El teatro del Puerto de Granadilla y sus actores (II)
-La tragedia-
Agapito de Cruz Franco
La evolución de la lucha contra el futuro Puerto Industrial, ha gaseado
las principales razones ecologistas en su contra. La introducción en Canarias
del Gas Natural Licuado (GNL) es de mucha más gravedad, por sus efectos
mundiales sobre el clima, que el propio Puerto de Granadilla. Sin embargo,
parte de quienes se oponen a este último, han apostado por el gas natural y la
bondad de las plataformas “off-shore” en alta mar,
frente a las energías limpias y el proyecto 100% renovable para Canarias. O han
ignorado el tema. O lo han situado en segundo o tercer nivel de importancia. O
han ideado un galimatías de “en caso de” para justificar lo injustificable. La
consecuencia, el bloqueo de la lucha contra este peligroso fósil, explosivo y
contaminante, cuyo proceso de introducción en las Islas y alimentado ahora por
nuevas reservas en su subsuelo marino, continúa imparable e implacable.
Lo mismo sucede con el uso del Puerto como infraestructura militar del
Atlántico Sur para una OTAN ampliada o globalizada, argumento que silencia
parte de este sector.
La destrucción y desarticulación cultural, social, identitaria y
poblacional del medio ciudadano en el entorno geográfico del Puerto, los
espacios naturales masacrados, las playas que desaparecen por la ruptura del
ciclo de las arenas, la fauna marina afectada como los cetáceos que cruzan este
espacio…, son otros problemas que han ido o bien solapándose o bien ahogándose
en las turbias aguas de los intereses de partido unas veces, o doblegándose a
las estrategias ciudadanas y a la burocracia europea, otras.
El planteamiento ha pasado de este modo a ignorar el Planeta y se ha
quedado estancado -vía partidos políticos- en el ombligo insular. Antes del
fenómeno “Puerto de Granadilla”, el enfoque ecologista en Tenerife era verde,
planetario e independiente a las estrategias unitarias de los programas
electorales de los partidos. Ahora, aunque sigue siéndolo en grupos ecologistas
que mantienen a duras penas su independencia, como -entre otros- Tabona y ATAN, o delegaciones de algunos cosmopolitas como
SEO/Bird-Life, ADENA-WWF o
Greenpeace, la inclusión de nuevos actores políticos en los problemas
ecológicos ha hecho aparecer paralelamente una dimensión ambiental, insular y
partidista de los mismos.
En el lugar de la ecología, se han instalado, de forma sesgada y
separada del contexto global del término (es decir, como ambientalismo físico,
económico o social), las razones económicas (“pelotazos” urbanísticos del
polígono industrial, ampliación del Puerto de Santa Cruz como alternativa al de
Granadilla); las ambientales (LICs comunitarios). En
este sentido decir que han aparecido sebadales de
primera y segunda clase, al defenderse contradictoriamente la ampliación del
Puerto de Santa Cruz (donde existe otro problema de sebadal)
como una razón para la no construcción del Puerto de Granadilla (donde se
argumenta el mismo caso de la seba) o ningunear, en
la práctica y condenar la lucha ecologista al olvido, en otras situaciones
similares como los Puertos de Fonsalía, Arinaga o el macroproyecto del Puerto Industrial de Agando en la costa sur de Fuerteventura, también con puerto
gasero y central eléctrica de combustibles fósiles
como han tenido que recordar Los Verdes; las técnicas (estudio de mareas,
vientos y tráfico marítimo) y las de la burocracia legal (presunta corrupción
administrativa, incongruencias y contradicciones de los partidos).
Al final, resultó que una de entre tantas razones iniciales que se
argumentaron en la primera denuncia ante la UE el 15 de junio de
En ese sentido hay que quitarse el sombrero ante el TSJC, reconocer que
la UE es una ampliación a escala continental de las políticas de los
Estados-miembro, y que las gestiones habidas en ese planeta de la abstención,
han sido una pérdida de tiempo y un gastadero de cuartos. De casta le viene al
galgo, pues Greenpeace, junto con las organizaciones TEA, C-4 y 12 vecinas, ya
denunció a la propia UE el 21 de diciembre de 1993 en Estrasburgo por
financiar, a propósito de la construcción de las Centrales Térmicas de Ciclo
combinado de Granadilla de Abona y San Bartolomé de Tirajana,
proyectos en contradicción con la política de la UE sobre centrales térmicas y,
-esto es más grave aún- contra su propia normativa (la UE remitió la
financiación de la misma antes de llevar a cabo el estudio de evaluación de
impacto ambiental o EIA que según sus propias leyes es previo a cualquier
construcción, que se aprobaría en 1994 con la Central ya hecha e inaugurada en
ese entonces por el Presidente Don Manuel Hermoso -CC- y el Ministro de
Industria Joseph Piqué -PP-).
Hay una ley no escrita que rige para todos estos grupos anti-ecosistema que conforman la UE, los diversos Estados y
Superestructuras políticas de la Tierra y el Mercado que los dirige: la del
desarrollismo sea cual sea el precio a pagar por la naturaleza. La cumplieron a
la perfección en la pasada cumbre de Copenhague en diciembre de 2009. Los del
“no a todo” no fueron capaces ni tan siquiera de establecer unos mínimos contra
el cambio climático, por mucho que se lavaran posteriormente las manos en 2010
en Cancún. Es por otro lado propio de los homínidos, que, separados de sus
hermanos primates hace 30 millones de años, han sido los principales
responsables de la destrucción acelerada del medio ambiente.
De todo este análisis se infiere también, que se podrían haber evitado
nueve años de conflicto si la Justicia hubiese actuado en 1989 con las primeras
denuncias y no veinte años después. Eso sí, independientemente de lo que el
poder ha decidido ya y desde hace tiempo, la sociedad cosechó con ese proceso
judicial un éxito contundente aunque temporal (en este caso, concreto y por
cuarta vez tras el caso de las aguas de Taguluche, el
famoso Tendido de Vilaflor primero y Tendido de
Medianías después o Venegueras a comienzos del este año de 2011 y se impuso, por un momento,
a los partidos, aunque quede pendiente la utopía de que, en el abismo abierto
entre ambos actores, aquella, la sociedad, sea quien decida ante estos, los
partidos, y no al revés.
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