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Francisco
García-Talav
En
la actualidad, 150.000 canarios (un 10 por ciento de la población autóctona)
son portadores del apellido Hernández, de los cuales 90.949 nacieron en la provincia
de Santa Cruz de Tenerife y 59.250 en la de Las Palmas. Pero lo más importante
es que este apellido es mucho más abundante en Canarias que en cualquier otra
región del Estado español. Por ejemplo: en Madrid -con una población que
triplica (6.500.000) a la de Canarias (2.120.000) y cuyos habitantes, en gran
parte proceden de otras provincias españolas (lo que nos permite extrapolar ese
censo como promedio español)-, "sólo" hay 74.907 personas
apellidadas Hernández, la mitad que en Canarias (datos del INE, 2013).
Veamos por qué sucede esto. En repetidas ocasiones hemos
comentado y demostrado que la población guanche, tras la conquista del Archipiélago,
quedó en mayoría con respecto a los colonizadores que se asentaron en las
Islas tras su sometimiento. También hemos hecho referencia a los múltiples
documentos (datas, protocolos notariales, tazmías, actas sacramentales, etc.)
donde aparecen centenares de guanches con nombres y apellidos castellanos y
portugueses (muchos de ellos Hernández y Hernandes) que ya habían sido
bautizados y estaban integrados en la nueva sociedad. De esta manera observamos
que, desde el principio, en las propias familias reales guanches ya empieza a
proliferar el apellido Hernández. Y así, leyendo a Nicolás Díaz Dorta
(1913), en su "Árbol genealógico de la Familia Real indígena de
Tenerife", nos encontramos con que, entre otros, Adjoña, el mencey de
Abona, fue bautizado como Gaspar Hernández; la princesa Guacimara, hija del
Mencey Beneharo de Anaga, recibió el nombre de Ana Hernández; Acaimo, mencey
de Tacoronte, se casó con su prima María Hernández, viuda de Diego de Güímar.
A su vez, Juan González Benza, hijo o primo del mencey de Adeje, se casó con
María Juana Hernández; Hernando de Ibaute, que se supone hijo del mencey de
Daute, se casó con Ana Hernández; Asano Imobach (o Pedro Afonso Ibaute) se casó
con Chachiñama o Felipa Hernández, infanta de Taoro; Duriman, bautizado como
Cristóbal Hernández de Taoro, posible último príncipe heredero de la casa
real de Taoro, se casó con Añagua, luego llamada Ana Hernández Tacoronte.
Por
su parte, en la nobleza de Gran Canaria vemos que la hija de Guanarteme, la
princesa Masequera, fue bautizada como Catalina Hernández Guanarteme. Además,
es sabido que parte de la familia real de Gáldar fue trasladada (a consecuencia
de la política de desarraigo practicada por la corona de Castilla) a Tenerife y
se emparentó con la nobleza guanche. Y así tenemos a Fernando Guanarteme, príncipe
de la casa real de Gáldar, casado con Inés Hernández Tacoronte. A su vez, la
infanta Collorampa de Taoro, bautizada como María Ana Hernández, se casó con
Juan Doramas, conquistador grancanario (probablemente, de él proceden los
Oramas tinerfeños). Y entre los más de 150 canarios (guanches de Gran Canaria)
-muchos de ellos conquistadores, que fueron datados en Tenerife por el
Adelantado Alonso Fernández (o Hernández) de Lugo, especialmente en el Valle
de Taoro (fundadores del Realejo)- encontramos a Rodrigo Hernández Guanarteme
("El Cojo"), Luis Hernández y Juan Hernández. (Basado en Gabriel
Betancor Quintana, 2002).
Y
si ahora prestamos atención a la tazmía (censo poblacional para calcular las
reservas de grano en épocas de escasez) de Tenerife (1559), en La Laguna
(Aguere), de un total de 1.095 vecinos, 94 se apellidaban Hernández (casi el 10
por ciento, una cifra que coincide con la proporción actual). Asimismo, es
sabido que el núcleo fundacional de la capital de la isla se formó en el
entorno de la iglesia de La Concepción, antes de trasladar la administración a
la Villa de Abajo (plaza del Adelantado), y que muchos de sus vecinos eran
guanches.
Y
en La Orotava, segunda ciudad en importancia de la isla en aquella fecha,
tenemos que de 313 vecinos, 38 tenían el apellido Hernández (el 12 por ciento)
y que, curiosamente, 26 de ellos figuraban escritos como Hernándes, debido a la
gran influencia portuguesa en toda esa zona de Tenerife (La Orotava, Icod,
Garachico, Buenavista, Los Silos...). (Datos de la tazmía de 1559 basados en M.
A. Gómez Gómez, R.J. González Zalacaín y J.M. Bello León, 2008).
Pues
bien, el análisis final que podemos hacer a la vista de estos datos es que la
estadística resulta muy útil cuando se trata de indagar y leer "entre líneas"
en la "nebulosa" de la tergiversada Historia que nos han contado. En
este sentido, también la genealogía, influenciada por el aislamiento y la
endogamia genética (5.265 canarios se apellidan Hernández Hernández, frente a
los 750 de Madrid), ha propiciado el que ahora, 518 años después de la
conquista, podamos ir conociendo hechos reveladores que nos acercan, cada vez más,
a nuestros heroicos antepasados. En definitiva, Hernández, un patronímico que
se nos antojaba muy común, ahora se convierte, conocida su diferenciada génesis
insular, en un interesante apellido del que gran parte de las decenas de miles
de sus portadores canarios (en las Islas y en América) pueden y deben sentirse
orgullosos de poseer una más que probable estirpe guanche.
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