IMPERATIVO
COLONIAL
«.» Edilberto Rodríguez Morales
[...,como todo el mundo sabe, Madrid frena o regula el desarrollo económico de Canarias...]
En
el umbral de la pobreza, con 30% de paro y salarios precarios, sorprende que
nadie quiera acordarse de los puestos de trabajo que garantizaba nuestro tejido
industrial en los años previos a la transición democrática; para que encima
el gobierno canario nos quiera hacer creer que el cierre de la refinería se
deba a la alta contaminación que produce; como si las que están ubicadas en la
Metrópoli, RU, EEUU o Japón no contaminaran; cuando sabemos perfectamente que
la verdadera causa de su cierre es consecuencia de la derogación de la “Ley
de Puertos Francos”. Una decisión tomada unilateralmente por el gobierno de
Felipe González, alegando ser un requisito previo para que España pudiera ser
miembro de la Unión Europea. Un evidente abuso de poder colonial que aún
repercute en la sociedad isleña, ignorante de que una clase política caciquil
se dejara atar de pies y manos para acatar las ayudas y subvenciones procedentes
de la Metrópoli: contrapartidas al desmantelamiento de nuestro tejido
industrial. Lo demuestra el hecho de que no hubo cauce para debatir sus ventajas
o desventajas públicamente; ni se alentó convocar una consulta a la ciudadanía
que diera consentimiento con sus votos tan nefasta propuesta.
Hasta tal punto era impresentable este
proyecto que Felipe González se vio forzado a aplicar el art. 155 a Lorenzo
Olarte, como medida disuasoria e intimidatoria a su rechazo; viendo cómo se
oponía de facto a tan injustas medidas. Sin embargo, resulta penoso que, todavía
hoy, intenten ocultarnos que la derogación de la “Ley de Puertos Francos”
en Canarias, no era la única opción posible para que España pudiera formar
parte de ese marco económico. Las autoridades europeas daban, a pesar de todo,
carta blanca, entre otras posibilidades de vinculación con la Metrópoli, a que
diéramos vida a un “Estado Libre Asociado”, que nos permitía seguir con
nuestro incipiente tejido industrial. Un status que garantizaba a Felipe González
que Canarias seguiría en la órbita del Estado español con plenas libertades
económicas. Pero no. El señorito andaluz defensor de una República
totalitaria y enemigo de una República independiente para Canarias, consideraba
que Europa estaba dando demasiadas concesiones. Prefería y sigue prefiriendo
que los canarios tuviésemos la mano extendida para hacernos más manipulables y
más dependientes; descapitalizarnos; dejar en manos foráneas el poder económico
de las islas y así nunca poder levantar cabeza, tal como le gusta ver a sus
compatriotas a trabajo temporal; no sea que un desarrollo económico facilitara
más pronto que tarde nuestra legítima descolonización e independencia.
Ésta evidente pérdida de soberanía explica que en todo este tiempo, nuestra clase política no haya tenido ningún peso específico en la toma de decisiones trascendentales en la economía de Canarias, y se comporten como simples marionetas; pues como todo el mundo sabe, Madrid frena o regula el desarrollo económico de las islas y demás comunidades, imponiendo no solo criterios caciquiles; sino que, sujetos a un marco financiero europeo e internacional coaccionan las libertades políticas de los Pueblos con sanciones económicas y la cárcel. Incluso, llegado el caso, son cómplices de bloqueos de alimentos o medicamentos para desacreditar o criminalizar gobiernos democráticos allende nuestras fronteras. Vean si no como a toque de pito intentan hacer lo mismo en Cataluña con la salida de las Multinacionales.
Y, si no hubo más remedio que acatar el
cierre de la refinería por imperativo colonial, cómo interpretar que nadie se
haya dignado a defender el único referente industrial que tenemos; o, en
reivindicar un emplazamiento diferente al actual, fuera de Santa Cruz,
demostrando las diferencias de unos y otros; una oportunidad sutil para que
ciudadanos de a pie, autónomos y PYMES tuviéramos por fin ese referente que
dicen estar fraguándose por las redes sociales; pero que lamentablemente
intuimos siguen con los mismos derroteros de siempre: abanderarse para que les
vayamos a votar, con la única finalidad de apoltronarse en las instituciones.
Ojalá que no.
Taco
a 20 de Agosto de 2018