Canarias, cinco razones de Estado (III)

 

Manuel Díaz Hernández *

 

Sabemos que en lo ya expuesto hay hallazgos trascendentales para la vieja teoría filosófica del pensamiento, la epistemología. Ella ha permanecido sin evolucionar más de 2.000 años. Ahora pasará a ser ciencia cognitiva. A modo de repaso, recordaremos algunos conceptos anteriores para facilitar una mayor comprensión de estas abstracciones.

Habíamos afirmado que la identificación mental es en sí misma la razón biológica del conocimiento, que su lógica específica tiene una estructura analógica y está integrada en la fenomenología simbólica de la teoría general matemática de los conjuntos. Decíamos también que la identidad nacional de los pueblos del mundo comparte estos principios y los expresaba en el conductivismo social del hombre, porque todos ellos tenían una causa común en la genética compartida de los seres vivos. Un ejemplo observable de lo que afirmamos es la conducta de una especie de peces del lecho arenoso del cauce del río Mississippi, demarcando fronteras territoriales hexagonales. Qué fascinante, conocen la geometría.

Por supuesto, ninguna manifestación de la conducta humana escapa a la identificación biológica. Observamos cómo los valores humanos están ligados a su razón lógica, que es la ética, y a su lógica, que es la moral. Ellas determinan la dignidad y la honestidad personal. Nunca habrá justicia social sin estos elementos cardinales. Debemos exponer algunos ejemplos más para mejor comprender el gran fenómeno político que es el nacionalismo científico.

Comparamos ahora dos conjuntos básicos muy ligados entre sí, como son el nacionalismo y su libertad, la libertad del hombre. Ellos son cosustanciales: Conjunto a) ámbito del nacionalismo: 1 histórico; 2 territorial o geográfico, 3 cultural, 4 identitario. Conjunto b) dominios de la mente: 1 conocer, 2 recordar, 3 sentir, 4 decidir.

Estos dos conjuntos tienen igual número de elementos y analogías de superposición. El conjunto b) es todo él volitivo, controlado por la voluntad. Están localizados en el espacio intrasíquico, donde se hace consciente nuestra libertad primera, allí, en un recóndito cenáculo somos totalmente soberanos, y nos permite transitar infinitamente por ellos. Amigo lector, no nos engañemos, hasta esta nueva intimidad ha llegado el colonialismo histórico canario adoctrinándonos. Más adelante diremos cómo.

Hemos elaborado otros dos conjuntos puntuales de diez elementos, siguiendo la técnica matemática de la lógica simbólica: Conjunto a) de antropología política, la ciencia del poder del hombre: 1 poder instintivo a mental, 2 poder personal, 3 poder familiar, 4 poder de clan, 5 poder tribal, 6 poder popular, 7 poder de países, 8 poder nacional, 9 poder de estados, 10 poder imperial. Conjunto b) sociocultural del hombre, supuestamente libre y elementos dispuestos en fase de solapamiento: 1 fases conscientes, 2 orientaciones, 3 intenciones, 4 tendencias, 5 hábitos, 6 costumbres, 7 conductas, 8 tradiciones, 9 culturas, 10 civilizaciones.

En el análisis de estos dos conjuntos de máximo nivel es fácil apreciar el conductivismo genérico del hombre, haciendo historia y cultura en el planeta. Resaltemos del primer conjunto el poder imperial, porque a este no lo consideramos nacionalista, ya que en él se instauran los absolutismos dictatoriales y autoritarios de cualquier tipo. Son realmente alucinatorios y patológicos de los estados paranoides que tanto daño han generado a la humanidad.

En el segundo conjunto, nos referimos al orden 4º, la tendencia, porque aquí se instalan los espectros políticos bipolares del planeta, o más concretamente sus ideologías, que son secundarias al nacionalismo científico, que se posiciona antes en el 1, donde se inicia.

