BASTA DE ABUSOS, SAQUEOS, EXPLOTACIONES Y GUERRAS (II)

 

Andrés  García  Montes

 

Para los imperios coloniales siempre ha sido imprescindible crear y propiciar la dependencia del subdesarrollo del resto del mundo, principalmente después de la llamada Revolución Industrial, por variadas razones, entre las cuales se destacan dos: primero asegurar el suministro de materias primas abundantes y baratas para sus industrias que producen los bienes de consumo, y segundo, mantener cautivo el mercado de consumo de esos bienes para venderlos a elevados precios.

 

Para lograr estos objetivos es necesario imponerse a través de la guerra, el miedo y el terror, recurriendo a la ley de la selva para imponer su hegemonía y mantenerles en la pobreza y el subdesarrollo, impidiendo el desarrollo y el progreso del resto del mundo, de esta forma obliga a los empobrecidos países a vender o dejarse despojar de sus recursos, y al no poder producir sus bienes de consumo, se ve en la obligación de comprárselos al ogro que le robó o le pagó una miseria por sus recursos, los cuales procesó y ahora se los vende a precios exorbitantes, haciendo un vulgar despojo dirigido a mantener por tiempo indefinido el estatus colonial. Pero cuando el proceso evolutivo de la sociedad humana crea las condiciones en países o regiones para el progreso y la prosperidad se hace imprescindible romper los lazos que detienen el avance de los países, de allí los esfuerzos que protagonizan los pueblos en la justa lucha por su prosperidad. Ello, como es fácil comprender, rompe el status que impone el colonialismo y desata la salvaje furia del mismo autoerigiéndose en dueño absoluto de sus víctimas. Así se explica el bestial ataque a Libia y las descaradas amenazas a la soberanía de los países que conforman el área del medio oriente y el norte de África. La violencia e irracionalidad de los imperios se incrementan cuando se dan un conjunto de condiciones tan apremiantes que son decisivas en prolongar la existencia del colonialismo, tal como lo conocemos.

 

Veamos: La profunda y estructural crisis de carácter irreversible que está sufriendo el Sistema Social Capitalista, del cual el colonialismo forma parte y que, a no dudarlo, les hace sentir débiles y les condiciona. La fuerte crisis energética y los estragos que hace en sus débiles economías, los elevados precios del petróleo y el gas, de allí que centren su esfuerzo para someter y controlar la región que guarda las reservas más grandes del mundo en esos recursos, a lo que hay que sumarle los miles de millones de dólares que la venta de esas reservas darán a quienes la controlen y el papel decisivo que las mismas pueden jugar en la crisis que padecen. También es digno de mencionar el mar de agua potable que guardan las desérticas arenas de Libia, que duplican su importancia en su amplia zona desértica, más el lugar geopolítico que ocupa que le permite al imperio colonial ejercer la hegemonía y el control de ese lugar estratégico. También mantener controlado ese amplio mercado conformado por muchos millones de consumidores, cuya importancia se incrementa en esta etapa de crisis, entre otros aspectos.

 

Hemos descrito lo anterior, no solamente para que el lector tenga una idea aproximada de lo que buscan los imperios coloniales en la zona que hoy sufre su arremetida en distintas proporciones, sino también para que aprecie que la América Latina, por razones obvias, tiene que estar en la mira de los aludidos imperios, ya que está viviendo un proceso paralelo a la aludida región, con un conjunto de agravantes que le hacen un bocado más apetecido y un peligro más riesgoso a la vigencia del coloniaje.

 

Veamos: La locura de la Sociedad de Consumo en su frenesí de fabricar todo tipo de cachivaches para vender y centralizar el capital, ha originado un acelerado agotamiento de los recursos del planeta, hasta llegar al extremo que hoy casi está reducido a unos importantes bolsones en África, siendo quizás la principal reserva América del Sur, donde existen importantes reservas en hierro, estaño, cobre, bauxita, oro, plata, madera, agua entre otros.

 

Con sus 316 mil millones de barriles de petróleo que conforman las reservas probadas de Venezuela, le hacen las más grandes del mundo, medidas por países, aunque se han filtrado comentarios atribuidos a  expertos norteamericanos que hablan de 500 mil millones que, por razones obvias, lo guardan en secreto, a lo que hay que sumarle las grandes reservas gasíferas, más las que posee Bolivia, a lo que hay que añadirle la proximidad al núcleo imperial más poderoso, todo lo que le hace un bocado más que apetecible, irrenunciable en el  área energética.

