machado (El Rosario, Chinech-Tenerife)
lugar estratégico de vigía hacia el horizonte atlántico…en busca de su
tesoro que ciertamente existió, aunque a algunos les parezca increíble, (cofre
que guardaba en el camarote y era como la caja fuerte en la que se guardaba
documentos, objetos preciosos y dinero…) Pues señala en su testamento dicho
ajuar, el cual estaba formado por plata labrada, joyas de oro, perlas y piedras
de valor, porcelana china, ricas telas y cuadros, añadiendo que lo tenia
catalogado en un libro forrado en pergamino y marcado con la letra D…( del que
se desconoce su paradero)… Tesoro del cual solo se ha verificado y constatado
una pequeña parte. Es conocida la rocosa de la cueva de San Mateo (Punta del
Hidalgo, Chinech-Tenerife)que servia para esconder sus botines…También
dentro de este mapa de misterios están los míticos Roques de Anaga, en la
parte geográfica este de la isla de Chinech (Tenerife), donde se divisan restos
de embarcaciones hundidas por los piratas o quizás al buscar refugio en algunas
de estas calas del agreste Norte de la isla, debido seguramente a los vientos de
alguna tormenta , tenían que navegar cerca de la costa y contar con los
peligros que conlleva fondear frente a estos arrecifes…
En
lugares donde la tierra no era nada generosa, tierras estériles, los lugareños
no tenían otro medio de subsistencia que ir al mar a buscarse la vida en las
ciudades, y sobre todo en los poblados mas pequeños del interior isleño,
excepto los situados en ricas vegas regadas con el agua de sus barrancos, muy a
menudo faltaban los productos mas imprescindible para sobrevivir. Para su suerte
descubrieron que frente a sus narices paseaban, a menudo, naves cargadas de
riquezas y alimentos. Por tanto si conocían el arte de navegar, y disponían de
una ligera embarcación y armas, de una forma natural, se les incitaba a la
piratería. Al latrocinio en el mar.
Obtuvo
el titulo de noble, consiguiendo la real certificación de Nobleza y Armas, en
Madrid el 9 de enero de 1727.
Su
fortuna quinientos mil pesos fuertes, cifra fabulosa cuando la isla, bucólica y
pastoril aun conservaba su encanto natural y prerromántico… Amaro Pargo hizo
su primer testamento en 1734 y el definitivo el 19 de junio de 1746, con un
codicio posterior el 1 de octubre de 1747, realizando numerosas disposiciones,
cambios y escrituras de fundación. Todo ello anotado en cientos de páginas
cosidas en valiosos tomos con tapas de piel.
Amaro
Pargo puso por condición que todos los que sucedieran en el vínculo y
mayorazgo fueran hijos legítimos, nacidos y procreados de un confortable
matrimonio o por subsiguiente legitimados, debiendo casarse con personas nobles
y de limpia sangre.
El
animo que le movió a hacer el vinculo y mayorazgo, fue el de conservar la
memoria de su linaje y que los sucesores que lo representaran tuvieran caudal
para vivir decentemente –“absteniéndose- preciso –de procederes
indecorosos que le desluzcan”
Manuel
de la Trinidad Amaro, hijo ilegitimo, presentó por medio de su abogado un
recurso de apelación el 28 de febrero de 1714 sobre una parte de la herencia, a
lo que se opusieron los herederos.
Murió
el 14 de octubre de 1747. En Eguerew n Chinech (
Durante
el traslado del entierro, se hicieron ocho pausas en la calle. El sepelio fue
por la mañana y en los documentos se hace constar que fue muy solemne.
El
capitán Amaro Rodríguez Felipe fue enterrado en el sepulcro de sus padres, al
lado derecho al entrar el templo Santo Domingo, bajo el coro. La losa de mármol
tiene grabado el escudo de armas de la familia Rodríguez Felipe, en el que no
faltan símbolos de fuerza como el guerrero saliente con armadura, los puñales
y los cañones. Y para reforzar el espíritu corsario, al pie del sepulcro
aparece una calavera guiñando el ojo derecho y el izquierdo abierto, sin faltar
las dos tibias cruzadas.
Su
esclavo moriría unos meses después el 17 de enero de 1748 enterrado en un
convento anexo donde fue enterrado Amaro Pargo. El documento añade que era
libre y de unos 80 años de edad. El entierro paro cuatro veces en su recorrido
por la ciudad y acompañado de cuatro capellanes. Mucho mas importante es aun lo
que dijo de este esclavo Amaro Pargo en su testamento, dando a conocer su
apellido Linche y disponiendo que, por parte de sus herederos, nunca le faltara
comida, vestimenta ni atención cuando estuviera enfermo, así como que fuera
enterrado en su sepultura, es decir, en la de la familia Rodríguez Felipe.
Sus
herederos estaban obligados por testamento-anualmente antes del 10 de noviembre
a ofrendar en el sepulcro del corsario 1 fanega de trigo y un barril
de vino, debiendo cantar los religiosos el oficio de vigía, misa y responso que
se acostumbraba. Mil treinta y cuatro misas regladas por su alma donde durante
la función debería estar encendidas cuatro hachas en un hachero sobre su
sepulcro. (Otilio Pérez.)
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