GRAN  ANGULAR

 

 

¿CUAL TRICONTINENTALIDAD?

 

Ramón Moreno Castilla

 

Es una frase manida y muy recurrente, esa de: “Canarias es una plataforma tricontinental, entre Europa, África y América”, o esta otra: “Un puente de unión entre tres continentes”; con las que los demagogos políticos, sobre todo, se llenan la boca al hablar de la privilegiada situación geoestratégica de Canarias. ¡¡Pero, nada más lejos de la realidad! Aquí, la única “plataforma” y el único “puente” que hay es Canarias-España-Canarias; y, por imposición, Canarias-Europa-Canarias. Todo lo demás, se diga lo que se diga, son puras falacias, que se circunscriben en el ámbito de los espúreos intereses coloniales de España en este territorio de ultramar. Son esos canallescos “intereses de Estado”, del Estado español, a los que está supeditada Canarias, en perjuicio de sus propios y legítimos intereses.

 

Porque, la presencia en América es casi testimonial: con alguna representación del Gobierno canario (¡¡que no tiene competencias en materia de relaciones exteriores!!) en países como Venezuela y Cuba, receptores mayoritarios de nuestra emigración. Y con respecto a nuestro continente, la cuestión está perfectamente controlada. Y si no, ahí está la intervencionista “Casa África” (que en su día hizo rebrotar el llamado “pleito insular” por donde se ubicaba la sede, si en Santa Cruz o en Las Palmas) que es un perfeccionado instrumento colonial, y un sibilino mecanismo de “control  preventivo” ante los inciertos acontecimientos que pudieran deparar la “aventura africana” de Canarias. Una especie de “mega ONG”, ¡que si es gubernamental!, con apariencia de “foro social”, pero con actuaciones políticas, que fiscaliza con lupa todos los movimientos de las empresas canarias en el vecino continente. No en vano, “su regulación” se articula esencialmente en torno a tres grupos de actividades de “contenido cultural, económico y comercial”. ¡¡Todo atado y bien atado!!, para evitar “veleidades africanistas”. Téngase en cuenta, que una de las grandes obsesiones de los distintos Gobiernos españoles ha sido, precisamente, la tan denostada “africanidad de Canarias”. ¡¡Y así llevamos décadas!!

 

Tan cerca, pero tan lejos, debido al muro de contención que supone para Canarias la política exterior de España en África; que llegó, incluso, a perpetrar un execrable acto de terrorismo de Estado, de todos conocido, al intentar asesinar en Argel al líder del MPAIAC, Antonio Cubillo[1]. A partir de ahí, todo lo que huela a africanidad de Canarias no solo es mirado con lupa -repito- sino que cualquier iniciativa que tenga que ver con nuestro continente no prospera. Se podrán hacer miles de discursos grandilocuentes, se podrán realizar infinidad de viajes de negocios, se podrá intentar todo lo imaginable para potenciar las relaciones de amistad y cooperación con los países de la zona etcétera; ¡¡pero como España perciba el menor atisbo de africanidad, todo se va al traste!! Y esto es así, pese a las estadísticas oficiales, sobre exportaciones canarias a África, los planes camerales, el ICEX, PROEXCA, y toda esa parafernalia propagandística absolutamente inoperante. Además, no existen las necesarias conexiones marítimas ni aéreas que propicien y posibiliten los intercambios comerciales con los países africanos de nuestro entorno. IBERIA ha ido desmantelando sus delegaciones en el continente, reduciendo paulatinamente los vuelos Canarias-África, lo que ha supuesto un impedimento añadido.

Pero el ejemplo más paradigmático del paroxismo español respecto a la africanidad de nuestro Archipiélago, lo tenemos en el continuo entorpecimiento de las relaciones bilaterales, los constantes obstáculos a proyectos empresariales, y un sinfín de trabas y cortapisas a iniciativas de cualquier tipo que pretendan fomentar y consolidar las relaciones de amistad y cooperación entre Canarias y Marruecos, ¡¡que España boicotea sistemáticamente!! Tal es el caso, que Marruecos es el “enemigo” inducido; y así como se fomentan las relaciones de todo tipo entre Andalucía y el Norte marroquí, a cuyo desarrollo han contribuido las empresas andaluzas aquí, en la fachada atlántica, todo son impedimentos e inconvenientes.

