El
éxito del gofio
Todo
ocurrió hace unos meses, cuando ofrecí a mi vecina una taza de leche con gofio
a la hora del desayuno -más canario imposible-; desde entonces, ella y él se
han hecho inseparables. Yo me alegro, pues también es una manera original de
dar a conocer nuestras costumbres canarias. Lo del flechazo culinario ocurrió
por casualidad; posiblemente ya habrán leído sobre ello en mi artículo
titulado "La tele, el gofio y mi vecina",
publicado en el periódico de EL DÍA, el pasado mes de mayo. Esta historia de
amor con sabor y olor a trigo-millo, de suave tonos tostados y de sabores isleños
que dejan huella, hará que muchos de ustedes se sientan identificados; sobre
todo, los que como yo, son amantes del gofio.
¿Sabes
que el gofio de tu tierra está causando furor en mi casa?, me dijo mi vecina
con aire optimista. Modestia aparte -le contesté-, no me sorprende en absoluto,
pues en todos estos años he recomendado el gofio a bastante gente en Bélgica y
hasta ahora todos han sido comentarios positivos. Quizás sea debido a que
primero les explico un poco por encima la historia de nuestro sabroso producto:
que era la base de la alimentación de los guanches, que es rico en vitaminas,
minerales, fibras y proteínas; que no contiene colorantes ni conservantes, etc.
En fin, no sería mala idea promocionarlo entre los turistas que llegan a
nuestras islas; poniendo cuidado, eso sí, en no dárselo en polvo para que no
se nos ahoguen, digo.
Durante
la conversación y como la que no quiere la cosa, intenté explicarle a mi
vecina -con diplomacia, faltaría más-, que el gofio restante en mi poder lo
tenía como oro en paño y que de compartirlo ni hablar, pues el escaldón del
próximo fin de semana en casa de una servidora, estaba ya programado y no podía
echarme atrás. En realidad, ahora sólo me queda medio kilo del nutritivo
alimento. De los tres paquetes con gofio que traje de Tenerife a finales de
agosto, uno se lo regalé a mi vecina; el resto se va integrando poco a poco en
el paisaje de mi cocina, ya saben: en la taza de leche con gofio de turno, en
los potajes y postres, etc. Como ustedes comprenderán, me encanta que el gofio
siga siendo todo un éxito en el país canario y por supuesto, me enorgullece
cuando triunfa más allá de nuestras fronteras.
Con
el paso del tiempo, el gofio ha ido escalando puestos y hoy ocupa un lugar
privilegiado entre nuestros alimentos típicos más queridos. Antiguamente, era
considerado como el pan de los pobres; esto originó, entre otras cosas, que
fuera rechazado por muchas de las familias pudientes. Hoy en día, el gofio
ocupa un lugar entrañable en cualquiera de los hogares canarios.
La
tradición y la cultura son indispensables cuando se quiere mantener unido a un
pueblo. Creo que todos los canarios debemos valorar y dar más vida a nuestras
señas de identidad: gastronomía, folclore, artesanía, deportes autóctonos y
todo lo que tenga que ver con nuestras raíces e historia.
Gofio
canario del alma, qué viejo son tus caminos, / huella has dejado en las
tierras, que el canario ha recorrido.
* DESDE BÉLGICA
http://elcanario.net/Secciones/nutricion.htm