Más bisutería española para Canarias (y II)

 

M. Mateo López Rivero *

Está claro que los complejos racistas están en la base del no reconocimiento de la africanidad de Canarias, pero también la pretensión de aislarnos de un contexto internacional muy favorable a cualquier aspiración soberanista canaria. Potencias como Sudáfrica, Nigeria o Angola no son sensibles a los sobornos de Madrid, como algunas repúblicas bananeras africanas en el pasado, y tienen hoy mucho mayor peso político internacional que el desprestigiado y arruinado Estado español. Tenemos mucho que ganar haciendo valer, como activo muy rentable, nuestra indiscutible condición de archipiélago africano. Eso si, tal como se enseña desde EGB, bañado por el Atlántico, no por el Índico, Rojo, ni Mediterráneo, que son los otros mares que rodean a nuestro continente.

Tímidas propuestas y brindis al Sol.

Refiriéndonos a otros contenidos de la Comunicación que puedan relacionarse con el autogobierno canario, se propone especificar claramente que Canarias ejerce dicho autogobierno, esta vez sí, "como nacionalidad", (Art. 1). También la delegación de las competencias que ilegítima y unilateralmente se atribuyó el Estado sobre la Zona Económica Exclusiva, (Art. 4.4).

Otros brindis al Sol serían el plantear la definición del Mar Territorial, tal como recoge la mencionada Ley de Aguas, "a partir del polígono de líneas de base rectas que unan los puntos extremos de las islas, de acuerdo con los convenios internacionales suscritos por España", (Art. 4.2). Cuestión imposible en virtud precisamente de tales convenios, como el CONVEMAR, que sólo permiten dicha definición a Estados archipielágicos o con Plena Autonomía Interna (PAI), reconocida por la ONU.

O la consabida exaltación retórica de nuestros fueros históricos económico fiscales (Art. 165.2), a modo de sonsonete repetido en todas las reformas de dichos fueros, desde la del REF franquista, para luego liquidarlos en la propia normativa del REF, obligada por una injustificada plena integración en la UE.

Respecto a su modificación (Art.166), parece introducirse un derecho de veto del Parlamento de Canarias, ahora inexistente, al requerir un informe previo favorable de los 3/5 de sus miembros. De no tenerlo, se elaboraría una nueva propuesta. Pero en su apartado "d" aparece la inquietante frase de "se entenderá cumplido el trámite" si transcurrieran seis meses sin informe favorable del Parlamento canario a dicha nueva propuesta. Ya será tarea de semiólogos, tautólogos, metafísicos y esotéricos de toda laya tratar de descifrar la misteriosa frase.

Para la reforma del Estatuto de Autonomía (Art. 199) disminuye de 40 diputados autonómicos (2/3) a 36 (3/5) el número requerido para aprobar la propuesta y enviarla a las Cortes Españolas que son las que pueden convertirla en Ley Orgánica. También se requeriría su posterior aprobación en referéndum, aunque sin especificar algo tan decisivo cómo si su ámbito sería canario o español. Lo único claro es que hacen falta más diputados (24) que ahora (21) para bloquear en Canarias una propuesta de reforma, que las Cortes siempre podrían abortar después como ocurriera en 2007.

Muy timorata resulta la propuesta de Agencia Tributaria Canaria (ATC), (Disp. Adicional 2ª), sin detener significativamente el drenaje de fiscalidad que el Estado nos aplica. Plantea la cesión, que no titularidad, del IRPF, que ahora es del 50%, aunque seguirá siendo estatal la recaudación sobre beneficios de accionistas de sociedades que operan en Canarias y profesionales con domicilio fiscal fuera de las Islas. También la cesión de los impuestos especiales estatales, aplicados en Canarias con tipos más bajos.

La ATC recaudaría los tributos de la Comunidad Autónoma, del REF y los estatales totalmente cedidos que antes mencionamos. Propuesta muy distante de la reivindicación de Hacienda Canaria Exclusiva que obligue a liquidar a la ATC todos los tributos generados en Canarias, incluido el de Sociedades.

Sobre la inclusión de Canarias en el sistema de financiación general, a través de la LOFCA, no la cuestiona y se limita a mencionar en el punto VIII de la Comunicación "La existencia de singularidades en la financiación autonómica". Decae la reclamación del nivel medio de inversiones estatales, espejito roto ya por el Constitucional, y recurre sólo al topicazo de las compensaciones por insularidad y ultraperificidad, sin reclamar compensaciones por el PIB y rentas laborales, empresariales y fiscales generadas en España por nuestras importaciones de más de 12.000 millones de euros al año y perdiendo la oportunidad de reclamar un sistema de concierto similar al de Euskadi, al margen del Régimen General, con la citada Hacienda Canaria Exclusiva.