 

 El más importante mercado cautivo que ha tenido los Estados Unidos, siempre ha sido la América Latina, eso explica como, no obstante de ser países con grandes recursos naturales, siguen condenados a un pertinaz subdesarrollo.

 

Su lacerada historia denuncia la mano del monstruo colonial a través de férreas dictaduras e intervenciones que han desconocido y pisoteado la soberanía de esos pueblos, a los que se les une invasiones armadas, masacres y genocidios.

 

En estos últimos 10 años los pueblos de la América Latina han dado muestras de tomar las banderas que hace más de 200 años esgrimió el Generalísimo Francisco de Miranda, tomadas por todos los libertadores de este subcontinente, Bolívar, San Martín, Artigas y otros. Sólo formando un bloque, sólo uniéndose es posible enfrentar la bota colonial y vencerla. Como es bien conocido, este esperanzador movimiento lo inicia y fortalece un líder excepcional que, como buen militar, es un gran estratega, acompañado de un pueblo aguerrido que ha sabido colocarse a la altura que las circunstancias y la Historia han requerido. Creo que el distinguido lector sabe que me refiero al Presidente Hugo Chávez Frías y al pueblo venezolano, que junto al ejército patriota y ejemplar escribieron una página única en la Historia Universal, al obligar a la reacción golpista, después de derrotar al Presidente y tenerlo prisionero, traerle y reponerle en su legítimo puesto.

 

Este movimiento ha dado grandes pasos en toda la América del Sur, pues salvo tres países Perú, Chile y Colombia el resto, en mayor o menor grado, están transitando el camino de la Unidad Latinoamericana, y ello, como es fácil observar, representa un peligro tan grande o quizás más que el que representa los países del medio oriente y el norte de África, para la hegemonía del colonialismo.

 

El colonialismo cree que si se logra desprestigiar o eliminar al líder, el movimiento se derrumba. De allí los ataques, calumnias, mentiras, campañas difamatorias, que toda la derecha mundial centra en la figura de Chávez, al punto que no hay un personaje a nivel mundial en esto momento histórico que tenga el renombre de Chávez. Ello compone parte del proceso de agresión que está en marcha contra la Revolución Bolivariana, lo que nos obliga a mirarnos en el espejo de Libia, pues si han procedido de esa forma contra un país cuyo gobierno llevaba 15 o 20 años entendiéndose con ellos, cómo será con un país cuyo gobierno le denuncia, les dice las verdades que ellos ocultan, encabezan un movimiento que ponen en peligro su hegemonía, tiene abundantes recursos que sacian su desbordado apetito de ladrón insaciable, entre otros agravantes.

 

Que la situación es altamente preocupante lo denota un artículo aparecido en el Diario VEA, de fecha 27-03-2011, escrito por uno de los analistas y pensadores más destacados de la Revolución Bolivariana, cuyo texto transcribo en su totalidad y cuyo título es: ¿Es Evitable la Guerra?

 

“Dada la sinvergüenzura del imperio y de la cúpula de la ONU, sumado a la voracidad por el petróleo y asistiendo a la brutal agresión de los países desarrollados contra Libia, podemos afirmar que entramos en una era donde, sin afeites, “la ley es la fuerza”. El imperio capitalista, en su necesidad de energía, viola todos los tinglados legales que él mismo había creado y sustituye la autoridad de la ley por el reino de la fuerza, la ONU fue despojada de toda ética, su Presidente Ki moon, es un pelele que en cada declaración se hunde más en la evidencia de pertenecer a un organismo muerto, la OTAN, la verdadera ley, señorea cual ave de rapiña por sobre el planeta. La captura de energía es su única moral.

 

No es necesario ser un geopolítico para concluir que vienen por el Petróleo venezolano, las reservas de la faja (del Orinoco) son un jugoso botín. Estamos situados en su “patio trasero”, los gringos nos consideran territorio de su pertenencia, la proximidad les confiere carta de propiedad. La agresión es inminente, sólo se discute cuándo.

 

Nosotros la Revolución Bolivariana de alto carácter pacifista se hace preguntas: ¿es evitable la agresión? ¿Es posible la paz? Pensemos respuestas.

 

Lo primero es entender que la captura del país por los gringos, sea directamente o por sus lacayos de la mesa USA, traería miseria y violencia desmedida. A los gringos le interesa la propiedad del petróleo y no le importa la vida de los ciudadanos. Ello significa la pérdida de la nacionalidad, la esclavitud de la patria. Libia es un espejo pero también Irak, Panamá, Afganistán, Honduras.