 

Hace años que vengo sosteniendo la tesis -más desde la perspectiva de una “visión de Estado” que de la connotación colonialista que el término conlleva- de que el Sahara Occidental es el “hinterland” natural de Canarias, porque necesitamos imperiosamente “continuidad territorial”, dado que nuestro espacio vital se acaba irremediablemente. Y si ahora el Sahara es considerado por Marruecos como parte integrante de su territorio, sus provincias del Sur, los canarios debemos ir a lo nuestro y no inmiscuirnos en los asuntos internos del Estado marroquí con quién, por otra parte, y por imperativo geográfico, estamos condenados a entendernos lejos de cualquier tópico.

 

Otra cosa es que España haya utilizado, como le ha convenido históricamente, la situación geoestratégica de Canarias, próxima al continente africano, inclusive, antes de constituirse como nación. Basta recordar las tesis del erudito castellano, Alonso de Cartagena (1384-1456). (Ver, “La Solidaridad Geofísica”)[2]. Así constatamos, como en nuestra historia más reciente el papel de Canarias tuvo una gran limitación en la dictadura franquista. Por una parte, se nos separaba de Europa para fortalecer la dependencia con “la Península”; y, por otra, se intensificaba la relación con África, especialmente después de Fos Bu Crá, con la emigración masiva de camioneros canarios iniciando un primer contacto poblacional moderno en nuestro “hinterland”. Durante el proceso de descolonización africano (en el que Canarias queda relegada), las Islas figuran como el enclave logístico para el avituallamiento y la preservación de la llamada eufemísticamente “provincia del Sahara”; y con el posterior abandono de España de ese territorio africano (Acuerdo Tripartito), Canarias se convierte de pronto en “región frontera” de España en África.

 

Por tanto, y si como parece razonable -yo diría que de una lógica aplastante- el Suroeste marroquí constituye nuestra “área de influencia” (desde Tarfaya hacia el Sur), cuya cercanía (desde Fuerteventura a punta Stafford hay 96 Km., unas 52 millas náuticas) representa la “continuidad territorial” que ya demanda la falta de espacio vital en nuestro Archipiélago; la propia valoración geoestratégica de ese “hinterland”, implica una necesaria actividad económica y el desarrollo de una región en la que Canarias debe participar, en aras de sus propios intereses. Para ello, la estrategia no es la que nos marcan desde la Unión Europea y, sobre todo, desde España, de que “las Islas Canarias sean la avanzadilla de la UE en África”. ¡¡En absoluto!! Lo que nos conviene e interesa, en todo caso, es que “el Archipiélago canario sea la avanzadilla africana en Europa”.

 

Todo ello, naturalmente, dando por sentado que el Reino de Marruecos reconocerá, sin ninguna reticencia, al futuro Estado Archipelágico Canario; con quién tendrá que negociar, según establece la Convención de Jamaica de 1982, el trazado de la correspondiente mediana en las aguas adyacentes entre ambos Países.

 

Canarias, pese a todo, sigue manteniendo una envidiable “renta de situación” producto de su privilegiada posición geográfica; y en virtud de nuestro PIB, renta “per cápita”, infraestructuras, comunicaciones, nuevas tecnologías, I+D, y a nuestro “know-how” en materia de energías alternativas y aguas (lo que nos convierte en un claro referente en la “transferencia de tecnología” a los países del Área), constituimos la “quinta potencia” de África, detrás de Sudáfrica, Argelia, Nigeria y Marruecos. El problema radica, en que esa “renta de situación” no la rentabilizamos los canarios. ¡¡Son las “plusvalías de la colonización”, de las que España se aprovecha impunemente!!

 

rmorenocastilla@hotmail.com

 

Canarias, domingo, 13 de marzo de 2006

[1]Sentencia de la Audiencia Nacional de 1-10-03

[2]La Solidaridad geofísica