En el orden 7º, la conducta, del conjunto b), aflora el comportamiento personal con todos sus valores personales, morales, políticos del hombre y por eso es donde se analizan el ejercicio político de los distintos partidos. Ahí se valoran sus falacias, sus contradicciones o, por el contrario, sus coherencias políticas.

Las propiedades biológicas del nacionalismo científico se deducen fácilmente desde estos esquemas:

a) El nacionalismo comparte el mismo espacio del Estado, están biológicamente en superposición simétrica. Por eso tiene doble fuerza, la que nunca tendrán otras ideologías políticas. Primera diferencia.

b) El nacionalismo ocupa el primer orden, y es anterior a las demás ideologías, que han sido posteriores en todo el tiempo histórico del hombre. Segunda diferencia.

c) Este fenómeno es constante en la historia humana, no oscila como las demás ideologías. Tercera diferencia.

d) Su posición natural es siempre neutra y ocupa el centro antropológico de su conducta. No es ni de derechas ni de izquierdas, es neutro, y por supuesto interclasistas, su doble fuerza cohesiona la identidad común en todos sus ámbitos para determinar al hombre con su destino histórico, en su patria. Cuarta diferencia.

e) No transgrede fronteras naturales o legitimadas por el derecho internacional de otros pueblos, naturalmente porque es defensivo. El nacionalismo necesita límites territoriales. Los límites en lógica racional están en las definiciones, no en las ambigüedades por donde andan los desorientados políticos actuales. Quinta diferencia.

f) Los que invaden naciones contraviniendo el derecho natural y positivo son los imperialistas voraces, los de los saqueos insaciables y abyectos. Por esta razón, los nacionalismos biológicos del hombre han sido y serán siempre anticolonialistas, y se posicionarán contra cualquier hegemonismo de dentro o fuera de sus fronteras naturales. Sexta diferencia.

g) El nacionalismo naturalista mantiene su gran fuerza constante en su centro de referencia. Hacia sus periferias decae su intensidad, aunque jamás la anula hasta su frontera límite. Su fuerza guarda analogías con su amor patrio, y este a su vez con el amor personal. Nosotros amamos más intensamente lo que está más próximo físicamente y genéticamente. Este disminuye su intensidad con la distancia afectiva, y ya más lejos de la amistad, se instala la indiferencia o el desafecto cuando es recíproco. El nacionalismo es, en definitiva, inversamente proporcional a su distancia efectiva. Este fenómeno es único del nacionalismo y de su naturaleza biológica. Es su séptima diferencia.

h) Todas las demás ideologías políticas del citado espectro que el hombre ha ido creando han tomado y tomarán parte alícuota en sus posiciones extremas del nacionalismo posicional o referente. Estos fueron los casos del nacional-socialismo, del fascismo y el nacional-comunismo. Esas ideologías y otras aún no saben nada de su naturaleza biológica, pero sí intuyen su fuerza y la utilizan para trasvestirse de nacionalismo aparente o falso, para arrastrar a la ciudadanía en sus manipulaciones. Actualmente, los partidos españoles se disputan el centro sociológico donde está la mayor densidad de voluntades, porque los ciudadanos intuyen la estabilidad de su fuerza. Octava diferencia.

i) En el nacionalismo subyace una estructura de lógica simbólica o matemática, esta es, por consiguiente, el origen de los símbolos identitarios, escudos, banderas, himnos, parlamentos, y todas las instituciones propias de una nación con Estado. Estas simbologías son secundarias para otros posicionamientos ideológicos, que si las toman es por la cuota nacionalista que llevan, pero les faltarían las referencias posicionales de la tierra donde ejercen, puesto que no están en el lugar de donde proceden, ellos son una verdadera fuerza política foránea. Novena diferencia.

j) El nacionalismo, aún siendo universal, es en sí mismo específico y único de cada nación, que inevitablemente ocupa una posición única en el mundo donde desarrolla todos los ámbitos de su nacionalismo y se identifica con él, y es su patria única. Décima diferencia.

* Doctor en Medicina y ex profesor universitario

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