 

La confrontación luce inevitable, pero en el horizonte lúgubre asoma una esperanza, se trata de la opinión pública gringa: allá en las entrañas del monstruo está paradójicamente la mayor fortaleza de la paz.

 

La opinión pública gringa no soporta que su gobierno desate una guerra que le cueste un alto número de bajas, por eso las agresiones yankees comportan bombardeos implacables, aviones no tripulados, devastación, y sólo cuando han reducido las posibilidades de resistencia, bajan los marines a tierra.

 

De aquí que la única manera de detener las agresiones del Imperio es prepararse de tal manera que el costo de una intervención sea insoportable para su opinión pública, hacer que opere el Síndrome Vietnam.

 

Entonces ¿Cómo hacer la preparación militar, cómo disuadirlos?

 

La confrontación no puede ser sustentada en la tecnología militar, el imperio llevaría mucha ventaja. La confrontación debe ser sorportada en la llamada “Guerra de todo el pueblo” o “Guerra difusa”, donde cualquiera puede ser un enemigo, donde todos causen algún daño al invasor. Sólo los pueblos organizados para resistir de esa forma disuadirán al Imperio. Este sólo se detiene ante sociedades dispuestas y organizadas para defenderse.

 

En la medida que tengamos esa capacidad, que estemos organizados y moralizados, para resistir de esa forma, en esa medida evitaremos la guerra. La paz sólo pertenece a los pueblos que se preparan para la Guerra”.

 

 Hasta aquí, el contenido del Artículo.

 

Otro destacado pensador de este proceso revolucionario nos dice: (copia textual)

 

Es necesario organizar un tejido social y político que sea capaz de hacer frente a la agresión y también operar en la legalidad burguesa.

 

Es  urgente que los consejos comunales, las comunas, desde lo capilar, desde la base hasta lo nacional, formen un tejido organizativo, abandonen el aislamiento, la fragmentación. Que los obreros trasciendan las luchas reivindicativas, que a sus organizaciones les den además un carácter de estructura para la defensa de la nación, de la Revolución. Es imprescindible la organización nacional de las mujeres, campesinos y estudiantes.

 

Es hora de formar una sociedad patriótica nacional que, al lado de la actual organización del Estado heredada de la burguesía vaya formando las estructuras capaces de hacer frente a la agresión que es inevitable.

 

Las organizaciones nacionales de masas deben estar representadas en esa sociedad patriótica nacional, cuya primera función será la defensa de la Patria, dirigir al pueblo en las batallas que se avecinan.

 

Tenemos una gran ventaja en las batallas que se avecinan:

 

El liderazgo indiscutible del Comandante Chávez. Nos falta afinar la organización social. Sólo una sociedad integrada podrá hacer frente con éxito a la agresión del Imperio, por el contrario, una sociedad desarticulada, sin mando, sin tejido que dé operatividad a las órdenes, será fácil presa del enemigo.

 

Por la defensa de la Patria, de la Revolución, del Comandante Chávez, procedamos cuanto antes a la organización popular, avancemos en la consolidación del Poder Popular”.

 

Como vemos, ambos revolucionarios coinciden en dar por inevitable el que la bestia colonial viene, no sólo a robar los recursos que son varios y abundantes, sino a destruir el peligroso ejemplo que promueve, estimula y dirige la Revolución Bolivariana, en la región del mundo que cuenta con lo que quizá sea el principal reservorio de recursos naturales, vale decir: materia prima para la industria. Todo indica que el Imperio Colonial está dirigiendo su estrategia a lo que se ha dado en llamar “el Síndrome de Nicaragua”, centrando su atención en las elecciones presidenciales del 2012, donde se esforzará a sacar a Chávez del poder a través del voto. Hay toda una serie de tácticas y maniobras que así lo indica y, aunque parezca imposible, dado el enorme fraccionamiento y el apetito de poder que caracteriza a la ambiciosa y enloquecida oposición, parece que confía en su poder y capacidad de dirección y hacia ese propósito dirige su esfuerzo. No debe extrañar ya que ese sería el medio menos costoso en todos los sentidos.

 

De forma que esta estrategia parece indicar que si falla en su empeño y Chávez, como todo lo indica, gana las elecciones en el 2012, recurrirá a la agresión, y es en este punto donde el espejo de Libia nos indica el más probable método que los colonialistas usarán contra nosotros, tal como los más destacados teóricos y pensadores de la Revolución Bolivariana, lo indican.

 

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Basta de abusos, saqueos, explotaciones y guerras (I)

 

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