Respecto al régimen económico de la Seguridad Social, ni siquiera reclama la cogestión, en base a los más de mil millones de euros al año netos que transferimos a la Caja Única, para financiar comunidades deficitarias en prestaciones generales y pensiones, mientras atendemos a una gran población desplazada y tenemos unos de los peores servicios sociales del Estado.

Otras propuestas claramente nefastas.

Acepta otorgar la condición política de canarios a cualquier español que se empadrone en Canarias o que residiendo en el extranjero haya tenido su último domicilio en Canarias, (Art. 6.1 y 2). Y vincula dicha condición con el derecho a votar al Parlamento de Canarias (Art. 37). Criterio claramente rechazado por la ONU para la elaboración de un censo autóctono.

Ninguna alusión a medidas específicas para regular la condición de residente de los foráneos, limitándolas sólo a las competencias en materia de autorización de trabajo de los extranjeros no comunitarios (Art. 142.2), cuando los visados y permisos de residencia los otorga el Estado, y dichos extranjeros se dirigen principalmente a la economía sumergida.

Nuevas competencias relevantes.

Algunas de las propuestas de nuevas competencias, de concretarse, sí tendrían un valor relevante como las relativas a puertos, aeropuertos, transporte aéreo, comercio exterior, telecomunicaciones y costas. Sobre todo, para mejorar nuestra conectividad y disminuir el expolio fiscal que sufrimos, administrando los beneficios generados por las empresas estatales inversoras, (AENA, Puertos del Estado, etc...).

¿Realmente quieren avanzar en el autogobierno

Entendemos que se trata de una propuesta consensuada con un partido sistémico español y que CC no tiene mayoría absoluta en el Parlamento para imponer otro texto más reivindicativo en contenidos de autogobierno, pero por eso mismo creemos que se debe trabajar políticamente para fortalecer el soberanismo canario, incrementar su poder político y conquistar una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento.

Más aún, ante una factible nueva correlación de fuerzas más favorable en las próximas Cortes españolas, en 2015, con una nueva mayoría de fuerzas progresistas y nacionalistas; ante ese posible escenario, propicio a la configuración de un nuevo Estado federal asimétrico, esta propuesta de Reforma del Estatuto sabe a agua de borrajas.

Y lo decimos desde la propia Resolución del último Congreso Nacional de CC que, de no tratarse de una "resolución florero", reclama la Plena Autonomía Interna para Canarias (PAI), mediante la cual el Estado sólo mantendría en las Islas competencias de Defensa y Política Exterior, correspondiendo a nuestro Gobierno firmar los acuerdos internacionales que nos afecten, como la Convención de Derechos del Mar, que nos daría plenas competencias sobre nuestra Zona Económica Exclusiva, reconocidas por la ONU. ¿Existe mejor prueba de que no somos un pueblo autogobernado que el desprecio de las decisiones de nuestras instituciones representativas por parte del Gobierno español, concediendo licencias de prospección y extracción de petróleo frente a nuestras costas contra nuestra voluntad?

Esta PAI no satisface las aspiraciones de Identidad Canaria, que son plenamente soberanistas, pero debería ser la exigencia mínima de autogobierno a plantear por CC y otros grupos autodenominados nacionalistas al negociar esa asimetría que correspondería a Canarias en un futuro Estado federal.

Desde nuestra modestia, no pretendemos repartir pedigree de soberanismo a los denominados nacionalistas, pero sabemos distinguir entre dos mastines ibéricos, Cataluña y Euskadi, y un chiuahua que emite ridículos ladridos entre las patas de ambos grandes perros, imagen proyectada por el oficialismo nacionalista canario, cuando no la de un perrito faldero que advierte al amo con sus gemidos de los peligros que le acechan ("¡Cuidado con los independentistas canarios, Majestad!"). Desde nuestra modestia, pero también desde nuestra dignidad, queremos ver al nacionalismo canario ante Madrid como un bardino enrazado con presa canario, que no sólo asuste al oso apoyado en su madroño, sino también a los otros perros por muy mastines que sean.

* De Identidad Canaria

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